1

¿Camino a una Tercera Guerra Mundial?

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




ISIS, terrorismo y violencia, nos alejan de la paz

El régimen genocida de Bashar al-Assad en Siria y la emergencia de ISIS, el terrorismo asesino que se arroga la representación de un nuevo califato islámico de vocación imperial, han producido alteraciones profundas de la paz en el mundo y han creado procesos como la masiva migración hacia Europa de poblaciones desplazadas del propio Siria, Medio Oriente y el norte de África.

De alguna manera, este proceso se agrava ante el desencuentro estratégico de los líderes de EEUU y Rusia, Barak Obama y Vladimir Putin, ante el genocidio criminal de Assad en Siria. Recordemos que Obama amenazó con intervenir si se probaba el uso de gases en la matanza de sectores de la población siria, pero ante el paralé que le puso Putin defendiendo a  Assad, Obama terminó retrocediendo.

En algo más de 10 años, las víctimas mortales en Siria se estiman en 250,000 más unos 180,000 desaparecidos y la mitad de su población de 22 millones de personas se habría desplazado, generando una crisis humanitaria de proporciones trágicas.

Durante sus ocho años de gobierno, Obama ha ido replegando a los EEUU en varios eventos de crisis como la débil reacción contra Putin por la anexión de Crimea y la infiltración violenta en Ucrania, dejando que el autoritario y abusivo Putin, fuera tomando cada día más espacio en el liderazgo global.

En este contexto de debilidad política de EEUU, del nuevo imperialismo ruso y de la crisis financiera y existencial de Europa, ISIS, ha venido cobrando vigencia y enfrentando a todo el planeta.

ISIS, llamado indebidamente Estado Islámico por Estado Islámico de Irak y el Levante o EIIL, o EI, es un grupo terrorista vinculado a Al-Qaeda y Boko Haram en partes de África. Es un grupo fundamentalista y yihadista wahabita formado por fieles leales a Abu Bakr al-Baghdadi, que en el 2014 proclamó un nuevo califato y pidió a todos los musulmanes lealtad absoluta para una ‘nueva guerra santa contra los infieles’.

Además de la guerra civil que lidera en Siria contra Assad, el ISIS ha desatado una cadena de atentados terroristas que se han multiplicado en Europa, EEUU, Turquía, Afganistán, Irak y otros países de la región. En la mayoría de los casos, estos crímenes son cometidos por militantes directos y en otros por simpatizantes espontáneos que muchas veces son ciudadanos de occidente con ascendencia musulmana.

El terrorismo de ISIS, junto con se la imparable marea migratoria a Europa ha cambiado y alterado completamente las expectativas de vida y desarrollo del siglo XXI. Por ejemplo, en el caso de Europa, Arturo Pérez-Reverte nos dice, en su artículo: Los godos del emperador Valente: “A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar. Europa o como queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Los ‘godos’ seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse. No hay forma de parar la Historia. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima estación”.

Hace pocos días hicimos en Lampadia un llamado a una gran conferencia global para coordinar los esfuerzos de la humanidad en la lucha contra este flagelo, ver: Acción global para enfrentar el terrorismo y el radicalismo nacionalista.

Lamentablemente, más allá del terrorismo que está destruyendo la paz global, la multiplicación de los actos de violencia están creando una nueva suerte de cultura de la violencia. Es como si la cotidianidad de la violencia estuviera haciendo viable que cualquier individuo, afectado en su naturaleza personal, e inspirado en temas políticos, religiosos, raciales, o étnicos, pueda desarrollar un acto de violencia contra ciudadanos inocentes sin que le importe su propia vida.

Ya hemos visto varios de estos casos. Lamentablemente, en 7,000 millones de habitantes en el mundo, tenemos varias personas con suficientes debilidades sicológicas como para desgraciarse en actos de lesa humanidad.

La convivencia con la violencia es muy perniciosa para la formación de nuestros jóvenes. No debemos permitir que esta forma de vida se empiece a ver como algo normal y cotidiano sin que mostremos indignación y rechazo. Este lamentable desarrollo global, coincide, en el caso del Perú, con un aumento notorio de la victimización criminal, con la multiplicación del sicariato y con actos que equiparan una vida con un celular. 

Esperamos que el tema de seguridad ciudadana sea tratado por el nuevo gobierno con la perspectiva y profundidad más amplia posibles, sin sensacionalismo y con muchísima seriedad. ‘Despacio, que estamos apurados’.

Por lo tanto, no solo es necesario desarrollar una urgente estrategia y campaña para eliminar el terrorismo de ISIS y de Boho Haram, también tenemos que contrarrestar la epidemia de violencia que empieza a hacerse posible en cualquier esquina de nuestro planeta. ¿Cómo podemos evitar que individuos enfermos a los que no les importa su propia vida, dejen de optar por actos meta-surrealistas? No lo sabemos, pero no podemos dejar que las cosas sigan empeorando. 

Lampadia




Señales de vida en la zona euro

Señales de vida en la zona euro

Por Nouriel Roubini, Project Syndicate, 31 de marzo 2015

Traducido por Lampadia

Los últimos datos económicos de la zona euro sugieren que su recuperación puede estar a la vista. ¿Qué la está impulsando? ¿A qué obstáculos se enfrenta? ¿Y qué se puede hacer para sostenerla?

Las causas inmediatas de la recuperación no son difíciles de discernir. El año pasado, la eurozona estaba al borde de una recesión del tipo de una doble caída (W). Cuando  recientemente entró técnicamente en deflación, finalmente, el Banco Central Europeo (BCE) soltó un programa de flexibilización agresivo y puso en marcha una combinación de flexibilización cuantitativa (quantitative easing), que incluye la compra de bonos soberanos y tasas de interés negativas.

El impacto financiero no se hizo esperar: en previsión a la flexibilización monetaria, y después de su inicio, el euro cayó con fuerza, los rendimientos de los bonos en el núcleo de la eurozona y la periferia cayeron a niveles muy bajos, y los mercados de valores comenzaron a subir con firmeza. Esto, unido a la fuerte caída de los precios del petróleo, logró impulsar el esperado  crecimiento económico.

También están contribuyendo otros factores. La flexibilización del crédito del BCE está subsidiando de manera efectiva los préstamos bancarios. El freno producido por la  austeridad fiscal será menor este año, dada la mayor indulgencia de la Comisión Europea. El inicio de una unión bancaria también ayuda; tras las últimas pruebas de resistencia y calidad de los activos, los bancos tienen mayor liquidez y más capital para prestar al sector privado.

Como resultado de estos factores, el crecimiento de la zona se está reanudando, y la renta variable ha superado recientemente a la de EEUU. El debilitamiento del euro y las medidas agresivas del BCE pueden incluso detener la presión deflacionaria hacia finales de este año.

Sin embargo, una recuperación más robusta y sostenida aún enfrenta muchos desafíos. Para empezar, los riesgos políticos podrían descarrilar el progreso. Grecia, esperamos, permanecerá en la zona euro. Pero las difíciles negociaciones entre el gobierno liderado por Syriza y la “troika” (el BCE, la Comisión Europea y el FMI) podrían causar un accidente involuntario – lo llaman un “Grexident” – si no se llega a un acuerdo sobre la refinanciación de dicho país en las próximas semanas.

Por otra parte, Podemos, un partido de izquierda del mismo molde de Syriza, podría llegar al poder en España. Partidos populistas anti-euro de derecha e izquierda están desafiando al primer ministro italiano Matteo Renzi. Y Marine Le Pen, del partido ultraderechista Frente Nacional, ya figura adelante en los sondeos pre-electorales para las presidenciales francesas de 2017.

La creación de empleo y un lento aumento de ingresos pueden seguir alimentando la reacción populista contra la austeridad y las reformas. Incluso el BCE estima que la tasa de desempleo de la zona euro seguirá siendo un 9.9% en 2017 – muy por encima de la media de 7.2% pre- crisis financiera mundial hace siete años [largamente por encima del nivel de desempleo en EEUU]. La austeridad y la fatiga de las reformas en la periferia de la eurozona han sido igualadas por el cansancio de los rescates en el núcleo europeo, permitiendo el apoyo a una serie de partidos anti-euro en Alemania, los Países Bajos y Finlandia.

Un segundo obstáculo para la recuperación sostenida es la mala vecindad de la zona euro. Rusia está cada vez más firme y agresiva en Ucrania, los países bálticos, y hasta los Balcanes (mientras que las sanciones contra Rusia han herido a muchas economías europeas). A la vuelta de la esquina, el Medio Oriente arde en llamas: los recientes ataques terroristas en París y Copenhague, y en contra de los turistas extranjeros en Túnez, le recuerdan a Europa que cientos de yihadistas locales podrían regresar de los combates en Siria, Irak, o en otro lugar y lanzar nuevos ataques.

En tercer lugar, mientras que las políticas del BCE mantienen los costos de endeudamiento más bajos, la deuda privada y pública en los países de la periferia, como proporción del PBI, es alta y seguirá creciendo, porque el denominador del ratio de deuda – PBI nominal – apenas está en aumento. Por lo tanto, la sostenibilidad de la deuda seguirá siendo un problema de mediano plazo.

Cuarto, la política fiscal sigue siendo contractiva, porque Alemania sigue rechazando al creciente coro de consejos para que debería emprenda estímulos de corto plazo. Por lo tanto, un mayor gasto alemán no compensaría el impacto de la austeridad adicional en la periferia o el importante déficit esperado para el plan de inversión de € 300 mil millones (US$ 325 mil millones) en un período de tres años presentado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Quinto, las reformas estructurales aún se están produciendo a un ritmo muy lento, frenando el potencial crecimiento. Mientras que las reformas estructurales son necesarias, algunas medidas – por ejemplo, la liberalización del mercado laboral y reparaciones de pensiones – pueden aumentar la tasa de ahorro de la zona euro y por lo tanto debilitar aún más la demanda agregada (como ocurrió en Alemania después de sus reformas estructurales hace una década).

Por último, la unión monetaria de Europa sigue siendo incompleta. Su viabilidad a largo plazo requiere del desarrollo de una completa unión bancaria, unión fiscal, unión económica y, con el tiempo, unión política. Pero el proceso de mayor integración europea se ha estancado.

Si la tasa de desempleo sigue siendo muy elevada a finales de 2016, la inflación anual se mantiene muy por debajo del 2% del objetivo del BCE, y las políticas fiscales y las reformas estructurales ejercen un lastre a corto plazo sobre el crecimiento económico, se tendría que continuar con la flexibilización cuantitativa. Pero la continua debilidad del euro – alimentado por estas políticas – sigue incentivando el crecimiento del superávit de cuenta corriente de la zona euro.

De hecho, mientras se debilita el euro, las cuentas externas de los países de la periferia han oscilado de déficit a equilibrio y, cada vez más, a los excedentes. Alemania y el núcleo de la eurozona ya acumulaban grandes excedentes; y en ausencia de políticas para impulsar la demanda interna, esos excedentes simplemente han aumentado aún más. Por lo tanto, la política monetaria del BCE tendrá que asumir a un elenco de vecinos cada vez más empobrecidos, lo que creará tensiones en el comercio y con el tipo de cambio con los Estados Unidos y otros socios comerciales.

Para evitar este resultado, Alemania debe adoptar políticas – de estímulo fiscal, un mayor gasto en infraestructura e inversión pública y un aumento más rápido de los salarios, los cuales  impulsarían el gasto interno y reducirían el superávit externo del país. A menos que, y hasta que, Alemania se mueva en esta dirección, nadie debería apostar por una recuperación más sólida y sostenida de la zona euro.




Rusia: ¿El Imperio del siglo 21?

Rusia: ¿El Imperio del siglo 21?

Traducido, glosado, iluminado y comentado por Lampadia

El presente artículo de Nouriel Roubini, en el que hace un análisis exhaustivo de la situación de Rusia y de los planes de Putin, es una lectura importante para entender, en su justa medida el nuevo desarrollo de la antigua Rusia.

Este proceso no es pasajero, influirá de manera muy importante en el desarrollo de los acontecimientos globales por muchos años. Hasta ahora ha creado puntos de inflexión en el devenir de Europa, Siria y la insurgencia del califato asesino.

Tal vez algo de lo más preocupante, más allá de los hechos mismos, es que esta nueva realidad coincide con dos otros procesos complicados: la debilidad del liderazgo global y las reacciones de los millenials y los jóvenes a los que la crisis del 2008 truncó el futuro que esperaban.

Ver en Lampadia:

La caída de nuestroslíderes es una tragedia.

Una visión (disruptiva) del futuro – Generación Y: ¿Aliado o enemigo?.

Si no la hacemos en los próximos 15 años, ¡ya fuimos! – Álvaro Valdez Fernández-Baca.

Sin lugar a dudas Putin y Rusia son hoy una gran amenaza para la humanidad. El autócrata, asociado a terribles niveles de corrupción actúa casi libre de cualquier freno. Dos últimas noticias agravan sustancialmente la situación: el asesinato de su opositor más importante, Boris Nemtsov;  y la revelación de la existencia de una “guardia pretoriana” (3,000 “lobos” motorizados) que lo protegen, preparan el terreno para sus acciones políticas y que su líder (Alexander Zaldostanov) es calificado por Putin como su “hermano”.

Para parar al enemigo es bueno tener una perspectiva amplia de sus raíces y planes. Por ello, recomendamos darle una mirada a este muy importante análisis de Nouriel Roubini:

Por Nouriel Roubini. Publicado el 24 de noviembre 2014

Durante el último año, el conflicto en Ucrania ha llegado peligrosamente a un estado de una casi guerra no declarada.

En el este de Ucrania, separatistas rusos – algunos usan lo que parecen ser uniformes militares rusos – continúan combatiendo el ejército ucraniano, sufriendo pérdidas a ambos lados, a pesar de varios acuerdos de alto al fuego.

Pero en un sentido más amplio, la crisis en Ucrania representa una metáfora de la ambición cada vez más imperial de Putin. El desbloqueo de ese rompecabezas comienza con Vladimir Putin, y las cuáles son, según todas las apariencias, sus planes para reconstituir el Imperio Ruso.

El LargoBrazo de Moscú – Una experiencia directa

Yo personalmente experimenté el largo brazo de la maquinaria política de Vladimir Putin hace dos años, cuando me estaba preparando para un viaje a Moscú.

En mayo de 2012, el Financial Times (FT) publicó un artículo de opinión que escribí con el politólogo IanBremmer. Ian y yo dijimos que creíamos que Rusia estaba en el camino equivocado.

Enumeramos muchas razones por qué: la intervención de Rusia en el capitalismo de Estado; una sensación generalizada de autoritarismo; y una población en declive demográfico, así como las rampantes enfermedades impulsadas socialmente como el alcoholismo.

Pocos días después de que el FT publicara nuestro artículo de opinión, Ian y yo íbamos a encontrarnos con algunos responsables políticos de alto nivel en Moscú. Cuando llegamos, la mitad de la gente con quien teníamos previsto reunirnos decidió cancelar repentinamente. Esto no es sorprendente: la corrupción en Rusia se ha convertido en endémica en el sistema político.

El Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, muestra al gobierno ruso en el puesto 127º de un total de 177 países calificados.

Edificio del imperio, al estilo del siglo 21

Rusia siempre se ha considerado un imperio, incluso antes de la Revolución Bolchevique.

En los días zaristas, la Rusia imperial era una gran potencia que creía que los estados que servían de barrera eran necesarios para mantener su seguridad y su lugar en el mundo. La Unión Soviética mantuvo ‘Estados Cliente’ en Europa oriental y central para mantener una esfera de influencia mucho más grande que su propio territorio.

La complejidad organizativa del siglo 21 ha dado a los constructores de imperios una nueva herramienta para consolidar su poder: la unión supranacional.

La creación de la Unión Europea

El 1 de enero de 1999, 11 países europeos democráticos, se unieron oficialmente para crear una moneda común – el euro.La zona euro, junto con su homólogo de libre comercio, la Unión Europea, representó la culminación de una Europa unida.

Tal vez no sea sorprendente que el intento de Putin de construir su imperio haya tomado la Unión Europea y la zona euro como plantillas para consolidar el poder.

La Unión Económica Euroasiática (UEE), que entraría oficialmente en vigor el 1 de enero de 2015, es la última oferta de Putin para unir a los territorios de la antigua Unión Soviética. Los territorios originales que se incluirán en la unión fueron Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, pero el tratado fue modificado en octubre para incluir a Armenia. La nación de Kirguistán pronto podría seguir el ejemplo.

La Unión Económica Euroasiática: ¿Una rival de la UE?

La Unión Económica Euroasiática es una “unión aduanera”, una zona de libre comercio con un arancel común aplicado a los productos extranjeros.

La UEE está todavía en fase de gestación. La historia de la Unión Europea sugiere que con el tiempo, que una zona de libre comercio puede expandirse, que bien puede ser el objetivo de Putin.

Putin no quiere crear simplemente otro Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Su objetivo es crear otro UE – un rival de la UE – con el Kremlin ejerciendo el poder real detrás del telón.

Para entender el proyecto de construcción del imperio que Putin ha emprendido, tiene sentido pensar en el EEU como una unión política. Un primer paso necesario, llevando a una mayor integración económica.

Mientras crece la unión aduanera, de comercio y financiera, crecen los vínculos de integración de sus estados constituyentes. Luego pueden estabilizar sus tipos de cambio de divisas, llegando a interconectarse suficientemente como para desarrollar una moneda común.

La experiencia de la zona euro sugiere que el mantenimiento de una unión monetaria requiere una completa unión bancaria, fiscal y económica. Esto sugiere el foco del plan de Putin. Si Rusia quiere establecer a la UEE como rival de la UE, entonces debe incluir a Ucrania, el mayor vecino de Rusia al oeste.

Como escribió Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional de Jimmy Carter: “Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio, pero con Ucrania sobornada y subordinada, Rusia se convierte automáticamente en un imperio”.

Y, en efecto, lo que comenzó como una unión aduanera se está convirtiendo en una amplia unión económica para los miembros de la UEE en el 2015. Rusia ya le ha sugerido duramente a Kazajstán y Bielorrusia que deberían empezar a estabilizar sus monedas y, finalmente, pensar en una moneda común. Incluso hay propuestas para el inicio de una unión bancaria, con la regulación y supervisión conjunta de los bancos de la UEE.

Rusia está presionando la cuestión, y la delicada transición política en Kazajstán puede dar a Rusia la oportunidad de “hacer una Ucrania” en Kazajstán, como veremos a continuación.

La retórica de Putin es que Rusia debe proteger a las minorías étnicas rusas de la antigua Unión Soviética donde quiera que estén (unos 25 millones de rusos étnicos viven en esas antiguas repúblicas soviéticas).

¿Qué haría una Guerra de Sanciones?

En el sentido geoestratégico, Ucrania desempeña un papel clave en el desarrollo de la UEE, pero hay riesgos de una escalada del conflicto. El escenario ‘pesadilla’ para Occidente y para los inversores, es una guerra de crecientes sanciones con Rusia.

Hasta ahora, las sanciones de Occidente se han dirigido sólo a los individuos y las empresas clave en Rusia, y se han limitado principalmente a organizaciones específicas. Las sanciones han tratado de estimular los mercados financieros a poner  una mayor prima de riesgo a las inversiones rusas, pero se han mantenido al margen de las restricciones comerciales generales.

Rusia tomó represalias con contra-sanciones, concretamente la prohibición de las importaciones de alimentos y las restricciones a la ropa importada, los coches, y otros productos para los ministerios del gobierno. Junto con un rublo ruso mucho más débil, lo que reduce el poder adquisitivo de Rusia en el mundo. El gobierno ruso está ahora tratando de reemplazar estos productos con producción nacional.

Pero la verdadera preocupación es la energía. Aproximadamente un tercio del suministro de gas de Europa proviene de Rusia y cerca de la mitad de ese gas se transporta a través de Ucrania.

Según Eurostat, Alemania obtiene alrededor de un tercio y Suecia casi la mitad de su energía importada de Rusia. Polonia, Eslovaquia, Bulgaria y Lituania dependen de Rusia para el 90% o más de su energía importada, excluido el comercio dentro de la UE.

Las importaciones energéticas de Europa

Si Occidente decide imponer sanciones más estrictas contra Rusia, esta podría tomar represalias con la sanción suprema contra Occidente – cortar el suministro de gas natural a Europa.

Si el conflicto entre Ucrania y Rusia escalase a una guerra, que por el momento, no parece probable, el riesgo de un embargo desastroso de energía aumentaría dramáticamente, aunque esto también dañaría la economía rusa.

La presión del gas ya ha caído en Polonia y la República Checa, enviando ondas de miedo sobre el suministro de energía a través de Europa occidental.

Las líneas de gas rusas cruzan Ucrania

En el caso de un embargo de gas ruso a Europa occidental, ¿a quién vendería Rusia su gas natural?

Mientras que Putin podría intentar redirigir las ventas de gas natural a su socio comercial, China, pero la infraestructura necesaria para el transporte de gas aún no se ha completado, y hacerlo operativo tomará años.

En el otro lado de la ecuación, las tensiones con Rusia ya han llevado a algunos países europeos a firmar contratos con los Estados Unidos para un futuro suministro de gas natural.

No es sólo Ucrania

He viajado recientemente a la nación centroasiática de Kazajstán, que es una ex república soviética y miembro fundador de la UEE de Putin. Rusia tiene profundos y duraderos lazos económicos con Kazajstán. Kazajstán es el mayor país sin salida al mar en el mundo, y el noveno país más grande por masa de tierra en general. Su límite al norte con Rusia mide más de 4,000 kilómetros. Aproximadamente una cuarta parte de la población de Kazajstán (17 millones) es de étnica rusa, pero, en el norte y oeste del país, los rusos étnicos representan entre el 40-50% de la población.

En agosto (2014), en un inquietante giro de los acontecimientos, el presidente Putin comentó que Kazajstán no ha tenido nunca la condición de Estado independiente y fue históricamente “parte del gran mundo ruso”. También dijo que los ciudadanos de Kazajstán de ascendencia rusa necesitan ser protegidos y insistirían en su protección si las tensiones siguieran en aumento. Kazajstán, naturalmente, se ofuscó por esta retórica, que era especialmente inquietante dado que Putin había hecho declaraciones casi idénticas sobre los rusos étnicos en Ucrania.

Esto deja a muchos Kazakhstanies preocupados por los planes de Putin. También hay preocupaciones acerca de si la población étnica rusa de Kazajistán morderá el anzuelo y comenzará a hacer valer sus “derechos” con fuerza, como han hecho en Ucrania.

Kazajstán ha jugado un fascinante ejercicio de equilibrio entre Rusia, China, y en menor medida con Occidente. Kazajstán vende más de la mitad de sus exportaciones a China.

Yo no creo que haya ningún motivo para una gran preocupación por Kazajstán en el corto plazo, pero la incertidumbre sobre la sucesión después de que Nazarbayev deje la presidencia podría hacerlos vulnerables.

A diferencia de muchos otros países de la región, Kazajstán tiene algunas ventajas económicas significativas, incluyendo considerables exportaciones de recursos y el  haber salvado sus ganancias petroleras en su fondo de riqueza soberana.

Putin también ha participado en tácticas de intimidación similares en Armenia, Moldavia, Kirguistán y Tayikistán, que son relativamente pobres, naciones sin litoral, con pocos recursos y riqueza limitada, y ahora parece probable su unión a la UEE.

Si bien estos conflictos territoriales pueden parecer distantes de los inversores occidentales, tomadas en su conjunto, equivalen a un patrón de comportamiento en una región potencialmente volátil del mundo que los inversores no deben ignorar.

Desafiando la Infraestructura Global

También en el frente geopolítico, Rusia y sus socios BRICS – Brasil, India, China y Sudáfrica – están trabajando en la creación de un banco de desarrollo que servirá como una alternativa al FMI y al Banco Mundial. Este es un ejemplo más del preocupante deseo de Rusia de dar la espalda a Occidente.

También se ha especulado que Rusia y China están planeando crear un sistema de pago internacional para reemplazar el sistema SWIFT con el fin de limitar la capacidad de los EE.UU. y Europa de imponer sanciones financieras contra ellos. Sin embargo, el apoyo a estas ideas se han enfriado en China, donde la idea de sustituir el sistema SWIFT ha sido rechazada.

Además, las recientes revelaciones de vigilancia electrónica de los EEUU pueden llevar a Rusia y otros estados no liberales a restringir el acceso a Internet y crear sus propias redes de datos bajo control nacional.

La creación de una UEE que esté menos ligada a Occidente a través del comercio, las  finanzas, el pago electrónico y la comunicación puede ser una fantasía romántica para Rusia dados los costos fiscales que dicho proyecto supondría, costos que ahora Rusia no puede permitirse.

Por otra parte, la reciente caída de los precios del petróleo ha conducido a la caída libre del rublo y a una casi recesión en Rusia el 2014 y posiblemente el 2015.

A pesar de estos contratiempos, Putin sigue siendo muy popular en su país, donde el control de los medios ha tejido la historia de una Rusia que solo quiere ayudar a sus primos étnicos en Ucrania. Sin embargo Putin,que es una persona muy tenaz, se aferra al sueño de la UEE.

Consideraciones finales

En su conjunto, el comportamiento de Vladimir Putin sugiere que su objetivo es mantener a los antiguos Estados miembros de la Unión Soviética lo suficientemente inestables como para que renuncien a vínculos más estrechos con Occidente. Su plan es multifacético -parte político, parte militar, parte geoestratégico- y centrado en maximizar la influencia rusa en la región.

Contrarrestando los riesgos de la región los bancos centrales de la G4-la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón- han mantenido las tasas de interés lo suficientemente bajas como para suprimir la volatilidad del mercado.

Hasta el momento, el apoyo de los bancos centrales han servido como un contrapeso eficaz a la percepción de riesgo geopolítico en lugares como Ucrania. Los precios del mercado de valores se han mantenido relativamente estables desde que comenzó la crisis en Ucrania hace casi un año.

Todavía hay mucho riesgo en el mundo de hoy. Como inversionista, uno debe prestar atención a esos eventos, pero sin asumir que el riesgo geopolítico se traducirá en una corrección masiva de los precios de los activos.

La vigilancia y la observación cuidadosa es una necesidad – el pánico no.

Ver más en: http://www.economonitor.com/nouriel/2014/11/24/russia-21st-century-empire/#sthash.4JQehAgk.dpuf




Ucrania no puede convertirse en Siria

Ucrania no puede convertirse en Siria

El camino para alcanzar un acuerdo de paz y desbloquear la situación puede resumirse en 14 palabras: Putin debe retirar sus fuerzas, y Kiev recuperar el control de su frontera oriental.

Por Timothy Garton Ash. Catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige en la actualidad el proyecto freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford

(El País, 17 de Febrero del 2015)

“¡Nunca más!”, gritaron los europeos tras la Primera Guerra Mundial. Y volvió a suceder. “¡Nunca más!”, gritaron los europeos en 1945; y volvió a ocurrir. “¡Nunca más!”, gritaron los europeos después de Bosnia, en 1995; y ahora ha vuelto a pasar. Espero y dudo, en igual medida, que el acuerdo de alto el fuego de Minsk, logrado gracias a los heroicos esfuerzos de Angela Merkel, permita alcanzar la paz. Pero, aun en el improbable caso de que así sea, vean lo que ya hemos permitido que ocurra.

Otro país europeo desgarrado por la fuerza. Según los cálculos de la ONU, han muerto al menos 5.400 personas, alrededor de 13.000 han resultado heridas y 1,6 millones han tenido que abandonar sus hogares. Rusia se ha anexionado oficialmente Crimea, que formaba parte de un Estado soberano vecino. El acuerdo de alto el fuego de la semana pasada, Minsk 2, establece que Ucrania no recuperará el pleno control de su frontera oriental con Rusia hasta finales de este año, y solo si celebra elecciones en las regiones de Donetsk y Lugansk y les concede un estatus especial constitucional. También dice que el Gobierno de Kiev debe seguir pagando las pensiones, los salarios y los servicios de esas regiones. Imagínense que solo tienen permiso para cerrar la puerta posterior de su casa si ceden el cuarto de estar a una persona que les está apuntando con una pistola a la cabeza, y además deben seguir pagando sus facturas.

Las personas razonables podrán discrepar sobre la mejor forma de defenderse contra una agresión tan descarada, pero, por lo menos, no debemos hacernos ilusiones sobre lo que está sucediendo delante de nuestras narices. Vladímir Putin está retando deliberadamente a la Unión Europea con una manera de hacer política diferente, antigua y peor. La fuerza impone su razón. Lo negro es blanco. La guerra vuelve a mandar, y el derecho se arrastra como puede hasta una zanja, como un refugiado herido.

Todo ello, en un país cuya integridad territorial juraron solemnemente proteger Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña —claro que, ¿a quién le importa lo que diga hoy Gran Bretaña?— de acuerdo con el memorándum de Budapest de 1994, a cambio de que Ucrania, recién independizada, aceptara entregar uno de los mayores arsenales de armas nucleares del mundo. Cito: “La Federación Rusa, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Estados Unidos reafirman su compromiso… de respetar la independencia y la soberanía y las fronteras actuales de Ucrania”. Firmado por Borís Yeltsin, Bill Clinton y John Major. Imaginen la lección que este quebrantamiento de promesa enviará a otras potencias nucleares o que pretenden serlo: hagas lo que hagas, no te creas una palabra de lo que te garanticen y no renuncies a tus armas nucleares.

La ley de la jungla de Moscú contra la jungla de leyes de Bruselas. ¿Quién está ganando? “Rusia”, responde el conocido realista estadounidense John Mearsheimer. ¿Y qué podemos hacer? “Occidente debe intentar que Ucrania sea un Estado neutral que sirva de tapón entre Rusia y la OTAN. Que sea como Austria durante la Guerra Fría. Para ello, Occidente debería abandonar de forma explícita la ampliación de la Unión Europea y la OTAN”. Vale, gracias, profesor realista. ¿Quizá le gustaría encargarse usted de hacerlo? Tenemos el sitio perfecto para que celebre su cumbre de realpolitik: Yalta, donde, en 1945, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill dieron una ambigua legitimidad a la ocupación soviética del este de Europa. Yalta, en la anexionada Crimea.

¿Qué derecho tenemos a ordenar a unos países independientes y soberanos que sean Estados tapones neutrales? Gary Kaspárov, que conoce Rusia un poco mejor que Mearsheimer, tuiteó recientemente: “Los realistas parecen tan contentos de condenar a millones de ucranios a vivir como prisioneros en un territorio ocupado. En Europa, en pleno siglo XXI”. El otro día hablé con Kaspárov sobre Ucrania. Me dijo que había estado en Kiev para conmemorar el 20º aniversario del memorándum de 1994; su opinión sobre la tragedia es audaz y original, como su forma de jugar al ajedrez. Insiste en que no se trata de un conflicto entre Ucrania y Rusia, sino entre dos Rusias, que equipara, con licencia poética, con el Rus de Kiev y la Horda Dorada.

Aunque las encuestas que muestran la increíble popularidad actual de Putin en Rusia son creíbles, no debemos cometer el error de identificar al político con el país. También Adolf Hitler gozó de enorme popularidad durante un tiempo, igual que Slobodan Milosevic. Los pueblos pueden dejarse llevar por rumbos desastrosos, sobre todo cuando una hábil propaganda sabe explotar los mitos y los agravios nacionales más arraigados. Entonces, unos años después, la gente se despierta y empieza a pagar el precio. Estar en contra de Putin no es estar en contra de Rusia. Es defender el futuro de Rusia a largo plazo y apoyar a los ciudadanos más acosados, que representan la otra Rusia.

Putin está infringiendo precisamente el principio que siempre ha dicho que debía constituir la base de las relaciones internacionales: la soberanía incondicional de los Estados. ¡Pero qué desfachatez —exclamarán—, que unos países que invadieron Irak critiquen a otros por violar la soberanía de un Estado! A lo cual respondo que tienen razón, que la invasión angloamericana de Irak estuvo mal, desde el punto de vista legal, moral y estratégico, pero que eso no es excusa para volver a hacer lo mismo en este caso.

En Siria, dirán quizá otros, tenemos unos campos de exterminio que hacen que Ucrania parezca casi un país pacífico, y la ONU habla nada menos que de 3,8 millones de refugiados. ¿Qué está haciendo Occidente al respecto? ¿Es que las vidas de los árabes valen menos que las de los europeos, las de los musulmanes, menos que las de los cristianos? Cada 15 días me despierto pensando: “¿No debería escribir sobre Siria?”. Pero, aparte de que sé mucho menos sobre Oriente Próximo que sobre Europa, lo que he aprendido de los expertos no indica ninguna forma clara de avanzar. Da la impresión de que hay demasiados grupos sobre el terreno, envueltos en el conflicto, y que cuentan con el respaldo de demasiadas potencias extranjeras (entre ellas Rusia, que apoya a Bachar el Asad).

Aquí, en cambio, a pesar de la complejidad de Ucrania, existe una manera de desbloquear la situación, que se puede resumir en 14 palabras: Putin debe retirar sus fuerzas y Ucrania recuperar el control de su frontera oriental. De modo que, a diferencia de Siria, la clave está en que un actor político cambie de comportamiento. Por supuesto, eso no detendría de la noche a la mañana a los airados separatistas que luchan en nombre de la República Popular de Donetsk. En el este de Ucrania, como en Bosnia y en Siria, la radicalización provocada por la brutalidad de la guerra ha transformado a los vecinos en enemigos. Kiev tendría que demostrar un enorme sentido político y mucha imaginación para reconstruir un Estado verdaderamente federal, en el que los que se identifican como rusos puedan volver a sentirse razonablemente a gusto. Pero el camino para alcanzar cualquier acuerdo de paz comienza con esas 14 palabras.




The Economist Espresso: Sobre Ucrania e India

The Economist Espresso: Sobre Ucrania e India

Publicado en The Economist Espresso el 02 de febrero del 2014. Traducido por Lampadia.

Divide y conquistarás: Merkel, Obama y Putin

Angela Merkel se reunirá hoy en Washington con Barack Obama, en medio de una semana de urgente diplomacia que puede determinar el futuro de Ucrania. Los delegados a la Conferencia de Seguridad de Munich del fin de semana se rieron abiertamente de Sergei Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, mientras que el insistía vehementemente que Rusia no había invadido a su vecino y que el Occidente diseñó el “golpe de Estado” en Kiev el año pasado. El miércoles, Angela Merkel y François Hollande, presidente de Francia, se reunirán a discutir un nuevo plan de paz con Vladimir Putin y Petro Poroshenko, de Ucrania, en Minsk. Hoy, Obama y ella debatirán sobre el posible suministro de armamento al gobierno del Presidente Poroshenko – una idea que Merkel rechaza pero que los políticos estadounidenses de alto nivel apoyan. Los ucranianos temen que la apropiación de tierras del Kremlin sea ratificado por un apresurado acuerdo internacional. Los líderes europeos temen una conflagración más amplia; mientras que algunos estadounidenses creen que se podría llegar a un apaciguamiento. Dado que la división del Oeste es uno de los objetivos estratégicos de Putin, sin duda ve tal desacuerdo como una victoria en sí misma.

La economía de la India: arreglando el velocímetro

India ha sido una luz entre los mercados emergentes; las cifras del PBI publicados hoy darán una idea de cuan brillante. India importa el 80% del petróleo que utiliza y, por lo tanto, se ha visto beneficiada por los precios más bajos. Su gobierno pro-reforma tiene un mandato saludable. Los extranjeros siguen siendo compradores entusiastas de sus activos: el mercado de valores de la India y su moneda han superado a sus pares. El FMI prevé que la economía de la India pronto estará creciendo más rápido que la de China. Sin embargo, nadie está muy seguro de cuán rápido está creciendo ahora. La oficina nacional de estadística ha actualizado recientemente el año de referencia con el cual se calcula el PBI y se actualizó el crecimiento para 2013-14 (de abril a marzo) de 5.1% a 6.9%, un número que se encuentra en desacuerdo con otros indicadores más débiles. Hoy se dio a conocer una estimación para 2014-15: los meteorólogos habían previsto un crecimiento de alrededor del 5.5%, pero las revisiones de los datos del año pasado sugieren que ahora la cifra podría ser aún mayor.




Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

Obama-Modi: Buena química para una alianza estratégica

La reciente visita del Presidente Norteamericano, Barack Obama, a la India, es una prueba de la importancia que esta tiene actualmente para la política exterior de los EEUU. Este es el segundo viaje de Obama a India y, también, la segunda vez que se reúne en persona con el nuevo Primer Ministro, el gran reformador Narendra Modi, en menos de cuatro meses. Algo absolutamente inusual.

El hecho de que Obama haya reservado más de dos horas de su tiempo para asistir a una parada militar por el aniversario de la independencia de la India es una muestra adicional de lo estratégico que es para los EEUU estrechar sus relaciones con el segundo país más poblado del globoyla decimoprimera economía mundial.

Sin duda la excelente química que parece haberse entablado entre los mandatarios ha facilitado un acercamiento entre dos naciones que tradicionalmente han recelado el uno del otro. Modi aseguró a la prensa que “las relaciones entre dos países se basan menos en puntos y comas y más en la relación entre los líderes, en la química que hay entre ambos (…). De hecho, lejos de la cámara, cuando hablamos, nos acercamos más el uno al otro (…) Barack y yo compartimos una gran amistad, incluso bromeamos y compartimos opiniones sobre muchos asuntos”. Además, señaló que ahora existe una “energía renovada” y que las relaciones bilaterales han escalado “a un nuevo nivel”.

Obama, por su parte, solo tuvo elogios para Modi, al que llamó un “amigo personal”. Según The Economist, “contóque Modi fue tratado como una “estrella de Bollywood”, cuando visitó Nueva York en septiembre. Además, indicó que estaba entusiasmado con la energía del primer ministro y su ambición, alabando su programa de reforma económica.

A Modi se le conoce como Modi-fy, por su gran empuje reformador de un país que últimamente había bajado la guardia en su imperiosa necesidad de desburocratizarse y promover la inversión privada. Modi inició su gobierno poniendo en práctica su lema:“No red tape, only red carpet for investors”. (Ver en Lampadia: El cambio de timón promercado en la India).

El presidente estadounidense, señaló que se debe tener  paciencia, ya que una “nueva alianza” no se creará en una noche. Pero ambos líderes indicaron que esta relación se está dando naturalmente porque las dos naciones comparten los mismos valores: “[somos] las dos democracias más grandes del mundo (…), donde la gente cree en la libertad y la dignidad”, resaltó el mandatario norteamericano, en una clara alusión a China, el otro gigante asiático.

De hecho, la diplomacia estadounidense, busca ahora estrechar sus lazos con India para equilibrar el peso de China en el Pacífico. La ascensión de la República Popular no es solo económica, es también militar y ha empezado a dejar sentir su fuerza política. De hecho, los recientes sucesos en Hong Kong (donde los estudiantes tomaron las calles exigiendo más libertades), han sido una desilusión sobre la evolución de la China y han sido seguidos con cautela y preocupación por los gobiernos democráticos.

La India ha sido el aliado estratégico más importante de Rusia, por décadas. De hecho durante el desfile militar al que asistió Obama, prácticamente todo el material bélico exhibido era de fabricación soviética. Ambos países tienen aún una estrecha colaboración en este campo. No es casual que el presidente norteamericano haya criticado y amenazado con nuevas sanciones a Putin por su accionar en Ucrania desde Nueva Delhi. Estados Unidos espera que Modi vaya acercándose más a occidente y apartándose de la nueva Rusia imperialista.

En Moscú, la visita de Obama se ha seguido con enorme recelo. Otro país en el que ha causado escozor es Pakistán. Aliado clave de EEUU en la lucha contra el terrorismo, pero que mantiene un serio diferendo territorial con la India (por Cachemira), por ello, Obama fue firme pero vago en sus declaraciones sobre el combate al terrorismo.

Aunque no hubo grandes anuncios y la visita de Obama debió acortarse por la muerte del Rey Abdullahde Arabia Saudita, si ha quedado claro, que la “buena química” demostrada, permitirá que el comercio y los negocios entre estas dos potencias fluya.Las inversiones se incrementarán. Las reformas que impulsa Modi facilitarán enormemente este proceso. Se esperaque el comercioentre ambos se multiplique por cinco.

Para acelerar el intercambio, EEUU prometió invertir más de 15,000 millones de dólares en la infraestructura india durante los próximos cinco años, desarrollar un proyecto de Ciudades Inteligentes y apoyarla captación de inversiones privadas. Además deuna mayor cooperación militar,incluyendo la referida a energía nuclear para usos civiles. Una alianza que va por el camino correcto. Lampadia




Tenemos que acudir al rescate de Ucrania

Tenemos que acudir al rescate de Ucrania

Por Bernard-Henri Lévy (Escritor y filósofo)  y George Soros (Presidente del Soros Fund Management)

(El País, 26 de Enero de 2015)

Hace un año nació una nueva Ucrania en la plaza de Maidan. Hoy, el espíritu que movió a millones de ucranios a congregarse allí es más fuerte que nunca.

La nueva Ucrania parece estar convirtiéndose en todo lo contrario de la vieja Ucrania, que era un país desmoralizado y plagado de corrupción.

La transformación ha sido un increíble experimento de democracia participativa; la aventura noble y admirable de un pueblo que se ha unido para abrir las puertas de su país a la modernidad, la democracia y Europa; y el movimiento no ha hecho más que empezar.

Lo que hace que este sea un experimento extraordinario es que no solo encuentra su forma de expresión en la lucha, sino también en un esfuerzo de creación; no solo en la oposición, sino en la construcción nacional.

Muchos de quienes ocupan en la actualidad el Gobierno y el Parlamento son voluntarios que han abandonado trabajos bien remunerados para servir a su país. Natalie Jaresko, la nueva ministra de Finanzas, es una antigua banquera de inversiones que dejó su puesto para trabajar hoy por unos cuantos cientos de dólares al mes. Hay voluntarios que están ayudando al millón de personas que han tenido que desplazarse dentro del país, y otros que asesoran a los ministros y a las Administraciones locales.

Sin embargo, la nueva Ucrania se enfrenta a un poderoso obstáculo que es una herencia de los viejos tiempos. La Ucrania de entonces tiene todavía un sólido arraigo en una burocracia y una oligarquía empresarial que trabajan en estrecha colaboración. Y, por supuesto, tiene en su contra la empecinada hostilidad del presidente ruso, Vladímir Putin, que quiere desestabilizar el país cueste lo que cueste.

El problema es que la nueva Ucrania es un secreto muy bien guardado, desconocido no solo para el resto del mundo sino para la propia población ucrania. Están elaborándose reformas radicales, pero todavía no se han llevado a la práctica.

Es interesante comparar la Ucrania de hoy con la Georgia de 2004. Entonces, cuando llegó al poder, Mijail Saakashvili se apresuró a sustituir de inmediato a la odiada policía de tráfico, y eliminó los controles de carretera que se habían utilizado para extorsionar a los conductores y exigirles sobornos. La población se dio cuenta enseguida de que las cosas habían cambiado, y para mejor. Por desgracia, Ucrania no ha encontrado aún un proyecto similar, que pueda servir como declaración de intenciones. Existe el plan de reestructurar la policía de Kiev, pero, por ahora, si uno necesita obtener el permiso de conducir, tiene que seguir pagando el mismo soborno que en el pasado.

Saakashvili era un líder revolucionario que tomó drásticas medidas contra la corrupción pero, al final, acabó convirtiéndola en monopolio del Estado. Por el contrario, Ucrania es una democracia participativa que no depende de un solo dirigente, sino que cuenta con un sistema de controles y equilibrios. Las democracias avanzan despacio, pero, a largo plazo, eso es una ventaja.

Ahora bien, ¿habrá un largo plazo? En la actualidad, Ucrania está sufriendo agresiones militares y económicas por parte de la Rusia de Putin. Rusia se encuentra en plena crisis financiera, pero da la impresión de que Putin ha decidido que puede destruir la nueva Ucrania antes de que tenga tiempo de afianzarse y antes de que la crisis destruya su propia popularidad. Está intensificando las presiones militares y económicas. El fin de semana pasado llevó a cabo un ataque contra Mariupol que contribuyó a deshacer el engaño de que los separatistas actúan por su cuenta.

Ucrania puede defenderse en el terreno militar, pero necesita urgente ayuda económica. Lo malo es que las democracias tardan en reaccionar, y una asociación de democracias como la Unión Europea tarda todavía más. Y Putin se aprovecha de esa circunstancia.

De lo que suceda en los próximos días dependen muchas cosas. No solo está en juego el futuro de Ucrania, sino el de la propia Unión Europea. La caída de Ucrania sería una pérdida inmensa para Europa, porque permitiría que Rusia dividiera y dominara a la UE.

En cambio, si Europa se muestra a la altura de esta situación de emergencia y proporciona la ayuda económica que necesitan los ucranios, llegará un momento en el que Putin se verá obligado a renunciar a su agresión.

Ahora, Putin puede alegar que todos los problemas de la economía rusa se deben a la hostilidad de Occidente, y a los rusos les convence ese argumento. Si Ucrania recibe la necesaria ayuda financiera, la responsabilidad de los problemas de Rusia recaerá sin la menor duda sobre el presidente ruso.

Es posible que entonces la población rusa le obligue a seguir el ejemplo de la nueva Ucrania. Y Europa se encontrará con una nueva Rusia que, en lugar de una peligrosa amenaza estratégica, será un poderoso socio estratégico. Eso es lo que nos jugamos.




De BRIC (ladrillo) a ADOBE

De BRIC (ladrillo) a ADOBE

Parece que la emergencia del neo-imperio ruso se estrella con sus propias limitaciones: El rublo ha perdido más de la mitad de su valor, su economía está en crisis y su agresión a Ucrania ha convertido al país en un paria internacional.

Rusia, uno de los llamados BRIC, está tambaleándose bajo el peso de una de sus peores crisis financieras de los últimos años y, al igual que Brasil, definitivamente ya no es una de las economías emergentes que pueda liderar el mundo financiero del siglo XXI. A pesar del aumento a las tasas de interés por el Banco Central Ruso, de 10.5% a 17%, el rublo se les desplomó en caída libre. Esto tiene graves implicancias para la economía y la política del país, que podría llegar a sumirse en una profunda recesión.

La economía rusa se está contrayendo, así como sus reservas de divisas, al tiempo que Rusia se enfrenta a pagos de deuda externa de más de US$ 700 mil millones y sanciones que han ahogado el acceso a los mercados de capitales globales. “Los vínculos económicos y financieros directos entre Rusia y gran parte del resto del mundo son relativamente pequeños”, dice The Economist. Sin embargo, “las consecuencias devastadoras que el precio actual del petróleo tendrá sobre la economía de Rusia y su sistema financiero cargado de deuda en dólares, sugieren que este problema no podrá ser completamente restaurado en el corto plazo.” El mismo Putin ha advertido ayer (18/12/14) que la crisis durará por lo menos dos años.

Las sanciones a Rusia y a sus empresas, dirigidas principalmente a los sectores de defensa, energía y banca, por su anexión de Crimea han afectado su economía y los vínculos con los demás países de Europa y Estados Unidos. Según el ministro de economía ruso, el país habría sufrido pérdidas de más de US$ 40 mil millones en inversiones extranjeras este año, debido a las sanciones de Occidente.

Además, la reciente caída del precio del petróleo, una de las principales exportaciones de Rusia, de más de US$ 100 el barril a US$ 56 en los últimos seis meses ha exacerbado aún más el problema. Rusia recibe alrededor de la mitad de sus ingresos presupuestarios del petróleo y el gas natural. El Banco Central ha advertido que la economía rusa podría contraerse hasta en un 4.7 % en el 2015 si el precio del petróleo se mantiene en US$ 60 dólares el barril. Eso significaría la peor recesión de Rusia desde la crisis financiera global.

En el gráfico de abajo se puede observar que el precio del rublo ha ido disminuyendo constantemente desde finales de junio, en relación con el precio del petróleo.

Este colapso de la moneda ha elevado la inflación por encima del 9%. Por otra parte, el riesgo de una crisis financiera interna, con los bancos y otros grandes prestatarios sin poder refinanciar sus deudas en moneda extranjera, ha ido creciendo con la caída de cada punto porcentual en el valor de la moneda. Los precios suben todos los días y tanto los pobres como los ricos se hacen de todo lo que pueden.

Es importante recordar que la última vez que Rusia elevó sus tasas de interés a niveles tan altos fue durante la crisis financiera de 1998. La disminución de la productividad y un tipo de cambio desfavorable ayudaron a desencadenar la crisis. Cuando la demanda del crudo bajó, el Banco Central elevó las tasas dramáticamente, pero la economía rusa sólo se recuperó una vez que la demanda de petróleo se elevó.

En medio de este colapso, la imagen de Putin y su lema de ‘estabilidad’ se han visto dañados. Ahora, Putin se enfrenta a una difícil elección estratégica: revertir su agresión en el este de Ucrania. Si cumpliera plenamente con el alto al fuego, Occidente podría levantar sus sanciones. Mientras que el daño causado por los bajos precios del petróleo se mantenga, podría restablecerse gradualmente la confianza del mercado. Si la alternativa fuera continuar en su camino actual, esto llevaría a Rusia a una eventual “economía de guerra aislacionista cada vez más represiva, más aferrada a las aventuras militares que compran el apoyo público a corto plazo” (Financial Times).

Por su lado, Barak Obama ha escogido un momento estratégico para anunciar que EEUU y Cuba empezarán a trabajar hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas. Esto es claramente un intento de no dejarle la cancha libre a Rusia en una Cuba que ha perdido buena parte del apoyo de la debilitada Venezuela y de fortalecer la ascendencia de EEUU en Latinoamérica. Además, se espera que Obama firme una ley de apoyo a la libertad de Ucrania, un proyecto de ley congresal que impondría nuevas sanciones a Rusia, lo que deterioraría aún más la economía rusa.

La pérdida de influencia internacional de Rusia parece inminente, cambiando, intempestivamente, las recientes estructuras geopolíticas que empezaban a marcar el ritmo de los acontecimientos globales del siglo XXI. Lampadia




Ucrania: la pasión europea

Ucrania: la pasión europea

Por Mario Vargas Llosa

(La República, 30 de Noviembre del 2014)

Quienes se sienten desmoralizados con la construcción de la Unión Europea deberían ir a Ucrania; verían cómo este proyecto concita una enorme ilusión en muchos millones de ucranianos que ven en la Europa unida la única garantía de supervivencia de la soberanía y la libertad que conquistaron con la gesta del Maidán contra el gobierno corrupto de Yanukóvich y que hoy amenaza la Rusia de Putin, empeñado en la reconstitución del imperio soviético (aunque no se llame así). Verían también la serenidad estoica que muestra una sociedad invadida por una potencia extranjera, que se ha apoderado ya de la quinta parte de su territorio, y cuyas fronteras orientales, donde mueren a diario más voluntarios de los que indican las estadísticas oficiales, siguen transgrediendo centenares de blindados  y millares de soldados rusos.

“Doscientos tanques sólo en los últimos dos días y, con ellos, unos dos mil militares, sin sus uniformes”, me precisa el presidente Petro Poroshenko, en el gigantesco y pesado edificio que ocupa, y que fue construido para el Comité Central del Partido Comunista de Ucrania. “Rusia no respetó ni un solo día el acuerdo de paz que firmamos en Minsk. Pero la invasión rusa ha servido para unirnos. Ahora, el ochenta por ciento del país rechaza la intervención y está dispuesto a pelear”. Habla con mucha calma, en un inglés cuidado –es un industrial próspero, rollizo y amable y todo el mundo conoce sus fábricas de chocolates– y está convencido de que Europa y Estados Unidos no permitirían la ocupación colonial de su país.

 Se dice que entre el presidente Poroshenko y su primer ministro, Arseny Yatseniuk, hay diferencias, pues este último sería más radical que aquél. Conversando con ambos, por separado, apenas las noté. Ambos creen que la agresión rusa continuará y que Ucrania, para Putin, es sólo un primer paso en su desafío al sistema democrático occidental, al que percibe como un adversario esencial de Rusia y del orden autoritario e imperial que preside; y que, en las actuales circunstancias, el jerarca ruso se siente envalentonado por la impunidad con que ha actuado creando los enclaves pro rusos de Georgia –Abjasia y Osetia del Sur-, apoderándose de Crimea e infligiendo una humillación al presidente Obama en Siria, saltándose alegremente, sin el menor perjuicio, las ‘líneas rojas’ que éste estableció.

En lo que Poroshenko y Yatseniuk se diferencian es en que el primer ministro, raro hombre público, no trata de ser simpático a su interlocutor y habla con una franqueza cruda que cualquier político consideraría suicida. “Nadie va a ir a la guerra por Ucrania, lo sabemos de sobra. Ojalá que, por lo menos, nos den armas para defendernos.” Es delgado, calvo, con unas gruesas gafas de miope, muy delgado y, se diría, un asceta.

Economista destacado, dirigió el Banco Central, ha sido Ministro de Economía y rara vez sonríe. “No soy pesimista sino realista”, asegura. “Los zares, Lenin, Stalin, trataron de desaparecernos. Ahora todos ellos están muertos y Ucrania sigue viva. ¿Qué debemos hacer, pese a la desigualdad de fuerzas con Rusia? Luchar, no hay alternativa”. Piensa que si Ucrania cae, las próximas víctimas serán los países bálticos, Polonia, las otras ex “democracias populares”. “Putin no puede dar marcha atrás, en Rusia lo matarían. Ha hecho tragar a su pueblo que todo esto es una conjura de la CIA y los Estados Unidos. Y, por ahora, los rusos le creen y están dispuestos a sufrir todas las sanciones económicas que les inflija el mundo democrático”. Estas sanciones están afectando seriamente la economía rusa, pero Yatseniuk no cree que ello mermará la vocación imperialista de Putin. “Su principal objetivo no es económico sino político e ideológico”.

A la ciudad de Dnipropetrovsk, extendida a ambas orillas del majestuoso río Dniéper, han llegado en las últimas semanas más de 40 mil refugiados de las provincias orientales donde se  combate. El alcalde me dice que esperan otros 40 mil en las próximas semanas. Aunque las migraciones forzadas por causa de la guerra son difíciles de cuantificar, la cifra de ucranianos que han abandonado las ciudades y pueblos de la frontera debe haber ya excedido el millón. Para albergar este gigantesco éxodo hay una movilización ciudadana que apoya y a veces suple al Estado precario, que se va reconstituyendo a saltos luego del cataclismo que significó el desplome de la dictadura de Yanukóvich gracias al levantamiento del Maidán.

En la enorme plaza de este nombre hay fotos de todos los muertos durante las acciones. Hablo con varios líderes de la revuelta y el que me impresiona más es Dimitri Bulatov. Organizó las caravanas de automóviles que iban a hacer manifestaciones de repudio pacíficas ante las casas de los jerarcas del régimen y aseguró las comunicaciones rebeldes. Nada más comenzar las protestas fue secuestrado, en plena calle, por individuos que –supone– pertenecían a las “fuerzas especiales” del Gobierno. Durante ocho días fue torturado: le acuchillaron la cara, le cortaron media oreja y, finalmente, lo crucificaron. Sus verdugos querían que confesara que el Maidán era financiado por la CIA. “Les confesé todos los disparates que querían pero, aun así, estaba seguro de que me matarían”. Sin embargo,  al octavo día, misteriosamente, sus captores desaparecieron.  Ahora es ministro de Juventud y Deportes. Joven y jovial, luce sin la menor incomodidad su oreja cortada, su gran cicatriz en la cara y sus manos trituradas. Me informa con lujo de detalles sobre los esfuerzos que hacen él y sus colegas en el Gobierno para acabar con la corrupción, grande todavía en la burocracia oficial. Le pregunto si es verdad que, apenas liberado del secuestro, fue a pelear como voluntario a la frontera. “Sí, y mi mujer me dijo que si volvía vivo ella me mataría. Pero no lo hizo”. Su mujer, que está a su lado, joven, bonita y risueña, asiente: “Da, da”.

El Ejército ucraniano que se enfrenta a los rusos ha renacido prácticamente de la nada; está conformado en parte por voluntarios y, dada la precariedad de los fondos de que dispone el Gobierno, existe en buena medida gracias al apoyo de la población civil. Julia, mi traductora, me cuenta que ella y sus hijos están encargados de las colectas en su calle para ayudar a los soldados y que, cada semana, van ellos mismos en vehículos alquilados a la frontera llevando las provisiones, mantas, colchones y dinero que permiten a los combatientes subsistir.

El único escritor ucraniano que he leído, Mijaíl Bulgákov, se sentiría orgulloso en estos días de la resistencia y el heroísmo tranquilo de sus compatriotas. Él fue una víctima de Stalin y del régimen comunista que censuró casi todos sus libros; su obra maestra, El maestro y Margarita, sólo apareció en los años setenta, muchos años después de su muerte.

En lugar de mandarlo al Gulag, Stalin tuvo el refinamiento de darle un trabajito miserable en el mismo teatro donde se habían estrenado sus obras más exitosas, como para que se muriera a pocos de nostalgia y frustración.

Voy a visitar su casa-museo en la bonita cuesta de San Andrés, donde hay una bella iglesia ortodoxa, pintores callejeros y quioscos llenos de camisetas con insultos contra Putin y rollos de papel higiénico impresos con su cara. La casa del escritor es pulcra, blanca, llena de íconos –sus seis hermanas y sus padres eran muy religiosos– y ahí están sus cuadernos de estudiante de medicina, su título, sus libros póstumamente publicados que él nunca vio. Visitar esta casa, este país, aunque sea sólo por cinco días, me entristece, me alegra, me subleva. Una visita tan corta le llena a uno la cabeza de imágenes confusas y sentimientos exaltados. Pero de una cosa estoy seguro: los ucranianos son ahora libres y a Vladimir Putin le costará muchísimo arrebatarles esa libertad.




El efecto de la caída del precio del petróleo en la economía mundial

El efecto de la caída del precio del petróleo en la economía mundial

La situación en el Medio Oriente, el conflicto en Ucrania y Ebola tocando las puertas de Nigeria hacían pensar que el precio del petróleo se dispararía. Incluso, el Fondo Monetario Internacional, efectuó estimaciones de cómo afectaría un petróleo alto a la economía mundial en un momento en que el avance del ISIS se convertía en una amenaza global. De acuerdo a esta proyecciones, según The Economist: “El PBI mundial se reduciría en un 0.5 a 1.5%; las bolsas de los países ricos caerían en 3.7% y la inflación sería al menos medio punto más alta. Nada de está ocurriendo, el crudo ha bajado en más de 25%. “Se desplomó  desde 115 dólares el barril al que se cotizó en junio pasado, a menos de 85 dólares a mediados de octubre, antes de recuperarse un poco”. Hoy (29 de octubre, 12:07) está en US$ 82.54.

El precio del  petróleo sigue siendo fundamental para el rumbo de la economía mundial todavía afectada por la crisis y, también para la geopolítica, la cual se halla en una fase de escalamiento muy riesgoso. Por lo pronto, el brusco descenso del precio del petróleo es una buena noticia para la salud financiera. “Un cambio del 10% en su precio genera un impacto de 0,2% del PBI mundial, dice Tom Helbling del FMI. Una caída de los precios normalmente aumenta el PBI (…). Una demostración de ello es lo ocurrido recientemente en los Estados Unidos, donde el gas de esquisto [shale gas] bajó los precios de la energía e impulsó las exportaciones de manufacturas en un 6%”.

Lo cierto es que la caída del precio del petróleo se debe a que la demanda es menor por la debilidad de la economía (Europa y Japón están demandando menos combustible) y a que hoy existe una oferta más amplia. De hecho la última caída (a US$ 80 el barril), se debió al aumento de las reservas norteamericanas, influidas por el shale.

Aunque algunos señalaban que la caída del precio del crudo afectaría la producción de shale gas debido a que los altos costos de extracción de este hidrocarburo harían insostenible su explotación, un reciente informe del Financial Times (FT) desmintió categóricamente este supuesto. Según este, los costos [de producción] ya han caído drásticamente, y podrían caer aun más. En promedio de explotación de esquisto en EEUU requiere un precio del crudo de US$57 por barril para ser rentable hoy en día, en comparación con US$70 por barril en el verano del año pasado, según IHS, la compañía de investigación (…)”.

Los costos podrían reducirse aún más según el FT: “Se cree que el costo promedio de un pozo de esquisto estadounidense podría bajar 60% adicional mediante un mejor manejo de factores tales como planificación, logística y relaciones con los proveedores. David Vaucher del IHS dice que todo indica que la productividad por pozo sigue mejorando” debido a los avances  de la tecnología, lo cual permitirá que este hidrocarburo sea más rentable cada día.  

Para The Economist, de mantenerse el nivel actual, la economía mundial podría crecer en un 0.5% adicional. “El mundo produce algo más de 90 millones de barriles al año. A un precio de US$ 115 por barril se generan aproximadamente US$ 3,800 billones al año; y a 85, sólo US$ 2,800 billones”. Esta diferencia de 1,000 billones equivales cinco veces el PBI del Perú.

De esta forma economías como China, Japón, India y Europa entre otras muchas, obtendrán importantes beneficios. Incluso, China tendrá mayores posibilidades de iniciar su programa de limpieza del aire contaminado en sus ciudades.  Para Europa en cambio, la reducción puede tener un efecto negativo. Esto podría terminar de impulsarla a la deflación, el gran enemigo de su salud económica y de sus posibilidades de recuperación.

Los países afectados serán sin duda los productores, pero en mayor afectado será sin dudas Venezuela. Rusia e Irán también serán afectados fuertemente. Venezuela, producto de la manipulación política de PDVSA, ya perdió más de un tercio de su producción, otra buena parte la tiene comprometida para para sus deudas a China y seguir apoyando a sus socios cubanos, por lo tanto se puede estimar, razonablemente, un eventual colapso del chavismo. Tanto los venezolanos como los rusos han comenzado a hablar de un complot de EEUU y sus aliados para golpear sus economías.

El caso de Brasil puede ser al final una historia para el estudio en las universidades. Petrobras descubrió inmensas reservas de petróleo debajo de una capa de sal de 5 kilómetros de profundidad. Luego del yacimiento, Lula manipuló las cosas para que los inversionistas privados de Petrobras no se beneficiaran con el descubrimiento. Sin embargo, con el desastroso manejo económico de Lula-Rousseff, hasta hoy no han podido hacer nada. Por lo tanto, se puede estimar que a los nuevos precios, ese petróleo quedará en los libros de “Amado”.

Finalmente, se puede decir que al ser el Perú un importador neto de hidrocarburos se beneficiará con un crudo barato, disminuirá el déficit de cuenta corriente, pero inhibirá la inversión petrolera, que en el Perú es más cara, regulada y complicada políticamente. Lampadia




¿Debería haber sido presidenta Hillary?

¿Debería haber sido presidenta Hillary?

Por Timothy Garton Ash

(El Comercio, 26 de Octubre del 2014)

Comentario de Lampadia:

El artículo de Garton Ash coincide plenamente con nuestro artículo del 7 de julio del 2014. Ver en Lampadia: La caída de nuestros líderes es una tragedia.

¿Qué fue del mesías? Hablo de aquel por el que los estadounidenses bailaron en las calles gritando “yes we can!” en la inolvidable noche electoral de hace solo seis años. Aquel cuyo nombre estaba en boca de todos los europeos. Aquel que prometió que la humanidad recordaría ese momento “en el que se frenó la subida de los mares y nuestro planeta empezó a curarse”.

En vísperas de las elecciones legislativas del 4 de noviembre, exactamente seis años después de la elección de Barack Obama, los candidatos demócratas no quieren aparecer junto a él. Elizabeth Drew, una veterana observadora de la política norteamericana, escribe: “Es muy probable que no haya habido tanto rechazo de los candidatos a figurar junto al presidente de su partido desde la época de Richard Nixon”. Su índice de aprobación está en torno al 40%. En Europa ya casi no hablamos de él: hemos pasado del “¡Obama! ¡Obama!” al “No-drama-Obama” y luego al “Nobama”.

¿Qué ha ocurrido? ¿O esta desilusión es tan poco realista como la euforia inicial? Este verano, en Estados Unidos, he pedido a varios comentaristas que hicieran un balance de la presidencia de Obama. Por supuesto, todavía pueden pasar muchas cosas en los dos años largos que le quedan, pero seguramente ha tomado ya la mayoría de sus grandes decisiones, y cada vez da más la impresión —con sus canas, su desapego y sus discursos cansados— de que preferiría estar jugando al golf.

Hay que recordar que ningún presidente, desde 1945, había empezado en una situación tan difícil. Llegó al poder con la peor crisis financiera desde los años treinta, tras la desastrosa e innecesaria guerra de George W. Bush en Irak, con un sistema político disfuncional en torno a un Congreso manipulado y dominado por el dinero, y en pleno cambio histórico del equilibrio mundial de poder. Este año, China sobrepasará a Estados Unidos como primera economía del mundo (medido en paridad de poder adquisitivo). En un artículo que escribí desde Washington al día siguiente de la elección de Obama ya expresé mis dudas de que aquel ánimo esperanzado bastara para superar todos esos obstáculos.

Y no supe prever otro obstáculo. Aunque se proclamó que la llegada de un negro a la Casa Blanca era el final de la peor mancha en la mayor democracia del mundo, resulta que sigue habiendo muchos prejuicios. “Es innegable”, dice Drew, “que la raza del presidente es un factor importante en el lenguaje y los métodos tan destructivos que se emplean para atacarle”.

Dicho esto, ¿cuál es el balance provisional? Mi respuesta es: moderadamente bueno en política interior, muy malo en política exterior. La economía estadounidense es la que mejor va de todas las desarrolladas. Ha crecido casi el 8% desde el primer trimestre de 2008, mientras que la de la Eurozona ha caído más de un 2% en ese mismo periodo. El paro ha caído a menos del 6%. El déficit fiscal para el año 2014 fue inferior al 3% del PBI (el límite teórico de la Eurozona). Podemos debatir sin descanso de quién es el mérito —el Gobierno, Ben Bernanke, el gas de esquisto, el dinamismo de un mercado interior inmenso, el innato espíritu emprendedor de los estadounidenses, Dios Todopoderoso—, pero todo eso ha pasado durante la presidencia de Obama. Las restricciones de la ley Dodd-Frank al sistema financiero son tímidas e incompletas, pero la Agencia de Protección Financiera para el Consumidor, creada por él, ofrece nuevas formas de amparo frente a los banqueros. Asimismo, Obama ha hecho todo lo posible para empezar a reducir las emisiones de carbono, a pesar del poder de los grupos de presión en el Congreso.

El lanzamiento inicial de la página web de Obamacare fue un desastre, pero el programa ha permitido que alrededor de 10 millones de personas tengan por primera vez un seguro de salud. Dos profesores de Princeton han descubierto que, en su primer mandato, Obama dedicó mucho más dinero a programas contra la pobreza que otros presidentes demócratas. Ha hablado menos de los pobres pero ha hecho mucho más por ellos. Falta (todavía) una gran reforma de la inmigración, pero el motivo fundamental es que los republicanos están más preocupados en asegurarse las primarias frente al Tea Party que en obtener los votos de los hispanos. No está mal para ser una época de vacas flacas.

Por el contrario, en política exterior, el presidente del que el mundo esperaba tantas cosas ha hecho muy poco. No ha cometido “estupideces” como invadir Iraq. Pero eso es todo.

El estadista visionario del discurso de 2009 en El Cairo no aprovechó la oportunidad de la primavera árabe, en especial en Egipto, donde más de 1.000 millones de dólares de ayuda otorgaban a Estados Unidos la capacidad de influir en el ejército, de nuevo dominante y represor. Obama declaró una línea roja sobre el uso de armas químicas en Siria y luego dejó que el presidente El Asad la cruzara con impunidad. El Asad dirigió sus ataques contra la oposición moderada, para la que Hillary Clinton había pedido a Obama más ayuda. El resultado fue que el Estado Islámico (EI) se hizo fuerte. Su debilidad en las negociaciones con el primer ministro chií de Iraq, Nouri al Maliki empujó a algunos suníes descontentos a unirse también al EI. Y ahora Estados Unidos ha vuelto a intervenir en Iraq.

El prematuro premio Nobel de la Paz no se ha dedicado (aún) en cuerpo y alma a buscar una solución de dos Estados para Israel y Palestina, como hizo Bill Clinton, a pesar de saber que debe hacerlo. Ha reaccionado con tibieza a la indignante agresión de Vladimir Putin en Ucrania. La primavera pasada declaró que Rusia no era más que una potencia regional y que le preocupaba más que pudiera estallar un arma nuclear en Manhattan. El escándalo del programa masivo de vigilancia de la NSA ha irritado a varios aliados cruciales, sobre todo los alemanes, y él ni siquiera ha despedido a su máximo responsable de inteligencia, el general James Clapper, que había mentido al respecto ante el Congreso. El giro hacia Asia es una buena idea, pero ni China ni los aliados de Estados Unidos en la región están muy satisfechos con los resultados. Y luego está el desarrollo. El hombre que llegó al poder hablando de Norte y Sur en lugar de Oriente y Occidente ha contribuido menos al desarrollo en el Sur del planeta que George W. Bush, con los Objetivos del Milenio y otras iniciativas. Ah, y no ha cerrado Guantánamo. ¿Tengo que seguir?

Todo esto lleva a una pregunta interesante: ¿los votantes de las primarias demócratas se equivocaron al ordenar sus prioridades históricas? ¿El primer afroamericano antes que la primera mujer? Aunque ni Clinton ni Obama habían ocupado puestos de gobierno, Hillary tenía más experiencia y seguramente habría sido más dura en casi todos los temas. En 2008 tenía la edad apropiada, mientras que, si gana en 2016, tendrá 69 años. Y con ocho años más, más tiempo en el Senado y un periodo como secretario de Estado o vicepresidente, Obama habría estado más preparado para afrontar los retos de un mundo peligroso. Un buen ejemplo de historia alternativa.