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800,000 seguidores

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia 

Anoche superamos los 800,000 seguidores en el Facebook de Lampadia.  

Que grato es sentir el respaldo a nuestro esfuerzo por llegar a ustedes, estimados lectores, con análisis e información que los ayude a moldear un criterio informado sobre la realidad nacional e internacional.

La verdad es que los que producimos Lampadia, desde adentro y desde los aportes de nuestros colaboradores, lo hacemos porque tenemos vocación de país. Y así entendemos también, el que algunos ciudadanos nos lean y nos sigan.

Para mí, personalmente, es un privilegio ser peruano y tener la posibilidad de poner algunos ladrillos que contribuyan, en el día a día, al debate nacional, y a acumular un repositorio de las ideas de la prosperidad, que esperamos ayude a nuestros seguidores en sus propios análisis y en sus dialécticas políticas, amicales y familiares.

Todos tenemos que seguir bregando por convertir nuestro gran potencial de desarrollo económico, social e institucional, en la realidad que soñaron nuestros padres fundadores y defendieron nuestros héroes.

Cuando con mis amigos me refiero coloquialmente al potencial del Perú, les digo que, si hacemos las cosas bien, el problema del Perú sería evitar que todos los europeos quieran venir a vivir en este maravilloso territorio.

Cuenten con nuestro compromiso y esfuerzo, para mantener encendida nuestra antorcha (Lampadia en griego), como un fuego que ilumine y a veces queme. Muchas gracias. Lampadia




El arte de desinformar

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Acabo de recibir dos mensajes por WhatsApp preparados por Virgilio Acuña, hasta hace poco, viceministro de Transportes en el gobierno de Castillo, tratando de explicar el por qué, él se opone a los contratos de gobierno a gobierno (G2G). Entre otras cosas, este señor pretende responsabilizar a este mecanismo de contratación, de las deficiencias observadas recientemente en el norte del Perú, tras las lluvias generadas por Yaku. Responsabiliza también al G2G por no haber atendido prioritariamente las obras de prevención, protecciones en ríos, canales, reservorios y defensas ribereñas

Es imposible negar el error de enfoque y priorización de obras por parte de la Autoridad de Reconstrucción con Cambios (ARCC), sin embargo, es importante que se diga la verdad.

El siniestro del FEN ocurrió en el primer trimestre de 2017 y en mayo del mismo año se designó al primer director ejecutivo. El convenio G2G cubría el lapso de julio 2020 a junio 2022 y, posteriormente, se amplió dicho plazo hasta diciembre 2023.

Esto quiere decir, que la ARCC definió los planes de trabajo, alcance de obras y su prioridad, tomándose tres años antes de suscribir el convenio G2G. En consecuencia, para el momento que el convenio se activó, a la entidad del gobierno británico sólo le quedaba verificar que los expedientes técnicos de las obras planteadas sean adecuados, y de ahí en adelante, facilitar los procedimientos, bajo legislación inglesa, para contratar y ejecutar tales obras.

Cierto es, que se ha priorizado colegios, postas médicas y hospitales, antes que las obras de prevención para futuros desastres, lo que es responsabilidad exclusiva de la ARCC. Pero también es cierto que los proyectos asignados se están concluyendo en tiempo y costo previstos, que los hospitales y postas médicas están debidamente equipados y listos para operar, y que, estas edificaciones, se han construido sobre plataformas elevadas, para prevenir el posible efecto de futuros desbordes de los ríos.

Si bien es cierto que la ejecución de las obras está a cargo de ingenieros peruanos, también es cierto, que los expedientes técnicos presentados por los gobiernos regionales y municipales, no tenían la calidad debida (por decirlo de una manera elegante) y, en consecuencia, tuvieron que rehacerse.

No es cierto que se haya reconstruido lo mismo en los mismos lugares originales, la verdad es que se han construido hospitales, postas médicas y colegios, en poblaciones lamentablemente desatendidas por muchos años.  No obstante, debemos reconocer que, hiere a la población, que recién en el año 2023, ellos puedan recibir las instalaciones públicas que tanta falta han hecho durante esos seis años.

Cuando Acuña insiste en resaltar el por qué se opone a los contratos G2G, apelando a que “no pueden intervenir ni la contraloría, ni la fiscalía, ni el ministerio público, ni el congreso”, lo que a sus ojos “es muy peligroso”, oculta la verdad. Lo que nuestro inefable ex viceministro no transparenta, son las verdaderas razones, y estas son:

  • Los evaluadores de las propuestas son profesionales de distintas partes del mundo, quienes son anónimas para contratistas y políticos.
  • Que, al ser anónimas para esta gente, no pueden ejercer ninguna presión sobre ellos.
  • Que los postores no pueden acogerse a las mil leguleyadas a las que recurren en el Perú para descalificar la designación del ganador.
  • Que, dentro de las normas establecidas, se han definido procedimientos para que las diferencias entre propietario y contratista, se resuelvan en el plano técnico, durante el curso de la obra y que, consecuentemente, el proyecto no se detenga.

Estas son las principales razones, para que mientras la definición del qué hacer tomó tres años, la tarea de rehacer expedientes técnicos, selección de los ejecutores de obra, construcción y equipamiento, incluyendo verificación de funcionamiento de equipos (commissioning) y entrenamiento del personal que los recibiría, tomó un tiempo similar.

Puedo asegurar que, bajo la legislación y procedimientos peruanos, los costos se hubieran multiplicado varias veces, las licitaciones se hubieran dilatado por muchos meses, los proyectos se hubieran detenido y retrasado por falta de acuerdo entre contratistas y supervisores y, finalmente, estaríamos en riesgo de tener proyectos abandonados, como Chavimochic, Majes-Siguas o largamente demorados como las líneas 2 y 3 del metro, por mencionar sólo algunas perlas.

Otro tanto se podría hablar de la calidad de la ingeniería, correspondencia real entre la calidad de los materiales planteados en las especificaciones técnicas y los utilizados realmente en obra.

Creo que el ex viceministro debiera usar sus mensajes para decir la verdad, en lugar de sembrar infundios y, si no ha entendido cómo funciona este mecanismo G2G, pregunte y se informe.

Pero por favor, no desinforme a la ciudadanía. Lampadia




Las tribus digitales

Por: Jaime de Althaus
El Comercio, 25 de Febrero del 2023

“El problema es que esta escisión ha sido agudamente profundizada por el mundo de la comunicación digital, de las redes, y por las radios de provincias que recibieron financiamiento del gobierno de Castillo”.

Es muy preocupante que, según una encuesta de Ipsos publicada por “Perú 21″, solo el 43% considere que Pedro Castillo intentó hacer un golpe de Estado y por eso fue destituido, y un 51% crea que “fue más bien víctima de un golpe de Estado del Congreso que lo destituyó para poner en el poder a Dina Boluarte”.

Significa que el país está profundamente partido. Es el triunfo del mito sobre los hechos. Refleja el éxito de esa campaña sostenida de Castillo, Aníbal Torres y otros en el sentido de que los grandes poderes y la derecha en el Congreso querían derrocar a Castillo simplemente por su origen rural y andino, como un reflejo racista. Para muchos, la destitución de Castillo fue la confirmación de esos anuncios.

Sin embargo, la contundencia del mensaje de Castillo no deja lugar a dudas: anunció el cierre del Congreso y la intervención de todas las instituciones. Una dictadura a todo dar. No interpretar eso como un golpe indica, en parte, un desconocimiento de qué es una democracia y cómo funciona –lo que ya es grave–, pero refleja algo más profundo, y es la ausencia de un fondo común de valores y creencias que integre a la sociedad peruana.

El problema es que esta escisión ha sido agudamente profundizada por el mundo de la comunicación digital, de las redes, y por las radios de provincias que recibieron financiamiento del gobierno de Castillo. Las redes crean tribus digitales que definen su identidad con mitos de rechazo a otras tribus y con teorías de la conspiración en las que siempre hay un enemigo al que hay que eliminar.

Byung-Chul Han explica este fenómeno en su libro “Infocracia”. La argumentación racional basada en evidencias, fundamental en una democracia, ya no existe. Ya en la era de la televisión tendió a ser sustituida por el espectáculo, por el show para el público. En la actualidad, en la era digital, las campañas electorales degeneran en una guerra de la información con ‘fake news’ y teorías de la conspiración, donde la verdad y la veracidad no importan. Los argumentos y los razonamientos no tienen cabida en los tuits o en los memes.

El autor explica que lo que está destruyendo el espacio público es la personalización algorítmica de la red: el filtro burbuja, donde solo me llega la información que me gusta, que refuerza mis creencias, lo que lleva a la desintegración de la esfera pública. Esta atomización nos hace incapaces de escuchar. La digitalización y la creación de redes están acelerando la desintegración de ese fondo de valores y tradiciones compartidas, que facilita la comunicación. Los relatos se “desfactifican”. No son reales, pero dan identidad, pertenencia, una interpretación que orienta. “Las tribus digitales hacen posible una fuerte experiencia de identidad y pertenencia”. El golpe contra Castillo no es verdad, es una posverdad, pero funciona muy eficientemente como mito generador de identidad porque simboliza la exclusión de todo un sector de la población por otro. Y se asienta en la ideología de clases, muy impregnada desde la educación pública desde hace décadas, una ideología que impide construir una nación.

Ante ello, el Gobierno debió lanzar una campaña comunicacional explicando qué es un golpe de Estado y por qué lo que hizo Castillo lo era. No es tarde para hacerlo, aunque la reciente confrontación social sin duda ha reforzado las identidades. Y el problema es que la tribalización de la red hace imposible el diálogo, el discurso democrático. Vamos a necesitar un gran esfuerzo de reconstrucción de significados compartidos, a través de la educación, de la generación de foros, de un mejor sistema de representación política y de una reforma profunda de la formalidad y de la gestión pública que permita integrar a los peruanos.




Huaracas digitales

Por: Maite Vizcarra
El Comercio, 26 de Enero del 2023

“La pregunta fundamental es: ¿por qué somos tan tribales?”

La violencia que está en las calles ahora mismo en diversas ciudades del Perú se alimenta y reverbera en los espacios digitales. Este teorema, que siempre tuvo sus bemoles para los escépticos, se está confirmando con claridad esta semana a través de la agresión callejera que se distribuye también en Twitter.

Y no es que una tenga que ser un ‘rockstar’ o una celebridad con millones de seguidores para sentir los embates de esa violencia. No. Basta con tener cierta opinión que roce la identidad tribal de los que hoy habitan en las redes sociales para que la violencia verbal se desate y empiecen los huaracazos digitales. Nadie se salva.

Y evitar pisar el palito para arremeter con igual violencia solo se consigue huyendo algunas horas o días de la plataforma, de modo que las pasiones se enfríen.

Sí, pues. Otra vez estamos polarizados en el país y tal vez de una forma casi irreconciliable al punto de que, como lo ha sugerido Mirko Lauer, incluso nuestro ‘inner circle’ –digital o no– nos está interpelando a diario a tomar un bando: conmigo o contra mí.

¿Por qué estamos tan polarizados de nuevo? Pareciera que aquella ciudadanía pasiva desde la llegada al poder de Pedro Castillo se desató y ahora no se tiene claridad sobre hacia dónde la lleva la pasión, salvo que sean arrastradas por las múltiples agendas oportunistas que compiten hoy en las calles. Pero también es cierto que la violencia en las carreteras e infraestructura pública crítica es vandalismo, cuando no actos de terrorismo en el sentido más estricto del término (sucesión de actos de violencia para infundir terror).

Polarizar no es difícil y es ya una estrategia de manipulación política que algunos saben activar de manera eficiente. Pero también es cierto que la polarización se desata cuando terminamos identificándonos con causas o emociones que hoy se afianzan rápidamente gracias a los ‘reels’ que consumimos en TikTok.

Detrás de esa polarización también existe una cierta superioridad moral que nos acerca a identidades que a veces terminan siendo nocivas. Lo que entendemos aquí por polarización no es el hecho de situarse en los extremos del espectro político, sino el hecho de que existen fuertes sentimientos negativos hacia otras ideas o realidades.

Hay, pues, una enorme intolerancia en el Perú que se expresa de gran forma en las redes sociales, en donde discrepar es un pecado que debe purgarse a punta de huaracazos digitales.

Hay muchas formas de explicar por qué estamos otra vez tan polarizados, pero la que resulta más subyugante es la que ofrece la ciencia y nuestro pasado evolutivo como especie. Por ejemplo, se sabe que nuestra adhesión moral a una u otra idea –o nuestras preferencias políticas– tiene en nuestras emociones una clave fundamental.

La polarización descansa en nuestra tendencia a identificarnos emocionalmente con nuestra ‘tribu’, tal y como sucede cuando lo hacemos con algún equipo de fútbol. Obviamente, no necesitamos que sean tribus en el sentido literal de la palabra, sino que podemos fabricar ‘tribus morales’ en función de la ideología, la religión, la etnicidad o, incluso, cuestiones triviales, como escuchar una determinada canción en Spotify como, por ejemplo, la última canción de Shakira.

La pregunta fundamental es: ¿por qué somos tan tribales? La ciencia nos seguirá diciendo que ser tribal calma nuestra necesidad de seguridad a través de algo concreto, como la filiación a algo o a alguien. Por eso, cuando en Twitter aparecen personajes de antaño prudentes, gritando y exigiendo que pienses como ellos, lo que está operando es la necesidad urgente de autoafirmarse a través de la filiación con una idea o moral.

Cuando la presidenta Dina Boluarte indicaba el otro día, infelizmente, que “Puno no es el Perú”, claramente hirió el sentimiento de una gran parte de los peruanos. Hirió una de las tantas identidades que respiran a lo largo de este país y que es urgente unificar en un solo cauce.

Tremendo reto el que nos toca enfrentar. Por lo pronto, mucho hacemos si nos damos unos minutos de serenidad antes de contestar al próximo huaracazo digital. Así, colaboraremos al dejar de pensar con las vísceras y más con la amígdala.




No se vaya, quédese en Twitter

Por: Maite Vizcarra
El Comercio, 24 de Noviembre del 2022

“La razón más gravitante para permanecer en Twitter es que seremos parte de lo que finalmente se entenderá por libertad de expresión en el siglo XXI”.

Hoy, que se especula y debate mucho sobre el futuro de Twitter, algunos plantean la utilidad de seguir allí o no, preguntándose si conviene quedarse o marcharse a alguna otra red paralela tipo Mastodon. Unos piensan así porque no les convencen los cambios que está tratando de instaurar Elon Musk, entre los que se encuentran los servicios pagos; otros, porque temen que su libertad de expresión sea afectada; y también están a los que les parece indignante que el nuevo dueño de Twitter esté llevando al colapso la plataforma con tantos despidos a la fecha.

Ante la pregunta de si “me quedo o me voy”, mi sugerencia es “no se vaya, quédese, que esto todavía se va a poner mejor”.

Y es que las razones que los tuiteros han considerado para dejar Twitter son todavía prematuras, pues ni el mismo Musk sabe bien por dónde va a continuar la evolución de la red social. Y aquí tenemos un primer dato revelador: Twitter no va a desaparecer, no cerrará. Acaso se transformará en algo distinto y, probablemente, igual de disruptivo como todo lo que ha hecho a la fecha su nuevo dueño.

Aunque, claro está, tal y como le han recordado varios tuiteros al señor Musk, viajar a Marte es más sencillo que dirigir Twitter. Enviar un cohete a otro planeta es, en sí mismo, un problema científico-tecnológico, pero administrar el ágora pública del siglo XXI es más que un tema tecnológico. Es, sobre todo, un dilema social.

Y aun cuando el propio Musk está usando la opinión de los mismos usuarios de la red social para actuar y definir acciones, hacerlo es como si le pidiéramos a todos en esa red social que nos digan cómo, cuándo y hacia dónde debe partir la nave. ¡Menudo reto! Pero parece que Musk ama este tipo de situaciones y está tratando de ser lo más democrático posible, preguntándonos qué debe hacer. Bajo esa modalidad, ya resolvió aceptar a personajes vetados, como el mismísimo expresidente Donald Trump, y también está evaluando los alcances de lo que entiende por libertad de expresión.

Además, los cambios para generar ingresos a través de cuentas verificadas y el uso de un indicador –la insignia azul– todavía no están cerrados. Su iniciativa de cobrar US$8 está en revisión hasta nuevo aviso, considerando que ni bien se instauró esa medida, tuiteros bribones pagaron por la insignia y suplantaron cuentas de marcas relevantes –incluyendo su propia marca, Tesla–, afectando su reputación. Las acciones legales al respecto obligaron al equipo de Musk a suspender el llamado ‘Twitter Blue’.

Respecto a irse a otra red social paralela, hay que considerar que las otras alternativas no se pueden comparar con el alcance que tiene actualmente la red tuitera. Cuatrocientos millones de usuarios activos garantizan un nivel de alcance relevante. Pero, además, empezar de cero una nueva comunidad en un nuevo espacio digital tiene sus bemoles: nuestros allegados se van a demorar en migrar, si es que acaso terminan por hacerlo. Efectos de red, que le llaman.

Con todo, la razón más gravitante para permanecer en Twitter es que seremos parte de lo que finalmente se entenderá por libertad de expresión en el siglo XXI. Si bien históricamente este tipo de libertad emanaba de los estados, hoy queda claro que se está produciendo una suerte de privatización de esa libertad, de parte de las corporaciones tecnológicas. Es Musk el que está proponiendo una nueva forma de entender en qué consiste, al menos en el planeta Twitter: puedes decir lo que quieras, pero si lo que dices incita al odio, le bajaremos el volumen a tu parlante.

Quédese en Twitter, que ahí se está dibujando el futuro, quiérase o no.




Diez años en la cruzada

El 13 de noviembre cumplimos 10 años

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Hace diez años estaba muy frustrado con la falta de difusión de los grandes logros del Perú en los últimos años, en los que habíamos bajado la pobreza de 58.5% el 2004, a 23.9% el 2013, habíamos reducido la desigualdad, creado una nueva clase media emergente, incrementado el empleo y los ingresos, especialmente en las regiones, habíamos creado empleo formal rural, etc., etc.

En esos tiempos estaba en el afán de crear un vehículo que combatiera esa desidia y pusiera encima de la mesa cómo el Perú estaba pasando de ser un ‘Estado Fallido’ el año 1990, a convertirse en una briosa economía de mercado emergente.

Sin embargo, solo habíamos abierto el camino de la prosperidad, faltaba mucho por hacer, y no podíamos contentarnos con solo invertir y crecer, teníamos que apostar por lograr un desarrollo integral: económico, social e institucional.

Faltando mucho, teníamos que afirmar lo bueno, entenderlo, explicarlo y difundirlo. Pero, sobre todo, no podíamos parar la maquinaria de nuestra joven economía de mercado, base fundamental para generar la riqueza que mejorara los ingresos de los peruanos y le permitiera al Estado acumular los recursos necesarios para modernizar la educación, la salud, las infraestructuras y darle a nuestros ciudadanos acceso a las tecnologías que los nivelaran con los ciudadanos más prósperos del planeta.

El Perú tenía la capacidad para lograrlo. Pero ya aparecían las voces de los enemigos de la creación de la riqueza y de aquellos que se confundían con la trampa del vaso medio lleno y del vaso medio vacío. Aquellos que pensaban que para llenar el vaso había que parar lo que lo estaba llenando.

Así fue como un día, uno de los íconos de la prensa, que tenía ante sí las cifras de una importante reducción de la pobreza, la anunció diciendo: “Qué escándalo, todavía quedan x millones de pobres en el Perú”.

Hace diez años, esa frase me permitió sensibilizar a varios amigos para apostar por crear Lampadia.

Lampadia, una palabra bonita del griego que significa: Antorcha

Un fuego que ilumine, como contaba Facundo Cabral que le decía su madre: ‘Facundo, transforma tu fuego que quema, en un fuego que ilumine’.

En Lampadia tratamos que nuestra antorcha ilumine, pero de vez en cuando, nos tomamos la licencia de que también queme.

Especialmente cuando seguimos criticando la ausencia de nuestra clase dirigente en el debate nacional, compartiendo sus experiencias, difundiendo sus logros, y por supuesto sus compromisos.

Lamentablemente, hace diez años el Perú tomó el camino contrario al de la prosperidad. Esperemos que los clamorosos errores del gobierno actual, nos ayuden a entender cuál es el camino del bienestar general y el gran potencial de desarrollo que estamos perdiendo.

Líneas abajo queremos reiterar nuestro objetivo, nuestra misión y lo que consideramos como nuestros retos.

Objetivo:

Lograr que los peruanos optemos por una Sociedad de Libre Mercado

Misión:

      • Defender la economía de mercado, la inversión privada, el desarrollo y la modernidad.
      • Promover el Estado de Derecho, un sistema judicial eficiente y la meritocracia para los funcionarios públicos.

Nuestros Retos:

      • Propiciar un mayor compromiso de la clase dirigente con los grandes temas nacionales y la política.
      • Proponer reformas para mejorar la calidad de nuestra democracia y de nuestras instituciones.
      • Empoderar a un millón de peruanos con análisis e información.
      • Promover una educación para el siglo XXI con las mejores prácticas internacionales.
      • Difundir los beneficios de una Sociedad de Libre Mercado.
      • Cuidar la estabilidad de nuestro modelo de desarrollo, destacando el rol de la inversión privada y la necesidad de lograr un Estado eficiente, efectivo y meritocrático.

Gracias al apoyo de mucha gente hoy día superamos los 761,860 seguidores en Facebook. Reiteramos nuestro compromiso con lo enunciado y con todos ellos, pero sobre todo, reiteramos nuestro compromiso por ayudar a lograr un Perú próspero, de gente orgullosa de vivir en el Perú y de formar a sus hijos para que sigan la misma ruta. Lampadia 




Elon Musk toma Twitter de las alas

Por: Maite Vizcarra
El Comercio, 3 de Noviembre del 2022

“¿Qué pasa entonces cuando empezamos a discriminar contenidos en las redes sociales, digamos Twitter? Esta es la pregunta que nos estamos formulando ahora que el multimillonario Elon Musk acaba de adquirir esa red social”.

Nadie puede negar que parte del sustrato de algunos discursos políticos modernos se asocia con el uso de la tecnología digital en tanto un catalizador de empoderamiento ciudadano. Al uso de lo digital en la arena política se le conoce como ‘hacktivismo’ y también como ‘ciber política’.

Y manifestaciones claras de esos nuevos discursos van desde la consabida estrategia digital de posicionamiento del carismático Barack Obama, las revueltas árabes contra dictaduras –Primavera árabe–, la hipervigilancia ciudadana y la irrupción de nuevas formas de participación política a través de las redes sociales.

Con todo, el surgimiento de estos nuevos discursos es parte de un fenómeno que se asocia a la naturaleza anárquica de la llamada Internet 2.0 –web 2.0–, que tuvo en espacios como Facebook, Twitter o Reddit, el escalamiento de estas nuevas maneras de participación social.

Tal vez convenga recordar que la primera versión de Internet que conocemos -web 1.0- fue creada originalmente para permitir el intercambio de artículos académicos entre expertos, mientras que la 2.0 tuvo como objetivo permitirle a la gente común compartir lo que ella quisiera.

En los albores de Twitter, allá por el lejano año 2008, el ‘blogger’ y académico Ethan Zuckerman enunció la “Teoría del gatito bonito” sobre el activismo digital. Zuckerman señalaba que la mayoría de la gente no está interesada en el activismo, sino que buscaba usar la web para propósitos mundanos, como buscar pornografía o ‘lolcats’ –gatitos bonitos–. Los usuarios suelen emplear ciertas herramientas en línea para estas actividades –claramente, las redes sociales–, por lo que estos servicios se hacen populares, llegando a escalas globales.

Zuckerman pensaba que la irrupción del activismo digital habría sido una derivada del mar de contenidos prosaicos que abundan en la web y que habría sido imposible sin la presencia de tanta gente sencilla interactuando hasta ser la masa crítica que permitió a líderes políticos y revolucionarios volverse anónimos al tiempo en que creaban impacto con sus discursos.

Los activistas digitales encontraron en estas plataformas su espacio, renunciando a crear sus propios sitios, dado que un eventual cierre o censura gubernamental de un servicio concurrido –Twitter– era casi imposible debido a la muy probable avalancha de quejas del usuario común.

En conclusión, una vez que un espacio digital se consolida como una herramienta de uso mundano, es mucho más propensa a ser empleada para el activismo en línea.

¿Qué pasa entonces cuando empezamos a discriminar contenidos en las redes sociales, digamos Twitter? Esta es la pregunta que nos estamos formulando ahora que el multimillonario Elon Musk acaba de adquirir esa red social.

Y aunque Musk se ha proclamado como un “libertario absolutista”, hay señales que ponen en peligro la naturaleza libérrima de Twitter y que tanto gusta a los hackers cívicos: volverse un servicio pagado.

Si, como se ha anunciado, en breve empezará el cobro por el uso del llamado “auto identificador azul” –una marca que hoy solo la adquieren usuarios de Twitter con mucha resonancia sin importar si lo que comparten es anodino o no– es probable que dejen de existir las ‘celebrities’ –la gente muy popular– en esa red, al menos de modo espontáneo. Y aun cuando Musk arguye que esta medida servirá para democratizar más a Twitter, lo que en verdad producirá es una discriminación de contenidos, la desaparición del anonimato y el fin de la libertad.

Los planes de Musk respecto al impacto que Twitter tiene en la política global aún no son muy claros. Sin embargo, medidas como la descrita pueden suponer el fin de una era y dar lugar a un nuevo Internet privatizado en donde los conflictos de intereses serán pan de cada día como afectación a la libertad de expresión global.

Toca estar atentos a esta historia porque nos involucra a todos, más allá de tener o no una cuenta con el pajarito azul.




Lampadia en Facebook

Lampadia en Facebook

Hoy queremos agradecer a nuestros seguidores, que nos regalan con su atención y confianza, en el difícil oficio de analizar nuestra realidad y de difundir información relevante para la formación de una opinión pública crítica sobre las fuerzas que moldean nuestra sociedad.

Cuando nacimos nos fijamos los siguientes lineamientos:

Objetivo:

  • Lograr que los peruanos optemos por una Sociedad de Libre Mercado

Misión:

  • Defender la economía de mercado, la inversión privada, el desarrollo y la modernidad.
  • Promover el Estado de Derecho, un sistema judicial eficiente y la meritocracia para los funcionarios públicos.

Nuestros Retos:

  • Propiciar un mayor compromiso de la clase dirigente con los grandes temas nacionales y la política.
  • Proponer reformas para mejorar la calidad de nuestra democracia y de nuestras instituciones.
  • Empoderar a un millón de peruanos con análisis e información.
  • Promover una educación para el siglo XXI con las mejores prácticas internacionales.
  • Difundir los beneficios de una Sociedad de Libre Mercado.
  • Cuidar la estabilidad de nuestro modelo de desarrollo, destacando el rol de la inversión privada y la necesidad de lograr un Estado eficiente, efectivo y meritocrático.

Desde el principio renunciamos a tener derechos reservados. Nuestras publicaciones son completamente libres.

Ya nos acercamos a una década de vida y si bien hemos sido tercos en defender nuestros postulados, estamos muy lejos de estar satisfechos con nuestra labor.

Lo que es más, en estas épocas turbulentas y de confusión, tenemos que redoblar esfuerzos para mostrarle a nuestros conciudadanos que nuestra alternativa a las crisis que nos aquejan, en lo económico, social, político e institucional, es la prosperidad de todos los peruanos.

Algo que podemos lograr con un buen gobierno que promueva:

  • la unión de los peruanos;
  • la inversión privada, el crecimiento económico y el empleo;
  • una mucho mejor educación y salud;
  • el acceso a mejores infraestructuras sociales y económicas;
  • y el acceso a las tecnologías modernas que están mejorando la calidad de vida de miles de millones de personas en todas las regiones del mundo.

En esta patria que amamos, tenemos todos los elementos para ser exitosos,

  • una población trabajadora que confía en sus propias capacidades;
  • una geografía pletórica de riquezas que la ‘Pachamama’ a puesto a nuestra disposición para que construyamos nuestro bienestar;
  • una ubicación privilegiada en el Océano Pacífico;
  • y un conjunto extraordinario de desarrollos culturales que también son una fuente importante de riqueza.

Solo necesitamos una visión positiva de futuro que nos invite a la aventura de la prosperidad. Algo que trataremos de trabajar y promover en el futuro.

Gracias por su apoyo. Lampadia




Elon Musk haría Twitter más abierto

Elon Musk haría Twitter más abierto

El gran innovador y disruptor sudafricano no quiere que las redes sociales sigan en su modorra controlista. “Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa la economía en absoluto”.

  • Elon Musk revolucionó la industria del automóvil marcando el camino de la transición a los autos eléctricos, que hoy todos siguen.
  • Reconvirtió la industria aeroespacial haciendo cohetes reusables de bajo costo.
  • Sus agallas lo llevan ahora a apostar por la compra de Twitter (US$ 44,000 millones), sin aparentemente importarle las economías de la operación. Su ambición sería promover la inclusión y la libertad de expresión en el mundo de las redes sociales.

Sus antecedentes hacen que todo el mundo tome muy en serio esta nueva aventura. En primera instancia va a tener que enfrentar a los reguladores, especialmente a los europeos, que van en la dirección contraria a la de Musk, fijar reglas y más reglas. Y a todos los que se han aupado en la vorágine controlista y de lo políticamente correcto.

Por ejemplo, Facebook en el Perú, le ha encargado la supervisión de contenidos de los posts, al diario La República, que está comprometido políticamente, es obtusamente gobiernista y no se distingue precisamente por promover la veracidad, el gato de despensero.

Estamos seguros que el nuevo Twitter marcará la pauta de la libertad de expresión. Alas y buen destino Elon Musk. Lampadia

El tecno-rey de Twitter

Elon Musk quiere rediseñar la “plaza pública”

El ingeniero más conocido del mundo se plantea otro gran problema que resolver

The Economist
30 de abril de 2022

Las llorosas declaraciones sobre el futuro de la humanidad no suelen aparecer en los debates sobre adquisiciones apalancadas. Pero Elon Musk nunca se ha sentido atado por las convenciones. Cuando se le preguntó acerca de sus planes para comprar Twitter y hacerla privada, que fueron aprobados por el directorio de la empresa el 25 de abril, fue directo a la gran idea. “Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa la economía en absoluto”.

Comparado con sus rivales, Facebook, Instagram y TikTok, Twitter es un pececillo. Pero el trato importa. Una de las razones es que el tamaño de Twitter desmiente su importancia. Como un lugar predilecto de políticos, expertos y expertos, hace mucho para establecer el clima político: una “plaza pública” digital, como lo expresó Musk.

Otra es que Musk hizo su nombre y su fortuna trastornando industrias. Esta vez, se enfrentará a un problema complicado de gran interés para los gobiernos de todo el mundo: cómo regular el discurso en línea. La mayoría prescribe cada vez más reglas. Pero Musk quiere ir por el otro lado, eliminando las restricciones en lugar de imponer otras nuevas. Los operadores de otras grandes redes sociales estarán atentos al experimento.

A primera vista, Musk, mejor conocido por los autos eléctricos y los cohetes reutilizables, parece un improbable magnate de las redes sociales. Pero una mirada más cercana sugiere que su adquisición de Twitter se ajusta a su enfoque empresarial. Musk, un ingeniero apasionado, le gusta tomar tecnologías de bajo rendimiento y mejorarlas. 

Tesla rompió el libro de reglas de la industria automotriz al reemplazar la gasolina con electricidad, deshacerse de los concesionarios y tratar a los automóviles como computadoras. SpaceX demostró que una startup hambrienta, que se mueve rápido y rompe cosas con un presupuesto relativamente reducido podría superar a los gigantes aeroespaciales que se volvieron cautelosos y gordos gracias a los generosos contratos gubernamentales. Ambas firmas fueron despedidas por titulares más grandes, hasta que un día no lo fueron.

Toda esa ingeniería y disrupción está animada por la propia concepción, a veces idiosincrásica, del bien social de Musk. 

El propósito de Tesla es empujar al mundo más rápidamente hacia una economía libre de carbono (un objetivo reivindicado por la velocidad a la que otros fabricantes de automóviles ahora están girando hacia los vehículos eléctricos). La ambición de SpaceX es tan grandiosa que a algunos comentaristas les cuesta creer que Musk sea sincero: establecer una presencia humana en Marte, algo que, si ocurriera una catástrofe en la Tierra, algún día podría resultar ser una póliza de seguro para la civilización.

Supongamos que Musk realmente está dispuesto a gastar miles de millones de dólares de su propio dinero para asegurar el “futuro de la civilización” (aunque tiene una cláusula de ruptura en caso de que se acobarde). La pregunta es si su visión de la libertad de expresión en Twitter es sensata.

Twitter se ajusta al patrón de Tesla y SpaceX, ofreciendo a Musk otro complejo sistema de ingeniería con el que jugar, y una gran razón para hacerlo. Las redes sociales implementan algoritmos para resaltar el contenido “atrayente”, utilizando una maraña de reglas que intentan mitigar los peores efectos secundarios, para vender mejor a los usuarios y a los anunciantes. Es un modelo de negocio lleno de inconsistencias y compensaciones no examinadas que parece listo para la disrupción. Que Musk quiera ser su agente tal vez no sea una sorpresa, ya que se inició como emprendedor en la década de 1990, cuando el tecno libertarismo y la lucha contra la censura eran las ideas que animaban Internet.

El hecho de que Musk sea multimillonario no debería descalificarlo para ser propietario de una importante empresa de medios. Ya ha expuesto algunas ideas para Twitter, muchas de ellas prudentes y sensatas. El alboroto resultante muestra cuán antiliberal se ha vuelto gran parte de la opinión en línea. Quiere menos prohibiciones directas y más suspensiones temporales. Los usuarios deben demostrar que no son bots. En caso de duda, opta por dejar los tweets, no eliminarlos.

Más importante aún, cree que los engranajes y engranajes del algoritmo de recomendación de Twitter, que decide qué tuits ve un usuario, deberían ser públicos. 

Los investigadores podrían examinarlo; otros programadores podrían modificarlo. Una versión menos propensa a promocionar contenido “interesante” (lo que, en la práctica, a menudo significa tuits que enfurecen, son controvertidos o simplemente tontos) podría bajar la temperatura de toda la plataforma, lo que facilitaría el trabajo de moderación y posiblemente llevaría a un debate que es más pensativo. O tal vez Twitter podría convertirse en una plataforma abierta, donde diferentes usuarios pueden elegir uno de los muchos algoritmos de terceros diferentes, o ninguno, según sus gustos. La moderación del contenido es el producto desordenado de las presiones políticas y sociales. Será fascinante ver con qué facilidad sucumbe a la ingeniería.

Musk no tendrá las manos completamente libres. Australia, Gran Bretaña, la UE e India han estado trabajando en la regulación tecnológica. Thierry Breton, un alto funcionario de la UE, señaló que “no son las reglas [del señor Musk] las que se aplicarán aquí”. Los otros inversores de Musk están nerviosos. Cuanto más tiempo dedique a Twitter, menos tendrá para sus otros emprendimientos. Las acciones de Tesla cayeron un 12% después de la noticia del acuerdo de Twitter.

La personalidad de Musk plantea un gran riesgo. Es inteligente, motivado y ferozmente trabajador. También puede ser pueril y vengativo, rasgos que se exhibieron en 2018 cuando acusó a un experto británico en rescate de cuevas, sin pruebas, de ser un “pedófilo”. Tales arrebatos son algo que viene de un usuario de Twitter con muchos seguidores. Pero cuando sea el dueño, surgirán dudas sobre si podrá resistir la tentación de explotar su nueva posición para perseguir sus propias obsesiones y vendettas.

El pájaro y el roble

Este periódico comparte las convicciones de libertad de expresión de Musk. Nadie tiene el monopolio de la sabiduría. Los expertos a veces se equivocan y los fanfarrones a veces tienen razón. Incluso en la era de Internet, la mejor respuesta a un mal argumento es una mejor. La moderación en muchas plataformas se ha vuelto de mano dura y aplicada arbitrariamente. Si el talento de Musk para sacudir las industrias puede ayudar a cortar el nudo gordiano del discurso en línea, todos se beneficiarán.

Pero también estamos interesados ​​en otro principio liberal, que las instituciones deberían ser más grandes que la persona que las dirige. Musk puede establecer nuevas reglas, pero debe verse que no desempeña ningún papel en su aplicación. Si realmente quiere convencer a los usuarios de que será un guardián imparcial de su “plaza pública digital”, podría implementar sus reformas y luego congelar su propia cuenta. Lampadia




¿Sociedades más mediocres?

¿Sociedades más mediocres?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Las nuevas generaciones estarían siendo capturadas y deformadas por las redes sociales, los juegos electrónicos y los beneficios económicos gozados tempranamente.

El periodista y académico uruguayo Leonardo Haberkorn renunció a seguir dando clases en la carrera de Comunicación en la Universidad ORT de Montevideo con un mensaje conmovedor: “Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies”.

Esto también se puede percibir con claridad en el mundo del deporte. Como comentó Edmilson (campeón mundial con Brasil en el Mundial 2002) en una entrevista en el programa Al Ángulo: desde hace algunos años en Brasil existe una clara disminución en la cantidad de niños que juegan fútbol en las calles, playas y canchas públicas. Hoy día, los niños dedican más tiempo a los videojuegos y espacios en internet, que al juego físico de fútbol. Para Edmilson, esto es un claro indicador del decreciente nivel futbolístico de la selección brasileña durante los últimos años.

Este menor nivel de esfuerzo y dedicación de tiempo, también se puede observar en el tenis. Siendo un deporte individual, se nota claramente como hoy las nuevas generaciones siguen sin imponerse sobre los veteranos. Hasta hace pocos años era muy raro que un jugador de más de 30 años gane un torneo de Grand Slam. Hoy en día sólo existe un jugador activo menor de 30 años que haya ganado un torneo Grand Slam. De los últimos 18 torneos, 17 han sido ganados por jugadores de 30 años o más.

En el Perú necesitamos hacer los mayores esfuerzos posibles para recuperarnos de las múltiples crisis creadas por Vizcarra y sus secuaces alrededor de la pandemia, aparentemente como parte de una estrategia pre electoral, que nos llevó a elegir un gobierno manifiestamente incapaz de asumir ese reto, pues su orientación es principalmente ideológica y política.

Lamentablemente hemos terminado con autoridades que pretenden:

  • Imponer una asamblea constituyente para concentrar el poder e intervenir la economía
  • suspender la meritocracia en el magisterio,
  • demorar la educación presencial,
  • malograr el comercio internacional -nuestro único camino a la prosperidad,
  • contaminar el turismo con más ideología,
  • alejarnos de socios desarrollistas y acercarnos a los más fracasados,
  • perder la confianza de propios y extraños,
  • y encomendar la gestión pública a los menos capaces, empezando con varios de los nuevos ministros

Ojalá logremos que la sociedad civil siga reaccionando y presione al gobierno a enmendar entuertos. ¡No queremos mediocridad!

Líneas abajo comparto el testimonio del profesor Leonardo Haberkorn, que muestra la degradación de una sociedad que cada día se esfuerza menos en aprender y dar todo de sí.

El periodista y académico uruguayo Leonardo Haberkorn renunció a seguir dando clases en la carrera de Comunicación en la Universidad ORT de Montevideo, mediante esta carta que ha conmovido al mundo de la Educación:

Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies.

Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más. Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos -aunque solo fuera para no ser maleducados- todavía tenía algún efecto.

Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal.

Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen. Además, cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado.

Esta semana en clase salió el tema Venezuela. Solo una estudiante entre 20 pudo decir lo básico del conflicto. Lo muy básico. El resto no tenía ni la más mínima idea. Les pregunté si sabían qué uruguayo estaba en medio de esa tormenta. Obviamente, ninguno sabía.

Les pregunté si conocían quién es Almagro. Silencio. A las cansadas, desde el fondo del salón, una única chica balbuceó: ¿No era el canciller? Así con todo. ¿Qué es lo que pasa en Siria? Silencio.

¿Qué partido es más liberal, o está más a la “izquierda” en Estados Unidos, los demócratas o los republicanos? Silencio. ¿Saben quién es Vargas Llosa?

¡Sí! ¿Alguno leyó alguno de sus libros? No, ninguno. Lamento que los jóvenes no pueden dejar el celular, ni aún en clase. Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado.

Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con la noticia de que todavía se venden diarios y revistas en las calles.

Llega un momento en que ser periodista te juega en contra. Porque uno está entrenado en ponerse en los zapatos del otro, cultiva la empatía como herramienta básica de trabajo.

Y entonces ve que a estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es solo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos.

Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo.

Entonces, cuando uno comprende que ellos también son víctimas, casi sin darse cuenta va bajando la guardia.

Y lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante. No quiero ser parte de ese círculo perverso. Nunca fui así y no lo seré.

Lo que hago, siempre me gustó hacerlo bien. Lo mejor posible. Y no soporto el desinterés ante cada pregunta que hago y se contesta con el silencio. Silencio. Silencio. Silencio. Ellos querían que terminara la clase. Yo también. Lampadia




La utilización de redes sociales en campañas políticas

La utilización de redes sociales en campañas políticas

Macarena Granese
Centro de Estudios Públicos – CEP, Chile

El límite entre una sana regulación y adaptación de las leyes electorales a las plataformas online y una sobrerregulación que puede ser perjudicial para nuestra democracia y libertad de expresión es difuso; pero tenerlo claro es fundamental para poder avanzar en esta materia de forma adecuada.

  • Mucho se ha discutido acerca del poder de manipulación que ejercen las redes sociales sobre los votantes, de cómo han influido en la polarización de la ciudadanía y promovido la desinformación. Si bien estos problemas existen, este artículo plantea que regular desmedidamente la materia o hacerlo de forma inadecuada, puede socavar la libertad de expresión. Al mismo tiempo, no hacer nada al respecto también conllevaría un riesgo a nuestro sistema político, toda vez que la libertad de expresión tiene límites.
  • Se pretende encontrar un equilibrio entre el eficaz cumplimiento de las leyes electorales en las plataformas digitales, por una parte, y la libertad de expresión de los usuarios de estas redes, por la otra. Para lograr este objetivo, se analiza la experiencia comparada en la materia y los distintos caminos regulatorios que se han tomado al respecto. Así: 
    • La Unión Europea contempla un enorme proyecto legislativo que busca regular lo digital y establecer las líneas que deberán cumplir las grandes empresas tecnológicas. La futura normativa pretende aclarar el concepto de “contenido ilegal” y definir cuál es la responsabilidad de las plataformas con el contenido que se publica en ellas.
    • Reino Unido por su parte aborda el tema desde un tipo de regulación conocida como liberal paternalista. Esto implica estimular decisiones que son vistas como buenas (educando a la población y dando a conocer contenido verídico) pero sin sancionar la materia.
    • Alemania y Francia en cambio regulan la materia de tal forma que traen emparejado una censura desmedida por parte de los administradores de estas plataformas, que, por temor a una sanción pecuniaria, prefieren remover contenido perfectamente aceptable. En el caso francés la regulación permite que sea un juez quien decida si ese contenido debe o no ser removido, lo que quita de la competencia de estas plataformas la aplicación de la ley. Ello no ocurre en Alemania, donde son las mismas plataformas quienes deciden cuando un contenido es perjudicial.
    • Caso diametralmente opuesto es el de Estados Unidos, en donde al no haber ninguna regulación al respecto, han sido los gigantes tecnológicos quienes han implementado sus propias políticas.
    • Por último, se analiza el caso de Panamá, donde existe una coordinación entre el Tribunal Electoral de aquel país y los administradores de las redes sociales, junto con una normativa clara y definida al respecto.
  • Finalmente, se analiza la legislación chilena en la materia y las medidas que podrían implementarse para mejorar la situación existente. Se plantea que el Servicio Electoral, mediante su potestad reglamentaria, podría adaptar la legislación electoral al contexto de las plataformas digitales para hacer frente al complejo escenario que implican las campañas electorales en las redes sociales. Lampadia



El circuito virtuoso de una buena economía de mercado

El circuito virtuoso de una buena economía de mercado

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Hace 250 años, con la revolución industrial, la humanidad encontró el camino de la prosperidad de sus pueblos.

Desde entonces, con la formación de mercados libres, el capitalismo y el desarrollo del sector empresarial, la humanidad ha transitado desde espacios donde el 95% vivía en la más abyecta pobreza, hacia la prosperidad.

Hoy día, menos del 10% de la población mundial se mantiene en la pobreza. El resto de la población tiene una calidad de vida difícil de imaginar hace 50 años y se ha desarrollado una clase media global de 3,000 millones de personas. Ahora estamos en la cuarta revolución industrial, que ofrece mejoras tecnológicas que pueden mejorar sustancialmente la educación, la salud y la calidad de vida, para lograr mejores democracias y más libertad individual.

Ha habido, por supuesto, otras propuestas de organización de las economías, empezando por el comunismo. Pero ningún país que se haya cerrado al desarrollo de los mercados, ha logrado la prosperidad. La gran mayoría de ellos ha terminado condenando a su población a la pobreza, la escasez y la falta de libertad.

Para mantenernos como parte de este nuevo mundo, necesitamos lograr niveles de ingreso muy superiores de los que tenemos. No se trata de que solo los más pudientes tengan acceso a los beneficios de la modernidad, tenemos que propiciar el acceso de todos los peruanos.

No queremos que nuestros pobres estén excluidos del nuevo mundo. Queremos que todos puedan ser parte del nuevo desarrollo económico y social.

Para ello tenemos que hacer lo que han hecho los países más prósperos en todas las regiones del mundo, crecer y fomentar la inversión privada, invertir en educación, salud, infraestructuras y tecnología.

También necesitamos mejores instituciones y un Estado más eficiente, que brinde buenos servicios públicos, de acceso a una buena justicia y garantice la seguridad pública.

Veamos en el frente económico, como podemos dar ese salto de riqueza. Para ello tenemos que crecer y eso solo se puede lograr promoviendo la inversión privada.

Con más inversión privada podemos generar empleo de calidad y recursos fiscales para tener un Estado fuerte y eficiente, que de buenos servicios y que remunere adecuadamente a los servidores públicos. Se trata de generar el circuito virtuoso de una buena economía de mercado, que genere mejores ingresos y condiciones de vida.

Una buena economía de mercado implica tener reglas claras bajo las cuales se desarrollen las inversiones. Las empresas deben ser consecuentes con su responsabilidad en aspectos sociales y ambientales, y en su capacidad de contribuir al bienestar general.

Pero las reglas que establezca el Estado para regular a las empresas, deben ser sensatas y basadas en criterios técnicos, restando espacios de discrecionalidad a los funcionarios públicos, que son justamente, los espacios de la corrupción.

Una pregunta que cabe hacerse es si el Perú tiene la capacidad de generar riqueza. Y la respuesta es que el Perú es uno de los países con más capacidades para generar riqueza. Tenemos todos los recursos naturales habidos y por haber, y una población esencialmente trabajadora, creativa y longánima.

Lamentablemente, la gran mayoría de candidatos a la presidencia de la República, por no decir todos, está muy lejos de estas ideas. Ven el país como una pequeña parroquia aislada donde se puede gobernar con imaginación y voluntarismo. No salen de enfoques de corto plazo y caen en el inmediatismo de falsas soluciones mágicas.

Los electores tenemos que pensar muy bien por quién votar. Veamos quienes tienen un pensamiento moderno y desarrollista. Difundamos en las redes sociales las ideas de la prosperidad. Nosotros, los ciudadanos comunes, tenemos que crear el espacio de ideas que nos lleven a ser parte del mundo del bienestar. Lampadia