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Mirada a una ‘industria en transición’

El punto en el que la demanda de petróleo alcanzará su máxima demanda ha sido durante mucho tiempo un tema de debate. La importancia del llamado ‘peak oil’ es que señala un cambio de una era de percibida escasez a una era de abundancia, y con ello, un posible cambio hacia un entorno de mercado más competitivo.

Los mercados mundiales de petróleo están cambiando drásticamente. El advenimiento de los vehículos eléctricos y las crecientes presiones para descarbonizar el sector del transporte significan que el petróleo enfrenta una importante competencia por primera vez dentro de su fuente principal de demanda. El reconocimiento de que las fuerzas combinadas de mejorar la eficiencia y aumentar la presión para reducir las emisiones de carbono y mejorar la calidad del aire urbano es probable que causen que la demanda de petróleo deje de aumentar y ha dado lugar a un considerable enfoque dentro de la industria y entre los comentaristas.

Al mismo tiempo, el lado de la oferta del mercado del petróleo está experimentando su propia revolución. El advenimiento del shale oil de EEUU ha alterado fundamentalmente el comportamiento de los mercados petroleros, introduciendo una fuente nueva y flexible de petróleo competitivo. En términos más generales, la aplicación de nuevas tecnologías, especialmente la digitalización en todas sus diversas formas, tiene el potencial de destrabar grandes reservas nuevas de petróleo en los próximos 20 a 30 años.

La perspectiva de una demanda máxima de petróleo, combinada con suministros de petróleo cada vez más abundantes, ha llevado a muchos comentaristas a concluir que es probable que los precios del petróleo disminuyan inextricablemente con el tiempo. Si la demanda de petróleo se está agotando y el mundo está inundado de petróleo, ¿por qué los precios del petróleo deberían ser significativamente más altos que el costo de extraer el barril marginal? Los días de racionamiento y primas de escasez pueden estar contados.

Estos desarrollos son importantes. Es probable que el crecimiento de la demanda de petróleo disminuya gradualmente y, finalmente, llegue a su punto máximo. Y es probable que el suministro abundante de petróleo altere fundamentalmente el comportamiento de las economías productoras de petróleo.

Sin embargo, también se estima que el consumo de gas aumente, “se espera que aproximadamente el 80 % del crecimiento previsto en la demanda de electricidad de EEUU se cubra con gas natural”, según McKinsey Global Institute.

Mientras tanto, el Perú, no da pie con bola. Se impide la exploración petrolera y se desalienta el desarrollo del gas.

Con disculpas formalistas, que esconden presiones políticas, el gobierno se da el lujo de paralizar las exploraciones petroleras en el zócalo norteño, donde se está construyendo una refinería de US$ 5,500 millones de dólares que no tendrá petróleo, pues el oleoducto de Petroperu está destrozado, como denunciamos en Lampadia el 16/03/2016. (Ver: Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú). Al mismo tiempo se han desintensivado las exploraciones y desarrollos de gas natural.

Para entender más este tema, compartimos un análisis del Financial Times al respecto:

Los productores de petróleo enfrentan una situación de “vida o muerte”

El temor inminente al pico de la demanda significa que las empresas tienen menos probabilidades de invertir. Entonces, ¿eso hace que la escasez y el aumento de precios sean inevitables?

David Sheppard y Anjli Raval
Financial Times
18 de junio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

El mes pasado un inversor frustrado me preguntó si la Royal Dutch Shell estaba más preocupada por “la sostenibilidad de la empresa o la sostenibilidad del planeta”. El presidente ejecutivo Ben van Beurden reconoció que el cambio climático será “el reto definitivo” que enfrentará la industria petrolera en los próximos años.

Luego pasó a describir los beneficios de la energía para millones de personas en todo el mundo como “a menudo una cuestión de vida o muerte”. Podría haber estado hablando de su propia industria, que acaba de salir de una recesión brutal y que, según algunos, se enfrenta a un desafío aún mayor: si invertir en petróleo en un momento en que las preocupaciones climáticas hacen prever el pico de la demanda tan pronto como en 2020.

Es una pregunta que domina la industria energética y determinará cómo se verán las grandes petroleras, incluidas Shell y BP, en el futuro. Impulsada por la presión de los inversores y la necesidad de frenar los costos después de que el precio del petróleo se redujera a la mitad en 2014, la industria ha abandonado en gran medida nuevas inversiones en megaproyectos, desde exploración ártica hasta arenas petrolíferas canadienses, que una vez fueron su fuerte.

En la segunda mitad de esta década, el gasto de capital total de los grandes grupos de petróleo y gas se reducirá en casi un 50% a US$ 443.5 mil millones desde los US$ 875.1 mil millones del 2010-15, según la consultora noruega Rystad Energy. Aunque parcialmente compensado por una caída en los costos de desarrollo del campo petrolífero, la caída también coincide con los grandes grupos que buscan más capital en proyectos de más corto plazo, que rinden frutos rápidamente, al igual que la energía renovable. Los movimientos se producen en medio de temores de que los vehículos eléctricos representen una gran amenaza para el dominio del petróleo. [Ver en Lampadia: Implicancias sobre la revolución de los autos eléctricos]

De acuerdo con eso, van Beurden les dijo a los inversionistas el mes pasado, que Shell ya no es un grupo de petróleo y gas, sino que es una “compañía de transición energética”, un indicio de su cambio hacia un sistema energético bajo en carbono.

Una afirmación impensable hace solo unos años. Pero la persistencia de la reducción de costos y las crecientes preocupaciones por el clima han dejado a muchos en el sector preocupados de que la industria esté cometiendo un error de cálculo. Temen que esté dando la espalda a muchos proyectos de petróleo y gas antes de que aumente la eficiencia, las energías renovables, los autos eléctricos y los esfuerzos para conservar los combustibles fósiles que puedan limitar el consumo. El resultado podría ser la escasez de suministros y los aumentos de precios, almacenando un problema para la economía global.

“No es inteligente ser arrogante respecto a la falta de inversión”, dice Stewart Glickman, un analista de equity (capital) en energía de CFRA. “La caída en los últimos cuatro años finalmente tendrá un impacto en los precios del crudo”.

Él agrega que, si bien la inversión en shale de EEUU ha crecido a medida que las empresas buscan proyectos de ciclo corto, cuellos de botella y la disminución de la calidad de las reservas, es probable que por sí sola no sea capaz de llenar el vacío. “Asumir alegremente que debido a que [la industria de Estados Unidos] ha sido capaz de generar suficiente producción hasta el momento que podamos continuar haciéndolo, es una expectativa arriesgada”, dice.

Las víctimas del recorte de inversión

Proyecto: Mad Dog 2 (rediseñado). BP, EEUU, Golfo de México

Originalmente programado para comenzar a producir petróleo antes de 2020, el proyecto fue detenido hace cinco años, ya que las previsiones de costos se dispararon a más de US$ 20 mil millones. BP ha vuelto con un nuevo plan que cree que limitará los costos a US$ 9 mil millones, con 140,000 barriles por día de producción que entrarán en funcionamiento a fines de 2021.

Las estimaciones de cuándo la demanda de petróleo alcanzará su punto máximo varían enormemente. Algunos expertos dicen que podría suceder tan pronto como en 2023, otros creen que se postergará hasta 2070. Esa falta de consenso presenta un peligro, dicen los críticos, pues los grupos petroleros están siendo empujados a descartar inversiones complejas a largo plazo justo cuando la demanda de petróleo se acerca a los 100 millones de barriles diarios por primera vez a medida que se expanden las economías emergentes en Asia y África.

“Hay tanta incertidumbre”, dice Andrew Gould, ex presidente y director ejecutivo de la compañía de servicios petroleros Schlumberger. “Cada vez es más difícil conseguir que los directorios aprueben proyectos con vidas de 20 a 25 años”.

La deflación de costos ha permitido la aprobación de ciertos proyectos como Mad Dog 2, el proyecto offshore de aguas profundas de BP en EEUU, mientras que otros están suspendidos o se han reducido. Dichos proyectos habrían proporcionado un colchón de línea de base de suministros para suavizar cualquier escasez futura del mercado o demanda adicional. Si ese suministro no está allí, algunos temen una reacción violenta de los países consumidores a medida que los precios del petróleo aumentan.

Funcionarios en India, que liderarán el crecimiento de la demanda de petróleo en los próximos años, ya están ansiosos después de que el precio tocara los 80 dólares por barril a principios de este año, mientras que los gobiernos de la eurozona se verán presionados si aumentan los precios.

Para las grandes compañías energéticas y las economías ricas en recursos que dependen de vastos campos petrolíferos para el gasto público, el temor a que la demanda alcance su pico es alto. Que se discuta en un momento en que la demanda ha estado creciendo a un promedio de 1.7mb/d cada año desde 2014 (el doble de la tasa al inicio de esta década, cuando el petróleo promedió cerca de US$ 100 por barril) es desconcertante para algunos.

Tony Hayward, el ex presidente ejecutivo de BP, que ahora es presidente del grupo minero y comercial Glencore, tiene dudas sobre toda la estrategia, insinuando que los aplacadores estaban ganando en contra de sus mejores intereses.

“No creo que las empresas grandes realmente crean en la historia a largo plazo de la demanda máxima”, dijo Hayward al Financial Times la semana pasada. “Al observar la trayectoria, es más probable que tengamos un ajuste severo del suministro a principios de la década de 2020″.

Las víctimas del recorte de inversión

Proyecto: Bonga Suroeste (Retrasado). Shell, Nigeria

El plan de Shell para desarrollar su yacimiento petrolífero Bonga en aguas profundas frente a Nigeria se ha retrasado varias veces desde 2015. Después de comenzar a bombear crudo en 2005, se espera que la extensión de Bonga de US$ 12 miles de millones hagan que la producción aumente a 175,000 barriles por día, pero su futuro ahora depende del corte de costos.

Los inversionistas están impulsando este cambio. Los principales gestores de activos y fondos de pensiones están cada vez más preocupados por el posible impacto financiero del calentamiento global y las políticas para limitarlo.

Legal & General Investment Management, uno de los mayores propietarios de acciones de BP y Shell a través de la administración de los fondos de pensiones del Reino Unido, ha liderado el camino al decirles que se centren menos en los riesgos de los movimientos de precios a corto plazo, y se preparen para administrar una industria en declive.

Nick Stansbury, quien encabeza la estrategia de L&G en los mercados de energía y commodities, dice que su argumento es que si bien es imposible predecir con exactitud cuándo llegará a su punto máximo la demanda de petróleo, ahora están convencidos de que llegará el momento. Los vehículos eléctricos, una reacción contra los plásticos y el aumento de los combustibles alternativos amenazan con limitar la demanda de petróleo, argumenta L&G.

Por lo tanto, los grupos petroleros deberían evitar los proyectos que tarden 10 o más años en volverse rentables, lo que solía ser el estándar de la industria. En su lugar, deberían centrarse en maximizar los rendimientos para los accionistas, incluso devolver capital en lugar de tratar de transformarse en compañías renovables en las que carecen de experiencia.

“No pensamos que el pico de petróleo llegará en 2021 o que no hay necesidad de invertir en ningún nuevo proyecto petrolero”, dice Stansbury. “Pero lo que queremos que se comprometan a hacer… es que se conviertan en los motores de flujo de caja que financian la transición energética”.

Dice que esa estrategia plantea riesgos para el resto del mundo en forma de precios del petróleo volátiles, pero argumenta que los fondos que invierten el dinero de otras personas en compañías de energía deben permanecer enfocados en cualquier riesgo a más largo plazo.

Es parte de un debate más grande. Los inversores a menudo consideraron que los programas de gasto de las grandes petroleras eran demasiado derrochadores cuando el petróleo estaba por encima de los 100 dólares el barril, lo que arrojaba rendimientos inadecuados. El colapso del precio del petróleo en 2014 obligó a revisar su enfoque de inversión.

Brian Gilvary, director financiero de BP, insiste en que no es solo el miedo de los inversionistas a la demanda máxima lo que ha provocado que la empresa se aleje de los proyectos de petróleo y gas a más largo plazo. Tras la caída de los precios en 2014, desencadenada en parte por el aumento estadounidense y el exceso de oferta subsiguiente, él argumenta que es sensato que empresas como BP se concentren en los proyectos más rápidos y más baratos.

“Nos estamos volviendo más eficientes en la forma en que invertimos capital”, dice Gilvary. Agrega que BP y otros grupos de energía están arando un camino intermedio: aumentar la producción de petróleo mediante el uso de tecnología para eliminar barriles de los yacimientos existentes, al tiempo que canalizan pequeñas cantidades de capital hacia los llamados proyectos de ciclo corto como el shale de EEUU.

Presidir una era de transición: el presidente ejecutivo de Shell, Ben van Beurden © Bloomberg

“No estamos viendo ningún indicio de que venga [una contracción de la oferta], pero entendemos el temor”, dice el ejecutivo de BP. “Continuamos haciendo crecer nuestro negocio… y todavía vemos suficiente actividad”.

Chris Midgley, ex economista jefe de Shell, que ahora es analista de S&P Global Platts, cree que el enfoque de BP tiene sentido, pero advierte que el mayor riesgo vendrá en cinco a siete años, cuando al centrarse la inversión en gran medida en campos existentes, podría no generarswe suficiente producción. Incluso si eso llevara a precios más altos, las compañías petroleras podrían no responder.

“Si obtenemos precios más altos, a diferencia de los ciclos anteriores, las [compañías petroleras internacionales] podrían elegir sentarse efectivamente en sus manos, diciendo que usarán la ganancia inesperada para acelerar en la transición energética en lugar de hacer más inversiones [petroleras]”, dijo. “Cualquier período prolongado de precios más altos que puedan seguir conduciría inevitablemente a un freno en el consumo. Eso sería… recesivo para toda la economía”, dice.

Las víctimas del recorte de inversión

Proyecto: Rosebank (Retrasado). Chevron, Reino Unido, Mar Del Norte

Justo al lado de la costa oeste de Shetland está el campo Rosebank, descubierto en 2004. Chevron estaba examinando la factibilidad de desarrollar un proyecto reportado de US$ 10 mil millones poco antes del colapso del precio del petróleo.

En 2016 canceló un pedido de US$ 1.8 mil millones para una embarcación de producción y descarga flotante (FPSO) para atender el campo. Chevron dijo que el proyecto sigue siendo considerado y que está trabajando en su diseño y economía.

Por ahora, la estrategia parece estar funcionando

Según Wood Mackenzie, una consultora petrolera, se espera que el crecimiento de la producción entre las principales petroleras aumente, en promedio, aproximadamente un 3.5 % anual entre 2017 y 2020.

Después de una caída de más del 40 % en la perforación convencional en tierra a nivel mundial desde 2014-16, desde entonces ha aumentado en un 17 %, dice Rystad Energy. En los yacimientos petrolíferos de EEUU, la perforación se redujo en un 55 % en el mismo período, pero aumentó un 65 % desde 2016, lo que demuestra la popularidad de los proyectos de ciclo corto. ExxonMobil, que ha sido más lento en abordar el riesgo climático que sus pares, ha dicho que todavía habría una necesidad de millones de dólares de inversión en nueva producción de petróleo y gas, incluso en un mundo donde el aumento de la temperatura se limitaría a 2ºC.

Mientras tanto, la recuperación en los precios del petróleo ha sido impulsada en gran medida por factores que están fuera del control de las compañías energéticas. La demanda es fuerte, la OPEP y Rusia recortaron intencionalmente la producción en 2017, y desde entonces la producción en Venezuela ha caído debido a la crisis económica y política que afecta al país.

La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de retirarse del acuerdo nuclear de Irán y reimponer sanciones a las exportaciones de energía del país fue el golpe final para llevar el petróleo por encima de los 80 dólares el barril. Pero desde entonces los precios han bajado a alrededor de US$ 74, mientras Arabia Saudita y Rusia discuten la posibilidad de liberar barriles adicionales al mercado, algo que los ministros de petróleo debatirán en la OPEP esta semana.

Sin embargo, algunos de los mayores comerciantes de petróleo siguen sin estar convencidos de que sea posible mantener el mercado bien provisto de inversiones a corto plazo.

Pierre Andurand, un administrador de fondos de cobertura que supervisa más de mil millones de dólares en inversiones y apuesta por las fluctuaciones del precio del petróleo, dice que podría llegar a los 150 dólares el barril en dos años, en parte debido a la demanda máxima mientras el consumo sigue en aumento. Otros ejecutivos y analistas de la industria ven una subida más baja, pero creen que los precios volverán a superar los US$ 100 por barril.

“Los inversionistas presionan para que estas compañías no inviertan demasiado en petróleo, pero al mismo tiempo no vemos que los automóviles eléctricos tengan un gran impacto en el crecimiento de la demanda por al menos otra década”, dice. “No es obvio para mí de dónde vendrá este crecimiento de la oferta”.

Algunos descartan esto como un alarmismo, diciendo que la industria ha cambiado de una era de escasez percibida a abundancia, lo que significa que gran parte de la inversión a largo plazo en grandes proyectos es innecesaria.

Por ahora, van Beurden está apostando a que Shell ha hecho los cálculos correctos. Un precio del petróleo un poco más alto no sería lo peor en el mundo para su empresa, ya que lidia con la transición energética. Después de todo, ningún presidente ejecutivo quiere quedarse con yacimientos petrolíferos multimillonarios que el mundo ya no quiere ni necesita. Lampadia




La refinería de Talara es un escándalo

La refinería de Talara es un escándalo

Hace un par de meses (10 de marzo), publicamos en Lampadia nuestro artículo: ¿Cuánto más costará Talara?, en el que decíamos que ‘Nunca hay que poner plata buena detrás de plata mala’, o como dicen los sajones ‘realize your loss’ (reconoce tu pérdida).

Asimismo, recordamos un par de ejemplos de cómo los seres humanos tenemos la tendencia a insistir en el error, a meter la segunda pierna en el pantano.

Repetimos: En el Perú, en el gobierno de Ollanta Humala, con la inspiración del chavismo, de la mano de Humberto Campodónico como presidente de Petroperú, y con la música del diario La República, nos embarcamos en la ‘modernización’ y ‘ampliación’ de la refinería de Talara. Se llegó a manipular conceptos para afirmar que el costo social de consumir combustibles contaminantes era mayor que el de la inversión en la refinería; pero no se reconoció que importar combustibles limpios era, largamente, más económico.

Decíamos: Hoy, sin haber terminado de ajustar los estimados de inversión, el presupuesto está en US$ 5,400 millones. (¿Con IGV o sin IGV? – Quién sabe).

Pues hace una semana nos hemos encontrado con una entrevista a Luis García Rosell, Presidente de Petro-Perú, donde reconoce que la refinería de Talara costará más de US$ 5,400 millones, sin especificar cuánto más. Y agrega que cuando entró a Petro-Perú, con el actual gobierno, ya se había invertido US$1,600 millones y habían compromisos contraídos por unos US$500 millones, o sea el Estado peruano había hundido ya US$2,100 (asumiendo que nada se podría recuperar). En otras palabras, se tomó la decisión de pasar de US$ 2,100 a los US$ 5,400 ‘estimados’ ahora. US$ 3,300 millones adicionales más los mayores costos aún no especificados por García Rosell. ¿Unos US$ 3,500 millones sobre lo comprometido por Humala-Campodónico?

En marzo preguntamos: ¿Cuánto más costará Talara? ¿No hubiera sido mejor hacer un gran parque industrial para los talareños, con una fracción de la inversión? ¿Estamos dispuestos a meter otros US$ 500 millones? ¿US$ 1,000 millones?

Líneas abajo glosamos partes de la entrevista, pues nos parece escandaloso que el Perú se haya embarcado en esta absurda inversión, que desde el principio adoleció de un mínimo de seriedad, y que hoy día sigue siendo fuente de errores que se acumulan unos encima de otros. Veamos:

“La inversión en Talara se justifica”
Entrevista a Luis García Rosell, Presidente de Petro-Perú
Por Gonzalo Carranza
El Comercio, 3 de mayo de 2017

Glosada por Lampadia

— ¿Cómo se llega a los US$5,400 millones de los que se habla hoy?
Esto empieza en US$1,334 millones en un primer nivel de ingeniería. Unos años después pasa a US$1,700 millones, una cifra que se anunció en los medios, pero de la que no tenemos detalles de qué incluían. Cuando se acaba el análisis de ingeniería, la inversión era alrededor de US$4,100 millones, pero se separa en tres partes: US$2,700 millones para unidades de proceso, que fue lo que se le adjudicó a Técnicas Reunidas; US$500 millones aproximadamente para obras complementarias, y US$815 millones para unidades auxiliares.

— ¿Las unidades de proceso son el ‘core’ de la refinería?
En realidad, todo es la refinería.

— Una ventaja de que lo manejen terceros es que puedan ser más eficientes que Petro-Perú.
Esa es una forma de verlo. Otra es que ya se había anunciado un monto de inversión y cuando resultó que era mayor, se sacaron conceptos, pues tampoco se incluían las obras complementarias. Se forzó una cifra, pero en realidad la inversión era de US$4,100 millones y, sumando los gastos financieros, llegamos a un estimado de US$5,400 millones.

— ¿Por qué un estimado?
Porque haber diferido la adjudicación de estas unidades auxiliares va a generar mayores  costos fijos. También por los gastos financieros.

— Aun si no hubiera nada irregular en el monto total de inversión, se critica que esta sea sumamente cara. 
Una refinería tiene dos componentes principales: el tamaño y la complejidad. El tamaño de Talara es de mediano a chico, pero la complejidad es alta. Existen ocho refinerías similares en todo el mundo.

— ¿Por qué no buscaron otras soluciones?
Hay que evaluar tres momentos.

  • El primero es antes de iniciar la refinería. ¿El Perú debió haber invertido en una refinería? Hay aspectos a favor y en contra, pero no soy el indicado para señalar esto.
  • El segundo momento es cuando entramos nosotros. La decisión era si seguíamos con el proyecto. Ya se habían invertido US$1,600 millones y había compromisos contraídos por unos US$500 millones más [US$2,100]. Si parábamos la refinería, no se podía vender la infraestructura civil, pues básicamente eran pilotes. Habríamos tenido que registrar la pérdida de esos activos y nuestro patrimonio se hubiese vuelto negativo. Además hubiéramos tenido que voltear al Estado y decirle “dame la plata para pagar la deuda”.
  • El tercer momento era evaluar el gasto incremental y ver si su rendimiento justificaba seguir.

— ¿Justificaba? 
Sí. No solo el incremental, sino la inversión total. El proyecto nos da crecimiento en capacidad de procesamiento. También nos da competitividad al poder procesar crudo pesado, que es más barato, y al aumentar la proporción de gasolinas y diésel en nuestro portafolio, con lo que mejora nuestro precio promedio de venta. Y nos da continuidad en el mercado. Hoy existe una norma que impide comercializar en gran parte del territorio nacional diésel con más de 50 partes por millón de azufre. Eso se va a extender a las gasolinas y a todo el Perú en algún momento, como ya sucede en otros países.

Repetimos: Hay que parar esta locura y buscar un plan ‘C’. Evaluar todas las decisiones y mostrarle a los peruanos el daño que nos regaló el gobierno de Humala y el economista ‘capo di tutti capi’ del Frente Amplio (que no es ni frente, ni amplio), la mano izquierda (en lo económico) de Verónika Mendoza, Humberto Campodónico, hijo predilecto del diario La República. Lampadia




¿Cuánto más costará Talara?

‘Nunca hay que poner plata buena detrás de plata mala’, o como dicen los sajones ‘realize your loss’ (reconoce tu pérdida). Ambos son preceptos básicos de las finanzas, pero los seres humanos no queremos aprender y el error se repite en distintos espacios y aspectos.

En su libro ‘Homo Deus’, Yuval Noah Harari comenta como los hombres solemos insistir en el error, cueste lo que cueste.

Dice por ejemplo, que en 1915, Italia entró en la Primera Guerra Mundial para recuperar Trento y Trieste del Imperio austrohúngaro. En la primera batalla, Italia perdió 15,000 hombres, en la segunda 40,000, en la tercera 60,000, hasta que al final de la guerra murieron 700,000 soldados. Pudieron retirarse en varias ocasiones pero el síndrome de ‘nuestros muchachos no murieron en vano’ (que permitía esconder el error) hacía que siguieran mostrando un sentido de propósito en continuar la guerra.

La misma lógica funciona en la esfera económica: “En 1999, el gobierno de Escocia decidió ordenar la construcción de un nuevo edificio para albergar el Parlamento. Según el plan original, las obras iban a durar dos años y a costar 40 millones de libras. En realidad, duraron cinco años y costaron 400 millones de libras. Cada vez que los contratistas topaban con dificultades y gastos imprevistos, se dirigían al gobierno escocés y pedían más tiempo y dinero. En todas esas ocasiones, el gobierno se decía: “Bueno, ya hemos invertido 40 millones de libras en esto y quedaremos completamente desacreditados si lo interrumpimos ahora y acabamos con un armazón a medio construir. Vamos a autorizar otros 40 millones”. Seis meses después ocurría lo mismo y para entonces la presión que suponía no acabar con un edificio a medio construir era todavía mayor; y otros seis meses más tarde se repetía de nuevo lo mismo,  así sucesivamente hasta que el coste real fue de diez veces la estimación original”.

Pues en el Perú, en el gobierno de Ollanta Humala, con la inspiración del chavismo, de la mano de Humberto Campodónico como presidente de Petroperú, y con la música del diario La República, nos embarcamos en la ‘modernización’ y ‘ampliación’ de la refinería de Talara. Se llegó a manipular conceptos para afirmar que el costo social de consumir combustibles contaminantes era mayor que el de la inversión en la refinería; pero no se reconoció que importar combustibles limpios era, largamente, más económico.  

Así, alegremente, emprendimos un proyecto absurdo que después hemos descubierto incluía la ampliación de la refinería (de 65,000 a 95,000 barriles diarios), llevándola por encima de la demanda nacional (¿para exportar productos refinados?). La aventura iba a costar como máximo US$ 1,700 millones. Más adelante, con Campodónico aún en la petrolera estatal, pasó a US$ 3,000 millones, más otros ‘rubros privados’ (no especificados, y que no tenían nada de ‘privados’), que llevaban el total a US$ 3,500 millones.

Hoy, sin haber terminado de ajustar los estimados de inversión, el presupuesto está en US$ 5,400 millones. (¿Con IGV o sin IGV? – Quién sabe). Además, según lo anunciado esta semana, se está tomando endeudamiento público por US$ 3,000 millones.

Fuente: El Regional Piura

Por su lado, la Refinería de la Pampilla invirtió US$ 470 millones para producir diesel con 50 partes por millón y completará el proceso con otros US$ 270 millones para las gasolinas, unos US$ 750 millones para su actual  capacidad de producción de unos 120,000 barriles por día. Esa es la eficiencia del sector privado.

¿Cuánto más costará Talara? ¿No hubiera sido mejor hacer un gran parque industrial para los talareños, con una fracción de la inversión? ¿Estamos dispuestos a meter otros US$ 500 millones? ¿US$ 1,000 millones?

Hay que parar esta locura y buscar un plan ‘C’, evaluar todas las decisiones y mostrarle a los peruanos el daño que nos regaló el gobierno de Humala y el economista ‘capo di tutti capi’ del Frente Amplio (que no es ni frente, ni amplio), la mano izquierda (en lo económico) de Verónika Mendoza y Humberto Campodónico, hijo predilecto del diario La República. Lampadia




Sedapal: Otro monstruo sin control

Sedapal: Otro monstruo sin control

Al igual que Petroperú, Sedapal goza de privilegios abusivos e indebidos, como no reportar al Fonafe, el holding que agrupa las empresas del Estado. Pero ojalá fuera solo eso, Sedapal tiene un grupo de trabajadores que pueden dejar en herencias sus puestos. Entre desperdicios de agua y facturación pierden cerca del 40% del agua que producen. No cubren a toda la población; muchos tienen un servicio por horas y otros, los más pobres, se ven precisados a comprar el agua en baldes a un costo 12 veces mayor del que pagan los más pudientes.

Con estos resultados, nadie se imaginaría que, gobierno tras gobierno, se vaya renunciando a implantar un profundo cambio que remedie todos estos desastres.

Batalla ecológica en playa Arica: así luce el balneario [FOTOS]

Hoy comentamos otro caso clamoroso, que solo una empresa muy poderosa puede darse el lujo de manejar sin la menor vergüenza.

Resulta que la empresa estatal ha perdido un caso contencioso con unos supuestos invasores que han tomado control de instalaciones esenciales para mantener un mínimo de servicio. Más allá del caso, esto era previsible y se debió buscar una solución efectiva.

Pero esta empresa poderosa decidió tirar los desagües a la playa y dar dos horas de plazo a las industrias de la zona para que suspendan sus actividades empresariales en forma indefinida. Tal cual. ¿Parece chiste o ciencia ficción?

El gobierno de PPK espera llamarse el ‘gobierno del agua’. Señor presidente, esto no da más. Es el momento de actuar para que el agua llegue a los pobres y cortar la ineficiencia, el abuso y la prepotencia de una empresa que debiera pasar a la lista de malos recuerdos.

Líneas abajo publicamos el reporte de un operador industrial y la carta notarial de Sedapal indicando el corte del servicio. Además, publicamos también el artículo de El Comercio del 5 de octubre pasado que presenta el suceso a la ciudadanía y un video sobre los sucedido hoy en Lurin:

1. Comunicación empresarial

Estimado …

SEDAPAL ha perdido a manos de un invasor conocido de la zona,  la posesión de la PTAR nuevo Lurín y ha declarado emergencia sanitaria y ambiental;  al no poder operar las lagunas empezaron a desaguar en playa Arica lo que les generó un problema con la municipalidad, los vecinos etc., llegó la prensa y televisión, pésimo manejo.

Este Sábado 01 de Octubre  por carta notarial (adjunta)  han exigido al Centro Industrial Las Praderas de Lurín, suspender el envío de sus efluentes en un plazo de 2 horas, o sea amenazan a las empresas en lugar de retirar a los mafiosos de sus instalaciones y retomar el control y la operación de la laguna de oxidación.

No hay donde echar los desagües de 1,200 empleados y de 36 industrias, 18 de las cuales están en el Centro Industrial y  que descargan sus efluentes industriales en esa laguna desde hace 19 años.

Las empresas no pueden dejar de producir, ni las personas dejar de usar los servicios.

SEDAPAL debe restituir la posesión y manejo de la laguna inmediatamente para evitar un desastre ambiental ya que los desagües serán tirados a las pistas de la zona y no pretender evadir su responsabilidad e ineficiencia echándole la culpa a las empresas del posible daño ambiental que esto puede generar.

Deben usar todo el poder que les faculta la ley para desalojar a estos invasores que con autorización judicial, que pareciera amañada, están en posesión de la laguna, al  ser este servicio de necesidad pública deberían procesar a los usurpadores y no amenazar a las empresas, tengo la impresión que puede existir un tema de corrupción judicial y por supuesto ineficiencia total de SEDAPAL.

Gracias adelantadas por tu atención a la presente.

Saludos

‘Locatario industrial’

2. Carta notarial de Sedapal cortando los servicios

3. Artículo de El Comercio

Batalla ecológica en playa Arica: así luce el balneario

Pamela Sandoval Del Águila

El Comercio, 05 de octubre de 2016

Glosado por Lampadia

Milko Cortez despierta cada mañana con el hedor de huevos podridos, heces y restos en descomposición que se infiltra por la ventana de su casa, en la playa Arica de Lurín. Su vivienda es una de las 240 del balneario afectadas desde hace 12 días por la apertura de una línea de rebose de aguas negras, desviadas desde la planta de tratamiento de Nuevo Lurín.

“Además del mal olor, hay vecinos que se quejan de problemas estomacales. Necesitamos una solución cuanto antes, pues si el vertimiento continúa hasta diciembre tendremos a 5,000 veraneantes expuestos a la contaminación”, observó José Arakaki, alcalde de Lurín. 

Como informó El Comercio hace una semana, una disputa entre el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) y la Asociación Agropecuaria Súmac Pacha –donde queda la planta de tratamiento– impide que el primero administre la estructura y que las aguas residuales sean bombeadas desde las lagunas de oxidación hacia la planta de San Bartolo. Ambos aducen ser dueños de los 67.000 m2 de la planta, inscrita en los Registros Públicos a nombre de Sedapal. “El 23 de setiembre nos enteramos de que Súmac Pacha había obtenido una medida cautelar de la Primera Sala Civil de la Corte Superior, que nos impide entrar a la planta”, explicó Antonio Angulo, de Asuntos Legales y Regulación de la empresa pública.

Ante el temor de que las lagunas colapsen, pues los desagües del distrito –60% industriales y 40% domésticos– continúan llegando a la planta de Nuevo Lurín, Sedapal optó por activar la línea de rebose, que vierte 1 m3 por segundo al mar. Es decir, la playa Arica ha recibido más de 15.840 m3 de aguas negras sin tratar, el equivalente a seis piscinas olímpicas.

“A nadie le gusta que se viertan aguas residuales, ¿pero dónde las prefieren? ¿En las calles, corriendo como ríos, porque ha habido una afectación por culpa de terceros?”, agregó Angulo, quien espera tramitar mañana una medida cautelar ante el Poder Judicial para recuperar el control de la planta.

 La medida se ampara en una denuncia por delito ambiental contra Súmac Pacha, que cuenta con un reporte que constata el daño, realizado por el Ministerio Público el 30 de setiembre pasado.

Mientras tanto, aprovechando el reemplazo de 1.5 km de redes de desagüe, Sedapal inició la construcción de un ‘by-pass’ para enviar aguas negras de Nueva Lurín a San Bartolo, sin entrar a playa Arica. La infraestructura estaría lista en tres meses, por lo que la vía judicial subsiste como la salida más rápida al problema.

Augusto Nishimura, de Servicios a la Ciudadanía y Gestión Ambiental de Lurín, informó que la comuna también ha denunciado a Súmac Pacha. El funcionario lamentó que Sedapal no haya contemplado un plan alterno como el ‘by-pass’ con anticipación. “Según nuestras mediciones, hay 200 km de litoral afectado. El daño alcanzaría a las playas San Pedro y Los Pulpos”, dijo.

Voceros de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), a cargo de medir el impacto de la contaminación de este tipo, precisaron que hoy informarán sobre este caso.

—Otras afectaciones—

Diosdado Navarro, dirigente de Súmac Pacha, precisó que, aunque el hedor y el riesgo de desborde también los amenaza, no desistirán de su propósito de recuperar la propiedad del terreno de la planta. “Hace 18 años, Sedapal registró el área pese a que la asociación es dueña. Ellos tienen espacio libre en el km 40 de la Panamericana Sur, pero optan por arrojar el desagüe a la playa porque no les interesa eso, sino la propiedad”, dijo Navarro, quien según funcionarios edilicios y los de Sedapal es sospechoso de tráfico de tierras.

Además de los vecinos, este problema también afecta al Parque Industrial de Lurín, donde 18 de las 36 empresas agremiadas ya han reducido su producción por falta de acceso al desagüe.

4. Video

Compartimos un video sobre el aniego que se causó por el desborde de las lagunas de oxidación en Lurín: 

Lampadia

 




La inversión privada debe llegar a Petroperú

Ha llegado la hora de hacer un balance serio sobre la situación de Petroperú, su clamoroso descuido del Oleoducto Norperuano, el gigantesco proyecto de ‘modernización’ de la refinería de Talara y de su privilegiado estatus corporativo que le dio licencia para operar sin ningún control de parte del Estado, su accionista en nombre de todos los peruanos.

La semana pasada, el Oleoducto Norperuano sufrió su tercer derrame este año en Loreto por una nueva ruptura de la tubería. Más indignante aún es que Petroperú bombeó petróleo sin autorización, ya que su funcionamiento se suspendióhace más de cuatro meses para realizar las reparaciones ordenadas por Osinergmin para evitar que se repitiera el desastre de febrero pasado, cuando unas rupturas causaron el derrame de 3,000 barriles de crudo en la región amazónica, contaminando dos ríos utilizados por pueblos nativos como fuente de agua y dañando el medio ambiente.

Este último derrame muestra el nivel de ineptitud de la estatal Petroperú. Tras 16 años de falta de mantenimiento y 73 fallas identificadas (hasta ahora), queda claro que se ha llevado al Oleoducto Norperuano a prácticamente terminar su ciclo de vida.

Hace más de tres meses, publicamos en Lampadia: Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú, en donde explicamos que la paralización del oleoducto tendría para rato pues éste ya había agotado su ciclo de vida. Afirmamos que su nivel de corrosión debía ser altísimo y que por ello se habían multiplicado las fallas, cada vez, con más severidad. Para ilustrar la nota utilizamos el gráfico de líneas abajo que muestra que al inicio de operaciones de estas obras se generan fallas de alta severidad y frecuencia. Al asentarse las instalaciones, las fallas disminuyen sustancialmente por un largo tiempo, el período de vida útil. Sin embargo, si no se hace el mantenimiento adecuado y no se reemplazan los materiales desgastados o corroídos, las instalaciones entran en una nueva fase de fallas con alta frecuencia y severidad. Esta suerte de curva se llama: ‘Tina’.

Es justamente por estas continuas irresponsabilidades de la empresa estatal que en Lampadia consideramos fundamental que el sector privado tenga un rol más activo en la empresa. Recordemos que esto se intentó a finales del 2013 con la Ley 30130, la cual autorizaba que las nuevas inversiones en la modernización de la refinería de Talara y otras operaciones de Petroperú deberían hacerse con participación privada, bajo el esquema Asociaciones Pública Privadas (APP).  La norma incluía un plan muy agresivo para introducir buenas prácticas de gestión y gobierno corporativo. Comprendía además, la intención de abrir el capital de la empresa a socios privados hasta por un 49% de sus acciones, que se cotizarían en la Bolsa de Valores.

Sin embargo, nada de eso se dio. Inocentes nosotros en no haber entendido que, detrás de esas palabras, solo había una estrategia para mantener el estatus de una empresa emancipada.Como señaló Iván Alonso, “vencido el plazo, lo que ha logrado la empresa para reorganizarse integralmente ha sido otro chiste de humor negro. En primer lugar, en materia financiera, pasó de ganar unos ínfimos 92 millones de soles en el 2013 a perder 95 millones en el 2014”.

Tras la aprobación de orientación populista, de la norma del Congreso para que Petroperú explote el Lote 192, lo que se ha logrado es deshacer uno de los fundamentos principales de la Ley 30130: no alentar la actividad empresarial por parte del Estado. Ya entonces se había exceptuado a Petroperú de la obligación de pasar sus compras, adquisiciones y contratos por el aro del Organismo Supervisor de Compras Estatales (OSCE), retirarla del ámbito de control de la Contraloría y del control del holding estatal de las empresas públicas, Foncodes; lo que le ha permitido a Petroperú actuar discrecionalmente. Primero con la intención de emular a Aramco de Arabia Saudita, bajo la presidencia de Humberto Campodónico, y luego, bajo la dirección del renunciante German Velásquez que manejo la empresa con una prepotencia de tufo velasquista. Y bueno, tras tanto secretismo sobre el proyecto de Talara y de la cadena de derrames, que ya no pueden llamarse accidentes ni movimientos del terreno (como declaró Arturo Melgarejo), se convierten más bien en actos de punibles irresponsabilidades. ¿Qué se debe hacer ahora? Está claro que la empresa estatal no está funcionando. Lo que se necesita es una reestructuración completa de Petroperú y ver de convocar al sector privado para abrir su capital, establecer el gobierno corporativo y desarrollar APPs para sus distintos proyectos.

Una reciente publicación del Cato Institute titulada ‘Opciones para la privatización Federal y Lecciones de Reformas del extranjero’ detalla que las mayores ventajas de una mayor participación privada en una empresa estatal es el incentivo de mayor eficiencia e innovación y una mejora en la inversión de capital.

Las empresas privadas en los mercados abiertos y competitivos, respondiendo a la naturaleza de la propiedad, tienen fuertes incentivos para incrementar la eficiencia, producir más y mejores productos a menores costos. En palabras del Cato Institute, “Las empresas buscan ganancias, que son una medida de creación de valor neto. Si una empresa no hace las cosas bien, perderá dinero y tendrá que cambiar de rumbo para evitar declararse en bancarrota.”

Además, el sector privado  tiene incentivos para mantener sus instalaciones en buen estado y para invertir y satisfacer las demandas crecientesde sus clientes y de la sociedad. Para financiar expansiones, reinvierten sus ganancias y se financian en los mercados de deuda y capital. Por el contrario, las entidades  gubernamentales a menudo consumen su financiación en temas burocráticos, descuidando el importantísimo mantenimiento y mejoras.

Petroperú está muy lejos de siquiera soñar ser una empresa eficiente y rentable. Como hemos mencionado anteriormente en Lampadia, Petroperú es más bien una OPP, una ‘Organización Para-Política’. Un ente que está al servicio de los políticos que ostentan la administración del Estado y sus agencias, como hemos visto a lo largo de todos los últimos gobiernos.

Petroperú no tiene gobierno corporativo (dicen que está en desarrollo, como si acabara de ser fundada), no tiene directores independientes, no tiene acciones en la bolsa y por lo tanto no tiene los controles básicos para una ‘empresa’ de ese tamaño. Ver en Lampadia: Petroperú no es una empresa, es una OPP.

Si de verdad queremos tener una empresa viable y manejar eficientemente sus proyectos, es indispensable lograr una asociación con el sector privado. Eso requiere el desenvolvimiento de un gobierno con visión, capacidad de comunicación y liderazgo, capacidades que esperamos adornen al nuevo gobierno. 

Lampadia




Invertir para crecer y crecer para distribuir

Invertir para crecer y crecer para distribuir

Según el último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva (BCR), la estimación de crecimiento económico para este año se mantiene en 4%. Este pronóstico está siendo impulsado principalmente por la entrada en operación de los últimos proyectos mineros que evitaron su paralización por los conflictos creados por los anti mineros. Según el informe, el crecimiento del PBI “se debe principalmente por los sectores primarios, los cuales se expandirán en 7 por ciento”. Además, para los años 2017 y 2018, se proyecta un crecimiento del PBI de 4.6% y 4.2%, respectivamente.

Evidentemente, estamos mucho mejor que los demás países de la región (mal de muchos consuelo de tontos), seguidos por Bolivia con 3.6% y Paraguay con 3.3%. Por su lado, Chile (inmerso en su regresión socialista bacheletiana) tendría un crecimiento de tan solo 1.8%. La misma tendencia se vería en la proyección de crecimiento en 2017, con el Perú liderando en la región con 4.6%.

Es fundamental resaltar que la aceleración del crecimiento del PBI en el primer trimestre 2016 de 4.4%, respondió principalmente al desempeño de los sectores primarios, los cuales se expandieron en 10% y en donde destaca la minería metálica con un 25% de crecimiento, la cual contribuyó con 2 puntos porcentuales al crecimiento del PBI global. Esto demuestra lo que hemos venido repitiendo sin cansancio en Lampadia: el principal motor del crecimiento de la economía peruana es la inversión privada, especialmente en minería. El Perú es un reconocido productor mundial de cobre, oro, plata y zinc. La minería genera normalmente el 60% de los ingresos por exportación, con solo el 7%  del PBI, tiene un alto valor agregado y genera encadenamientos productivos muy importantes con otros sectores de la economía.  

Según un reciente informe del INEI, “el comportamiento ascendente de la minería metálica está asociado a la entrada en producción del íntegro de la capacidad operativa de la planta concentradora de Cerro Verde, la consolidación de las operaciones de Hudbay Perú (Constancia), el megaproyecto cuprífero Las Bambas de Minera Las Bambas, el proyecto Inmaculada de oro y plata de la Compañía Minera Ares y el proyecto aurífero Shahuindo; a los que se suman los mayores volúmenes reportados por Antamina, Antapaccay, Buenaventura, Casapalca y Volcan, entre las de mayor influencia, además de la producción estimada de los productores artesanales informales de oro en las regiones de Madre de Dios, Puno, Arequipa y Piura.”

Sin embargo, durante el último trimestre, este dinamismo fue atenuado por la caída de hidrocarburos (-18.5 %) y de la manufactura no primaria (-4.0 %). Esta baja en hidrocarburos se debe principalmente a la menor producción de petróleo por la ruptura del Oleoducto Norperuano. Ya han pasado cuatro meses desde que se suspendió el servicio de transporte de petróleo del Oleoducto Norperuano, debido a las reparaciones ordenadas por Osinergmin para evitar que se repita el desastre ecológico de febrero pasado, cuando múltiples rupturas causaron el derrame de 3,000 barriles de crudo en la región amazónica, contaminando dos ríos utilizados por pueblos nativos como fuente de agua. Ver en Lampadia: Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú y La ‘Tina’ de Petroperú sigue rota, donde denunciamos que la paralización del oleoducto tendría para rato pues éste ya ha cumplido con creces su ciclo de vida.

Pero, a pesar de la importancia de la inversión privada (mayormente ligada a la minería) para nuestro crecimiento, ésta recién podría empezar a crecer a partir del próximo año. El informe estima que en el 2016 caerá 1%, una disminución con respecto a las proyecciones de marzo cuando el propio Banco Central consideraba un crecimiento de cero. 

Esta caída se debe a que en los últimos años se han fomentado una serie de mitos anti mineros (que contamina, que se gasta el agua, que exporta piedras, que no se puede hacer minería en las cabeceras de cuenca, etc.). Además, de facto y paulatinamente, se instaló un ambiente anti inversión privada mediante todo tipo de trabas burocráticas, permisos ambientales y culturales, que además del empoderamiento de las autoridades regionales y municipales con capacidades discrecionales absolutas (con el dinero del canon en sus manos, pensaron que no necesitaban al sector privado y actuaron como si los ciudadanos individuales y las empresas fueran sus enemigos). Así fue como se paralizó la inversión minera y sus efectos multiplicadores, lo que a su vez terminó desacelerando la economía en su conjunto. Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro.

Según el  BCR, “la inversión privada disminuiría moderadamente en 2016 en un contexto de un ciclo contractivo mundial de inversión minera por menores precios de las materias primas, atenuado por mayores inversiones en proyectos de infraestructura”. Para el periodo 2017-2018 se espera que la inversión se recupere con tasas de crecimiento de 4.0% y 4.2%, respectivamente (con el impulso de proyectos de infraestructura).

Por otro lado, el BCR elevó su proyección de crecimiento de la inversión pública para este 2016 de 7.4% a 10.3%. Durante los primeros cinco meses del año la inversión pública ha tenido un mayor dinamismo por una recuperación de los gobiernos regionales. La inversión pública es otro factor que fomenta un mayor dinamismo de la demanda interna, debido a la ejecución de proyectos de infraestructura.

Según el BCR, las exportaciones crecieron 7.8 % en el primer trimestre y estima que tendrían un crecimiento de 6.4% para el 2016, mientras que las importaciones se incrementarían en 0.3%.  Las mayores exportaciones serían tradicionales, principalmente mineras, las cuales compensarían unas menores exportaciones no tradicionales, principalmente por menores ventas al exterior de productos pesqueros por problemas de oferta.

En el caso de la agroexportaciones, según el BCR, se han diseñado grandes proyectos de irrigación que fomentarán un mayor crecimiento de la industria. Según cálculos de ProInversión, gracias a estos grandes proyectos se duplicarán las hectáreas dedicadas a la agroexportación, lo que generaría un aumento de exportaciones de US$ 3,190 millones al año,  orientadas principalmente al mercado externo.

 

El Perú cuenta con un gran potencial de crecimiento en distintos sectores productivos. En el minero tenemos el potencial de multiplicarnos por 5; igual o más en energía; en forestería, podemos multiplicarnos por 30; podemos desarrollar acuicultura en nuestros ríos, cochas y mares; etc. El Perú es infinito en comparación al tamaño de nuestra población. Solo necesitamos un gobierno que entienda esa realidad, nos libere de las abusivas manos de la burocracia y permita que nuestra capacidad creativa se encargue del resto. Ya es hora de poner en valor nuestros recursos y actuar en pro de un desarrollo integral, duradero y sostenible. ¡No hay disculpas que valgan! Lampadia




La ‘Tina’ de Petroperú sigue rota

La ‘Tina’ de Petroperú sigue rota

El 16 de marzo pasado publicamos en Lampadia: Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú. Entonces denunciamos que la paralización del oleoducto tendría para rato pues éste ya había cumplido con creces su ciclo de vida. Afirmamos que su nivel de corrosión debía ser altísimo y que por ello se habían multiplicado las fallas, cada vez, con más severidad. Para ilustrar la nota utilizamos el gráfico de líneas abajo que muestra que al inicio de operaciones de estas obras se generan fallas de alta severidad y frecuencia. Al asentarse las instalaciones, las fallas disminuyen sustancialmente por un largo tiempo, el período de vida útil. Sin embargo, si no se hace el mantenimiento adecuado y no se reemplazan los materiales desgastados o corroídos, las instalaciones entran en una nueva fase de fallas con alta frecuencia y severidad. Esta suerte de curva se llama: ‘Tina’.

Como era de esperarse, Petroperú no se comunicó con Lampadia para explicar la situación y solo hizo lo posible por pasar inadvertido con el dinamismo mediático del país. Sin embargo, la realidad confirmó la situación calamitosa del oleoducto al punto de que este siga paralizado.

El lunes pasado (13 de junio, 2016), tres meses después de nuestro artículo, el diario El Comercio publicó una noticia titulada: “Oleoducto: 16 años de descuido”. Ver reproducción a continuación:

Según la nota, tras década y media sin mantenimiento apropiado, el Oleoducto Norperuano exhibe 73 fallas críticas. Repararlas tomará todo el año.

“Según Petro-Perú, el oleoducto no ha recibido mantenimiento en los últimos 16 años y, como consecuencia, se han generado 73 fallas (puntos con pérdidas de espesor superiores al 70%) en los tramos 1 y 2”.

“Tal es el resultado de la inspección con smart-pigs (sensores que detectan fallas) realizada por la estatal en el 2015. ¿Qué tan grave es este diagnóstico?”

“Según Víctor Sanz, ex gerente de Contratos de Petro-Perú, la figura es trágica, pues demuestra el descuido que la estatal ha tenido con el oleoducto por su afán de priorizar la modernización de la refinería de Talara. “Es un asunto gravísimo. Sabía de sabotajes que se deben denunciar, pero la falta de mantenimiento es un descuido atroz. Lamentablemente, no es solo un problema de Petro-Perú, lo es también de Osinergmin y el MEM. ¿Dónde estaban cuando esto sucedía?”

Ya han pasado cuatro meses desde que se suspendió el servicio de transporte de petróleo del Oleoducto Norperuano, debido a las reparaciones ordenadas por Osinergmin para evitar que se repita el desastre del febrero pasado, cuando unas rupturas causaron el derrame de 3,000 barriles de crudo en la región amazónica, contaminando dos ríos utilizados por pueblos nativos como fuente de agua y dañando el medio ambiente.

Sin el debido mantenimiento, el oleoducto ya cumplió con creces su ciclo de vida. “Las recientes roturas no son casos aislados, sino que reiterados derrames han afectado regiones de Amazonas, Loreto, Piura y Cajamarca”, informó la OEFA en su momento.

Mientras tanto Petroperú y el gobierno peruano siguen en la fiesta de la ‘modernización’ de la refinería de petróleo de Talara. En ella se mueven inmensas cifras de inversión del nivel de unos US$ 3,500 millones, cantidad excesiva según varios expertos e innecesaria según otros, dada la estructura de la demanda y oferta de productos refinados en el Perú.

La gestión de Petroperú y los resultados obtenidos en inversiones, operaciones y en el desastroso mantenimiento de sus instalaciones, más la falta de controles con los que opera la administración (ni siquiera reporta a Fonafe, el holding estatal que representa al Estado en su rol de accionista de las empresas públicas), han determinado una situación alarmante que debe llevarnos a enfrentar con valentía las presiones políticas que pretenden mantener las cosa como están. Esperamos que el próximo gobierno tenga la entereza suficiente para informar al país esta realidad y plantear correcciones de fondo al actual esquema licencioso con el que opera Petroperú

Lampadia




Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú

Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú

En estos días estamos indignados con los daños ambientales causados por los derrames de petróleo por la gran empresa pública peruana, Petroperú. Además, es importante subrayar que nuestra indignación debe ser doble, pues también tenemos que asumir la indignación que se habría producido por parte de las cúpulas de izquierda,  ambientalistas y comparsas mediáticas, de haberse producido los derrames en una empresa privada.

El caso del oleoducto norperuano es una suerte de manual de errores y omisiones en el desarrollo y gestión de proyectos. Éste se construyó por orden de militares metidos en política, quienes asumieron que en la selva habría un mar de petróleo. Se sobredimensionó el tubo, pero nunca se llenó. Por ello, no se cumplió con la estipulación para la protección de la corrosión que se daría con el tubo lleno. Por esa razón  no se le dio protección galvánica al tubo, y por lo tanto su deterioro se habría acelerado.

Por el lado del financiamiento del oleoducto, los gobiernos de la dictadura militar, Belaunde II y García I, le hicieron ‘perro muerto’ al Japón. Hace pocos años se logró pagar la deuda a JAPECO mediante la emisión de bonos que terminaremos de pagar recién el 2026.

Una historia de novela. ¿Cómo serán los detalles?   

Después de los derrames resulta muy molesto tener que soportar las declaraciones del presidente de Petroperú, Germán Velásquez Salazar, con su actitud prepotente y de tono velasquista (se le movió el cerro, dice).

Toda obra de esta naturaleza tiene un ciclo de incidencias que debe ser debidamente cuidado y gestionado. El siguiente gráfico indica cómo el inicio de operaciones de estas obras genera fallas de alta severidad y frecuencia. Al asentarse la instalación, las fallas disminuyen sustancialmente por un largo tiempo, el período de vida útil. Sin embargo, si el mantenimiento adecuado no se hace a tiempo o no se reemplazan los materiales agotados o corroídos, la instalación entra en una nueva fase de fallas con alta frecuencia y severidad. Esta suerte de curva, como se ve en el gráfico, se llama: ‘Tina’.  

Pues resulta que el oleoducto ya cumplió con creces su ciclo de vida. Su nivel de corrosión debe ser altísimo. Por ello se han multiplicado las fallas y cada vez son más severas. “Recientes roturas no son casos aislados, sino que reiterados derrames han afectado regiones de Amazonas, Loreto, Piura y Cajamarca”, informó la OEFA. Por ejemplo, una de las últimas fallas ha sido longitudinal, lo que confirmaría un daño masivo por corrosión.

Datos de interés

(Fuentes: Wikipedia, Andina, Perú21, La República, El País de España, Reuters)

En 1972 el Gobierno encargó los estudios para la construcción del Oleoducto. Se contrató el diseño con Bechtel en 1973. En 1976, la Estación 1 recibió petróleo y el crudo llegó a Bayóvar en 1977. El mismo año se  realizó el primer embarque a la Refinería de La Pampilla. Posteriormente se construyó el Ramal Norte, que entró en operación en febrero de 1978. 

En diciembre 2005 el gobierno peruano colocó bonos por un total de S/. 811 millones (US$ 238) para pagar la deuda con la firma japonesa JAPECO, por la construcción del oleoducto Norperuano. Los bonos fueron colocados a 14 años y medio, con una tasa de interés de 7.84%. El 2006 se colocaron  bonos adicionales por US$29 millones con vencimiento al 2026 a una tasa de un 8.15%, con el mismo propósito. Recién el 2026 saldaremos esta obligación. 

En julio del 2008, el entonces presidente de Petroperú, declaró que el mejoramiento y modernización del Oleoducto Norperuano demandaría una inversión de US$ 840 millones más 50 millones de dólares por pequeños ‘loops’.

Mientras tanto Petroperú, el dueño del oleoducto, fue eximido de todo tipo de control, en sus procesos de compras e inversiones se le alejó del control de la Contraloría y de la supervisión de Fonafe, que ejerce la representación del Estado en el accionariado de las empresas públicas. Así se consolidó la conversión de Petroperú en la ‘Caja-Chica (Grande)’ de los sucesivos gobiernos, desde el de Toledo hasta el de Humala.

En febrero del 2016, el diario Gestión reportó que: El Oleoducto Norperuano sufrió veinte derrames por roturas en los últimos cinco años. “Recientes roturas no son casos aislados, sino que reiterados derrames han afectado regiones de Amazonas, Loreto, Piura y Cajamarca, reportó informe del OEFA”.

“Los dos últimos derrames no son casos aislados. En anteriores oportunidades se han tenido emergencias similares como consecuencia de fallas en los tramos de dicho oleoducto”, subraya el OEFA.

“Tener veinte accidentes en cinco años, a razón de cuatro accidentes por año, no es una cuestión menor”, subrayó Aranda, presidente del Comité de Asuntos Ambientales de la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía (SNMPE).

Pues Petroperú habría caído en la trampa de la ‘Tina’, una situación que es consecuencia directa de la mala gestión típica del manejo de las empresas públicas. Los Petroperú ‘lovers’, como Humberto Campodónico, debieran analizar esta situación. Hasta hace poco, ellos flameaban los pendones de Petrobras como ejemplo de política petrolera. Luego de los acontecimientos de la ominosa corrupción de la petrolera brasileña se refugiaron destacando a la colombiana Ecopetrol, pues esta acaba de anunciar pérdidas de US$ 1,200 millones el 2015, que, por supuesto, achaca a las reglas de contabilidad internacionales (típico).

Ahora Petroperú está embarcado en construir una nueva refinería en Talara, ¿será ésta una nueva historia de novela? Lampadia

 

 

 




Escupiendo a la mano que nos da de comer

Escupiendo a la mano que nos da de comer

El gobierno, desde el Ejecutivo y el Parlamento, los políticos de oficio y los emergentes abrazan el populismo sin pudor, cada uno con sus propios colores para gran desconcierto de nuestros jóvenes emprendedores y de la clase media emergente, que evidentemente apuestan por la modernización del país y por un espacio de desarrollo personal y familiar que no reclama nada de las esferas del poder.

El Presidente de la República, parece querer terminar su mandato con el lenguaje de su candidatura previa al agiornamiento de la hoja de ruta. La semana pasada en Saposoa, San Martín, afirmó: “Hay intereses económicos a los que hemos golpeado, hay intereses subalternos y políticos a los que les hemos modificado la agenda, sus planes de seguir gobernando el país, seguir extrayendo y viviendo de la minería”. (Gestión, 16 de octubre 2015).extracción,minería

El pasado 25 de octubre, 2015, en Huánuco, dijo que su gobierno se ha distanciado “de los poderes económicos” y ha cumplido sus promesas electorales. “Si no les gusta a los de arriba, piña. (Esto) es lo que ofrecí y es lo que estoy haciendo (…) El Perú no se puede gobernar desde una oficina, entre cuatro paredes”, sostuvo. (Expreso, 25/10/2015).

“Probablemente, haya grupos económicos que están fastidiados con un gobierno nacionalista, pero fue lo que dije: yo voy a gobernar para los de abajo”. (La República, 25/10/2015).

“Este es un gobierno diferente. Hemos roto con el viejo esquema de poderes económicos que se reelegían con los gobiernos de turno para mantener el poder económico y seguir lucrando con las necesidades del pueblo. (…) El Partido Nacionalista es un movimiento plebeyo que entra desde abajo e insurge”. (La Razón, 25/10/2015).

Si así habla el Presidente, ¿qué le queda a los activistas anti-mineros?

Por otro lado, la mayoría de candidatos ‘grandes’ también se someten a los efluvios populistas. El caso más notorio e irresponsable es el de Keiko Fujimori. Después de haber apoyado la toma del Lote 192 por Petroperú, ahora se declara anti empresa: “Cuando han ocurrido los conflictos sociales, las empresas se han portado muy mal con la comunidad” (¡!) “Critico abiertamente [a las empresas] mientras los otros candidatos callan, porque finalmente son sus representantes”. “A mí no me interesa que el gran empresariado me respalde…”. (La Razón, 27/10/2015). Pues, ¡que no le den ni un centavo!

Lo mismo pasó con PPK, primero con la Ley ‘Pulpín’ y luego con el Lote 192. Escribe sobre la carretera central, pero no menciona el túnel transandino para no perder los votos de los camioneros. ¿No era el candidato del Perú racional?

En cuanto a los candidatos chicos, cada uno de los que saca la cabeza es para sumergirse en el populismo, como con Verónika Mendoza que quiere cambiar la Constitución, hacer zonificación territorial y todas las demás propuestas de la izquierda tradicional. Además, por supuesto, sigue defendiendo la dictadura venezolana.

Nano Guerra García dice: “No daría ninguna concesión en un área en que pueda haber un conflicto. (…) “Hay que revisar todas las concesiones mineras que hay en Perú. Con la importancia que tiene la minería, el 40% del PBI lo generamos las pymes. La minería no llega al 10%, pero nosotros no hacemos paros. No le tengo miedo al esquema de dar la propiedad del subsuelo a las comunidades. Podemos sacar del medio a este tercero que es el Estado y que negocien las empresas mineras directamente con propietarios y autoridades. (El Comercio).

Guzmán, el fallido outsider, cree que es suficiente que las pequeñas empresas puedan tener un mejor espacio de vida. “Los que ya nos gobernaron, creen en la política del chorreo”. Ve la economía desde una perspectiva estatal, no ha reparado que las medidas del Perú son 90-90-90 (90% del empleo, la inversión y los recursos fiscales, aproximadamente). Cree que se necesita un Zar del Estado para Gamarra, que no existiría si se hubiera nombrado.

La buena política tiene que hacer educación cívica. No podemos perder más tiempo con malos gobiernos, ni tener gobernantes que una vez en el poder tengan que cambiar su discurso y perder legitimidad. Lampadia  

 

 




Petroperú no es una empresa, es una OPP

Petroperú no es una empresa, es una OPP

Petroperú está muy lejos de ser una empresa, por sus características, como veremos más adelante, es más bien una OPP, una ‘Organización Para-Política’. Un ente que está al servicio de los políticos que ostentan la administración del Estado y sus agencias.

Con tal de conseguir unos cuantos votos, nuestros políticos parecen estar dispuestos a deshacer los fundamentos que nos permitieron crecer sostenidamente, bajar la pobreza y reducir la desigualdad desde hace 25 años. Uno de esos fundamentos es justamente, no alentar la actividad empresarial por parte del Estado. Y eso es lo que se acaba de derribar con la norma aprobada por el Congreso para que Petroperú explote el Lote 192. Los peruanos que padecimos la gran parálisis del país de los años 60, 70 y 80s, lo recordamos bien, porque estas medidas producen los efectos contrarios a los que ofrecen. (Ver en Lampadia: Coraje no más populismo). Las empresas estatales son de una ineficiencia de escándalo y, por si fuera poco, son focos de corrupción insondables. Preguntémonos nomás cuantos peruanos recibimos un servicio aceptable de agua y desagüe.  

Esto pasa cuando no hay controles

Suficientes problemas y limitaciones tiene el Estado para proveernos una justicia decente, buena educación, salud adecuada, infraestructura de primer nivel y sobre todo seguridad, como para que ahora intente meterse en una actividad para la que no tiene ni la experiencia ni los recursos.

Petroperú no califica como una empresa, es una “OPP” (Organización Para-Político). Los gobiernos de los últimos quince años la han empleado para una serie de asuntos, no precisamente santos: ¿Recuerdan que fue esta petroleara la que pagó  la remodelación de Palacio de Gobierno durante la gestión de Alejandro Toledo y que hubo una serie de irregularidades?

En esa misma época Petroperú fue privado de todo control estatal. Quedó fuera del ámbito de Fonafe, el organismo que representa al Estado en su rol de accionista en las empresas del Estado. Además dicta las normas y la forma en que debe actuar las compañías que estatales. También se retiró a Petroperú de la obligación de pasar sus compras, adquisiciones y contratos por el aro del Organismo Supervisor de Compras Estatales (OSCE). Lo que le ha permitido, actuar discrecionalmente. O sea, esta joyita, en esencia, no tiene accionistas y no se controlan debidamente sus adquisiciones. Además, tremenda estructura, no tiene gobierno corporativo (dicen que esta en desarrollo, como si acabara de ser fundada), no tiene directores independientes, no tiene acciones en la bolsa y por lo tanto los controles básicos para una ‘empresa’ de ese tamaño. 

Durante el gobierno del Apra, los escasos controles y las facilidades que se le dieron para participar en operaciones de exploración petrolera (solo en calidad de socia), llevó a esta petrolera a suscribir un dudoso contrato con la desconocida noruega Discovery, patrocinada por Rómulo León Alegría y el folclórico dominicano Fortunato Canán. El resultado: el llamado escándalo de los Petroaudios.

Ahora, con Humala, la cosa es casi una broma: A fines del 2013 se promulgó la Ley 30130 (sí la misma que ahora es anatemizada porque le ponía un candado a Petroperú para hacer nuevas inversiones puesto que se le estaba  regalando el desarrollo de la onerosísima nueva refinería de Talara). La norma autorizaba la venta del 49% de acciones y que en 270 días ordenaba maximizar el valor de la compañía (como si esto se pudiera hacer por decreto). Como señaló Iván Alonso, “vencido el plazo, lo que ha logrado la empresa para reorganizarse integralmente ha sido otro chiste de humor negro. En primer lugar, en materia financiera, pasó de ganar unos ínfimos 92 millones de soles en el 2013 a perder 95 millones en el 2014”.

Y luego de esta  lamentable performance, todos los partidos políticos, excepto el Apra, se sumaron a la idea de permitirle a Petroperú que ingrese a la exploración por la simple movilización de algunas olas populares en Loreto, dirigidas por su Gobernador.

Tampoco faltan los que argumentan por favorecer estos desarrollos con dinero del Estado por el supuesto rol estratégico de algunas empresas. Como dice Ian Váquez en su artículo El mito de los sectores estratégicos: “El argumento de que ciertos sectores son estratégicos por razones económicas o de seguridad ha llevado a que políticos en distintos tiempos y partes del mundo hayan perjudicado una y otra vez a sus propios países, a veces de manera desastrosa”.

Para países en desarrollo que sufren de una débil institucionalidad, el error más común es dar el manejo de los supuestos sectores estratégicos al Estado. Cuando se trata de recursos naturales, esa política tiende a agravar la corrupción y desalentar todavía más a políticas que permiten la creación de la riqueza, ya que el Estado vive del dinero fácil y no se preocupa por hacer reformas necesarias. En el peor de los casos, el resultado es el empobrecimiento de un país rico en recursos, como ha ocurrido en el Perú en el pasado y claramente ocurre en Venezuela hoy”.

“Incluso cuando no se trata del peor de los casos, la experiencia desacredita la idea de que el sector público es mejor gestor que el privado. Según el experto Piotr Kaznacheev, por ejemplo, el ingreso neto por barril de las empresas petroleras privadas más importantes del mundo ha llegado a superar a las de las empresas estatales más importantes por 87%. Petrobras es una de las empresas estatales que más gana por barril, pero aun así recibe la mitad de lo que perciben las privadas y es una fuente enorme de corrupción”.

Luis Pazos: Ejemplo de la performance de una petrolera estatal vs. la inversión privada

Ya es hora de que vuelva la cordura y que este ‘organismo’ que es manejado según los antojos de los gobiernos de turno, opere como debe, alejado de los escándalos de las petroleras estatales como los de PDVSA, Petrobras y Pemex. (Ver en Lampadia: El Estatismo alienta la ineficiencia y la corrupción). Justamente, México acaba de reformar su legislación para permitir que los privados ingresen a la actividad privada y reconvertir a Pemex en una petrolera competitiva. Basta de crear focos de ineficiencia y corrupción manteniendo esta ‘caja no-chica’ en manos de los gobernantes de turno. Lampadia    

 

 

 




Coraje – ¡No más populismo!

Coraje – ¡No más populismo!

Quienes sufrimos las décadas perdidas hasta los años ochenta recordamos con pavor e incredulidad que conseguir una línea telefónica era casi como ganarse la lotería, las casas y departamentos que se vendía o alquilaban valían más si contaban con teléfono (fijo). En esos tiempos aciagos (y lamentablemente no tan lejanos) muy pocas cosas funcionaban bien en el Perú: la gasolina estaba adulterada y contaminaba el ambiente sin que nadie se sonrojara, las carreteras eran intransitables, la luz eléctrica era escasa e interrumpida, el agua llegaba con contenidos fecales, los alimentos desaparecían de los anaqueles y las colas eran interminables para conseguirlos. Ese fue el resultado de estatizar y nacionalizar la producción del país y de buscar que el Estado reemplazara al sector privado. Es decir, el resultado de seguir las trasnochadas recetas del populismo. 

El debate sobre la conveniencia de que Petroperú vuelva a la explotación petrolera en el Lote 192, ha revivido y fortalecido a esa inmortal bestia que es el discurso del populismo y que ha probado largamente que solo trae más pobreza y estancamiento. Esa bestia negra toma cada vez más fuerza y se la quiere presentar como la solución a nuestros problemas, cuando es todo lo contrario. Ahí están las imágenes, las crónicas, los testimonios del Perú de los ochenta o los de la Venezuela y Argentina de hoy. 

Aún así, con su discurso falsamente nacionalista, la izquierda y los políticos cobardes que tienen miedo de quedarse fuera del juego, nos vuelven a encausar hacia el abismo. Esa es la trampa que nos promete la felicidad a la vuelta de la esquina con un discurso que asegura que las riquezas deben quedar para los peruanos y que esta se repartirá a todos por igual, cuando en realidad lo que se reparten son pobrezas y solo unos pocos (los amigotes de los gobiernos) multiplican su riqueza. Este discurso con olor naftalina, de ‘ideas muertas’ (como dice Moisés Naim), alejado del momento histórico, justo en una coyuntura en la que tenemos que enfocarnos en recuperar un futuro de prosperidad, cuándo debemos concentrarnos en dar un salto social y económico para volver a crecer y no quedar atrapados en la pobreza en medio de la revolución tecnológica que llevará al mundo a mayor bienestar y, que puede dejarnos atrás no solo en el subdesarrollo, sino en una condición de inferioridad que será imposible de revertir. (Ver en Lampadia: Revolución Tecnológica).

¡Ya no estamos para repetir los experimentos fracasados del pasado!

Nuestros políticos, sin embargo, parecen alinearse y dejarse llevar de las narices por la izquierda retrógrada. En vez de enfrentarla, de demostrar los peligros que encierra, en fin,  de cumplir con su papel, por miedo y oportunismo se suman al coro que la impulsa.  Como bien ha señalado Patricia del Río en su artículo “Se les ve el calzón”: “Hay temas que sirven para dejar a nuestra clase política en total evidencia. Con los fustanes al aire, dirían algunos. La posible explotación del lote 192 por Petroperú… en lugar de generar respuestas predecibles, esas que esperaríamos de nuestros líderes políticos de acuerdo con la ideología que defienden o la idea de Estado que proponen, de pronto desatan una ola de declaraciones insólitas, incomprensibles. (…) Lo que resulta casi seguro es que los políticos que se acaban de volver “estatistas” por un día (PPK, Toledo y Keiko) para ganarse alguito en las encuestas han dejado que se les vea el fustán, o mejor dicho el calzón, del oportunismo”.

Estos tres líderes debieran haber librado una batalla ideológica en la que explicaran a la población lo peligroso de medidas como esta. No solo se callaron sino que fueron reconvertidos. Una vergüenza sin nombre.

Tenemos que aprender de la batalla que libró a fines de los ochenta nuestro hoy Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, seguido y apoyado por una valiosa generación de jóvenes liberales que sembraron las ideas de la modernidad y racionalidad. Ellos le dieron una nueva oportunidad al Perú que, fue aprovechada por los primeros años del fujimorismo con “que Dios nos ayude”  y la Constitución del 93 y, nos permitieron una innegable mejora social y el crecimiento de nuestra economía a lo largo de veinticinco años.

Como bien ha señalado Mauricio Rojas profesor de la Universidad de Lund en Suecia y miembro de la Junta Académica de la Fundación para el Progreso (Chile) en su lúcido artículo la Revolución peruana y el capitalismo de los pobres  recuerda que “El aporte de [Mario] Vargas Llosa a la exitosa transformación del Perú fue de primer orden, indicando el camino por el que el país finalmente transitaría para salir de su crisis. Desde 1987 se había volcado de lleno a la actividad política y fue candidato a presidente en 1990 proponiendo algo tan insólito en Perú —y en América Latina en general— como una revolución liberal que abriera su economía y liberara el potencial emprendedor de su pueblo condenado a la marginalidad por un Estado y una legalidad al servicio de las elites tradicionales. Era la alternativa del “capitalismo de los pobres”, como él la llamo, en vez del capitalismo cerrado y oligárquico del pasado”.

No fue Vargas Llosa, sino Fujimori quien ganó las elecciones, pero tuvo la lucidez, el pragmatismo y el tesón para echar a andar las reformas que se necesitaban. Entre ellas, las de sacar al Estado del rol empresarial y, por ello, privatizó los servicios públicas. Gracias a ello, hoy casi los 30 millones de peruanos tienen acceso a la telefonía, obtener un celular ya no es como sacarse la lotería.

Hoy más que nunca, en este momento en que el impulso del crecimiento se ha perdido, justamente por falta de consecuencia y por seguir recetas redistributivas y populistas, es urgente que se vuelva a catequizar a los peruanos con las ideas que nos llevaron al crecimiento. Y que como Rojas nos recuerde que “Para muchos, Perú [en 1990] estaba a las puertas de una revolución comunista, pero pasó justamente lo contrario: desde abajo y desde la marginalidad el pueblo peruano desencadenaría una revolución capitalista sin precedentes en la historia latinoamericana. Para ello fue necesario el genio de Mario Vargas Llosa, la ilimitada inescrupulosidad de Alberto Fujimori y el talento emprendedor de millones de peruanos“.

Sin esos cambios, especula Rojas “Si el Perú tuviese hoy el mismo porcentaje de pobres que en 2001 habrían 10 millones de pobres más de los que realmente hay, es decir, 17 en vez de 7 millones. A su vez, la distribución del ingreso ha evolucionado hacia mayores niveles de igualdad. Es decir, la porción del PIB que retienen los pobres ha aumentado consistentemente y, a su vez, la de los sectores más acomodados ha disminuido. Así, según los datos de la Cepal, el coeficiente de Gini ha disminuido de 0.54 a 0.44 entre 1999 y 2013, lo que hace del Perú una de las estados más igualitarios de América Latina.”

Lamentablemente, el mismo Vargas Llosa, que ahora disfruta de una nueva luna de miel, nos regaló en el 2011 un gobierno que está terminando con sabor a hiel.

Como manifestó Martín Pérez, Presidente de Confiep en los medios, lo que se está haciendo con el Lote 192 es lo mismo que se hizo con PDVSA en Venezuela y Petrobras en Brasil, “¿Es eso lo que queremos para el Perú?”.

El Perú necesita y espera mucho más de sus líderes. Nuestros jóvenes no quieren volver a pensar en emigrar allende nuestras fronteras.  Queremos discursos como los de Gloria  Álvarez contra el populismo. Un discurso en pro de los pobres y no en pro de los votos fáciles. ¡Basta de populismo, nos toca hacernos grandes! Lampadia




Carlos Del Solar en RPP sobre el Lote 192

El experto petrolero Carlos Del Solar, ex Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), que trabajó en el Lote 192 en los años 70, le explica a Chema Salcedo y Fernando Carvallo de RPP los pormenores del famoso lote que ha despertado todas las pulsiones populistas de lo peor de nuestra clase política.

En la entrevista que presentamos a continuación, Del Solar apunta la responsabilidad de este fracaso adicional del gobierno del nacionalismo a Perupetro, que debió hacer una buena licitación dos o tres años atrás.

Las acciones impulsadas por el gobernador de Loreto, los congresistas de muchas bancadas y los fans de Petroperú son irresponsables, inconsecuentes, interesadas y perniciosas para el verdadero interés de los peruanos. Ver nuestra nota sobre el Lote 192: ‘Una historia de engaños y absurdas ilusiones’.

Esperamos que vuelva la sensatez a nuestros líderes y que no se sigan alimentando los simientes de la violencia. Los ciudadanos estamos registrando los desvaríos populistas y violentistas. Esta vez, los malos peruanos no pasarán escondidos, como en el caso de Bagua. Lampadia