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Los mercados laborales post-pandemia

Los mercados laborales post-pandemia

La pandemia generó una disrupción en el mundo laboral, hacia el trabajo remoto y la permanente interacción digital entre empleadores y empleados. Y como ya vienen alzando sus voces, algunos entendidos, este cambio ha venido para quedarse, inclusive en la época post-pandemia, en la que se prevé prevalecerá un régimen semipresencial, por las mejoras en productividad y reducción de costos fijos que suscita para las empresas el trabajo a distancia.

Sin embargo, para que este cambio genere una verdadera mejora en el bienestar general en el largo plazo, hacen falta ciertas políticas públicas que The Economist (ver artículo líneas abajo) recomienda hacer a los países. Estas están asociadas a flexibilizar los marcos normativos de trabajo vigentes a esta nueva era.

Es en este marco que consideramos que para el caso peruano urge ajustar los contratos parciales por un mínimo de horas semanales, para impulsar la contratación del empleo formal a plazo fijo, que se ha visto profundamente afectada en la pandemia. Asimismo, urge flexibilizar la contratación y el despido, en un país que es considerado entre los más onerosos en este ámbito. Mientras exista estabilidad absoluta, es decir, reposición por despido intempestivo, van a prevalecer los contratos laborales temporales, en desmedro de los trabajadores peruanos. Y finalmente, establecer un marco legal voluntario, en tanto las empresas puedan cumplirlo, para que el trabajo a distancia pueda prevalecer hasta que la situación de la pandemia mejore y el virus poco a poco vaya siendo superado por las vacunas.

Si realmente queremos aprovechar esta nueva realidad del teletrabajo y utilizarlo para mejorar el bienestar de nuestros trabajadores, debemos crear el marco adecuado para que se de. Lampadia

Mercados laborales
Montando alto en un mundo de trabajadores

Un repunte del empleo, cambios políticos y cambios tecnológicos podrían traer una edad de oro para la mano de obra en los países ricos

The Economist
10 de abril, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

En la imaginación popular, las últimas cuatro décadas fueron maravillosas para los dueños del capital y miserables para el trabajo. Los trabajadores del mundo rico soportaron la competencia del comercio, el implacable cambio tecnológico, los salarios más desiguales y las tibias recuperaciones de las recesiones. Los inversores y las empresas disfrutaron de la expansión de los mercados mundiales, la liberalización de las finanzas y los bajos impuestos corporativos. Incluso antes del covid-19, esta caricatura de mercados laborales rotos estaba equivocada. Hoy, cuando la economía emerge de la pandemia, se avecina una reversión de la primacía del capital sobre el trabajo, y llegará antes de lo que cree.

Puede parecer prematuro predecir un maravilloso mundo laboral sólo un año después de una catástrofe en el mercado laboral. Pero EEUU está demostrando la rapidez con la que pueden recuperarse los trabajos a medida que el virus retrocede. En la primavera de 2020, la tasa de desempleo del país era de casi el 15%. Ahora ya es solo el 6% después de un año que contiene cinco de los diez mejores meses para contratar en la historia. La percepción pública de lo fácil que es encontrar trabajo ya se ha recuperado a niveles que tardó casi una década en alcanzar después de la crisis financiera mundial. E incluso en Europa, que está sufriendo una tercera ola de infecciones, el mercado laboral está superando las previsiones a medida que las economías se adaptan a las medidas de contención de virus.

A medida que el mercado laboral se recupera, se están produciendo dos cambios más profundos, en la política y en la tecnología. Empiece por el entorno político, que se está volviendo más amigable para los trabajadores de lo que lo ha sido durante décadas. Una de las primeras señales de cambio fue el aumento de los salarios mínimos durante el ciclo económico anterior. En relación con los salarios medios, aumentaron más de una cuarta parte en la OCDE, un club de países en su mayoría ricos, ponderado por población. Ahora los gobiernos y las instituciones se están volviendo locas para amoldarse a los trabajadores. El presidente Joe Biden espera utilizar su derroche de infraestructura planeado para promover la sindicalización y pagar salarios generosos. Los bancos centrales se preocupan cada vez más por el empleo y menos por la inflación. No fue una broma cuando el 1 de abril el FMI, alguna vez famoso por su austeridad, lanzó la idea de impuestos solidarios únicos para los ricos y las empresas. En su carta a los accionistas de esta semana, Jamie Dimon, el jefe de JPMorgan Chase, la firma más grande de Wall Street, pidió salarios más altos, y no se refería a los directores ejecutivos.

El segundo gran cambio en el mercado laboral es tecnológico. En la pandemia, los agoreros se han duplicado en las predicciones de problemas a largo plazo en el mercado laboral. Los robots crearán ejércitos de ociosos, los trabajos precarios están desplazando a los estables e incluso los trabajadores prósperos encadenados a correos electrónicos y pantallas saben en sus corazones que sus “trabajos de porquería” no tienen sentido. Pero como explica nuestro informe especial de esta semana, estas ideas nunca fueron respaldadas por pruebas y no parece que vayan a estarlo ahora. En 2019, casi dos tercios de los estadounidenses dijeron que estaban completamente satisfechos con la seguridad de su trabajo, en comparación con menos de la mitad en 1999; una proporción menor de trabajadores alemanes se sentía insegura que a mediados de la década de 2000. Los países con mayor automatización, como Japón, disfrutan de algunos de los índices de desempleo más bajos.

El futuro del trabajo a largo plazo ha cambiado para mejor este año porque se ha digitalizado más. El trabajo remoto está aliviando el cuello de botella de las viviendas caras en las ciudades prósperas. Los trabajadores a domicilio reportan niveles más altos de felicidad y productividad. A fines de 2020, las empresas estadounidenses gastaron un 25% más en computadoras, en términos reales, que un año antes. Incluso pesimistas como Robert Gordon, un economista, esperan que esta explosión de inversión tecnológica produzca un crecimiento de la productividad más rápido, lo que significa salarios más altos.

Una edad de oro para los trabajadores es bienvenida. Es correcto juzgar el progreso económico por el poder adquisitivo de los salarios medios, no por las ganancias o el precio de las acciones. Los auges de empleo como los de la mayoría de los países ricos en 2019 traen enormes beneficios, al incentivar la formación y el buen trato de los trabajadores, así como al reducir las desigualdades raciales y de género. Sin embargo, los gobiernos pueden ayudar a determinar el alcance de estos logros. Su objetivo debería ser elevar el nivel de vida de los trabajadores mediante una mayor productividad, en lugar de centrarse en dividir el botín mediante la regulación y la protección.

Una de las tareas es redefinir los derechos de los trabajadores para una era de flexibilidad y trabajo de servicio. El tamaño y la novedad de la economía gig a menudo se exageran; los taxis y las entregas de alimentos existían antes de Uber y DoorDash. Pero el empleo en el sector de servicios, especialmente en el cuidado de personas, crecerá a medida que la población envejezca. No hay lugar para la idea snob de que tales trabajos no pueden ser satisfactorios, ni el instinto relacionado de que los modelos experimentales de trabajo deberían dejar de existir. En lugar de ello, los gobiernos deberían modernizar las barreras que ofrece la legislación laboral, ofrecer una red de seguridad universal y garantizar que la economía sea sólida. Si lo hacen, los trabajadores tendrán la confianza y el poder de negociación para experimentar y negociar por sí mismos.

La productividad también puede desatarse ampliando el acceso a las oportunidades. Muchos mercados laborales del mundo rico se dividen entre los altamente calificados y los poco calificados. Eso es tolerable siempre que cualquiera pueda subir la escalera. Los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar el acceso meritocrático a la educación y suficientes oportunidades de reciclaje. Deben derribar las barreras de entrada, como las innecesarias reglas de concesión de licencias ocupacionales; por ejemplo, no se debe permitir que las profesiones legales y médicas levanten el puente levadizo hacia los forasteros. Debería ser fácil experimentar con nuevos modelos comerciales digitales y transfronterizos.

Pero ayudar a los trabajadores aumentando la productividad no debe confundirse con intentos contraproducentes de protegerlos, como sucedió la última vez que tuvieron la ventaja, en la década de 1970. La repatriación de las cadenas de suministro, como haría Biden, inhibirá la competencia y reducirá los niveles de vida. Aumentar demasiado los impuestos corporativos reducirá el incentivo para que las empresas inviertan. Que los bancos centrales pierdan su credibilidad en la lucha contra la inflación sería un desastre. Pregúnteles a los trabajadores que soportaron la peor parte de los esfuerzos por controlar los precios en la década de 1980.

El maravilloso mundo del trabajo

La gente tiende a ser sentimental acerca de lo maravilloso que solía ser el trabajo, gruñona acerca de cómo es y temerosa de lo que se convertirá. De hecho, la vida laboral ha mejorado a lo largo de los años, y la promesa hoy es tan brillante como siempre. Es hora de emprender el viaje. Lampadia




INFORME MÉDICO: PACIENTE PERÚ

INFORME MÉDICO: PACIENTE PERÚ

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

No escribo este artículo para echar mas leña al fuego. Lo hago para que la población tenga el parte médico de un paciente cercano que se encuentra en estado grave, con patología múltiple, en el pasillo de un hospital y sin acceso a oxigeno, ni a cama UCI. Ese paciente es nuestro Perú.

Este informe incluye la historia médica del paciente, una radiografía y diagnóstico de sus males actuales y el planteo de un tratamiento para la cura y recuperación al paciente. Todo esto nos servirá como guía para hacerle un seguimiento detallado y fiscalización al nuevo equipo médico que se encargará de este paciente a partir del 28 de julio próximo.

Nosotros (la población) somos la familia del paciente y esta vez, dada su gravedad, no podemos quedarnos callados. Tenemos que alzar la voz y hacer valer nuestro poder de fiscalización y de protesta desde el primer momento. ¡Desde el 29 de julio debemos estar vigilantes!

La historia clínica del Perú muestra que el paciente, en sus doscientos años de vida, ha tenido varias enfermedades graves, las cuales logró superar con muchos esfuerzos de su sufrida familia. Incluso, a comienzos de los años 90, estuvo al borde de la muerte por una infección generalizada de un virus rojo maligno llamado sendero luminoso.

La recuperación después del virus fue estupenda y entre los años 1994 y 2010 gozó de muy buena salud. Pero a partir del 2011 comenzó a sentir los síntomas de la enfermedad del populismo nacionalista y la parálisis, un mal que ya había sufrido antes y que había logrado superar después de mucho esfuerzo.

Felizmente la enfermedad fue mas o menos mitigada en ese lustro, porque el sistema inmunológico del paciente se encontraba muy fuerte después de dos décadas de inversión, crecimiento ininterrumpido, solidez financiera, paz social y disminución de la pobreza. Estos signos vitales positivos atenuaron el avance de la peligrosa enfermedad.

La población se dio cuenta del riesgo y en las elecciones del 2016 decidió tomar medidas de prevención. Así es que en primera vuelta eligió dos alternativas similares para vacunarnos contra el mal. Ambas nos aseguraban cinco años de inmunidad contra la enfermedad. ¡Parecía que estábamos bien cubiertos!

Sin embargo, como todos sabemos, esto no sucedió debido a la irresponsabilidad y arrogancia de los dueños de ambos laboratorios. Ellos prefirieron privilegiar sus egos por encima del bienestar del país. Ninguno de los dos puso sus vacunas a disposición del paciente y sin ellas se contagió de inmediato. La enfermedad de la crisis política postró al paciente en cama gracias a estos dos infames personajes.

Sólo unos meses después, en un chequeo médico de rutina, le diagnosticaron una grave enfermedad: sufría de corrupción generalizada. Un mal que lo aquejaba hacía varios años, pero que se había soslayado irresponsablemente a pesar de los claros síntomas. Este es el verdadero cáncer de nuestro país que lamentablemente recién se ha diagnosticado cuando se encuentra en un estado bastante avanzado (grado 3, casi 4).

Dada la gravedad, la única alternativa para intentar curarlo es con un tratamiento agresivo, que se tiene que aplicar con mucha firmeza y sin miramientos. Extirpar la tumoración de raíz y quimioterapia agresiva. Este tratamiento se inició y en pleno proceso se le presentó una infección muy seria: la pandemia del Covid-19.

Lamentablemente los médicos emergenciólogos de turno actuaron improvisadamente, con ineptitud y arrogancia, en un ambiente viciado por la mentira y la corrupción. Estos malos peruanos aplicaron tratamientos equivocados que no consiguieron estabilizar al paciente y mas bien le causaron otra complicación: una crisis económica, con fuerte desempleo y quiebra masiva de negocios.

La gravedad del paciente hizo necesaria su urgente hospitalización y como se podrán imaginar, esto no fue nada fácil por la saturación del sistema hospitalario. Por eso hoy se encuentra en el pasillo, sin oxigeno y sin acceso a cama UCI.

A estas alturas, ya no le sirven las vacunas. Lo que necesita es encontrar las facilidades hospitalarias y al médico idóneo para que le aplique a tiempo el tratamiento correcto. ¿Y quien elegirá al médico? Nosotros mismos, el próximo domingo.

Ese día, aparte del médico, escogeremos también el tratamiento que se le aplicará para salvarlo (el plan de gobierno). Esta claro que la gravedad del cuadro clínico no permite que nos equivoquemos, porque el enfermo no podrá resistir cinco años mas en esta condición. Nuestra decisión es muy importante.

Como se imaginarán, esto no será nada fácil porque en la lista de médicos y tratamientos disponibles no existe ninguna alternativa idónea y por ende tendremos que escoger al médico ¨menos malo¨.

Hay varias opciones que no califican ni remotamente, otras que son viejas y obsoletas, algunas que ya se han probado y han fracasado rotundamente y unas pocas que son experimentales y que no sabemos como funcionarán.
¡No tenemos mas opciones!

Lo único que nos queda es la esperanza de encontrar oxigeno y cama UCI y que el médico que hayamos escogido ¨se ilumine¨, se rodeé de un buen equipo de profesionales y aplique el tratamiento eficaz, que logre curar al paciente.

Como esta ¨iluminación¨ tiene muy pocas posibilidades de éxito, la familia tendrá que estar muy atenta y participar activamente con mucha firmeza, exigiendo, presionando, fiscalizando, alzando la voz y protestando para que el nuevo médico y su equipo consigan el objetivo.

Como la patología del paciente es múltiple y muy complicada, se requerirán tratamientos de corto, mediano y largo plazo al mismo tiempo. En los de mediano y largo plazo, el tema es aún mas complejo, ya que se requerirán acuerdos a nivel ley que trasciendan a mas de dos equipos médicos consecutivos.

Aquí planteo una alternativa resumida de los tratamientos necesarios para que podamos hacer el seguimiento activo a los médicos:

TRATAMIENTOS DE CORTO PLAZO

  • Controlar la pandemia (Sentido de urgencia; Gestión; Inteligencia; Empresa Privada)
  • Shock de Inversión (Minería; Agro; Pesquería; Turismo. Simplificación. Empleo masivo)
  • Plan Nacional de Infraestructura (Transparencia y control. Participación internacional. Empleo masivo)
  • Seguridad y orden público (Reivindicación; Potenciación; Digitalización; Tolerancia 0)
  • Recuperación y ordenamiento del sector informal (Salvamento financiero; simplificación para formalización)

TRATAMIENTOS DE MEDIANO / LARGO PLAZO:

  • Lucha frontal contra la corrupción (Concluir casos emblemáticos. Tolerancia 0; Impunidad 0; Pena doble para servidores públicos)
  • Gobierno Digital (Red nacional potente. Estado; Educación; Salud; Justicia; Policía; Interconectividad)
  • Reforma del Estado. (Cero burocracia. Digitalización y Simplificación. Meritocracia).
  • Reforma de la Educación. (Nivel nacional; Sistema educativo y magisterio. Equipamiento y facilidades para educación remota; Meritocracia. Cero contenidos ideológicos).
  • Reforma de la Salud. (Integración y modernización total del sistema de salud pública a nivel nacional. Gestión profesional).
  • Reforma Judicial. (A todo nivel. Fuera mafias y corrupción. Doble pena para los que delinquen abusando de su cargo. Coordinación eficaz policía-fiscalía-justicia. JNJ mas efectiva y diligente).
  • Reforma Electoral y Política. (Autoridades transparentes e independientes. Partidos políticos profesionales. Dos cámaras. Congreso elegido por tercios).

Como ven el tratamiento no es fácil y tomará bastante tiempo debido al estado calamitoso y grave en que se encuentra el paciente. Sin embargo, si es factible, es cuestión de liderazgo, gestión, disciplina, transparencia y esfuerzo, pero principalmente de la participación muy activa de la familia apoyando, presionando y fiscalizando permanentemente.

Ya es hora de que todos nosotros, individual o colectivamente, participemos activa y firmemente para sacar a nuestro país del caos y asegurarnos que no vuelva a resbalar. Sabemos que lo podemos hacer, porque ya lo hemos hecho antes.

Tenemos un gran país con muchas riquezas y fortalezas que no las sabemos explotar bien en nuestro beneficio. No permitamos que otra vez una minoría de malos peruanos conformada por la clase política, los populistas, los ideólogos fracasados y sus ONGs, los corruptos y hasta algunos malos empresarios, nos priven a nosotros, que somos la gran mayoría, del bienestar y progreso que nos merecemos.

Votemos inteligentemente y luego participemos activamente todos apoyando, fiscalizando y exigiendo permanente al nuevo gobierno.

Nosotros somos la población del Perú. ¡El poder mas importante del país! Lampadia




Matemáticamente sí se puede, pero…

Matemáticamente sí se puede, pero…

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

Pareciera que estoy hablando de la clasificación del Perú al mundial de fútbol, pero lo cierto es que me estoy refiriendo al tema que nos preocupa a todos en estos días: La vacunación.

El ¨Vacunagate¨ ha destapado una irresponsable, cínica y criminal actuación de varios altos funcionarios del gobierno, que prefirieron pensar primero en ellos, en vez de gestionar adecuadamente la adquisición de las vacunas para todos los peruanos.

Hasta el momento no hay ninguna explicación sobre esta nefasta negociación, su tardanza y el motivo por el cual se optó por comprar la vacuna mas cara y menos efectiva. Tampoco se sabe porque se pusieron trabas para la compra de las demás vacunas que no eran las chinas.

Además, no se entiende porque sigue existiendo escasez y colas para conseguir oxígeno. El olor a corrupción es demasiado fuerte y ha generado rabia e indignación en la población, mientras mueren miles de peruanos.

Esto es una verdadera traición a la población y a la patria.

Este vil comportamiento se suma a la pésima gestión de la salud pública, que es ahora famosa en el mundo por su ineficacia en el manejo de la pandemia. Nefasta gestión, corrupción y traición. Un verdadero fracaso del estado en la gestión del sector salud que requiere a gritos una profunda investigación, ejemplares sanciones y reforma total.

El tema es que no podemos esperar la reforma mientras la segunda ola de la pandemia nos devora. Es inaceptable y frustrante que el gobierno siga cometiendo los mismos errores y no encuentre ninguna solución aparente.

Señor presidente, es hora de que se deje de majaderías y mezquindades ideológicas y haga uso de su inteligencia y del poder que le da su actual investidura. No pase a la historia como uno mas de los fracasados y corruptos presidentes. Pase a la historia como el presidente que tuvo el coraje de tomar las decisiones correctas para iniciar la derrota de la pandemia. Hágalo por el Perú. Ponga freno a la injusta muerte de miles de peruanos.

Dado todo este drama, me permito hacer una sugerencia, la cual es también el reflejo de lo que piensan muchas personas con las que he conversado y de comentarios que he leído en medios y redes.

La sugerencia es que el presidente nombre a un ¨Zar anti-pandemia¨ para que lidere eficazmente el importantísimo esfuerzo de combatir la crisis pandémica que nos azota. Esto incluye los frentes de negociaciones internacionales, logística, operaciones, infraestructura y comunicaciones relacionados, así como llevar a cabo eficientemente el proceso de vacunación a nivel nacional.

Para esto obviamente, se debe remover de estas funciones al sistema publico de salud y a sus incompetentes funcionarios.

Dicha función debe ser autónoma y reportar directamente al jefe de estado. El Zar debe provenir del sector privado, contar con un currículo impecable, así como con una gran experiencia en gestión de grandes proyectos a nivel nacional y/o internacional. Además, sugiero que no sea médico, debe ser un gestor de alto nivel. ¡El médico es un mal gestor, de la misma manera que un gestor es un mal médico!

El Zar deberá contar con un equipo pequeño pero muy experimentado de gestores profesionales del sector privado, así como con los recursos logísticos y los conocimientos tácticos de las fuerzas armadas.

Hace unos días se inició finalmente la vacunación, aunque tímidamente debido a la reducida cantidad de vacunas recibidas. Si se sigue por este camino todo apunta a que estaríamos superando lo peor de la crisis recién a mediados del 2022. Sin embargo, existe la posibilidad matemática de lograrse antes del fin de este año, si es que se implementa la nueva gestión al mas breve plazo.

Según la OMS, si dos tercios de la población está vacunada, se logra controlar al microorganismo y cortar la transmisión. La misma versión es avalada por la Asociación de Vacunación de España (AEV) y la Unidad de Medicina Molecular de la Clínica Mayo (USA), entre otros.

Si aplicamos este porcentaje al caso peruano, se necesitaría vacunar (con las dos dosis) al 66% de la población o sea a 21 millones. Es decir, se necesitarían aplicar 42 millones de vacunas. ¿Cuanto tiempo tomaría esto?

Actualmente en Chile se está vacunando a un promedio de 200 mil al día. En USA el promedio diario es 1.2-1.4 millones, en Inglaterra 750 mil y en Israel es también de 200 mil.

Por otro lado, el Perú tiene muy buena experiencia en vacunaciones masivas. Esto quedó demostrado hace varios años con los casos de la difteria y rubéola, en los que se vacunó a mas de 15 millones de personas en promedios diarios mas altos que el actual de Chile e Israel. Esto se logró debido a la facilidad de vacunar casa-a-casa dado el formato de vivienda que existe en muchas ciudades del Perú.

Si utilizamos el mismo promedio de Chile conseguiríamos los 42 millones de aplicaciones en 210 días. Para ello se necesitarían entre 10 y 12 mil vacunadores a nivel nacional lo cual no sería problema ya que actualmente se cuenta con 16 mil vacunadores entrenados y mas de 8 mil en reserva, según la Premier Bermudez. Esto significa que si empezamos el 15 de abril (o el 1 de mayo) con la nueva gestión, el objetivo sería matemáticamente posible.

Obviamente, aparte de la posibilidad matemática se necesita contar con un comprensivo Plan de Vacunación Masiva y una eficaz y firme gestión liderada por el zar anti-pandemia y su equipo de experimentados profesionales.

En cuanto al financiamiento, afortunadamente Economía y Finanzas ha sido la única excepción positiva del sector público, ya que ha tenido un excelente desempeño en los últimos 20 años. Esto nos ha permitido afrontar la crisis sin mayores sobresaltos y también nos permitirá contar con los recursos necesarios para este nuevo y gran objetivo.

Finalmente incluyo algunos temas adicionales que deberían formar parte del Plan y que también son reflejo de varias opiniones que he recibido:

  • El orden de vacunación es estratégico y debe cumplirse a cabalidad. La (verdadera) primera línea debe ser vacunada primero e inmediatamente después los adultos mayores (por rangos de edad) y los que tengan enfermedades crónicas latentes. Así es como se ha hecho en los países mas desarrollados del mundo y así debe hacerse aquí.
  • Las empresas deben tener libertad para adquirir y aplicar vacunas a su personal y familiares. Esto aliviará al sistema público, tanto en costo como en operatividad.
  • De igual manera las AFP´s, aseguradoras, clínicas privadas, laboratorios y redes de farmacias deben tener la libertad de adquirir y aplicar vacunas a sus clientes. Esto también aliviará al sistema público.
  • Se ha comprobado que las vacunas Pfizer tienen una mayor eficacia en adultos mayores de 65 años, por lo tanto, deben ser dirigidas a esta población. Se tiene contemplada la llegada de 5.5 millones de estas vacunas en el segundo trimestre de este año.
  • Se debe declarar prioritaria a la importación de fábricas productoras de oxigeno, así como de equipos concentradores y respiradores artificiales, dándose todas las facilidades para su rápida importación e implementación (Digemid).

Como vemos, vacunar a dos tercios de la población y lograr controlar la transmisión del virus antes de fin de año es matemáticamente posible. Solo falta que el presidente ¨se ponga las pilas¨ y por el bien del Perú y de los peruanos, tome esta urgente decisión. Lampadia




Responsabilidades ciudadanas

Responsabilidades ciudadanas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 5 de febrero de 2021
Para Lampadia

Mucho criticamos al Presidente de la República. En realidad, a todos los presidentes. Ninguno se salva. Sagasti, Merino, Vizcarra, PPK, Humala, García, Toledo, Fujimori… Y el Congreso, ni se diga. La verdad que tenemos cada congresista. Y qué decir de los Gobernadores Regionales y Alcaldes Provinciales y Distritales… cada cual más corrupto e inepto que el otro.

– ¿Qué pasa en el Perú que todos sus Presidentes terminan en la cárcel? – preguntó el Papa Francisco cuando visitó nuestro país, allá por enero del 2018. Ciertamente, le faltó preguntar por los Gobernadores Regionales y Alcaldes que también están presos o procesados por corrupción.

Sin embargo, antes de preguntar por nuestras autoridades políticas corruptas, habría que preguntarnos también ¿cómo así llegaron al poder? ¿Quiénes los eligieron? Y la respuesta pura y dura es que nosotros los elegimos. Efectivamente, nosotros – los ciudadanos – somos los directamente responsables de haber elegido a autoridades tan corruptas e ineptas como las que tenemos.

A lo que quiero llegar es que debemos elegir mejor a nuestras autoridades políticas. Se nos vienen las elecciones generales 2021, y – a continuación – las elecciones regionales y municipales 2022. O sea, dos elecciones políticas al hilo. Entonces, la primera responsabilidad ciudadana: elegir bien.

Segunda responsabilidad ciudadana: hacer valer nuestros derechos civiles. Me refiero a que debemos denunciar con firmeza – y en altavoz – los chantajes y / o maltratos que recibimos frecuentemente de parte de algunos malos funcionarios del Estado. Incluso, debemos ser más firmes en denunciar a aquellos delincuentes que atentan contra nuestros derechos ciudadanos. Ejemplo: los malos médicos que abandonan los hospitales públicos en horario de trabajo para atender en sus clínicas privadas. Los funcionarios municipales que chantajean a los microempresarios con todo tipo de reglamentos y permisos absurdos. Los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos con niños que no tienen nada que ver en el asunto. Las mafias de los brevetes que pululan por todas las dependencias del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y / o las Direcciones Regionales de dicho sector. Etc. etc. etc. A ese respecto, soy de la opinión de que estamos siendo muy permisivos y blandos… como ciudadanos.

Tercera responsabilidad ciudadana: evaluar y exigir buenos servicios públicos. Ejemplo: protestar por la falta de agua, limpieza pública, y seguridad ciudadana. Y viceversa; reconocer y destacar la labor de los buenos funcionarios públicos… que los hay, y en abundancia.

Sin embargo – a este respecto – no estamos haciendo ni lo uno ni lo otro. No protestamos por el clamoroso fracaso del Estado en cuanto a los servicios públicos que nos brinda tarde, mal y nunca. Y – lo que es peor – no estamos reconociendo y destacando la abnegada labor que nos brindan muchos excelentes funcionarios del Estado, quienes a pesar de sus precarias remuneraciones y pésimas condiciones de trabajo, hacen todo lo posible para atendernos con dignidad y eficiencia.

Recapitulemos… de atrás para adelante para cerrar con la clave para tener un mejor país y una mejor ciudadanía: (1) Evaluar y exigir buenos servicios públicos. (2) Hacer valer nuestros derechos civiles. Y (3) Elegir bien.

A ese respecto, el gran escritor y periodista británico George Orwell (1903 – 1950) dijo sabiamente – Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores, no es víctima… es cómplice –. Así que al que le caiga el guante, que se lo chante. Me refiero – por supuesto – a nosotros los peruanos… yo incluido. Lampadia




El tobogán de la política

El tobogán de la política

Cecilia Blume
Para Lampadia

La inconsecuencia política de los peruanos es increíble. Nos pasamos la vida diciendo que odiamos la política y a los políticos. Pero una vez cada cinco años hay al menos 2,500 peruanos que súbitamente sostienen que lo que siempre han querido es hacer política y, sin saber bien ni lo que significa, pretenden acceder a los más importantes cargos del país y manejarlo. Hay, seguramente, un interés subalterno irresistible: el dinero, la posición y la impunidad. Es por eso que el desprecio por la política versus la postulación a cargos públicos debería ser estudiada por la escuela de sicoanalistas del Perú, a ver si logramos entender el verdadero “ser” de los peruanos.

Me explico mejor. Los partidos políticos por definición, no son otra cosa que un grupo de personas organizadas con una ideología común y afán de permanencia que, en teoría, busca llegar al poder para trabajar por el país implementando políticas públicas buscando el bien común. Los partidos están organizados, tienen idearios, elecciones internas; comparten, debaten y deberían presentar, ante terceros, una posición coherente y sólida. Aristóteles, Platón, Weber, Hobbs, Macchiavello, Marx, entre otros definen la política asentándola en el ejercicio del poder. ¿Cómo hace política un liberal?, ¿y un socialista?; ¿qué es para un comunista? ¿y para un partido ambientalista? Y, así, tendremos tantas definiciones de política como grupos, pues este ejercicio del poder será definido por la Constitución y la ley, pero también, por la ideología del partido que ejerza el poder.

Pero esto último no se da en Perú, donde la mayoría de nuestros partidos son vientres de alquiler que se licitan cada elección con bastante éxito.

Necesitamos partidos políticos de verdad cuyos miembros tengan una ideología común y que, de forma clara, comuniquen a los electores sus ideas sobre los distintos temas. Además, los partidos deben tener afán de permanencia, algo de lo que se carece en el Perú. Diríamos que “afán de permanencia” tienen AP, PPC, APRA y probablemente (a pesar de sus cambios de nombre) el partido de los Fujimori y algún movimiento que, para cada elección, represente a las izquierdas. 

El candidato a la Presidencia por Acción Popular, Jonhy Lescano, que ha militado en diversos partidos tales como Perú Posible y Solidaridad Nacional, ha señalado que no comparte ideología con Víctor Andrés García Belaúnde, Alfredo Barnechea, Manuel Merino ni Raúl Diez Canseco, todos líderes de Acción Popular, y que, además, en adelante, no cumpliría con el ideario del partido.

El candidato Forsyth fue regidor en La Victoria por Unidad Nacional, pero llegó a la Municipalidad de la mano de Somos Perú. Ahora Renovación Nacional le ha prestado su inscripción para la candidatura presidencial.  Daniel Salaverry antes aprista, de Fuerza Popular y de la bancada de Unidos por la República, hoy es candidato a la presidencia por Somos Perú.

El Congreso nos trae aún más sorpresas, ¿qué tienen en común Gabriela Salvador quien antes se presentó al Congreso por UPP, con José Elice, ambos del partido morado? ¿Y Daniel Abugattás, antes del partido nacionalista yendo ahora con el partido de Acuña? ¿Y en que se parecen políticamente Roberto Chiabra y Vanessa Terkes, del partido morado? ¿Doris Sánchez ahora con APP, luego de ser congresista de Perú Posible? ¿María Teresa Dulanto Guinea, ahora por Avanza País, antes, de Todos por el Perú? ¿Rómulo Mucho, congresista de Perú Posible, luego candidato por Orden y ahora de Avanza País?

¿Tienen estos candidatos una ideología común que los haga comulgar con el mismo partido político? ¿tienen ellos afán de permanencia o cada cinco años encuentran una oportunidad de chamba sin importar en que partido y con que candidato?

Estamos llenos de vientres de alquiler y de embriones prestos a ser implantados en cualquiera de ellos. Ese es el país que tenemos y esas personas nos gobernarán y decidirán sobre nuestra vida durante los siguientes cinco años.

En estas elecciones no hay mucho por hacer. Sugiero que tratemos de votar lo mejor posible. Miremos las hojas de vida de los candidatos y su trayectoria, pero, sobre todo, escuchémoslos y exijámosles a los partidos que expresen sus ideas y debatan ellos y sus candidatos. Pidamos referencias, entremos a las redes a ver qué opinan y seamos bien conscientes de que un mal congreso puede significar una peor calidad de vida para las generaciones futuras y un mal presidente……aunque a eso, ya estamos acostumbrados.

Lampadia




¡Más patriotas y menos políticos!

¡Más patriotas y menos políticos!

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

El escenario electoral para el 2021 se presenta con una característica que es muy peligrosa, ya que prácticamente aseguraría la continuación de la crisis política, el deterioro en todos los frentes y el retroceso económico que vivimos actualmente. Me refiero a la ridícula cantidad de alternativas políticas que aparentemente se presentarían al proceso de abril.

De no hacerse nada al respecto la votación será muy dispersa y por consiguiente continuaremos con la pugna de poderes del estado, el populismo barato, las grandes limitaciones para el consenso y la necesidad de negociar debajo la mesa. Es decir, mas de lo mismo y siempre en perjuicio de la población y el país.

Este festival de alternativas se debe principalmente a tres causas: La primera, el deficiente marco legal electoral, con normas hechas a la medida para beneficio de los políticos irresponsables. El actual congreso no ha cumplido con el mandato que se les dio de aprobar la reforma política. Solo han aprobado los temas puntuales que les favorecía y han dejado una normativa modelo ¨frankestein¨. Otra irresponsabilidad de este inepto e irresponsable congreso.

La segunda causa es la carencia de partidos políticos serios, con valores morales y debidamente organizados. Los pocos que existían ya se perdieron, porque siempre estuvieron bajo la sombra de caudillos que ya no existen y que nunca pudieron ser reemplazados.

Y la tercera es la falta de verdaderos líderes que inspiren confianza y tengan la capacidad necesaria para enfrentar adecuadamente este dificilísimo encargo, salvo honrosas excepciones.

Dado lo absurdo de la actual normativa, hay varios posibles candidatos que no tienen partido y varios partidos que no tienen candidatos. Además, las elecciones internas no serán universales y seguirá existiendo el voto preferencial. Todo a favor de los ¨dueños¨ de los partidos, para que así puedan negociar y manipular a su antojo. ¡Un verdadero mercadillo!

Si no se enfrenta este problema de inmediato, tendremos en el partidor a veinticuatro agrupaciones de todos los colores pugnando por ganar el derecho a ¨gobernar¨ un país que vive una de sus peores crisis. Esto, con el agravante que la mayoría de los que pretenden participar no lo harán para conseguir el bienestar de los peruanos y el progreso del Perú, sino para beneficio de ellos mismos.

Esto es lo que ha venido sucediendo en los últimos años y es lo que tenemos que evitar a como de lugar. Para conseguirlo se tiene que pasar a un segundo plano a la política y pensar mas en nuestra patria, cumpliendo con dos acciones que son absolutamente necesarias.

  • La primera es reducir la dispersión concentrando la participación de los partidos con objetivos afines, en alianzas o frentes.
  • La segunda es conseguir que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto muy bien informados, evitándose así la manipulación en base a mentiras, populismo y demagogia.

Lo primero es mucho mas complicado de lograr y es aquí donde se requiere patriotismo, ya que implica sacrificarse por el bien del país. Formar un frente o alianza es lo ideal, pero muy difícil de conseguir dado los impresionantes egos que tienen los dirigentes partidarios, así como la mayoría de los que pretenden ser candidatos a presidentes. Nadie quiere ceder su opción y la mayoría se cree indispensable. ¡Solo verdaderos patriotas lo harían!

La posibilidad de alianzas es mayor entre partidos que comparten similares objetivos y propósitos. Si analizamos mas de cerca las corrientes que existen en las agrupaciones políticas peruanas, encontramos a tres muy claras. Una que aún insiste en ideologías trasnochadas que han fracasado en todos sus intentos y en todo el mundo. Otra sin alma, compuesta por oportunistas, populistas y/o nacionalistas, que solo persiguen objetivos personales y siempre han servido solo para crear grandes crisis y retrocesos.

Y la tercera que cree y defiende el libre mercado, la propiedad privada, el emprendimiento propio y el desarrollo. Las dos primeras prefieren un estado empresario, mientras que la tercera, lo contrario.

Es muy claro que la tercera corriente es la preferida de los peruanos, dado que la gran mayoría de empresarios, grandes, medianos, pequeños, individuales, formales o informales se manejan dentro de una economía de libre mercado. Esto incluye a los emprendedores y a los informales que actúan como mini-capitalistas y que son entre el 70% y 80% de nuestra economía.

Por lo tanto, sería verdaderamente patriótico que los líderes políticos de los partidos que siguen la tercera tendencia, se desprendieran de sus egos y sus ambiciones personales y se pusieran de acuerdo en formar un frente en beneficio de los peruanos y del Perú. Este frente estaría conformado por las personas más idóneas para cada uno de los cargos de gobierno y que obviamente serían miembros de los partidos agrupados en la alianza.  

¡Necesitamos mas patriotas y menos políticos!

La segunda condición es muy importante para eliminar el voto desperdiciado y convertirlo en un voto bien informado. Para esto se requiere una campaña muy bien orquestada por diferentes medios, especialmente por redes sociales y también vía el mensaje boca a boca en el que todos nosotros podemos ayudar (ver mi anterior artículo: Ya basta, en Lampadia 30-9-20). Aquí las instituciones serias, las empresas privadas, los empresarios emprendedores y todas las personas que queremos detener la crisis y reversar el retroceso, tenemos que actuar patrióticamente, levantando nuestra voz y aconsejando a todos los que podamos.

Si se consigue formar una alianza que tenga como único objetivo ¨el bienestar de los peruanos y el progreso del país¨ y si logramos que la gran mayoría de la población vote bien informada, no tengo dudas que lograríamos detener la crisis y regresar al camino de la modernidad y el progreso que vivíamos en la primera década del presente siglo.

¡Por eso demandemos a los que quieren participar en las próximas elecciones, que piensen mas en los peruanos y menos en ellos mismos y que sean ¨mas patriotas y menos políticos¨!

¡ES ABOSLUTAMENTE NECESARIO FORMAR ALIANZAS!

¡ES ABSOLUTAMENTE NECESARIO VOTAR BIEN INFORMADOS!

Lampadia




¡Precipicio a la vista!

¡Precipicio a la vista!

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 21 de agosto de 2020
Para Lampadia

El país es un desmadre. Cada uno hace lo que le da la gana. Los contagios y muertes por COVID 19 suben y suben sin parar. La economía… es decir, las ventas de las empresas y el empleo están en caída libre. Cientos de miles de micro y pequeñas empresas han quebrado. Y millones de peruanos – más de 6 millones, dicen algunos – han perdido su trabajo.

La pregunta es ¿alguien gana con todo este desmadre? ¿Cómo podría alguien ganar en medio de esta crisis? Pues bien… la respuesta es que sí hay ganadores.

  • El narcotráfico y la corrupción ganan.
  • Ganan la delincuencia y la agitación social.
  • El terrorismo también gana.
  • Incluso, la burocracia estatal gana. Los burócratas tienen su remuneración asegurada… a pesar de la cuarentena.
  • Y el populismo político… ¡qué quieren que les diga! Los caudillos populistas – los caciques de la política – están en su garbanzal.

Conclusión: no son pocos los que ganan con este desmadre.

Por eso tenemos que ser firmes en nuestras críticas al Gobierno. El manejo gubernamental de la pandemia es un fracaso. Un fracaso sanitario. Un fracaso económico. Y consecuentemente, un fracaso social. Ahora bien… así como debemos ser críticos con el Gobierno por el pésimo manejo de la pandemia, al mismo tiempo debemos estar firmemente comprometidos con la solución de la crisis.

La propuesta de Jaime de Althaus de conformar un comando COVID para Lima va en ese sentido. Pero yo lo extendería a todo el país. La situación de la pandemia en Ica es también dramática. Y lo mismo ocurre en varias otras regiones. Articular – desde la sociedad civil – todos los recursos existentes; públicos, privados, sociales y de la academia. Y coordinar con el Gobierno todo el manejo de la pandemia. Obviamente, previo consentimiento del Gobierno.

A ese respecto, el modelo a seguir es Uruguay. En vez de enfrentamiento políticos inoportunos y absurdos; en Uruguay, todos los actores claves confluyeron para atender y resolver la pandemia de manera integral.

El presidente Lacalle de Uruguay – a diferencia del nuestro – supo rodearse de los más calificados científicos del país… sin afiliaciones políticas partidarias. En Uruguay se produjo un alineamiento sin precedentes entre el Gobierno, el sistema científico, la academia, el empresariado, y la ciudadanía en general. Así fueron capaces de detectar y rastrear el virus como ningún otro país lo pudo hacer.

La educación cívica y la participación ciudadana jugaron un papel clave. La gente se quedó – mayoritariamente – en casa, a pesar de que no hubo cuarentena obligatoria. Los que tenían que trabajar para ganarse el pan del día, lo hicieron… sin sanción alguna de parte de las autoridades. Libertad con responsabilidad… esa fue la clave del éxito uruguayo frente a la pandemia.

Desde que se declaró la emergencia sanitaria el 13 de marzo pasado – hasta el día 22 de agosto – el país sudamericano apenas había registrado 1,485 positivos del virus y 40 muertes. Por otro lado, Uruguay es el primer país latinoamericano en poner en marcha la vuelta a las aulas, pese a la pandemia. ¡Envidiable y admirable!

Y volviendo al tema de los politiqueros, es increíble ver – y escuchar – a algunos atribuir al “modelo neoliberal” el fracaso del Gobierno frente a la pandemia. Expropiar todas las clínicas y farmacias privadas… proponen estos oportunistas de la política. Incluso, llegan a decir que el Gobierno está siendo manejado por grandes grupos empresariales. Y que por eso estamos como estamos.

Así es… aunque parezca mentira. La semana pasada participé en un debate – con Vladimir Cerrón – convocado por un grupo estupendo de estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano en Puno. Y lo vi y oí – vía zoom – con mis propios ojos y oídos. Aparte de las expropiaciones antes indicadas, el susodicho exigió seguir los modelos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

A eso me refiero. Los caudillos populistas – los caciques de la política – están en su garbanzal. Ellos – junto con los corruptos, narcotraficantes, terroristas, agitadores sociales, y todos los demás – ganan con este desmadre.

Es – pues – hora de actuar. Es hora de sumar y colaborar. Es hora de corregir el rumbo. Porque estamos avisados… ¡precipicio a la vista! Lampadia




“El Perú es mucho más grande que sus problemas”

“El Perú es mucho más grande que sus problemas”

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

El titulo es una frase de Jorge Basadre que vale la pena analizar ya que es aplicable a la situación que estamos viviendo. En ella posiblemente quiso poner paños fríos a alguna situación de crisis que vivía el Perú en esos momentos, tema que lamentablemente ha sido recurrente en los doscientos años de nuestra vida republicana.

En ella encontramos dos claros mensajes. Uno de frustración por estar en crisis recorriendo nuevamente un camino lleno de obstáculos. El otro de optimismo patriótico sugiriendo que siempre de alguna lo lograremos superar. Lo triste del caso, es que los obstáculos que generan estas crisis son originados por nosotros mismos: Los peruanos.

Hace un par de semanas publiqué dos artículos sobre un Análisis FORD del Perú que elaboré con la colaboración de los lectores a través de las redes digitales. En él se concluyó que el Perú tiene enormes fortalezas naturales, pero que éstas no son aprovechadas por causa de sus grandes y frustrantes debilidades. Dada esta contundente conclusión, quise entender porque nos sucede esto y por qué no somos capaces de superarlo. Para hacerlo era necesario definir y analizar tanto al Perú, como a los peruanos.

Muchos autores, académicos, políticos y periodistas han intentado hacerlo ¨patentado¨ frases, algunas de las cuales han trascendido hasta hoy. Recientemente el periodista y escritor Renato Cisneros presentó una lista de las mas célebres la cual me ayudó para este breve análisis.   

En la lista hay frases muy críticas o basadas en algún complejo y otras muy creativas y acertadas. Lo curioso (o lamentable) es qué a pesar de los años transcurridos, la mayoría siguen siendo perfectamente vigentes. Este hecho evidencia uno de los problemas centrales de nuestro país: No aprovechamos nuestras enormes fortalezas porque no somos capaces de superar nuestras debilidades. ¡Parece que no nos gustara ir ganando y que preferimos ir perdiendo! ¿Por qué?

Esto estaba sucediendo nuevamente justo antes de la pandemia. El periodo entre 1995 y 2015 fue de claro crecimiento sostenido, modernización, reducción de la pobreza, crecimiento de la clase media y solidificación de nuestra macroeconomía. Todo iba ¨viento en popa¨ y parecía que por fin estábamos encaminados en la senda del desarrollo. Sin embargo, nos acordamos de nuestro complejo y comenzamos a hacer lo posible para retroceder. Así nos encontró la pandemia para darnos el puntillazo.

Esta es la frustrante realidad del Perú y de los peruanos, que fue claramente sintetizada por el geógrafo ítalo-peruano Antonio Raimondi en su famosa frase ¨El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro¨. Esta metáfora describe claramente el triste hecho de tener enormes fortalezas y riquezas naturales (el banco de oro), que no son aprovechadas por los peruanos (el mendigo). Esta realidad resaltada por Raimondi a mediados del siglo XIX sigue siendo absolutamente vigente hoy, tal como se concluyó en el Análisis FORD del Perú (Lampadia 9-ente7-20 y 7-8-20).

Esto sucede a pesar qué TODOS sabemos qué si estas oportunidades fueran aprovechadas, dentro de un adecuado marco legal, económico, social y ambiental, la frase de Raimondi ya no sería vigente, porque quien estaría sentado en el banco de oro no sería un mendigo.

¿Entonces por qué permitimos que suceda esto? Tal vez la respuesta nos la puede dar ¨el perro del hortelano¨, que aparentemente es peruano.

En el Análisis FORD también se observó algo muy interesante. Mientras que el país (Perú) aporta las enormes fortalezas, son las personas (los peruanos) los que generan las debilidades. Corrupción, burocracia, informalidad, inestabilidad jurídica, política, social y falta de infraestructura. Sin embargo, no podemos generalizar y decir que estas son generadas por los peruanos, pero si podemos afirmar que lo son por un grupo minoritario de malos peruanos, quienes se aprovechan de la impunidad.

Esta nefasta situación es muy bien descrita por la periodista y diplomática peruana Carmen Mac Evoy en su frase ¨El Perú no es corrupto, hay corruptos a los que les dimos el poder¨.

A pesar qué estas debilidades son producto de las malas prácticas de un grupo minoritario de malos peruanos, no podemos dejar de reconocer que el resto, que somos la gran mayoría, también tenemos parte de la culpa, porque permitimos que esto suceda. Esta es una de las características negativas del peruano: LA INDOLENCIA.

¡No sólo es culpable el que comete el crimen; también lo es el que permite que se cometa!

Pero no todo es negativo. Los peruanos, tienen importantes cualidades positivas que se deben resaltar. Entre ellas la gran capacidad para el trabajo duro, la enorme creatividad, la resiliencia y el espíritu emprendedor, para mencionar las más relevantes. En base a ellas se consiguió el importante crecimiento de la clase media y la disminución de la pobreza en el periodo 1995-2015. La primera pasó de ser el 27% a mas del 45% y la segunda se redujo por primera vez en la historia al 20%.

Sin embargo, a pesar de ser cualidades muy positivas, todas son de corte personal, lo que genera otra característica negativa del peruano: EL INDIVIDUALISMO. Esta peculiaridad es positiva para la persona, pero negativa para el país porque es opuesta a la unidad y a la solidaridad y por consiguiente hace muy difícil el consenso y cualquier tipo de acción colectiva para impulsar proyectos o cambios sociales.

Para graficar este hecho veamos el deporte en el Perú. Tenemos campeones mundiales, olímpicos y panamericanos en tiro, artes marciales, squash, bádminton, surf, vela y maratón, todos deportes individuales. Sin embargo, en los deportes colectivos no tenemos ningún equipo campeón olímpico o mundial. Tenemos éxito en lo individual, pero no en lo colectivo. El individualismo es causa de la pobreza de los partidos políticos y también del populismo irresponsable.

Otra cosa que distingue al Perú es que su población es variopinta por excelencia. Este tema genera diferencias extremas, desunión, desconfianza y sentimientos encontrados muy profundos. Es además la causa de otra característica negativa del peruano: LA FALTA DE IDENTIDAD.

Esto está graficado en varias frases célebres como ¨El Perú es todas las sangres¨ de José María Arguedas. ¨En el Perú el que no tiene de inga tiene de mandinga¨, que se le atribuye a Ricardo Palma. ¨El Perú es un país acomplejado¨ de María Rostworowski. ¨El Perú es un país que no tiene una identidad, porque las tiene todas¨ de Mario Vargas Llosa, entre otras.

A estas tres particularidades negativas de los peruanos se le suma una cuarta, que también viene de tiempo atrás: LA INDISCIPLINA. Esta mala práctica sin duda se debe a la cada vez mas deteriorada administración del orden público y la justicia, debido a la corrupción e impunidad. Si no hay castigo efectivo, no hay posibilidad de reducir la indisciplina y mas bien la incentiva. En este frente también hay varias frases célebres que aplican muy bien, entre ellas ¨El Perú es un burdel¨ de Pablo Macera y ¨El Perú es un país de muchas leyes, pero sin Ley¨ de Alfredo Bryce Echenique.

En resumen, estas cuatro características negativas de los peruanos: Indolencia, falta de Identidad, Individualidad e Indisciplina, son las verdaderas causas por las cuales un grupo minoritario de malos peruanos, amparándose en a impunidad, generan las grandes debilidades que no han permitido el desarrollo de nuestro país en doscientos años de vida republicana. ¡Entonces el problema no es el Perú, es de los peruanos y por lo tanto somos los únicos que podemos solucionarlo!

No seamos indolentes y participemos con valentía. Dejemos las diferencias de lado y busquemos la unidad. El tema no es entre izquierda y derecha, es entre una mayoría de buenos peruanos y una minoría de malos peruanos.

¡Recuperemos nuestra identidad y el orgullo de ser peruanos! Lampadia




¿Y si sale la vacuna… estamos preparados?

¿Y si sale la vacuna… estamos preparados?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 31 de julio de 2020
Para Lampadia

Las noticias respecto de la vacuna contra el Covid 19 son muy esperanzadoras. Los más calificados científicos del mundo están haciendo denodados esfuerzos para descubrir la vacuna que permita a la humanidad salir de esta terrible pandemia.

Los más importantes laboratorios internacionales están tras el descubrimiento más esperado de los tiempos presentes. Me refiero a laboratorios de países como Gran Bretaña, Estados Unidos, China, Alemania, Rusia, entre otros. La prestigiosa Universidad de Oxford en Gran Bretaña, en alianza con el laboratorio Astra Zeneca, están ya probando una vacuna contra el Covid 19 en miles de voluntarios de Gran Bretaña, Brasil, y Sudáfrica. Y – repito – los resultados a la fecha son muy esperanzadores.

Como era de esperar, muchos países están negociando con dichos laboratorios la compra de – literalmente – miles de millones de dosis.

La pregunta es ¿y nosotros? ¿Estamos preparados para que todos los peruanos podamos vacunarnos apenas salga la vacuna al mercado? ¿Tenemos 20 o 40 millones de jeringas en stock? Porque todo parece indicar que se requerirán dos dosis para lograr la inmunidad. ¿Y nuestra infraestructura de frío? ¿Tenemos las cámaras de frío para guardar tal cantidad de dosis de vacunas?

Formulo estas preguntas porque los peruanos tenemos sobradas razones para dudar de nuestras autoridades. Es que ya perdimos la batalla de las pruebas moleculares. Eso ocasionó que la pandemia no se pueda cercar y que la cuarentena fuese un fracaso.

Perdimos también la batalla de los respiradores y de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI´s), lo cual ocasionó una de las tasas de mortalidad más altas del mundo. Perdimos la batalla de las mascarillas y los equipos de protección especial. Cientos de médicos y enfermeras murieron por falta de protección dentro de los hospitales del Estado.

Perdimos la batalla del oxígeno. El Estado fue – y sigue siendo – incapaz de comprar nada bien, y rápido. ¡Qué me dicen de las Tablets! Incluso, perdimos la oportunidad de la alianza con el sector empresarial, y con la ciudadanía en general. Soy testigo de las numerosas propuestas de colaboración del sector privado que fueron denegadas por el propio Gobierno. La explicación de por qué demoró tanto la donación de oxígeno por parte de la empresa minera Southern Copper para los pacientes de Covid 19 en Arequipa es – verdaderamente – cantinflesca.

Me refiero – ciertamente – al Gobierno durante la penosa gestión del ex Premier Zevallos y su ex Ministro de Salud Zamora. Hoy – valgan verdades – estamos mucho mejor, en manos del Premier Cateriano, y – sobre todo – de la ministra Pilar Mazzetti.

Dicho todo lo anterior ¡cómo no preocuparnos por la vacuna! ¿Acaso no es verosímil que saliera la vacuna… digamos en octubre entrante, y que nosotros – por inoperancia del Estado – estemos últimos en la cola? ¿Y que mientras el mundo entero se haya vacunado – y librado del virus – nosotros sigamos enfermándonos y muriendo de Covid 19?

¡No señores! Esta vez no podemos fallar. El complejo anti empresarial privado debe quedar de lado. Vamos abasteciéndonos de jeringas y agujas. Vamos identificando la infraestructura de frío que se requerirá para guardar las vacunas. Nuestra industria exportadora de frutas y hortalizas sabe de cámaras de frío más que nadie en el mundo. Nuestras empresas distribuidoras de alimentos y víveres saben llegar – bien y rápido – a los lugares más remotos de nuestro país.

Que el Gobierno negocie con los laboratorios que están por sacar la vacuna al mercado. Entiendo que nuestra Cancillería está haciendo un buen trabajo al respecto. Y que juntos – Gobierno y sector privado – ganemos la batalla de la vacuna. Y que el virus de marras ¡acabe de una vez por todas! Lampadia




El Estado le ha fallado a los informales

El Estado le ha fallado a los informales

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de julio de 2020
Para Lampadia

“Los informales no le han fallado al Estado. El Estado le ha fallado a los informales.” La expresión entre comillas proviene de dos jóvenes arequipeños, a quienes no conozco personalmente. Sin embargo, qué grato y aleccionador resultó conversar con ellos por teléfono, a raíz de mis artículos de opinión – y videos – que suelo propalar a través de Lampadia y / o mis redes sociales.

Bueno pues – como millones de peruanos – estos jóvenes mistianos están muy preocupados por el tema de la informalidad en nuestro país. Es que los paganos de la informalidad son ellos… los jóvenes. Efectivamente, son los jóvenes quienes enfrentan las mayores dificultades para conseguir empleos formales en el sector de las micro y pequeñas empresas. Incluso, ¿qué difícil les resulta formar sus propias empresas?

Ya lo hemos comentado en otras oportunidades. La maraña de trámites y permisos absurdos requeridos para formar una pequeña empresa, las rigideces y altos costos de la legislación laboral, el 18% de Impuesto General a las Ventas (IGV), las elevadas tasas de interés para los microcréditos, y – en general – la falta de soporte educativo práctico en gestión de pequeñas empresas, son – todos – impedimentos y trabas para para la formalización del empleo y el emprendimiento en nuestro país.

También hemos comentado – repetidamente – acerca de la propuesta de Lampadia de disponer de una fracción del IGV como aporte individual de capitalización de pensiones de los respectivos compradores (consumidores). La verdad, nunca había escuchado acerca de una mejor medida para “formalizar a los informales”. Algo así como matar varios pájaros de un tiro: universalizar las pensiones, reducir el IGV, fiscalizar a las empresas, ampliar la base tributaria… ¡qué gran idea!

Ahora bien, todo lo anterior requiere – de antemano – de voluntad política al más alto nivel. Es decir, del Número 1. Y – en segundo lugar – la propuesta de “formalizar a los informales” requiere de un cambio de actitud radical de las autoridades ministeriales y municipales – incluso, de las autoridades policiales y judiciales – de todo el país. Y ¡esa es la gran duda!

¿Acaso los inspectores municipales, policiales y judiciales no viven malamente – y abusivamente – del chantaje sistemático y permanente a los informales? ¿Acaso los ministros – y sobre todo, los alcaldes y sus regidores – están dispuestos a simplificar o eliminar papeleos y trámites burocráticos? O más relevante aún ¿acaso están dispuestos a digitalizar toda la tramitología empresarial y laboral en sus jurisdicciones?

¿Cómo – y a quién – van a chantajear si se simplifican y digitalizan todos los trámites y permisos? ¿De dónde sacarán la marmaja si se eliminan las colas, y los papeleos, y las firmas, y los sellos, y – por ende – las coimas?

Por eso decía que para “formalizar a los informales” se requiere de la voluntad política… al más alto nivel. ¿Está el Presidente de la República dispuesto a comprarse el pleito de la verdadera lucha contra la corrupción en el Estado? Porque – como también hemos comentado repetidamente en este medio – la gran corrupción en el Estado peruano está ahí abajo… en lo que hemos denominado la costra del quinto nivel. No sólo en los peces gordos. Entonces repito ¿está el Presidente dispuesto a quitarle las gollerías a las autoridades ministeriales, municipales, policiales, y judiciales? ¡Esa es la gran duda!

Tienen – pues – razón los jóvenes peruanos de preocuparse por la informalidad generalizada en nuestro país. Son ellos los paganos… los que sufren las consecuencias de la informalidad. Son ellos los maltratados y chantajeados por nuestras autoridades.

Por ello, hago mía – y agradezco – la expresión de los jóvenes arequipeños: “Los informales no le han fallado al Estado. El Estado le ha fallado a los informales.”  Incluso agregaría… “y le siguen fallando”. Lampadia




Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera

Enver Figueroa
Para Lampadia

Mientras oía a Martín Vizcarra y sus ministros hablar de las medidas que contemplaban para este periodo post-cuarentena, donde en realidad seguiremos en alguna medida bajo cuarentena, no pude evitar recordar la impresionante novel de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”.

Las medidas coercitivas siempre se cumplen poco o nada y, por eso mismo, eventualmente devienen en represivas y la gente termina sublevándose totalmente contra ellas. Al parecer los miembros del Ejecutivo no han leído esa monumental novela, pero tampoco parecen conocer nada de la abundante producción científica que desde hace meses orienta las decisiones de varios gobiernos extranjeros para detener el avance del COVID-19 y que les está dando resultado.

A diferencia de países como Noruega, Suecia, Italia, República Dominicana y Uruguay, que nunca llegaron a tener picos de contagio tan altos y que hace casi dos meses lograron torcer la tendencia de sus curvas de contagios nuevos diarios, el Perú ha aplicado solamente la estrategia de la cuarentena y las restricciones obligatorias generalizadas con los peores resultados posibles: los contagios siguen aumentando y la economía está destruida.

Mientras el número de contagiados y fallecidos sigue creciendo, a pesar del grosero y deshonesto intento del gobierno de mostrar que los contagiados bajan al reducir desde hace casi un mes el número de pruebas diarias, lo que no cambia es la actitud del gobierno: torcer la realidad para justificar su posición, torcerla tanto hasta el extremo de decir abiertas mentiras, como lo de la inexistente “meseta” hace aproximadamente un mes.

La sistemática negativa de los miembros del gobierno a modificar su estrategia del garrote y el miedo, se explica en parte por la ignorancia, pero también por un sesgo cognitivo muy frecuente: el sesgo de confirmación. La investigación psicológica aplicada a la toma de decisiones reveló desde los años 60 que las personas tienden a aceptar hechos y datos que confirman sus creencias pre-existentes, en tanto que descartan aquellos que las contradicen.

Impresiona ver cómo la evidencia abrumadora del aumento en el número de contagiados y fallecidos no persuade al gobierno de que ha ejecutado por casi 4 meses una estrategia errada o, al menos, inadecuada. Es obvio, ¿no? Si hubiera sido la estrategia correcta, el país no estuviera en la situación que estamos. A primera vista este artículo puede ser visto como una crítica, y lo es. Precisamente esa es la función de la crítica, mostrar la perspectiva no vista, el análisis no hecho para, con ello, lograr una mejor toma de decisiones. La resistencia del gobierno a la crítica, sobre todo cuando la evidencia es abrumadora en su contra, revela no solo ignorancia y la prevalencia del sesgo de confirmación, sino también un delirio de soberbia propio del poder y más cuando este llega muy rápido, sin haber seguido el camino sacrificado de la construcción democrática.

De hecho, en este momento el país también vive una real falta de democracia. Tenemos un Congreso que aprueba los decretos de urgencia y le da facultades legislativas al Ejecutivo para poder los congresistas dedicarse a fraguar leyes que estiren la duración de su curul más allá de julio de 2021, en una especie de pacto tácito donde lo que sobre es la traición a la voluntad popular. Esta falta de balance de poder real refuerza el sesgo de confirmación de Vizcarra y sus ministros. Solo esperemos que las personas que tienen circunstancialmente el manejo del Estado tenga Ia sensatez de entender que su poder  es sólo temporal y que su reticencia  a reconocer  errores  viene  costando  vidas y el empobrecimiento de millones de peruanas.  La historia al final siempre juzga. Lampadia




La trampa perfecta

La trampa perfecta

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

La crisis económica generada por las medidas adoptadas por el gobierno a raíz de la pandemia ha paralizado sectores enteros de la economía, muchas actividades y por supuesto, miles de empresas de todo tamaño. Para combatir el virus y sin haberlo logrado de manera efectiva, el Estado ha cerrado desde aeropuertos, terminales terrestres, centros comerciales, cines, hoteles, restaurantes, ferreterías y toda la actividad económica. Como lógica consecuencia de todo ello, las empresas se han quedado sin ingresos y sin posibilidad de pagar sus obligaciones contractuales, bancarias, tributarias y sobre todo las obligaciones con sus trabajadores desde el 16 de marzo.

Sin ventas, ingresos y actividades, las empresas no pueden pagar remuneraciones, comisiones o beneficios sociales. Mucho menos las empresas chicas que viven al día y que cuentan con poco capital.

Para estos escenarios fortuitos y de fuerza mayor, la ley laboral tenía previstas salidas desde 1991: las suspensiones laborales perfectas y los ceses colectivos por causas objetivas. Estos mecanismos permiten que la empresa suspenda a sus trabajadores cuando la crisis es temporal o que los cese cuando es más severa, todo ello con el fin de sobrevivir y preservar el empleo de aquellos trabajadores no comprendidos en esas medidas y sobre todo, para mantener la fuente de trabajo, ya que sin empresa no hay puesto de trabajo ni para los que se van, ni para los que se quedan. No hay empleo para nadie.

Este gobierno, con su ya conocida fatal arrogancia planificadora, decidió que ese no era el camino e inventó, entre marchas y contramarchas, otros caminos que contentaran al mismo tiempo a las encuestas, a las redes sociales y el rating presidencial, pero que tuvieran también la impresión de ser una válvula de escape para miles de empresas arrinconadas al borde de la insolvencia o la quiebra: creo la Suspensión Laboral Perfecta del D.U. 038-2020.

Tenía la apariencia de ser la válvula de escape esperada, sin embargo, con la firma de la misma Ministra de Trabajo, el gobierno la despintó tan sólo 7 días después, mediante el D.S. 011-2020-TR, llenándola de condiciones, ratios, exigencias previas y trámites que no sólo la dificultaron, sino la han convertido en una verdadera trampa. Una trampa en la cual muchos ingresaron creyendo que podían salvarse de la crisis y salvar el empleo futuro de sus trabajadores y de la cual, muchas empresas no van a salir.

Veamos lo que está sucediendo:

  • Según datos publicados por el Diario Gestión a inicios de junio, de 28,178 solicitudes de suspensión perfecta de labores, sólo se habían resuelto 2,320, es decir el 8.23% y de estas, sólo se habían aprobado 320, vale decir el 1.1% de las solicitudes presentadas.
  • De mantenerse esta tendencia, si el Ministerio de Trabajo pudiera revisar todas las solicitudes, sólo aprobaría alrededor de 3,888 de estas solicitudes, vale decir el 13.83% de ellas. Más de 24,000 empresas verían denegados sus pedidos y tendrían que pagar planillas sin ingresos para ello. Recordemos que ya se pagaron planillas sin ingresos en marzo y abril, antes de que se emita el Decreto de Urgencia 038-2020.
  • Confirmando esta tendencia, no es casual que la Ministra de Trabajo Sylvia Cáceres Pizarro, haya anunciado en RPP, un medio afín al gobierno, que el 70% de las solicitudes “no cumplen con los requisitos”, requisitos que ella misma se encargó de complicar, ampliar y dificultar.
  • Sólo se salvarían de esta trampa aquellas empresas cuyas solicitudes no pueda revisar la autoridad de trabajo, para las cuales regiría el silencio administrativo positivo.

Consultados algunos abogados expertos en materia laboral, coinciden en señalar que las razones de la desestimación son por decir lo menos “baladíes y arbitrarias”. Para el abogado Christian Gallegos, especialista en estos temas, el Ministerio está utilizando “argumentos no previstos en la norma como supuestos de improcedencia”. Para el reconocido laboralista Ricardo Herrera Vásquez, “se trata de una doble trampa, primero a los empresarios y luego a los trabajadores, ya que la posición del Ministerio, a la larga, afectará el empleo mismo al desaparecer las fuentes de trabajo”.

  • ¿Será que el gobierno y el Ministerio de Trabajo no entienden que la mejor forma de proteger el empleo es manteniendo vivas a las empresas?
  • ¿Tiene algún sentido lógico obligar a empresas sin ingresos a pagar planillas en forma indefinida?
  • ¿Sabrá el gobierno que la insolvencia y la quiebra son el peor escenario de los trabajadores y del empleo en el Perú?

La posición del Ministerio de Trabajo puede contentar uno, dos o tres meses a las organizaciones sindicales o a un grupo ya de por si reducido de trabajadores formales a quienes se podrá pagar sin trabajar, pero traerá como inevitable consecuencia la insolvencia y la quiebra de empresas a las cuales ni los fondos de reactivación que se limitan por ahora a un mes de ingresos promedio ni la burocrática reapertura de las actividades por “fases” podrá salvar.

A este gobierno no se le puede pedir que tenga la visión de pensar en el país a mediano y largo plazo, que vea el bosque y no sólo el árbol que da frutos en encuestas y aplausos efímeros. Eso está fuera de sus posibilidades. Sin embargo, si le podemos exigir que no cree trampas perfectas contra nuestras empresas y el empleo de todos los peruanos.

¿El Congreso entenderá que sin empresas no hay empleo? Ojalá haga su tarea y no viva en eterna deuda con el gobierno que le dio origen, bendiciendo gestiones como esta que tanto daño le hacen al país. Lampadia