1

Redujo el 85% de la pobreza

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

¡Esto es desarrollo!

Una reciente publicación del Banco Mundial, ha puesto los puntos sobre las ies, desnudando los mitos y falacias con los que nuestras retrógradas y malévolas izquierdas, descarrilaron nuestro proceso de desarrollo, hace 12 años.

La narrativa falaz ha sido tan perniciosa, que incluso ha logrado nublar las percepciones sobre el crecimiento y el desarrollo, así como sobre la importancia de la minería en él Perú, en mentes cultivadas, que se sumaron y validaron la monserga negacionista de todas las izquierdas:

o “Hemos tenido crecimiento, pero no desarrollo”
o “El crecimiento no llegó a los pobres”
o “No está probada la relación entre crecimiento y reducción de la pobreza”
o “Crecimos, pero aumentó la desigualdad”
o “El crecimiento ha sido excluyente”
o “La minería no paga impuestos”
o “La minería no generó bienestar en su zona de influencia”

Líneas abajo, el IPE analiza el informe del Banco Mundial y muestra la realidad que debemos asumir y defender, en pro de la superación de la pobreza y el aprovechamiento de nuestras múltiples oportunidades de crecimiento, la madre de la prosperidad.

Del informe del Banco Mundial se colige que:

• El 85% de la reducción de la pobreza se debe al crecimiento de la economía
• Hemos reducido la pobreza de 60% a 20%
• Hemos sido el país de la región que redujo más la pobreza y la desigualdad
• Nuestro crecimiento fue inclusivo
• La minería es uno de los principales motores de crecimiento de la economía
• La minería tiene una carga fiscal de 41% sobre sus utilidades, contribuye al desarrollo regional y genera fuertes encadenamientos productivos con otros sectores.
• “El enorme potencial minero es una de las más grandes oportunidades de DESARROLLO para el Perú”

 

Lamentablemente, nuestro desarrollo se interrumpió desde el 2011 con una regresión política hacia un Estado sin visión, incapaz y corrupto, que multiplicó la burocracia estatal con funcionarios anti empresa y anti inversión, instalado desde Humala, estúpidamente mantenido por PPK, exacerbado por Vizcarra y Sagasti, y asaltado por todas las mafias políticas y económicas con Castillo-Cerrón.

Hoy nos debatimos en un crecimiento miserable de 2%, insuficiente para dar trabajo a los 300 mil jóvenes que se incorporan a la PEA cada año; insuficiente para mejorar los ingresos de los trabajadores y para generar los recursos fiscales que nos permitan mejorar la calidad de los servicios públicos.

El Perú tiene sobradas capacidades para generar una revolución productiva que nos lleve a un crecimiento sostenido de 6 a 8% anual, con todo lo que ello conlleva.

Pero ya no podemos dejar los servicios públicos en manos de funcionarios lenientes, incompetentes y corruptos. Tenemos que crear las ANAs, las Autoridades Nacionales Autónomas, que desde distintas regiones del país, aseguren servicios de primer nivel para todos los peruanos.

Ver en Lampadia:

PERÚ HA REGISTRADO UNA DE LAS MAYORES REDUCCIONES DE POBREZA Y DESIGUALDAD EN EL CONTINENTE EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS

IPE
3 de mayo, 2023
Glosado por Lampadia

Banco Mundial indica que el 85% de la reducción de la pobreza se atribuye al crecimiento económico.

Dicho avance fue impulso por diversas actividades económicas, entre ellas, la minería. Esta actividad representa el 60% de las exportaciones, 11% de la inversión privada, 11% de la producción nacional, 8% de los ingresos fiscales y casi 5% de empleo del país.

Las transferencias vía canon y regalías a los gobiernos subnacionales en 2022 y 2023 sumarán más de S/20 mil millones, equivalente a lo transferido durante los cinco años previos (2017-2021).

La falta de capacidades de los funcionarios públicos y los numerosos casos de corrupción han impedido que dichos recursos se traduzcan en un cierre más acelerado de brechas en los servicios públicos.

Según el BCR, el desperdicio anual por el uso redundante o improductivo de los recursos públicos llega hasta S/16 mil millones.

El Perú ha registrado una de las mayores reducciones de pobreza y desigualdad en el continente en los últimos 20 años.

Esto es producto del crecimiento inclusivo que creó más oportunidades a los hogares de menores recursos y permitió que la clase media se consolidara como el sector social más importante por primera vez en la historia del Perú. Dicho avance fue impulsado por diversas actividades económicas, entre ellas, la minería. El enorme potencial minero es una de las más grandes oportunidades de desarrollo para el Perú. Esta actividad no solo ha permitido el surgimiento de otros sectores y la creación de empleos de calidad en las zonas de influencia, sino que también ha contribuido notablemente a las cuentas fiscales.

La falta de capacidades técnicas en el Estado, así como múltiples casos de corrupción de dominio público, han impedido que los enormes recursos generados por el crecimiento económico, especialmente en el caso del sector minería, se traduzcan en beneficios concretos para la ciudadanía. Esto ha sido agudizado por la fragilidad institucional producto del modelo de descentralización que se ha intentado en el Perú.

Crecimiento inclusivo

El crecimiento económico peruano de las últimas décadas ha sido inclusivo. Entre 2001 y 2019, el Perú registró uno de los mayores incrementos del PBI por habitante en América Latina junto con significativas caídas de pobreza y desigualdad.

Estas mejoras han ocurrido en todas las regiones del país. Incluso considerando el retroceso producto de la pandemia, 19 de las 24 regiones disminuyeron su pobreza a la mitad entre 2004 y 2021, acompañado de una clara reducción de la desigualdad. En particular, un reciente estudio del Banco Mundial indica que el 85% de la reducción de la pobreza se atribuye al crecimiento económico, sobre el cual la minería tuvo un rol clave. Dicha contribución también ocurrió a nivel regional, desde un aporte del crecimiento de 64% a la menor pobreza en Pasco hasta 96% en Loreto, según un estudio de Nikita Céspedes (2017).

Importancia de la minería

La minería es uno de los principales motores de crecimiento del Perú: representa el 60% de las exportaciones, 11% de la inversión privada, 11% de la producción nacional, 8% de los ingresos fiscales y casi 5% de empleo del país.

Según cálculos del IPE, la minería formal empleó 230 mil trabajadores de forma directa y cerca de 1.9 millones de trabajadores adicionales a través de los fuertes encadenamientos productivos con otros sectores. De esta manera, la minería contribuye con la creación de puestos de trabajo de calidad en sus zonas de influencia.

La actividad minera también ha contribuido al desarrollo y la competitividad regional.

Según un estudio de Norman Loayza (2016), los hogares ubicados en distritos productores de minerales tienen mayores niveles de consumo y menores probabilidades de caer en pobreza. El caso de Apurímac evidencia los efectos de la entrada en operaciones de un proyecto de gran envergadura. Con el inicio de Las Bambas en 2016, el PBI por habitante de Apurímac se multiplicó por 2.4 veces hasta alcanzar niveles cercanos al promedio nacional. Como resultado, la pobreza en de 38.2% a 28.3% entre 2016 y 2021. En el mismo periodo, la pobreza en otras regiones del sur como Ayacucho apenas se redujo de 37.5% a 36.0%. Además, Apurímac presentó una mejora en la competitividad regional, al escalar del puesto 20 de un total de 25 regiones, a la posición 15 en el Índice de Competitividad Regional (INCORE) en el mismo periodo.

Desaprovechamiento de recursos generados

Según el FMI, la minería en el Perú tiene una carga fiscal de 41% de sus utilidades, muy por encima del 30% que paga el resto de las actividades económicas. Esto se debe a que, además del impuesto a la renta, la minería paga otros impuestos, gravámenes y regalías especiales. De esta manera, los ingresos fiscales producto de la actividad minera sumaron de cerca de S/120 mil millones en las últimas dos décadas. Gran parte de estos recursos se encuentran bajo responsabilidad de las municipalidades y gobiernos regionales, y vienen registrando un fuerte incremento en los últimos meses. Se calcula que en 2022 y 2023, las transferencias vía canon y regalías a los gobiernos subnacionales sumarán más de S/20 mil millones, lo que resulta equivalente a lo transferido durante los cinco años previos (2017-2021). Ello hace más urgente repensar la distribución y ejecución de estos recursos que se traduzcan en mayor bienestar social.

Sin embargo, la falta de capacidades de los funcionarios públicos y los numerosos casos de corrupción han impedido que dichos recursos se traduzcan en un cierre más acelerado de brechas en los servicios públicos.

Sobre lo primero, la evidencia indica que cuanto mayor sea el monto transferido vía canon y regalías mineras a los gobiernos subnacionales, menor es el porcentaje de ejecución. En ese sentido, difícilmente se lograrán construir capacidades técnicas y asegurar la continuidad de las políticas públicas si es que, por ejemplo, más de un tercio de los funcionarios de las municipalidades está contratado bajo locación de servicios o si el gerente general de un gobierno regional dura apenas un año en el cargo.

Por otro lado, solo en el 2019, la Contraloría General de la República (CGR) encontró que uno de cada tres funcionarios designados en cargos de confianza tras el cambio de autoridades subnacionales no cumplía con los requisitos mínimos para sus puestos. Además, 18 de los 25 gobernadores regionales electos entre el 2018 y 2022 terminaron siendo investigados por corrupción, y cinco de ellos fueron vacados por motivos que van desde delitos de colusión agravada hasta la participación en redes criminales.

En agregado, el desperdicio anual por el uso redundante o improductivo de los recursos públicos se encontraría entre S/11 mil y S/16 mil millones, según estimaciones del BCRP. Ello equivale, aproximadamente, a la recaudación fiscal por minería en 2022 o el presupuesto público del gobierno nacional 2023 en educación. Lampadia




No falta plata, falta gente

Por: Alfonso Bustamante Canny
Perú21, 3 de Mayo del 2023

“Se debe reforzar la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir) en búsqueda de una mejora continua de las capacidades de los funcionarios públicos”.

Durante décadas se discutió cómo acabar con el centralismo en el Perú. El objetivo era descentralizar el poder y mejorar la calidad de vida de las poblaciones locales. Sin embargo, el diseño y la implementación de la regionalización no ha sido efectiva y ha mantenido a una parte de la población postergada de sus derechos fundamentales de salud oportuna, educación de calidad y vivienda digna.

En el año 2022, el Estado peruano recaudó 157 mil millones de soles en impuestos, los que permiten cerrar holgadamente estas brechas a través de inversiones en infraestructura y la operación eficiente de la misma. Sin embargo, uno de los obstáculos para hacerlo está en la regionalización.

Se transfirió a los gobiernos locales y regionales la responsabilidad de realizar las inversiones de capital, también se les transfieren los recursos económicos anualmente, pero sin dotar a sus funcionarios de las capacidades para asumir tremenda responsabilidad. Además, la tortuosa Ley de Contrataciones del Estado resulta en una barrera infranqueable para los inexperimentados funcionarios.

La insuficiente preparación de los funcionarios responsables de cumplir con los proyectos de inversión pública dificulta elaborar expedientes técnicos adecuados, realizar procesos de licitación y de supervisión, además de propiciar la falta de transparencia y de rendición de cuentas

Según el Reporte de Eficacia del Gasto Público para el año 2022, elaborado por Comex Perú, los gobiernos regionales alcanzaron un 67% de su presupuesto de inversión, mientras que los gobiernos locales lo hicieran en un 63%. Si bien estas cifras representan un incremento con respecto al año anterior, están lejos de lo que quisiéramos ver ejecutado.

Se debe reforzar la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir) en búsqueda de una mejora continua de las capacidades de los funcionarios públicos. No obstante, desde Confiep, hemos elaborado 21 propuestas a la comisión de Constitución del Congreso para mejorar esta penosa situación. Además, en alianza con el Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la USMP venimos elaborando un Diplomado en Gestión Pública, dentro del cual está el módulo de “Sistema Nacional de Gestión de Inversiones” con el propósito de contribuir a mejorar las capacidades de los funcionarios de los gobiernos locales y regionales.

“Colocando a la persona en el centro de la agenda nacional.




Virtudes y vacíos del informe del Banco Mundial

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El reciente informe del Banco Mundial, “Resurgir Fortalecidos, evaluación de la pobreza y equidad en el Perú”, pone acertadamente el énfasis en la necesidad de volver a crecer para reducir la pobreza y la desigualdad. Para lo cual hay que levantar las barreras estructurales que impiden el crecimiento, reducir la informalidad y mejorar la provisión de bienes y servicios públicos.

Comienza reconociendo que “en el pasado, el crecimiento sostenido e inclusivo impulsó un proceso sustancial de reducción de la pobreza y desigualdad”, pero luego no explica qué pasó, por qué ya casi no crecemos. Porque de allí se desprendería qué hacer. No menciona, por ejemplo, el incremento desmedido de regulaciones en los últimos 12 años, que ahogan el crecimiento de las empresas. Para eso se requeriría pasar todo el stock de normas existentes por un Análisis de Impacto Regulatorio, para derogar las normas costosas y contraproducentes. Ese proyecto existe en la PCM, pero no comienza aún. El Banco Mundial podría ayudar a financiarlo.

El informe sí alude a esto implícitamente cuando propone “levantar los obstáculos que impiden que las empresas crezcan y que los trabajadores se formalicen”. Pero se refiere solo a los regímenes tributarios y a la normatividad laboral, dos temas centrales, sin embargo. Explica que “los múltiples regímenes tributarios en función al tamaño de las empresas alientan a estas a permanecer pequeñas y dividirse cuando crecen a fin de evitar escalar hacia otro régimen. Así, el promover el crecimiento empresarial requiere fusionar el régimen único simplificado, el régimen especial de impuesto a la renta y el régimen tributario de la mediana y pequeña empresa, en uno solo.

Esta propuesta fue elaborada hace unos años por Macroconsult, incluyendo, además -en lo que llamó el “combo formalizador”- una simplificación similar para los regímenes laborales, eliminándolos y centrándolos en el trabajador, de modo que los beneficios y aportaciones fueran mayores conforme subiera el salario.

El informe del Banco Mundial no recoge este aspecto, pero sí reconoce que, para emplear formalmente a sus trabajadores, “los empleadores deben cumplir con una legislación laboral compleja y pagar hasta un 68 por ciento adicional del salario de un trabajador en costos no salariales. Por lo tanto, la reducción de la informalidad requiere de mayor flexibilidad en las leyes laborales y reducción de los costos relacionados con la formalización”. Lamentablemente el informe no desarrolla este enunciado.

Sin embargo, sí propone fortalecer el rol de la Oficina Nacional de Inspección Laboral (SUNAFIL), extendiendo su responsabilidad al sector informal y a las microempresas, incrementando el número y competencias de los inspectores para, en buena cuenta, obligarlas a formalizar. Pero es absurdo obligar a cumplir unas normas laborales incumplibles. El informe debió relacionar esos dos temas, y recomendar el fortalecimiento de Sunafil para hacer cumplir una normatividad más simple y flexible.

El informe señala con acierto que “para promover un crecimiento inclusivo, el gobierno necesita mejorar la provisión de bienes y servicios públicos de alta calidad”, y propone mejorar las capacidades de gasto de los gobiernos subnacionales optimizando la distribución de responsabilidades del gasto y articulando los presupuestos de las entidades involucradas en proyectos conjuntos. Y sugiere el uso de oficinas de gestión de proyectos, y programas de asociación público-privada.

Y agrega que en “el mediano y largo plazo, el gobierno necesitará más recursos fiscales para financiar la provisión de servicios de calidad y acelerar la acumulación de activos productivos en los hogares”. Para ello propone, entre otras cosas, bajar el umbral de impuesto a la renta personal.

Dos comentarios en este punto. El informe no hace notar que el presupuesto de sectores como salud y educación se ha multiplicado alrededor de 7 veces en términos reales en los últimos 21 años, pero esto no ha tenido un correlato en la calidad del servicio. Y que, por lo tanto, antes de procurar más ingresos, debió recomendar la introducción de meritocracia y gestión de resultados en los organismos estatales. El informe no señala los retrocesos estructurales en este tema, tales como la ley que nombra a los CAS sin colocarlos en un régimen meritocrático, y la ley de la negociación colectiva en el sector público sin que el MEF pueda poner límites.

Hay una medida adicional que el informe no recoge, y que ayudaría tanto a formalizar como a incrementar la recaudación. Se trata de la propuesta de universalizar las pensiones por medio del abono en la cuenta previsional de todos los ciudadanos desde que cumplen 18 años, de 5 puntos del IGV que pagan cuando compran algo. Con esto el combo formalizador sería completo y el avance en inclusión económica y social revolucionario. Lampadia




¿Por qué tan pesimistas con la inversión?

Por: Iván Alonso
El Comercio, 28 de Abril del 2023

“¿Qué es exactamente lo que les da confianza a los inversionistas? Es un misterio”.

Hemos entrado a una etapa de pesimismo en materia de inversión privada. El BCR pronostica una caída de 0,5% para este año. Para Moody’s, la agencia calificadora de riesgo, la caída será de 2%. Los oráculos locales son aún más “moody”. Estas expectativas contrastan con los resultados observados hasta hace solo seis meses. Después de la pandemia, la inversión privada, a pesar de las vicisitudes políticas, no dejaba de crecer. Pero la tendencia cambió en el último trimestre del año pasado y cerró con una caída de 0,5% con respecto al 2021.

Hay algo de ilusión (o desilusión) óptica en estas cifras, sin embargo. La inversión privada cayó profundamente en la pandemia, pero luego se recuperó muy rápido. Si la recuperación hubiera sido un poco más lenta, si algunas inversiones que se hicieron en el 2021 se hubieran postergado al 2022, las estadísticas habrían registrado un crecimiento de la inversión, en lugar de una caída. Pero el stock de capital sería el mismo. Y eso es lo que importa para la capacidad de producción de nuestra economía. Una caída de la inversión, por lo demás, es compatible con un crecimiento del stock de capital, siempre que el flujo de inversión –el capital nuevo que se crea– sea mayor que el capital que se pierde debido al desgaste y la obsolescencia.

Lo más importante de la inversión es que sea rentable. Hemos escuchado hasta la saciedad que la inversión privada genera empleo. Eso está bien en un sentido coloquial; pero lo que crea empleo no es la inversión, sino la demanda por los productos que esa inversión hace posibles. Sin una demanda sostenida, el empleo no puede sostenerse. Por eso las políticas de estímulo a la inversión suelen ser ineficaces. Estimulan la construcción de plantas y la adquisición de equipos que, de otra manera, no serían rentables o serían muy arriesgadas. Si la demanda no acompaña, la inversión termina abandonada por más “punche” que se le ponga.

La inversión no es más que un costo de producción como cualquier otro. Lo único que tiene de especial es que es un costo incurrido de antemano. Eso la hace sensible a las expectativas sobre el futuro de la economía y la política. ¿Qué es exactamente lo que les da confianza a los inversionistas? Es un misterio. Quizás ayude pensar en cómo se ha ido erosionando la que antes había. La retórica estatista ha desaparecido de los pronunciamientos oficiales, pero no ha sido categóricamente descartada. Continúa viva en el deseo de asignar a Petro-Perú los lotes petroleros cuyas concesiones están por vencer. La agenda laboral antiempresarial (y, en última instancia, antilaboral también) ha quedado inconclusa, pero no desestimada. El Congreso podría ayudar retrocediendo en lo avanzado; o quizás sería mejor decir “avanzando en lo retrocedido”.

Sospechamos que la confianza irá regresando de a pocos, más por el paso del tiempo que por alguna declaración del Gobierno, que además es improbable y quizás carente de credibilidad, dado su origen ideológico y electoral. De todos modos, no estaría mal que lo intentara.




Emprendimiento: El motor para un crecimiento sostenible

Por: Micaela Rizo Patrón
Gestión, 19 de Abril

Según el General Entrepreneurship Monitor, Perú es el país más emprendedor del mundo. Más del 40% de la PEA cuenta con un emprendimiento.

Perú es un país emblemático, reconocido a nivel mundial por su gran diversidad. natural y cultural, y ahora también por su espíritu emprendedor. Según el General Entrepreneurship Monitor (GEM), Perú es el país más emprendedor del mundo, donde más del 40% de la población económicamente activa cuenta con un emprendimiento.

Esta cifra no es novedad, considerando que el 96% de las empresas peruanas son MYPES. Estas, además de aportar al crecimiento económico, aportan al desarrollo del país generando empleo, sobre todo a mujeres, jóvenes y personas de hogares desfavorecidos.

El 14 de abril se celebra a nivel global el Día Mundial del Emprendimiento y si bien la frase “Perú es un país de emprendedores” nos enorgullece por nuestra creatividad, capacidad de innovación y resiliencia, sobre todo después de la pandemia, también nos debe recordar los principales retos que aún quedan pendientes en cuanto a trabajo digno y desarrollo sostenible. Uno de los más importantes es la alta tasa de informalidad que, a abril del 2022, equivalía a 9.7 millones de personas sin contrato de trabajo, sin acceso a seguro social y con un sueldo y condiciones de trabajo precarios.

Justamente estas condiciones, además del difícil contexto social que vivimos por la pandemia, desastres naturales y crisis política, impulsan a los peruanos a optar por crear su propio negocio. No obstante, muchos de estos emprendimientos, la mayoría microempresas, mueren en el intento: Según información de la Sunat , al año se registran cerca de 300,000 empresas, pero se cierran unas 200,000. Ante esto surge la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos apoyar a los emprendedores, no solo a existir, sino también a crecer y ser sostenibles en el tiempo?

En primer lugar, entender cuales son los retos que enfrentan actualmente, empezando por la falta de acceso a financiamiento, la burocracia y falta de capacitación. Ante estos problemas es necesaria la activación específica del Estado impulsando políticas y/o programas que puedan facilitar el acceso a financiamiento y darle mayor soporte a los emprendimientos.

Por otro lado, también resulta vital el rol del sector privado. Las interacciones con empresas grandes son clave para potenciar el ecosistema de emprendimientos. Existen muchos ejemplos positivos de esta sinergias estratégicas entre empresas y emprendimientos, donde más allá de mentorías, asesoramiento o financiamiento, las empresas incluyen a los emprendimientos en su cadena de valor y potencian su crecimiento a través de redes de contacto, oportunidades de colaboración, menos intermediarios, acceso a nuevos mercados, promoción de sus productos y servicios, etc.

En algunos casos, la colaboración entre las grandes empresas y emprendedores responde a una política de su estrategia de sostenibilidad, mediante la creación de programas de impacto social y ambiental que apoyen directamente a los emprendimientos y a las comunidades en las que operan.

Por otro lado, también es importante potenciar el rol de organizaciones que se enfocan en promover la fuerza emprendedora en nuestro país. Una de ellas es Kunan, una plataforma de más de 380 emprendimientos que a través de alianzas estratégicas con más de 70 organizaciones, impulsa, integra e inspira el ecosistema de emprendimiento social en el Perú.

Estas alianzas resultan esenciales, considerando que el emprendimiento es una palanca para el desarrollo económico y social del Perú que acciona distintas oportunidades para que las empresas y la sociedad civil se involucren y contribuyan así a impulsar una economía más inclusiva, sostenible y próspera.




El descuento hiperbólico

Por: Miguel Palomino
La República, 5 de Abril del 2023

“En casi todo el mundo, debido a la existencia del descuento hiperbólico, existe el ahorro forzoso. Por ley se establece cuánto van a ahorrar las personas…”.

Como casi todas las personas del mundo, los peruanos sufrimos las consecuencias del descuento hiperbólico. No, no se trata de alguna gran oferta. El descuento hiperbólico es simplemente una tendencia entre los seres humanos para escoger hoy una recompensa inmediata, por pequeña que sea, a esperar más tiempo para conseguir una recompensa mucho mayor.

Es la versión extrema que vemos en casi todos los niños de preferir un caramelo hoy a dos caramelos mañana. Claro, no somos niños y las decisiones de las que estamos hablando son tan importantes que no es exagerado decir que de ellas depende nuestro futuro.

Los sistemas de pensiones son el ejemplo clásico del descuento hiperbólico, porque tenemos que decidir hoy qué vamos a tener dentro de cuarenta años. Lo peor de todo esto es que tenemos que sacrificar hoy parte importante de nuestro ingreso para que logremos una sociedad tremendamente más justa a futuro. Casi nadie piensa, ni quiere pensar, en algo que ocurrirá dentro de cuarenta años. Ya vieron cómo, al mencionar las palabras “cuarenta años”, inmediatamente una parte de su cerebro les dijo: “¡Ah, no importa, ignóralo!”.

Pero ¿saben qué? ¡Sí importa! El futuro dentro de cuarenta años va a ocurrir así lo piensen o no, y las decisiones que tomemos hoy tendrán una diferencia extrema sobre el resultado. Nuestros cerebros, que evolucionaron para mantenernos vivos con suerte veinte años, ahora en cuestión de unos cientos de años (en los que no opera la evolución) tienen que vivir un múltiplo de eso y no están preparados para pensar en el muy largo plazo.

Es claro que ese muy largo plazo está sujeto a incertidumbres muy grandes. Pero también lo están el próximo mes o el próximo verano, e igual hacemos planes para ellos. Que algo sea incierto no quiere decir que no podamos hacer un plan para ello. Sobre todo cuando la diferencia entre planear y no hacerlo es el día y la noche.

En casi todo el mundo, debido a la existencia del descuento hiperbólico, existe el ahorro forzoso. Por ley se establece cuánto van a ahorrar las personas para su vejez y usualmente estos fondos son “sagrados”. Es decir, no se pueden usar para ningún otro fin y son inembargables. En los países más adelantados, el ahorro pensionario está atado al sistema de salud pública, porque lógicamente deben ir juntos al envejecer el pensionista.

¿Sabían que en el Perú no existe un sistema de pensiones? Lo que existe es un sistema de ahorro parcialmente forzoso que te da todo el dinero que correspondería a tu “pensión”, cuando cumplas con alguna de muchas condiciones, para que hagas con él lo que te plazca. ¡Qué bueno, platita ahorita! Dirá mucha gente. Es el descuento hiperbólico hablando. Peor aún si además agregamos los hasta S/87 mil millones (45%) que sacaron del sistema por la pandemia.

El Perú tiene que definir su futuro pensionario a largo plazo y, por lo visto, lo hará en los próximos meses. Aunque hay detalles por decidir, en un foro realizado el viernes pasado por el IPE y la KAS hubo tres presentaciones notables que dejaron en claro qué puntos eran indispensables e inobjetables.

1. Las pensiones bajas se deben a salarios bajos e insuficiente ahorro.

2. Todo el mundo tiene que tener una pensión mínima, su tamaño dependerá de lo que pueda pagar el Estado. Nadie debe subsidiar con su pensión la pensión de otro, para eso están los impuestos.

3. El sistema debe integrar a todas las edades, todos los sistemas de pensión (incluyendo Pensión 65) y, de preferencia, al sistema de salud.

4. El sistema solo servirá si se integra a él a la mayoría de peruanos informales que nunca fueron parte de ningún sistema previsional. Ni la rentabilidad del sistema ni los cambios a las comisiones de las AFP serían más que una curita para esta enfermedad crónica.

¡Por una vez, piensen en el futuro!




El directorio y las juntas de accionistas

Por: Mariela García de Fabbri, Directora gerente general de Ferreyrocorp y miembro de WCD
Gestión, 14 de Febrero del 2023

“Las juntas de accionistas no son únicamente espacios para cumplir con obligaciones societarias, sino que deben convertirse en espacios donde se fomente el diálogo”.

Una de las funciones más relevantes del directorio es la supervisión de la adopción de prácticas de buen gobierno corporativo. Dentro de ellas está la obligación del directorio de convocar a la junta de accionistas, para dar cuenta de la gestión del año y para que los accionistas tomen decisiones que le competen solo a ellos, y cuya implementación por parte de la gerencia deberá también ser, posteriormente, supervisada por el directorio. En dicho foro, además de la rendición de cuentas, se refuerza una conexión que facilita el alineamiento de intereses. Entonces, las juntas de accionistas no se limitan a ser un espacio para cumplir con ciertas obligaciones societarias, y se convierten en un espacio de diálogo.

En consecuencia, los directores deben velar para que este proceso genere valor a la empresa. Por ello, las juntas deben ser organizadas con suficiente tiempo y con mucha dedicación y cuidado, comenzando por mantener actualizada la matrícula de accionistas para que se pueda ubicar a la mayoría de ellos y, así, facilitar su participación en la sesión. Además de cumplir con la obligación de publicar avisos en diarios, se debe hacer un esfuerzo adicional y usar otros medios que sean efectivos en difundir información. Los canales digitales hoy complementan los medios tradicionales y nos pueden ayudar a conseguir un mayor alcance. Según la Ley de Sociedades, el quorum para realizar juntas de accionistas es de 50%+1. Hoy existen empresas peruanas que logran asistencias directas o vía representación de más de 75%. Cabe destacar que es ya una buena práctica en empresas peruanas que se limite la cantidad de poderes que recaen en los miembros del directorio.

De vital importancia es también la definición de los temas a discutir en la sesión -la agenda de la junta- y el contenido que será proporcionado antes y durante la sesión, al desarrollar cada una de las propuestas, permitiendo que los accionistas puedan ejercer su derecho de voto con la suficiente información. La temporada de juntas está a un mes de producirse y los directorios están a tiempo de asegurarse que se produzca información transparente y suficiente, y se difunda de manera oportuna.

Al llegar el día de la junta, el desarrollo de la sesión debe producirse en un ambiente de confianza y de apertura, donde se promueva el diálogo y se aliente a los accionistas a brindar sus comentarios y recomendaciones o plantear preguntas.

Cabe señalar que hasta el año 2020, antes del confinamiento por covid, la gran mayoría de empresas realizaba las juntas de manera presencial y en su sede social. La pandemia aceleró un cambio que hoy facilita la participación de más accionistas, especialmente de los inversionistas extranjeros. En su mayoría, los estatutos fueron modificados para que las juntas puedan ser virtuales o híbridas, con lo cual a la vez se ha facilitado el voto a distancia, contándose en la actualidad con plataformas suficientemente sofisticadas que dejan registro de la votación punto por punto.

Recordemos entonces que el directorio es responsable de promover y facilitar los elementos críticos de una junta exitosa. La temporada recién empieza. Nos vemos en marzo.

Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.




Capitalismo democrático

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

“La noción más radical en el capitalismo democrático es que busca separar el poder político de la riqueza. El poder está en manos del pueblo y sus representantes electos, mientras que la riqueza está en manos de quienes poseen recursos económicos y sus agentes.

La democracia y el capitalismo son complementarios, ya que ambos asumen la agenda humana, dependen del estado de derecho, rechazan el estatus atribuido y dependen de lo que los economistas Daron Acemoglu y James Robinson llaman un “estado encadenado”.

Sin embargo, la democracia y el capitalismo también son opuestos. El capitalismo es cosmopolita, mientras que la democracia está ligada a una jurisdicción territorial.

El capitalismo significa un dólar, un voto, mientras que la democracia significa un ciudadano, un voto”.

Así presenta Martin Wolf su ensayo sobre la ‘Defensa del capitalismo democrático’. Wolf es uno de los economistas más importantes de la prensa internacional y en esta ocasión nos presenta su testimonio personal sobre las características, limitaciones y grandes capacidades del matrimonio del capitalismo y la democracia.

Wolf muestra y destaca las bondades de ese matrimonio:

“Las democracias liberales de hoy en día son las sociedades más exitosas de la historia humana, en términos de prosperidad, libertad y bienestar de sus pueblos”.

Pero su experiencia personal, como refugiado del nazismo, le hizo consciente de los riesgos políticos y económicos, que como en el Perú de estos días, puede destruir una sociedad pujante:

“Me ha hecho consciente a lo largo de mi vida de que los errores políticos pueden combinarse con desastres económicos para desencadenar la destrucción de sociedades que se creen civilizadas”.

Cualquier análisis histórico socio-político o económico, demuestra con claridad que las sociedades que abrazaron consistentemente el capitalismo y la democracia, han logrado niveles de bienestar para sus poblaciones que distan abismalmente de aquellas que los recusan o los asumen a medias.

Los peruanos necesitamos ideas claras si queremos enrumbar nuestro país hacia el desarrollo integral, económico, social e institucional. Con ese fin compartimos el análisis de Wolf, como una sólida fuente argumental en pro de la democracia y el capitalismo.

En defensa del capitalismo democrático

La unión de la economía liberal y la democracia ha traído inmensos beneficios al mundo, pero hoy enfrenta su prueba más dura en décadas. ¿Qué hay que hacer?

Martin Wolf
Principal comentarista económico del Financial Times.
Su nuevo libro es ‘La crisis del capitalismo democrático’.
Financial Times
20 de enero, 2023

En mayo de 1940, cuando los nazis invadieron los Países Bajos, mi madre, entonces de 21 años, escapó del país en un arrastrero secuestrado por su padre, un comerciante de pescado hecho a sí mismo. Su padre, uno de los nueve, pidió a toda su familia que se unieran a ellos en el viaje a Inglaterra. Ninguno lo hizo: todos fueron masacrados en el Holocausto.

Mi padre, que creció en Viena, se fue en 1937, a la edad de 27 años. Luego llegó a Inglaterra, donde vivía cuando estalló la guerra. Fue internado como un “extranjero enemigo” en Canadá. Pero regresó a Inglaterra en 1942 y conoció a mi madre en una fiesta de “bienvenida de vuelta” organizada por los padres de uno de sus amigos. Su familia inmediata también sobrevivió. Pero su familia en general, todas las cuales vivían en Polonia, también fueron masacradas, excepto por un primo, que sobrevivió por un milagro.

Mi padre había nacido en el Imperio Austrohúngaro en abril de 1910. Pocos podían haber previsto entonces las catástrofes que acontecerían en Europa durante los próximos 35 años. Esta historia no es irrelevante. Debe servir como advertencia. Me ha hecho consciente a lo largo de mi vida de que los errores políticos pueden combinarse con desastres económicos para desencadenar la destrucción de sociedades que se creen civilizadas.

Hoy, como a principios del siglo XX, vemos enormes cambios en el poder global, las crisis económicas y la erosión de democracias frágiles. Pero también vemos el surgimiento de fuerzas antidemocráticas en el corazón de la democracia, Estados Unidos. El intento de reversión de las elecciones de 2020 por parte Donald Trump y el apoyo que su partido le ha dado a sus mentiras dejan claro el peligro.

Martin Wolf de seis años (izquierda) con sus padres en 1953, 13 años después de que su madre llegara a Inglaterra para escapar de la invasión nazi de los Países Bajos.

Crecí durante la guerra fría. La defensa de la democracia liberal fue el telón de fondo político de mis años de formación. Posteriormente, especialmente como economista en el Banco Mundial, aprendí a entender el papel del capitalismo de mercado en la generación de la prosperidad de la que depende una política estable. Saludé la apertura de la economía global y la enorme contribución del capitalismo global a la reducción de la pobreza masiva, especialmente en China.

Ahora, sin embargo, la salud de la democracia está en entredicho. Según Larry Diamond de Stanford, el mundo se encuentra en una “recesión democrática”. ¿Qué tan cerca podría estar de una depresión democrática, en la que la democracia se subvierte incluso en estados donde durante mucho tiempo se pensó que era sólida? El capitalismo de mercado también ha perdido su capacidad de generar aumentos ampliamente compartidos en la prosperidad en muchos países. En una época de demagogia populista, “democracia iliberal”, autocracia personalizada y despotismo institucionalizado de China, ¿perdurará el capitalismo democrático, el matrimonio entre la democracia liberal y el capitalismo de mercado?

La democracia del sufragio universal tiene poco más de un siglo. El capitalismo es más antiguo. Pero, en su forma corporativa moderna, no es mucho más antigua.

El sistema que la democracia y el capitalismo se combinan para crear una cooperación social a través de la competencia y el consentimiento. La competencia está en el centro tanto de la economía como de la política. Pero esa competencia ocurre dentro del contexto de reglas y valores internalizados por la sociedad e incorporados en la ley.

La noción más radical en el capitalismo democrático es que busca separar el poder político de la riqueza. El poder está en manos del pueblo y sus representantes electos, mientras que la riqueza está en manos de quienes poseen recursos económicos y sus agentes.

En los Estados Unidos, los partidarios de Donald Trump violan la seguridad y entran en el Capitolio durante los disturbios del 6 de enero de 2021 © Saul Loeb / AFP / Getty Images

En Brasil, manifestantes y partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltan el edificio del Congreso Nacional el 8 de enero ©Eraldo Peres / AP

La democracia y el capitalismo son complementarios, ya que ambos asumen la agencia humana, se basan en el estado de derecho, rechazan el estatus atribuido y dependen de lo que los economistas Daron Acemoglu y James Robinson llaman un “estado encadenado”. Históricamente, también, la democracia surgió de las oportunidades y luchas desencadenadas por la dinámica economía de mercado.

Sin embargo, la democracia y el capitalismo también son opuestos. El capitalismo es cosmopolita, mientras que la democracia está ligada a una jurisdicción territorial.

Capitalismo significa un dólar, un voto, mientras que democracia significa un ciudadano, un voto. Entonces, un peligro es que la riqueza compre poder en nombre del orden, convirtiendo la democracia en plutocracia. Otra es que los demagogos toman el poder en nombre del pueblo, convirtiendo la democracia en autocracia.

Las democracias liberales de hoy en día son las sociedades más exitosas de la historia de la humanidad, en términos de prosperidad, libertad y bienestar de sus pueblos. Pero también son frágiles. Descansando en el consentimiento, requieren legitimidad. Entre las fuentes más importantes de legitimidad se encuentra la prosperidad ampliamente compartida. En consecuencia, una gran parte de la razón de la erosión de la confianza en las élites ha sido un declive económico relativo a largo plazo de partes significativas de las clases trabajadoras y media, empeorado por los choques económicos, en particular la crisis financiera mundial.

El apoyo a los populistas y a las causas populistas, como el Brexit, se debe en parte al  “miedo a caer”, lo que los sociólogos llaman “ansiedad por el estatus”, entre las personas cuyas posiciones ya eran precarias.

No es sorprendente, entonces que una característica de las campañas de demagógicas exitosas sea la nostalgia. Esta es la razón por la que “Make America Great Again” de Trump (mi énfasis) fue un eslogan brillante. Es por eso que Take Back Control “, el lema del Brexit, estuvo tan bien dirigido a las personas que sentían que habían estado perdiendo el control sobre sus medios de vida, su estatus e incluso su país.

Brillantes lemas de campaña populistas incluyeron “Make America Great Again” de Donald Trump. © Zach Gibson/Getty Images

. . .  y el slogan Brexit ‘Take Back Control’ apoyado por Boris Johnson © Andrew Parsons/Shutterstock

Muchas fuerzas a más largo plazo han socavado la posición económica y social de la clase trabajadora de las democracias de altos ingresos.

La desindustrialización, la ralentización del crecimiento de la productividad, el impacto desequilibrado de las nuevas tecnologías en la demanda de mano de obra y el fin del monopolio occidental del saber hacer industrial eran todos más o menos inevitables. Pero eran poderosos.

Trump se quejó de que “los países se están aprovechando de nosotros… Lo han estado haciendo durante muchos, muchos años, y queremos terminarlo”. Es muy fácil culpar de los problemas propios a extraños engañosos, especialmente de los extranjeros.

Sin embargo, a pesar del enfoque en el, el comercio internacional ha tenido un impacto relativamente pequeño, aunque concentrado, en las economías. De hecho, muchos de los países con los niveles de bienestar más altos tienen economías pequeñas y muy abiertas: Dinamarca es un ejemplo. La capacidad del capital para moverse libremente era sin duda más importante que el comercio. Más importante que ninguno de los dos fue el fracaso en ayudar los perdedores domésticos del cambio económico radical.

[Lamentablemente, incluso análisis brillantes como el de Wolf, adolecen de falta de perspectiva global. El comercio internacional de las ultimas décadas ha tenido un inmenso impacto favorable en la reducción de la pobreza en los países emergentes, incluyendo a China y por supuesto al Perú].

Sin embargo, un problema genuino ha sido el surgimiento de un capitalismo rentista, en el que una proporción relativamente pequeña de la población ha capturado las rentas (ingresos muy superiores a los necesarios para inducirlos a prestar sus servicios) de la economía y ha utilizado estos recursos para dar forma a los sistemas político y legal en su favor. Un aspecto significativo de esto ha sido el aumento del poder y la escala de las finanzas, así como una notable disminución de la competencia en partes importantes de la economía, incluido el sector de la tecnología.

La crisis financiera provocó un gran impacto económico a corto plazo y luego una gran pérdida de producción en relación con las tendencias previas a la crisis: en el Reino Unido, por ejemplo, el PIB per cápita fue más del 30 por ciento más bajo en 2021 de lo que habría sido si las tendencias previas a la crisis hubieran continuado; en los Estados Unidos, fue un 21 por ciento más bajo.

Sobre todo, la crisis y el subsiguiente rescate de las instituciones que se cree que la causaron fueron indicadores claros de la incompetencia de la élite, incluso de la mala conducta. La crisis también fue seguida por un doloroso ajuste fiscal estructural. Seguramente muchos votantes sintieron, que era hora de un cambio. ¿Por qué no probar con Trump o Brexit?

La variante demagógica del autoritarismo surge del mayoritarismo electoral llevado a sus límites. El líder del gobierno utiliza su poder para suprimir las instituciones independientes y la oposición y luego emerger como un gobernante absoluto, como han hecho Recep Tayyip Erdoğan, Viktor Orbán y Vladimir Putin.

Vladimir Putin en un colegio electoral durante el referéndum constitucional ruso de 2020 © Russian Look / Zuma Press / eyevine

El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, preside una reunión del partido en Ankara en 2021 © Mustafa Kamaci / Agencia Anadolu / Getty Images

¿Podría esto también ser relevante para las democracias liberales establecidas? Ciertas cepas de populismo pueden permitir tal desarrollo. Todos los populistas son hostiles a las élites. Pero algunos también son anti pluralistas. Como argumenta Jan-Werner Müller de Princeton, los populistas anti pluralistas creen que solo hay un pueblo, el pueblo “real”, y que ellos y solo ellos lo representan o incluso lo encarnan en su propia persona. Esto cambia suavemente la proposición de que el poder debe concentrarse en sus manos.

La energía detrás del populismo no puede ser ignorada, y mucho menos reprimida. En su lugar, hay que aprovecharla. Los políticos comprometidos con la democracia liberal deben responder a la desconfianza generalizada de las élites no rindiéndose ante ellas, sino haciéndose confiables, una vez más. Esto es lo que Franklin Delano Roosevelt logró en la década de 1930, al combinar las ideas innovadoras y la competencia de personas como Frances Perkins, la secretaria de trabajo que sentó las bases del sistema de seguridad social de los Estados Unidos, con una retórica arrolladora contra lo que él llamó “gobernar administrando bien el dinero – government by organised money“. La renovación exitosa también es posible ahora.

Mi tesis subyacente es que es imposible mantener una democracia de sufragio universal con una economía de mercado si la primera no parece abierta a la influencia, y la segunda no sirve a los intereses, de la gente en general. Esto, a su vez, exige una respuesta política arraigada no en la política destructiva de la identidad, sino en el bienestar de todos los ciudadanos, es decir, un compromiso con las oportunidades económicas y la seguridad básica para todos.

Basándose en el propio Roosevelt, los objetivos de política interna deberían ser crecientes estándares de vida ampliamente compartidos y sostenibles, buenos trabajos para aquellos que pueden trabajar, igualdad de oportunidades, seguridad para aquellos que lo necesitan y poner fin a los ” privilegios especiales” para unos pocos.

Franklin D Roosevelt firma la Declaración de Filadelfia en la Casa Blanca en 1944 © Alamy

Es posible hacerlo mejor de lo que hemos estado haciendo en todos estos aspectos.

Es posible, por ejemplo, limitar la inestabilidad macroeconómica reduciendo la dependencia de la demanda impulsada por la deuda y haciendo que el sistema financiero sea más sólido.

Un paso obvio es eliminar la deducibilidad fiscal de los intereses.

También es posible que la política haga más para promover y difundir la innovación y la inversión.

Una vez más, parece cada vez más factible combinar el cambio a las energías renovables con el crecimiento económico sostenido, aunque ha faltado la ambición política necesaria.

Algunos argumentan en contra de tal búsqueda de crecimiento económico, con el fin de protegernos del calentamiento global. Pero el “descrecimiento”, como se llama, no es ni una condición necesaria ni suficiente para abordar los problemas ambientales: no es suficiente, porque dejaría las emisiones demasiado altas. No es necesario, porque las mejores soluciones son tecnológicas. Además, la eliminación del crecimiento no se acordaría democráticamente. Solo una tiranía podría hacerlo.

Sería un grave error poner fin a la apertura económica: el comercio sigue siendo un contribuyente esencial a la prosperidad de todos los países, especialmente los más pequeños y pobres, pero también los más grandes. La autosuficiencia es una ilusión. La forma de hacer que la globalización funcione mejor políticamente es, en cambio, ayudar a los lugares y a las personas afectadas por el cambio económico, sean cuales sean sus causas.

El crecimiento sigue siendo esencial. También lo es el estado de bienestar, que tiene sentido económico y social. Puede asegurar los riesgos que el sector privado no asegurará. Diseñado adecuadamente, puede ofrecer a todos una ventaja y así promover la igualdad de oportunidades. Es una forma eficiente de difundir el consumo a lo largo de toda la vida, ayudando a las personas cuando son jóvenes (como niños, estudiantes y padres jóvenes) y mayores (como jubilados), mientras las graba en sus años medios más prósperos.

Algunos argumentan que el ‘ingreso básico universal’ mejoraría el estado de bienestar. Pero el gasto adicional, por definición, iría a aquellos que no son los que más merecedores de ayuda. Sería mucho mejor utilizar los escasos recursos fiscales para mejorar el nivel de bienestar para aquellos que lo necesitan y, lo que es más importante, subvencionar el empleo y mejorar los servicios públicos esenciales para todos.

El privilegio sigue siendo un problema.

Tal vez el ejemplo más llamativo de privilegio en nuestros tiempos ha sido el tratamiento de los miembros de la familia Sackler que gerencian Purdue Pharma. Tienen una gran responsabilidad por la prescripción masiva de opioides en los EE. UU., probablemente el peor escándalo relacionado con las drogas desde las guerras del opio del Reino Unido contra China en el siglo XIX. Sin embargo, caminan libres, a pesar de que 374,000 personas están en prisión por delitos de drogas en los EE. UU. La ley tiene que ser igual para todos. Eso requiere una separación mucho mayor de la riqueza de la política.

Residentes estadounidenses que perdieron seres queridos en la manifestación epidémica de opioides en Washington en 2020 para pedir cargos penales contra la familia © Sackler Michael Nigro / Pacific Press / Alamy

Hay muchas otras áreas de reforma necesaria:

hacer que la política de competencia sea más efectiva;
hacer que el sistema tributario sea más eficiente y justo;
y limitar la corrupción.

Necesitamos financiación pública de los partidos políticos. Deberíamos considerar impuestos sobre la riqueza o impuestos más pesados sobre legados, para ayudar a financiar lo que la gente del estado necesitará.

A largo plazo, la competencia democrática ha dado mejores resultados, en términos de prosperidad y libertad, que el despotismo.

Si Xi Jinping estuviera en una elección competitiva, ¿Mantendría su poder absoluto? Sin embargo, también debemos hacer que la democracia en sí funcione mejor. Uno tiene que reconocer, sobre todo, que la democracia solo funciona si la lealtad a la propia sociedad anula la lealtad a la propia. En una democracia que funciona, la legitimidad de aquellos con los que uno no está de acuerdo debe ser reconocida.

También tenemos que fortalecer nuestras democracias reforzando el patriotismo cívico, mejorando y descentralizando la gobernanza, y disminuyendo el papel del dinero en la política. Debemos hacer que el gobierno sea más responsable. También debemos tener medios de comunicación que apoyen la democracia en lugar de socavarla. Solo con tales reformas hay esperanza de restaurar la salud vigorosa del capitalismo democrático.

La humanidad se enfrenta a muchos desafíos compartidos: mantener la prosperidad; gestionar las pandemias; ofrecer seguridad cibernética; contener la proliferación nuclear; evitar la guerra entre las grandes potencias; y preservar los bienes comunes globales.

Entonces, ¿cómo debería encajar el capitalismo democrático en el mundo? Las democracias liberales necesitan preservar la vitalidad de su propio sistema, mientras gestionan sus relaciones con el resto del mundo, para preservar la paz, la prosperidad y el planeta.

La relación debe ser de cooeración, pcompetencia, coexistencia y, cuando sea esencial, confrontación calibrada. Un desafío particularmente grande será gestionar la relación con China. Pero no puede ni debe ser un conflicto. Nadie ganaría con eso. La guerra de Rusia contra Ucrania es sin duda una catástrofe suficiente.

Entonces, ¿qué hay que hacer?

En primer lugar, fortalecer la cooperación entre las democracias y los valores democráticos, incluso promoviendo activamente la renovación de los sistemas fallidos.

En segundo lugar, evitar lo que el politólogo Graham Allison ha llamado la “Trampa de Tucídides”, la tendencia a la sospecha mutua entre los poderes emergentes y establecidos para generar conflicto.

En tercer lugar, promover la interdependencia mutuamente beneficiosa.

Por último, cooperar en objetivos compartidos. Un primer paso obvio es abrir un intenso diálogo con China sobre los caminos a seguir para las relaciones gestionadas.

En este nuevo mundo, las democracias establecidas necesitan protegerse a sí mismas y a sus valores, reconociendo al mismo tiempo que no pueden gobernar el mundo como lo hicieron una vez. Su participación en la población mundial y las perspectivas económicas está en declive irreversible. Esto debe ser reconocido.

Debemos reconocer la fragilidad del capitalismo democrático incluso en los países donde nacieron y han mantenido una democracia ejemplar. Pero no debemos reconocer menos su valor duradero. Lo hemos heredado de las luchas de nuestros predecesores. Debemos reformarlo y protegerlo para nuestros descendientes. En gran parte, el éxito depende de la probidad y la sabiduría de sus élites. Solo si se revive la confianza, la legitimidad del sistema se protegerá contra sus depredadores, que no solo están fuera, sino también, por desgracia, dentro. Lampadia




Perú: Despierta el interés de empresarios alemanes

Por: Luis Centurión
Youtube




Campodónico no aprendió contabilidad en la UNI

Campodónico no aprendió contabilidad en la UNI

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Mi amigo Humberto Campodónico, compañero de estudios de ingeniería en la UNI, ha tenido el triste privilegio de impulsar uno de los peores desperdicios de recursos fiscales de nuestra historia con la mal habida refinería de Talara, en la que estamos terminando de enterrar unos US$ 6,000 millones de todos los peruanos.

Campodónico y el diario La República llevaron de la nariz al presidente Humala para desarrollar una inversión absurda: 

  • la humanidad está saliendo de las inversiones petroleras; 

  • desestructurada, pues no tenemos petróleo para abastecerla; 

  • y carísima, pues con una fracción de lo invertido, menos del 10%, la refinería de la Pampilla reconvirtió sus instalaciones para producir refinados sin niveles perjudiciales de azufre. 

Ahora, mi amigo Campodónico se suma al coro de los antimineros, clamando por aumentar los impuestos a la minería, que es el camino para desalentar las inversiones y malograr nuestro gran potencial de crecimiento, máxime en el caso de una actividad que ofrece muchos beneficios económicos y sociales para sacar al país de la pobreza. Ver en Lampadia: La Pachamama nos regaló la minería.

Campodónico dice en su artículo ‘Sobreganancias mineras: segunda oportunidad’ en La República hace un par de días: 

Supongamos que una empresa minera, con precios “normales” del cobre tiene una utilidad antes de impuestos (UAI) de US$ 1,000 millones y el impuesto a la renta es 30%. El Estado recauda US$ 300 millones y las utilidades son US$ 700 millones. Si el precio del cobre se duplica, el año siguiente la UAI será US$ 2,000 millones: el Estado recauda US$ 600 millones y las utilidades serán US$ 1,400 millones.

Este es el quid de la cuestión. La empresa tiene utilidades adicionales de US$ 700 millones de los recursos naturales de la nación, producto de la “ganancia inesperada” por el alza de precios, lo que el impuesto a la renta no capta. 

Campodónico desinforma groseramente, tal como se suele hacer en La república, pues la minería peruana no tiene cargas de 30%, sino de 47%. 

Veamos las cargas fiscales peruanas y comparémoslas con los países mineros que compiten con nosotros.  Para ilustrar a nuestros lectores sobre la verdadera situación tributaria de la minería, voy a usar a continuación, los textos y cuadros del Semanario Minería y Petróleo, del 3 de enero, 2022, en el que se reseña una entrevista a Raúl Jacob, presidente de la SNMPE:

Como se puede ver, Australia, Chile y Canadá tienen cargas tributarias menores que las del Perú: Australia con 44.3%, Chile con 40.7% y Canadá con 35.5%.

En el Perú no solo se paga impuesto a la renta, sino que las empresas mineras deben responder por la suma de ocho conceptos distintos:

  1. Impuesto de tercera categoría, que es el impuesto a la renta empresarial, que hoy en día es del 29.5% 

  2. La regalía minera que va en una tasa creciente, de modo tal que conforme se incrementan las ganancias el pago es mayor. Si aumenta la utilidad la tasa también se incrementa. 

  3. El impuesto especial a la minería (IEM), que es también un impuesto con la misma estructura del anterior. 

  4. El gravamen especial a la minería (GEM) que tiene la misma estructura, pero este gravamen solo lo pagan las compañías con contratos de estabilidad tributaria. 

  5. Impuesto a los dividendos, equivalente al 5% de los dividendos. 

  6. El Fondo de jubilación minera, que está relacionado con la utilidad operativa. 

  7. Aporte por regulación a OEFA, Osinergmin y otros.

  8. Participación de los trabajadores, que tiene un tope, después del cual revierte al Estado a través del Fondo Empleo.

Justamente, gracias al régimen tributario progresivo existente, el año 2021 nos ha dado una recaudación record. 

En el año 2020 el Perú recibió del sector minero 4,073 millones de soles en impuestos

  • El 2021 se esperaba recibir 12,500 millones de soles

  • En realidad, se va a recibir alrededor de 14,000 millones de soles, en impuestos pagados por el sector minero.

Este resultado se debe, principalmente, al efecto combinado de los mayores precios, que han mejorado los resultados de las compañías mineras y a las tasas de impuestos crecientes, a medida que van aumentando las utilidades de las compañías mineras. 

Si se mantienen, durante los próximos cinco años, los precios a los niveles en que se encuentran hoy día –con el cobre a más de 4.30 dólares la libra, el oro casi a 1,800 dólares la onza troy, la plata a 24 o 25 dólares la onza troy y el zinc a más de 1.50 dólares la libra– tendríamos un récord de recaudación según la estimación de la SNMPE. 

Estimando un precio de US$ 3.90 por libra para el cobre, que es un poco menor al de US$ 4.30 que ha prevalecido en estas últimas semanas y de US$ 1,600 para el oro, tendríamos en el quinquenio que va desde el 2022 al 2026, una recaudación de 87,700 millones de soles, la cual sería mucho mayor a la que tuvimos entre el 2017 y el 2021 de 32,979 millones de soles.

Este esquema se hizo para poder capturar ese valor adicional que tiene la industria minera cuando los precios suben. Lo que Campodónico llama windfall profit tax.

En los 10 años que siguieron desde el 2011 hasta el año pasado, el sector minero ha invertido 60 mil millones de dólares.

En esos años se desarrollaron numerosos proyectos, lo cual permitió duplicar el PBI minero entre el año 2000 y el año 2019, lo que llevó a que la economía peruana creciera anualmente entre un 6 y 8% e incluso más en varios años.

Esto es lo que ha permitido, justamente, el que la producción minera del país vaya adelante y los ingresos tributarios mejoren.

Del total de la recaudación tributaria minera, más o menos la mitad viene de proyectos que han sido desarrollados en los últimos 10 años.

Entonces, competitividad tributaria minera es principalmente tener proyectos que se van ejecutando gracias a que el régimen tributario no ahoga a los inversionistas, sino al contrario, lo estimula a invertir como ocurrió en este caso.

En los últimos 10 años se invirtieron 60 mil millones de dólares. Ahora, ¿qué tenemos por delante? 53,168 millones de dólares en proyectos. De éstos en los próximos cinco años, casi 20 mil se podrían hacer relativamente a buen ritmo. 

En resumen, queda claro que la minería peruana ya paga un windfall profit tax, que nos lleva a contribuir 47% sobre la renta, una tasa fiscal mayor a la de los países mineros que compiten con el Perú, Canadá, Chile y Australia.

También queda claro que la campaña del gobierno y las izquierdas anti inversión, para aumentar los impuestos a las empresas mineras, está basada en desinformación, distorsiones y graves errores de política, pues, en vez de promover el crecimiento del mayor motor de nuestra economía, se está pretendiendo apagarlo.

El desarrollo de nuestros proyectos mineros puede darnos todos los recursos fiscales necesarios para hacer un salto cualitativo en los servicios de salud, educación, en infraestructuras y tecnología. Todo lo que necesitamos para derrotar la pobreza.

La minería es el camino para efectivamente hacer realidad el ‘no más pobres en un país rico’. Destruirla es una traición anti prosperidad. Lampadia




El ciclo de vida de un CEO

El ciclo de vida de un CEO

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

Todos los que hemos sido CEO, de una o de varias empresas, sabemos la gran responsabilidad que conlleva este cargo, pero también lo solitario que es. La combinación de estas dos características genera una sobredosis de stress, la cual muchas veces es agravada, si es que la relación con los stakeholders no es la adecuada (especialmente con los accionistas y/o los directores). Una buena y fluida relación entre el CEO y sus stakeholders es un principio básico para la sostenibilidad de la empresa.

La soledad del CEO se genera porque este actúa como puente entre el Directorio (o los accionistas), que son los que definen los lineamientos y las políticas de la empresa y los gerentes (C-Suite), que son quienes ejecutan los Planes de Acción elaborados por el CEO, para así lograr los resultados esperados. Este proceso está plagado de decisiones de todo calibre, las cuales deben ser tomadas por el CEO y solo por el CEO.

En los últimos años han surgido algunas ayudas para que el CEO pueda manejar mejor esta soledad (y este stress). El coach, el Thinking Partner o una combinación de ambas, son servicios ejecutivos, cada vez mas utilizados.

Esta presión que vive el CEO, es probablemente el principal motivo que determina la duración del ciclo de vida de este en la empresa, ya sea por decisión propia o del directorio. El promedio de este ciclo es 7.2 años, en las empresas del S&P 500 USA (2017).

Hace un par de meses, Harvard Business Review (HBR) publicó un estudio denominado ¨The CEO Life Cycle¨, elaborado en el 2019 por Spencer Stuart (una de las ¨Big Four¨ de Consultoría de Liderazgo Ejecutivo). El objetivo del estudio era determinar si existe un patrón de la creación de valor de un CEO, a través de su ciclo de vida en una empresa.

Para esto se analizaron historias reales de 750 CEOs, que cumplieron su ciclo entre los años 2004 y 2017 en empresas S&P 500. También se completaron mas de 50 entrevistas a profundidad, tanto a CEOs, como a directores de estas empresas. La información recabada en el análisis permitió determinar cinco claras etapas en la vida de los CEOs, las cuales resumo a continuación.

  1. LA LUNA DE MIEL (El primer año). En esta etapa el nuevo CEO entra con las baterías a ¨full¨ y listo para tomar el liderazgo. Generalmente ya ha analizado y definido las primeras acciones que tomará, por lo que hay mucho dinamismo, cambios y actividad positiva. Esto genera entusiasmo a todos los stakeholders, lo cual también repercute positivamente en el precio de la acción. Por esta razón la mayoría de nuevos CEOs logra desempeños por encima del promedio en su primer año de gestión, pero eleva peligrosamente la valla de las expectativas. En esta primera etapa, la clave para un buen futuro desempeño, es cuanto aprende el nuevo CEO, versus cuanto se dedica solo a operar.
  2. LA DEPRESIÓN DEL SEGUNDO AÑO (The Sophomore Slump). Después de la efervescencia de la luna de miel, el péndulo generalmente oscila hacia el otro sentido, esto debido principalmente a expectativas no cumplidas, mas que a problemas significativos. Muchas veces esto es potenciado por una inmerecida atención negativa de los analistas e inversionistas. En esta etapa los CEOs deben reconocer este declive y actuar de inmediato manejando las expectativas mediante una efectiva comunicación interna y externa. Este es un periodo que, si es bien liderado por el CEO, puede convertirse en una gran oportunidad de reforzar la estrategia, construir confianza (transparencia) con todos los stakeholders y ¨resetear¨ lo que sea necesario. En esta etapa es clave la sintonía entre el Directorio y el CEO ya que, si ésta se pierde, se creará un alto riesgo de problemas potenciales en el futuro.
  3. LA RECUPERACIÓN (Años 3 al 5). Si sobrevive la depresión del segundo año, la mayoría de CEOs entran a un periodo de vientos favorables, en el cual la actuación de sus dos primeros años, comienzan a darle dividendos. Los stakeholders (especialmente el directorio y el personal) retoman la confianza, al haber sido espectadores de un buen manejo del lanzamiento y del declive. En este periodo los CEOs trabajan fuertemente para el futuro. La dirección estratégica esta clara, la cultura organizacional sigue asentándose y la dinámica con el directorio esta claramente establecida. Es la etapa para desarrollar nuevas iniciativas y seguir implementando el plan estratégico. Hacia el final de este periodo, algunos CEOs comienzan a inquietarse, a cuestionar el futuro y a pensar en forma mas crítica sobre las inversiones de largo plazo. En esta etapa, los CEOs que no lograron recuperarse de la depresión de la segunda etapa, estarán bajo una creciente presión del directorio.
  4. LA TRAMPA DE LA COMPLACENCIA (Años 6 al 10). El periodo de recuperación es generalmente seguido por uno de estancamiento de resultados mediocres y variables. Al entrar a esta etapa, el riesgo a la complacencia es muy alto en el CEO, en el Directorio y en la organización. El CEO comienza a participar mucho en actividades extra empresariales. También se tiende a practicar la mentalidad de ¨Si no esta roto, porque cambiarlo¨. Periodo de inercia. Muchos de los CEOs entrevistados dejaron sus funciones en este periodo.
  5. LOS AÑOS DORADOS (Años 10 a 15). Los CEO´s que sobreviven el periodo de la complacencia, típicamente pasan a experimentar una de sus mejores etapas de creación de valor, dado el cumplimiento de su compromiso a largo plazo y a su habilidad de reinventarse. En esta etapa se gozan los resultados de largo plazo de proyectos e inversiones que inicialmente no tuvieron efectos. Los CEOs que llegan a esta etapa tienen un profundo conocimiento institucional, conseguido al haberla liderado a través de varios ciclos de negocio, así como de variadas crisis. Se ha construido un legado.

En el estudio, los CEOs entrevistados sugirieron que el ciclo de vida de un CEO debería ser de 7 años en promedio, mientras que los directores pensaban en un promedio mayor de 9.2 años.

¡Lo curioso es que en el ranking del 2019 de ¨The Best Performing CEOs¨ (HBR), la mayoría tenían mas de 15 años en la función! Lampadia




Los retos de los CEO en esta nueva era

Los retos de los CEO en esta nueva era

Los cambios en las organizaciones en EEUU producto de diversos factores como el cambio en la estructura de sus inversiones hacia bienes intangibles, la presencia de economías colaborativas y la aparición cada vez más creciente de políticos e importantes segmentos de la sociedad civil que piden mayor preocupación por temas sociales y ambientales, están suscitando grandes retos para los tomadores de decisión de la alta gerencia.

Lo que antes se mantenía bajo control gracias a la previsibilidad de los movimientos del factor trabajo y capital al interior de la empresa, permitía centrar los esfuerzos de la gerencia general en un único objetivo: la creación de valor y el consecuente incremento del patrimonio de los accionistas. Hoy en día, el contexto anteriormente descrito, exige nuevas habilidades y destrezas hacia los empresarios. Ello lo ilustra muy bien un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo.

Del presente artículo queremos destacar la valiosa lección que les deja The Economist a los futuros CEO sobre reconocer la importancia de tener una visión de la empresa ya no únicamente como generadora de riqueza para sus dueños, sino también de bienestar para toda la sociedad beneficiaria de las cadenas productivas que engloba su actividad. La difusión de esta nueva corriente denominada capitalismo de “stakeholders”, de la cual nos hemos extendido anteriomente en numerosas oportunidades (ver Lampadia: ¿Qué tipo de capitalismo queremos?), es clave en esta nueva era de constantes ataques al modelo económico capitalista y a la misma globalización. Que los líderes de todo tamaño de empresa puedan emprender, en lo posible y dada su capacidad de inversión, iniciativas sociales y ambientales, es fundamental para acabar con las satanizaciones impregnadas en el debate público sobre la empresa privada, a pesar de ser la única fuente real de ingresos y empleo en las economías. Lampadia

Conoce al nuevo jefe
Lo que se necesita para ser un CEO en la década de 2020

Las reglas de gestión se están rompiendo. Los jefes necesitan adaptarse

The Economist
6 de febrero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

En el papel, esta es una edad de oro para los jefes. Los CEOS tienen un gran poder. Las 500 personas que dirigen las firmas más grandes de EEUU tienen más de 26 millones de empleados. Las ganancias son altas y la economía está ronroneando. La paga es fantástica: la mediana de esos CEOS es de US$ 13 millones al año. Sundar Pichai en Alphabet acaba de obtener un acuerdo por un valor de hasta US$ 246 millones para 2023. Los riesgos son tolerables: sus posibilidades de ser despedido o retirarse en cualquier año son aproximadamente del 10%. Los CEOs suelen salirse con la suya con una actuación terrible. En abril, Ginni Rometty se retirará de IBM después de ocho años en los que las acciones de Big Blue han seguido el mercado de valores en un 202%. Adam Neumann se drogó en aviones privados y perdió US$ 4,000 millones antes de ser expulsado de WeWork el año pasado. El único gran inconveniente son todas esas reuniones, que consumen dos tercios de las horas de trabajo del jefe típico.

Sin embargo, los CEO dicen que el trabajo se ha vuelto más difícil. La mayoría señala con el dedo a la “disrupción”, la idea de que la competencia es más intensa. Pero lo han estado diciendo por años. De hecho, la evidencia sugiere que, a medida que la economía de EEUU se ha vuelto más esclerótica, las grandes empresas han podido contar con grandes ganancias durante más tiempo. Sin embargo, los jefes tienen razón en que algo ha cambiado. La naturaleza del trabajo está siendo interrumpida. En particular, el mecanismo del CEO para ejercer el control sobre sus vastas empresas está fallando, y dónde y por qué operan las empresas está cambiando. Eso tiene grandes implicaciones para los negocios y para cualquiera que suba la escalera corporativa.

Pocos sujetos atraen más análisis vudú que la gerencia. Aun así, los estudios sugieren que la calidad del liderazgo de una empresa estadounidense explica aproximadamente el 15% de la variación en la rentabilidad. Pero las juntas y los cazadores de cabezas luchan por identificar quién hará un buen trabajo. Quizás como resultado, tienden a tomar decisiones conservadoras. Alrededor del 80% de los directores ejecutivos provienen de la empresa y más de la mitad son ingenieros o tienen MBA. La mayoría son blancos y masculinos, aunque eso está cambiando lentamente.

Esta pequeña élite enfrenta grandes cambios, comenzando por cómo controlan sus empresas. Desde que Alfred Sloan sacudió a General Motors en la década de 1920, la herramienta principal que los gerentes han ejercido es el control de la inversión física, un proceso conocido como asignación de capital. La firma y el CEO han tenido una jurisdicción clara sobre un conjunto definido de activos, personal, productos e información de propiedad. Piense en “Neutron” Jack Welch, quien dirigió General Electric entre 1981 y 2001, abriendo y cerrando plantas, comprando y vendiendo divisiones y controlando despiadadamente el flujo de capital.

Hoy, sin embargo, el 32% de las empresas en el S&P 500 de las grandes empresas estadounidenses invierten más en activos intangibles que físicos, y el 61% del valor de mercado del S&P 500 se encuentra en intangibles como investigación y desarrollo (I + D), clientes vinculados por efectos de red, marcas y datos. El vínculo entre el CEO que autoriza la inversión y la obtención de resultados es impredecible y opaco.

Mientras tanto, los límites de la empresa y la autoridad del CEO se están desdibujando. Los 4 millones de conductores de Uber no son empleados y tampoco lo son los millones de trabajadores en la cadena de suministro de Apple, pero son críticos para la misión. Las grandes empresas gastaron US$ 32,000 millones el año pasado en servicios en la nube de unos pocos proveedores poderosos. Las fábricas y oficinas tienen miles de millones de sensores que bombean información sensible a proveedores y clientes. Los mandos intermedios hablan de negocios en las redes sociales.

Incluso a medida que se redefine la autoridad del CEO, se está produciendo un cambio en el lugar donde operan las empresas. Generaciones de jefes han obedecido el llamado a “globalizarse”. Pero en la última década, la rentabilidad de la inversión multinacional en el extranjero se ha deteriorado, por lo que los retornos del capital son un insignificante 7%. Las tensiones comerciales significan que los CEO enfrentan la posibilidad de repatriar la actividad o rediseñar las cadenas de suministro. La mayoría acaba de comenzar a lidiar con esto.

El último cambio es sobre el propósito de la empresa. La ortodoxia ha sido que operan en interés de sus dueños. Pero la presión viene de arriba, ya que políticos como Bernie Sanders y Elizabeth Warren hacen un llamado a los CEO para favorecer más al personal, proveedores y clientes; y desde abajo, ya que tanto los clientes como los jóvenes trabajadores exigen que las empresas adopten una postura sobre los problemas sociales. Alphabet se ha enfrentado a continuas protestas del personal.

Los CEO están experimentando, con resultados decepcionantes. Reed Hastings en Netflix predica la autonomía radical. El personal decide sus gastos y prescinde de revisiones formales de desempeño, una idea que en la mayoría de las empresas causaría caos. Otros afirman su autoridad reviviendo el culto a la celebridad de los años ochenta. A veces funciona: Satya Nadella ha reconstruido Microsoft utilizando el “liderazgo empático”. A menudo no lo hace. La temporada de Neumann como el jefe de animales de WeWork terminó en un fiasco. Jeff Immelt, el ex jefe de General Electric, ha sido acusado de “teatro de éxito” al convertirse en una estrella del jet set ya que su flujo de caja cayó un 36%.

Deseosos de mostrar que están comprometidos, los jefes están analizando públicamente cuestiones como el aborto y el control de armas. El peligro es la hipocresía. El jefe de Goldman Sachs quiere “acelerar el progreso económico para todos”, pero enfrenta una gran multa por su papel en el escándalo de corrupción de 1MDB en Malasia. En agosto de 1811 CEOs estadounidenses se comprometieron a servir al personal, proveedores, comunidades y clientes, así como a los accionistas. Esta es una promesa, hecha durante una larga expansión económica, que no podrán cumplir. En una economía dinámica, algunas empresas tienen que reducir y eliminar trabajadores. Es una tontería fingir que no hay compensaciones. Mayores salarios y más efectivo para los proveedores significan menores ganancias o precios más altos para los consumidores.

El modelo de un CEO moderno

Entonces, ¿qué se necesita para ser un líder corporativo en la década de 2020? Cada empresa es diferente, pero aquellos que contratan a un CEO, o que aspiran a serlo, deberían valorar algunas cualidades. Dominar el juego complicado, creativo y más colaborativo de asignar capital intangible es esencial. Un CEO debe poder reunir los datos que fluyen entre las empresas y sus contrapartes, redistribuyendo quién obtiene ganancias y asume riesgos. Algunas empresas están por delante (Amazon monitorea 500 objetivos medibles), pero la mayoría de los CEO todavía están atrapados limpiando sus bandejas de entrada de correo electrónico a la medianoche. Por último, los jefes deben tener claro que una empresa debe funcionar en el interés a largo plazo de sus propietarios. Eso no significa ser crujiente o miope. Cualquier negocio sensato debería enfrentar los riesgos del cambio climático, por ejemplo. Significa evitar el avance de la misión. Los CEO en la década de 2020 tendrán sus manos llenas con su propia compañía, así que olvídate de intentar gobernar el mundo también. Y si, entre reuniones, encuentra tiempo para fumar marihuana a 40,000 pies, no se deje atrapar. Lampadia