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“Política y empresa”

Por: Alfonso Bustamante Canny
Perú21, 31 de Mayo del 2023

“Los partidos políticos deben reforzar su gobernanza, con un código de integridad donde impere el honor, con verdaderas elecciones internas, preparación de cuadros descentralizados y con un plan de gobierno enfocado en el desarrollo de las personas”.

Hace unos días en este diario, Ipsos publicó una estadística sobre las preferencias políticas de los peruanos, ubicando a un importante grupo de connacionales con tendencias moderadas, lo que nos devuelve la esperanza en lograr una propuesta política constructiva para el Perú en la contienda electoral de 2026.

Pero las experiencias recientes nos demuestran que el sistema electoral actual nos obliga a elegir al mal menor en la segunda vuelta, quien inevitablemente iniciará su mandato presidencial sin respaldo político ni popular. En los comicios de 2021, los peruanos tuvimos que elegir entre 20 candidatos presidenciales en primera vuelta, ninguno de los cuales alcanzó siquiera el 20% de la preferencia electoral.

Urge entonces corregir nuestros procesos:

Los partidos políticos deben reforzar su gobernanza, con un código de integridad donde impere el honor, con verdaderas elecciones internas, preparación de cuadros descentralizados y con un plan de gobierno enfocado en el desarrollo de las personas.

El Poder Ejecutivo y el Congreso deben propiciar una reforma política que evite la dispersión de candidaturas, elevando la valla electoral y permitiendo la reelección congresal a fin de evitar la impunidad política sobre su gestión. También se debe proveer de mecanismos que permitan acceder a financiamiento público a los partidos políticos que superen esta valla y cuenten con instrumentos para rendir cuentas de manera transparente.

Como consecuencia de la inestabilidad política generada por el gobierno de Pedro Castillo, en los períodos 2021 y 2022, la Bolsa de Valores de Lima reportó que las empresas priorizaron el reparto de dividendos frente a la reinversión de utilidades, lo que se refleja en un decrecimiento de la inversión privada del 12% en el primer trimestre de 2023.

Según el Banco Mundial, “la inversión privada impulsa el crecimiento económico al fomentar la creación de nuevas empresas, la generación de empleo y el desarrollo sostenible. Estos factores ayudan a reducir la pobreza, mejorar los niveles de vida y aumentar la capacidad adquisitiva de la población”.

En el Perú la inversión privada representa más del 85% de la inversión total del país, por ello urge recuperar la confianza y promover la inversión privada con políticas transparentes y predecibles, con gestión pública eficiente, justa y sin sesgos represivos ni desmesuradas sanciones, que acompañen el crecimiento y no lo ahuyenten.

Avisados estamos: no hay cuerdas separadas entre política y empresa.




Impiden la movilidad intergeneracional

Con estructuras rígidas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Maite Vizcarra cita en El Comercio (25/05/23) una investigación titulada “Desigualdad de generación en generación, Estados Unidos en comparación” por Miles Corak de la Universidad de Ottawa e IZA, que revela que “en las antípodas de la inequidad intergeneracional están, en un extremo –el del mejor resultado– países nórdicos como Noruega; mientras que, en el otro extremo –es decir, el país en el que es más difícil avanzar de forma intergeneracional– está, tristemente, el Perú”.

Lo que quiere decir que “mientras que en Noruega una persona que nació en un hogar con determinadas características sociales puede moverse en bienestar a otros niveles sociales con una gran facilidad, en el Perú sí está condenada a seguir el derrotero de sus predecesores generacionales”. Según esto, en el Perú “los niños ricos están predestinados a crecer y convertirse en adultos privilegiados y los niños pobres a ser adultos con restricciones económicas”.

Habría que conocer la profundidad temporal del estudio, porque, a primera vista, no estaría reflejando el proceso de crecimiento acelerado de la clase media ocurrido en nuestro país en las últimas tres décadas, aunque interrumpido relativamente, es verdad, ya desde algunos años.

Precisamente un reciente informe de The Economist, “¿Qué tan bien provee su país a sus ciudadanos?”, basado en un índice global publicado el 24 de mayo por Social Progress Imperative, coloca al Perú en el puesto 60 de 170 en un ranking que mide cómo la prosperidad se traduce en bienestar, qué ciudadanos de qué países están prosperando y cuáles languidecen, dónde están progresando las personas y dónde están retrocediendo, entre los años 1990 y 2020.

Es claro, sin embargo, que, pese a que hemos tenido un crecimiento importante de una clase media emergente, ese ascenso tiene un límite. Y ese límite está dado efectivamente por unas “estructuras sociales rígidas” que impiden progresar más allá de cierto punto.

Las más importantes son dos.

  • La primera es el enorme costo de la formalidad, que condena al 76% de los peruanos a la informalidad, que es una escalera que se queda sin peldaños rápidamente porque no es posible crecer más allá cierto punto en la informalidad, salvo que se pase a la ilegalidad, a la criminalidad organizada. Hace falta una reforma profunda de la formalidad, pero nadie toma el toro por las astas por temores políticos. El tema es un tabú.

Una prueba clarísima de esta situación es la estructura del tamaño de las empresas según número de trabajadores. Debería ser una pirámide: más trabajadores en las empresas chicas, un número algo menor en las medianas y la menor cantidad de trabajadores en las empresas más grandes, que son relativamente pocas. Pero, como podemos ver en el siguiente cuadro, lo que tenemos en nuestro país no es una pirámide sino un reloj de arena: gran cantidad de personas en la micro y pequeña empresa, y la menor cantidad en la mediana empresa. Lo que significa que a las micro y pequeñas empresas les es muy difícil crecer. Se quedan en ese tamaño. Hay muy poca mediana empresa en el Perú.

  • Y la segunda estructura rígida es, por supuesto, la pésima calidad de los servicios públicos, particularmente de la educación y la salud. No tenemos que abundar en esto. Los aprendizajes fueron mejorando en alguna medida, pero luego de la pandemia se vinieron abajo. El porcentaje de alumnos que comprenden lo que leen o pueden resolver problemas matemáticos, es muy bajo. Así la movilidad intergeneracional se dificulta.

Aquí hay dos problemas.

El primero, la ofensiva de algunos sectores magisteriales para anular la carrera magisterial, que debe ser meritocrática, y la tendencia de los gobiernos a dar aumentos generales -no meritocráticos- en lugar de que se obtengan por ascenso en la carrera.

Y, el segundo, la gestión de los gobiernos regionales, que no ha funcionado.

Es hora de pensar en una autoridad nacional autónoma conformada por profesionales altamente calificados y protegidos de los vaivenes de la política, que se haga cargo de la educación nacional. Lampadia




El sueño perverso

Rafael Venegas
Para Lampadia

Miniserie de cuatro temporadas para Netflix sobre los sucesos de los últimos años en el Perú.

Primera Temporada: “Los años de Bonanza”

Se muestran los grandes logros conseguidos en los veinte años de crecimiento ininterrumpido, incluyendo un episodio dedicado al impresionante fenómeno de la economía emprendedora y otro sobre la dramática reducción de la pobreza.

Una etapa muy positiva, pero que tenía un gran riesgo: la posibilidad de dormirnos en nuestros laureles y dejar la marcha política del país en manos de los más incapaces e inmorales, como en efecto sucedió.

Segunda Temporada: “Se inicia el retroceso”

En ella se relata como la izquierda volvió a ganar protagonismo a través de los intolerantes y soberbios caviares, la mentirosa propaganda política y el venenoso periodismo parcializado.

Se incluyen episodios sobre el destape de la corrupción a gran escala, principalmente en justicia y obras públicas. También sobre la delincuencial corruptela alrededor de la pandemia, así como sobre la crisis política que devino en cuatro presidentes y tres congresos en menos de cuatro años.

Tercera Temporada: “Dormidos en nuestros laureles”

EPISODIO 1: “La irregular toma del poder”.

Aquí se muestra como los malos peruanos enemigos de la libertad, la democracia, la propiedad privada y la economía de mercado, se aprovecharon de la vulnerabilidad, desinformación y “cojudignidad” de muchos peruanos y apoyándose en un delincuencial sistema electoral, así como en un sucio financiamiento, tomaron el poder en Julio de 2021.

Al final de este episodio, se evidencia que los peruanos que si creemos en la libertad, la democracia, la propiedad privada y la economía de mercado, nos quedamos vergonzosamente dormidos.

EPISODIO 2: “El descarado saqueo”.

Este capítulo muestra como los nuevos gobernantes, dirigidos por el incapaz de las orejas y uñas largas, se aprovecharon del poder y dieron rienda suelta a la corrupción, tráfico de influencias, copamiento del sector público, luz verde al narcotráfico y la minería ilegal, así como la legalización de sendero luminoso, entre otras barbaridades que apuntan directamente a un narco estado.

Igual que en el primer episodio, queda bastante claro que la gran mayoría de los peruanos que si creen en la libertad, la democracia, la propiedad privada y la economía de mercado, continuaron vergonzosamente dormidos.

EPISODIO 3: “El milagroso harakiri”.

El tercer episodio muestra el video real de cómo, ante la sorpresa de tirios y troyanos, se produjo un milagro: el corrupto reyezuelo inexplicablemente se hizo el harakiri.

Esta acción dio paso constitucional a un nuevo gobierno improvisado, ambiguo, sin liderazgo y con perfume a caviar, que no ofrece ninguna garantía.

El milagro nos libró temporalmente de muchos de los pecados que se venían cometiendo en la orgía de poder de la primera fase, así como de la vertiginosa velocidad con que nos dirigíamos al abismo rojo.

Sin embargo, se muestra como las instituciones públicas han quedado peligrosamente copadas por incapaces y corruptos, así como también la manera en que el mercantilismo ha hecho perder totalmente la vergüenza y la moral al Congreso.

A pesar de esta fragilidad del sistema, el episodio se cierra dejando una clara sensación de riesgo debido a que la mayoría sigue durmiendo el sueño perverso, creyendo ingenuamente que la pesadilla ya terminó.

Craso error que sirve para crear la expectativa de la siguiente temporada de la serie, al más puro estilo de Netflix.

LA CUARTA TEMPORADA RECIÉN SE DEFINIRÁ Y PRODUCIRÁ EN LOS PRÓXIMOS MESES Y SU CONTENIDO DEPENDERÁ DE QUIEN ESCRIBA EL GUION.

La gran pregunta es: ¿Nos despertaremos y lo escribiremos nosotros o seguiremos dormidos y le cederemos nuevamente la iniciativa a los rojos y sus tontos útiles?

EL PERÚ NO ES COMUNISTA, como lo evidencian los millones de pequeños capitalistas que conforman la sólida base de nuestra economía.

Eso significa que el problema no es de ideología, sino de falta de participación y de información veraz.

Escribamos juntos el guion de la cuarta temporada con patriotismo y valentía. Participemos, cada uno desde nuestras trincheras, en la marcha política del país y sobre todo, informemos y eduquemos con la verdad a la población, utilizando todos los medios que nos sean posibles.

La alarma está sonando: ¡TENEMOS QUE DESPERTAR YA! Lampadia




Marketing y crisis económica

Por: Rolando Arellano
El Comercio, 29 de Mayo del 2023

“Marketing no es vender, es hacer que vuelvan a comprar y que nos recomienden”.

En momentos en que en el mundo y en el Perú se presenta una fuerte inflación, una de las herramientas más potentes de las empresas para combatirla es el buen marketing. Veamos.

Siendo una de las disciplinas de mayor crecimiento, la función central del marketing es desarrollar productos y servicios que satisfagan mejor las necesidades de los consumidores. El marketing sabe que vender es importante, pero también sabe que vender un producto malo es un suicidio empresarial, porque un cliente descontento no volverá a comprar y, en estos tiempos de redes sociales, se convertirá en un detractor más poderoso que cualquier publicidad pagada. Marketing no es vender, es hacer que vuelvan a comprar y que nos recomienden.

¿De qué manera el buen marketing genera eficiencias empresariales? Primero porque un producto diseñado para lo que el mercado necesita se venderá más y más rápido, generando menos saldos y costos financieros. También porque en su fabricación se incluirá solo lo que realmente le añade valor, sin costos inútiles. Tercero, porque la recomendación entre usuarios satisfechos hará disminuir la inversión en comunicación y publicidad. Un centro comercial diseñado para los gustos y costumbres de los peruanos de una zona, lo hemos visto muchas veces, tendrá muchos más clientes visitándolo y recomendándolo, y muchos locatarios exitosos. Y un proyecto de viviendas para las nuevas clases medias podría ser más atractivo si en vez de la costosa piscina tuviera un patio de juegos para niños o la gruta para la virgencita, que prefieren las mamás conservadoras.

¿Y el marketing ayuda también a los consumidores? Mucho, en especial porque obtienen más valor por su dinero, pues al comprar reciben aquello que realmente necesitan. Una línea de ropa que considere los reales gustos y tallas de las peruanas, en vez de copiar modelos de fuera, las hará más felices y les evitará gastos de adaptación a sus formas y medidas. Y muy probablemente, los productos les llegarán a menor precio, puesto que en un mundo competitivo las empresas deben compartir sus economías con el mercado. Por cierto, con menos desperdicios y productos no vendidos, gana también el medio ambiente.

En fin, cuando los costos suben, el dinero escasea y muchos toman el camino fácil de recortar indiscriminadamente valor y precio, la respuesta inteligente pasa por buscar eficiencias que mantengan, o incrementen, la satisfacción y la lealtad de los consumidores. Un buen trabajo de marketing, en colaboración con producción, logística, finanzas y otras áreas de las empresas, puede lograrlo. Dando, a la vez, esas mejores cifras en la última línea del balance que cuidan dueños y directores. Que tengan una gran semana.




No se debe desvirtuar la CTS

GERMÁN SERKOVIC GONZÁLEZ
Abogado Laboralista
Para Lampadia

Desde su creación, hace casi una centuria -exactamente 99 años ya que se origina con la Ley N° 4916 de 1924- el beneficio de la Compensación por Tiempo de Servicios ha ido progresivamente variando de naturaleza jurídica, que no de denominación, pese a que en algún momento de su historia era conocido indistintamente con el nombre de compensación o indemnización por tiempo de servicios.

Solo para enumerar algún dato, hasta bien entrada la década de 1970 la compensación se perdía en caso el trabajador incurriera en falta.

Posteriormente, en 1991, se dispuso el carácter cancelatorio de la CTS lo que constituyó una variación trascendental en la naturaleza y cálculo del beneficio.

El artículo primero del Decreto Legislativo N° 650 expresa que la Compensación por Tiempo de Servicios tiene la calidad de beneficio social de previsión de las contingencias que origina el cese en el trabajo y de promoción del trabajador y su familia. De la lectura atenta del enunciado transcrito, se desprende que el fin fundamental de la CTS es el de cubrir al empleado temporalmente -reemplazando su ingreso por remuneraciones- con una cantidad de dinero proporcional a su tiempo de servicio en el supuesto que por cualquier motivo pierda su empleo.

Obviamente no en todos los casos el cese en el trabajo genera alguna contingencia, más si éste se origina en la renuncia del empleado que ha conseguido un empleo mejor remunerado o en su jubilación, por ejemplo. Es en estos supuestos que la CTS obra como una reserva de capital y de ahí la mención a la promoción del trabajador y su entorno familiar.

En el texto primigenio del Decreto Legislativo N° 650, las posibilidades del retiro y uso de la CTS con anterioridad al cese eran muy limitadas y en extremo acotadas.

Muy lamentablemente y desde hace varios años, nuestro ordenamiento laboral ha venido flexibilizando tal criterio, permitiendo de modo paulatino la disposición del beneficio que nos ocupa sin expresión de causa, primero con la excusa de pretender dinamizar la economía inyectando más dinero al mercado y luego -esta vez con base cierta- con la idea de pretender ayudar al empleado que probablemente pasaba por problemas de circulante como consecuencia de la pandemia.

Como fuere, en la actualidad ya no es indispensable el retiro libre de la CTS y se hace necesario retomar al espíritu inicial de la norma, que es justamente el de preservar un capital para el momento de la terminación de la relación laboral. El tema es complicado de llevar a la práctica puesto que el empleado ve en la actualidad a la Compensación por Tiempo de Servicios como parte de su remuneración de la que puede hacer uso cada semestre en las oportunidades que señala la norma, a saber, en los meses de mayo y noviembre cuando corresponde que el empleador efectúe el depósito correspondiente; y por ende probablemente se resistirá a cualquier modificación que implique dejar de contar con ese dinero.

Recuérdese que mediante la Ley N° 31171ampliada por la Ley N° 31480, se estableció que los trabajadores podrán disponer del cien por ciento de sus depósitos por Compensación de Tiempo de Servicios a fin de cubrir las necesidades económicas causadas por la pandemia, y que esta liberalidad excepcional termina su vigencia en diciembre de este año. La pandemia ya ha sido superada -a un costo enorme en vidas por la incapacidad y la corrupción de los gobiernos de turno, confiar en las llamadas pruebas rápidas fue literalmente un crimen, hay que decirlo- por lo que las normas que atendían a tal episodio, ya no tienen razón de ser.

En realidad, lo que está sucediendo es que las propias disposiciones legales están desvirtuando gravemente el propósito de la CTS -y en esto hay bastante de populismo- casi hasta hacer irreconocible su inicial objetivo y su naturaleza, y esto es de una extrema gravedad.

Si la situación persiste como hasta el momento, no serán escasos los empleados que se verán sin un centavo en su cuenta por CTS al momento de su cese, quedando en el mayor de los desamparos. Lampadia




Un “triaje” post traumático para la economía peruana

Por: José Carlos Saavedra
El Comercio, 27 de Mayo del 2023

El Perú, que hace una década lograba tasas de crecimiento económico de 7% anual, ahora crece a 2%. Ello resulta insuficiente para mejorar las condiciones de vida, sostiene el economista.

En los últimos años, varios golpes han amenazado la salud de la economía peruana: el virus del COVID-19, el pésimo gobierno de Pedro Castillo, el estallido de protestas violentas y, de más recientemente, las fuertes lluvias. Ahora que el entorno parece estabilizarse, vale la pena pasar a la economía peruana por un “triaje”, para analizar, de manera rápida pero útil, su estado de salud y determinar qué retos tenemos todavía pendientes.

Temperatura. La buena noticia es que la economía no presenta signos de infección o de sobre calentamiento. Esto, gracias al fuerte “sistema inmunológico” generado por nuestras sólidas instituciones económicas y el capital humano que las defiende. Muchos funcionarios púbicos de carrera en instituciones como el BCR, la SBS o el MEF han defendido el manejo responsable de la economía. Así, a pesar de un entorno lleno de golpes y de la necesidad de atender un eventual Fenómeno de El Niño, los balances fiscales se mantienen saludables y continúan destacando en Latinoamérica. El sistema financiero, por su lado, se mantiene bien capitalizado, coberturado y con buenos niveles de liquidez.

Ahora veamos la presión. La tensión social y política va bajando. Pese a la desaprobación generalizada de la población a la gestión de la presidente Boluarte y del Congreso, a que las protestas generaron la muerte de peruanos en condiciones que deben ser investigadas y que muchas familias aún están muy golpeadas, el funcionamiento de la economía se ha normalizado con la reducción de bloqueos de carreteras y de la violencia en general.

En línea con ello, la actividad económica ha vuelto a crecer en el segundo trimestre, luego de la caída observada en el primer trimestre del año. De igual modo, la confianza empresarial, tan importante para dinamizar la inversión privada, da claras señales de recuperación.

Por otro lado, la presión al alza sobre los costos de algunos insumos importados (como el petróleo, fertilizantes y commodities agrícolas), que en el Perú ha explicado muy buena parte del reciente incremento de la inflación, también ha comenzado a ceder, lo que dará lugar a una reducción gradual de la inflación en los próximos meses. Esto, sumado a la recuperación paulatina que ya se observa en los salarios, impulsada principalmente por mejoras graduales en la productividad del empleo, también brindará algo de alivio a las economías familiares. Con estas condiciones, si es que no hay golpes adicionales en horizonte, lo más probable es que la tasa de pobreza tienda a bajar los próximos trimestres.

Finalmente, analicemos el peso. Sin bien la economía peruana es fundamentalmente saludable y ágil, todavía carga con unas “mochilas” pesadas que le impiden “correr” o crecer a buen ritmo. Estas mochilas tienen nombre propio: el elevado riesgo regulatorio y las trabas burocráticas que empantanan la inversión privada; la corrupción y la falta de capacidades en algunos segmentos del estado, que afectan la inversión pública y la calidad de servicios básicos para los ciudadanos; y las fallas de nuestro sistema político, que generan polarización, fragmentación y que dificultan el diseño de políticas públicas en sensatas.

En este contexto, a pesar de la reciente mejora en el ánimo, muchas empresas aún se mantienen cautelosas y están priorizando el ajuste de costos o inversiones en eficiencias, en lugar de apostar por el largo plazo con inversiones en ampliaciones de capacidad productiva.

En suma, la economía se mantiene sólida y algunas presiones han comenzado a normalizarse. Con ello, el ánimo empresarial para invertir y contratar ha empezado a mejorar, al igual que los salarios reales de los trabajadores. No obstante, para destapar el crecimiento económico y dinamizar de verdad la creación empleo de calidad hace falta hacer más, como reducir la incertidumbre política y el riesgo regulatorio, destrabar proyectos de inversión y preparar a la economía y los sistemas de protección social para enfrentar futuros golpes, como un eventual Fenómeno de El Niño o un deterioro del entorno internacional.




“¿Quién paga la cuenta?”

Por: Anthony Laub
Perú21, 26 de Mayo del 2023

“El sector eléctrico ha funcionado bien desde que se liberalizó en 1992, basado en un modelo en el que los generadores de electricidad compiten por clientes ofreciendo un servicio confiable y competitivo. Pasamos de ser un país deficitario con un nivel de cobertura del 48% a un 95%. Brutal”.

No hay lonche gratis, pues siempre alguien paga la cuenta.

El sector eléctrico ha funcionado bien desde que se liberalizó en 1992, basado en un modelo en el que los generadores de electricidad compiten por clientes ofreciendo un servicio confiable y competitivo. Pasamos de ser un país deficitario con un nivel de cobertura del 48% a un 95%. Brutal.

Ese logro obedeció a inversiones de riesgo que realizó el sector privado y que se dinamizó con el gas de Camisea. El Perú tiene un parque generador excedentario (70% de reserva) con un mix de energía muy limpia: agua y gas natural. Del total de emisiones del país, solo el 6% lo produce la generación de electricidad. Casi impoluto.

Pese a ello, los promotores internacionales y nacionales de las energías renovables (solar y eólica), consiguieron que el Estado promueva esas tecnologías y les otorgó groseros subsidios que pagamos los usuarios y que exceden los S/6,000 millones. Ese dinero no está más en las manos de 30 millones de peruanos sino en los bolsillos de un puñado de “inversionistas”.

Esos promotores, luego dijeron que las renovables ya no requerían de ningún tipo de subsidio ni ayuda, pues hoy “son competitivas”.

Si esto es así, merecemos nos expliquen por qué entonces la Comisión de Energía del Congreso de la República acaba de aprobar un proyecto de Ley (impulsado por esos promotores y avalado por el Ministerio de Energía y Minas) que, justamente hace lo que nos dijeron que ya no era necesario: nuevos subsidios y privilegios que otras tecnologías (mejores) no tienen y que pagaremos los 30 millones que consumimos electricidad.

Unos pocos disfrutan del bufet, pero la cuenta la pagamos todos los demás que no.




La propiedad privada del espectro sí es posible

Por: Iván Alonso
El Comercio, 26 de Mayo del 2023

“Si la estación o el canal tuviera, no una licencia, sino un derecho de propiedad sobre la frecuencia en la que transmite, sería más difícil imponerle cuotas de contenido”.

Las cuotas de contenido que el proyecto de ley del congresista Américo Gonza pretende imponer a las estaciones de radio y los canales de televisión, con el pretexto de la difusión cultural, son solamente posibles porque el Estado se cree dueño –y legalmente lo es– del espectro electromagnético. La estación o el canal que no cumpla con la incompresible “proporcionalidad” que ordena el proyecto puede perder, como lo advierte la exposición de motivos, su “título habilitante”; o sea, su licencia. Si la estación o el canal tuviera, no una licencia, sino un derecho de propiedad sobre la frecuencia en la que transmite, sería más difícil imponerle cuotas de contenido. A los medios escritos nadie se atreve a ponérselas.

La asignación de licencias parte de una falacia: que no es posible crear derechos de propiedad en el espectro electromagnético porque es un recurso escaso y debe, por lo tanto, ser administrado por alguna dependencia estatal que cuide del interés público. Pero la tierra, por poner un ejemplo, es también un recurso escaso, y no por eso se nos ocurre que deba ser propiedad pública y que los agricultores necesiten una licencia para cultivarla (con cuotas para productos “nativos”, quizás).

Al contrario: es justamente cuando un recurso es escaso que la propiedad privada hace más sentido que la propiedad pública, para que entre los distintos usos alternativos se elijan los que más valor crean para la sociedad.

Tampoco es tan limitado el espectro como parece a simple vista. A lo largo de un siglo, ha crecido en dos dimensiones, similares a lo que los economistas llaman el margen extensivo y el margen intensivo. Se ha hecho posible transmitir señales en frecuencias cada vez más altas, que es como ampliar la frontera agrícola con obras de irrigación (el margen extensivo); y se ha logrado transmitir cada vez más señales en un mismo ancho de banda, que es como aumentar el rendimiento de la tierra (el margen intensivo). La tecnología ha sido importante, pero el derecho y la economía, aún más.

Un propietario en todo el sentido de la palabra, que puede subdividir y vender su ancho de banda o modificar el uso que le da, tiene más incentivos para innovar. Pero no solamente para innovar; también para diversificar sus contenidos.

Si el congresista Gonza consigue que el Gobierno incluya en el presupuesto del Ministerio de Cultura una partida para la difusión de contenidos que promuevan la identidad nacional, decenas de estaciones de radio y canales de televisión competirán por ofrecerle todos los espacios que quiera. Un fin tan loable debería financiarse con recursos de la tributación general, no recortando el tiempo valioso de programación otorgado por una licencia. La imposición de cuotas equivale a un impuesto con nombre propio: un impuesto que solo pagan los titulares de las licencias de radio y televisión.

Técnicamente no hay ninguna dificultad para definir derechos de propiedad en el espectro. El propietario obtiene el derecho a emitir una señal desde la ubicación tal, en la banda de tantos a tantos megahertz de frecuencia y con tantos kilowatts de potencia. Lo mismo que se necesita para una licencia.




Mientras el Perú trabaja, los políticos facturan

Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia

La política peruana, por lo menos desde que la conozco hace más de 5 décadas, no se forja en el esfuerzo compartido, la búsqueda del consenso o la obtención del bien común. La política vive del enfrentamiento. Entre derecha e izquierda. Entre ricos y pobres. Entre limeños y provincianos.

¿Quién nos enfrenta?, ¿Quién gana del enfrentamiento? Los políticos. De todo color, de todo origen, de todo rango y mientras se enfrentan, todos (o para ser justo casi todos) sin ningún rubor, facturan, hacen negocios, ganan. Unos más que otros, pero todos ganan.

Entonces, la verdadera disyuntiva del Perú presente, de este tiempo y de esta circunstancia, ¿es una disyuntiva entre derechas o izquierdas? ¿entre liberales o socialistas?, ¿entre caviares y conservadores? La verdadera disyuntiva es entre el Perú y sus políticos.

Si se detienen a revisar lo que han hecho, sólo en el mes de mayo, el Gobierno, el Congreso y los políticos regionales o locales, sólo confirmará esta lamentable hipótesis. Mientras los peruanos trabajan, los políticos hacen negocios, facturan.

En el gobierno, la izquierda moderada de la Sra. Boluarte y el Premier Otárola, facilita expropiaciones para obras de infraestructura (D.Leg. 1599), agiliza negocios de telecomunicaciones (D.Leg 1560), reglamenta la publicidad estatal en medios de comunicación ( D.S. 064-2023-PCM), decreta tantas emergencias como sean posibles o concentra la compra de equipo biomédico ( D.U. 12-2023).

En el Congreso, todos al unísono, derecha, centro, izquierda y no definidos, le ponen tope al plazo de interrupción de la prescripción en casos de corrupción (Ley 31751), acomodan el financiamiento de los partidos (Ley 31746) y se ocupan del equipamiento de la minería ilegal (Ley 31746). Todos juntos hacen negocios, mineros, judiciales o electorales. La única excepción de la temporada, donde se podría decir que la derecha ha hecho política, es la Ley 31745, donde se logró incluir en el currículo educativo la enseñanza sobre la subversión en el país.

En los gobiernos locales y las regiones, donde la izquierda tiene la mayoría de las plazas, sucede lo mismo. Al abuso de las emergencias político sociales, se suman las obras chinas que comienzan y nunca terminan, las licencias que tugurizan distritos o las consultorías con amigos y allegados. Los negocios regionales y municipales dilapidan el presupuesto público, sin gestión ni obras tangibles.

La elección del Defensor del Pueblo sólo sería la comprobación de esta lamentable situación. Mientras los peruanos trabajan, los políticos hacen negocios. Solo que, como siempre, la izquierda, más astuta que nuestra derecha que se persigna, al tiempo que hace negocios, también hace política.

El gran reto está fuera de la política presente.

Está fuera del hediondo recipiente de la política que se alimenta de tributos que exaccionan a ricos y pobres para mantener cortes de ministros, burócratas, parlamentarios, asesores, alcaldes, gobernadores, consejeros, regidores y consultores. Fuera de esas leyes que obligan al emprendedor a pasar por la política antes de producir. Fuera de esas normas que otorgan dinero de los peruanos a los partidos.

Quien tome el reto y plantee una verdadera liberación del Perú, del yugo que le imponen sus políticos y haga protagonista de la vida nacional al ciudadano, al emprendedor y no al Estado, estará entendiendo la verdadera disyuntiva del Perú del Siglo XXI. Lampadia




Sustancial mejora de los ingresos de familias rurales

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Una buena manera de evaluar el crecimiento de los ingresos es apreciar el crecimiento del gasto per cápita. El siguiente cuadro de la Encuesta Nacional de Hogares del INEI, muestra la evolución del gasto real promedio per cápita mensual para las áreas de residencia, regiones naturales y dominios que agrupan a nuestros ciudadanos.

Como podemos apreciar en el siguiente cuadro, entre el 2011 y el 2022, los ingresos reales de los habitantes del Perú rural, a diferencia del conjunto nacional, han aumentado notoriamente:

En el mismo período, el conjunto de la población del Perú, solo creció 1.2%, pues como muestra el mismo cuadro, este ha caído poco a poco, durante los últimos diez años, en que se dejó de promover la inversión privada y el crecimiento de la economía. Ver los detalles en el cuadro siguiente:

También podemos apreciar que mientras los ingresos de la población de la costa en conjunto cayeron en 5.0%, la de la selva en conjunto crecieron 5.8%.

Todo esto demuestra, una vez más, que nuestro modelo de economía social de mercado, bajo la orientación de la Constitución de 1993, ha sido pro crecimiento, pro inversión y, por lo tanto, esencialmente pro pobre.

Ya lo ha indicado así el Banco Mundial hace un par de semanas, afirmando que la reducción de la pobreza de 60 a 20% de la población, se debió en un 85% al crecimiento de la economía.

A estas alturas de la historia, las relaciones causa-efecto del crecimiento de la economía y de la inversión, con la reducción de la pobreza y el aumento de los ingresos de los peruanos, está muy clara y ha sido demostrada mil veces. Pero los enemigos del Perú, aquellos que sabotean el crecimiento de la economía, frenando o parando la inversión privada, tienen otra agenda, la agenda de la captura del poder.

Poder, que como hemos visto en Cuba, Venezuela y Bolivia, no es siquiera para un manejo mediocre de la economía.

¡NO! ese poder que buscan las izquierdas latinoamericanas, no es para instalar economías redistributivas.

¡NO! ese poder que persiguen los marxistas de nuestros tiempos, es para instalar estructuras mafiosas y corruptas, fundamentalmente asociadas al narcotráfico y a otras actividades económicas ilícitas y traicioneras del bienestar ciudadano que usan de fachada.

No nos olvidemos que el otrora rico Venezuela, tiene hoy al 95% de su población en situación de pobreza, y al 75% en pobreza extrema. Cifras muy parecidas a las de Cuba, el oscuro poder de la más oprobiosa inspiración política de nuestras izquierdas.

Los peruanos no podemos acercarnos a esos predicamentos. Los peruanos no somos limosneros, somos creativos, trabajadores y resilientes. Nuestro futuro depende de conectar y asumir la relación positiva entre el crecimiento de la economía y la reducción de la pobreza.

Así como no esperamos del Estado nuestro sustento económico, no esperemos las líneas de gobierno de los politicastros. Lampadia




“La inflación está bajando más lentamente de lo que se esperaba”

Entrevista a Julio Velarde
Gestión, 24 de Mayo del 2023
Por Javier Prialé

Presidente del BCR afirmó que si la inflación vuelve a elevarse, la entidad monetaria no dudará en subir la tasa de interés, la cual considera que actualmente está en un nivel suficiente.

La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que el principal problema macroeconómico que afronta el Perú es la inflación, ya que se encuentra muy elevada respecto del rango meta que tiene el Banco Central de Reserva (BCR).

En efecto, la inflación anual hasta abril estaba ligeramente por debajo de 8% (7.97%), cuando el rango meta del BCR es de entre 19% y 3% anual.

En su último programa monetario del 11 de mayo, en el que mantuvo la tasa de interés de referencia en 7.75% por cuarto mes consecutivo, el BCR proyectó que la inflación retornará al rango meta en el último trimestre del año debido a la moderación del efecto de los precios internacionales de alimentos y energía, a la reversión de choques de oferta en el sector agropecuario local y a una reducción de las expectativas de inflación en el resto del año.

Sin embargo, ahora la visión es distinta y el regreso al rango meta tardaría más tiempo. Según el presidente del BCR, Julio Velarde, la inflación está bajando más lentamente de lo que se esperaba. “Llegará al objetivo más tarde de lo que se espera”, dijo durante su presentación ante inversionistas en New York, en el “Foro Perú: Una Nueva Perspectiva de la Economía Peruana y el Comercio Internacional”,

¿Qué impacto tiene la inflación en la tasa de interés?

Si bien Velarde reiteró que la inflación bajará de todas maneras, uno de los indicadores que se afectan al mantenerse en niveles elevados, es la tasa de interés de referencia del BCR, que desde agosto del 2018 subió de forma consecutiva, durante 18 meses, hasta llegar a 7.75% en enero último.

El presidente del instituto emisor precisó que si la inflación vuelve a elevarse la entidad monetaria no dudará en subir nuevamente la tasa de interés, aunque por ahora considera que el nivel que se tiene es suficiente.

El FMI ha recomendado que se evite un “final prematuro” del endurecimiento de la tasas de interés que se desplegó entre parte del 2021 y todo el 2022.

¿Qué factores evitan que la inflación descienda más rápidamente?

El exministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne, y el jefe del Sistema de Información de Macroconsult, Eduardo Jiménez, coincidieron con Julio Velarde en que la inflación no logrará ubicarse dentro del rango meta del BCR al cierre de este año.

Mientras que Thorne estima que la inflación convergería a la meta de entre 1% y 3% en el primer trimestre del 2024, Macroconsult cree que ese objetivo se logrará recién pasada la segunda mitad del próximo año.

A diferencia del 2022, cuando los factores que elevaron la inflación fueron los shocks externos, como la elevación de precios internacionales de alimentos a consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, o el alza del precio de los combustibles, este año es la situación interna del país la que retrasa una reducción del índice de precios del consumidor.

Tanto Jiménez como Thorne explicaron que las protestas ocurridas en el sur entre enero y febrero, y las lluvias en el norte entre febrero y abril, han evitado que la inflación descienda a una mayor velocidad, pues afectaron la producción y la distribución de los bienes en varias zonas del país.

“Y aún hay riesgos importantes que podrían retrasar más la vuelta a la meta. El año pasado tuvimos el problema de los fertilizantes que recién se van a notar en estos meses. Otro tema es el inicio de la sequía que se dio entre octubre y noviembre del 2022, que también se va a notar en esta campaña agrícola”, afirmó Jiménez.

Por su parte, Thorne llamó la atención de que aún no se observa que la reducción de la cotización del dólar se traslade a los precios al consumidor, es decir, no se ve el beneficio que debería tener sobre la inflación.

“Puede ser que el ajuste de precios tome un poco más de tiempo, pero todavía no se ve en las cifras de la inflación”, precisó el exministro de Economía.




Un feriado más sí importa

Por: Miguel Palomino
La República, 24 de Mayo del 2023

“Es simplemente que el Congreso nos tiene acostumbrados a no medir las consecuencias de sus actos y dejar que nosotros paguemos los platos rotos…”

El Congreso aprobó como un nuevo día feriado el 7 de junio en conmemoración de la batalla de Arica y el Día de la Bandera del Perú. Para muchos, esto es una buena noticia porque significa un día menos de trabajo, pero para otros es una mala noticia porque significa un día menos de trabajo. ¿Qué?, ¿cómo es esto? Veamos.

Para más de un tercio de los peruanos que son trabajadores independientes, que declaren un día feriado es complicado porque su actividad diaria depende del comportamiento del resto de los trabajadores. Si podrán realizar su actividad diaria dependerá de si se benefician o perjudican por un feriado. Por ejemplo, si trabajan vendiendo golosinas en la puerta de un cine, probablemente se beneficiarán, pero, si usualmente venden menús en la puerta de una fábrica, probablemente se perjudicarán.

Así, aunque es claro que habría ganadores y perdedores, parecería difícil determinar si declarar feriado es en neto un beneficio o un perjuicio para los trabajadores como un todo. Para ver más claramente el efecto de una medida, los economistas con frecuencia vemos qué pasaría si dicha medida se tomara, pero amplificándola. Digamos, por ejemplo, ¿qué pasaría si se declarase feriado un mes entero?

En el caso de los trabajadores independientes, claramente serían perjudicados. Muy poca gente va a ir todos los días al cine para beneficiar al ambulante que vende las golosinas, pero nadie va a ir a la fábrica para adquirir menús, perjudicando al ambulante que los vende. Para casi la cuarta parte de los peruanos que son trabajadores dependientes formales, los empleadores ajustarán tan pronto puedan su salario para reflejar que no trabajan un mes y por lo tanto no producen por un mes y la empresa no gana por un mes. Dada la legislación laboral actual, existirían dificultades legales para reducir inmediatamente los salarios por la menor productividad, pero a la larga los salarios se reducirían más o menos proporcionalmente. El efecto sería casi instantáneo en las nuevas contrataciones, por ejemplo.

Para casi un tercio de los peruanos que son trabajadores dependientes informales, sin ninguna protección legal, el ajuste sería inmediato, siguiendo la misma lógica del párrafo anterior. Nadie va a pagar por un mes entero feriado. De este análisis de lo que pasaría si se declarase un mes feriado, se deduce indudablemente qué pasaría si se declarase un día feriado. Los trabajadores de todo tipo salen perjudicados como un todo con un día menos de trabajo. Funciona esa intuición que nos dice que trabajar menos no es el camino para mejorar.

Entonces, ¿por qué el Congreso declara feriado un día adicional? Aparte de sentirse patrióticos al aprobar la medida, a algún público objetivo estarán apuntando. Nos vienen a mente por lo menos tres motivos. Primero, porque nuevamente caen en lo mismo de siempre, están legislando para una pequeña minoría que ya cuenta con grandes beneficios y se olvidan de la gran mayoría. Segundo, un día feriado cae bien en el Congreso, nadie les va a reducir el sueldo y trabajan menos.

Esto nos trae al tercer motivo: ¿qué trabajadores no tienen que preocuparse de que les bajen el salario por trabajar menos? Si pensó en los empleados públicos, acertó. La lógica que planteamos anteriormente era la de una empresa privada. Resulta muy distinta si el empleador no se preocupa por la productividad de sus trabajadores porque no está en juego su dinero. Si hace falta plata, no es su problema, nos lo cobrarán a todos nosotros. Además, nunca tienen que preocuparse de la calidad o la escasez de su servicio.

Con esto no quiero desmerecer al empleado público, que en muchos casos cumple una función fundamental para todos. Es simplemente que el Congreso nos tiene acostumbrados a no medir las consecuencias de sus actos y dejar que nosotros paguemos los platos rotos.