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Es hora de una Iniciativa Nacional para la Inversión Privada y el Empleo

Es hora de una Iniciativa Nacional para la Inversión Privada y el Empleo

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

La pandemia ha desempleado a 400 millones de personas a nivel mundial y ha disparado a 41 millones el número de desempleados en América Latina, según cifras conservadoras de la OIT de esta semana. En el Perú, se calcula que sólo en Lima se han perdido 2.3 millones de empleos a raíz de esta crisis. A nivel nacional, considerando la informalidad de nuestra economía y a los 800,000 venezolanos invisibles en las estadísticas oficiales, la cifra de personas desempleadas es sin duda mucho mayor. Basta ver nuestras calles…

Los que hemos sido críticos de las medidas del gobierno frente a la pandemia advertimos que estas iban a originar una grave crisis económica en el país, desempleo y quiebras, el incremento de la pobreza y que la cura sería peor que la enfermedad. Lamentablemente, no fuimos oídos.

Ahora que la OIT, que no puede ser acusada de “neoliberal” o “aprofujimorista”, señala que la “ola de desempleo” y “la cifra más alta de desocupación” ha sido causada por las restricciones al comercio, a la vida laboral y el turismo para frenar el Covid 19” espero que se entienda la necesidad de cambiar el rumbo de las medidas económicas que han restringido la actividad productiva, incrementado los controles y regulaciones, castigado a las empresas de todo tamaño y a causa de ello, generado estos millones de desempleados y condenado a la pobreza a millones de peruanos.

¿Qué hacer ante la crisis? ¿caridad o empleo?

Para unos, dentro de los cuales está el gobierno, el aparato estatal nacional, la burocracia mundial y por supuesto el pensamiento intervencionista de izquierda que los alienta, la solución son bonos, subsidios, canastas familiares, todo lo cual no es otra cosa que caridad. Le pueden poner otro nombre políticamente correcto, pero es eso. Sin embargo, cuando la caridad no es filantropía privada basada en la libertad y la solidaridad que deriva de ella (tan necesaria en esta época) es simplemente asistencialismo, clientelismo que no saca a las personas de la pobreza. Esta es la receta de la izquierda, ya se probó en épocas de normalidad y fracasó. En épocas de crisis no será la excepción. Esta receta descuida lo elemental, “sin vacas que ordeñar, no hay leche que repartir”.

Para otros, entre los que me cuento, la filantropía es una expresión de la libertad y es imprescindible en tiempos de crisis como estos, pero es una medida temporal y no puede ser el eje de la política pública. Por esta misma razón, los bonos, subsidios y canastas deben ser temporales y debemos ir a la solución real del problema: tener inversión privada y generar empleo.

En la primera receta, el gobierno te da, tú le debes y le tienes que agradecer, normalmente con votos. Te da leche porque hay vacas.  Pero cuando no exista qué darte, se lo quitará a otros para darte. Cuando eso tampoco exista, habrás llegado a la meta: el paraíso socialista donde no hay pan, ni hay libertad. “Sin vacas que ordeñar, no hay leche que repartir”

En la segunda receta no le debes nada al gobierno. Te lo debes a ti mismo, a tu esfuerzo, a tu talento y a tu trabajo. El papel del gobierno no consiste en matar a las vacas para repartir su carne, sino dejar que haya muchas vacas y que haya mucha leche para repartir.  No tienes a quien agradecer, serás tú el dueño de tu futuro, por el cual no tienes que pagar ni con votos, ni con aplausos, ni con tweets ni con posts.

El Perú, debido a que la cura ha sido peor que la enfermedad, está en una hora crucial, en el momento en el cual tiene que optar entre la caridad pública o el empleo.

La hoja de ruta del gobierno, del Congreso y del establishment que nos gobierna ya está clara. Irán por la caridad y por los votos. Seguirán matando las vacas para repartir la carne, aunque ya no haya leche en el futuro. Lo harán cada día, con normas, reglamentos y leyes, en una competencia infame que la historia nacional nunca vio. Pedirles a ellos que creen una Vía Rápida, una iniciativa nacional para la inversión y el empleo es como pedirle peras al manzano. Ellos van por los votos y en el corto plazo se consiguen con bonos, subsidios, controles y show contra las empresas, sobre todo contra las más visibles y las más grandes.

El Perú tiene otra ruta en mente. La ruta del peruano que salió a trabajar en medio de la cuarentena arriesgándose para llevar el pan a sus hijos no es la del gobierno y sus aliados. Ese peruano quiere oportunidad y empleo.  La ruta del emprendedor que quería reconvertir su pollería en delivery y que no pudo hacerlo porque los municipales se lo impidieron, no es la del gobierno. La ruta del transportista que tenía que llevar sus productos desde la sierra hasta los mercados y tuvo que pagar cupos a policías y burócratas corruptos en la cuarentena, no es la del gobierno. La ruta que está en la mente del emprendedor que antes atendía turistas y que hoy desea vender productos orgánicos, pero no puede hacerlo porque tiene que cumplir con costosos protocolos, manuales y licencias, no es la del gobierno. La ruta del desempleado tampoco es la del gobierno, el no busca caridad, busca oportunidad y empleo, que sólo existe si hay inversión.

Una Iniciativa Nacional por la Inversión Privada  y el Empleo es lo que requiere el Perú devastado por la pandemia y el experimento socialista de Vizcarra y sus aliados para controlarla.

  • Una Iniciativa donde invertir, arriesgar tu capital, tomar riesgo, crear empleo y generar oportunidades sea visto como un acto de patriotismo y no con desconfianza.
  • Una Iniciativa donde el pequeño capital del emprendedor no se diluya en licencias, protocolos, trámites, coimas y sobre costos laborales, sino en puestos de trabajo.
  • Una Iniciativa donde el mediano capital no sea devorado por tasas, tributos, contribuciones y aranceles antes de generar oportunidades.
  • Una Iniciativa donde el gran capital pueda ser atraído para generar divisas, puestos de trabajo, transferencia tecnológica y tributos y no para atender las exigencias del chantaje social y ambiental patrocinado desde el Estado.
  • Una Iniciativa donde nuestros empresarios y emprendedores, desde los más pequeños hasta los más grandes, no sean convertidos por la agenda política de los gobernantes en los enemigos del Perú.

Nada indica que una Iniciativa como esta sea atendida por los actuales gobernantes. Habrá que esperar al 2021 para ver quien levanta esta bandera y nos ofrece luz, al final de este túnel. Lampadia




Martín Vizcarra y Congreso ahuyentan inversión

Martín Vizcarra y Congreso ahuyentan inversión

El ruido político se ha incrementado más de lo acostumbrado en el país y ello plantea dudas en el plano internacional, afirma ejecutivo Jaime Reusche.

Fuente: BCRP

Expreso, 02 Julio 2020
Moody’s

Los errores del gobierno del presidente Martín Vizcarra, así como algunas normas aprobadas por el Congreso, durante la pandemia, afectarían la calificación de riesgo al Perú, advirtió Jaime Reusche, vicepresidente del grupo de Riesgo Soberano de la agencia Moody’s Investors Service. Según el ejecutivo, aunque el Perú se ha caracterizado por el elevado nivel de ruido político, en este periodo de tiempo se ha llegado a tal punto, por parte del Congreso y también del Ejecutivo, que empieza a preocupar a los inversionistas.

“Para los seguidores de Perú, los inversionistas internacionales que conocen de Perú, muchos ya están un poco acostumbrados al elevado nivel de ruido político, pero esta vez ha llegado a crecer a tal punto que empieza a generar ciertas dudas, no en los próximos tres meses, pero sí a futuro, sobre la calificación de Perú, en cuanto a medidas que ha adoptado el Congreso y anuncios y errores del Gobierno”, sostuvo en entrevista con RPP.

Explicó que si bien la crisis económica, generada por la pandemia del Covid-19, afecta a todos los países y por lo tanto tiene un efecto negativo sobre las exportaciones y la actividad económica local, porque hay menos demanda de nuestros productos, el ruido político también empieza a afectar la visión de los inversionistas y por ello podría afectar nuestra economía.

RUIDO EN EL CONGRESO
Reusche señaló que es necesario que el Congreso de la República evite entorpecer o interferir en las funciones de instituciones como el Ministerio de Economía y Finanzas, el Banco Central de Reserva o la Superintendencia de Banca y Seguros, en evidente alusión a los proyectos como el del retiro del fondo de pensiones de la Oficina Nacional Previsional (ONP) o del congelamiento de la deuda ante el sistema financiero nacional.

“Manejar una crisis como esta requiere hilar muy fino; por ello es muy importante que el Congreso no entorpezca el funcionar de las autoridades locales como el MEF, el Banco Central y la Superintendencia de Bancas”, señaló el directivo. Sin embargo, no fue sólo este el único hecho mencionado. También cuestionó la posibilidad de interpelar y censurar a algunos ministros, sobre todo a la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva.

“Un cambio de ministros, en este momento, se vería como algo muy negativo, traería bastante volatilidad, tendría una repercusión bastante negativa de la economía, porque estamos a mitad de la carrera en contra de esta pandemia, y cambiar de jinete en este punto es entorpecer mucho el funcionamiento y la recuperación, tanto de la economía como del funcionamiento del MEF. Es un tema bastante sensible que también es parte de este conjunto de riesgos que viene por el ámbito político que siempre es una constante en el Perú”, advirtió el funcionario.

SEÑALES NEGATIVAS
Sin embargo, Reusche también cuestionó el accionar del Ejecutivo, liderado por el presidente Martín Vizcarra. Para el representante de la agencia Moody’s, desde el Gobierno también hay señales negativas para los inversionistas, las cuales calificó de errores y atribuyó a una mala asesoría. Citó como ejemplo de estos errores al enfrentamiento desde Palacio de Gobierno con las clínicas privadas y una velada amenaza de expropiación, con la Constitución en mano.

“Aquí, claramente, también ha habido ciertos errores, tal vez por mala asesoría que ha tenido el Gobierno; por ejemplo, el enfrentarse con las clínicas privadas, lo cual asustó mucho a la inversión privada”, sostuvo el directivo.

BENEFICIO DE LA DUDA
Jaime Reusche afirmó también que el Perú tiene el beneficio de la duda entre los inversionistas, debido a que cuenta con solidez macroeconómica y una larga trayectoria de un buen manejo de la economía y de las cuentas fiscales.

“Por ello se le da al Perú el beneficio de la duda en los ojos de los inversionistas extranjeros, de los mercados extranjeros, de los economistas internacionales; pero al mismo tiempo se tiene un golpe bastante fuerte en contra de la economía y las cuentas fiscales también están recibiendo un golpe muy fuerte; lo positivo era que había un buen, favorable, punto de partida que ayuda a absorber mucho de estos golpes”, explicó. Explicó que el balance de solidez macroeconómica y la trayectoria de buen manejo permite que la agencia de riesgo considere que en términos relativos, el Perú está mejor preparado para enfrentar la crisis que los otros países que también sufren este shock.

“Es a raíz de ese beneficio de la duda que creemos que las autoridades van a poder hacer frente a esta crisis, que igual van a tener un efecto negativo sobre la actividad económica, sobre el empleo, los niveles de pobreza y muchos de los indicadores sociales, en los que habíamos visto mucho progreso en los últimos 20 años”, sostuvo.

PÚBLICO-PRIVADO
El funcionario destacó también la necesidad de un trabajo coordinado entre el sector público y privado para hacer más eficiente la labor en sectores como el MEF. Sin embargo, advirtió que hay una tensión entre ambos sectores.
“La idea es que en el Perú siempre hay una suerte de tensión entre el sector público y sector privado, que en realidad deberían colaborar y trabajar juntos, para encaminar la economía que es importante para el ciudadano de a pie, porque eso es lo que genera empleo dentro de la economía”, subrayó.

Advirtió también que otra característica del país es la dicotomía: muy buenos planes y muy buena articulación de planes de política económica, pero una mala ejecución. “Eso se debe al pobre funcionamiento del Estado, no hay mucha capacidad de gestión dentro del Estado”, sostuvo.

NO HUBO CALIFICACIÓN
De otro lado, la agencia calificadora Moody’s Investors Service negó que haya emitido alguna acción de calificación para el Gobierno de Perú, según informó el portal informativo especializado en economía de Colombia, Valora Analitik; lo mismo había pasado con la calificación de Colombia. Según explicó el portal, el Ministerio de Economía y Finanzas informó el martes en la noche que Moody’s había confirmado de su calificación soberana.

“Sin embargo, una vez conocido el caso de Colombia, Valora Analitik consultó a la agencia cuyos voceros dijeron que se publicó a última hora un comunicado titulado ‘Announcement of Periodic Review: Moody’s announces completion of a periodic review of ratings of Peru, Government of’, en el cual tampoco se produjo una acción de calificación para Perú”, explicó.

Aclararon que este anuncio es parte de la revisión semestral que Moody’s realiza de los elementos que sustentan la calificación del país. “Quisiera aclarar que no se produjo ninguna acción de calificación ayer, sino que este anuncio es parte de la revisión semestral que se hace de los elementos que sustentan la calificación del país”, señaló una fuente de Moody’s, citado por Valora Analtik. También Reusche, en RPP, confirmó esa información. “Hemos afirmado la calificación, no hemos hecho cambios a la calificación de riesgo que ya tiene Perú desde el 2014, y es una de las calificaciones de riesgo en la región, es la segunda más alta después de la de Chile”, dijo.

VERSIÓN OFICIAL
En la página web de Moody’s se explica en términos técnicos este impase. “Moody’s ha completado la revisión periódica de un grupo de emisores que incluye a Perú y puede incluir calificaciones relacionadas. La revisión no involucró a un comité de calificación, y esta publicación no anuncia una acción de calificación crediticia y no es una indicación de si una acción de calificación crediticia es o no probable en el futuro cercano”, señala la nota al respecto, fechada el 30 de junio último.

“Las calificaciones crediticias y/o el estado de las perspectivas no se pueden cambiar en una revisión de cartera y, por lo tanto, no se ven afectados por este anuncio”, añade.

Aun así, señala que “el perfil crediticio de Perú (calificación de emisor A3) está respaldado por la fortaleza económica ‘BAA2’ del país, lo que refleja el tamaño moderado de la economía peruana, los bajos niveles de riqueza y la historia de un fuerte crecimiento…”.

También por las mismas “instituciones ‘BAA2’ de Perú y la fortaleza de la gobernanza, que reflejan instituciones muy fuertes que determinan la política fiscal y macroeconómica, pero algo compensadas por instituciones políticas débiles que incluyen una alta incidencia de corrupción, bajos niveles educativos y un gran sector informal”.

Además, se suma “la fortaleza fiscal ‘A1’, que es una fortaleza crediticia clave, teniendo en cuenta la carga de deuda relativamente baja del Gobierno, la fuerte adherencia a la prudencia fiscal y el considerable ahorro fiscal; y su susceptibilidad ‘BAA’ al riesgo de eventos, que refleja la política doméstica ruidosa”, subraya.

MÁS RIESGOS
El Banco Central de Reserva también alertó de nuevos riesgos, recuerda por su parte Jaime Reusche. Explicó que el trabajo conjunto por la estabilización de la economía podría verse afectada si tarda el reinicio total de actividades económicas, si no se ejecuta el gasto público y si se retrasa del desembolso de la fase 2 de Reactiva Perú.

También, agregó, si crece la disrupción de flujos comerciales, se reportan menores perspectivas de ingresos o si ocurren correcciones abruptas en el precio de activos. Por ello, el Central recuerda que el país tiene capacidad para impulsar políticas fiscales y monetarias expansivas debido a sus sólidos fundamentos macroeconómicos. Asimismo, resalta que se necesita de un equilibrio entre el cumplimiento de los códigos sanitarios y el reinicio eficiente de operaciones para lograr la recuperación total de la actividad económica. Durante la cuarentena, el BCRP detectó que se elevaron los precios de alimentos, debido al aumento de costos en el transporte, pero también se moderaron los precios de múltiples servicios. Por ello, la inflación y sus indicadores de tendencia se ubican en el tramo inferior del rango meta (1.78% en mayo).  Con un panorama de menor crecimiento, las expectativas de inflación para este año bajaron a 1.52%. Aunque el BCRP no descarta que la inflación llegue a cero y hasta pueda ser negativa, lo que tampoco es una buena señal, ya que significaría que el Perú tuvo una demanda débil.




Un capítulo pendiente de la historia

Un capítulo pendiente de la historia

Úrsula Letona Pereyra
Abogada, Ex congresista
Para Lampadia

Los ciclos económicos a los que nos ha expuesto nuestro proceso histórico parecen retornar siempre a un mismo punto de origen, nos confirman al finalizar cada uno, determinadas tasas de crecimiento, las cuales en el interregno no fueron capaces de gestar aquellos cambios necesarios que permitan al país, en su conjunto, emprender el camino al desarrollo o sentar bases sólidas en ese propósito.

Lo que viene en el lustro 2021-2025, sin duda será un periodo de crisis económica, con todo lo que viene aparejado, especialmente en lo social. Incremento significativo de la pobreza, en la medida que buena parte de la población incorporada a la clase media en el último ciclo de crecimiento retornará al círculo oscuro de la pobreza, afrontaremos problemas más severos en materia de desempleo e informalidad, y una larga lista larga de otros problemas.

Es importante analizar estos ciclos históricos de crecimiento y los problemas irresueltos en el interregno de los mismos. Para no ir muy lejos, evaluemos el periodo del auge económico que tiene un inicio tenue en el gobierno de Bustamante (1945); un impulso fuerte por parte de Odría a finales de los 40; alcanza consolidación en el gobierno de Prado en el periodo de los años 50, especialmente por las políticas económicas promovidas por su primer ministro Pedro Beltrán; que se extienden hasta el primer gobierno de Belaunde (1963-68) – en este último sólo como cola de viento. Contrariamente, es en el gobierno de Belaunde donde empiezan a desmontarse parte de las reformas instaladas en los gobiernos anteriores, influenciada por las políticas económicas de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), tesis gestada por la CEPAL.

Los resultados de estos ciclos económicos fueron espacios de crecimiento temporal, pero no permitieron sentar las bases para el desarrollo de la colectividad del país. Si observamos las tasas de crecimiento del periodo de los años 50 – 60 del siglo pasado, resultan superiores en promedio, a las tasas de crecimiento del periodo 1991-2015, ciclo este último que se extiende hasta el 2019, igualmente por cola de viento o lo que hemos denominado “piloto automático”.

Es innegable que el crecimiento de los últimos años ha permitido una significativa disminución de la pobreza, hemos pasado de tasas del 50% a finales de los 80, a 20% en el 2019, con una caída pequeña en el lustro 2015-2019. Igual, el periodo de crecimiento de los años 50-60 permitió incorporar parte de la población migrante en puestos de trabajo gestados en el proceso de urbanización en nuestro país, pero no pudo resolver los problemas de insatisfacción social de la sociedad rural, que conformaba el 60% de la población peruana, ubicada predominantemente en la sierra, derivando en el fenómeno de gran migración, especialmente hacia Lima, que hasta la actualidad mantiene una constante –la pobreza- que transgeneracionalmente permanecen en las mismas familias, los migrantes que fueron atraídos a la urbe en búsqueda de mejores oportunidades – a falta de ellas en sus lugares de origen-, son en gran parte las familias  que en la actualidad enfrentan la pobreza y que viven en los cascos urbanos de las diversas ciudades del país.

Lamentablemente los ciclos de crecimiento económico generosos de nuestra historia no han permitido consolidar los cimientos para una sociedad desarrollada, que pasa esencialmente por tener servicios de educación y salud de calidad, una mejora significativa en la infraestructura que demanda el país para ser competitiva, entre otros. En materia de educación y salud – solo para graficar los problemas que explicamos-, es evidente el significativo incremento presupuestal de los últimos años, tanto como porcentaje del PBI y más gráfico en lo nominal, donde incluso nos acercamos a los niveles recomendados por la OCDE-, sin embargo, tal incremento no ha venido aparejado en una mejora de estos servicios, como lo evidencia con énfasis la crisis actual.

En este contexto, cabría preguntarnos: ¿qué ha determinado que los ciclos de crecimiento económico no hayan sido capaces de generar desarrollo? Sin duda muchos historiadores, economistas, sociólogos y antropólogos han abordado y explicado diversas causas, creo que algunas devienen en comunes, pero también enrostran nuestra sociedad actual.  Sin duda, merece nuestra atención en la coyuntura actual y de cara a superar la crisis que enfrentamos, el faccionalismo histórico en el que se encuentra inmersa nuestra sociedad. Se remonta a la independencia, la misma que muchos historiadores -nacionales y externos-, reseñan como una independencia concedida por ejércitos extranjeros y no ganada por los peruanos, debido a la división de la sociedad de la época. En la Guerra con Chile, no solo se presentaron problemas de división de las clases dirigentes, pugnas al interior del ejercito, los intereses económicos y regionalistas, pero de forma esencial la exclusión social de la población de la sierra- no obstante ser mayoritaria-, absolutamente desvinculada de la sociedad moderna de la costa. Así también, en la época de crecimiento que abordamos de los años 50-60 del siglo pasado, el faccionalismo que se generó en torno a la participación política de un determinado partido político y su líder. Y ha seguido hasta la fecha. 

La profundidad de la crisis demanda la concurrencia de todos los peruanos para superarla, y parece no haber sido un tema de primer orden para nuestras autoridades, con la crisis se ha ido incrementando, superando largamente lo que viene ocurriendo en países vecinos, quizá ello ha generado que recientemente -forzados por la situación- se invitó a ser parte de la discusión a la sociedad civil, al sector empresarial, que permita contar con perspectivas distintas para enfrentar a un enemigo común- la crisis. Existe hoy la necesidad de dejar de lado los faccionalismos históricos, que han sido sin duda de los elementos que ha erosionado las posibilidades de desarrollo en épocas de auge económico de nuestro país. En estos días se han gestado diversas voces en el tal sentido, ojalá resuene en nuestra clase dirigente: política, económica y social, para, mediante reformas, encaminar el país hacia el desarrollo, EL PERU LO DEMANDA. Lampadia




La trampa perfecta

La trampa perfecta

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

La crisis económica generada por las medidas adoptadas por el gobierno a raíz de la pandemia ha paralizado sectores enteros de la economía, muchas actividades y por supuesto, miles de empresas de todo tamaño. Para combatir el virus y sin haberlo logrado de manera efectiva, el Estado ha cerrado desde aeropuertos, terminales terrestres, centros comerciales, cines, hoteles, restaurantes, ferreterías y toda la actividad económica. Como lógica consecuencia de todo ello, las empresas se han quedado sin ingresos y sin posibilidad de pagar sus obligaciones contractuales, bancarias, tributarias y sobre todo las obligaciones con sus trabajadores desde el 16 de marzo.

Sin ventas, ingresos y actividades, las empresas no pueden pagar remuneraciones, comisiones o beneficios sociales. Mucho menos las empresas chicas que viven al día y que cuentan con poco capital.

Para estos escenarios fortuitos y de fuerza mayor, la ley laboral tenía previstas salidas desde 1991: las suspensiones laborales perfectas y los ceses colectivos por causas objetivas. Estos mecanismos permiten que la empresa suspenda a sus trabajadores cuando la crisis es temporal o que los cese cuando es más severa, todo ello con el fin de sobrevivir y preservar el empleo de aquellos trabajadores no comprendidos en esas medidas y sobre todo, para mantener la fuente de trabajo, ya que sin empresa no hay puesto de trabajo ni para los que se van, ni para los que se quedan. No hay empleo para nadie.

Este gobierno, con su ya conocida fatal arrogancia planificadora, decidió que ese no era el camino e inventó, entre marchas y contramarchas, otros caminos que contentaran al mismo tiempo a las encuestas, a las redes sociales y el rating presidencial, pero que tuvieran también la impresión de ser una válvula de escape para miles de empresas arrinconadas al borde de la insolvencia o la quiebra: creo la Suspensión Laboral Perfecta del D.U. 038-2020.

Tenía la apariencia de ser la válvula de escape esperada, sin embargo, con la firma de la misma Ministra de Trabajo, el gobierno la despintó tan sólo 7 días después, mediante el D.S. 011-2020-TR, llenándola de condiciones, ratios, exigencias previas y trámites que no sólo la dificultaron, sino la han convertido en una verdadera trampa. Una trampa en la cual muchos ingresaron creyendo que podían salvarse de la crisis y salvar el empleo futuro de sus trabajadores y de la cual, muchas empresas no van a salir.

Veamos lo que está sucediendo:

  • Según datos publicados por el Diario Gestión a inicios de junio, de 28,178 solicitudes de suspensión perfecta de labores, sólo se habían resuelto 2,320, es decir el 8.23% y de estas, sólo se habían aprobado 320, vale decir el 1.1% de las solicitudes presentadas.
  • De mantenerse esta tendencia, si el Ministerio de Trabajo pudiera revisar todas las solicitudes, sólo aprobaría alrededor de 3,888 de estas solicitudes, vale decir el 13.83% de ellas. Más de 24,000 empresas verían denegados sus pedidos y tendrían que pagar planillas sin ingresos para ello. Recordemos que ya se pagaron planillas sin ingresos en marzo y abril, antes de que se emita el Decreto de Urgencia 038-2020.
  • Confirmando esta tendencia, no es casual que la Ministra de Trabajo Sylvia Cáceres Pizarro, haya anunciado en RPP, un medio afín al gobierno, que el 70% de las solicitudes “no cumplen con los requisitos”, requisitos que ella misma se encargó de complicar, ampliar y dificultar.
  • Sólo se salvarían de esta trampa aquellas empresas cuyas solicitudes no pueda revisar la autoridad de trabajo, para las cuales regiría el silencio administrativo positivo.

Consultados algunos abogados expertos en materia laboral, coinciden en señalar que las razones de la desestimación son por decir lo menos “baladíes y arbitrarias”. Para el abogado Christian Gallegos, especialista en estos temas, el Ministerio está utilizando “argumentos no previstos en la norma como supuestos de improcedencia”. Para el reconocido laboralista Ricardo Herrera Vásquez, “se trata de una doble trampa, primero a los empresarios y luego a los trabajadores, ya que la posición del Ministerio, a la larga, afectará el empleo mismo al desaparecer las fuentes de trabajo”.

  • ¿Será que el gobierno y el Ministerio de Trabajo no entienden que la mejor forma de proteger el empleo es manteniendo vivas a las empresas?
  • ¿Tiene algún sentido lógico obligar a empresas sin ingresos a pagar planillas en forma indefinida?
  • ¿Sabrá el gobierno que la insolvencia y la quiebra son el peor escenario de los trabajadores y del empleo en el Perú?

La posición del Ministerio de Trabajo puede contentar uno, dos o tres meses a las organizaciones sindicales o a un grupo ya de por si reducido de trabajadores formales a quienes se podrá pagar sin trabajar, pero traerá como inevitable consecuencia la insolvencia y la quiebra de empresas a las cuales ni los fondos de reactivación que se limitan por ahora a un mes de ingresos promedio ni la burocrática reapertura de las actividades por “fases” podrá salvar.

A este gobierno no se le puede pedir que tenga la visión de pensar en el país a mediano y largo plazo, que vea el bosque y no sólo el árbol que da frutos en encuestas y aplausos efímeros. Eso está fuera de sus posibilidades. Sin embargo, si le podemos exigir que no cree trampas perfectas contra nuestras empresas y el empleo de todos los peruanos.

¿El Congreso entenderá que sin empresas no hay empleo? Ojalá haga su tarea y no viva en eterna deuda con el gobierno que le dio origen, bendiciendo gestiones como esta que tanto daño le hacen al país. Lampadia




Los paquetes de emergencia en la región

Los paquetes de emergencia en la región

Las cifras de contagio y defunciones por coronavirus en América Latina siguen creciendo a pasos acelerados. Inclusive Chile, un país que había logrado desacelerar considerablemente las infecciones, recientemente ha sufrido un fuerte rebrote provocando el retorno a la cuarentena en su ciudad capital.

Por su parte, el estado peruano ha extendido el estado de emergencia hasta fines de junio por el poco avance que se ha tenido en la contención del virus. Si bien prevalece la cuarentena, se ha dispuesto la liberación de varias actividades económicas arraigadas a los servicios además de la reactivación de numerosos proyectos de minería, vivienda e infraestructura productiva.

Sin duda estas acciones de política reflejan la imposibilidad de inducir el aislamiento social a una población, cuya proporción de trabajadores es mayoritariamente informal y sobre la que, tras dos meses de estricto bloqueo, resultaba imposible acatar con una cuarentena que no considerase su alta vulnerabilidad económica.

Resultó obvio pues que los bonos entregados por el gobierno y el paquete Reactiva Perú resultaron poco eficaces para paliar el batacazo que recibió la economía de los hogares en las últimas semanas. El primero por la no disponibilidad de padrones certeros para la adecuada identificación de la población pobre, además de las complicaciones logísticas que entrañó la baja bancarización de la población informal. El segundo porque no se llegó a entregar la ayuda a las empresas a las que se debía principalmente atender, esto es, el segmento de las MYPE. Muchas de ellas ya deben haber quebrado, relegando al desempleo a todos sus trabajadores.

¿Cómo han respondido a estos paquetes de ingresos de emergencia otros países de la región con menor solidez macroeconómica como México, Brasil o Colombia? ¿Qué medidas de política económica o más bien de búsqueda de financiamiento deben emprenderse para seguir propendiendo liquidez a las poblaciones más necesitadas?

Un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo ilustra esta situación y da algunos lineamientos de política que podrían explorarse al respecto para conseguir mayor financiamiento. Como sugiere el popular medio británico, de seguir prolongando la cuarentena o de retormarla cada cierto tiempo en los próximos meses, como es de esperar puesto que los rebrotes siempre son un riesgo (ver Lampadia: El mundo está parado), los países deberán acudir a los mercados financieros para tomar más deuda y  paliar su impacto negativo en los hogares. Aquí el Perú y Chile tienen una ostentosa posición puesto que pueden acceder a tasas menores producto de su buena calificación crediticia.

Sin embargo, debemos alertar que la mayor provisión de paquetes de ayuda deben estar limitados a cómo responderá la actividad económica en los próximos meses, ahora que se ha pasado a una etapa más de convivencia social con el virus y en el que el trabajo en varios sectores es posible con los cuidados sanitarios respectivos. Lampadia

La situación económica de América Latina está empeorando

Los gobiernos tienen un poder de fuego limitado para lidiar con el covid-19

The Economist
23 de mayo, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

En São Paulo, el 91% de las camas de cuidados intensivos en los hospitales están ocupadas, no obstante, los casos de covid-19 se disparan. La ciudad ha declarado un feriado público de cuatro días para reducir los viajes. En las partes más pobres de Brasil, como Fortaleza y Manaus, los hospitales están aún más llenos. Lo mismo ocurre con Perú y México. En Chile, que parecía haber estado controlando el coronavirus, un aumento brusco de casos y muertes provocó que el gobierno encerrara a la gran Santiago y dejó al ministro de salud “muy preocupado”. Ante un aumento récord de casos esta semana, Argentina extendió su bloqueo. A medida que la pandemia se desacelera en Europa, está aumentando en las Américas.

Para América Latina, eso es decepcionante y preocupante. Advertidos, muchos países se apresuraron a imponer bloqueos hace dos meses. En una región donde un trabajador de cada dos está en la economía informal, estos son difíciles de mantener. Muchos países también han organizado pagos de emergencia para grandes segmentos de la población y otorgado garantías de crédito a las empresas. Pero los gobiernos latinoamericanos carecen del poder de fuego fiscal, así como de las instituciones efectivas, de sus contrapartes en Europa o EEUU. Como resultado, en lugar de tener una recuperación rápida, como algunos esperaban, la región corre el riesgo de ingresar a un valle oscuro en el que tanto la salud pública como los medios de vida sufren durante muchos meses. Los efectos ya están exacerbando la desigualdad en una región desigual.

Comience con la salud pública. Los bloqueos redujeron la propagación de la infección en abril, según Jarbas Barbosa, de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO). Pero las presiones económicas, y en Brasil y México mensajes mixtos de los presidentes, han llevado a muchas personas a ignorar los bloqueos. El tráfico en los países más grandes de la región ha vuelto a casi la mitad de lo normal, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los mercados callejeros son una fuente de contagio: en un mercado mayorista de frutas en Lima, casi el 80% de los vendedores dieron positivo por el coronavirus. La PAHO advierte que los pobres urbanos, muchos de los cuales viven en zonas densas, los pueblos indígenas de la Amazonía y los migrantes y prisioneros son especialmente vulnerables.

Varios países más pequeños, como Paraguay, Costa Rica y Jamaica, tienen tasas bajas de infección, al igual que Colombia. Algunos otros gobiernos simplemente han declarado la victoria y están abriendo sus economías nuevamente. Incluyen a México, cuyo presidente, Andrés Manuel López Obrador, afirma que su país ha “domesticado” el virus. Pero incluso los datos oficiales especialmente sospechosos de México muestran que los casos siguen aumentando. “La mayoría de los países no pueden abrirse”, dice el Dr. Barbosa. “Sería una receta para el desastre”. Él piensa que si el distanciamiento social se adopta adecuadamente, los casos podrían comenzar a caer en la región en la primera quincena de junio.

Aunque los bloqueos son populares, conllevan un gran costo socioeconómico. Una encuesta de 17 países para el BID en abril sugirió que el 57% de las pequeñas empresas han cerrado temporalmente, mientras que casi el 45% de los encuestados dijo que un miembro del hogar había perdido un trabajo. Países como Brasil, Chile y Perú han implementado esquemas de ingresos de emergencia de tres meses. Pero llevar el dinero a los trabajadores informales es difícil (y a veces ha provocado que las multitudes propaguen infecciones fuera de los bancos).

Si se va a contener el virus, dichas políticas deberán continuar por más tiempo. También lo harán las garantías crediticias y la liquidez de emergencia para las empresas, si quieren impulsar la recuperación económica. Los gobiernos lucharán por encontrar el dinero. “No vivimos en una región ‘lo que sea necesario'”, dice Mauricio Cárdenas, un ex ministro de finanzas colombiano, refiriéndose a la postura del Banco Central Europeo. “Podemos hacer lo que podamos”, dijo en un seminario del Banco Mundial esta semana.

Solo los países financieramente más fuertes, como Perú y Chile, tienen ahorros públicos a los que recurrir. Muchos países latinoamericanos aún pueden recaudar dinero en los mercados financieros, pero ¿por cuánto tiempo? Intentar reprogramar las deudas, como lo está haciendo Argentina, lleva tiempo y conlleva costos. Y en lugar de limitar las salidas de capital a través de la condonación de la deuda, América Latina necesita entradas adicionales. Desde marzo, una docena de países de América Latina y el Caribe han recibido un total de US$ 4,000 millones en financiamiento de emergencia del FMI. Pero la demanda de su dinero excederá la oferta.

Cárdenas sugiere que el FMI debería establecer un fondo que emitiría bonos para que los bancos centrales de los países ricos los compren, con el dinero utilizado para ayudar a América Latina a capear la crisis. Eso puede ser un alto orden político. Pero la alternativa puede ser años de postración económica e inestabilidad política. Lampadia




El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

El ciudadano debe protagonizar la batalla contra la pandemia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Las cifras de la Pandemia que se acercan a los 3 millones de contagios y 200,000 muertos a nivel mundial y que en el Perú bordean los 21,000 contagios y 600 fallecidos dejan una primera y fatal evidencia: algo está mal en la batalla contra el virus. Las cifras del desempleo global  que según cifras conservadoras y preliminares de la OIT al 08 de abril originarán la pérdida de 195 millones de empleos (26 millones de solicitudes de subsidio por desempleo en USA a la fecha), la calificación de la crisis económica como una  “crisis nunca vista que requiere respuestas nunca vistas” por parte de la Directora Gerente del FMI Kristalina Georgieva y la gravísima advertencia del Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos David Beasley, en el sentido de que vamos hacia una “catástrofe humanitaria mundial” donde habrán otras 130 millones de personas más expuestas a condiciones de hambre extrema, dejan una evidencia aún peor: la cura esta siendo peor que la enfermedad.

¿Donde está el error?

No hay ciertamente un solo error y el propósito de esta columna no es hacer un recuento de ellos que saturan las redes, las columnas de opinión y los medios, ya que ello es lo último que necesita la moral y el esfuerzo de médicos, enfermeras, personal sanitario, policías, militares, autoridades, vendedores de productos esenciales, repartidores de alimentos y tantas otras personas que enfrentar esta pandemia en la primera línea, mientras otros estamos refugiados en la tranquilidad de nuestros hogares. Sin embargo, es precisamente desde esta posición que se puede advertir con más de claridad un aspecto en el que pocos se detienen: el cambio de protagonista de esta batalla.

El protagonista de esta batalla debió ser siempre el ciudadano y su familia. No el Estado. Fatal error.

Por esa fatal arrogancia que tienen todos aquellos que quieren dirigir el destino de las sociedades, los países y el mundo, se fue dejando de lado al ciudadano en esta tarea. Se pensó por él. Se actuó al margen de él. Se le fue pidiendo que obedezca, no que actúe. Aunque se le habló de que él era responsable de lo que iba a suceder (porque es políticamente correcto hacerlo e inclusive porque lo piensan en su fuero interno), con los hechos se borró este mensaje ya que organismos internacionales, gobiernos nacionales, autoridades sub nacionales y medios entregaron el protagonismo de la batalla al Estado y sus agentes. Convirtieron al Estado en responsable de que el virus no llegue al país, en responsable de que no se propague, en encargado de curarnos cuando nos infecte y en él responsable de salvar nuestro empleo, nuestros ahorros y nuestra economía. Obviamente, los agentes del Estado, entusiasmados de este protagonismo asumieron el papel de inmediato. Se convirtieron en los salvadores y empezaron a decidir cómo, cuando, donde, porque y para qué.

  • ¿Cuándo fue que olvidamos todos que el Estado (por lo menos en América Latina) estaba imposibilitado de enfrentar una “crisis nunca vista”?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado y sus agentes, que no pudieron reconstruir una ciudad (Pisco) luego de un terremoto de segundos podrían enfrentar una pandemia de meses?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que no pudo abastecer a sus tropas en el Cenepa y las obligaba a comer animales salvajes mientras caían proyectiles ecuatorianos podía abastecer bien a policías y militares en estas circunstancias?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que dejó morir a policías y militares en manos de un enajenado insurrecto en Andahuaylas, podía defender la vida de militares y policías frente a un enemigo más audaz como el corona virus?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que un Estado que claudica, transige, capitula y recula como en la curva del diablo, en el puente de Moquegua, en Tía María, en la Parada o en Bagua, podría ordenar y controlar una inamovilidad absoluta?
  • ¿Cuándo fue que aceptamos que un Estado minado por la corrupción podía gerenciar bien una crisis de esta magnitud y no dejar espacio para la cutra, la coima y el sobre precio en la compra de pruebas, mascarillas, raciones de alimentos y fumigaciones de comisarías?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado, (curiosamente bajo la misma conducción), no pudo restablecer los daños causados por las inundaciones en el norte peruano el 2017?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado que le hace perro muerto a maestros, jubilados, enfermeras, docentes universitarios y acreedores de bonos agrarios podía resolver nuestra falta de ingresos?
  • ¿Cuándo fue que olvidamos que el Estado no construyó los hospitales que ofreció a inicios de esta administración?
  • ¿Cuándo fue que no advertimos que el Estado no podía asumir lo que nos tocaba asumir a todos?
  • ¿Cuándo fue que creímos que el Estado podía impedir que millones de compatriotas sin empleo, sueldo, prestaciones sociales ni subsidios saliera a buscar el pan de cada día en las calles aún a riesgo de contagiarse porque calculaba que era mejor correr ese riesgo que morir de hambre?
  • ¿Cuándo fue que dejamos de ser los protagonistas de esta batalla para convertirnos en simples demandantes de vacunas, camas hospitalarias, remedios, subsidios, exoneraciones, subvenciones, prórrogas y demás?

En el momento en que pensamos que el Estado podía hacer lo que nunca hizo cometimos el primer y más serio error. En ese momento renunciamos a protagonizar la batalla, a defender nuestra familia, a defender nuestros ingresos y empleos, a protegernos frente al contagio, a hacer el análisis de costo beneficio antes de salir a la calle, a creer que la solución está en manos de otros y no en la nuestra. En ese momento comenzamos a aplaudir en lugar de actuar. En ese momento dejamos que el Estado tome el rol que no le corresponde, que deje de hacer lo que realmente debe en esta batalla y que haga lo que nos toca hacer a cada uno de nosotros.

Siempre estaremos a tiempo de asumir el rol que nos toca y no dejar que la fatal arrogancia de otros nos destruya. Lampadia




La desconfianza interpersonal en la emergencia

La desconfianza interpersonal en la emergencia

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Carlos Meléndez se preguntaba (Peru21, 21-03) inteligentemente a qué se debe que mientras la sociedad chilena tomó voluntariamente la decisión de autorrecluirse en sus hogares, los peruanos hemos sido compelidos a hacerlo a punta de estados de emergencia y toques de queda.

La razón de ello -responde Meléndez- radica en la desconfianza interpersonal, que en el Perú, según LAPOP, es muy alta, una de las más altas del continente, en tanto que en Chile es una de las más bajas. La desconfianza interpersonal de los peruanos se equipara a la de los africanos.

Su línea de explicación sirve para iluminar lo que está pasando. Pero donde me parece que no da exactamente en el blanco es cuando señala la causa de esa desconfianza. El considera que proviene de episodios de crisis anteriores. “Nuestras respuestas autoritarias a previas crisis económicas y de seguridad (lucha contrasubversiva), se fundamentaron en un orden impuesto “desde arriba” y no en la construcción de un tejido social sostenible y para el bien público”.

La verdad, no es claro ni exacto. La crisis económica fue afrontada en agosto de 1990 con un shock que fue dado en democracia. Muchas reformas se adelantaron en democracia. El autogolpe se produjo el 5 de abril de 1992. En todo caso, ¿cómo podría haberse enfrentado la crisis económica, la hiperinflación, desde abajo? Para compensar los efectos del shock, en cambio, sí se potenció la organización social existente, desde comedores populares hasta núcleos ejecutores. Sí es cierto, sin embargo, que los Comités Locales de Administración de Salud (CLAS), por ejemplo, donde la comunidad gestionaba las postas con mayor eficiencia que el Estado, fueron anulados cuando en el gobierno de Toledo los médicos, que eran contratados, pasaron a ser nombrados, despojando de poder de gestión a los Comités. Una lástima.

Y en cuanto a la lucha contrasubversiva, la afirmación de Meléndez es válida para la estrategia que se aplicó en buena parte de los 80 -aunque los gobiernos fueran democráticos-, pero no para la que se empezó a ejecutar desde fines de los 80 y sobre todo en los 90, que se basó precisamente en una alianza con las comunidades campesinas para derrotar a Sendero. El éxito de esa estrategia estuvo precisamente en esa alianza, y en inteligencia en las ciudades.

Meléndez lo advierte sin embargo cuando, a continuación, escribe: “Las excepciones de fortalecimiento comunitario fueron soslayadas. Así, ni las organizaciones sociales de subsistencia vecinal ni las rondas campesinas de autodefensa se transformaron en redes sociales de apoyo en épocas de “normalidad”.

Pero el “fortalecimiento comunitario” no fue una excepción: fue el eje central de la estrategia que derrotó a Sendero en el campo. En lo que sí tiene razón es que ya en normalidad las rondas no se incorporaron, por ejemplo, al sistema nacional de seguridad. Pasaron al olvido.

No solo eso. El Estado nacional y la sociedad civil nunca agradecieron ni reconocieron en el nivel debido el papel de las comunidades y rondas en la derrota del terrorismo. Al defender al país, los campesinos andinos adquirieron ciudadanía nacional. Pero esa ciudadanía no fue reconocida. Los campesinos más bien fueron victimizados o perseguidos. El país está en deuda.

La causa profunda de la desconfianza interpersonal no está solo en la falta de abrazo e incorporación institucional del aporte popular y andino, sino en algo que el propio Meléndez apunta cuando señala: “Aunque muchos empeños emprendedores del sector “informal” se basan en capital social existente entre familiares y paisanos, la ausencia de referentes institucionales ahonda en una indiferencia por el bien común”.

Pero lo que hay que hacer es describir un poco mejor este fenómeno e identificar su causa. Cuando el círculo de confianza se agota en la familia o la comunidad, es que todavía no se ha pasado de la sociedad de “status” a la de “contrato”, al decir de Henry Maine. Un migrante puede vivir en una ciudad de 10 millones de habitantes, pero solo trabaja con sus familiares y paisanos y los intercambios económicos o de trabajo fuera de ese círculo son eventuales o se basan también en relaciones personales. Esa persona no se ha convertido aun plenamente en un sujeto-ciudadano plenamente portador de derechos civiles (libertad, propiedad, contrato, justicia), en un agente económico y social autónomo -como diría Guillermo 0’Donnell-, en la sociedad mayor.

La confianza en la sociedad mayor no es una confianza basada en relaciones personales. Es la confianza en el título y registro de propiedad como garantía de mis posesiones; en el contrato, que puede ser realmente defendido en una corte de justicia; en la asociación en una empresa con un socio no familiar, sobre la base de una institucionalidad que protege mi participación. Es una confianza abstracta, en el sistema, en la institucionalidad mayor.

Pero esa confianza abstracta repercute en la confianza interpersonal. Los demás no son potenciales depredadores en una selva sin reglas, sino ciudadanos igualmente obligados a la ley.

El que eso no exista esa confianza abstracta es la informalidad. No se participa de la institucionalidad mayor, de la ley, que es la que garantiza los derechos individuales. Pero la causa de esto está en la naturaleza de esa institucionalidad. Está diseñada para grandes unidades económicas, no para las pequeñas. Resulta, entonces, demasiado onerosa y engorrosa, alejada de la realidad. Es inaccesible.

Esa es la gran reforma que hay que hacer. Lampadia




El Perú enfrenta la crisis económica

El Perú enfrenta la crisis económica

EDITORIAL DE LAMPADIA

Más allá del tema sanitario, el gran riesgo de la pandemia del coronavirus es que, ante la cuarentena, se corte la cadena de pagos, dejando sin sustento a millones de peruanos. Esta no es una crisis económica, es una crisis social.

Pues, como se ha venido solicitando por parte de los más renombrados economistas del país, y como se solicitó en Lampadia, el Estado está poniendo la carne en el asador.

Julio Velarde, el presidente del BCRP ha anunciado anoche que el banco central está lanzando un programa de apoyo financiero inédito en el Perú por 30,000 millones de soles (4% del PBI) en el que participarán el BCR, los bancos y el MEF.

En este programa el BCR proveerá liquidez a los bancos con la garantía de carteras de crédito y los bancos lo utilizan para apoyar a las empresas con nuevos créditos contra garantizados por el MEF. La idea es apoyar el pago de planillas al 100% hasta cierto límite y luego el 90 y 95% de las mismas. Con esto se evitará que se rompa la cadena de pagos y se pierdan muchos puestos de trabajo. El BCR y del MEF han decidido “hacer lo que sea necesario” para evitar una crisis económica, financiera y social sin precedentes.

Por su lado la ministra de economía, María Antonieta Alva, ha explicado que los otros programas de apoyo sumarían un esfuerzo total del orden de 90,000 millones de soles, 12% del PBI. Además, se está solicitando una línea de crédito de emergencia a las multilaterales por 18,000 millones de dólares.

Aún no tenemos mayores detalles de estos programas, pero debemos saludar la visión, decisión y coraje con el que se está empezando a contrarrestar esta tremenda crisis.

Así mismo, el presidente del BCRP explicó los daños que ocasionaría el retiro del 25% de los fondos del Sistema Privado de Pensiones, según lo propuesto por varias bancadas en el Parlamento. Sería malbaratar los ahorros causando más daño que bien. Dadas las medidas que se están anunciando, esto no tendría justificación.

Este es el momento de apostar nuestros recursos y ahorros, logrados gracias a un modelo económico exitoso de 25 años, en combatir una crisis profunda pero pasajera. Otros países no lo pueden hacer, el Perú sí. Lampadia




No culpe a las políticas favorables al mercado por el descontento de América Latina

Chile sigue siendo un modelo para otros países de la región.

The Economist, 2 de noviembre de 2019
Traducido y comentado por
 Lampadia

Para los defensores de los mercados libres en América Latina, octubre fue un mes sombrío. En Chile, la economía favorita de los vendedores libres en la región, las protestas contra el aumento de las tarifas en el metro de Santiago se convirtieron en disturbios y luego se convirtieron en una marcha de 1.2 millones de personas contra la desigualdad y los servicios públicos inadecuados. Sebastián Piñera, el presidente de centroderecha, despidió a algunos funcionarios y prometió reformas. En Argentina, los votantes expulsaron al presidente proempresarial, Mauricio Macri, después de un mandato. En cambio, eligieron a Alberto Fernández, cuyo movimiento peronista prefiere un estado musculoso a mercados vigorosos.

Ambos países se están levantando contra gobiernos “neoliberales”, afirmaron políticos y expertos. Nicolás Maduro, el dictador socialista de Venezuela, tuiteó elogios para el pueblo “heroico” de Argentina y para los “nobles” de Chile. En esto, habla por gran parte de la izquierda.

Su alegría está fuera de lugar, porque las suposiciones detrás de esto están equivocadas. A pesar de sus defectos, Chile es una historia de éxito. Su ingreso por persona es el segundo más alto en América Latina y cercano al de Portugal y Grecia. Desde el final de una dictadura brutal en 1990, la tasa de pobreza de Chile ha caído del 40% a menos del 10%. La inflación es constantemente baja y las finanzas públicas están bien administradas.

Argentina es un fracaso, pero no por las razones que imagina Maduro. Su economía está en recesión, la inflación supera el 50% y la tasa de pobreza supera el 35%. Esto no fue causado por el “neoliberalismo” de Macri. Heredando un desastre económico en 2015, cometió errores de táctica y sincronización, entre ellos la duda en reducir el déficit fiscal. Pero los problemas subyacentes provienen de décadas de mala gestión, en gran parte por parte de los gobiernos peronistas, que han llevado a incumplimientos reiterados, crisis monetarias y alta inflación. Casi el doble de rico que Chile en la década de 1970, Argentina ahora es más pobre. Se beneficiaría de ser más como su vecino liberal.

Este no es un argumento para la complacencia en Chile. El modelo chileno, elaborado en la década de 1970 por economistas formados en la Universidad de Chicago, exigía un estado pequeño y un papel importante para los ciudadanos en la provisión de su propia educación y bienestar. Ha evolucionado: hay, por ejemplo, más dinero para los alumnos pobres; pero los chilenos todavía se sienten desatendidos por el estado. Ahorran para sus propias pensiones, pero muchos no han contribuido lo suficiente como para permitir una jubilación tolerable. Los tiempos de espera en el servicio de salud pública son largos. Entonces la gente paga más por la atención. El acceso a la universidad se ha expandido, pero los estudiantes se gradúan con deudas altas, solo para descubrir que los mejores trabajos son para personas con conexiones familiares.

Chile carga poco a los ricos. Los oligopolios se han coludido para fijar los precios en las industrias, desde las drogas hasta las aves de corral. La desigualdad de ingresos es más baja que el promedio regional, pero es alta para los estándares de los países ricos. Más de una cuarta parte de los trabajadores están en trabajos informales. Incluso los chilenos de clase media viven en viviendas estrechas. Detrás de la rebelión de la subida de las tarifas yace una sensación generalizada de injusticia.

Con finanzas públicas saludables, Chile puede afrontar estos agravios. Piñera planea gastar más en pensiones. Busca acelerar el paso de un esquema para cubrir enfermedades catastróficas. Creará un nuevo tramo superior del impuesto sobre la renta del 40%, cinco puntos más que la tasa actual. La reforma debe ir más allá. Los destructores de confianza deben tomar medidas enérgicas contra los oligopolios. Los chilenos necesitan atención médica más barata y rápida y mejores escuelas. El sistema tributario depende del IVA para casi la mitad de los ingresos, y el IVA, aunque eficiente, es regresivo, por lo que el estado debería tomar menos o redistribuir más.

Fernández, ante una crisis económica en Argentina, tiene una tarea más difícil. Tendrá que renegociar la deuda (una vez más), mantener una política fiscal estricta y restablecer la confianza en el peso. No puede aliviar el dolor aumentando el gasto público. Ya es más del 40% del PBI, en comparación con el 25% en Chile. A la larga, Argentina necesitará un estado más pequeño y un sector privado más competitivo. Mientras que Piñera arregla el modelo chileno, Fernández haría bien en emularlo. Lampadia




Ideas para ponerle fin a la crisis económica de Argentina

A finales del siglo XIX, Argentina ostentaba la particularidad de ser el país con el mayor PBI per cápita de la región de América Latina y del mundo. Como se puede apreciar en la siguiente tabla, en 1895 se encontraba compitiendo con las grandes potencias mundiales de aquellos años como EEUU, Bélgica, Australia y el Reino Unido.

Ranking mundial de países por PBI per cápita en 1895

Fuente: Fundación Libertad y Progreso en base a Maddison Project Database 2018

Gracias a la apertura comercial, a la estabilidad monetaria, a un marco institucional estable, a un estado pequeño y a industrias pujantes en sectores clave como la producción de carne y cereales, el país brotaba prosperidad y exhibía una calidad de vida que ni la gran potencia económica mundial de hoy en aquel tiempo, EEUU, podía alcanzar.

Sin embargo, algo sucedió en la década de 1930, que puso fin a tal círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo. Los golpes militares de aquella época derrocaron a los gobernantes que otrora introdujeran las reformas de mercado que habían tenido tanto éxito en el siglo XIX y gradualmente fueron introduciendo un mayor peso del Estado en la economía. Así, el asistencialismo, el déficit fiscal, el endeudamiento público y la consecuente inflación crónica se volvieron la panacea de los gobiernos de turno y fueron reforzados por el denominado socialismo latinoamericano, emprendido por los gobiernos del general Juan Domingo Perón y de los Kirchner.

Aún con los esfuerzos del actual presidente, Mauricio Macri, para proveerle a la economía argentina un respiro ante tal exorbitante intervencionismo estatal cuya existencia ya data de 70 años, este no se ha podido revertir en su gobierno. Y sus perversos efectos en la economía aún subsisten. No es de sorprender pues que en  el 2018, se siga contando con una inflación alta ubicada en 47.6% – la más alta en casi tres décadas – con una pobreza que ascendió al 32% – un aumento de 6.3 puntos porcentuales respecto al 2017- según las cifras oficiales provistas por el Indec, ente estadístico nacional argentino.  Ello con el agravante de una caída en la actividad en el orden del -2.6%, según el mismo ente.

Ante tal escenario, ¿Cuál es el camino que debería seguir Argentina para retomar el camino al desarrollo?

Como señaló The Economist en un reciente artículo (ver artículo líneas abajo) probablemente la respuesta esté en una de sus provincias, sorpresivamente, ubicada en la cordillera de los Andes: Mendoza.

El esfuerzo emprendido por su gobernador provincial, Alfredo Cornejo básicamente consistió en llevar a cabo políticas de austeridad y de mejora en la provisión de los servicios públicos, logrando un programa estabilizador, que a su vez, era respaldado por los votantes:

  • Por el lado fiscal, redujo sobremanera el déficit gubernamental heredado por anteriores administraciones, logrando superávits en años recientes. Esto se logró  mediante un racionamiento del gasto corriente, básicamente, planillas.
  • Por el lado de los servicios, las labores principales fueron las de repavimentación y ampliación de la cobertura de agua potable y alcantarillado.

Ambos ejes estratégicos son fundamentales para Cornejo, quien afirma que gracias a ellos la mencionada provincia está bien gobernada. En sus palabras, “Argentina ha sido una economía enferma durante tanto tiempo. Queremos ser un ejemplo”.

Este es pues el principal problema de Argentina y que subyace también en buena parte de las provincias al interior de nuestro país: la falta de gobernanza, reflejada en un sector privado que es coaccionado excesivamente por el Estado, y que no recibe nada bueno a cambio, particularmente, servicios públicos de mala calidad.

Esperemos que el presidente Macri abrace el enfoque de Mendoza, que más allá de producir buen vino, es un ejemplo de buena gestión pública, que sin duda, ayudaría a toda Argentina. Lampadia

El modelo de Mendoza
La provincia vinícola de Argentina ofrece lecciones sobre cómo reformar

Muévete rápido, pero lleva a los votantes contigo

The Economist
28 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Cuando las uvas están listas para la cosecha, Mendoza, capital de la provincia argentina que comparte su nombre, organiza una fiesta. Durante tres días este mes, los juerguistas en carrozas de vid lanzaron uvas y melones a la multitud. Gauchos desfilaron. La “reina de la cosecha” de Argentina se llevó su corona a un espectáculo al aire libre.

La bacanal era un contraste con la oscuridad nacional. El PBI de Argentina se contrajo un 6.2% en el año hasta el cuarto trimestre de 2018. La tasa de desempleo urbano es del 9% y se espera que la inflación este año sea del 40%. Mendoza parece estar mejor. Los datos de ingresos para 2018 aún no están disponibles, pero la tasa de desempleo provincial es de solo el 5.9%. Una devaluación del peso ha ayudado a impulsar las ventas de vino, el turismo y el comercio con Chile.

Otra razón de la prosperidad de Mendoza, afirma el gobernador de la provincia, Alfredo Cornejo, es que está bien gobernada. “Argentina ha sido una economía enferma durante tanto tiempo”, dice. “Queremos ser un ejemplo”.

Cornejo ha llevado a cabo en la provincia el tipo de políticas que el presidente de Argentina, Mauricio Macri, un aliado político, ha estado tratando de promulgar a nivel nacional. Pero el gobernador, que, a diferencia de Macri, cuenta con una mayoría en la legislatura, ha tenido más éxito. Cornejo heredó un gran déficit presupuestario cuando asumió el cargo en 2015. A diferencia del presidente, lo resolvió rápidamente. Mendoza equilibró su presupuesto para 2017 y tuvo un superávit el año pasado. Planea tener otro en 2019.

El proceso fue doloroso. El gobierno de Cornejo recortó 8,000 de los 103,000 empleos estatales. Redujo el número de ministerios de 14 a ocho. Funcionarios de alto rango, incluido el gobernador, redujeron sus propios salarios en un 20%, lo que ayudó a amortiguar la oposición. “Hemos estado confrontando una cultura -por ejemplo, políticos que dan trabajo a las personas para garantizar votos- y eso es difícil”, dice Cornejo.

En su lugar, ha tratado de ganarse a los votantes proporcionando mejores servicios públicos. El gobierno repavimentó un tercio de los 17,000 km de carreteras de la provincia, amplió el alcantarillado y mejoró el acceso al agua potable, que aún no llega a todos los hogares. Cornejo ató los aumentos de sueldo de los maestros a su trabajo. Eso los enfureció. El gobierno ignoró “todas las  reglas de negociación con sus trabajadores”, rabió Sebastián Henríquez, líder sindical. Pero el ausentismo cayó bruscamente. A diferencia de muchas otras provincias, donde las escuelas se cerraron por huelgas, Mendoza abrió a tiempo el mes pasado.

Cornejo, quien dirige la Unión Cívica Radical centrista de Argentina, dice que las raíces de su política no radical se encuentran en su infancia. Al crecer en el valle de Uco, una zona rural de Mendoza, vio cómo los viñedos privados traían prosperidad.

Él está fomentando la empresa en otros sectores. En 2018, Mendoza aprobó una ley que permite a Uber ofrecer su servicio de taxi. En Buenos Aires, la capital del país, los taxistas han organizado violentas protestas contra Uber. La administración de Cornejo introdujo un marco legal para que las asociaciones público-privadas construyan infraestructura, principalmente carreteras, aunque las altas tasas de interés de Argentina las han mantenido en suspenso.

El año pasado, Cornejo permitió el fracking en Malargüe, la parte de Mendoza de la reserva de energía Vaca Muerta, que se cree que tiene el segundo mayor depósito de gas de esquisto del mundo. Eso provocó resistencia en otros lugares de la provincia.

El desorden de Argentina pone límites a la prosperidad de Mendoza. La incertidumbre económica hace que los inversores sean cautelosos. “Mendoza puede ser la excepción esperanzadora, pero es casi imposible separarlo de un país que aún enfrenta muchos problemas”, dice Marc Ricart, de Exagon Partners, una empresa de inversión de inicio que se enfoca en el cono sur de Sudamérica. Macri, quien se vio obligado a solicitar un préstamo de US$ 57 mil millones al FMI, está luchando tanto para promulgar la austeridad como para ganar la reelección en una contienda electoral que se realizará el 27 de octubre.

El legado de Cornejo parece más seguro. La constitución de Mendoza le impide cumplir mandatos consecutivos como gobernador. Pero se espera que su heredero político, Rodolfo Suárez, alcalde de la capital provincial, gane las elecciones para gobernador programadas para septiembre. Con suerte, Mendoza continuará liderando con su ejemplo. Lampadia




Venezuela Hora Cero

La crisis económica y política de Venezuela no ha disminuido, más bien empeora día a día. Es una crisis humanitaria que está condenando a muerte a muchísimos venezolanos, especialmente infantes y adultos mayores. La escasez de lo más elemental es generalizada, empezando por alimentos y medicinas. La hiperinflación agrava la miseria aceleradamente y ya se ha desatado una migración imparable, que está dejando sin servicios a los que no pueden migrar, creando además, una serie de problemas en los países vecinos, que se ven forzados a abrir los brazos a gente que ya no tiene más opciones de vida.

Según la Superintendencia Nacional de Migraciones, a diciembre del 2017, en el Perú ya habíamos recibido unos 115,000 venezolanos. Sin embargo, muchos de ellos solo están aquí ‘de paso’, pues según sus declaraciones, tienen como último destino a Chile y Argentina. “Así como el Perú es un país de acogida, también es un país de tránsito”, explicó Eduardo Sevilla Echevarría, Superintendente Nacional de Migraciones. Estos 115 mil venezolanos están en calidad migratoria de turista y, de esa cifra, 31,300 se han acogido a un Permiso Temporal de Permanencia (PTP).

La siguiente inconografía publicada por La Nación de Argentina, muestra el destino de la diáspora venezolana:

Fuente: La Nación de Argentina

Nosotros tenemos que darles la mano a nuestros vecinos que están sufriendo una crisis humanitaria que ya está siendo comparada por la CNN como equivalente a la crisis migratoria de Siria. Felizmente, nuestra política ha sido particularmente atractiva para los migrantes que buscan oportunidades económicas, pero también para el estatus legal que es difícil de adquirir en otros lugares, ya que (a diferencia del Perú), otros países de la región están poniendo cada vez más las restricciones a los venezolanos, especialmente Colombia, el más cercano, que ya alberga más de medio millón de refugiados.

En general, los peruanos tendemos a darles la bienvenida a los inmigrantes, una actitud probablemente adquirida por nuestros recuerdos de haber vivido un período de conflicto interno e hiperinflación, y una emigración que se llevó el 10% de nuestra población. Hay 3  millones de peruanos en el exterior, y durante el auge petrolero de Venezuela, miles de técnicos y profesionales peruanos se mudaron a Caracas y se establecieron allí, formando familias de doble ciudadanía. Estos hombres y mujeres fueron ahora los primeros en regresar al Perú.

El País: Miles de venezolanos cruzaban la frontera hacia Colombia, en julio del año pasado. 
Fuente: GEORGE CASTELLANO AFP

Como dice Sevilla, “El Perú ha sido, es y será siempre un pueblo hospitalario. Tenemos 3 millones de peruanos en el exterior. ¿Se imaginan ustedes alguna señal, alguna muestra (de rechazo) a alguno de esos 3 millones en los distintos países del mundo? Que los afecte, que trascienda por los medios y las noticias… La tolerancia, el pluralismo y el diálogo va al compás de los tiempos modernos”. Y tal solidaridad y tolerancia les brinda a los venezolanos un sentido de pertenencia, estén donde estén, y las fuerzas para seguir adelante a pesar de haber abandonado su hogar.

La situación de desabastecimiento que vive el país vecino llevó a que más de 200.000 personas cruzaran la frontera el fin de semana pasado en busca de víveres y medicinas. Foto: Juan Pablo Bayona

Lamentablemente, hay casos de discursos xenofóbicos, como el de Fernando Vivas en su columna de El Comercio, en la que propone restringir el ingreso de venezolanos porque son “más blancos y atractivos que el peruano promedio”, lo que generaría discriminación en contra de los peruanos. Un argumento ridículo. Más bien, al día siguiente Mariátegui respondió diciendo que “Tu postura ayer en tu columna de EC de restringir el ingreso de venezolanos porque son “blancos” es digna de Antauro Humala o su excéntrico viejo. (…) Venezuela SÍ nos abrió las puertas en los horripilantes 70 y 80. Es más, yo viví un tiempito allá en 1998 y era uno de los poquísimos países del mundo que nos recibían a los apestados peruanos con las puertas abiertas en aquel entonces”.

Más allá de las columnas de opinión, desde el lado de nuestra política interna, también se aprecian comentarios negativos hacia la aceptación de más venezolanos, marcadamente así, por parte de las izquierdas, con mucho énfasis en el sur del país. Por ejemplo, el congresista Apaza tuvo el muy desatinado comentario de que se debe restringir el ingreso de los venezolanos porque les estarían quitando empleos a los peruanos.

Curioso fenómeno, las izquierdas, que defendieron ciegamente a Chávez y ahora a Maduro, prefieren que los venezolanos vivan su suplicio allende nuestras fronteras, y que no los tengamos en el Perú, como testimonios vivientes del clamoroso fracaso del socialismo y el estatismo que siguen persiguiendo imponernos.

Los testigos del fracaso del socialismo y el estatismo

Los venezolanos que están en el Perú, ya sea que trabajen de vendedores ambulantes, en los micros, en restaurantes o en cualquier otra posición, están dando sus testimonios sobre las empobrecedoras políticas del régimen cubano chavista en Venezuela. Muestran con escándalo los billetes de alta denominación de Bolívares, que valen menos que el papel en que están impresos (cómo nuestros antiguos Intis de García I), y transmiten el rechazo absoluto a las políticas que nuestros izquierdistas planean imponernos a los peruanos, si les damos la oportunidad de gobernar.

Como hemos publicado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo.

Esta lastimosa experiencia, de un querido país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ y, según los resultados, a entronizar un odioso nivel de corrupción. No podemos dejar de preguntarnos cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su obsoleta ideología, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, o el peor, gobierno de la historia latinoamericana.

Recordemos que economía de Venezuela continúa colapsando. Se espera que la inflación alcance 13,000% este año. La escasez absoluta deja las tiendas vacías, y muchos hospitales están mal equipados para tratar incluso los problemas básicos. La malnutrición está aumentando y algunos padres que no pueden alimentar a sus hijos los han entregado a orfanatos. La violencia es generalizada y las fuerzas de seguridad han sido acusadas de ejecuciones extrajudiciales y otros abusos. Se dice que el venezolano promedio ha bajado un promedio de 9 kilos de peso en los últimos tiempos.

Hasta hace pocos meses, la población venezolana estaba en las calles dando la batalla para sacar a Maduro. Como dijimos en Lampadia, es poco probable que el pueblo venezolano gane esta batalla sin apoyo externo. Lamentablemente, si no se cambia el régimen pronto, se consolidará en el poder, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, controlado por tres mafias (como dice Moisés Naim), el narcotráfico, los cubanos, y los corruptos militares venezolanos. Ese nefasto ‘eje’ hará todo lo posible por extender su influencia a todo Sudamérica, y representa una amenaza que debe ser eliminada cuanto antes.

A pesar del inmenso rechazo popular al régimen, se espera que Maduro retenga el poder en las elecciones del 22 de abril, que, desde ya, están plagadas de irregularidades y fraude. Y es que, como dijo Roger Santodomingo, ex chavista y autor de ‘De verde a Maduro’, en una entrevista en El Comercio: “Maduro no va a dejar el poder por las buenas (…) Maduro se ha convertido en el dictador más cruel de la historia venezolana y ha durado más de lo que cualquiera podía haber esperado.”

A pesar de la desastrosa crisis humanitaria, y la exacerbación de la violencia del gobierno, es bastante claro que el ‘Eje-Cuba-Venezuela’ se está consolidando. Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos. Ver en Lampadia: No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’.

Acá no queda otra cosa que superar la actual política internacional hacia Venezuela, basada en el ‘appeasement’ (el síndrome de Chamberlain en el Reino Unido en los albores de la Segunda Guerra Mundial), y recordar la visión de Churchill, que logró, en soledad, enfrentar a Hitler y reconquistar la libertad. Hay momentos en que la vida nos pone ante disyuntivas muy difíciles, pero nunca se debe salir de ellas, por el engañoso camino del apaciguamiento de los monstruos.  Lampadia




Carta del Cobre a los peruanos

Carta del Cobre a los peruanos

En las actuales circunstancias en que una importante mina de cobre, Las Bambas, enfrenta numerosos ataques tanto desde el frente mediático como desde el político para su habitual puesta en operación, vemos necesario compartir una importante Carta del Cobre a los peruanos.

Existen muchos malentendidos y desconocimiento sobre uno de los materiales icónicos del Perú, el Cobre. Injustamente, la producción de este maravilloso material se ha ido asociando a conceptos negativos, mitos y falacias que solo buscan alejarnos de uno de los grandes metales estratégicos para el desarrollo y bienestar de todos los peruanos. Hoy día, con mucho agrado, publicamos en Lampadia la Carta del Cobre a los peruanos.

Fuente: wikiHow

Queridos peruanos,

He sido un material esencial para el hombre desde tiempos prehistóricos. De hecho, una de las principales “edades” o etapas de la historia humana lleva el nombre de una aleación de cobre, el bronce. El cobre y sus muchas aplicaciones han jugado un papel importante en muchas civilizaciones, desde los antiguos egipcios y romanos a las culturas modernas de todo el mundo.

Mis Apps se multiplican desde la conducción de electricidad, que marca una gran diferencia entre una suerte de  Edad Media, Hasta el cuidado de la salud como un material propicio para ambientes sépticos en clínicas y hospitales.

Es difícil creer que, en la actualidad, haya perdido tantos seguidores. Permítanme mostrarles lo que puedo aportar para su bienestar:

La demanda de Cobre

En los últimos años, con la crisis económica global y el ajuste de la economía china, se empezó a propagar que la demanda de cobre se habría reducido estructuralmente. Veamos:

China, mi más fiel cliente, dio a conocer recientemente su Plan Quinquenal, en el cual se describen los objetivos de desarrollo económico y social para 2016-2020 que impulsarán la demanda de cobre en tres áreas clave: cableado de viviendas, 60% de la red eléctrica será subterránea al 2020 y los sistemas de energía renovable – solar, eólica, hidroeléctrica – requieren de cuatro a 12 veces más cobre por kilovatio que la generación de energía tradicional, y 15% del PBI total de China será de las industrias estratégicas.

Un buen augurio para la demanda de cobre. China, consumidor de aproximadamente el 45% del cobre mundial, espera crecer 6.5% en 2017 y 6.3% entre 2018 y 2019, lo que debería soportar buenos precios.

¿Miedo al precio del cobre?

Entiendo que recientemente los precios del cobre dejaron de estar en las nubes, algo que no es bueno para nadie. Además, en los últimos meses, han sido bastante volátiles. Pero esto no se debe a cambios estructurales del mercado. En las últimas semanas, mi precio se ha recuperado, llegando a cerrar ayer en US$ 2.51 la libra.

Competitividad del Perú

Además de los precios, es importante anotar que el Perú es uno de los países más competitivos en la producción de cobre. Así bajen los precios, con costos promedio de alrededor de US$ 1.25 la libra (según el presidente PPK), el país puede mantener su producción.

Valor agregado

Se me acusa de ser un producto sin valor agregado. Se llega a decir que el Perú exporta piedras. Pero la minería moderna peruana, a distancias abismales del pallaqueo (recolección manual de materiales superficiales), es el sector de mayor valor agregado en la economía.

Se dice que solo debería exportarse metal fino o productos de cobre. Sería bueno, pero para ello se necesita mucho capital, mucha energía eléctrica y desplazar de los mercados globales a quienes ya los abastecen competitivamente de productos terminados.

Esto último se irá dando en el tiempo, pero mientras tanto, la exportación de concentrados de cobre agrega mucho valor que no se debe seguir ninguneando, pues lleva a decisiones equivocadas.

¿No tengo valor agregado? Algunas personas malintencionadas me han difamado y han hecho creer que la minería no tiene valor agregado. Falso, es más alto que el de la industria manufacturera (67% vs. 33%, en promedio). Viajo por el mundo como alambrón y como concentrado, con mucho valor para los peruanos.

¿Ser un recurso no renovable es malo?

No entendería por qué sería algo malo. Existe la posibilidad que en algún momento ya no tengamos cobre, sí. Podré desaparecer. Pero es mucho más probable que la producción minera de cobre en el Perú se vaya haciendo menos atractiva, como producto del reciclaje, de mayores eficiencias en el consumo, de la sustitución de materiales, y de la (incipiente) explotación de los fondos marinos. En algún momento evolucionaremos a un tipo de tecnología o infraestructura que dependan menos del cobre.

Por lo tanto, dosificar mi producción para que dure eternamente es un tremendo error. El valor económico del cobre de estos tiempos puede dejar de estar disponible en el futuro. En consecuencia, no multiplicar la producción puede determinar que me quede para siempre diseminado por los Andes. Hoy puedo aportar los recursos que necesitan los peruanos para salir de pobres, quién sabe si mañana será igual. ¿Se puede perder esta oportunidad? ¡Sería una barbaridad!

¡No soy “tan solo” una materia prima!

Soy mucho más que una materia prima. Soy un miembro productivo de la sociedad que ayudará a llevar a mi país, este lindo Perú, a su verdadero potencial económico y bienestar social. Lamentablemente, se ha sembrado una gran confusión sobre la minería. Algunos creen que contamino y no deben explotarme. Esto es falso, ya que la minería moderna no contamina más que otras actividades, incluida la agricultura y, por supuesto, la minería ilegal. La mayor contaminación en el Perú se produce en las ciudades y pueblos, donde no se dispone adecuadamente de los desechos.

En el Perú tenemos grandes brechas sociales y económicas que solo podremos mejorar explotando beneficios como los que ofrece el famoso metal rojo, con todos mis grandes atributos, para que los recursos de mi producción se puedan usar en mejorar la educación, la salud, las infraestructuras, los ingresos de los servidores públicos, el desarrollo de otras actividades productivas como industria, construcción, transporte, servicio y otros. Ver el artículo que publicó Lampadia: ¡Viva el Cobre!

Nuestros vecinos sí aprovechan sus recursos

Chile produce el doble de cobre que nosotros. El Perú desprecia mis beneficios, pero Noruega y Australia, dos países que encabezan el desarrollo a nivel global, que no sufren de crisis recurrentes y se caracterizan por sus extensas industrias extractivas (de los mismos materiales o algunos de mis parientes), explotan y exportan más recursos naturales que el Perú. En el caso de Australia, su sector minero ha sido aclamado como el salvador de la economía, protegiendo al país de los efectos de las graves recesiones económicas experimentadas en Estados Unidos, Europa y otros países antes, durante y después de la crisis financiera mundial de 2007-08. Ver en Lampadia: 25 años sin una recesión y Exitoso modelo que aprovecha sus RRNN.

En México, otro país minero, tienen El Museo Nacional del Cobre y hacen una Feria Nacional del Cobre. Me da un poquito de envidia. 

Conflictos ambientales y sociales

En nuestro Perú se ha desarrollado una campaña para difamarme y llevarnos a rechazar el desarrollo del sector minero y principalmente, la producción de cobre. A esta han contribuido, efectivamente, una serie de ONGs, muchas del exterior, que no les importan los peruanos, pero también algunos académicos despistados y muchos políticos oportunistas o que están atrapados por las ‘ideas muertas’. A diferencia de lo que sucede en Canadá y Australia, seguimos hablado de primarización de la economía, de exportación de “piedras sin procesar” y de que la inversión minera no tiene futuro por las condiciones de los precios de los commodities (que siguen siendo buenos) y por la desaceleración de la China. Y sobre esta base, o cimientos, afirman que ocupamos todo el territorio nacional, consumimos el agua de las poblaciones, contaminamos el medio ambiente y afectamos negativamente el desarrollo social de los pueblos de las zonas mineras.

  • La minería moderna no genera ya pasivos ambientales. Más bien genera activos ambientales, como los bosques desarrollados por Antamina, los reservorios de agua de Yanacocha, o el paradero de aves en la bahía de Ite, limpiada por Southern.
  • Solo hay actividades mineras en menos del 2% del territorio nacional.
  • Consumimos el 2% del agua que se aprovecha en el Perú, que es una fracción de la que tenemos y desperdiciamos en los mares, Pacífico y Atlántico.
  • Los estándares ambientales de la minería moderna, son iguales o mejores que los de la industria en los países más desarrollados y sofisticados.
  • Buena parte de la producción está vinculada con grandes empresas internacionales, o empresas locales vinculadas a los mercados financieros internacionales, ambas sujetas a controles globales sumamente rigurosos. 

Hablemos de desarrollo

No se quiere entender que al dejar de aprovechar el potencial productivo del Perú, innecesariamente, se está tirando por la borda una riqueza que ha producido muchos beneficios económicos y sociales y que, aún hoy, con las condiciones de los mercados internacionales, puede crear mucha riqueza adicional. Esta es esencial para generar los recursos que nos permitan superar las brechas sociales y económicas acumuladas por los años de oscurantismo (60s a 80s) y, sobre todo, para que podamos nivelarnos con los países más desarrollados en el más corto plazo posible, ante los riesgos que trae la Cuarta Revolución Industrial.

Es realmente indignante que no se haya aprovechado mis beneficios desde el 2011. Después del pico por encima de US$ 4 por libra, mi precio se estabilizó alrededor de los US$ 3.2 la libra. Sin embargo, en el Perú se dejó de atraer más inversiones y se trabaron las que estaban en curso. Como resultado, se frenó la economía, la inversión en otros sectores, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad. El Perú pudo mantener un mayor crecimiento compensando la caída temporal de los precios con mayores volúmenes de producción. 

Conclusiones

Espero que esta sentida carta ayude a aclarar la mayoría de dudas que muchos de ustedes pueden tener. No es algo que suelo hacer pero, tras tantas acusaciones falsas, he creído necesario defenderme y demostrar que mucho de lo que se afirma en contra de la producción de cobre, en particular, y de la minería en general son mitos y falacias interesadas.

Y creo sinceramente que el cobre es para el beneficio de todos los peruanos. Hay que aprovechar al máximo lo que puedo aportar. Sabiendo el valor de mis aportes, ¡no hacerlo es inmoral!

¡Guardemos los mitos, iniciemos una cruzada nacional para desarrollar los proyectos de cobre y convertir al Perú en el gran país que todos podríamos construir!

Atentamente,
El Cobre
Lampadia