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Brasil en una Encrucijada

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

El 7 de octubre próximo se realizarán las elecciones presidenciales en Brasil, en poco más de 40 días el país escogerá el próximo presidente para el período 2019-22. Si nadie logra más de 50% en la primera vuelta, el 28 de octubre, tres semanas después, se realizará la segunda vuelta con los dos más votados. Este será un proceso electoral muy breve para tomar una decisión con grandes implicancias para el futuro.

Con una economía semi paralizada y una situación fiscal insostenible, Brasil va necesitar de reformas políticas y económicas difíciles pero indispensables para viabilizar una nueva fase de crecimiento económico. La población respalda a Lava Jato y está clara sobre la necesidad de luchar contra la corrupción, pero tiene poca claridad sobre las condiciones necesarias para que sus aspiraciones comiencen a volverse una realidad. En esas condiciones, la población es una presa fácil para los discursos populistas, y los populistas abundan en Brasil.

Son 13 los candidatos a la presidencia, pero solo 5 tienen alguna posibilidad de llegar a la segunda vuelta, hasta ahora.

En la última encuesta de Data Folha (agosto)[i] el ex-presidente Lula da Silva lidera las intenciones de votos con 39%, seguido del diputado ultra-conservador Jair Bolsonaro con 19%. Sin embargo, Lula está condenado en segunda instancia y ratificado en tercera instancia, y según la ley, él no puede postular a ningún cargo público.

La única opción para que Lula pueda participar en las elecciones es que el Supremo Tribunal Federal (STF) anule su condena, o emita una resolución haciendo una excepción legal con nombre propio para viabilizar su candidatura. Considerando el gran poder económico y político de Lula, la probabilidad de que el STF, a estas alturas, tome tal decisión no es nula. Pero considerando también que tal decisión provocaría una crisis en el poder judicial del país (romper la ley para que un condenado en segunda instancia sea candidato) dicha probabilidad es muy baja.

Por lo tanto, el segundo escenario es el más probable. En ese escenario es el ex-alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, quien será el candidato del PT a la presidencia.

Si se explora el escenario en que Lula no está presente, Bolsonaro salta a 22%, seguido por la ambientalista y populista Marina Silva con 16%, el populista tradicional Ciro Gomes con 10%, el socialdemócrata Geraldo Alckimin, ligado a Fernando Henrique Cardoso, con 9%, y el representante de Lula, Fernando Haddad, con 4%.

En ese segundo caso, sin la participación de Lula, habría que ver cuánto del electorado del PT efectivamente votaría por Haddad. Data Folha dice que el 31% de los encuestados se inclinarían a votar por un candidato indicado por Lula y un adicional de 8% podría hacerlo. Ello significa que Fernando Haddad tiene un gran potencial de crecimiento. Sin embargo, los otros candidatos populistas, Marina Silva y Ciro Gomes, ya están posicionados y van disputar férreamente el voto de los electores de Lula. Las encuestas del escenario 2 evidencian cómo ellos crecen más que Haddad con la ausencia de Lula. Además, el tiempo de campaña es muy breve y el electorado brasileño dedica por espacio mental a los temas electorales.

Afectado por su condena a 12 años y por su encarcelamiento, Lula orientó su partido a mantenerlo como su candidato hasta el final. El 15 de agosto, el PT ha inscrito a Lula como candidato a la presidencia y a Haddad como su vice-presidente. Con esta estrategia maximalista, el PT ha debilitado la imagen del candidato sustituto de Lula. Sin proponérselo, el PT ha estado enviando el mensaje de que Lula es insustituible y que nadie más en su partido tiene la estatura para ser un buen candidato presidencial. Durante todo este tiempo, los otros candidatos populistas (Marina y Ciro) han podido presentarse como dignos sustitutos de Lula y han fortalecido sus posiciones.

La persistencia de Lula en ser el candidato del PT ha contribuido a la polarización política favoreciendo al candidato ultra conservador, Jair Bolsonaro, opuesto a Lula. No es gratuito que, faltando seis semanas para la elección, Bolsonaro tenga 22% de intención de voto y Haddad, el candidato sustituto de Lula, tenga solo 4%. El PT va tener que hacer una campaña excepcional de demolición de las imágenes de Bolsonaro, Marina Silva y Ciro Gomes para poder llegar a la segunda vuelta. El PT sabe destruir las reputaciones de sus críticos y rivales. Esta es, en realidad, una de sus mayores habilidades, pero no es fácil destruir a varios candidatos en pocas semanas sin que el suyo no resulte afectado en ese combate. Además, según la encuesta de Data Folha, en una segunda vuelta, Bolsonaro derrotaría a Haddad. Entonces, si Haddad llega a la segunda vuelta, la victoria del PT no estará asegurada.

En el caso de que el PT no llegue a la segunda vuelta, y la disputa sea entre Bolsonaro y Marina Silva o entre Bolsonaro y Ciro Gomes, el PT tendrá la opción de apoyar al rival de Bolsonaro, llevando a que un populista, no muy distinto del PT, gane el gobierno federal. Ello permitiría al PT arribar a acuerdos políticos con esos candidatos y tener buenos aliados en Brasilia, mientras busca reconstituir sus fuerzas.

Hay un candidato liberal, Joao Amoêdo, que merece una atención especial. Amoêdo es un empresario que ha creado un partido político llamado “Novo”, es decir, nuevo. Amoêdo es contrario al financiamiento público de los partidos políticos, ha rechazado dicho financiamiento público para su campaña en la TV y ha apostado en hacer campaña electoral solo con donaciones privadas, operando en las calles y en las redes sociales. Un casi desconocido, Amoêdo ha comenzado a crecer en las últimas tres semanas y ya tiene 2% de intención de voto. Amoêdo apoya a Lava Jato, a la economía de libre mercado, y tiene el plan de gobierno y el discurso electoral más coherente con los desafíos del país. Sin embargo, es poco probable que en cuatro semanas logre crecer lo suficiente para llegar a una segunda vuelta. Lo atractivo de Amoêdo para los sectores más educados de la clase media, es que él se presenta como una nueva forma de hacer política en Brasil, y la gente está harta con la forma corrupta de hacer política en Brasil.

Gane quien gane las elecciones, van a presentarse dos opciones: O se hacen las reformas fiscales y legales, o el Brasil sigue en el estancamiento o va hacia una segunda crisis económica en el corto plazo.

  • Si gana un conservador (Bolsonaro) o un liberal (Amoêdo) las probabilidades de reforma son mayores, pero la oposición estará asegurada.
  • Si gana Haddad, es decir Lula, el escenario más probable es una crisis institucional, económica y política en el corto plazo, con la destrucción de Lava Jato y el desencadenamiento de un conflicto político abierto.
  • Si gana otro populista (Marina o Ciro), su dilema va ser difícil pues, para salir del estancamiento y evitar la crisis, va tener que hacer una serie de reformas que son opuestas a su discurso electoral, y si no hace las reformas las perspectivas no serán positivas para nadie.

El dilema de los populistas puede representarse en una frase conocida en Brasil:

  • Si corres el bicho te alcanza, si te quedas quieto, el bicho te come
    (Se correr o bicho pega, se ficar o bicho come).

En cualquiera de los casos, el ambiente social, político y de negocios en Brasil no será tranquilo ni agradable en los próximos años. Sin embargo, desde el 2013 el país ha ingresado a un período de profundos cambios políticos: se desencadenó la mayor operación anti-corrupción (Lava Jato) y las mayores movilizaciones de la historia brasileña, surgieron nuevos movimientos políticos, y se cerró la Era PT. Es muy probable que ese proceso continúe y que se desarrollen corrientes de pensamiento liberales y conservadoras que en el futuro puedan constituirse en alternativas de gobierno al populismo que ha dominado la política brasileña por muchas décadas. Lampadia 

 

[i] Data Folha es vista por muchos analistas como una encuestadora amiga del PT, pues sus resultados son casi siempre más favorables al PT que los resultados de las demás encuestadoras.




No nos olvidemos de lo que somos capaces de lograr

Hace tan solo cinco años, publicamos en Lampadia nuestro ensayo sobre ‘Las Cifras de la Prosperidad’, en el que destacamos los logros económicos y sociales del Perú durante los 20 años previos.

Perú: Camino al bienestar General
LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD

Con un año de vida institucional, en Lampadia queremos reunir en un solo documento las cifras más significativas del asombroso progreso logrado por el Perú en los últimos 20 años. Los opositores políticos e ideológicos de nuestro modelo económico suelen atacarlo mediante “fotos” que muestran la realidad del país desde la perspectiva del vaso medio vacío. Al mostrar solo lo que está por hacerse, pretenden desprestigiar nuestro proceso de desarrollo, quebrando así, el gran potencial de alcanzar el bienestar general que tenemos todos los peruanos. La historia y el desarrollo de un país, solo se puede apreciar y medir cabalmente, contemplando su evolución, su eventual proceso de avances y retrocesos, a través de las variables más representativas de su vida económica y social. Hay, pues, que ver las “películas” y situarse en la perspectiva del vaso medio lleno. Solo así se pueden establecer relaciones causa-efecto que permitan profundizar lo bueno, corregir lo malo y complementar la acción social. En cambio, desde el vaso medio vacío, todo está abierto y nunca se sabrá a dónde se va y, evidentemente, nunca se llegará.

En el ensayo destacamos el crecimiento de la economía; la reducción de la pobreza, la desigualdad y la mortalidad infantil; el incremento de ingresos y empleo fuera de Lima; la mejora de ingresos en el sector rural; el incremento de la productividad; y las perspectivas de bienestar general.

En estos días, después del resultado del punto de inflexión de nuestro camino a la prosperidad, el 2011 con Ollanta Humala; y después de la profundización de la regresión económica y social con PPK; nuestros indicadores de reducción de la pobreza se han malogrado y entre otros muchos indicadores, casi-casi, hemos perdido la fe en nuestra capacidad de superación, de creación de riqueza y confianza en el futuro.

A tres años de nuestro bicentenario, este 28 de julio, queremos recordarles a los peruanos que cuando queremos, somos grandes, que no debemos dejarnos amilanarnos, y menos aún, dejarnos llevar a la reversión de las bases que permitieron nuestra recuperación.

El Perú fue capaz de alejarse de la condición de ‘Estado Fallido’ (1990), y tornarse una ‘Estrella Internacional’ (2011), reduciendo la pobreza de cerca del 60% a menos de 22% en pocos años.

Veamos los principales avances de la prosperidad del país:

El Perú es grande, no nos dejemos engañar. Lampadia




Un pulso de crecimiento de nuestra briosa economía

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
El Comercio
19 de junio, 2018

“Según el INEI, el crecimiento del Perú real se ha expresado en abril con un pulso de 7,81%” (Ilustración: Giovanni Tazza).

Según el INEI, el crecimiento del Perú real se ha expresado en abril con un pulso de 7,81%, lo que nos reclama la oportunidad y la necesidad de crecer más.

Ya hace unos días, el sondeo de Reuters había recogido una mejora del promedio de las estimaciones de crecimiento de abril, marcando un impresionante 6,8%.

Y más allá de los análisis financieros, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, había afirmado la semana pasada que esperaba un crecimiento de 7%. Se trata de una excelente tasa que no se veía desde hace casi dos años.

Esta tasa extraordinaria está explicada en parte por el contraste con abril del año pasado, cuando sufrimos los embates de El Niño costero, y por dos días laborales adicionales. Por lo tanto, no podemos esperar que se repita en los próximos meses. No marca pues el regreso al ritmo de crecimiento que ostentábamos hace pocos años.

Sin embargo, sí empieza a recoger las burbujeantes reacciones de una economía que fue parada a la mala y que mantiene un potencial de crecimiento alto y sostenido.

No nos olvidemos de que nuestro crecimiento se paró por la caída de la inversión privada, luego de haberse detenido los proyectos mineros desde el 2011. A lo que se sumó una creciente y asfixiante regulación, que no deja de multiplicarse desde inicios de siglo.

Otro factor que complotó contra el crecimiento ha sido la paulatina instalación, en el sector público peruano, de una absurda aversión a lo privado, a las inversiones directas y a las APP, llegando a inhibir desarrollos donde el Estado detenta clamorosos déficits de servicio, como en saneamiento, salud y educación.

Por el lado de nuestro potencial de crecimiento, muchos de nuestros recursos están sub-explotados, como es en el caso de la minería, energía, madera y pesca. Y, además, estamos lejos de aprovechar lo que aún podemos hacer en agro-exportaciones (una de las industrias más sofisticadas del mundo), el turismo (con menos de 2% del total global) y tantas otras oportunidades que se multiplican a lo largo y ancho de nuestro maravilloso país.

Como comentó Andrés Oppenheimer la semana pasada, hasta las exportaciones de manufacturas en el mundo del conocimiento dejan márgenes bajos al productor local. Por ejemplo, según indicó, dejan de 8% a 10% del valor de venta para un polo peruano en Miami. Sin embargo, la exportación de concentrados de cobre, que deja un margen local del orden del 86%, ha sido dibujada como algo hasta indeseable.

Este pulso de crecimiento del brioso país que hemos amarrado, evitando su desarrollo, debe servirnos como un llamado de atención a que reflexionemos sobre lo que podemos hacer, a que reflexionemos sobre lo que significa estar por debajo de nuestro potencial, teniendo tantas necesidades por satisfacer, empezando por superar la pobreza.

Lamentablemente, seguimos esperando que nuestros políticos y nuestros gobernantes iluminen los caminos y marquen el ritmo de nuestro desarrollo. Es hora de que los ciudadanos comprometidos con el futuro de nuestra patria tomemos el liderazgo en fijar la visión de nuestro desarrollo y las estrategias que lo hagan posible.

El pulso del crecimiento de abril es un pulso que está en el corazón de todos los peruanos. Lampadia




De las agro-exportaciones a la minería

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




¿Se ha malogrado el libre comercio? II

El libre comercio es un sistema multilateral que ha generado una prosperidad sin precedentes en todo el mundo. Sin embargo, existe una sensación creciente de que, si bien algunos países se han beneficiado, otros han sufrido.

Esta dicotomía ha creado un aumento de la tendencia populista y, lamentablemente, le está restando legitimidad y aprobación a los beneficios del libre comercio y la globalización. Ha llegado a tal punto que ya representa una amenaza para las democracias más prestigiosas.

Hoy continuamos nuestra publicación de ayer (¿Se ha malogrado el libre comercio?) presentando el debate realizado por The Economist, el cual busca dar argumentos de ambos lados del espectro, respondiendo a la pregunta: ¿Se ha malogrado el sistema de comercio global? Para esto, compartimos los comentarios del moderador, el ponente y el opositor. En una tercera entrega, compartiremos comentarios de algunos invitados.

Ver debate líneas abajo:

Comentarios del moderador

Callum Williams, corresponsal de economía de Gran Bretaña para The Economist

Durante años, el comercio internacional rara vez fue objeto de debate público. Ya no. En estos días, las noticias sobre el comercio salen en las portadas de los periódicos y se gritan en las cuentas presidenciales de Twitter. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que el libre comercio tiene enormes beneficios agregados para el mundo. Con el tiempo, un sistema multilateral basado en normas administrado por la Organización Mundial del Comercio se ha fortalecido y ha generado una prosperidad sin precedentes en todo el mundo.

Pero existe una sensación creciente de que, si bien algunos países, sobre todo China, se han beneficiado, otros han sufrido. En las últimas décadas, las bases industriales de muchos países ricos, desde Estados Unidos hasta Gran Bretaña, han sido diezmadas a medida que las importaciones extranjeras ingresaban. El presidente Donald Trump llevó a cabo su campaña en 2016 con la promesa de romper el reglamento y el comercio internacional, abofetear los aranceles a las importaciones chinas, algo que ahora está empezando a hacer desde su oficina.

Los economistas se preguntan cada vez más si el sistema de comercio global está malogrado. Nuestro debate de esta semana presenta dos observadores reflexivos sobre el comercio internacional. Argumentando que el sistema de comercio está malogrado es Greg Autry de la Universidad del Sur de California y miembro del equipo de transición del presidente Donald Trump. Argumentando en contra de la moción está Chad Bown, del Peterson Institute for International Economics.

Comentarios del proponente

Sí [El sistema de libre-comercio está malogrado]

Greg Autry, investigador de la influencia del gobierno en el surgimiento de nuevas industrias en la Universidad del Sur de California

El sistema de comercio global está malogrado y el paradigma de libre comercio sobre el cual se basa se ha convertido en un blanco de elección para los políticos populistas en muchas democracias occidentales. El sistema fue lanzado por los economistas de la posguerra como un reemplazo con base científica para el caos y la ineficacia de los acuerdos comerciales bilaterales. El nuevo sistema multilateral prometió aprovechar el poder de la ventaja comparativa ricardiana para producir una mayor abundancia para todos, y al mismo tiempo garantizar una distribución equitativa de la riqueza.

Los resultados iniciales fueron prometedores. A pesar de las protestas de los sindicatos izquierdistas y ambientalistas, la década de 1990 y principios de la de 2000 experimentaron un fuerte crecimiento económico y la caída de los precios al consumidor en muchos países. La admisión de China en la OMC en 2001 fue la culminación del nuevo sistema. Economistas, líderes de la industria, políticos y expertos declararon la victoria.

Yo también era un pro-libre-comercio, hasta que estudié detenidamente la relación comercial entre EEUU y China, el eje más importante para el sistema de comercio global. Lo que escuché de los empresarios y trabajadores chinos y estadounidenses fue preocupante. El gobierno chino estaba apuntalando su modelo capitalista de estado con una estrategia comercial mercantilista que explotaba los defectos en el modelo de ventaja comparativa.

En la época de David Ricardo, a principios de 1800, las fuentes de la ventaja absoluta eran los activos no transferibles, como el buen clima de Portugal para la producción de vino. Sin embargo, las ventajas absolutas de nuestra era se construyeron en I+D, educación universitaria y mercados de capital efectivos, todos los cuales podrían transferirse. Los líderes de China manipularon el comercio de hoy para obligar a la transferencia de las ventajas absolutas del mañana, estableciendo sus posiciones de monopolio en el futuro. Desarrollaron la campaña de marketing de “ascenso pacífico” diseñada para atraer tecnología y capital occidentales.

Tener acceso al mercado chino se convirtió en una necesidad corporativa. Los inversionistas presionaron a los CEOs para que formen sociedades conjuntas mal concebidas, transfieran tecnologías a los competidores chinos e ignoren el espionaje industrial. A pesar de las promesas de lo contrario, China, junto con muchos otros países en desarrollo, mantuvo altos aranceles, subsidios a las exportaciones, controles de divisas y sistemas impositivos sesgados en favor de los exportadores.

Estas observaciones se reflejaron en las estadísticas comerciales. Los déficits eran persistentes y crecían. Los sistemas clásicos de autocorrección económica, como el mecanismo de ajuste monetario de David Hume, no lograron aminorar el problema. En 1989, el déficit comercial de bienes estadounidense de US$ 6 mil millones con China era un manejable 0.11% de su PBI. Después de 30 años de crecimiento continuo, ahora es de US$ 375 millones, una fuga de casi el 2% de toda la economía estadounidense. Los resultados de los acuerdos comerciales con Corea del Sur y otras naciones también han sido desequilibrados y el déficit comercial de Estados Unidos con el mundo es de aproximadamente el 4% del PBI.

Al mismo tiempo, la desigualdad ha aumentado. Según el Banco Mundial, el coeficiente de Gini para China saltó de 0.29 en 1981 a 0.42 en 2012. (Cuanto mayor sea el número, mayor será la desigualdad económica). Para Estados Unidos, esta medida de desigualdad financiera aumentó de 0.35 en 1980 a 0.42 en 2016.

El sistema también ha generado perturbadoras externalidades geopolíticas y ambientales negativas. En lugar de promover el liberalismo, el sistema ha legitimado y fortalecido las dictaduras militantes en China y Rusia. En lugar de generar eficiencias económicas, el sistema fomentó el exceso de capacidad y el consumo excesivo. El concreto y el acero se envían en ambas direcciones a través de la creciente balsa de desechos plásticos del consumidor en el Pacífico.

Los economistas de la corriente tradicional argumentarán que muchas naciones desarrolladas tienen superávit en servicios, aunque no lo suficiente como para equilibrar la cuenta corriente. Y lamentablemente, los empleos en el sector de servicios generalmente son sustitutos deficientes para el trabajo de manufactura. En 2017, alrededor del 57% de las exportaciones estadounidenses de servicios a China se destinaron al turismo, una industria notoria por trabajos temporales y bajos salarios.

Treinta años de crecientes desequilibrios, aumento de la desigualdad y deterioro ambiental exigen una reevaluación honesta. El ascenso de los movimientos políticos populistas está enviando una señal clara de que la gente está por delante de sus élites económicas al reconocer que el sistema de comercio global está malogrado.

Comentarios del opositor

No [el sistema de libre-comercio no está malogrado]

Chad Bown, Peterson Institute for International Economics

El sistema de comercio de hoy puede estar doblado, pero no está malogrado. Los aranceles de importación son bajos. Las cuotas son relativamente poco comunes. En 2016, fluyeron alrededor de US$ 15.4 mil millones de mercancías entre países pertenecientes a la Organización Mundial del Comercio.

En la década de 1930, el sistema de comercio se rompió. La Gran Depresión estuvo plagada de aranceles impuestos por el gobierno, límites cuantitativos al comercio, acuerdos discriminatorios y controles cambiarios. A veces se puso tan mal que algunas relaciones comerciales internacionales incluso se convirtieron en trueque.

Las principales potencias repararon los restos al fundar el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio en 1947, que en 1995 se convirtió en la OMC. Hoy ese mismo sistema coordina a los responsables de la formulación de políticas para que no lleven colectivamente al mundo a una guerra comercial, en la que la mayoría de los países perdería.

Para entender cómo la OMC impide que los países se aprovechen de los aranceles, se requiere un poco de economía.

Supongamos que la OMC no existe. Debido al poder de mercado de Estados Unidos, el presidente Donald Trump desea aumentar los aranceles sobre las importaciones. Y si eso fuera todo, sus nuevas tarifas podrían hacer que Estados Unidos esté un poco mejor de lo que está hoy.

Pero dos cosas fluyen de las posibles tarifas de Trump. En primer lugar, hacen que los socios de los países exportadores empeoren, más que los beneficios para EEUU. Los aranceles son peores que la suma cero. En segundo lugar, muchos socios tienen poder de mercado propio y actuarían en consecuencia. China correspondería con aranceles, al igual que la Unión Europea. Estimaciones recientes de Alessandro Nicita, Marcelo Olarreaga y Peri da Silva encuentran que los aranceles promedio aumentarían de aproximadamente el 3% actual a alrededor del 35% en un mundo sin OMC.

Por lo tanto, un intento arancelario de Trump de hacer que Estados Unidos sea un poco más grande nuevamente sería contraproducente. La pequeña ganancia inicial -cuando solo él impuso aranceles- se ve más que compensada por los costos sufridos por el mal comportamiento recíproco. El valor innato de la OMC, como lo demuestra el trabajo de Kyle Bagwell y Robert Staiger, es restringir a los países haciendo que los costos finales de ese primer aumento de tarifas sean claros.

La OMC enfrenta desafíos. Las tarifas, resulta, pueden ser fáciles de regatear y supervisar para que se mantengan bajas. Pero los políticos chinos, europeos o estadounidenses todavía tienen ese incentivo de poder de mercado para ayudar a sus productores. Con los aranceles bajos, a veces los gobiernos cambian a subsidios.

Para la OMC, encontrar el equilibrio adecuado en los subsidios es complicado. Las reglas son necesarias para garantizar que no se abuse de ellas. Pero las reglas también requieren más matices que con los aranceles, porque los subsidios a veces tienen sentido desde el punto de vista económico. Y en un mundo en constante cambio, ha resultado difícil para los legisladores saber exactamente dónde trazar la línea.

Luego está China. Después de su ingreso a la OMC en 2001, su gobierno redujo los aranceles y emprendió la reforma de la política interna. Pero su modelo económico de capitalismo infundido por el estado, al que el profesor de derecho de Harvard Mark Wu calificó de “China, Inc.”, también evolucionó de una manera que chacaba con las reglas comerciales del mundo.

La política industrial “Made in China 2025”, su aparente tolerancia al espionaje industrial y el robo de propiedad intelectual de compañías extranjeras, y sus préstamos baratos de bancos estatales a fabricantes chinos, se frotan contra el espíritu, si no la letra, del sistema de comercio global.

Los políticos estadounidenses siguen molestos porque las exportaciones estadounidenses a China no se han materializado lo suficiente. Si bien gran parte de eso es impulsado por fuerzas económicas naturales, parte de ello puede deberse a estas políticas no transparentes y similares a subsidios.

La OMC no ha fallado. Nadie ha pedido a sus jueces que decidan si estas últimas políticas chinas están rompiendo el sistema. En las decenas de ocasiones anteriores cuando se le pidió que interviniera sobre diferentes políticas, la OMC se ha pronunciado en gran medida contra China. Y China ha cumplido. Cuando se despliega adecuadamente, el sistema de solución de diferencias de la OMC ha tenido éxito.

El presidente Trump podría traer a Ginebra un nuevo conjunto de desafíos legales radicales. Su investigación de la Sección 301 sobre prácticas comerciales supuestamente desleales de China podría dar como resultado una transparencia sin precedentes, poniendo las políticas chinas bajo la luz pública para que el mundo las juzgue.

Incluso la respuesta de otros miembros de la OMC a las dudosas acciones comerciales de Trump -sus aranceles de acero y aluminio en particular- deja espacio para el optimismo. La UE estableció una plantilla inicial, anunciando planes para responder al comportamiento no convencional de Trump dentro del marco de la OMC. China siguió el ejemplo de la UE y presentó un argumento similar de la OMC que sirvió para limitar sus propias represalias. Y otros países no han renunciado a la solución de diferencias de la OMC; algunos incluso han anunciado sus intenciones de impugnar formalmente los aranceles de Trump.

La OMC ya demostró ser resiliente. A pesar de la desaceleración global sincronizada de 2008-09 -que también incluyó un colapso comercial y una Gran Recesión- el sistema se mantuvo fuerte, sin retorno a la política comercial de los años treinta.

Si bien la OMC no se rompe, el debate sobre un sistema de comercio “malogrado” podría estar refiriéndose a uno que está “desesperado”. A esa línea de argumentación, soy mucho más abierto.

Lampadia




Soluciones sostenibles brindan oportunidades y bienestar

Soluciones sostenibles brindan oportunidades y bienestar

No solo está en auge la innovación tecnológica, sino que está dirigiéndose rápidamente hacia soluciones sostenibles orientadas a mejorar el bienestar de los más pobres. Por ejemplo, muchas de las 10 tecnologías más prometedoras del Foro Económico Mundial tienen un claro enfoque ambiental y social, como la purificación del agua, energía eficiente, nutrición mejorada para impulsar la salud a nivel molecular, conversión de dióxido de carbono (CO2), medición precisa de medicamentos a través de ingeniería a nanoescala, electrónica orgánica y energía fotovoltaica.

Hace unos días, publicamos en Lampadia La lucha contra el humo doméstico”, donde afirmamos que eliminar los humos domésticos es una de las iniciativas más importantes para superar las condiciones de vida que condenan a los más pobres a enfrentar sus problemas de  salud, tanto de las madres que cocinan para la familia, como de los niños menores que las acompañan.

Uno de nuestros lectores comentó una solución a la problemática planteada, que en hemos recogido en Lampadia. Agradecemos a nuestro lector por su aporte y ojalá se multipliquen este tipo de aportes.

La solución que nos propone nuestro lector es BioLite Energy, una empresa americana que tiene la misión de proporcionar fuentes de energía, asequibles y eficientes, que pueden ser utilizadas en cualquier lugar.

La solución: el primer producto de la empresa fue una estufa de camping que podía generar energía a partir del calor creado por la quema de palos y hojas mientras se cocinaba una comida. Esa energía se almacena en un paquete de batería incorporado y luego se puede usar para recargar un teléfono celular, un faro u otros dispositivos electrónicos pequeños. HomeStove reduce la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que habría provenido de las alternativas de cocina.

BioLite ha seguido desarrollando nuevos productos, incluidos paneles solares portátiles y paquetes de baterías USB, continuando esta tendencia, y permitiendo a los entusiastas y viajeros vivir en el campo durante largos períodos de tiempo. Recientemente, la compañía incluso presentó su nuevo kit SolarHome 620, que brinda una solución de energía solar asequible para cabañas remotas.

Pero quizás uno de los productos que en Lampadia nos llamó más la atención es el SolarHome, donde el público objetivo para este producto cambió por completo. De hecho, el producto se construyó originalmente con la idea de llevar luz y energía a rincones remotos de Kenia, un lugar donde esos recursos a menudo son escasos. Como pueden observar en el video líneas abajo, la instalación lleva solo unos minutos y puede transformar la vida de las personas que viven en África de manera inconmensurable. No solo proporciona energía para proporcionar luz, sino que también almacena energía para recargar un teléfono celular y encender una radio.

El kit SolarHome 620 incluye un panel solar de 6 vatios que se coloca en el techo de una casa, cabina o camioneta. Ese panel recolecta energía del sol todo el día, almacenándola en un centro de control de 20 vatios ubicado dentro de la estructura. Esa caja luego usa la energía recolectada para iluminar tres lámparas colgantes que se incluyen con el kit, llevando luz a lugares donde antes solo había oscuridad. Esto les permite a los estudiantes continuar sus estudios después del atardecer y hace la vida mucho más productiva y conveniente para las familias en general.

El centro de control SolarHome también está equipado con una radio FM para recoger transmisiones locales y tiene la capacidad de conectarse a un teléfono para reproducir archivos MP3. La caja multifuncional también incluye un puerto USB para cargar teléfonos celulares u otros dispositivos electrónicos.

Fue diseñado para ser fácil de instalar y requiere muy poco mantenimiento. Este producto está teniendo un impacto dramático en las vidas de muchas personas en Kenia. BioLite dice que ya se han instalado y operado más de 5,000 kits de SolarHome en todo el oeste de Kenia, donde el producto ha sido recibido con gratitud.

En Lampadia habíamos compartido anteriormente la historia de una empresa con una misión similar, el Grupo Total de Francia,  que lanzó unas lámparas de luces solares que se comercializarán entre las poblaciones de los países emergentes para permitir el acceso a la energía eléctrica a precios asequibles. Su meta era vender un millón de lámparas con el fin de llevar energía segura y sostenible a millones de personas.

Nosotros celebramos y fomentamos la aceleración del desarrollo tecnológico y mostramos cómo éste ha abierto la puerta al crecimiento económico en todo el mundo y permitirá que todos aprovechemos la sostenibilidad energética a la que se llegará, utilizando distintas fuentes de energía. Se estima que en un plazo relativamente corto (20 años para algunos) sustituiremos el uso de hidrocarburos por energía solar. (Ver en Lampadia: La ansiada energía renovable del futuro está en la puerta) y apreciar la velocidad de la reducción del costo de la energía solar en el siguiente gráfico:

Estos son claros ejemplos de cómo la innovación puede mejorar la vida de las personas. Como podemos ver, poco a poco la anunciada revolución tecnológica va generando soluciones para los temas más álgidos de la humanidad. Sigamos apuntando por recuperar el crecimiento económico y por un mejor clima de negocios para tener los recursos que nos permitan poner las tecnologías modernas al alcance de nuestros pobres. Lampadia




El turismo: otra industria desaprovechada

El Perú viene desaprovechando su potencial productivo, tanto por el paralizante crecimiento de las regulaciones del Estado (nacional y regional), como por la invasión de personajes contrarios a la economía de mercado en todas las reparticiones públicas, y en los espacios de noticias y análisis político de los medios de comunicación más influyentes.

Esto es responsabilidad de la debilidad conceptual de la gran mayoría de nuestros políticos, y de la suicida ausencia de liderazgos valientes en el debate nacional, de representantes del mundo empresarial, académico e intelectual, que quieran ver al Perú como una nación próspera y moderna, con democracia, en la economía global.

Hoy día queremos aprovechar una publicación de The Economist sobre la nueva ola de turistas chinos, para llamar la atención a la forma en que estamos desaprovechando el inmenso potencial del turismo para nuestro país.

El turismo global

En 2017, la industria del turismo marcó una verdadera diferencia en la vida de millones de personas impulsando el crecimiento, creando empleos, reduciendo la pobreza y fomentando el desarrollo. Con una proyección de 1,800 millones de turistas internacionales para 2030, el Foro Económico Mundial afirma que la industria tiene el potencial de “desempeñar un papel clave en la creación de oportunidades de empleo de alta calidad, actuar como un vehículo para proteger y restaurar la biodiversidad de nuestro planeta y ayudar a construir puentes entre las personas y las culturas”.

El turismo es una de las industrias más grandes del mundo. “Supera la de las exportaciones de petróleo, productos alimenticios o automóviles”, según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas. El turismo receptivo impulsa el crecimiento económico de la economía de una región al mismo tiempo que proporciona un alto potencial para apoyar la creación de empleo. El turismo emisor promueve la comprensión intercultural y el intercambio de ideas.

La creación de empleo es primordial para cualquier discusión sobre los efectos económicos positivos del turismo. El Informe de Impacto Económico 2017 del Consejo Mundial de Viajes y Turismo indica que la industria genera uno de cada 10 puestos de trabajo en todo el mundo, creciendo a un ritmo que supera el empleo en la economía mundial por sexto año consecutivo. El informe también indica que, entre los nuevos empleos, el sector representa uno de cada cinco.

No desaprovechemos el turismo

El desafío ahora es que el Perú aproveche el crecimiento del turismo y su importante fuente de empleo e ingreso de divisas, además de los beneficios generados por el encadenamiento con el resto de la economía. Según el CEPLAN (2015), el Perú tiene el potencial de captar entre 10 a 15 millones de turistas al año. Actualmente recibimos 3.7 millones de turistas extranjeros, menos del 2% del turismo global.

Esta ínfima participación en la industria del turismo, no refleja en absoluto nuestro potencial, que cubre todas las demandas del turismo global en áreas como naturaleza, aire libre y cultura. Nuestros atractivos incluyen lo arqueológico, cultural, gastronómico, de aventura, vivencial y ecoturismo, entre otros. Ver en Lampadia: El Turismo: Otro potencial desaprovechado.

Pero en los últimos años, no hemos podido siquiera evitar que los aeropuertos de Lima y Cusco se conviertan en cuellos de botella que afectan la calidad de la visita y pueden tener un efecto negativo que deteriore las posibilidades de los destinos turísticos del Peru y lo frenan, haciendo casi insoportable pasar por ellos.

Hoy tenemos nuestro gran atractivo, Machu Picchu, capturado por las mafias del transporte entre el santuario y Aguas Calientes, y a su población de comerciantes evitado el desarrollo del llamado ‘Gran Machu Picchu’ (ver en Lampadia: El Gran Machupicchu). Además, la población de la ciudad del Cusco, sigue siendo rehén de los politicastros que un día y otro organizan turbamultas por quítame estas pajas, y malogran uno de los mejores atractivos turísticos del mundo. Pero, ojo, no es el único, como parecen pensar los políticos cusqueños con ese ‘puputismo’ perdedor, tan contrario a la vocación de expansión del Incanato, que descontando las llanuras amazónicas abarcó casi toda Sudamérica.

Nuestra oferta potencial de turismo se ha multiplicado por todo el Perú. Además de los atractivos culturales tradicionales, también nos destacamos en lo vivencial, ecológico, aventuras y gastronomía entre otros. Pero no logramos superar la visión estatista que evita la participación del sector privado en la operación de atractivos turísticos.

Afortunadamente, hoy tenemos en el Ministerio de Comercio y Turismo, a un cusqueño de visión global, Roger Valencia, que puede ayudarnos a entender los retos que debemos superar para contribuir, desde el turismo, al bienestar de millones de peruanos. Lampadia

Abriendo las compuertas

Los viajeros chinos de todo tipo se han vuelto omnipresentes

La decisión de China de permitir que su gente viaje libremente al exterior está cambiando el mundo. James Miles argumenta que también está cambiando a China.

The Economist
17 de mayo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

“Este compañero es políticamente confiable y no tiene antecedentes penales”. Los solicitantes de un pasaporte chino esperaban ansiosamente estas palabras. La firma de un burócrata en un formulario significaba el final a la vista, tras semanas o meses de tormento, que incluían hacer cola durante la noche, y ser enviados de un lado a otro en busca de documentos, verificando su lealtad al Partido Comunista, ser interrogados sobre su propósito y fuentes de financiación, y tener que coimear con cigarrillos a funcionarios malhumorados. No mucha gente llegó a ver esas preciosas palabras, o los cuatro caracteres chinos que les siguen: tongyi chuguo (permitido de ir al extranjero).

Los aspirantes a viajeros en la China gobernada por los comunistas tuvieron que llevar a cabo esta carrera de obstáculos kafkianos hasta principios de los años noventa. Pero en el último cuarto de siglo, un país casi tan paranoico como Corea del Norte en mantener a su gente dentro de sus fronteras ha cambiado drásticamente. El número de viajes al exterior realizados por ciudadanos chinos supera ampliamente los 130 millones, para 2020, el total podría llegar a 200 millones por año.

Mucho se ha escrito sobre cómo el ascenso de China como potencia mundial económica, política y militar, está cambiando el mundo. Este informe especial trata de otra faceta de la historia: la extraordinaria cantidad y variedad de chinos que viajan al extranjero y, en su mayoría, regresan.

Desde la década de 1980, la gente se ha estado moviendo alrededor del mundo en números cada vez mayores. Pero la contribución de China a este movimiento de masas ha eclipsado a todos los demás.

Su gente está marcando una gran diferencia en todo el mundo. En Sydney, Silicon Valley,  en la ciudad italiana medieval de Prato, en Namibia, unos estudiando, otros trabajando. Grandes gastadores, turistas de China, compiten ahora por marcas de lujo en Mayfair en Londres y los Campos Elíseos en París.

Hace cuarenta años, cuando Deng Xiaoping “abrió la gran puerta de la reforma y la apertura”, como lo expresaron a menudo los funcionarios, no estaba claro que esto pudiera ocurrir alguna vez.

Deng también vio algunos beneficios en el envío de más estudiantes chinos a las universidades del extranjero para adquirir conocimientos técnicos a expensas del estado, pero nunca previó una salida en la escala vista desde entonces. “Hay quienes dicen que no debemos abrir nuestras ventanas, porque las ventanas abiertas permiten la entrada de moscas y otros insectos”, dijo Deng en 1985. “Pero decimos: ‘Abre las ventanas, respira el aire fresco y al mismo tiempo lucha con las moscas”. Resultó que luchar contra los insectos ocupó gran parte de su tiempo.

Afortunadamente para China, a veces el Partido Comunista estaba preparado para asumir riesgos. Esto fue evidente en tres aspectos principales.

  • El primero fue la reforma de la economía. En la década de 1990, los líderes ignoraron las quejas de los conservadores y siguieron adelante con el cierre o la venta de decenas de miles de empresas estatales.
  • El segundo gran riesgo lo tomó el sucesor de Deng, Jiang Zemin: aceptar el Internet.

  • La tercera apuesta fue abrir las puertas del país y permitir que la gente se fuera. El éxodo comenzó a paso vacilante pero constante.

¿Bonanza o exceso?

Para muchas personas en los países visitados, la creciente presencia de chinos es una bonanza. Pero también está alimentando el resentimiento, a veces teñido de racismo. Los residentes de las ciudades australianas se preocupan por el alza en los precios de las propiedades, que atribuyen a la demanda china. En algunas partes de África, la gente se queja de la competencia de los comerciantes chinos o las empresas de construcción. Los italianos hablan de una amenaza percibida para su industria textil por los inmigrantes chinos, muchos de ellos ilegales.

Los miedos políticos y de seguridad entran en escena, también. En febrero, el director del FBI de Estados Unidos, Christopher Wray, llamó a China “no solo una amenaza para todo el gobierno, sino una amenaza para toda la sociedad”. Al señalar las actividades de lo que llamó “coleccionistas” de inteligencia de China.

Los políticos occidentales podrían mostrar más entusiasmo sobre esta ola de visitantes chinos si pensaran que los viajeros, una vez que regresen a casa, transformarían su país con ideas liberales recogidas en el extranjero. Pero la evidencia de esto es escasa.

Es demasiado pronto para evaluar el impacto total de este movimiento de personas a gran escala en China. Se observará a decenas de millones de turistas chinos que acuden en masa a los países occidentales cada año, enviarán imágenes y relatos de sus impresiones a incontables millones de personas en sus países de origen; los cientos de miles de estudiantes que se dirigen anualmente a las universidades occidentales para probar por primera vez la libertad intelectual; las decenas de miles que se dirigen al extranjero para ganarse la vida en fábricas, tiendas y restaurantes (y sueñan con hacer una fortuna); y los cientos de miles de chinos ricos que viajan entre dos mundos ricos: los afluentes suburbios de las ciudades occidentales, donde compran propiedades caras, y las ciudades en auge de China, donde ocupan las salas de juntas.

Los viajeros que regresan del extranjero y las ideas que traen consigo han desempeñado un papel crucial en la tortuosa historia del país, especialmente desde el siglo XIX. El flujo reciente ha sido mayor que todo lo visto anteriormente. A la larga, Deng puede haber tenido razón en preocuparse por las moscas políticas. Lampadia




Cuidado con malograr el gobierno de Vizcarra

En Lampadia vemos la necesidad de expresar una seria advertencia sobre el devenir del flamante gobierno de Martín Vizcarra; por un lado, es víctima de ataques sorprendentes que provienen de las filas del aún llamado oficialismo, y de algunos medios de comunicación tradicionales; y por otro es víctima de sus propios errores, presumiblemente como producto de su soledad y de sus ‘pavuras políticas’.

Antes de referirnos a temas específicos que ilustren nuestra preocupación, queremos dejar muy claro que, luego de los acontecimientos políticos de los dos últimos años, debemos hacer un esfuerzo sincero por apoyar la consolidación del gobierno del Presidente Vizcarra. El Perú no puede seguir en un bamboleo político que frustra nuestro desarrollo, impulsa a nuestros jóvenes a buscar otros horizontes e inhibe al apetito por invertir y crecer de múltiples agentes económicos, conocedores del gran potencial de nuestro país.

Desde los ppkuys

Nuestra primera reflexión se refiere a las actitudes de los miembros del partido de gobierno que, con diferentes estilos y músicas de acompañamiento, se turnan en socavar el apoyo que deben a su gobierno. Ellos no han recogido el dictum político de Vizcarra, “lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”. No apoyan a Vizcarra y también tiran canicas en el suelo para evitar que el Ejecutivo se acerque a Fuerza Popular y el Perú pueda tener un gobierno de convergencia que nos permita mirar hacia delante.

Los más activos en estos afanes desestabilizadores son Juan Sheput y Gilbert Violeta. Pero, después de algunos días de cura de silencio, regresó al empeño Mercedes Aráoz, quién previamente saboteó a Vizcarra, después de haber sido la primera en pedir la renuncia de PPK, en ocasión del primer proceso de vacancia, para atacar ahora por el flanco del primer ministro, César Villanueva. Curiosamente, hasta Pedro Olaechea parece haber dejado una huella de crítica a Vizcarra por su permanencia en Canadá.

Desde los medios tradicionales

Desde los medios, el caso más llamativo de un terco proceso de debilitamiento del gobierno de Vizcarra, es el de Canal N. En sus programas de entrevistas, en general, se viene favoreciendo la presencia de personajes lejanos  o críticos del gobierno, a los que se da amplias tribunas. Y su principal programa político, que conduce Mavila Huerta, ha mantenido una campaña permanente para jugar en ping-pong con invitados que le permiten hacer conclusiones como el gobierno debiera ser de continuidad y criticar un supuesto pacto oculto y maligno con Fuerza Popular.

El viernes pasado su invitado fue César Hildebrandt, quién se despachó a sus gusto redondeando la campaña de debilitamiento del gobierno.

Otro ejemplo de una sofisticada campaña mediática de debilitamiento del gobierno y de su afán de efectivamente voltear la página de la confrontación política, podemos ver la entre vista que Milagros Leyva le hizo al presidente. Durante la entrevista, Canal 9, pasaba como fondo imágenes del ex ministro Daniel Córdova en diferentes momentos de su corta presencia en el gabinete. Y la propia periodista Leyva, la remató recordándole al presidente el intercambio de insultos que recibió de Keiko Fujimori durante la campaña, así como los que él mismo formuló. ¿Cuál era el afán?

Los autogoles del gobierno

En corto tiempo, el gobierno ha acumulado una serie de perlas negras en eventos que ha demostrado un desenfoque programático, errores de apreciación y falta de liderazgo, que entendemos son mayormente producto de su soledad y de sus pavuras políticas.

Efectivamente, el gobierno está solo. Su partido le niega apoyo. La clase dirigente no política, no se anima a participar en la discusión de los temas más acuciosos y deja al gobierno sin luces y aportes. El establishment político y mediático mantiene viva la grita contra Fuerza Popular (FP), evitando un gobierno de convergencia que permita afrontar las grandes necesidades nacionales. Ante esto, el propio ejecutivo hace remilgos sobre la posibilidad de mantener acercamientos con Keiko y FP.

Además, tal como se viene advirtiendo y comentando por parte de algunos pocos comentaristas, el ejecutivo a mostrado una serie de retrocesos y concesiones ante intereses de minorías que organizan protestas, tomas de carreteras, turbamultas, y siembran prejuicios, que solo terminan perjudicando al conjunto de la población y evitando la recuperación del crecimiento económico.

Estamos hablando del tema de los peajes. De la tarifa de agua en Moquegua. De la inhibición de ejercer el liderazgo para explicar a la población la necesidad de invertir en los proyectos mineros, empezando por el de Tía María, que el primer ministro ha metido en una bolsa de indefinición, abriendo espacio para que cualquier grupo de interés siga saboteando su desarrollo. De las marchas y contra marchas en el tema tributario. De la anulación de los decretos sobre la inversión petrolera, que a pesar de no afectar los contratos celebrados por Perú-Petro, y de las explicaciones del gobierno de querer perfeccionar los procesos de diálogo, dan una imagen inevitablemente negativa, de la capacidad, no de la intención, del gobierno para garantizar la vigencia de una economía de mercado predecible y respetable.

También estamos hablando de las actitudes de importantes funcionarios públicos con respecto a los diferendos del Estado con grandes empresas privadas, a las que se presenta como deudoras tributarias, a pesar de ser pasivas de interpretaciones fiscales abusivas. El propio ministro de economía ha salido nuevamente a criticar el comportamiento de las empresas supuestamente deudoras, y el agresivo procurador de la Sunat, Antenor José Escalante, que inclusive, va más allá de las apreciaciones de diferentes instancias de decisión, se ha permitido ahora, atacar al Doctor José Luis Sardón de Taboada, miembro de Tribunal Constitucional, por supuestamente favorecer intereses familiares. Ver la carta aclaratoria de Sardón líneas más abajo.

¿Le van a pedir su renuncia al procurador Escalante?

El deseo de los peruanos

Señor Presidente Vizcarra, los peruanos esperan un gobierno que vuelva a poner en marcha el brioso crecimiento de la economía que abandonamos el 2011. Esto es así, especialmente para los jóvenes, que ante la falta de futuro están nuevamente proyectando sus vidas fuera del Perú (más del 80% de ellos), en economías de mercado. Donde, tal como hacen los tres millones de peruanos que ya se fueron, están dispuestos a trabajar duramente, a educar a sus hijos, a ahorrar y a ayudar a sus familiares en el Perú.

Lo que tenemos que hacer es convocarlos a trabajar juntos, para lograr en el Perú, el mismo espacio de desarrollo de sus vidas, que imaginan afuera. Y todo ello requiere predictibilidad, visión de futuro, inversión y crecimiento.

Usted tiene hoy día el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Lampadia

 




En un país pleno de oportunidades es perverso que aumente la pobreza

Debería llamarnos a escándalo que la pobreza empiece a crecer después de haber puesto al Perú en marcha desde los años 90. Pasamos de ser un ‘Estado Fallido’, a una ‘Estrella Internacional’. Fuimos campeones en crecimiento, reducción de la pobreza y la desigualdad. Llegamos a invertir sostenidamente un 25% del PBI, unos US$ 55,000 millones anuales.

Todo hasta que, desde el 2011, se empezó a desinflar la inversión y destruir el bienestar de miles de peruanos. Responsabilidad absoluta y directa del gobierno de Humala-Heredia, de los campeones del empobrecimiento de los peruanos, Arana, Santos, et al. Y por supuesto, del gobierno de PPK, que estuvo llamado a corregir todas las barbaridades, y sol se dedicó a un estúpido juego de suma cero con el Congreso y a gozar de la frivolidad del poder.

No le falta una gran dosis de culpa a los medios, especialmente a los que eran supuestamente serios, pero entregaron sus ondas a periodistas de la ‘sociedad del escándalo’.

Finalmente, pero no por último, esta tragedia es también de nuestra indolente clase dirigente.

Culpa de muchos, acción de todos. ¡A recuperar el tiempo perdido!

Veamos las cifras del entuerto:

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) publicó sus cifras sobre la reducción de la pobreza en el Perú durante los años 2007 y 2017 en un informe titulado, “Informe Técnico: Evolución de la Pobreza Monetaria 2007-2017”. En esta publicación se informa que, por primera vez en este milenio, la pobreza monetaria en el Perú ha subido. El año pasado, la pobreza llegó a 21.7%, siendo Lima la región donde hubo mayor incremento.

Según la Encuesta Nacional de Hogares que realiza el INEI, en el año 2017 la pobreza se incrementó en 375 mil personas, es decir, 1.0 punto porcentual más que el año 2016 y afectó a 6 millones 906 mil peruanas y peruanos.

Este aumento de la pobreza se ve ligado a un menor crecimiento económico, el cual ha venido siendo muy pobre en los últimos años, como se observa en el cuadro inferior. El alto crecimiento ayudaría a que la sensibilidad de la reducción de la pobreza al crecimiento económico se vea repotenciada con un mejor funcionamiento de los mercados laborales, una reforma educativa seria, y mayor infraestructura, que permita conectar a los pobres con el mercado.

Es importante remarcar la definición del INEI para la pobreza y pobreza extrema. Según el INEI, “la medición monetaria usa al gasto como indicador de bienestar”. Define a los pobres monetarios como “las personas que residen en hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente  para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, salud, educación, transporte, etc.). Son pobres extremos aquellas personas que integran hogares cuyos gastos per cápita están por debajo del costo de una canasta básica de alimentos”.

Por lo tanto,  para una persona no sea considerada pobre, debe tener la capacidad de consumir más de S/. 338 al mes (ver cuadro superior), que es el monto fijado como el promedio mensual por persona de la canasta familiar. Por otro lado, para salir de la pobreza extrema, los peruanos deben tener un consumo mínimo de S/. 183 al mes, que es el costo de la canasta alimentaria mínima del Perú.

Pobreza en las regiones

El departamento con mayor incidencia de pobreza más alta que fluctúa entre 43.1% y 52.0% es Cajamarca. En el segundo grupo con tasas de pobreza que se ubican entre 33.3% y 36.8% están ocho departamentos: Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, Loreto, Pasco y Puno. El tercer grupo de departamentos con incidencia de pobreza entre 23.0% y 26.2% se encuentran seis departamentos: Áncash, Cusco, Junín, La Libertad, Piura y San Martín. En el cuarto grupo con tasas de pobreza que se ubican entre 12.1% y 14.6% se encuentran los departamentos de: Arequipa, Lambayeque, Moquegua, Provincia Constitucional del Callao, Provincia de Lima, Región Lima, Tacna, Tumbes y Ucayali. En el último grupo con las tasas de pobreza más baja de 2.1% y 4.8%, se encuentran Ica y Madre de Dios.

Como hemos dicho anteriormente en Lampadia la clave para derrotar a la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social. Lo contrario ha sucedido, por ejemplo, en Cajamarca, donde más del 50% de la población son pobres. El Jefe del INEI informó que “en el año 2010, cinco departamentos tenían a más del 50% de su población en situación de pobreza y, en el año 2015, solo el departamento de Cajamarca tenía al 50.8% de su población en condición de pobreza”.

En Cajamarca la inversión pública está estancada por mala gestión pública y porque el sector privado ya no genera riqueza, la productividad del agro es de las más bajas del país, seis veces menor que en Arequipa, y grupos anti mineros han impulsado una agenda política anti-inversión que paralizó un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga y los demás proyectos de la región, que hubieran generado miles de empleos y encadenamientos productivos. Una región ‘mágica’, que podría ser la más rica del Perú, se encamina sin pausa a la miseria.

Por lo tanto, la verdadera medida contra la pobreza es el crecimiento. Sin él, jamás se podrá luchar ni reducir la pobreza del país. Por ejemplo, llama la atención cómo es que tres regiones (Ica, Ayacucho y Cusco) que crecieron a niveles internacionales como India y China durante casi una década, ahora estén aumentando su nivel de pobreza y desigualdad. Esto se puede observar en el gráfico inferior:

Evolución del gasto real

Según el INEI, en el año 2017, el gasto real promedio per cápita mensual fue de S/. 732 y en comparación con el nivel de gasto del año 2016, disminuyó en 0.2%. En tanto, en los últimos cinco años aumentó en 4.9%, al pasar de S/. 698 a S/. 732 en el año 2017.

 Evolución del ingreso real

En el año 2017, el ingreso real promedio mensual por persona se situó en S/. 962 y respecto al año 2016 disminuyó en 1.5%. En los últimos cinco años, el ingreso real promedio per cápita aumentó en 3.8%.

Todas estas cifras muestran que, lamentablemente, la situación en el Perú viene desmejorando en los últimos años. Como hemos señalado anteriormente en Lampadia, en 2011 se produjo un punto de inflexión, tanto en aspectos sociales como económicos. (Ver: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo). Es justamente esta falta de crecimiento económico y de inversión lo que ha vuelto más lenta la reducción de la pobreza.

Desigualdad

Por otro lado, el indicador de Gini (que mide la desigualdad en la distribución de los ingresos) muestra la misma tendencia que la línea de la pobreza. Al comparar el coeficiente de Gini se observó que en los últimos cinco años disminuyó en 0.01 punto porcentual y en los últimos diez años disminuyó en 0.07 al pasar de 0.50 a 0.43.

Para que el Perú mejore reduzca la pobreza, es necesario que el sector privado alcance una mayor eficiencia e invierta en innovación y tecnología. Para impulsar la producción potencial se requerirán importantes reformas estructurales y así mejorar la productividad, la inversión, el capital humano y el empleo formal. Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro. Para enfrentar este tremendo reto se tienen que generar recursos financieros suficientes para una mayor inversión y así evitar trabas paralizantes. Esto es clave, ya que no hay desarrollo sin crecimiento económico.

Este objetivo se logra manteniendo un crecimiento alto y sostenido, para lo que hay que retomar la inversión privada en general y, en particular, la de minería. Tenemos que recuperar nuestro crecimiento económico, que es el principal camino para la reducción de la pobreza y la desigualdad, la generación de empleo y la recaudación fiscal. Lampadia




No nos olvidemos que también sabemos hacerlo bien

Hace pocos días, el Banco Mundial publicó un gráfico que muestra a todos los países del mundo en función del crecimiento de su riqueza per cápita, durante 20 años, entre 1995 y 2014. El promedio mundial de crecimiento fue de 31% pocos países superaron el 100%, notoriamente: China, India, Chile y el Perú.

Un tremendo éxito de nuestro país, que no se produjo por obra y gracia del Espíritu Santo. Solo el año 1990, éramos un ’Estado Fallido’, sin esperanza de ser viables económica y socialmente. 20 años después, fuimos una ‘Estrella Internacional’. ¿Hay algo que puede explicar este gran salto adelante?

Casi sin dudas, podemos decir que esto se basó en:

  • El marco regulatorio de la Constitución de 1993
  • La apertura de la economía
  • El regreso de la inversión privada
  • Las privatizaciones y el régimen laboral agrario
  • La desregulación y simplificación regulatoria
  • El impulso multiplicador de la inversión minera
  • El trabajo de millones de peruanos
  • Y la gran riqueza de un país lleno de oportunidades

Qué lejos estamos hoy día de ese Perú brioso, que, en poco tiempo, superó treinta años de parálisis y empobrecimiento.

Qué fácil parecía aprender la lección, solo comparando un antes y un después. Solo apreciando que la orientación estatista e izquierdizante de la economía entre los años 60 y los 80s, sin inversión privada, con millones de regulaciones, etc., produjo pobreza, deuda y estancamiento. Pero, desde los años 90, explicados líneas arriba, crecimos, redujimos la pobreza, disminuimos la desigualdad, mejoramos nuestros indicadores sociales, y más.

Qué fácil parecía para los peruanos saber lo que teníamos que seguir haciendo. Pero desde el albor del nuevo milenio, empezamos a prestar oídos a los negacionistas, que, ya sea porque no habíamos resuelto todas nuestras necesidades económicas y sociales, o porque manteníamos grandes problemas institucionales sin resolver, despreciaron las mejoras y debilitaron las líneas de acción. También sufrimos los embates de los que, en un país que invertía y crecía, veían diluirse sus espacios políticos de convivencia con su ambiente ideal: la pobreza y falta de esperanza.

Peor aún, todos los gobiernos, desde el de Valentín Paniagua, por un juego político de corto plazo, y otros por resentimientos u odios, empezaron a hacer ascos a las políticas públicas que nos estaban sacando de pobres.

Además, nuestra clase dirigente, no política, se abstuvo de marcar las lecciones de la prosperidad, de explicar las relaciones causa-efecto que permitieron las mejoras, de participar en el debate nacional, que poco a poco nos quedamos solo en manos de los políticos busca-votos y de los periodistas busca-rating.

Así fue que empezamos a desandar las buenas políticas públicas que, sin ser suficientes, aumentaron el bienestar. Nos volvimos a llenar de regulaciones absurdas, le hicimos ascos a la inversión minera, origen del gran impulso de crecimiento, y en uno de los períodos de mayor inclusión social y económica, elegimos a Ollanta Humala, que ofrecía ‘crecimiento con inclusión’, y no nos dio ni crecimiento, ni inclusión.

Luego recalamos en el gobierno de PPK, que tenía que ser el mejor gobierno de nuestra historia, pues podía hacer la síntesis de nuestros errores y aciertos, y marcar una línea sólida hacia la prosperidad. Y podía haber desatado un shock de inversiones, de desregulación y de reformas.

Lamentablemente, el gobierno ‘de lujo’, optó por la mediocridad y por las peores juntas, manteniendo en el gobierno a los funcionarios de Humala-Heredia, haciendo cariño a los izquierdistas anti-inversión y anti-desarrollo, llenándose de asesores que podemos llamar, con propiedad, caviares y social-confusos, y dejando de explicar a los ciudadanos de donde veníamos, porqué tropezamos, y que teníamos que corregir.

Y así PPK perdió la oportunidad de presidir el mejor gobierno de nuestra historia, para, tristemente, presidir uno de los peores gobiernos de nuestra historia.

¿Y ahora qué?

Pues, todos los peruanos, ya perdimos años y oportunidades maravillosas. Lo perdido, perdido está. Como se dice en finanzas: ‘realize your loss’ (reconoce tu pérdida). PPK también perdió. Perdió la oportunidad de seguir gobernando con el mismo estilo y la misma gente.

Lo primero que tiene que hacer, es convocar, de urgencia, a un Primer Ministro independiente, que ojalá pueda convocar un gabinete de peruanistas capaces, que nos conduzcan hasta el 2021.

No podemos hacer caso a los cantos de sirena de las izquierdas que piden la vacancia presidencial, para ir a nuevas elecciones generales y cambiar la Constitución. Eso es todo lo contrario de lo que necesitamos, y debemos repudiarlo con todas nuestras fuerzas y estado de ánimo.

Si eventualmente, se produjera la vacancia del Presidente, o su tan mencionada renuncia, de igual manera, el Vicepresidente Martín Vizcarra tendría que conducir el país hasta el 2021, con un Primer Ministro independiente, tanto porque así lo establece la Constitución y el calendario electoral, como porque, durante estos días de profunda crisis política, a diferencia de otros personajes del gobierno, está mostrando seriedad y sentido de responsabilidad.

El Perú es muy grande en sus posibilidades de encaminarse a la prosperidad. Los peruanos sabemos lo que tenemos que hacer. No nos amilanemos con la crisis de estos días. Respetemos nuestra Carta Magna y pongamos el hombro para retomar la gesta del desarrollo. ¡El Perú es Infinito! Lampadia     

Nota: El cuadro que mostramos líneas arriba, es parte de la siguiente publicación del Banco Mundial, que analizaremos próximamente.     

Lampadia




Perú entre las economías emergentes más incluyentes

Perú entre las economías emergentes más incluyentes

Quizás lo más importante para determinar el atractivo para invertir en un país es su situación económica o estabilidad política. Ya sabemos que el PBI es la manera más holística de medir el progreso nacional de los países, ya que nos dice si un país está mejorando y el PBI per cápita se ha convertido en la medida definitiva del éxito de las naciones. El WEF (por sus siglas en inglés) busca ampliar el espectro de cómo medir la riqueza de un país e identificar cuáles son las economías más incluyentes, mediante un indicador adicional que debe ser considerado complementario al del PBI.

En este sentido, el Foro Económico Mundial ha creado un índice llamado Inclusive Development Index que recoge aquellos aspectos que hacen de una sociedad un mejor lugar para vivir porque los beneficios generados por la actividad económica se reparten de una forma más equitativa entre la población. Se basa en tres pilares:

  • Crecimiento: mide cuál es el crecimiento económico del país en términos totales.
  • Inclusión: estudia cuáles son las diferencias existentes entre aquellas capas de la población con mejor situación respecto aquéllos que pasan con más dificultades.
  • Igualdad intergeneracional: trata de las posibilidades y bienestar que encuentra la generación posterior respecto la de sus padres y abuelos.

El Índice de Desarrollo Inclusivo (IDI) es una evaluación anual del desempeño económico de 103 países que mide cómo los países se desempeñan en: Crecimiento y Desarrollo, que incluye aumento del PBI, participación en el mercado de trabajo y productividad, y esperanza de vida sana; Inclusión, que engloba ingresos medios por familia, pobreza y dos medidores de desigualdad, e Igualdad intergeneracional y Sostenibilidad, que incluye ahorro neto ajustado (junto con reducción del capital natural e inversión en capital humano), ratio de dependencia demográfica, deuda pública e intensidad de carbono.​

Fuente: WORLD ECONOMIC FORUM

La IDI es un proyecto de la Iniciativa del sistema del Foro Económico Mundial sobre el futuro del progreso económico, que pretende informar y posibilitar el progreso económico sostenido e inclusivo mediante una cooperación público-privada más profunda, mediante el liderazgo y el análisis del pensamiento, el diálogo estratégico y la cooperación. El informe afirmó que: “[Ha surgido] un consenso mundial sobre la necesidad de un modelo de crecimiento y desarrollo más inclusivo que retenga las enseñanzas fundamentales del pasado sobre la eficiencia asignativa de los mercados, la importancia de la estabilidad macroeconómica y la suma positiva de los beneficios del juego de la especialización e intercambio internacional”.

¿Cuál es el desempeño del Perú?

El Perú se encuentra en el puesto 14 entre los países emergentes con mejores notas en inclusión social. En el apartado de “economías emergentes”, Perú figura en el puesto 14, solo siendo superado en América Latina por Uruguay (6), Panamá (8), Costa Rica (9), Chile (10) y Argentina (11). A su vez el Perú supera a Paraguay (19), República Dominicana (28), México (29), Nicaragua (32), Colombia (33), El Salvador (41), Brasil (39), Bolivia (37), Guatemala (46) y Honduras (48).

Fuente: WORLD ECONOMIC FORUM

Perú, Panamá, Uruguay y Chile figuran entre las economías emergentes más incluyentes, al registrar progresos a la hora de traducir sus políticas en una reducción de la desigualdad y fomentar así la inclusión social, indica el documento del Foro Económico Mundial.

Fuente: WORLD ECONOMIC FORUM

El Perú se ubica en el quinto superior entre las economías emergentes en términos de empleo, intensidad de carbono y deuda pública. Del mismo modo, el informe muestra que Perú se ubica entre los diez primeros en lo que respecta al PBI per cápita, la esperanza de vida y el ingreso medio.

Fuente: WORLD ECONOMIC FORUM

¿Cómo se desempeñó el resto del mundo?

Este índice busca darle un sentido más integrador al desarrollo económico. Algunos países obtuvieron una puntuación significativamente mejor en la IDI que en el PBI per cápita, lo que sugiere que han logrado que su crecimiento sea inclusivo: Camboya, República Checa, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Vietnam. Por otro lado, otros países tienen clasificaciones de IDI significativamente más bajas que su PBI per cápita, lo que indica que su crecimiento no se ha traducido tan bien en la inclusión social; como Brasil, Irlanda, Japón, México, Nigeria, Sudáfrica y Estados Unidos.

Muchos países tienen un alto potencial para aumentar simultáneamente el crecimiento económico y la equidad social. Pero activar el círculo virtuoso del crecimiento inclusivo de manera más completa requerirá que cambien su enfoque hacia “una reforma estructural, rehaciéndola como un proceso de mejora continua dentro de un ecosistema diverso de políticas e instituciones de demanda y oferta, el efecto combinado del cual es difundir oportunidades, ingresos, seguridad y calidad de vida como parte del proceso de crecimiento”.

Fuente: WORLD ECONOMIC FORUM

Para muchos países, un proceso reinventado de reforma estructural también puede ser la mejor manera de acelerar su ritmo de crecimiento en el contexto actual. Podrían impulsar el consumo y la creación de empleos a corto plazo mientras aumenta el potencial de crecimiento de la economía a largo plazo a través de mejoras duraderas en la productividad laboral, la inversión y la innovación.

Algunas conclusiones

Richard Samans, miembro de la Junta Directiva del Foro Económico Mundial, afirmó que “existe un consenso global en torno al crecimiento integrador, pero hasta la fecha ha sido mucho más orientativo que práctico. Para responder de manera más eficaz a las preocupaciones sociales, las políticas económicas necesitan una nueva brújula, avances amplios en el nivel de vida y un nuevo mapa mental en el que se replantee la reforma estructural y se aplique a esta tarea. Asimismo, los principales asesores económicos y los ministros de finanzas han de priorizarlo tanto como su enfoque tradicional de las políticas macroeconómicas, de supervisión financiera y comerciales”.

El mayor crecimiento económico global inclusivo es una oportunidad para los países emergentes y en desarrollo, que actualmente están sufriendo por una desaceleración en la tasa potencial de crecimiento, principalmente debido a un debilitamiento en el crecimiento de la productividad.

Ya hemos comentado (En busca del tiempo perdido – ¡Ahora!) la tragedia que significa para el Perú, estar perdiendo estos años tan propicios para consolidar nuestro desarrollo integral y sostenible. Lampadia




El liberalismo es la idea más exitosa de los últimos 400 años

El liberalismo es la idea más exitosa de los últimos 400 años

La filosofía política liberal es clara: derechos económicos y humanos individuales, autonomía personal, gobierno representativo, libre circulación de bienes y personas a través de las fronteras, libre desarrollo tecnológico sin trabas para promover la economía del mercado global y, bienestar y regulaciones suficientes, pero no tanto como para afectar el crecimiento económico. La mayoría de los debates políticos están dentro de este amplio marco liberal.

Sin embargo, todavía hay incertidumbre sobre el futuro del liberalismo. En Europa, la crisis de inmigración ha impulsado el nacionalismo (ya en aumento), en gran parte responsable de la campaña de Brexit. En los Estados Unidos, la política está polarizada y los comentarios de Trump no ayudan, lo cual causa que la desconfianza hacia el gobierno y otras instituciones cruciales esté aumentando. El descontento popular resultó en unas elecciones inimaginables y un ganador con una plataforma populista.

¿Estamos en un momento de crisis temporal o podemos augurar una crisis aún mayor? Y si el liberalismo está fallando, ¿se puede salvar? ¿Debería ser salvado?

Deneen, después de calificar al liberalismo ‘como la idea más exitosa de los últimos 400 años’, nos explica “Why liberalism failed?”.

El sostiene que la búsqueda de la autonomía (para ser independiente) es una de las fuerzas impulsoras del liberalismo, que ha llegado a definir la libertad como “la condición en la que uno puede actuar libremente en la esfera no restringida por la ley”. Para Deneen, el liberalismo moderno define la libertad como la ausencia de restricciones, y alcanzar tal estado sería su principal propósito. La derecha y la izquierda, “conservadores” y “progresistas”, podrían diferir sobre qué restricciones deberían disolverse, pero ambas, afirma, hacen de la promesa liberal de autonomía un objetivo central; en un caso por libertades económicas, y en otro por derechos humanos, de lo que se desprende la posibilidad de calificar al liberalismo como una doctrina de alcance universal. Ver más sobre su libro líneas abajo:

Un llamado a las armas

El liberalismo es la idea más exitosa de los últimos 400 años

Pero sus mejores años quedaron atrás, según un nuevo libro: ¿Por qué falló el liberalismo?

Por Patrick Deneen – Prensa de la Universidad de Yale
The Economist
25 de enero de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

A lo largo de los últimos cuatro siglos, el liberalismo ha sido tan exitoso que ha expulsado a todos sus oponentes del campo de batalla. Ahora se está desintegrando, destruido por una mezcla de arrogancia y contradicciones internas, según Patrick Deneen, profesor de política en la Universidad de Notre Dame [EEUU].

El enfoque principal de Deneen es que las ruinas de los años del crepúsculo del liberalismo se pueden ver por todas partes, especialmente en Estados Unidos. Los principios fundadores de la fe han sido destrozados. La igualdad de oportunidades ha producido una nueva aristocracia meritocrática que tiene toda la distancia de la antigua aristocracia sin su sentido de ‘noblesse oblige’. La democracia ha degenerado en un teatro de lo absurdo. Y los avances tecnológicos están reduciendo cada vez más áreas de trabajo en un trabajo sin sentido. “La brecha entre las afirmaciones del liberalismo y la realidad vivida por la ciudadanía” es ahora tan amplia que “la mentira ya no puede ser aceptada”, escribe Deneen. ¿Qué mejor prueba de esto que la visión de 1,000 aviones privados que llevan a sus ocupantes a Davos para discutir la cuestión de “crear un futuro compartido en un mundo fragmentado”?

Deneen usa el término ‘liberalismo’ en su acepción filosófica, no en su sentido popular. Él está describiendo la gran tradición de la teoría política que comúnmente se remonta a Thomas Hobbes y John Locke, en lugar del conjunto de actitudes vagamente izquierdistas que los estadounidenses ahora asocian con esta palabra. La mayoría de los teóricos políticos argumentan que el liberalismo se ha dividido en dos corrientes independientes: el liberalismo clásico, que celebra el mercado libre, y el liberalismo de izquierda que celebra los derechos civiles. Para Deneen tienen una unidad subyacente. La mayoría de los observadores políticos piensan que el debate sobre el estado del liberalismo no tiene nada que ver con ellos. Deneen argumenta que el liberalismo es una filosofía dominante que dicta todo, desde las decisiones judiciales hasta el comportamiento corporativo. La teoría es práctica.

La unidad subyacente radica en la autoexpresión individual. Tanto los liberales clásicos como los izquierdistas conciben a los seres humanos como personas que llevan derechos, a quienes se les debe dar tanto espacio como sea posible para que cumplan sus sueños. El objetivo del gobierno es asegurar los derechos. La legitimidad del sistema se basa en una creencia compartida en un “contrato social” entre adultos. Pero esto produce una paradoja. Debido a que el espíritu liberal destruye mecánicamente las costumbres heredadas y las tradiciones locales, a veces en nombre de la eficiencia del mercado y algunas veces en nombre de los derechos individuales, crea más espacio para la expansión del Estado, como creador de mercado y legislador. La expresión perfecta del liberalismo moderno es proporcionada por el frontispicio del “Leviatán” de Hobbes (foto superior), con su esbozo de miles de individuos atomizados confrontados por un soberano todopoderoso.

Deneen explica bien su caso, aunque a veces confunde la repetición con la persuasión. Recuerda al lector que, antes del advenimiento del liberalismo moderno, los filósofos identificaron la libertad más con el dominio propio que con la autoexpresión, con la conquista de los deseos hedonistas en lugar de su indulgencia. Hace un trabajo impresionante al capturar el estado de ánimo actual de desilusión, haciéndose eco de las quejas de la izquierda sobre el comercialismo desenfrenado, las quejas derechistas sobre los estudiantes narcisistas y acosadores, y las preocupaciones generales sobre la atomización y el egoísmo. Pero cuando concluye que todo esto se suma a un fracaso del liberalismo, ¿es convincente su argumento?

Su libro tiene dos defectos fatales. El primero se encuentra en su definición de liberalismo. J H. Hexter, un académico estadounidense, creía que sus colegas historiadores podrían dividirse en dos bandos: “divisores” (que siempre hacían distinciones) y “lumpers” (que hacen amplias generalizaciones juntando cosas). Deneen es un lumper extremo. Él argumenta que la esencia del liberalismo consiste en liberar a los individuos de las restricciones.

De hecho, el liberalismo contiene una amplia gama de tradiciones intelectuales que brindan diferentes respuestas a la pregunta de cómo negociar con los reclamos relativos de derechos y responsabilidades, expresión individual y vínculos sociales. Incluso los liberales clásicos que eran más insistentes en eliminar las restricciones a la libertad individual agonizaban por la atomización. Los mediados de la era victoriana fueron grandes constructores de instituciones, creando todo, desde organizaciones voluntarias hasta sociedades anónimas (“pequeñas repúblicas” en la frase de Robert Lowe, un estadista británico del siglo XIX) que fueron diseñadas para llenar el espacio entre el estado y sociedad. Los liberales posteriores experimentaron con una variedad de ideas, desde la transferencia de poder del centro a la creación de sistemas educativos nacionales.

La fijación de Deneen en la esencia del liberalismo lleva al segundo gran problema de su libro: su incapacidad para reconocer la capacidad del liberalismo para reformarse y abordar sus problemas internos. A fines del siglo XIX, Estados Unidos sufrió muchos de los problemas que están reapareciendo hoy, incluida la creación de una aristocracia empresarial, el surgimiento de grandes compañías, la corrupción de la política y la sensación de que la sociedad se dividía en ganadores y perdedores. Pero una gran variedad de reformadores, trabajando desde la tradición liberal, enfrentaron estos problemas directamente. Theodore Roosevelt se hizo cargo de los fideicomisos. Los progresistas limpiaron la corrupción gubernamental. Los reformadores de la universidad modernizaron los programas académicos y crearon escaleras de oportunidades. En lugar de morir, el liberalismo se reformó a sí mismo.

Deneen tiene razón al señalar que el historial del liberalismo en los últimos años ha sido deprimente. También tiene razón al afirmar que el mundo tiene mucho que aprender de las nociones pre-modernas de la libertad como autodominio y abnegación. El mayor enemigo del liberalismo no es tanto la atomización como la codicia pasada de moda, ya que los miembros de la élite de Davos apilan cada vez más sus platos con beneficios y comparten opciones. Pero se equivoca al argumentar que la única forma de que la gente se libere de las contradicciones del liberalismo, es “liberarse del propio liberalismo”. La mejor manera de leer el libro: “Por qué fracasó el liberalismo” no es como una oración fúnebre, sino un llamado a la acción: mejora tu juego, o de lo contrario… Lampadia