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La productividad del Perú en tres tiempos

La productividad del Perú en tres tiempos

Por 45 años (1960 a 2004) el crecimiento promedio de la productividad en el Perú fue de 0.1%, una tasa insignificante comparada con la alcanzada por otras economías emergentes que crecían a tasas superiores al 2%. Sin embargo, el giro en el modelo económico dela década de 1990 con la Constitución del 93, hizo posible que el Perú  lidere en los últimos años el crecimiento de la productividad en Latinoamérica (2.3% para el periodo 2005-2011). La tarea no está completa, ahora hace falta promover las reformas que nos permitan mantener el mismo ritmo.

Primer tiempo (1960-2004): estancamiento de la productividad

Por 45 años (de 1960 a 2004), mientras que economías de similar ingreso al Perú (como Corea del Sur) elevaban su productividad a un ritmo de 2% anual, nuestro país lo hacía apenas en 0.1%, es decir nos empobrecíamos año tras año en relación con otras economías emergentes. La intervención del Estado en el mercado, la prédica anti inversión privada y las políticas proteccionistas, iniciadas en la década de 1960 condujeron al Perú, al estancamiento de la economía y al empobrecimiento general que nos sacó de la senda del desarrollo por décadas.

Experimentos como el Modelo de Sustitución de Importaciones, Capitalismo de Estado y Populismo Macroeconómico llevaron al país a perder su capacidad de crear riqueza, lo que se  acentuó en la década de 1980, donde nuestra productividad cayó en promedio 3.5% por año.

Las reformas en los años 1990, centradas en la reinserción de nuestra economía en el mundo global, la apertura comercial, privatizaciones, una cierta liberalización del mercado laboral y en menores regulaciones estatales, lograron elevar la productividad del país. Las inversiones en infraestructuras permitieron reducir los costos del comercio exterior, elevando la competitividad. Por su parte los servicios públicos privatizados, se tornaron más eficientes, con mayor cobertura y calidad a  menores precios. Mejoró la conectividad del país a través de nuevas redes de telecomunicaciones, se incrementó la generación, transmisión y distribución de energía y se favoreció el desarrollo del sector industrial. De esta manera se empezó a recuperar la productividad, cerrando la década con un crecimiento promedio de 0.8%, después de la caída de la década anterior.

Segundo tiempo (2005-2011): la recuperación de la productividad

En la segunda mitad de la década del 2000 las reformas fueron madurando, las inversiones  privadas (83%) y públicas (17%), alcanzaron niveles record, superando el 28% del PBI (en 2013) y las empresas peruanas empezaron a aparecer en los rankings de las más grandes corporaciones de la región. Para el periodo 2005-2011 la tasa promedio de crecimiento de la productividad fue de 2.3%, liderando con ello, según de The Conference Board, el crecimiento de productividad de Latinoamérica que decreció en 0.3% y superando el promedio de los países emergentes de 1.6%. Sin embargo, aún nos encontramos lejos de países como China, que, tuvieron que incrementar su productividad en 3.4% cada año para poder sostener un crecimiento promedio de su economía a una tasa de 10%.

Tercer tiempo (2012 – 2021): mayor crecimiento de la productividad

Para que el ingreso medio per cápita pueda converger a los niveles de los países desarrollados (OECD), no es suficiente con lo realizado hasta ahora. El Gobierno debe enfocar sus esfuerzos para concretar las reformas que den un mayor impulso al crecimiento de la productividad. Debiéramos crecer a tasas similares a las de los tigres asiáticos en su larga fase de despegue. El Banco Mundial (2006) ha identificado que ningún país ha logrado mantener un crecimiento alto y sostenido sin tener altas tasas de inversión en infraestructura y educación. En el caso del Perú, para lograr un crecimiento más pronunciado de la productividad, es preciso avanzar en las siguientes reformas:

Estado eficiente: contar con un poder judicial eficaz e independiente, derechos de propiedad bien delimitados, agilidad en los trámites burocráticos.

Infraestructuras: reducir la brecha de en infraestructuras, vía concesiones y Asociaciones Público Privadas (APP). Existe una importante oportunidad de financiamiento externo para este tipo de proyectos.

Educación: mejorar la calidad de la educación. Además alentar la formación de carreras tecnológicas.

Tecnología: incrementar la colaboración de las empresas y las universidades. Alentar las carreras de ingeniería y ciencias. Generar incentivos para que las empresas incrementen su presupuesto en innovación.

Instituciones: mejorar las reglas de juego para facilitar una mejor convivencia de los ciudadanos, su protección contra el abuso del Estado, el clima de inversión y una mejor gobernanza.

Hasta ahora hemos trazado exitosamente el camino inicial para alcanzar el desarrollo, por ende no debemos desandar lo avanzado ni caer en la complacencia. Todavía (hermanos), hay mucho por hacer. Los resultados del Reporte de Competitividad del Word Economic Forum, nos ofrecen luces sobre el trabajo pendiente. En 2013 el Perú se encuentra a la cola en todas las reformas mencionadas, siendo las tareas más complicadas el desarrollo de innovación (puesto 122) y en el mejoramiento de las instituciones (puesto 109). Podemos implementar estas reformas adaptando a nuestra realidad los casos de éxito económico como, por ejemplo, el de Nueva Zelanda, que se  ubica en la lista del Top 10 en los indicadores de los temas que constituyen nuestra agenda pendiente. Lampadia




Crecimiento económico mejora canasta de consumo

Crecimiento económico mejora canasta de consumo

En los países más pobres sus habitantes destinan casi la mitad de su gasto a alimentación. Cuando un país crece y se desarrolla esta proporción cae, dejando libre una mayor parte del presupuesto personal para satisfacer otras necesidaes (salud, educación, ocio y otras). En el Perú con el incremento del ingreso de los últimos lustros, este porcentaje disminuyó de 45% a 37%.

A mayores ingresos personales, se gasta menos, proporcionalmente, en alimentación. Así, un hogar de bajos recursos tendrá que destinar cerca de la mitad de sus gastos a alimentación. A medida que el ingreso se incrementa este porcentaje disminuye, liberando recursos para otros gastos, como salud, eduación, transporte, vivienda y ocio. El siguiente gráfico elaborado por la Fundación Bill & Belinda Gates, nos presenta dos realidades distintas: mientras que en Kenia, con un gasto per cápita anual de US$ 541, se destina el 44.9% en comida, en Estados Unidos, con un gasto anual de US$ 32,000, solo se destina el 6.2%. Obviamente, esto es consecuencia directa del nivel de ingresos.

Esta correlación, también se ha manifestado en Perú tras su reciente crecimiento económico, tal y como lo refleja la evolución de la Canasta de Consumo Familiar en Lima Metropolitana (elaborada por el INEI). Mientras que en 1979 los alimentos representaban el 45.9% de total del consumo, este cayó a 37.9% en 2009.

Los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) muestran un mejor desempeño económico en América Latina, debido a su política económica y comercial. Los resultados de este grupo muestran que Perú aún se halla a la cola debido a su menor capacidad de consumo en relación a sus pares, pero en la medida que la economía siga creciendo y alcance el desarrollo, no cabe duda que el peso del gasto en alimentos dentro del presupuesto familiar peruano irá cayendo, permitiendo una mayor capacidad para cubrir otras necesidades. Lampadia




2014, un año crucial para el desarrollo integral

2014, un año crucial para el desarrollo integral

El 2014, no es un año cualquiera. El gobierno que preside Ollanta Humala se encuentra a la mitad de su mandato constitucional. Es el último año en que puede emprender las reformas trascendentales que no solo mantengan en ascenso nuestro crecimiento económico, sino que nos permitan dar un salto cualitativo al desarrollo integral. 

Semejante tarea no es responsabilidad exclusiva del gobierno. Es un compromiso que debiera asumir la clase política en su conjunto y claro está, las fuerzas vivas de la sociedad como el empresariado, la intelectualidad, los gremios. No hay más tiempo que perder, el tren del desarrollo no espera.

La responsabilidad del liderazgo nacional, como se ha señalado en Lampadia, debe propiciar la construcción de un Estado que funcione y una economía más competitiva. Se ha citado aquí, la publicación “The World in 2050” (“El mundo en el 2050”) elaborada por el HSBC considera al Perú  como uno de los países de mayor progresión a nivel global. Sostiene, incluso, que si mantiene una tasa de crecimiento de 5,5% podría ubicarse en el puesto 26 de las economías más grandes del planeta.

Una enorme oportunidad que no se puede desaprovechar y que depende de dos factores estructurales y cuatro de coyuntura. Los estructurales escapan a nuestro manejo (el bono demográfico y la demanda de commodities, ambos favorables), y los coyunturales precisan que tomemos medidas adecuadas: la mejora de la educación, el fortalecimiento de nuestras instituciones, el desarrollo de las infraestructuras y generar un buen clima de inversión. Estos cuatro aspectos tienen que estar en la agenda nacional de manera prioritaria para transformar la potencialidad, que nos asigna el HSBC, en bienestar para todos los peruanos. Hace tiempo debimos haber adoptado estos objetivos como una ´Hoja de Ruta´ efectiva y medible de nuestra gesta por el desarrollo.

En Lampadia asumimos el reto de propiciar la discusión y difusión de ideas y políticas que permitan realizar reformas en estos campos cruciales para asegurar el crecimiento del país. (Agenda Pendiente).

Otro tema al que estaremos atentos es a las medidas que desde el Ministerio de Economía se tomen para evitar que la economía siga enfriándose. Los síntomas comienzan a aparecer y hasta el momento no hay esfuerzos importantes y efectivos para  recuperar un clima de inversión positivo. La inacción, la falta de liderazgo, o peor aún, la aplicación de políticas inadecuadas, pueden agravar este problema.

En ese sentido, coincidimos con la preocupación expresada por Confiep en su comunicado del 12 de enero. El Presidente de la República tiene temas más importantes en su agenda, que la de inmiscuirse en la controversia surgida por la supuesta ´concentración´ de medios. En esa misma línea, consideramos inaceptable que se nos pretenda imponer una ley universitaria al caballazo y se mantengan políticas erradas para la regulación del sector pesquero. También coincidimos en la necesidad de lograr mayor efectividad en la culminación de los proyectos de inversión, para lo cual se requiere valentía política y eficacia en el Estado.

Por otra parte, analizaremos las condiciones en las que se encuentran las regiones. Seguiremos con especial detenimiento las campañas electorales tanto municipales como regionales y advertiremos sobre los peligros de posturas o propuestas que afecten el clima de inversión, en especial en las provincias en la que ya se manifiestan los beneficios del modelo económico. Lampadia.




Las regiones campeonan en creación de empleo

Las regiones campeonan en creación de empleo

Las cifras macroeconómicas del Perú son destacadas por diversos organismos internacionales. Gracias a ellas, es probable que en 2014 volvamos a ser la estrella del crecimiento de la región. Producto de este buen desempeño económico se empieza a evidenciar otro buen síntoma de las bondades del modelo: el empleo formal crece, y lo más importante, en las regiones abiertas a la inversión privada. Con ello pronto se podrá reducir la inequidad.

Las regiones vinculadas a la agroexportación, la minería y al comercio son las que vienen registrando el mayor crecimiento del empleo formal en el país de acuerdo a las cifras recientemente publicadas por el Ministerio de  Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE).

En agosto último este ranking fue liderado por las regiones de Moquegua (10.1%), Piura (5.5%), Ica (4.5%) y Arequipa (4.4%). Veamos que implican estos datos.

Dichas regiones vienen elevando su competitividad aprovechando sus recursos naturales, mejorado el clima de inversión y contando con gobiernos regionales más modernos, que son parte de la receta para alcanzar el desarrollo (ver los  Los triángulos del futuro).

Arequipa e Ica tienen además en común un crecimiento promedio superior al 8% en los últimos tres años (periodo posterior a la crisis), asimismo registran un bajo número de conflictos sociales. Según los Defensoría del Pueblo a noviembre de 2013 Arequipa registraba 8 conflictos e Ica 3, versus los 30 conflictos latentes en Ancash y 13 en Cajamarca.

Las  agroexportaciones se recuperaron en 2013 y hasta octubre crecieron 7.1%, A nivel desagregado productos como las frutas elevaron sus envíos en más de 15%. Todo ello en un contexto internacional desfavorable. Esta es la cosecha de inversiones previas en el sector.

Es claro pues que los beneficios del crecimiento demandan a su vez un clima de inversión y de estabilidad social para potenciar sus beneficios. En Lampadia ya hemos manifestado que, para ello debemos apoyar la inversión privada (ver la llave maestra del presidente) para potenciar los beneficios del modelo económico, y que las regiones promuevan la inversión privada en lugar de ahuyentarla. El ejemplo de estas cuatro regiones que han sabido aprovechar sus recursos naturales demuestra que ese es el camino a seguir para generar empleo y bienestar en la población. Lampadia




Los costos de la desaceleración

Los costos de la desaceleración

Mientras el mundo sale lentamente de una de las mayores crisis económica y financiera de su historia moderna, en el Perú, paradójicamente, se viene registrando un fenómeno inverso, los analistas, instituciones financieras, y el propio gobierno ha venido reajustando a la baja sus proyecciones de crecimiento durante todo el año. El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) publicó en noviembre pasado la encuesta de expectativas de crecimiento del PBI, esta mantuvo su tendencia negativa, cayendo a 5.0%, muy lejana al 6.0% estimado en noviembre del 2012, es decir en 12 meses se perdió 1 punto porcentual de crecimiento, lo que representa S/. 5,400 millones menos de producción y una pérdida de cerca de S/. 1,200 millones en recaudación para el fisco. Esto equivale a la suma de los presupuestospara 2013 de los pliegos  de Trabajo, Turismo, Producción y Relaciones Exteriores o al presupuesto anual de regiones como Ayacucho, Ica, Lambayeque o la provincia constitucional del Callao en conjunto. Si proyectamos esta cifra para los próximos cinco años, la pérdida en recaudación sumaría S/. 32,700 millones. Pese a ello, el gobierno mantiene la economía en piloto automático, olvidando que siempre hay que estar atento al calor del horno de la locomotora, porque si se enfría, calentarla es muy costoso.

En una reciente publicación, Hugo Santa María calcula que el impacto de caer un punto porcentual en el crecimiento, implicaría que los próximos cinco años tengamos 140 mil empleos menos, 160 mil familias de zonas urbanas no entrarían a la clase media, y que el sector privado dejaría de invertir US$ 27 mil millones, equivalentes a seis proyectos Conga.

No nos olvidemos, que a diferencia de lo que dicen los economistas de la izquierda, uno de los motores más importantes del reciente crecimiento de nuestra economía, ha sido la inversión (privada en un 80 a 85%), que se ha dinamizado de tal manera, que ha alcanzado al 28% del PBI (US$ 53,000 millones por año), de un producto que se ha multiplicado por cinco veces y media en los últimos veinte años.

La inversión viene cayendo, pasamos de una tasa de crecimiento de 26% entre 2006-2008 a un estancamiento de 10%  entre 2011-2012, y más alarmante aún, cayendo en 2013 a un promedio de crecimiento de 7%. Se debería comenzar por implementar medidas para recuperar un mejor nivel de inversión. Es decir debemos mejorar las expectativas del sector privado, golpeadas según el índice de confianza empresarial, que ha caído 10 puntos en el 2013.

Como parte de la agenda pendiente, en Lampadia pensamos que se deben priorizar cinco grandes proyectos de inversión de alto impacto para el país. Por ejemplo, podría comprometerse con dinamizar los proyectos de Conga, Tía María, el Gasoducto del Sur, la Longitudinal de la Sierra y el Túnel Trasandino.

Otra forma complementaria para acelerar la economía es a través del sector construcción, cuyos efectos de encadenamiento son ampliamente conocidos. Los temores de burbujas inmobiliarias son infundados en el Perú, pues el déficit habitacional es aun enormeen los segmentos populares y la cartera de créditos hipotecarios en los bancos es aun pequeña.

En promedio, el crecimiento del Perú en los últimos 20 años fue de 5.2%, incluyendo la crisis de 1998 (crisis asiática), la de 2001 (burbuja punto com) y la más reciente del 2008 (iniciada por la quiebra de Lehman Brothers). Mientras que en la última década, excluyendo el 2009, crecimos un promedio de 7%. Por lo tanto un crecimiento de 5%, por debajo de su crecimiento potencial (6%), es muy preocupante y su impacto en el largo plazo es dramático para los más pobres, para ellos, hace toda la diferencia.

En 2012 el PBI per cápita fue de US$ 6,525, sin embargo la historia pudo haber sido muy diferente, si hubiéramos crecido a una tasa de 7% los últimos 40 años, tendríamos un nivel de ingresos similar al de Corea del Sur (US$ 22,600). El costo de la caída de cada punto porcentual en el PBI en el crecimiento de largo plazo, es tremendo, para apreciarlo, retrocedamos al año 1975. Si desde 1975 hasta el 2012 hubiéramos crecido a una tasa de 2% anual, hoy contaríamos con un PBI per cápita 30% menor al actual (a precios de 1994). Si incrementamos la tasa un punto adicional a 3%, alcanzaríamos el mismo nivel de ingresos de realizados en 2012, mientras que con una tasa de 7% tendríamos un ingreso más de 4 veces superior, este número mágico de 7% duplica el PBI en una década. Exageramos un poco el al  mirar hacia atrás, para remarcar los impactos de no tomar con seriedad la caída de un punto porcentual en el crecimiento, imaginemos un país donde todos contamos con ingreso cuatro veces superior!

El escenario previo muestra una tasa de 7%; el PBI potencial es al menos de 6%, sin embargo con las medidas adecuadas podemos elevar ese límite teórico de crecimiento. Por lo que este simple hecho ya debería haber despertado las alarmas de Palacio de Gobierno y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Es pues hora de ensuciarse un poco el overol y tomar las medidas necesarias para mantener el horno a todo carbón. Lampadia




WSJ: Perú destaca en innovación

WSJ: Perú destaca en innovación

En el siguiente artículo, el Wall Street Journal (WSJ) destaca la historia de éxito de una pequeña empresa peruana, Cinepapaya, que compitió por fondos del Gobierno del Perú para desarrollar su portal de información sobre la cartelera de cine y venta de entradas. Ello a raízde sus comentarios sobre la reciente publicación del estudio del Banco Mundial “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”, cuya principal conclusión es la superación del déficit de innovación, y asimismo nos indica que como complemento a las políticas de ayuda a las pequeñas empresas, estas políticas se deberían enfocar en apoyar a las firmas de jóvenes con un alto potencial de crecimiento. Lampadia

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