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Medidas de corto plazo para la reactivación económica

Medidas de corto plazo para la reactivación económica

Líneas abajo presentamos la propuesta desarrollada por IPAE con miras a rectivar la economía. Propuestas de este tipo toman especial relevancia ante la renuncia del gobierno a desarrollar una estrategia inteligente para controlar la pandemia y reactivar la economía.

Antes de la pandemia, el Perú tenía solidez macroeconómica y financiera marcada; sin embargo, también mostraba una desaceleración en su ritmo de crecimiento económico. Mantenía, además, problemas estructurales como la informalidad laboral y empresarial, la reducida base tributaria, la deficiente provisión de bienes y servicios públicos, y la alta vulnerabilidad de la clase media ante shocks adversos y, a pesar de una sostenida reducción de la pobreza y la pobreza extrema, alta desigualdad de ingresos y oportunidades.

A lo anterior se sumó una crisis económica por la pandemia y el distanciamiento social, que está lejos de terminar.

Se presentan 10 medidas de corto plazo para procurar que la recuperación de la economía sea lo más rápida y sostenible posible:

Ver la propuesta de IPAE:

https://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/02991-ruta-ipae-reactivacion-economica.pdf




¡Obras son amores y no buenas razones!

¡Obras son amores y no buenas razones!

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para
Lampadia

En las últimas décadas hemos podido observar la forma como se ha debilitado el aparato estatal, el que, con honrosas excepciones, ha bajado su calidad profesional y de servicio, mística de sus funcionarios, su experticia y claramente esto se traduce en un impacto negativo en la marcha del país y la lamentable tasa de crecimiento económico del mismo.

Una de las decisiones menos inteligentes en el Perú fue la “regionalización” de Toledo, quien no tuvo mejor idea que decretar la creación de 25 “regiones” (en realidad crearles burocracia a los departamentos) sin un plan, sin definir competencias y sin articular sus funciones y relaciones de dependencia, hacia arriba con el gobierno central y hacia abajo con los gobiernos locales. Mención especial merece la afiebrada tendencia a crear distritos con autoridades elegidas y des-coordinadas respecto a los municipios provinciales.

Igualmente, recordaremos algunos ciudadanos “mayorcitos”, la forma demagógica como el Sr. Alan García, en su segundo gobierno, dispuso la drástica reducción de las remuneraciones de los funcionarios de alto nivel del sector público. Ese fue un hito lamentable, pues un importante contingente de profesionales de alta calidad, comprometidos con el país, con vocación e interés por establecer políticas públicas y con proyección para llegar a ocupar posiciones expectantes en el más alto nivel como funcionarios de Estado, se vieron precisados a retirarse del servicio público.

Ciertamente, profesionales competentes, bien calificados, con experiencia e interés personal por desarrollar una carrera exitosa y deseos de superación personal y familiar, encontraron fácilmente las mencionadas oportunidades de desarrollo profesional en el sector privado; con mejores compensaciones y oportunidades de desarrollo en múltiples sectores de la actividad económica, ampliando el ámbito de sus competencias. Lo lamentable es que, una vez que optaron por la decisión trascendental de retirarse del sector público, con mejor perspectiva y observar luego la forma desastrosa como los distintos gobiernos han manejado la administración pública y vapuleado a sus funcionarios, resulta muy difícil cautivarlos para que se reincorporen al servicio público.

Si observamos a lo largo de la historia del Perú, los sucesivos grupos políticos que llegaron al gobierno no se han ocupado de trabajar en la formación de un equipo sólido de funcionarios de Estado. Obviamente en el aparato estatal del Perú, con las excepciones del Banco Central de Reserva y la Cancillería, las demás organizaciones no tienen escuelas de formación ni le han dado la preeminencia correspondiente a la capacitación de funcionarios de élite del Estado (adrede no incorporó a los institutos armados que cuentan con escuelas de formación en sus distintos niveles).

Los países desarrollados del mundo se han ocupado de constituir un equipo de FUNCIONARIOS DE ESTADO, captando, formando y reteniendo funcionarios de élite, debidamente educados y adoctrinados y que se convierten en elementos casi inamovibles del aparato estatal. Su permanencia no depende de las veleidades ni actitudes caprichosas de algún político advenedizo y menos serán “arrimados” para imponer “funcionarios de confianza”, cuando la administración pública se maneja como el botín de los partidos que resultan electos.

Para ordenar este desastre de la administración pública, debemos aplicar algunas de las recetas que funcionan en los países desarrollados, tales como:

  • Reducir el número de “regiones” a no más de seis o siete.
  • Dejar de crear distritos y provincias. El menor nivel de autoridad elegida debe ser el Alcalde y regidores provinciales, quienes deben tener mando y control sobre gerentes que debieran gestionar los distritos.
  • Establecer una línea de autoridad y mando entre autoridades del gobierno central, gobiernos regionales y gobiernos provinciales, quienes deben ser el menor nivel de la cadena de autoridades elegidas.
  • Este grupo de FUNCIONARIOS DE ESTADO, debe trabajar una clara visión de país, integrada y coordinada de acuerdo al “FODA” de las distintas regiones y provincias, así como establecer el Plan de Desarrollo Nacional, Regional y Provincial, debidamente estructurado y coordinado para sumar todos y en la medida de sus posibilidades, al objetivo nacional.
  • La gerencia de los diferentes estamentos antes descrita, debe estar en manos de profesionales de alta calificación en Gestión Pública. Aquí sugiero que los Directores Generales y Directores de los ministerios, al igual que los Directores y Gerentes Regionales y Provinciales, sean profesionales con al menos una Maestría en Gestión Pública, para lo cual el Estado debe formar a los futuros funcionarios públicos de élite, trabajando en convenio con una universidad de alta calidad y reconocimiento.

Una experiencia como ésta, la inauguró Francia durante la gestión de Charles de Gaulle, quien fundó la ENA o Ecole Nacionales d’Administracion. En esta escuela se graduaron Jacques Chirac y Emmanuel Macron, sólo por mencionar a dos personajes de la vida pública francesa. En países como USA, UK o países europeos, para acceder a ser miembro del más alto nivel de la función pública, es exigible una muy alta calificación profesional universitaria, con maestrías y doctorados en muchos casos.  Los países asiáticos no sólo exigen lo mismo, sino que se ocupan de seleccionar desde el pre-grado a sus posibles funcionarios públicos y los envían a educarse a las mejores universidades del mundo (esto lo hace China, Singapur, Malasia, entre otros), para optimizar la calidad de sus funcionarios y mantener una plana directriz de primer nivel.

De otro lado, es indispensable introducir buenas prácticas de gestión que permitan optimizar el gasto público. La mejor práctica es la estandarización de las instalaciones y mobiliario en el sector público, así; los colegios, hospitales y postas médicas, deben contar con planos modelo estándar, acorde a la zona geográfica de instalación (Costa, sierra o selva) y acorde a la población que deban atender. El mobiliario debe ser idéntico y estándar, para contar con producción masiva, de costo competitivo fruto de producción masiva y normalizada. Únicamente así se podrá manejar licitaciones de volumen de implementación y sostenimiento a lo largo de los años. Es increíble, pero, en el Perú cada que queremos un colegio u hospital empezamos por hacer planos distintos para cada caso y por supuesto, los estándares constructivos se debilitan o pasan por alto.

Otra práctica que debemos desterrar es que, unidades ejecutoras del Estado (hoy hay cerca de 4,000) ejecuten obra directa. Tener a pequeñas dependencias estatales ejecutando construcción o efectuando compras independientemente y fuera de estándar, es la mayor fuente de corrupción.

Mientras el gobierno no corrija estas prácticas de organización estatal, reclutamiento de personal directivo, sistemas de ejecución y contratación de proyectos y adquisiciones en el sector público, la corrupción se mantendrá tanto o más robusta que nunca y los enunciados del gobierno no pasarán de ser palabras vacías, lanzadas sin convicción. Si realmente el Presidente ingeniero cree en la lucha contra la corrupción, debe dedicar el año y meses que le quedan en el gobierno, a la ejecución de esta tarea.

¡Obras son amores y no buenas razones! Lampadia




La resiliencia de China frente el coronavirus

La resiliencia de China frente el coronavirus

A continuación, compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se analiza el impacto económico que tiene y sigue teniendo la propagación del coronavirus en China, a través de diversas variables de la industria manufacturera, en la que el gigante asiático ostenta una ventaja comparativa con respecto a varios países en los mercados internacionales.

De estas reflexiones se puede visualizar cómo China, a pesar del embate de la mencionada pandemia y en parte gracias a una reestructuración de su estrategia de salud pública para combatirla, ha ido reabriendo sus fábricas de a poco, pero con visos a futuro aún inciertos dadas las tasas de crecimiento económico trimestrales proyectadas para los próximos meses, situadas en niveles mínimos históricos.

Este sentimiento de incertidumbre además se alimenta del estado de varios países que aún se encuentran en plena formulación de políticas públicas, sin planes concretos, para hacer frente a este inesperado virus (ver Lampadia: La batalla mundial contra el coronavirus) y cuya demanda innegablemente afectarán el performance de China de cara a sus principales mercados de exportación.

Consideramos que estas advertencias de ninguna manera pueden ser ignoradas por nuestras autoridades fiscales y monetarias, siendo China nuestro principal socio comercial. Urge diseñar un plan de reactivación económica que permita paliar la caída futura de nuestras exportaciones hacia este país, que ya se ha venido reflejando el año pasado con la guerra comercial EEUU-China, pero que, con la mencionada pandemia, podría desestabilizar aún más nuestro ciclo de crecimiento.

Al respecto la reactivación de los grandes proyectos mineros, que permitan mitigar estas caídas en los términos de intercambio, e impulsar los arraigados a la infraestructura productiva debería constituir nuestro principal frente a acometer en los próximos meses para mover la inversión y exhibir tasas de crecimiento mayores. Lampadia

Covid-19 y la economía de China
Con la desaceleración de su epidemia, China intenta volver a trabajar

Los funcionarios cambian su enfoque a revivir el crecimiento. Pero eso no es fácil

The Economist
27 de febrero, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Si China es la fábrica del mundo, Yiwu International Trade City es su sala de exposición. Es el mercado mayorista más grande del mundo, lo suficientemente espacioso como para albergar 770 campos de fútbol, con puestos que venden de todo, desde carteras de cuero hasta silenciadores para motocicletas. El 24 de febrero, como es costumbre para su reapertura después del año nuevo lunar, los artistas sostuvieron largos dragones de tela en los postes y bailaron al ritmo de los tambores, con la esperanza de traer fortuna a los 200,000 comerciantes y compradores que normalmente abarrotan el mercado cada día. Pero estos no son tiempos normales. La reapertura se retrasó dos semanas debido al virus covid-19, la multitud era escasa y los bailarines de dragones, como todos los demás, se pusieron máscaras blancas para protegerse. Terminada la ceremonia, comenzaron los negocios. Todos los que ingresaron al mercado tuvieron que pasar controles de salud y se les dijo que permanecieran en silencio durante las pausas para comer, para que no transmitieran gérmenes al hablar.

El reinicio silencioso del mercado de Yiwu se parece al de la economía china en general. El gobierno ha decidido que la epidemia está bajo control hasta el punto de que gran parte del país puede volver a trabajar. Eso está lejos de ser simple. Más de 100 millones de trabajadores migrantes permanecen en sus pueblos de origen, y los funcionarios están tratando de transportarlos a las fábricas y tiendas que los necesitan. Yiwu ha alquilado trenes y autobuses para traer trabajadores de todo el país. También quiere atraer a compradores de todo el mundo: se ha ofrecido a pagar sus vuelos y alojamiento si llegan antes del 29 de febrero.

El mercado se está ocupando poco a poco. Pero los comerciantes tienen un gran desafío en el cumplimiento de los pedidos. Wang Meixiao, que vende joyas de plástico, dice que sus fábricas aún no tienen suficientes trabajadores para operar. Muchos no están dispuestos a recorrer el país solo para soportar cuarentenas de 14 días en sus destinos. “Les digo a mis clientes que solo tienen que esperar un par de semanas más, pero eso es una suposición”, dice ella.

Desde el brote del virus, economistas e inversores han tratado de comprender los conceptos básicos de la epidemiología, analizando cuestiones como el posible período de incubación de la enfermedad. Recientemente, han regresado a un terreno más familiar, siguiendo el estado de la economía. Para evaluar si la producción se reanuda, los economistas han estado examinando una serie de cifras diarias, que incluyen el consumo de carbón, la congestión del tráfico y las ventas de propiedades. Todos han comenzado a aumentar, pero permanecen muy por debajo de los niveles saludables. Un indicador ha sido mucho más optimista, de manera poco realista. La bolsa de valores de China cayó más de un 10% después de que el coronavirus se extendió a fines de enero, pero desde entonces ha recuperado ese terreno, en parte por la creencia de que el gobierno desatará un gran estímulo para impulsar el crecimiento. Hasta ahora, sin embargo, solo ha ofrecido apoyo específico: extensiones de préstamos, recortes de impuestos y alquileres subsidiados.

Sin embargo, China sin duda ha cambiado su enfoque, como se subrayó el 23 de febrero cuando el presidente Xi Jinping habló por teleconferencia a 170,000 cuadros en todo el país. En áreas donde el virus ya no es un gran peligro, es hora de que las compañías reanuden sus operaciones, dijo. Entonces, junto con informar el número de nuevas infecciones todos los días, los funcionarios ahora informan sobre el número de negocios reabiertos. La provincia de Zhejiang, un centro de fabricación y hogar de Yiwu, lidera el país, con el 90% de sus grandes empresas industriales que se han reiniciado. Pero muchos de estos funcionan a baja capacidad. “El gobierno, las empresas, los trabajadores, todos están haciendo una apuesta para reiniciar”, dice Jason Wang, ejecutivo de una empresa que vende abrigos de invierno.

Al igual que los gerentes de fábricas en todo el país, Wang está tomando precauciones. Los trabajadores tienen sus temperaturas monitoreadas durante todo el día. Están obligados a mantener asientos vacíos entre ellos en la cantina. Dentro de la fábrica, siempre deben usar máscaras. Pero la presión es intensa. El gobierno ha dicho a las compañías que si alguno de sus trabajadores se infecta, puede verse obligada a cerrar.

En general, muchos analistas piensan que las empresas de China volverán a su capacidad total a fines de marzo. Los economistas de los grandes bancos pronostican que esta reanudación podría permitir que el crecimiento del primer trimestre alcance aproximadamente el 4%, año tras año. Ese sería el más débil desde que comenzaron los registros trimestrales, pero cualquier cosa por encima de cero inevitablemente generará dudas sobre la credibilidad de los datos. Los riesgos también están cambiando a medida que el virus afecta a otros países. China ahora enfrenta la posibilidad de una demanda mundial mucho más débil y el peligro de que la epidemia, controlada dentro de sus fronteras, vuelva a entrar desde el extranjero.

Incluso si el mundo puede frenar la propagación del virus, Yiwu es testimonio de algunas de las formas en que las personas sentirán sus efectos económicos en todas partes. Agnes Taiwo, una empresaria de Lagos, llegó a China justo cuando el gobierno comenzó su lucha contra la epidemia. Ella esperaba hacer una compra a granel de zapatos para niños y regresar a Nigeria a principios de febrero. Casi un mes después, no ha podido completar su pedido. Y su regreso a Nigeria ha sido complicado porque EgyptAir, la aerolínea en la que viajó, ha cancelado todos los vuelos a China. “Esto es serio”, dice ella. Es un sentimiento que muchos otros en todo el mundo están comenzando a compartir. Lampadia




Pensando en el Perú del siglo XXI

Pensando en el Perú del siglo XXI

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Después de casi medio siglo desarrollándome en la industria Mineroenergética, he querido revisar la historia económica e imaginar el futuro para nuestras nuevas generaciones.

El mundo está cambiando rápidamente y pocos jóvenes se sienten atraídos por las ciencias de la tierra, poniendo al Perú en riesgo de no aprovechar sus potencialidades. Soy un firme creyente de que nuestra principal fortaleza es el potencial geológico de nuestro país, el que debemos poner en valor para que, fruto de esto, podamos dar el salto económico que requerimos.

Nuestra industria minera, además de brindarnos divisas e impuestos, es el llamado a generar oportunidades de trabajo digno; pues no son sólo los aproximadamente 210,000 puestos de trabajo directo y los 1.2 millones de puestos de trabajo indirecto, es también quien a partir de nuestros desafíos puede y debe plantear a nuestros profesionales y estudiantes universitarios, los retos que darán los cientos de miles de oportunidades de trabajo en ciencia, tecnología e innovación.

Con eso en mente, el Perumin del año 2019 se enfocó en esa tarea; convocó estudiantes, profesionales jóvenes, promovió Hackatones y eventos de Tecnología de información, comunicación, automatización y robótica, con gran éxito. Promovió iniciativas de proyectos sostenibles con “Perumin Inspira” e incorporó al evento, además de geólogos, mineros y metalurgistas, a profesionales y conferencistas de profesiones diferentes a estas. Entre estos conferencistas estuvo Andrew McAfee, profesor de MIT.

Coincidentemente el señor McAfee estaba publicando su libro “More from less”, el que acabo de leer y cuyas ideas, jalonada de sus datos, me estoy permitiendo tomar de manera resumida para beneficio de quienes aún no lo hayan leído y ver de aprovecharlas.

La historia del mundo tuvo un primer gran cambio con la mecanización e industrialización, aumentando radicalmente nuestra productividad al reemplazar la fuerza del músculo humano y animal, por la fuerza de los equipos de motor a vapor y después combustión interna y la posterior incorporación del uso de la energía eléctrica y uso de la ciencia, que produjo fertilizantes sintetizando el amonio. Estos avances permitieron una mejor nutrición, mejora de la calidad de agua consumida y manejo de desagües. Esto, a su vez, permitió un gran salto en la expectativa de vida de 29 años en 1770 a 60 años dos siglos después y multiplicó la riqueza medida en términos de ingreso per cápita por 5 a 6 veces en Europa y Latinoamérica, entre 1870 y 1970.

Para ese entonces (siglo XX), el crecimiento económico estaba directamente ligado al consumo de recursos naturales y de energía, convirtiéndose estos en los limitantes al mayor crecimiento. El gran cambio se inicia con la incorporación de la ciencia, el invento de nuevas herramientas y equipos, así como el uso de tecnología. Esto introdujo un elemento contraintuitivo y no previsto, pues se optimizó el uso de los recursos tales como agua, fertilizantes, pesticidas y extensión de campo agrícola para, reduciendo su consumo producir mucho más.

Otro tanto ocurrió con la demanda de metales, madera y otros, pues, independientemente del reciclaje de estos (47% del aluminio, 33% del cobre, 68% del plomo y 49% del hierro y acero consumido en USA es reciclado), se inició un proceso de “desmaterialización” de la economía, al consumir cada vez menos de ellos por; reducción del peso usado para los productos finales, uso más eficiente del parque de grandes activos aplicando sistemas de información (ferrocarriles, barcos y camiones) o simplemente dejar de usarlos al desplazar por ejemplo; linternas, radios, cámaras fotográficas, cámaras de vídeo, teléfonos y máquinas de escribir, entre otros, reemplazados todos por un solo aparato, el “smartphone” en el que se incorporan, con mucho menos recursos materiales, todos los productos sustituidos juntos.

En lo agrícola, en USA, entre 1982 y 2015 más de 18 millones de hectáreas fueron “devueltas a la naturaleza” convirtiéndose en bosques y parques, con 35% de crecimiento de producción en ese lapso. Productos vegetales genéticamente modificados han logrado productos agrícolas de mejor calidad, más resistentes a plagas, que demandan menos agua y más productivos, con la consecuente reducción de uso de tierras señalada. Asimismo, en 2015 se produjo 78% más leche que en 1950, con 41% menos del número de vacas.

En otra línea, el peso de las latas de aluminio para cerveza o gaseosas se ha reducido de 85 gr en 1996 a 12.75 gr en 2011, una reducción de 85% del peso. En lo energético, 1 kg de Uranio para la generación de energía reemplaza 2 a 3 millones de veces la energía de la misma masa de carbón o petróleo.

En los 70’s los que seguían las teorías de Malthus (hoy los post-extractivistas), vivían/viven bajo el concepto que se agotarán los recursos naturales en pocas décadas, sin embargo, hoy se verifica que las reservas disponibles son mucho mayores y el consumo de estas se va reduciendo en términos relativos, por la desmaterialización de la economía que mencionamos.

El siglo XXI se sustenta en innovación tecnológica. La innovación es la combinación y re- combinación de cosas existentes. Es altamente descentralizada, no coordina y por lo tanto genera sorpresas imprevistas. Por lo anterior, impulsar que nuestros estudiantes y profesionales jóvenes se introduzcan y trabajen en ese ecosistema, es una receta muy efectiva para el país.

Para la economía del siglo XXI, el sistema de patentes y el respeto a este es fundamental, con ello, tecnología y capitalismo se retroalimentan y hacen gente más próspera. Según Pinker la cultura occidental se caracteriza por 4 valores: razón, ciencia, humanismo y progreso. Y la combinación de progreso tecnológico y capitalismo nos lleva a obtener más con menos.

Hay tres críticas válidas al capitalismo: Es egoísta, porque la ganancia es un incentivo poderoso. Es amoral. Es desigual. Pero hay tres críticas inválidas: Fomenta el “favoritismo”, lo que va contra la competencia. Es anárquica, lo que es contrario a la aplicación de la ley y protección de derechos. Es opresor, contrario al mejoramiento de toda la población, lo cual es demostrado.

Otra crítica al capitalismo es la externalidad negativa de la polución. Se creó para eso un mercado para la polución, pero se requiere que el gobierno responsable de controlar no sea débil ni corrupto y eso es lo más difícil.  En términos de contaminación es importante hacer notar por ejemplo que; USA con 25% de la economía mundial genera solo 1% de los plásticos que van por los ríos al mar, mientras China que aporta 15% del PBI mundial contribuye con el 28% de los desechos plásticos. De otro lado, globalmente la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen 20% de la industria, 6% de los edificios, 14% del transporte, 24% de la agricultura y 25% de la generación eléctrica y calefacción.

Debemos indicar que el cambio de generación eléctrica de carbón a gas, ha permitido reducir la emisión de GEI.

La contaminación con residuos nitrosos de los fertilizantes no absorbidos por las plantas es la causa más importante de contaminación, después de la acidificación de los océanos y los desechos plásticos.

El mundo ha evolucionado a lo largo de su historia en función del comportamiento de sus instituciones. De ahí la importancia de saber que, las Instituciones son en realidad “las reglas de juego”, por eso se resalta que la gran diferencia entre las distintas sociedades no está dada por sus constituciones, leyes y normas, sino por el comportamiento del sistema judicial, las burocracias y si son o no altamente corruptas.

Un elemento diferenciador entre países ricos y pobres es el distinto tratamiento en la aplicación de las reglas; los países ricos las aplican drásticamente, en cambio, los países pobres, a quienes no les falta leyes, lamentablemente no las respetan. Sus funcionarios son corruptos y las élites esperan tratamiento especial a base de coimas u otros.

El mundo ha mejorado dramáticamente en los últimos 50 años; la población en extrema pobreza declinó en 60%, a pesar que la población creció drásticamente desde 1970. La población que consume el estándar de 2500 calorías día y tiene acceso a agua potable asciende al 90%, más de la mitad de la población tiene alcantarillado, más del 75% de los adolescentes atiende al colegio, la expectativa de vida en el mundo ha pasado de 45 años en 1950 a cerca de 70 en 2015 y mejorando por regiones. En ninguna región del mundo la tasa de mortalidad infantil es hoy superior al promedio mundial de 1998.  Obviamente subsiste desigualdad en el mundo, pero se va ajustando la brecha.

La tecnología ha gestado un gran milagro y es que está produciendo gran diversidad de bienes de alta calidad con un consumo cada vez menor de recursos naturales, energía y mano de obra y generando la mencionada desmaterialización de la economía. Pero también creando una nueva brecha entre los que asimilan esa modernidad y los que no, pues los niveles de competitividad, eficiencia y costos, destruyen las posibilidades de competir de los segundos.

¿Quién mayor de 50 años de edad en el Perú, no recuerda las épocas de imposibilidad de acceso a una línea telefónica y el altísimo costo de compra en el mercado de segunda o coimeando en la compañía de teléfonos para conseguir una en años?; hoy tienes una línea telefónica en minutos. O las colas para obtener un auto de una de las 4 marcas disponibles para los peruanos, con todas las limitaciones de calidad; hoy adquieres con facilidades de crédito el auto que quieras, con entrega inmediata. Las dificultades para obtener “leche ENCI”, azúcar o aceite racionados por el Estado, o arroz de ECASA. No quiero referirme a otros productos, variedades y calidades respecto a lo que hoy se puede obtener.

Lamentablemente en el Perú de hoy tenemos gente que aún está produciendo como en el siglo XIX, con una agricultura de subsistencia sin capacidad de competir por falta de tecnología. Otros productores “Modernos del siglo XX” que están pensando en la diversificación productiva propia de los tiempos en que se dio la revolución industrial a base de la mecanización de hace 50 o 100 años, cuando hoy se compite con líneas de ensamblaje robotizadas y automatizadas. Y lo que debemos es, incorporarnos a la competencia del siglo XXI a base de conocimiento e innovación.

Ciertamente para esto requerimos un gran esfuerzo e inversión inteligente en educación, cosa que no estamos trabajando. Las tecnologías a las que este mundo moderno nos permite acceder, son especialmente aplicables a educación entre otros. Contar con interconexión por fibra óptica en todo el país, software educativo manejado en redes y que hace del profesor un tutor que orienta y acompaña al proceso de educación/instrucción de las materias requeridas, especialmente idiomas del primer mundo. Esto permitiría que nuestros niños y jóvenes cierren la brecha educativa que los separa de los del primer mundo. Inculcar un concepto claro de valores, deberes y derechos, nos permitiría que en un horizonte de 20 a 30 años remontemos el nivel de atraso que mantenemos respecto a los países más desarrollados, pues los trabajadores modernos y bien calificados generan una mayor concentración de riqueza y aumentarán la desigualdad económica. Y aunque todos los segmentos mejoran, la brecha de los que se esfuerzan y acumulan respecto a los que no, se ampliará. Por esto quienes se esfuerzan en educación y trabajo aceptan una “distribución justa” de la riqueza, que no es lo mismo que una distribución igual, que es la demanda de los socialistas.

Estamos en tiempos de gran cambio y mientras en los 70’s el 60% de los individuos en edad laboral consideraba que podía confiar en la gente, eso se ha reducido al 20%.  La fe en los gobiernos ha caído de cerca del 70% en los 60’s a cerca de 19% ahora. Y en lo político, se está observando, por los indicadores mencionados que, en las elecciones, en la mayoría de países observados hay una propensión a la búsqueda de líderes autoritarios. Lo dicho impacta negativamente en la salud de la economía, pues gran parte de los negocios dependen de la credibilidad y reciprocidad.

Por otro lado, debemos resaltar que, los países que han aplicado políticas socialistas han destruido valor, generado gran inflación, pobreza y altísimo nivel de delincuencia, crimen y violencia seguido de altas tasas de homicidios. Los casos están a la vista y el límite lo vemos en Venezuela.

Si observamos el sector moderno del mundo, podemos verificar que el avance tecnológico, aplicado con criterio capitalista en una población vigilante y con un gobierno responsable, permite mejorar las condiciones y expectativas de vida, con más salud, capacidad económica (continuar reduciendo pobreza), reduciendo la contaminación, preservando especies y hábitats, reducir las áreas de cultivo por eficiencia, dosificando agua, fertilizantes, minimizando pesticidas (control exacto de lo requerido), mejores y más resistentes productos con organismos genéticamente modificados. Mejor y más eficiente generación de energía y menor consumo de esta, menor generación de gases de efecto invernadero, reducción de desechos plásticos y vertimiento de residuos nitrosos (proveniente del exceso de fertilizantes) y en consecuencia, menores impactos ambientales.

Todo lo dicho acelerará la DESMATERIALIZACIÓN de la economía, con la consecuente reducción relativa de la demanda de recursos naturales, lo que, como hemos visto viene ocurriendo de manera acelerada. Una lección importante es que el crecimiento económico del siglo XXI no es enemigo del medio ambiente.

Andrew McAfee menciona siete temas que él considera importantes: 1. Reducir la polución, pues polución no debe ser el costo de hacer negocios. 2. Reducir gases de efecto invernadero (GEI). 3. Promover energía nuclear (mínimas emisiones de GEI). 4. Preservar especies y hábitats. 5. Promover organismos genéticamente modificados (aumenta lo positivo y reduce lo negativo). 6. Invertir fondos en investigación básica/inicial. 7. Promover mercados, competencia y trabajo.

Confucio decía: Si tu plan es para un año, siembra arroz. Si tu plan es para diez años, siembra árboles. Si tu plan es para 100 años, educa a los niños.

Nuestra apuesta debe ser esta tercera opción y para ello debemos optimizar urgentemente la puesta en valor de nuestros recursos naturales e invertirlos en educación. No podemos permitir que despistados “intelectuales” detengan el aprovechamiento de estos y atenten contra nuestra competitividad y el desarrollo de las generaciones futuras. Probablemente esta sea una de nuestras últimas oportunidades de remontar el tiempo perdido y llevar a nuestros niños a condiciones de competir en el primer mundo. Lampadia




¿Cómo logró crecer el Perú y qué nos falta?

¿Cómo logró crecer el Perú y qué nos falta?

¡Cuidemos los pilares de nuestra economía y empujemos juntos las reformas pendientes!

Líneas abajo presentamos un video del IPE que explica la gran recuperación de nuestra economía durante la primera década del nuevo siglo y lo que necesitamos emprender para no seguir perdiendo oportunidades de desarrollo, como estamos haciendo desde el 2011.

Lampadia

 




¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

La reducción de la pobreza monetaria sin el cambio constitucional de 1993 habría sido más lenta. Se requiere avanzar en reformas para continuar creciendo.

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico. (Foto: Archivo GEC)

El Comercio, 05 de enero de 2020
(Informe El Comercio / IPE)

Las reformas económicas que inició el Perú en la década de 1990 –algunas de ellas consignadas en la Constitución de 1993– han sido seguidas de un crecimiento económico extraordinario basado en la estabilidad macroeconómica, la limitación de la actividad empresarial del Estado, la promoción de la inversión privada y de la competencia, y el desarrollo de las exportaciones.

Mientras que el crecimiento promedio anual del Perú entre 1975 y 1993 fue de apenas 0,7%, el más bajo de Sudamérica, desde 1994 hasta el 2018 el país lideró la región con un crecimiento promedio de 4,9%.

Sin embargo, la convulsión política y social que se vive en otros países latinoamericanos –en particular en Chile– ha abierto nuevamente el debate sobre la naturaleza del régimen económico peruano y sus resultados. A tres semanas de las elecciones legislativas extraordinarias 2020, vale la pena revisar algunos de sus alcances.

En este contexto, el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha estimado un escenario alternativo, teórico, de crecimiento para el Perú en el cual las reformas estructurales de los noventa no se hubieran implementado. Los resultados apuntan a que el marco económico moderno ha permitido un mayor avance en términos de riqueza promedio de los peruanos y reducción de la pobreza monetaria del que se hubiera logrado si continuaba con el modelo económico previo.

¿QUÉ MODIFICACIONES SE HICIERON EN 1993?

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa –la eliminación de controles de precios y simplificación tributaria y arancelaria, por ejemplo–, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico.

Los principios generales del régimen económico actual respaldan la libertad empresarial, la libre competencia y la libertad de contratación como pilares del funcionamiento de la economía. Además, el artículo 60 establece que el Estado solo puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, a diferencia de la Constitución de 1979 que permitía con más holgura la actividad empresarial del Estado.

Para promover la estabilidad macroeconómica, el artículo 84 estableció la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que se tradujo en la prohibición de que la autoridad monetaria sea fuente de financiamiento del Gobierno, como lo había sido durante los años ochenta. Así, se definió que el propósito principal del BCRP es preservar la estabilidad monetaria y controlar la inflación. Otras reformas clave siguieron a partir de 1998.

UN PERÚ SIN REFORMAS

Para evaluar el impacto de estos cambios, el modelo genera un escenario alternativo sin reformas sobre el cual comparar. Un procedimiento para lograrlo es el método de control sintético (MCS), el cual construye este escenario –un “Perú sintético”– sobre la base de un promedio ponderado de países similares al Perú en sus características económicas antes de la Constitución de 1993. Por lo tanto, el impacto estimado será la diferencia entre los resultados del Perú real y el “Perú sintético”.

En este ejercicio, la medida de bienestar analizada es el PBI real per cápita. Entre 1975 y 1993, el nivel de riqueza promedio del Perú real y del control sintético fue muy similar, lo que apunta a que la comparación es adecuada.

Los resultados de la estimación muestran que el crecimiento promedio del PBI per cápita peruano luego del cambio constitucional (3,8%) fue casi 2 puntos porcentuales superior a lo que hubiera sido sin el cambio de modelo. Asimismo, entre 1994 y el 2016, el nivel de riqueza promedio por año de los peruanos fue casi 17% mayor al del Perú alternativo sin reformas.

Como una extensión a este impacto, se pueden inferir también los efectos que el régimen ha tenido sobre la reducción de la pobreza monetaria. Para ello, se estima una medida de elasticidad entre el crecimiento del PBI per cápita y la pobreza durante 1991 y 2016. Es decir, se calcula la relación entre la expansión de la economía y la caída de la pobreza. El ejercicio muestra que, si el PBI per cápita hubiese crecido al ritmo del Perú sintético, la reducción de la pobreza hubiese sido más lenta y se encontraría alrededor del 35%, cerca de 14 puntos porcentuales por encima de la cifra observada en los últimos años. La pobreza en el 2018 alcanzó al 20,5% de la población nacional.

AGENDA PENDIENTE

Continuar con la senda de crecimiento requiere un nuevo impulso de reformas, principalmente aquellas destinadas a incrementar la productividad. Según el BCRP, entre el 2016 y el 2020, la productividad del trabajo y capital tan solo contribuirá 0,2 puntos porcentuales al crecimiento promedio anual del período (3,6%), muy por detrás de la contribución de 2,4 puntos porcentuales entre el 2001 y el 2010. La agenda pendiente pasa por mejorar la calidad del sistema laboral, de la infraestructura, de la educación, de la gestión pública, y de la regulación estatal en general. Todo ello, sin embargo, se debe lograr cuidando lo ya avanzado.

Lampadia




Cómo la guerra comercial Sino-Estadounidense está afectando los mercados de productos básicos

Cómo la guerra comercial Sino-Estadounidense está afectando los mercados de productos básicos

Sus efectos se extienden más allá de las dos superpotencias.

The Economist
2 de diciembre de 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Los precios de los productos básicos han estado en una montaña rusa en los últimos años. Impulsados por la demanda china, alcanzaron un pico vertiginoso en 2011. El exceso de oferta y los temores de una desaceleración de los mercados emergentes llevaron a una larga caída hasta 2016. Luego, los precios comenzaron a recuperarse, hasta que el presidente Donald Trump comenzó a aumentar los aranceles de importación estadounidenses en 2018, provocando represalias de China. Se avecinaba una desaceleración mundial, exacerbada por la guerra comercial. Pero en octubre, Trump suspendió algunos aumentos de tarifas. Las esperanzas de una mini tregua estaban en el aire, pero la semana pasada el presidente estadounidense enfureció a China al firmar un proyecto de ley que apoya a los manifestantes en favor de la democracia en Hong Kong. Esto puede haber estancado un trato. Los precios de los productos básicos han seguido estos giros y vueltas.

Considera el algodón. China es el mayor consumidor mundial de fibra y Estados Unidos el mayor exportador. Los precios han caído una cuarta parte desde mediados de 2018. Eso refleja en parte la desaceleración de la demanda de ropa, ya que la economía de China se ha desacelerado. Pero el aumento arancelario de China del 25% sobre las importaciones estadounidenses también ha amortiguado la demanda, haciendo que los precios caigan. Los fondos de cobertura se han vuelto bajistas y se pronostica que los inventarios estadounidenses serán los más altos en una década.

China también ha golpeado a otros productos agrícolas estadounidenses con aranceles. Como resultado, China está tomando una proporción menor de las exportaciones estadounidenses de granos, soja y pieles este año que en 2017. (Una demanda clave de la administración Trump en las conversaciones comerciales es que China compre más de su producto. Aunque China está comprando más soja) Como resultado, su participación en las exportaciones estadounidenses aún no se ha recuperado por completo.) Las exportaciones de madera estadounidense a China han caído en un 40%, y los madereros han hecho recortes y despidos.

Los efectos de la guerra comercial se extienden más allá de América y China. China representa las tres cuartas partes de las exportaciones de lana de Australia. Temiendo los aranceles estadounidenses sobre la ropa hecha en China, ha reducido las compras. Los precios de la lana han bajado un cuarto desde su máximo histórico de septiembre de 2018.

Mientras tanto, los metales están cada vez más expuestos a la guerra comercial. Ante los inminentes aranceles, los mercados pronostican una demanda mundial más débil y los precios han caído. La última ronda de aranceles de Trump anunciada en agosto afectó los precios de los metales más que los anuncios anteriores. Los metales también están más estrechamente relacionados con el ciclo económico que los productos agrícolas. El cobre, por ejemplo, se considera un referente porque se usa en viviendas y construcción. En septiembre alcanzó un mínimo de dos años.

En contraste, el oro ha estado brillando en medio de la incertidumbre. Las preocupaciones sobre las tensiones geopolíticas y el crecimiento económico han impulsado la demanda. El precio del oro ha aumentado un 15% desde el comienzo del año, a alrededor de $ 1,500 la onza. En septiembre alcanzó su nivel más alto desde la primavera de 2013. Pero a medida que aumentaron las esperanzas de una tregua comercial, el precio perdió parte de su brillo y el cobre recuperó un poco de brillo.

El índice de precios de los productos básicos de The Economist fue modificado en octubre de 2019. Nuestros nuevos pesos se pueden encontrar en el siguiente cuadro:

 




Algunos anuncios positivos, pero falta lo fundamental

Algunos anuncios positivos, pero falta lo fundamental

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La lucha contra lo corrupción es, por supuesto, positiva si es algo más que justicia plebiscitaria e instrumento político, y está en duda si lo es. Por lo pronto, fue usada por el presidente Vizcarra en el CADE para centrar su discurso en torno a ella y evadir los temas que requieren acción del gobierno si queremos recuperar crecimiento para reducir la pobreza y la desigualdad. Temas que eran ineludibles en una cita de empresarios que hubieran podido ser persuadidos de que algo consistente se está haciendo para animarlos a volver a invertir. 

La ministra de Economía, María Antonieta Alva, lo intentó en alguna medida, dejando ver que sin duda le dará un carácter propio y diferente a su gestión. Desde el título de su presentación en CADE: “Más competitividad para el cierre de brechas sociales”, expresó un nivel de compromiso con los problemas sociales e institucionales del país que no es común en los jefes de esa cartera. El programa económico debería tener, efectivamente, como fin último, eliminar la pobreza y reducir las brechas sociales, y está muy bien que la ministra lo tenga como objetivo final porque eso debería llevarla a realizar las reformas que se requieren para ese fin y a buscar la reactivación de la inversión privada, porque al final el crecimiento económico acelerado es el gran reductor de la pobreza y de las brechas sociales.

Institucionalidad

La ministra comienza su presentación, en ese sentido, con el apoyo a las reformas institucionales, que sin duda son indispensables para mejorar la competitividad y productividad del país. Anunció la prioridad dada a la “función justicia” en el presupuesto del próximo año, tal como podemos ver en el siguiente gráfico.

Son casi 1,000 millones de soles más para la Fiscalía de la Nación, el Poder Judicial, el Ministerio de Justicia y la Contraloría. No conocemos el detalle que, sin embargo, es muy importante. Casi la mitad de esos recursos van, por ejemplo, a la Fiscalía: ¿para incrementar el equipo que promueve prisiones preventivas abusivas que luego deben ser revocadas por el Tribunal Constitucional? ¿Para continuar con la justicia plebiscitaria?

La corrupción, como sabemos, está íntimamente imbricada en el sistema judicial mismo. Para limpiar y transformar ese sistema tenemos que ir a la implantación de los expedientes digitales a todo nivel, a la oralización de los procesos civiles, a la creación de una carrera judicial meritocrática basada en evaluaciones. ¿Se está poniendo recursos para eso?

Pobreza y brechas sociales

En cuanto a la reducción de las brechas sociales, la ministra menciona la pobreza, la anemia y el acceso a agua potable, y anuncia la incorporación de 4 millones de peruanos al SIS. Pero solo menciona incrementos presupuestales para combatir el friaje y la violencia contra la mujer. ¿Cómo vamos a hacer para que un SIS desbordado, desfinanciado e ineficiente incorpore a 4 millones de personas más? La ministra mencionó el Decreto de Urgencia respectivo, que contiene, efectivamente, algunos lineamientos para mejorar la gestión, pero entre esos lineamientos no aparece lo fundamental: pagar por resultados (que se haya resuelto el problema de salud del paciente y que este se lleve todos sus medicamentos gratis), y no por número de atenciones como es ahora, que fomenta el sobregasto y la corrupción. 

Tampoco anunció nada respecto a reconvertir Juntos en Juntos Productivo o expandir programas como Sierra Productiva, única manera de reducir radicalmente la pobreza rural de manera sostenible y no asistencialista.

Reformas de la inversión pública

¿Anunció la ministra reformas propiamente económicas? Sí, pero solo algunas vinculadas a la inversión pública que, dicho sea de paso, ¡cayó 15% en noviembre! Explicó el DU publicado el mismo viernes 29 que establece medidas para asegurar la ejecución de los 52 proyectos del Plan Nacional de Infraestructura. Dichas medidas son, entre otras, su priorización, la exoneración de habilitación urbana y licencia de construcción para dichos proyectos, prioridad en atender trámites, permisos y licencias de obras, y la simplificación de liberación de interferencias.

Sin duda es bueno que se haya dado ese DU para que el Plan Nacional de Infraestructura, un avance importante, se ejecute y no se quede en el papel, aunque algunas de las soluciones propuestas ya existen desde años y no han dado mayor resultado según Gonzalo Prialé, ex presidente de AFIN. Veremos.

La ministra también hizo mención al DU orientado a la reactivación de 867 obras paralizadas en el Gobierno Nacional y Regional por más de S/ 16 mil millones (2,2% del PBI), y anunció el relanzamiento del bono por cumplimiento de metas para gobiernos sub-nacionales. Lo más interesante fue el anuncio de la reforma del marco legal de la contratación pública, incorporando el know how de los juegos Panamericanos. No entró en detalles, pero es claro que eso debería llevar a modificar completamente la ley de contrataciones, pasando a un modelo de confianza y comunicación que destierre la cultura de la sospecha y la presunción de corrupción. Habría que adaptar la ley de contrataciones del Reino Unido.

También anunció la conversión de Proinversión en una agencia especializada para la estructuración y adjudicación de proyectos, sin entrar en pormenores.

Simplificación regulatoria  

En cuanto a “mejorar el ambiente de negocios para impulsar la inversión privada”, mencionó un “proceso permanente de mejora de la calidad regulatoria” y anunció la simplificación de 30 procedimientos. Debe haber habido un error. Quizá se refería al 30% de los procedimientos, porque 30 son nada. Según Zarella Sierra de la Secretaría de Gestión Pública, el proceso de Análisis de Calidad Regulatoria (ACR) ha llevado a eliminar más de 700 procedimientos administrativos o trámites y a ratificar o validar algo más de 1,400, de los cuales los 100 más complejos volverán a pasar un ACR. Sin embargo, en la DIGEMID, por ejemplo, no se ha logrado hasta la fecha reducir procedimientos o trámites importantes -algo vital para que la población acceda a medicamentos de calidad y baratos-, debido a la resistencia burocrática.

El gobierno como tal no parece muy consciente de estos avances, ni los publicita. La ministra tampoco anunció nada respecto de la aplicación al conjunto de normas del Análisis de Impacto Regulatorio (RIA), un instrumento más poderoso aun que los ACR para facilitar la inversión y reducir la corrupción, porque elimina no trámites sino las normas mismas que regulan la actividad económica.  

Sí se refirió a incluir los TUPA estandarizados en el Plan de Incentivos Municipales. Eso está bien, pero a la fecha sólo se ha estandarizado el TUPA para la licencia de funcionamiento. Aún falta el relativo a la licencia de Construcción. Ya lleva casi un año de retraso, pero se dice que saldría el primer trimestre del 2020.

Nada sobre reformas económicas y laborales

En cuanto a la producción misma, reiteró que se impulsará el proceso de diversificación productiva a través de las mesas ejecutivas en los sectores priorizados que son el forestal, el acuícola y el turismo. Estas mesas ya vienen funcionando, y sin duda son una buena idea.

Pero no hubo anuncio alguno para sacar por DU diversas reformas que propone el propio Plan Nacional de Competitividad aprobado por el gobierno el 28 de julio. Por ejemplo, la ley para crear régimen único tributario, eliminando el RUS, el RER y el Mype Tributario para crear una sola escala gradual y progresiva que elimine el incentivo al enanismo y a la evasión y permita, junto con la masificación de comprobantes electrónicos, incorporar a la base informal a la formalidad.

Menos aún las reformas laborales, ni siquiera las inocuas que fueron incorporadas en dicho plan como la ley del teletrabajo y la de modalidades formativas.

El presidente, una vez más, desperdicia su capital político a costa del país. Lampadia




¿Más impuestos a los ricos?

¿Más impuestos a los ricos?

Una de las principales líneas de los discursos de las izquierdas políticas gira en torno a la redistribución del ingreso y la mayor carga tributaria hacia los segmentos de las poblaciones más acomodadas que ello implica.

La discusión de la desigualdad en la región, hoy en día en boga a propósito de las protestas en Chile, ha retomado fuerza y según tales grupos políticos, es causado principalmente por la sobreabundancia de multimillonarios egoístas, cuyas cuotas de poder se mantienen a expensas de un Estado distraído e irresponsable.

Pero la verdad del asunto es que este enfoque implementado en la práctica no solo yerra sino que filosóficamente también es peligroso. La idea de que para tener una sociedad más igualitaria pasa necesariamente por imponer más impuestos a las clases ricas no solo ha fracasado en nuestra región, sino también en el mundo desarrollado.

A continuación, se muestra un gráfico elaborado por Macroconsult para la región que muestra cómo la políticas redistributivas han tenido apenas un impacto marginal en reducir el coeficiente de Gini-  indicador más utilizado para medir la desigualdad del ingreso en una economía – en todos los países del bloque.

Fuente: Macroconsult

Siendo además conscientes de que el Estado por naturaleza es ineficiente en la asignación de recursos, el foco de la atención no debiera ser la redistribución de ingresos para reducir la desigualdad, sino la generación de mayor crecimiento económico para un escape persistente de la pobreza y la consecuente mejora de la calidad de vida de los hogares, evitando que sectores privilegiados capturen rentas indebidamente, sin competencia, por ejemplo. Es de esta forma que se reduce la verdadera desigualdad, puesto que permite a los individuos con un mayor poder adquisitivo acceder a mejores servicios salud, educación, vivienda, entre otros sin que haya una dependencia presente de las arcas fiscales y los impuestos que ello conllevan.

Lamentablemente y aún con la evidencia en mano, el vapuleo de las clases ricas como principal arma para combatir la desigualdad sigue aún vigente en las discusiones políticas no solo en nuestra región sino también en países desarrollados como EEUU y Gran Bretaña. Ello lo muestra un reciente artículo escrito por The Economist que compartimos a continuación.

Creemos que es imperativo no solo desechar dicho enfoque por su fracaso en la práctica sino porque además, como bien enfatiza el popular medio británico, la generación de impuestos punitivos a las clases ricas puede introducir desincentivos a la innovación e inversión y por ende reducir la generación de empleo que beneficiaría a las clases más necesitadas, justo a las que se quiere ayudar.

La batalla de ideas persiste y nosotros seguiremos defendiendo, como hemos estado haciendo, nuestra postura de que el crecimiento económico es el motor más potente del progreso humano. Lampadia

En defensa de los multimillonarios
Las grandes fortunas personales son una guía poco confiable de por dónde la política del gobierno salió mal

Los ataques indiscriminados contra los súper ricos harán más daño que bien

The Economist
9 de noviembre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Vapulear a los multimillonarios está ganando popularidad, especialmente entre los candidatos para ser presidente de EEUU. Elizabeth Warren quiere tomar hasta el 6% de su riqueza en impuestos cada año. Bernie Sanders dice que “no deberían existir”. “Cada multimillonario es un fracaso político”, dice un eslogan común de izquierda. También en las elecciones británicas, los súper ricos están bajo fuego. Jeremy Corbyn, el líder del Partido Laborista, dice que una sociedad justa no contendría nada. El 31 de octubre prometió “perseguir” a los plutócratas de Gran Bretaña, destacando a cinco personas y lamentando un “sistema corrupto”.

Los izquierdistas que explotan la desigualdad no son nada nuevo. Pero la idea de que grandes fortunas personales se hacen posibles solo cuando el gobierno va mal es una idea más novedosa y seria. También está equivocada. La riqueza personal es, en el mejor de los casos, una señal poco confiable de mal comportamiento o políticas fallidas. A menudo lo contrario es cierto.

La acusación de la izquierda se basa en un núcleo de verdad. Cuando la competencia es feroz y justa, las ganancias persistentemente altas deberían ser difíciles de mantener. Sin embargo, en ambos lados del Atlántico, demasiadas empresas obtienen ganancias extraordinarias en mercados concentrados. Algunos multimillonarios han prosperado donde la competencia ha fallado. Facebook y Google dominan la publicidad en línea; a Warren Buffett le gustan las empresas con “fosos” que mantienen alejados a sus rivales. Mientras tanto, el sistema político de EEUU está plagado de lobistas que animan a los políticos de turno. Alrededor de una quinta parte de los multimillonarios de EEUU hicieron su dinero en industrias en las que la captura del gobierno o la falla del mercado es común.

Sin embargo, muchos otros operan en mercados competitivos. Los minoristas, propiedad de Mike Ashley, uno de los objetivos de Corbyn, son conocidos por sus bajos precios y su competencia despiadada (así como por sus cuestionables condiciones de trabajo), no por la búsqueda de rentas. Por cada Mark Zuckerberg, el jefe de Facebook, hay varios empresarios de tecnología con muchos rivales. Piense en Anthony Wood, quien creó Roku, una plataforma de transmisión de video; o Tim Sweeney, cofundador de la firma detrás de “Fortnite”, un videojuego. Nadie puede acusar seriamente a estos innovadores de haber cosido sus mercados o de depender de los favores estatales. Lo mismo ocurre con deportistas como Michael Jordan o músicos como Jay-Z, multimillonarios. Incluso los fondos de cobertura enfrentan una feroz competencia por los fondos de los inversores, por lo que tantos están tirando la toalla.

Cuando el capitalismo funciona bien, la competencia reduce las ganancias para algunos, pero también las produce para otros a medida que los empresarios se apoderan de los mercados, frente a políticos adormilados. Su éxito eventualmente desencadenará otro ciclo de interrupción, pero mientras tanto se pueden hacer fortunas. Los fundadores de MySpace, un sitio web de redes sociales, se enriquecieron cuando lo vendieron a News Corp; posteriormente, Facebook comió su almuerzo. Blockbuster, una tienda de alquiler de videos, ayudó a hacer de Wayne Huizenga un multimillonario; entonces llegó Netflix. Este proceso crea grandes beneficios para la sociedad. Según las estimaciones de William Nordhaus, economista, entre 1948 y 2001 los innovadores capturaron solo el 2% del valor que crearon. Quizás es por eso que los multimillonarios son tolerados incluso por países con credenciales socialdemócratas impecables: Suecia y Noruega tienen más multimillonarios por persona que EEUU.

Los impuestos deben imponerse progresivamente. Pero eso no justifica la redistribución ilimitada o los gravámenes punitivos. El impuesto sobre el patrimonio propuesto por Warren ya se ha duplicado una vez durante su campaña. Thomas Piketty, un economista detrás de muchas de las estadísticas de desigualdad más citadas, quiere un impuesto al patrimonio de hasta el 90% sobre los multimillonarios más ricos. Tal expropiación seguramente enfriaría los incentivos para innovar y asignar capital de manera eficiente. Una economía con menos empresarios podría tener menos multimillonarios, pero en última instancia sería menos dinámica, dejando a todos peor.

La riqueza es preocupante cuando se atrinchera o se protege de las fuerzas disruptivas. Donde se ha establecido esa decadencia, los gobiernos deberían abordarla directamente. Independientemente de lo que diga Corbyn, Gran Bretaña apenas es corrupta según los estándares mundiales: el soborno es raro, por ejemplo. Pero sí tiene un problema con la riqueza heredada, la fuente de una quinta parte de la fortuna de los multimillonarios. Mayores impuestos a la herencia serían bienvenidos allí y EEUU, donde es demasiado fácil pasar riqueza entre las generaciones.

Una agenda más amplia para atacar las rentas mientras se mantiene el dinamismo debilitaría la protección excesiva de la propiedad intelectual y los derechos de autor, que a menudo duran demasiado. (Vender Lucasfilm más de tres décadas después de la primera película de “La guerra de las galaxias” no debería haberle dado a George Lucas US$ 4,000 millones). Sacudiría la aplicación de la ley antimonopolio para promover la competencia en las industrias antiguas y nuevas por igual. Y lo más importante, arreglaría las leyes de financiamiento de campañas de EEUU para librar a su sistema político de la captura corporativa tanto a nivel estatal como federal.

Hacer todo esto lograría mucho más que un ataque indiscriminado contra los ricos, y sin el daño asociado. Por supuesto, corrija las fallas de la política. Pero los multimillonarios suelen ser el objetivo equivocado. Lampadia




México paralizado

México paralizado

Como era de esperarse, el crecimiento económico del país azteca a duras penas bordeará el 0.5% este año como ya dejaban entrever las proyecciones de diversos organismos internacionales como el FMI, pero que las últimas cifras de la producción nacional han terminado por confirmar.

El populismo de izquierda de AMLO, implementado en la política económica a través de la animadversión hacia la inversión privada y extranjera, el desenfrenado gasto social y la promoción de proyectos de infraestructura que no contribuyen al interés nacional sino a exclusivos favoritismos, ya le ha empezado a pasar factura no solo en la degeneración de los incentivos de los inversionistas, sino en una escalada del déficit fiscal.

Y como señala un reciente artículo de The Economist, que compartimos líneas abajo, es altamente probable que esta tendencia se siga prolongando en los próximos años, si no se retrocede en dichos lineamientos y no se atacan los verdaderos problemas estructurales de la sociedad mexicana como son el mercantilismo aún reinante en varios sectores estratégicos, los altos niveles de delincuencia y los pésimos rendimientos educativos a nivel global que aún caracterizan México.

Lo que es peor, las recientes declaraciones de AMLO respecto a darle asilo al ahora ex presidente y renunciante Evo Morales, un dictador de izquierda en Bolivia, reconfirman su adherencia ideológica al socialismo del siglo XXI, que como hemos escrito extensamente en Lampadia: Estancamiento en América Latina, ha sido el principal causante del estancamiento de nuestra región en el presente siglo. A la luz de estos hechos no se puede augurar nada bueno para el futuro económico inmediato de México, si es que no se cambia el enfoque de ataque persistente a las inversiones, trabándolas en pleno proceso de implementación como ocurrió con el cierre de la construcción del aeropuerto internacional de México o la cancelación de las inversiones en el sector hidrocarburos y la consecuente interrupción de los ductos de petróleo.

Esperamos que el líder tome conciencia de las recomendaciones de The Economist si es que no quiere que su pueblo sufra los embates de un estancamiento persistente, como parece será el fin del presente año. Lampadia

La vida después del neoliberalismo
El presidente radical de México sirve a la mediocridad económica

El primer año de AMLO en el cargo no ha tenido el crecimiento que necesita

The Economist
9 de noviembre, 2019
Traducida y comentada por Lampadia

Los presidentes mexicanos tienden a no hacer que la economía comience a tomar vuelo cuando asumen el cargo. Los últimos seis líderes vieron cómo la economía se contraía en un promedio de 0.4% durante su primer año, pero luego disfrutaron de un crecimiento de 3.5% en su sexto y último año (ver gráfico líneas abajo). Es tan probable que los gobiernos enriquezcan a sus aliados a expensas de todos los demás, que cada transferencia de poder hace que los inversores retrocedan hasta que sepan cuál es su posición. Por lo tanto, puede no ser una sorpresa que México apenas crezca en 2019, el primer año de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Pero a los economistas les preocupa que el malestar pueda persistir esta vez.

López Obrador llegó al poder a lomos de la indignación popular contra el statu quo. El populista de izquierda quiere centralizar el poder, aumentar el alcance del Estado y equilibrar los libros, todo mientras alcanza un crecimiento anual del PBI del 4%, “el doble del crecimiento logrado en el período neoliberal”.

La lista de dolores de cabeza es larga. La confianza del consumidor, que se disparó después de la toma de posesión de López Obrador, se ha desplomado. Los fabricantes están luchando: en el último año, las importaciones de bienes de capital disminuyeron un 16% en términos de dólares, la mayor caída desde la crisis financiera mundial. El ritmo de creación de empleo formal se ha desacelerado durante el año pasado. Los economistas han recortado repetidamente las previsiones de crecimiento.

No toda la oscuridad es casera. Las exportaciones, que alguna vez fueron un punto brillante, están creciendo más lentamente, afectadas por la lenta demanda en EEUU. Las amenazas del presidente Donald Trump, primero de romper el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y luego de imponer aranceles a México para disuadir la migración centroamericana, han aumentado la incertidumbre.

Pero las empresas también se quejan de mensajes mixtos del presidente de México. Golpea al sector privado mientras sus asesores insinúan que las políticas favorables a los negocios están a la vuelta de la esquina. Desechó un aeropuerto de US$ 13,000 millones que ya estaba en construcción porque lo consideraba demasiado caro; ordenó la renegociación de un contrato de gasoducto que él consideraba demasiado generoso. En julio, Carlos Urzúa, secretario de finanzas tecnocrático, renunció y acusó al gobierno de caer en el extremismo sobre la evidencia al tomar decisiones.

Los compromisos fiscales del gobierno lo han atrapado en un ciclo de retroalimentación negativa, dice Gabriel Lozano de JPMorgan Chase, un banco. Un objetivo de superávit presupuestario del 1% para 2019 se apoyó recortando la remuneración de los trabajadores del sector público, comenzando por el presidente. Pero los recortes de gastos han frenado la economía. Los ingresos fiscales han superado las expectativas, en parte porque el pronóstico del presupuesto de crecimiento del PBI del 2% era optimista, y también debido a un éxodo de burócratas experimentados de la agencia de recaudación de impuestos.

El gobierno ha allanado la mitad de los 300,000 millones de pesos (US$ 15,000 millones) en su fondo de estabilización fiscal para compensar el déficit. El presupuesto del próximo año también es más optimista sobre el crecimiento económico que la mayoría de los economistas. El compromiso del gobierno con la prudencia presupuestaria también podría tambalearse antes de las elecciones de mitad de período en 2021. Parece probable que haya otro año de decepción fiscal, y podría limpiar por completo el fondo del día lluvioso del gobierno.

Por su parte, López Obrador quiere derrochar en proyectos favoritos, incluida una refinería de petróleo en su estado natal de Tabasco y un “tren Maya” a través de la selva mexicana. Con la economía parada, esos planes no son sostenibles. Los leales reconocen que su índice de aprobación es extremadamente alto. Ya ha tenido que retrasar las pensiones de vejez más generosas.

Las fuerzas externas pueden ofrecer una salida del desastre. La guerra comercial de EEUU con China significa que México debería estar atrayendo a los inversores que buscan protegerse contra el riesgo de China, dice Luis de la Calle, economista. La brecha entre las tasas de interés del Banco de México y las de la Reserva Federal de EEUU es de 6.25 puntos porcentuales, mayor que en otros países con una calificación crediticia de grado de inversión. El gobierno quiere financiar de forma privada hasta 1,600 proyectos de infraestructura, que el presidente espera que “reactiven” la economía.

Un impulso económico a corto plazo también debería provenir de un gran aumento en la producción de petróleo el próximo año, cuando las empresas privadas comiencen a bombear petróleo en virtud de contratos firmados como parte de las reformas energéticas del gobierno anterior. (López Obrador no ha permitido nuevas rondas de licitación, aunque sus asesores insinúan una apertura el próximo año).

Los pesimistas se preocupan porque no hay oportunidad que este gobierno no pueda desperdiciar. Al asumir el cargo, podría haber abordado un problema fundamental: un sistema económico que permite a los capitalistas compinches y evita que las pequeñas empresas se expandan. Podría haber tratado con un empeoramiento de la violencia, o haber elevado los pobres niveles de educación. Superar todo esto podría haber valido un golpe temporal para el PBI. El riesgo es que, incluso si este gobierno pasa indemne por su caída del primer año, no espera ningún pago. Lampadia




Los avances del Internet de las cosas

Los avances del Internet de las cosas

El denominado Internet de las Cosas (IoT, en adelante), tecnología que permitirá la conectividad a la red de prácticamente cualquier bien físico a través de la implantación de chips, parece un fenómeno lejano en nuestro país; sin embargo, ya viene siendo una realidad en el primer mundo.

Un reciente artículo escrito por The Economist, que compartimos líneas abajo, incide en un listado de iniciativas del sector privado en EEUU que ya han puesto en la práctica el IoT en sectores económicos importantes como el automotriz o el comercio electrónico. Pero más importante aún lanza predicciones sobre los saltos cuánticos que se generarían en los modelos de negocio y en el mismo capitalismo desde sus fundamentos, una vez que sea instaurado plenamente en los países.

Conceptos que van desde la propiedad, el uso de los datos y la competencia en el mercado, serán sacudidos por esta tecnología, para bien en muchos casos pero que también sugiere una serie de interrogantes para la formulación de políticas públicas.

Por el lado de los beneficios, por ejemplo, es que permitiría un “tracking” de los productos vendidos, abriendo un abanico de posibilidades de servicios conexos como el reabastecimiento o mantenimiento de manera autónoma.

Sin embargo, y como hemos escrito en anteriores oportunidades (ver Lampadia: La biometría del comportamiento, Criptomonedas: ¿Fraude para despistados?), el problema de varias de estas tecnologías provistas por la 4ta Revolución Industrial,  es la posible violación de la seguridad de los datos personales. En el caso del IoT, este punto se torna más crítico porque su mismo accionar depende ya no solo de datos virtuales de los usuarios (correo electrónico, compras por internet, etc), sino también de los datos de la misma realidad física de estos. En todo caso y para evitar violaciones a los derechos de propiedad personales, tendría que informarse siempre al consumidor sobre qué datos serán utilizados para brindar el servicio o bien respectivo, algo que raras veces sucede en el mundo de las redes sociales, por ejemplo.

Por lo demás, creemos que este nuevo internet, permitirá grandes mejoras en la productividad y por ende mayor crecimiento económico a nivel mundial. Una buena noticia dado el contexto actual de desglobalización, el cual promete sentar precedentes negativos permanentes en el crecimiento potencial global (ver Lampadia: ¿Recesión global en 2020?).

En ese sentido, al Perú no le queda otra opción que abrazar el IoT, junto al también anhelado 5G (ver  Lampadia: ¿Cómo afectara el 5G a nuestras vidas?), cuando por fin arribe a América Latina, si pretende escalar en los índices de competitividad internacional. Lampadia

Chips con todo
Ahora el mundo cambiará a medida que las computadoras se extiendan a objetos cotidianos

El “Internet de las cosas” cambiará fundamentalmente la relación entre consumidores y productores

The Economist
12 de setiembre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El 29 de agosto, cuando el huracán Dorian siguió hacia la costa este de EEUU, Elon Musk, el jefe de Tesla, un fabricante de automóviles eléctricos, anunció que algunos de sus clientes en el camino de la tormenta descubrirían que sus automóviles habían desarrollado repentinamente la capacidad de conducir más lejos con una sola carga de batería. Al igual que muchos vehículos modernos, los productos de Musk se consideran mejor como computadoras con ruedas conectadas a Internet. Los modelos más baratos de la línea de Tesla tienen partes de sus baterías desactivadas por el software del automóvil para limitar su alcance. Con solo tocar un teclado en Palo Alto, la empresa pudo eliminar esas restricciones y dar a los conductores acceso temporal a la potencia total de sus baterías.

Los autos computarizados de Musk son solo un ejemplo de una tendencia mucho más amplia. A medida que las computadoras y la conectividad se vuelven más baratas, tiene sentido convertirlas en más y más cosas que no son, en sí mismas, computadoras, desde pañales y cafeteras hasta vacas y robots de fábrica, creando un “Internet de las cosas”, o IoT. Es una revolución lenta que se ha acelerado durante años, ya que las computadoras han llegado a los automóviles, teléfonos y televisores. Pero la transformación está a punto de pasar a toda marcha. Una previsión es que para el 2035 el mundo tendrá un billón de computadoras conectadas, integradas en todo, desde empaques de alimentos hasta puentes y ropa.

Tal mundo traerá muchos beneficios. Los consumidores obtendrán conveniencia, y productos que pueden hacer cosas que las versiones no computarizadas no pueden. Los timbres inteligentes de Amazon Ring, por ejemplo, vienen equipados con sensores de movimiento y cámaras de video. Trabajando juntos, también pueden formar lo que es, en efecto, una red privada de circuito cerrado de televisión, lo que permite a la empresa ofrecer a sus clientes un esquema de “vigilancia digital del vecindario” y transmitir cualquier video interesante a la policía.

Las empresas obtendrán eficiencia, ya que la información sobre el mundo físico que solía ser efímero e incierto se vuelve concreta y analizable. La iluminación inteligente en edificios ahorra energía. La maquinaria computarizada puede predecir sus propias averías y programar el mantenimiento preventivo. Las vacas conectadas pueden hacer un seguimiento de sus hábitos alimenticios y signos vitales en tiempo real, lo que significa que producen más leche y requieren menos medicamentos cuando enferman. Tales ganancias son individualmente pequeñas pero, compuestas una y otra vez en una economía, son la materia prima del crecimiento, potencialmente una gran parte de él.

Sin embargo, a largo plazo, los efectos más llamativos del IoT estarán en cómo funciona el mundo. Una forma de pensarlo es como la segunda fase de internet. Esto llevará consigo los modelos de negocio que han llegado a dominar la primera fase, por ejemplo, los monopolios de la “plataforma” que todo lo conquista, o el enfoque basado en datos que los críticos llaman “capitalismo de vigilancia”. Cada vez más empresas se convertirán en empresas tecnológicas; internet se volverá omnipresente. Como resultado, una serie de argumentos no resueltos sobre propiedad, datos, vigilancia, competencia y seguridad pasarán del mundo virtual al real.

Comience con la propiedad. Como demostró Musk, Internet les brinda a las empresas la capacidad de mantenerse conectadas a sus productos incluso después de que se hayan vendido, transformándolos en algo más cercano a los servicios que a los bienes. Eso ya ha desdibujado las ideas tradicionales de propiedad. Cuando Microsoft cerró su tienda de libros electrónicos en julio, por ejemplo, sus clientes perdieron la capacidad de leer los títulos que habían comprado (la empresa ofreció reembolsos). Algunos de los primeros en adoptar dispositivos de “hogar inteligente” han descubierto que dejaron de funcionar después de que las empresas que los hicieron perdieron interés.

Eso inclina el equilibrio de poder del cliente al vendedor. John Deere, un fabricante estadounidense de tractores de alta tecnología, se ha visto envuelto en una disputa por las restricciones de software que impiden a sus clientes reparar sus tractores ellos mismos. Y dado que el software no se vende sino que tiene licencia, la empresa incluso ha argumentado que, en algunas circunstancias, un comprador de tractores puede no comprar un producto, sino que solo recibe una licencia para operarlo.

Los modelos de negocios virtuales se sacudirán en el mundo físico. Las empresas tecnológicas generalmente están felices de moverse rápido y romper los pronósticos. Pero no se puede lanzar la versión beta de un refrigerador. Apple, un fabricante de teléfonos inteligentes, proporciona actualizaciones para sus teléfonos durante solo cinco años más o menos después de su lanzamiento; los usuarios de teléfonos inteligentes Android tienen la suerte de obtener dos. Pero productos como lavadoras o maquinaria industrial pueden tener una vida útil de una década o más. Las empresas necesitarán descubrir cómo soportar dispositivos computarizados complicados mucho después de que sus programadores originales hayan avanzado.

Los datos serán otro punto de inflamación. Para gran parte de Internet, el modelo de negocio es ofrecer servicios “gratuitos” que se pagan con datos valiosos e íntimos de los usuarios, recopilados con el consentimiento medio informado en el mejor de los casos. Eso también es cierto para el IoT. Los colchones inteligentes siguen el sueño. Los implantes médicos observan y modifican los latidos del corazón y los niveles de insulina, con diferentes grados de transparencia. La industria de seguros está experimentando con el uso de datos de automóviles o rastreadores de ejercicios para ajustar las primas de los clientes. En el mundo virtual, los argumentos sobre qué se debe rastrear y quién posee los datos resultantes pueden parecer aireados y teóricos. En el real, se sentirán más urgentes.

Entonces hay competencia. Los flujos de datos de los dispositivos IoT son tan valiosos como los obtenidos de publicaciones de Facebook o en un historial de búsqueda de Google. La lógica de las empresas basadas en datos, que mejoran cada vez más a medida que recopilan y procesan más información, replicará la dinámica del mercado que ha visto el surgimiento de compañías de plataformas gigantes en Internet. La necesidad de estándares y de que los dispositivos IoT se comuniquen entre sí, se sumará a las ventajas de los líderes, al igual que los temores de los consumidores, algunos de ellos justificados, sobre la vulnerabilidad de los automóviles conectados a Internet, los implantes médicos y otros dispositivos al pirateo.

Es difícil predecir las consecuencias de cualquier tecnología, especialmente una tan universal como la informática. El advenimiento del Internet del consumidor, hace 25 años, fue recibido con optimismo. En estos días, son los defectos de Internet, desde el poder de monopolio hasta el espionaje corporativo y la radicalización en línea, los que dominan los titulares. El truco con el IoT, como con cualquier cosa, será maximizar los beneficios y minimizar los daños. Eso no será fácil. Pero las personas que piensan cómo hacerlo tienen la ventaja de haber vivido la primera revolución de Internet, lo que debería darles una idea de qué esperar. Lampadia




La transición del Orden Global

La transición del Orden Global

La última cumbre del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos), solo ha terminado por confirmar que el orden global está en transición hacia un ambiente desestructurado con menor globalización.

El G7, a pesar de ser poco representativo del mundo global, pues excluye a China, India y Rusia, entre otros, como si lo hace el G20, ha venido marcando un cierto bloque convergente que hoy está prácticamente diluido. Con Trump en plena guerra comercial, que va más allá de China, y Boris Johnson empujando un Brexit agresivo, el bloque no guarda mayor significancia.

Más allá del G7, es claro que la humanidad está en un período de transición hacia la desglobalización. No solo hablamos de temas de comercio, también se trata de temas tecnológicos y geopolíticos.

Esto es muy malo para países como el Perú, que solo pueden traer riqueza del exterior. Un ambiente internacional más restrictivo dificulta el crecimiento de nuestras exportaciones y los flujos de inversión y el crecimiento económico. Ver en Lampadia: Estrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años. Lampadia

El crepúsculo del orden global

Project Syndicate
2 de setiembre de 2019
ANA PALACIO

La reciente cumbre del G7 en Biarritz marcó un cambio más amplio en la gobernanza internacional, alejándose de la cooperación constructiva y hacia discusiones vagas y soluciones ad hoc. La conclusión de la cumbre podría ser un marcador del futuro del orden mundial, que no termina con una explosión, sino con un gemido.

MADRID – Vivimos en una era de hipérboles, en la que los relatos apasionantes de triunfos monumentales y desastres devastadores tienen prioridad sobre las discusiones realistas sobre el progreso gradual y la erosión gradual. Pero en las relaciones internacionales, como en todo, las crisis y los avances son solo una parte de la historia; Si no nos damos cuenta de las tendencias menos sensacionales, es posible que nos encontremos en serios problemas, posiblemente después de que sea demasiado tarde para escapar.

La reciente Cumbre del G7 en Biarritz, Francia, es un buen ejemplo. A pesar de algunos acontecimientos positivos, el presidente francés, Emmanuel Macron, por ejemplo, fue elogiado por mantener a su homólogo estadounidense, Donald Trump, bajo control; poco se logró. Y, más allá de la cuestión de los resultados sustantivos, la estructura de la cumbre presagia una erosión progresiva de la cooperación internacional, un lento y constante desprendimiento del orden global.

Es algo irónico que el G7 presagie el futuro, porque en muchos sentidos es una reliquia del pasado. Formado en la década de 1970, en el apogeo de la Guerra Fría, se suponía que serviría como foro para las principales economías desarrolladas: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos.

Después de la caída de la Unión Soviética, el G7 continuó dando forma a la gobernanza global en temas que van desde el alivio de la deuda hasta las operaciones de paz y la salud global. En 1997, el G7 se convirtió en el G8, con la incorporación de Rusia. Aún así, el cuerpo personificó una era de preeminencia occidental en un orden mundial liberal institucionalizado en plena floración.

Esa era se fue hace mucho tiempo. La crisis financiera de 2008 perjudicó a los miembros principales del organismo, lo que, junto con el auge de las economías emergentes, especialmente China, significaba que el grupo ya no poseía la masa crítica necesaria para guiar los asuntos mundiales.

El G20 más grande y diverso, formado en 1999, superó gradualmente al G8, reemplazando formalmente a este último como el foro económico internacional permanente del mundo una década más tarde. En un entorno global cada vez más complejo y dividido, el estilo flexible de formulación de políticas del G20, incluida la preferencia por compromisos no vinculantes, se consideró más viable que los métodos de leyes duras de las instituciones multilaterales más antiguas.

El G8 se desplazó como un mero caucus. Cuando se suspendió la membresía del G8 de Rusia en 2014, una respuesta a su invasión de Ucrania y anexión de Crimea, se hizo aún menos importante, aunque más cohesivo, y sus miembros compartieron una visión del mundo más coherente. (Algunos, incluido Trump, ahora piden la reintroducción de Rusia en el grupo).

Pero incluso esa ligera ventaja fue demolida con la elección de Trump en 2016. Su administración comenzó a atacar a los aliados y rechazó las reglas, normas y valores compartidos. La situación llegó a su punto más bajo en la Cumbre del G7 de 2018 en Quebec, donde un petulante Trump criticó a su anfitrión, el primer ministro canadiense Justin Trudeau, y rechazó públicamente el comunicado final de la cumbre tan pronto como se emitió.

En ese contexto, la cumbre de este año en Biarritz provocó una gran inquietud. Con pocas esperanzas de consenso sobre cualquier tema consecuente, los anfitriones franceses de la reunión se centraron en mantener las apariencias, eligiendo la conveniencia sobre el impacto. Los objetivos se mantuvieron vagos. De hecho, Macron anunció antes del evento que no habría una declaración final, declarando que “nadie lee los comunicados”.

Pero esa decisión representó una pérdida importante. Los comunicados finales son documentos de política, que proporcionan señales importantes sobre compromisos importantes para la comunidad internacional. La declaración de 2018, que Trump rechazó, tenía 4.000 palabras, identificando un conjunto de prioridades compartidas y enfoques comunes para abordarlas.

La cumbre de Biarritz, por el contrario, terminó con una declaración de 250 palabras que era tan vaga y anodina que carecía de sentido. En Irán, por ejemplo, los líderes del G7 solo podrían estar de acuerdo en que “comparten completamente dos objetivos: garantizar que Irán nunca adquiera armas nucleares y fomentar la paz y la estabilidad en la región”. En Hong Kong, reafirmaron “la existencia y la importancia de la Declaración Conjunta sino-británica de 1984 sobre Hong Kong “y pidió huecamente” para evitar la violencia “. En Ucrania, Francia y Alemania prometieron organizar una cumbre” para lograr resultados tangibles “.

Sin duda, se tomaron algunas medidas positivas en Biarritz. La aparición sorpresa del ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif, creó una posible apertura para futuras conversaciones entre Estados Unidos e Irán. Se presionó a Brasil para que respondiera a los incendios que diezman el Amazonas. Y Estados Unidos y Francia rompieron un punto muerto sobre un impuesto francés sobre los gigantes tecnológicos. Pero cualquier reunión internacional de alto nivel produce este tipo de acciones limitadas, simplemente al facilitar la interacción entre los líderes mundiales.

Muchos han reconocido las deficiencias de la última cumbre del G7. Pero, atraídos por la calamidad como a menudo lo hacemos, las evaluaciones a menudo se centran en el posible colapso del cuerpo el próximo año, cuando Trump celebrará la cumbre del G7 en los EEUU, Que no se acercará a la medida en que Macron fue a celebrar el último uno juntos (Por el contrario, el interés de Trump en la cumbre parece girar en torno a su deseo de celebrarlo en su complejo de golf en Doral, Florida).

Pero esta perspectiva no reconoce todas las implicaciones de la cumbre de Biarritz: señala un cambio más amplio en la gobernanza internacional lejos de la cooperación política concreta hacia declaraciones vagas y soluciones ad hoc. Hasta cierto punto, el G20 fue pionero en este enfoque, pero al menos tenía visión y una dirección establecida. Eso ya no se puede esperar.

A menos que los líderes evalúen la tendencia actual, la conclusión de la cumbre de Biarritz será un marcador del futuro del orden mundial, que no terminará con una explosión, sino con un gemido. Lampadia

Ana Palacio es ex ministra de Asuntos Exteriores de España y ex vicepresidenta sénior y asesora general del Grupo del Banco Mundial. Es profesora visitante en la Universidad de Georgetown.