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Desarrollo: ¿169 mandamientos? (I)

Desarrollo: ¿169 mandamientos? (I)

Publicado por The Economist, 28 de marzo 2015

Traducido y glosado por Lampadia

Comentario de Lampadia: El Mundo a punto de perder un conjunto sensato de objetivos de desarrollo, en manos de la burocracia de la ONU.

Moisés trajo diez mandamientos cuando bajó del Monte Sinaí. Ojalá la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuesta por la ONU fuese tan concisa. Se supone que los ODS establecen la forma de mejorar las vidas de los pobres en los países emergentes. Pero el esfuerzo de los comités de redacción es tan disperso y mal concebido que todo el proyecto podría fallar. Esto sería una oportunidad perdida y una traición a las personas más pobres del mundo.

Los ODS son los sucesores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), estos tenían 21 sub-metas con un historial decente. Algunos (como la reducción de la mortalidad materna e infantil) no se podrán alcanzar. Pero otros, como reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza extrema, ya se han logrado. La caída de la tasa de pobreza en el mundo está mucho más relacionada con el crecimiento de China que con cualquier acuerdo de la ONU. Pero en otros casos, como en el fomento del acceso a agua limpia, la posibilidad de perder una meta internacional forzó a países a actuar más rápido de lo que ellos lo hubieran hecho por su cuenta.

Los países en desarrollo y las agencias de ayuda occidentales que elaboran los ODS, quieren más: 148 más. En este momento hay 169 metas propuestas, agrupadas en 17 objetivos.

Los países en desarrollo parecen pensar que mientras más objetivos tengan, más dinero recibirán. Se equivocan. Los ODS son imposiblemente caros. Lograrlos costaría de US$ 2,000 a US$ 3,000 mil millones al año de dinero público y privado durante más de 15 años. 15% del ahorro global anual o 4% del PBI mundial. Pura fantasía.

169 mandamientos significa que no hay prioridades en lo absoluto. Están despreciando una de las lecciones más importantes del desarrollo: que en todas partes es diferente, las políticas que trabajan en un lugar pueden no funcionar en otro.

Lo peor de todo es que los ODS son una distracción. Durante los próximos 15 años, el mundo tiene la oportunidad de eliminar la extrema pobreza, es decir, poner fin a la miseria de casi mil millones de personas que viven con no más de $ 1.25 al día. Los programas de transferencias básicas para elevar al mundo entero por encima de la línea mínima de pobreza costarían alrededor de US$ 65 mil millones al año, una cantidad modesta en comparación a US$ 3,000 mil millones. Este es el objetivo número uno de los ODM. Tendría muchas más posibilidades de ser alcanzado si encabezara una corta lista de objetivos.

En setiembre deben aprobarse los ODS, la lista debe honrar a Moisés y ser podada a diez objetivos dirigidos directamente a reducir la pobreza, impulsar la educación (por ejemplo, extender la educación de las niñas en dos años) y mejorar la salud (por ejemplo reduciendo a la mitad la tasa de infección de malaria). Los ODS de hoy están llenos de buenas intenciones, pero todo el mundo sabe a dónde llevan las buenas intenciones.

El 2015 será un gran año para la gobernanza mundial. Tal vez demasiado grande.

Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda, llama al 2015 “el momento Bretton Woods, de nuestra generación”. En 1944, el pequeño pueblo de New Hampshire fue anfitrión de una conferencia que daría forma al orden económico de la posguerra. Las reglas de comercio abierto establecidas formaron las bases de décadas de crecimiento de la posguerra y los “gemelos de Bretton Woods” que se fundaron, el FMI y el Banco Mundial, todavía influyen en la gobernanza financiera global. Actualmente, cuatro conferencias de la ONU comprenden el nuevo Bretton Woods. Aunque es poco probable que produzcan instituciones relevantes en 50 años, si van bien podrían impulsar el crecimiento y el desarrollo en los países pobres. Si no lo hacen, el único resultado será una política con mucho viento y sin sentido.Cuatro conferencias de la ONU comprenden el nuevo Bretton Woods:

La primera: Cómo reducir el riesgo de desastres naturales.

La segunda: Aprobar los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS).

La tercera: Cómo recaudar más dinero para proyectos que aceleren el desarrollo. El HSBC estima que sólo el Asia necesitaUS$ 11,000 mil millones  en infraestructuras durante los próximos 15 años.

La cuarta: Lucha contra el cambio climático, [COP21].

La conferencia más ambiciosa será la referida a los ODS. Los ODM fueron principalmente sobre los pobres; sus sucesores irán mucho más allá, con objetivos para urbanización, infraestructura, estándares de gobierno, desigualdad de ingresos y cambio climático. Los ODM, dice Homi Kharas del Brookings Institution, quien ayudó a redactar una primera versión de los ODS, eran sobre la reducción de la pobreza; los nuevos objetivos son sobre la creación de sociedades pacíficas e inclusivas.

El número de ODS refleja lo que ocurre cuando un proceso burocrático está fuera de control.

¿Qué ODM hicieron el bien y qué ODS podrían funcionar?

Cuando se adoptaron los ODM en el 2000 parecían utópicos. Pero el más importante se alcanzó cinco años antes. Este fue reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas en el mundo que viven con menos de 1.25 dólares al día, que era de 36% en 1990. La mayor parte del progreso fue en China, donde la proporción se redujo de 60% en 1990 al 12% en 2010.

Ver en el cuadro inferior el análisis costo-beneficio de los objetivos recomendados por el Consenso de Copenhague:




Nuestro potencial productivo supera las limitaciones coyunturales

Nuestro potencial productivo supera las limitaciones coyunturales

En el último informe semestral de América Latina del Banco Mundial (BM), llamado “América Latina recorre un estrecho camino al crecimiento: La desaceleración y sus retos macroeconómicos”, se pronostica un cuarto año de crecimiento lento para la región. Además, concluye que el fuerte crecimiento de la década del 2000 difícilmente volverá a la región a menos que se adopten enérgicas reformas a favor del crecimiento.

El informe revela que América Latina y el Caribe se han desacelerado más que las otras regiones emergentes. Esto refleja los efectos de amplificación de un descenso inusualmente fuerte en la inversión entre los países exportadores de materias primas de la región.

En este entorno externo menos favorable, los líderes de América Latina se enfrentan a diversas opciones de respuesta política para estimular sus economías. Importadores de productos básicos, como los países del Caribe Oriental, tendrán un camino más fácil dados los precios más bajos de las materias primas y la recuperación económica de Estados Unidos. En cambio, exportadores de productos básicos con poca flexibilidad del tipo de cambio probablemente se enfrentarán a una situación más difícil, ya que la transición a la “nueva normalidad” tendrá que depender de una reducción significativa en el gasto agregado.

“Mirando hacia el futuro, ahora está claro que la adopción de políticas para estimular el ahorro será importante para fortalecer las bases del crecimiento y la estabilidad macroeconómica. Esta es una tarea difícil que tomará tiempo, pero va a demostrar que hemos aprendido de nuestras experiencias”, aclara Augusto de la Torre, Economista Jefe del BM para América Latina y el Caribe.

Actualmente, las tasas de ahorro de América Latina se sitúan alrededor de 10 puntos porcentuales por debajo de Asia. Según el informe, el aumento de las tasas de ahorro proporcionaría más margen de maniobra para la política monetaria y fiscal. Además, cada vez hay más pruebas de que los ahorros pueden promover un mayor crecimiento sustentando un tipo de cambio real más depreciado y reduciendo de la dependencia del ahorro externo. Ambos, a su vez, podrían impulsar la competitividad externa, reducir el costo del capital, respectivamente y la mejora de la sostenibilidad del crecimiento.

En este contexto, el BM destacó la sólida posición fiscal que tienen Bolivia, Chile y Perú. En este momento, cuentan con un margen fiscal razonable, lo que se debe en gran medida al elevado ahorro de los últimos años, que a su vez redujo la deuda gubernamental y la acumulación de sus Reservas Internacionales Netas (RIN). Considera que estos países que cuentan con un mayor ahorro interno podrán fomentar el crecimiento.

Es por eso que ahora se necesita que organismos gubernamentales como el Ministerio de Economía y Finanzas tengan una mayor ejecución de proyectos para aprovechar el buen posicionamiento del Perú y adopten políticas que le permitan retomar tasas mayores de crecimiento.

Aún así, reiteramos nuestras atingencias a este tipo de análisis, pues asumen que el Perú es un país comparable a los demás de la región. Gracias a Dios, eso no es así, el Perú tiene condiciones únicas que no comparte ningún otro país de la región. Nosotros tenemos reservas productivas acumuladas y no explotadas en una serie de sectores, producto del “apagón productivo y de inversión” que nos “regalaron” nuestros gobiernos durante los años 60, 70 y 80. En esos años, mientras todos los demás seguían desarrollando sus capacidades, nosotros hicimos un receso. Es así, que hoy tenemos un potencial minero para multiplicarnos por 5; igual o más en energía; en forestería, podemos multiplicarnos por 30; podemos desarrollar acuicultura en nuestros ríos, cochas y mares; etc. El Perú es infinito en comparación al tamaño de nuestra población. Solo necesitamos un gobierno que entienda esa realidad y permita que nuestra capacidad creativa se encargue del restoLampadia




La Nueva Ruta de la Seda: un gran desafío

La Nueva Ruta de la Seda: un gran desafío

Javier Solana, publicado por Project Syndicate, 30 de marzo, 2015.

El ascenso de China ha sido, probablemente, el hecho de mayor relevancia geoestratégica en las últimas dos décadas. Sin embargo, Occidente no ha acomodado a China, ni al resto de países emergentes, en los esquemas de gobernanza global, conforme a su peso geopolítico y económico.

La expansión de la presencia china en Asia, África y América Latina ha estado marcada por relaciones estrictamente bilaterales e inversión en infraestructuras, con la intención principal de obtener a cambio materias primas. Además, esta estrategia ha sido ejecutada por empresas estatales, en muchos casos sin tener en cuenta algunos estándares internacionales. Así, gracias a sus 3.8 billones de dólares en reservas de divisas, China se ha erigido en el principal proveedor de financiamiento a nivel mundial de los países en desarrollo. El Banco de Desarrollo de China, de hecho, ya concede más préstamos que el propio Banco Mundial. [Y acaba de incorporar al Reino Unido, Alemania e Italia].

Occidente, desde hace ya tiempo, ha instado a Beijing a cambiar este modelo de diplomacia financiera bilateral por un enfoque multilateral más acorde con sus estándares. Estamos ya acostumbrados a escuchar que China debería implicarse más en la provisión de bienes públicos globales. El Presidente Obama llegó, incluso, a acusar a Beijing de free rider o polizón. Con la llegada de Xi al poder parece que ese momento de cambio ha llegado, como demuestran sus recientes iniciativas en política exterior.

La creación en julio del año pasado del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB en sus siglas en inglés) fue un paso en esta dirección. El NDB agrupa a las cinco economías BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– y está dotado con 100,000 millones de dólares. Xi, en la misma línea, anunció la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB) durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Beijing.

Nos encontramos, por último, con un fondo para la Nueva Ruta de la Seda dotado con 40,000 millones de dólares, que viene a complementar compromisos previos de inversión en Asia Central por más de 50,000 millones dólares. El fondo se circunscribe a la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda con las que China pretende invertir en proyectos de infraestructura en Eurasia. La iniciativa abarca 60 países que albergan a casi dos tercios de la población mundial y representan una tercera parte del PIB global. Incluiría un ‘cinturón económico’ terrestre a través de Asia Central y un ‘camino marítimo del siglo XXI’ que abarcaría el océano Índico y los mares de China Meridional y el Mediterráneo. Las dos rutas, combinadas, conformarían una red –y no tanto un camino–que facilitará la conectividad entre Asia y Europa.

En su tramo europeo, destaca la inclusión del puerto griego de El Pireo en el brazo marítimo del proyecto. El puerto está parcialmente operado por la naviera estatal china COSCO. El Pireo estará conectado con el resto de Europa a través de infraestructuras financiadas por China en los Balcanes y Hungría. La iniciativa reafirma la voluntad china de consolidarse como un poder euroasiático conectando los dos extremos más dinámicos del continente: Asia Oriental y Europa Occidental. Ocupa, a su vez, los espacios perdidos por Rusia en Asia Central y trata de apaciguar las disputas territoriales con sus vecinos inmediatos.

Parece relevante, en este contexto, la incorporación de Reino Unido al AIIB como miembro fundador. La nueva posición británica está arrastrando a otros países europeos (Alemania, España, Francia o Italia), de Asia-Pacífico (Corea y Australia) y emergentes (Brasil, Rusia y Turquía) a participar en el accionariado del AIIB. Este viraje es interpretado por Washington como un revés geopolítico para EEUU.

Esta interpretación, a mi juicio, es errónea. No hemos sido capaces de reformar las instituciones internacionales creadas tras la Segunda Guerra Mundial para hacerlas inclusivas y eficaces. El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) es un buen ejemplo. Está liderado por Japón y EEUU, cada uno de ellos ostenta en torno al 13% de votos y el presidente siempre ha sido japonés. China no alcanza el 6% de votos. Lo mismo podría decirse del Banco Mundial o del FMI, que sigue controlado por europeos y norteamericanos. La reforma acordada en 2010, en la cumbre del G20 en Seúl, aumentó la cuota de China del 3.65% al 6.19%. Pero aunque esta reforma era un pequeño paso en la buena dirección, todavía no se ha implantado debido a que el ejecutivo estadounidense es incapaz de convencer al Congreso de que ratifique el acuerdo. Peor aún: cinco años después esta no reforma ya se ha quedado desfasada.

Revisando lo anterior, no debe extrañar que China cree un nuevo banco de desarrollo regional, en este caso especializado en infraestructuras. Demuestra que estas nuevas iniciativas chinas no son revisionistas sino reactivas. Si las instituciones existentes no dan cabida a China y a otros emergentes, estos se verán forzados a crear estructuras nuevas. Se fragmentaría, como consecuencia, la gobernanza global en un sistema de bloques ideológicos y económicos a modo de globalización parcelada. La incorporación del Reino Unido y otros europeos al AIIB es, por ello, bienvenida; ya que podría facilitar que estas nuevas instituciones se conviertan en complementarias y no en rivales. No estaríamos, en ese caso, ante un juego de suma cero. Por otra parte, ésta habría sido una gran oportunidad para que la Unión Europea pudiera estar representada directamente, como Unión, en el AIIB; tal y como sucede ya en el G20 o la Organización Mundial de Comercio.

Occidente debe mantener una actitud abierta hacia estas nuevas propuestas chinas, aunque combinada con una actitud exigente a la hora de asegurar la multilateralidad, transparencia y rendición de cuentas de los nuevos instrumentos. De esta manera se aseguraría la orientación de las inversiones hacia criterios de mercado, protección medioambiental y unos mínimos estándares laborales.

Es una buena noticia que China adopte un enfoque más multilateral y un mayor compromiso con el proceso de globalización. Sería conveniente que, durante los próximos meses, se consiguiera alinear los intereses de la UE, EEUU y China de cara a la presidencia del G20 que ostentará China en 2016. Parece el momento adecuado para que EEUU y China generen confianza estratégica mutua para desbloquear la asunción de responsabilidades a nivel global. En un mundo tan interdependiente como el actual ésta es una oportunidad que no debemos desaprovechar.

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La pobreza total del Perú no se puede calificar de crónica

La pobreza total del Perú no se puede calificar de crónica

Un reciente informe llamado “Los olvidados, pobreza crónica en América Latina y el Caribe” escrito por Renos Vakis, Jamele Rigolini y Leonardo Lucchetti, tres miembros del staff del departamento de Reconstrucción y Desarrollo del Banco Mundial, sostiene que uno de cada cinco latinoamericanos se encuentra en situación de “pobreza crónica” y que, específicamente en el Perú, ésta llega al 24.4% de la población al 2012. Sin embargo, esta información hay que tomarla con pinzas ya que muchas veces estos informes no hacen un análisis muy fino de las realidades particulares de cada país, y están más dirigidos a movilizar voluntades políticas en determinada dirección.

Existen varios problemas con este análisis. Primero hay que empezar definiendo qué es pobreza crónica. En ninguna parte de dicha publicación se hace la precisión. Se da a entender, con gráficos y leyendas, que pobreza crónica se refiere a quienes han sido “olvidados”, estarían tratando de subsistir con menos de US$ 4 día tras día por persona y no habrían podido despegar de su condición en los últimos años de crecimiento económico.

Sin embargo, en otras fuentes,como por ejemplo en los análisis de la OECD, se define la pobreza crónica como “la pobreza extrema experimentada durante muchos años, toda una vida, o que perpetúa de generación en generación”.  Acá hay una gran diferencia entre considerar a quienes no viven perpetuamente en pobreza (subsistir con menos de US$ 4 día) o pobreza extrema (subsistir con menos de US$ 1.5 día).

Afirmar que en el Perú, al 2012, existe una pobreza crónica de 24.4% (igual a la pobreza total) es una falacia.El término “crónico” implica inetabilidad, permanencia, imposibilidad de revertirse, etc. Es un término mal usado para transmitir la situación de pobreza en la región. Simplemente no puede existir más pobreza crónica que pobreza total de la población, cuya reducción ha sido sumamente dinámica. Como se puede observar en el gráfico inferior, las tasas de pobreza están disminuyendo constantemente y seguirán haciéndolo.

Si análizamos el informe por su extremo absurdo, tendríamos que considerar que en el año 2004, la pobreza crónica habría sido de 58.5%. Esta cifra se ha reducido en la última década, llegado a 23.5% a finales del año pasado. Por lo tanto, por lo menos una proporción importante de estos “pobres crónicos” habrían dejado de serlo en una década. Eso desvirtua el uso de la calificación como “crónico”.

Sorprende que algunos analistas y economistas tomen esta definición como “face value”, que no apliquen su criterio para dar contexto y profundidad de análisis al tema. Por otro lado, este documento es responsabilidad de unos funcionarios del Banco Mundial, no es un documento oficial del Banco.

La razón por esta acelerada reducción se basa en que con un crecimiento alto y sostenido se puede luchar contra la pobreza. Como afirma un estudio de Macroconsult, por cada punto porcentual de crecimiento del PBI, la pobreza se reduce en 0.66%. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social.

En la última década hemos demostrado que podemos salir de la pobreza creando más riqueza. La pobreza, crónica o no, se ha reducido de manera sorprendente. El mismo Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, destacó que Perú se ha convertido en la “envidia del mundo” por su “sobresaliente” crecimiento económico en la última década, que ha permitido sacar de la pobreza a millones de peruanos.

El problema de este informe es que intenta generalizar al Perú con el resto de países de la región, y no considera nuestra realidad. Habla sobre el crecimiento en entre el 2000 y el 2012, que es de 2.5 % en América Latina, la reducción de desigualdad de la región en cinco puntos porcentuales según el coeficiente de Gini (de 0.57 a 0.52 en el mismo periodo) y la reducción de la pobreza y pobreza extrema, 16% y 50% respectivamente.

Las cifras del Perú son mucho más alentadoras. Recordemos que el Perú ha tenido un crecimiento constante de alrededor de 6.5% en la última década y nuestra desigualdad se redujo en casi 9 puntos porcentuales, bajando de 54.1 a 45.3. Con respecto a la reducción de pobreza, la tasa ha disminuido en 60%, y la pobreza extrema en 70.2% (como se puede visualizar en el gráfico).

Lo que sí debemos hacer es retomar el crecimiento económico, esa es la manera más eficaz de combatir la pobreza, fomentando la inversión privada y el funcionamiento de los mercados. Casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. No como dice un reciente despacho del INEI: “Gracias a la inversión pública y a los programas de inclusión social del Gobierno, un millón de peruanos salieron de la pobreza entre los años 2011 y 2013”. El crecimiento ha beneficiado fuertemente a todos los niveles económicos y a casi todas las regiones; y en las palabras del Banco Mundial, “la estabilidad macroeconómica y los niveles récord de crecimiento sostenido han proporcionado el espacio para mejorar las oportunidades de ingreso para los peruanos. Estas oportunidades han beneficiado más que proporcionalmente a los pobres, sobre todo en años recientes”.

No hay que dejarse llevar por estudios ni desalentarse por cifras alarmantes. El Perú ha experimentado un proceso muy positivo en la reducción de la pobreza. Sin embargo, todavía existen 7.3 millones de personas en situación precaria y 1.4 millones de pobres extremos. Motivo por el cual, nuestra agenda pendiente debe seguir privilegiando el crecimiento económico, apostando por la mejorar la educación, cerrar las brechas de infraestructuras y seguir mejorando sustancialmente a la población y, no extremar el juego político autodestructivo como el que ahora nos abruma y paraliza. Lampadia




Perú vuelve a liderar clima para negocios en la región

Perú vuelve a liderar clima para negocios en la región

Ránking de la Fundación Getulio Vargas colocó a nuestro país en el primer puesto en Latinoamérica, lugar del que fue desplazado en abril del 2013.

Comentario de Lampadia

La noticia de que el Perú lidera el clima de inversión en la región, hasta no hace mucho era consecuencia de excelentes índices económicos y sociales. Hoy, después de los problemas internos que aquejan nuestra economía, somos el mejor de la región, pero el sabor que nos deja el anuncio es, parafraseando el dicho: “En la región de los ciegos, el tuerto es Rey”.

No nos contentemos con hacerlo mejor que los demás, con crecer más que los demás, como ofrece el ministro de economía, tenemos que seguir la senda de la prosperidad, como hasta hace poco, con altos índices de desarrollo integral: económico y social. En eso estábamos bien, faltaba lo institucional. Lamentablemente, en vez de abocarnos a corregirlo, lo estamos empeorando.

Por Alejandra Costa

(El Comercio – Portafolio, 13 de Febrero de 2015)

En línea con la mayor facilidad para los negocios en el Perú que registró la última edición del Doing Business del Banco Mundial, la Fundación Getulio Vargas (FGV) de Brasil colocó al Perú en la cima de su ránking de clima económico para América Latina.

En la edición de enero del Índice de Clima Económico (ICE), que pondera la situación actual para los negocios (Indicador de Situación Actual-ISA) y las expectativas para los próximos seis meses (Índice de Expectativas-IE), el Perú obtuvo una calificación de 131 puntos, resultado muy superior a los 116 puntos que anotó en octubre del 2014, con lo que dejó atrás a Paraguay, Bolivia y Colombia.

“La mejora del clima económico en el Perú en un 13% indica que la caída de los precios de los metales, en combinación con la menor demanda de China, todavía no se ve como un factor que puede llevar al país a una situación de recesión”, explica el reporte de FGV difundido ayer.

Esta mejora le ha permitido al Perú no solo liderar el resultado de enero, sino, lo que es más importante, volver a ocupar el primer lugar en el promedio de los últimos cuatro trimestres, desplazando a Colombia como el país con el mejor clima para los negocios en la región. La nación cafetera cayó al cuarto lugar, detrás de Bolivia y Paraguay.

“Cabe destacar la caída de Colombia, que ha estado en la primera posición desde julio del 2014. La caída de los precios del petróleo contribuyó al aumento del déficit fiscal y de la cuenta corriente del balance de pagos”, señala el informe.

El Perú trepó al primer lugar del ránking por última vez en julio del 2012, y desplazó en esa ocasión también a Colombia. Se mantuvo en ese puesto hasta el informe de abril del 2013, cuando fue reemplazado por Paraguay.

Mejora solitaria

El progreso del Perú también es relevante si se considera que el ICE de América Latina cayó un 6,3%, desde los 80 de octubre del 2014 a los 75 de enero del 2015.

“La caída se debe al empeoramiento de las evaluaciones sobre el estado actual de los negocios y de las expectativas respecto a los meses siguientes: el ISA se redujo un 9,4% y el IE bajó un 4,2%. Todos los indicadores se encuentran en zona desfavorable y el empeoramiento generalizado es señal de avance en el deterioro del clima económico”, detalla.

El reporte explica que, entre los países latinoamericanos estudiados por la encuesta, el clima para los negocios ha mejorado en Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Sin embargo, solo Paraguay, Bolivia y Perú se ubican en la zona favorable.

Por el contrario, Bolivia, Colombia, Ecuador y México registraron una caída en el ICE por la baja del petróleo. En Brasil, el ICE continúa en nivel desfavorable.

Con pinzas

En el ámbito mundial, el clima económico registró una leve mejoría, pasando de 105 puntos en octubre del 2014 a 106 en enero del 2015. El Indicador de Situación Actual se mantuvo estable en 98, pero el de expectativas avanzó un 2%.

Empero, la FGV advirtió que estos resultados deben ser tomados con cautela, pues “en la encuesta anterior, el clima económico mundial impulsado por las expectativas sugiere un empeoramiento de la escena mundial”. Una recuperación más consistente de la economía dependerá de Europa y China, finalizó.




Dependencia incómoda

Dependencia incómoda

Algunos países exportadores de materias primas están afrontando mejor que otros la caída de los precios de esos productos.

Por The Economist

(Gestión, 13 de Enero de 2015)

Las materias primas (commodities) son como las sirenas: seductoras pero peligrosas. Cuando sus precios están elevados, los políticos en los países que las exportan se regocijan, pues los ingresos de la venta de petróleo, gas y metales llenan las arcas estatales, el dinero foráneo arriba en grandes volúmenes y se crean empleos bien remunerados.

A menudo, tales gobiernos ignoran otros sectores económicos bajo la creencia de que esos buenos tiempos nunca terminarán, pero siempre llegan a su fin. Y ahora que los precios están en picada, muchos países están aprendiendo lo que sucede cuando una economía depende demasiado de sus recursos naturales.

Venezuela, que posee las mayores reservas petroleras, está al borde del colapso. Brasil y Noruega, otros dos grandes exportadores de petróleo, han reducido sus proyecciones de crecimiento y el presidente ruso, Vladimir Putin, verá que el PBI de su país se encogerá 5% este año, de acuerdo con los estimados de su banco central. Es probable que la deuda de su gobierno sea reclasificada al estatus de “basura”.

Cuando los precios de los commodities comenzaron a caer en el 2014, los economistas temieron lo peor para sus exportadores, pero hasta ahora muchos han salido bien librados. Solo un puñado de países latinoamericanos —Argentina, Venezuela y posiblemente Brasil— caerá en recesión este año y otros han recortado sus proyecciones de expansión, pero siguen bien.

Chile, exportador de cobre que antes fue cautivo de las fuerzas del mercado, crecerá 3% y Perú, que depende enormemente de sus ventas de metales, 5%. El PBI de América Latina se incrementará 2%.

No se espera que ningún exportador de petróleo de Medio Oriente sufra una recesión este año (aunque medir el crecimiento en países azotados por la guerra es casi imposible). Arabia Saudita está utilizando sus grandes reservas de divisas para impulsar el gasto gubernamental y se expandirá 4.5%.

Algunos países africanos están siendo afectados. Nigeria, que apenas cuenta con exportaciones no petroleras, sufrió una pérdida de 13% en el valor de su moneda en el 2014; Zambia, exportador de cobre, solicitó la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio.

No obstante, comparadas con periodos previos de declive de los precios de commodities, las monedas han estado bastante fuertes. Solamente los países atacados por el ébola y la creptocrática Guinea Ecuatorial verán sus economías reducirse este año. Se espera que África Subsahariana se expanda 5%.

Dos factores explican por qué algunos exportadores de commodities están afrontando mejor que otros la situación. Primero, muchos gobiernos han convertido a sus países en amistosos con el sector privado. Según el Banco Mundial, en años recientes África Subsahariana ha sido la principal zona en mejorar su entorno para los negocios. Ruanda, que hace 20 años estuvo sumida en una guerra civil, es hoy un mejor lugar para hacer negocios que Italia.

Los entornos benignos para las empresas impulsan la inversión extranjera directa (IED). En los últimos años, se ha mantenido bien en África a pesar de los traspiés globales. El dinero foráneo está ayudando a las economías africanas a diversificarse. El reciente y fuerte incremento del PBI nigeriano no se explica por su sector petrolero — que se ha estancado—, sino por las finanzas y otros servicios. Incluso Chad, que ha sido objeto de escarnio por su economía basada en un único sector, ha visto la participación de sus ingresos por petróleo reducirse progresivamente.

Pero Rusia no ha podido hacerse menos dependiente del petróleo y diversificar su economía es hoy más complicado que antes para Putin, debido a la caída de la IED que sufrió el país el año pasado.

Segundo, algunos gobiernos están gastando su dinero más sensatamente. Antes de la década pasada, casi todos lo derrocharon cuando los precios de los commodities estaban elevados y los ingresos por impuestos abundaban, y luego recortaban el gasto cuando los precios se hundían. Rusia todavía hace esto y no cuenta con dinero para impulsar la demanda doméstica, sino que está reduciendo su gasto, con lo cual inflige más daño.

Algunos países latinoamericanos y africanos, como Zambia y Chile, ahora aplican políticas fiscales “anticíclicas”: ahorran durante las bonanzas y gastan en los malos tiempos. Hace una década, el presupuesto de Angola dependía casi en su totalidad del petróleo, pero ahora un tercio proviene de otras fuentes.

Chile, donde el cobre explica el 60% de las exportaciones, antes era conocido por el errático manejo de sus ingresos por la venta del metal, pero hoy un panel independiente revisa que el Gobierno los utilice responsablemente.

Algunos exportadores de commodities enfrentan un sombrío 2015, pero otros pueden sentirse optimistas. África, que por décadas fue sinónimo de dependencia en los recursos naturales, será una de las regiones de mayor crecimiento, pues ya no está condenada a los abruptos vaivenes de los commodities. Si hace una década Putin hubiese intentado desmontar la estructura de la economía rusa, su país no estaría por vivir un año tan difícil.




Viviremos peligrosamente

Viviremos peligrosamente

Por Carlos Alberto Montaner. Periodista y escritor cubano

(El Comercio, 04 de Enero de 2015)

El 2015 será un año extremadamente inestable en el Mediterráneo, pero la onda expansiva alcanzará a todo el planeta. La globalización también es eso.

La sacudida comenzará en Grecia con la probable elección del partido Syriza. La palabra es un acrónimo en griego que puede traducirse como Coalición de la Izquierda Radical. 

Y bien que lo es. Se trata de una amalgama antisistema, dominada por los marxistas, presidida por Alexis Tsipras, ingeniero de 40 años, líder estudiantil comunista en su juventud.

En Syriza se juntan estalinistas nostálgicos, trotskistas, anarquistas, anticapitalistas, antiglobalizadores, verdes que odian los transgénicos, antiamericanos, eurófobos, antieuros, y, por supuesto, propalestinos-anti Israel.

Esta montonera comenzó a gestarse hace unos años en las protestas contra las reuniones internacionales del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial.

Los participantes acamparon en diversas plazas emblemáticas, desde Wall Street en NY hasta la madrileña Puerta del Sol, o se pelearon a pedradas contra las fuerzas del orden en media docena de ciudades, y hasta contaron con un manifiesto elemental, ¡Indignaos!

El programa de Syriza es perfecto para cautivar a un porcentaje elevado de los electores y, simultáneamente, hundir aun más al país. Le habla a una sociedad que tiene un 28% de desempleados y una deuda exterior del 200% de su PBI. Le propone a los votantes salir de la crisis con más Estado –aunque ya le entregan al sector público el 44% de toda la riqueza que se produce–,  gastando más y manteniendo el mítico “estado de bienestar”, con servicios buenos y “gratis” para todos.

Tsipras habla de derechos y no de responsabilidades. Rechaza la austeridad de la señora Merkel, tan ridículamente preocupada por el dinero que le entregan los laboriosos alemanes para que lo custodie, y la insolencia de los bancos y tenedores de bonos que pretenden cobrar los intereses pactados o los que se derivan del creciente riesgo-país.

Naturalmente, Tsipras combate la corrupción de los políticos y empresarios, que es mucha, pero no menciona la del “pueblo”, que defrauda a la Hacienda, simula enfermedades para recibir pensiones –es el país desarrollado con más “ciegos legales” del planeta–, cobra empleos en los que no trabaja, cuenta con centenares de profesionales sufridos, que pueden jubilarse a los 50 o 55 años con un 96% del salario, y, pese a tener un desastroso sistema público de enseñanza, posee cuatro veces más profesores per cápita que Finlandia, el país que mejor transmite los conocimientos, de acuerdo con las pruebas PISA.

El predecible triunfo de Syriza posiblemente impulse el de “Podemos” en España, una formación similar, dirigida por el joven profesor comunista-chavista Pablo Iglesias, con el agravante de que este viene de contribuir decisiva y alegremente a la destrucción de Venezuela, mediante diversos tipos de asesorías dados por una fundación afín a su grupo.

Iglesias y Tsipras, además de la ideología comunista, comparten un dato biográfico elocuente. Ambos han vivido siempre dentro del ámbito público, subsidiados o becados por el conjunto de los ciudadanos por medio de impuestos.

Quizás ello explica que ninguno de los dos advierta que los problemas de España y Grecia no derivan del mercado o de la distribución de ingresos, sino de la debilidad del tejido productivo. Ambos países, por cierto, exhiben un bajo coeficiente GINI (32 y 34,3 respectivamente. Mejores que Canadá y Nueva Zelanda).

Lo que España y Grecia necesitan es más capitalismo, pero del bueno, el que se funda en la competencia y la meritocracia y no en el compadreo y la coima. Requieren muchas más empresas exitosas y competitivas en la esfera privada, porque ya sabemos a qué círculo del infierno nos conducen las empresas públicas. Lo que también necesitan, son estados eficientes y honrados que ahorren y administren escrupulosa y transparentemente el dinero de los contribuyentes.

Ninguna persona sensata tiene nada en contra del estado de bienestar, siempre que la sociedad que lo disfruta lo haya elegido democráticamente y trabaje para costearlo. Como hacen, por ejemplo, los daneses o los austriacos.

Lo que resulta un disparate injustificable –la frase es de Ricardo López Murphy con relación a Argentina, tan parecida a Grecia y España–, es “trabajar como en Sicilia y querer vivir como en Suecia, pero culpando a Estados Unidos o a Alemania cuando, lógicamente, no se consigue”.




El Comercio en el Océano Pacífico

El Comercio en el Océano Pacífico

Publicado por The Economist el 17 de noviembre del 2014.

Traducido por Lampadia.

Desde los 1970s, el comercio a través del Pacífico ha superado largamente el del Atlántico. China, por ejemplo, ha llevado su necesidad de alimentos de alto valor proteico y de materias primas a América Latina y se ha convertido en el mayor socio comercial de Chile [y del Perú]. Según una estimación, en el 2010 le prometió más préstamos a América Latina que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ex-Im Bank de los Estados Unidos combinados. Estas conexiones han convertido a los países en proceso de desarrollo al borde del Pacífico en una fábrica de crecimiento. Mientras que la economía de Estados Unidos creció a un promedio de 1.6% anual en la última década y la Unión Europea a un 1.7%, América Latina se ha expandido en un 4.6%, el este asiático en un 5.4% y el sudeste asiático en un 5.9%. [El Perú 6.4%]. Las 21 economías de la agrupación más grande del Pacífico, la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), representan casi la mitad del comercio mundial. La región también ha visto un aumento asombroso en su prosperidad. En las partes más pobres de Asia, el tamaño de la clase media (aquellos que viven con $ 2.20 al día) se ha multiplicado por siete desde el cambio de milenio. En América Latina se ha duplicado.




Perú es el país en el que más creció la clase media

Perú es el país en el que más creció la clase media

Hace unos días el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hizo  público su informe: “Perfil de estratos sociales en América Latina: pobres, vulnerables y clase media”. Los resultados del estudio fueron espectaculares. En doce años 56 millones de latinoamericanos dejaron la pobreza extrema. 

Recogiendo esta extraordinaria conclusión, El País de España tituló: “Más de 56 millones de ciudadanos dejaron la pobreza en Latinoamérica”. Para que no queden dudas de que esta es una fantástica noticia, en el primer párrafo de la nota reitera con entusiasmo: “Más de 56 millones de personas salieron de la pobreza extrema en América Latina entre 2000 y 2012. No se trata de una propaganda a favor de algún gobierno, sino del informe mundial de Desarrollo Humano 2014 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado Sostener el Progreso Humano: Reducir Vulnerabilidades y Construir Resistencias, divulgado en julio de este año”.

Más adelante el diario español detalla: “Naciones Unidas explica que los ciudadanos en pobreza extrema son los que reciben hasta cuatro dólares al día. Los latinoamericanos en esta situación eran 189.9 millones en 2000, el 41.7% de una población de 454.9 millones de personas. En 12 años, 56.2 millones dejaron ese grupo, de modo que el número de pobres bajó a 133.7 millones en 2012, el 25.3% de los 528.3 millones de habitantes de la región, subraya el PNUD. Ese progreso es resultado sobre todo del crecimiento económico de la última década, pero el estudio revela que el 38,3% se debió también a políticas redistributivas”.

Como se puede apreciar, la nota del país muestra positivamente y como un indudable logro de las políticas económicas los resultados del citado informe del PNUD. A diferencia de ello, y realmente de forma inentendible, la prensa peruana decidió mostrar las conclusiones del estudio sobre Perú de forma absolutamente negativa.

El martes 26 de julio, Gestión tituló: “El 40% de peruanos es vulnerable de regresar a la pobreza, según el PNUD”; La República: “Un 40% de peruanos puede regresar a la pobreza” y El Comercio: “PNUD: 20 de cada 100 personas son pobres en el Perú”.

Para estos diarios, lo importante no es que el Perú haya reducido la pobreza de 50.5% a 24.2%, que la clase media consolidada que llegaba en el 2000 a apenas 15.2% hoy sea de 34.3% y que sea la que más haya crecido en la región con 19 puntos porcentuales adicionales. Tampoco les parece resaltante que el PNUD señale que este se deba al crecimiento de la economía.

Para los medios peruanos, lo importante parece ser que tengamos un 40% de población vulnerable.Este porcentaje de la población no es pobre, pertenece a la clase media no consolidada, que ante una crisis económica, podría revertir su condición de no-pobre, como lo vimos cuando el propio Banco Mundial y el BID reportaron resultados muy similares. Ver en Lampadia (L): Más allá de los paradigmas – Mayoría de peruanos es de Clase Media. En vez de resaltar el indudable logro de que se sacó a millones de peruanos de la pobreza, se insiste en mostrar lo negativo. Esta difusión, poco rigurosa, de la prensa limeña, rebota en las radios de provincias, que no necesariamente tienen otras fuentes de información. ¿Se quiere desmoralizar a la población, ahora que justamente estamos pasando por meses de restricción en el crecimiento? ¿Pesimismo o deseo de apoyar campañas políticas? ¿Qué dicen los directores de estos diarios?

El Perú, además es el país en el que más creció la clase media (19.1%) y el segundo que más redujo la pobreza (26%). Estos resultados confirman las cifras del INEI y de varios especialistas nacionales que afirman que estos resultados se deben al crecimiento económico que ha traído el modelo de libre mercadoaplicado en el país desde los 90 (ver en (L): Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento).

Ya va siendo hora de que la prensa nacional, que muchas veces se jacta de su neutralidad, sea más equilibrada y rigurosa y queno oculte nuestros logros. Lampadia




¿Tiene el sector privado un rol en mejorar la calidad educativa en América Latina?

¿Tiene el sector privado un rol en mejorar la calidad educativa en América Latina?

Por: Gabriel Sánchez Zinny

(El País, 01 de Agosto del 2014)

En la sociedad del conocimiento en la que vivimos en este siglo XXI, el capital humano es el principal activo de un país, de una empresa, de un individuo. En particular, en economías emergentes es la única forma de pasar a un nuevo estadio de desarrollo, que demanda mayor competitividad y productividad, es aumentar substancialmente los niveles de capital humano.

Sin calidad educativa, como es la situación en América Latina de acuerdo a los indicadores internacionales, y con enormes disparidades educativas según niveles de ingreso, es imposible acumular este capital, tan necesario para continuar con el crecimiento económico de la región y la disminución de la pobreza.

Generar capital humano es una responsabilidad de todos en una sociedad. Dada su profunda importancia, y el hecho de que la educación es un bien público, los Estados nacionales la garantizan, al menos el acceso a la escuela, aunque no logran igualdad calidad para todos. Todos los sectores económicos y sociales de un país deben considerar la educación como una prioridad.

Como dice Harry Patrinos, especialista del Banco Mundial, “en las economías emergentes, en países de bajos ingresos, demasiado se espera de los gobiernos. Estos son proveedores, financiadores, reguladores y también se les pide innovar. Esto no se requiere de los gobiernos en los países de la OECD”.

En particular el sector privado, con y sin fines de lucro, tiene un rol importantísimo que jugar. Por un lado, en general conforma el mayor demandante de recursos humanos en un país, y como tal, tiene un conocimiento particular de qué tipo de habilidades y capacidades el sistema educativo debería proveer. A pesar de eso, todos los estudios muestran una gran desconexión entre la demanda laboral y la oferta educativa. Es necesario que haya mayor diálogo entre gobiernos y el sector privado en lo que a educación se refiere.

El sector empresarial ha comenzado a involucrarse de muy diferentes formas. Por un lado, en las últimas décadas las empresas han aumentado sus presupuestos de responsabilidad social corporativa, con un especial énfasis en educación. Para citar solo un país, en Colombia, según la encuesta más reciente conducida por la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), la cual entrevistó a trescientos presidentes de distintas compañías, “lograr la educación primaria universal” es la prioridad del más del 40 por ciento de ellos.

La entrada de capital privado en las universidades lanza un debate sobre cómo impacta la salida laboral de los estudiantes y sus niveles de deuda posteriores

A su vez, el sector educativo está atrayendo mucho capital privado, en particular a nivel universitario. Empresas y fondos de inversión como Laureate, Whitney Education, Debry, han invertido más de 1 billón de dólares en comprar y expandir universidades en toda la región, generando algo de controversia en el camino, y lanzando un debate sobre cómo esto impacta en la calidad de la enseñanza, en la salida laboral de los estudiantes y sus niveles de deuda posteriores.

También se observa en la región mayores niveles de inversión social de impacto impulsada por instituciones como el Multilateral Investment Fund, y otros fondos como Acumem, Fundacion Inicia, New Ventures en Mexico, Velum en Colombia, conscientes de que hace falta mayor innovación en el sector educativo y de que emprendedores, con o sin ánimo de lucro, pueden generar una diferencia en iniciativas que pueden luego ser escaladas y masificadas por los gobiernos.

El sector privado está generando también una nueva ola de emprendimientos tecnológicos enfocados en la educación, que pueden ser importantes para servir a una creciente demanda de alumnos que están surgiendo en la región, debido al aumento de la clase media y al tan comentado bono demográfico.

Este aumento del capital privado en los sistemas educativos de América Latina está generando nuevos y viejos debates. Tal vez el primero se refiere a la calidad. Sabemos que los sistemas educativos no están generando calidad, ¿pero la generará el sector privado? A su vez, ¿qué regulaciones hacen falta para fomentar estos nuevos actores, estas innovaciones, pero asegurando igualdad de oportunidades para todos los estudiantes sin importar sus condiciones de ingresos? ¿Cómo lograr evaluaciones sistemáticas de maestros y alumnos, para que todo el sistema cuente con mayor información que le permita elegir mejor a las familias y alumnos?

Sin mayor innovación será muy difícil alcanzar a los países más desarrollados en sus niveles de acumulación de capital humano, y pareciera que el sector privado es el mejor preparado para traer esa innovación al sector, pero no puede hacerse sin un Estado que asegure un acceso a estas nuevas oportunidades para todos los estudiantes de la región.




“Perú y la región han perdido capacidad en inversión pública, justo cuando hay recursos”

“Perú y la región han perdido capacidad en inversión pública, justo cuando hay recursos”

Augusto de La Torre. Economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

Por: Omar Mariluz Laguna

(Gestión, 24 de Julio del 2014)

A inicios de junio, el Banco Mundial recortó sus perspectivas de crecimiento de la economía peruana a 4%, cuando en  el país todavía se apostaba por un desempeño mayor al 5%. El economista en jefe para América Latina  explica los factores que motivaron esta reducción. 

¿Cuál  es la perspectiva del Banco Mundial  sobre el Perú, que muestra un desempeño débil en el primer semestre?

Perú es parte de una tendencia globalizada de desaceleración, que tiene sus orígenes en el enfriamiento de los factores externos que nos habían estado impulsando: el crecimiento de China, los altos precios de las materias primas y un ambiente inter- nacional de tasas de interés bajísimas. Lo que hemos visto es que cada uno de estos factores está revirtiendo.

Así como ya no se espera a una China creciendo a dos dígitos, ¿Perú debería adaptar- se a un menor crecimiento?

Coyunturalmente, en Perú hay espacio para que haya un estímulo contracíclico, y lo notamos, ya el BCR bajó la tasa de interés, el Gobierno anunció un paquete de estímulo. Eso, sin embargo, lo que te permite es amortiguar la desaceleración, pero eso no regenera la capacidad de crecer a una tasa alta en el largo plazo.

¿El estímulo se hizo a tiempo?

En América Latina nos hemos sorprendido de la fuerza de la desaceleración cuando comenzaron a salir las estadísticas del primer trimestre, porque fueron más débiles de lo que habíamos esperado. Ahora sí estamos detectando los espacios para estimular la economía.

En Perú enfrentamos un problema de gestión que impide dinamizar la economía con una mayor inversión pública… [la diferencia la hace la inversión privada]

En Perú y en muchos países de la región, hemos perdido ciertas capacidades institucionales de inversión pública y curiosamente cuando hay recursos. De alguna manera, la capacidad institucional para armar paquetes vigorosos de inversión pública necesita modernizarse.

En el primer semestre la inversión pública se ha desacelerado fuertemente…

Es una oportunidad desperdiciada, porque lo que se ve en Colombia, en Perú, es que muchos de los recursos están en mano de los gobiernos locales, y estos no tienen la capacidad institucional, ni los planes ni la priorización de las inversiones.

Bajo este escenario, ¿cuál será el crecimiento potencial de Perú en los próximos años?

Estábamos midiendo el crecimiento potencial a la luz de una década en la que se mezclaban los vientos globales a favor con las condiciones internas. En todos los países de la región estamos reestimando el crecimiento potencial. En Perú se puede concluir que el crecimiento potencial no inflacionario está por encima de 5%.

¿Ya no estaremos cerca al 6.5% de años pasados?

Ya es un poco más difícil decir eso, pero cuando tienes idea de cuál es tu crecimiento potencial te das cuenta de que si quieres subirlo tienes que hacerlo en función de reformas puras y duras.

¿La fortaleza macroeconómica nos permitirá amortiguar la desaceleración?

Veo un sistema macroeconómico y ?nanciero más robusto. La región no está en peligro de meterse en las grandes crisis macroeconómicas y ?nancieras de largo plazo, el gran problema de la región es el bajo crecimiento de largo plazo.

¿Y con menores flujos de inversión privada, principalmente del exterior?

Los grandes inversionistas internacionales siguen viendo a la región como un sitio atractivo. Pese a la desaceleración, la inversión directa extranjera  se va a mantener más o menos estable en la región, y el Perú va a seguir siendo un receptor importante de estas.

Sistema de cambio ?exible permitirá amortiguar ‘tapering’

El economista en jefe para América Latina del Banco Mundial a?rmó que el Perú cuenta con un sistema cambiario bastante ?exible que permitirá amortiguar los efectos negativos  de una salida de capitales del mercado local ante el retiro de estímulo monetario en Estados Unidos.

“El otro factor es que ahora Latinoamérica no depende de la deuda externa, antes no podíamos hacer el re?nanciamiento de nuestros endeudamientos. Lo que ha pasado es que la región ha reducido su posición deudora y, de hecho, Perú es un acreedor neto frente al resto del mundo, porque  tiene altas reservas internacionales”, comentó.

De otro lado, el funcionario re?rió que no le preocupa en el corto plazo el retorno de la in?ación a las economías de la región y, en particular a Perú, por lo que habría su?ciente espacio para una política monetaria más ?exible. “Tenemos la garantía de baja in?ación gracias a la nueva institucionalidad de banca central y monetaria”, anotó Augusto de la Torre.




CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Comentario de Lampadia:

Extraordinaria entrevista de Augusto Townsend, editor central de Economía de El Comercio. El relato de los ex funcionarios del Banco Mundial, Armeane M. Chosky y Demetris Papageorgiou, sobre su participación en la estabilización de la economía peruana a inicios de los noventa, tiene una enorme relevancia histórica. Es importante en primer lugar que se reconozca y valore el aporte de quienes participaron en esta auténtica gesta que fue la base sobre la que se construyó nuestro al actual crecimiento que es, sin duda, cimiento de nuestro futuro. El testimonio de estos economistas debiera servir para que evitemos, a toda costa, cometer el mismo error y para que quede claro que el populismo solo engendra pobreza. Las decisiones que se tomaron en ese momento se hicieron, probablemente, porque no quedaba otra y el resultado, salir de la postración en la que nos encontrábamos, fue casi un milagro. Es muy importante saber poner los acontecimientos históricos en perspectiva, así como no pretender negarlos, ni reescribirlos.

Artículo original:

HISTORIA. CÓMO PASAMOS DE PARIA INTERNACIONAL A ECONOMÍA LIBERALIZADA

Dos ex funcionarios del Banco Mundial que participaron en las negociaciones con el Gobierno Peruano para estabilizar la economía a inicios de los noventa, cuentan en exclusiva qué tuvo que hacerse para que el país lograra reinsertarse en los mercados globales.

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Detalles no revelados de cómo se liberalizó la economía en los noventa

Por: Augusto Townsend.

Armeane M. Choksi y Demetris ‘Dimitri’ Papageorgiou son dos completos desconocidos para la inmensa mayoría de peruanos. Sin embargo, se trata de dos ex funcionarios del Banco Mundial que fueron instrumentales a inicios de los noventa para lograr la reinserción del Perú a la economía global, en aquellas épocas en las que éramos un paria internacional.

Ambos estuvieron de visita en Lima hace algunas semanas, y si bien están desde hace mucho tiempo desvinculados del Banco Mundial, accedieron a conversar con Portafolio Economía & Internacional sobre aquellos meses iniciales del primer gobierno de Alberto Fujimori, antes de que se violentara el orden democrático, en los cuales se aplicaron las ambiciosas reformas liberalizadoras que lograron estabilizar la economía del país y sentaron las bases para su crecimiento posterior.

Poco se sabe de cómo se dieron las conversaciones entre el improvisado Gobierno Peruano de ese entonces y los organismos multilaterales para que el Perú volviera a ser sujeto de crédito. Aquí la versión de Choksi y Papageorgiou, quienes enfatizaron que sus declaraciones se hacían a título personal.

¿En qué momento empezaron a trabajar con el Perú?

Armeane M. Choksi (AC): Al inicio del gobierno de Fujimori, cuando [Juan Carlos] Hurtado Miller era ministro de Economía. El Banco Mundial (BM) ya trabajaba con el país, pero hablo del momento en que mi departamento se hizo responsable del caso peruano. Fue ahí cuando Dimitri y yo, y también Ricardo Lago, nos involucramos muy de cerca. El Gobierno Peruano quería reanudar el pago de intereses al banco y nosotros nos preguntábamos cómo podríamos reintegrarlos al sistema financiero internacional si lo hacían. La complicación era que no podíamos prestarle hasta que pagaran toda la deuda atrasada, que en ese momento ascendía a…

Demetris Papageorgiou (DP): Unos US$200 o US$300 millones. Alan García había dejado de pagar como cuatro años, así que estaban completamente al margen de los mercados financieros.

AC: Empezamos entonces una serie de discusiones con Hurtado Miller y luego con Carlos Boloña que se enfocaron en dos temas: qué tipo de reformas se comprometía a implementar el Perú para que la economía saliera del hoyo y qué mecanismos podíamos desarrollar nosotros en el BM para solucionar el problema de los atrasos. Como decía, nosotros no podíamos prestarle al Perú hasta que nos pagara, y el Perú no tenía dinero para pagarnos. Lo que hicimos fue convencer al G7 y conseguimos que diera fondos que irían directamente a pagarnos, de modo que el BM reanudaría los préstamos al Perú y este le pagaría, a su vez, al G7. Fue una aproximación muy controversial en su momento y nos costó mucho conseguir la aprobación de nuestro directorio.

¿Quién presidía el BM en ese entonces?

AC: Lewis Preston. Como usted sabe, la burocracia del BM se mueve lentamente en condiciones normales, y esta era una situación muy inusual. Pero lo que permitió que se avanzara fue el tipo de reformas que el Perú estuvo dispuesto a implementar y que nosotros estábamos dispuestos a apoyar. Estas contemplaban una estabilización macroeconómica, una liberalización transversal del comercio, la desregulación de los mercados, la liberalización financiera, la privatización de empresas estatales, es decir, convertir a la economía peruana en una verdaderamente libre. Un cambio de 180 grados, así de grande fue. Y no fue algo de “hagámoslo paso a paso”, que es lo que muchos gobiernos harían. El Gobierno Peruano decidió no solo que iría adelante con las reformas, sino que lo haría rápido.

¿Quién era la voz convencida dentro del gobierno?

AC: Cuando discutíamos de cerca con Carlos Boloña, tendría que decir que fue Jaime Yoshiyama. Ambos fueron claves en impulsar el proceso. De mi primera reunión con Yoshiyama salí pensando: “¿Está hablando en serio este señor o solo nos está diciendo lo que queremos oír?”. Esto último nos pasaba a menudo, pero la prueba de que sí hablaban en serio fue que implementaron las reformas muy rápido. Así que pusimos a disposición del Perú tres préstamos simultáneamente: uno para la liberalización del comercio, otro para la liberalización financiera y uno más para la estabilización macroeconómica. En total sumaron US$1.300 millones y el acuerdo que tuvimos con el gobierno fue que los ayudaríamos con todas las reformas. Les dijimos que someteríamos estos préstamos a la aprobación de nuestro directorio una vez que implementaran la gran mayoría del programa. No queríamos decirle al directorio que eran promesas de reforma. Queríamos ver primero los resultados.

DP: Desde el momento en que acordamos el plan, pusimos como plazo que las cosas tenían que estar listas para diciembre de 1991. Si las reformas se hacían, lo llevaríamos al directorio. Esto era similar a lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había hecho, pero nosotros no podíamos hacer nada sin permiso de nuestro directorio mientras que el FMI sí. Debo haber escrito el mismo papel 100 veces para convencerlos.

¿Cómo hicieron para persuadirlos si el gobierno de Fujimori no tenía el respaldo de un partido sólido y era, más bien, un improvisado en la política?

AC: Es cierto, y recordemos también que cuando Fujimori hizo campaña, lo hizo con un programa heterodoxo. Sus asesores eran muy heterodoxos, entre ellos, Danny Schydlowsky. Así que cuando empezamos a negociar estábamos muy escépticos. Pero Boloña, Hurtado Miller y Yoshiyama, todos construyeron credibilidad frente a nosotros. No puedo opinar sobre la dinámica interna de la política, pero sí puedo decir que hubo coincidencia casi absoluta entre lo que el Gobierno Peruano dijo que iba a hacer, lo que el sector empresarial creía que debía hacerse y lo que nosotros esperábamos que se hiciera.

DP: Yo discrepo un poco con eso. La gran mayoría del sector privado estaba en contra de las reformas. Solo unos cuantos estaban de acuerdo. La mayoría de la población tampoco lo estaba.

AC: De acuerdo, pero al menos entre nosotros y el gobierno hubo un alineamiento casi total. Ellos eran los principales convencidos de que había que hacer las reformas y nosotros jugamos, más bien, un rol de apoyo.

¿Quién fue entonces el autor intelectual de las reformas?

DP: Diría que fue una mezcla. La primera vez que nos preguntaron qué debía hacer el Perú para reinsertarse en la economía global, mencionamos algunas áreas donde se necesitaban cambios importantes, pero no pusimos números. Sin embargo, cuando Boloña fue a Washington lanzó unas metas que no esperábamos por lo ambiciosas. Debo decir, por otro lado, que el Banco de la Nación fue un gran obstáculo. Boloña logró eliminar unos cinco o seis bancos de desarrollo que había, pero no pudo hacerlo con el Banco de la Nación. Fuera de esto, la mayoría de las reformas fue propuesta por el gobierno. 

AC: En efecto, el gobierno puso las metas y nosotros las discutimos extensamente con ellos. Pero siempre estuvieron en el asiento del piloto. Y debo reconocer que en muchos casos me sorprendieron con las cosas que estaban dispuestos a hacer. Ciertamente no era mi intención detenerlos, sino asegurarles que estaríamos detrás de ellos apoyando

Deme un ejemplo.

AC: En liberalización del comercio. Otros países con los que habíamos trabajado que tenían aranceles altísimos nos decían que los bajarían de 80% a 30%, y luego a 20% y a 10% en un período de 5 a 7 años. Pero aquí se hizo de golpe y de manera transversal. Roberto Abusada nos comentó que el promedio de arancel hoy en el Perú es de 1,3%, lo cual es extraordinario. Recuerdo que muchos de los asesores originales de Fujimori eran lo que en la academia se conoce como gradualistas. Pero el gobierno adoptó una terapia de ‘shock’, como había propuesto Mario Vargas Llosa.

DP: De hecho, mucha de la gente que asesoraba a Vargas Llosa se pasó al gobierno de Fujimori. Uno al que Armeane y yo conocíamos muy bien, porque era un colega nuestro en el BM, fue Richard Webb, y a través de él, a Roberto Abusada, quien podríamos decir que fue el padre de la liberalización del comercio.

¿Por qué creen que se mantuvieron las reformas?

AC: Los países que suelen reformarse a este nivel son los que están entre la espada y la pared. Reforman, pero después de cierto tiempo regresan a sus malos hábitos de siempre. Ese no fue el caso aquí. Fue más parecido al caso chileno, que era un modelo a seguir.

DP: Pero en Chile, al menos en lo que se refiere a la liberalización del comercio, las cosas fueron más graduales. En un estudio que Armeane y yo hicimos sobre la región, descubrimos que los esfuerzos de liberalización más exitosos fueron los que se hicieron rápido.

¿Y qué pasó con los asesores heterodoxos originales?

DP: Yo me encontré con Danny [Schydlowsky] en Washington en esa época. Es muy amable y una gran persona, pero nunca entendí lo que quería decir en términos económicos.

AC: Simplemente desaparecieron. Muchos de ellos creían que los cambios no serían exitosos. Tenían una visión del mundo fundamentalmente distinta. Estas eran iniciativas muy ambiciosas y en algunos casos, como en materia de privatización, querían aprender más sobre el asunto. Así que hicimos una conferencia con expertos en privatizaciones de Inglaterra, Nueva Zelanda, Chile, etc., en el Hotel Pueblo [en ese entonces] de Pepe Picasso. Yo tuve algunas diferencias con un gobernador del Banco Central de Reserva (BCR), quien estaba impaciente con nosotros por el proceso de deuda que mencioné al inicio, y amenazó varias veces con suspender los pagos de intereses si no nos apurábamos por el otro lado.

¿Qué hicieron entonces?

DP: La responsabilidad del pago de los intereses fue retirada del BCR y puesta en manos del Banco de la Nación. Alfredo Jalilie, quien estaba a cargo, tenía una enorme presión encima. Había que pagarle a las multilaterales mientras que la gente se moría de hambre en la calles. Era perfectamente entendible así que estuvimos dispuestos a aceptar cierta flexibilidad para evitar las protestas. Por ello, en ocasiones el pago de los intereses podía llegar meses tarde. En una conversación con Yoshiyama le pregunté si en algún momento tuvo dudas de que todo funcionaría, y me dijo que sí. En 1991 hubo una presión tremenda de los exportadores para devaluar. Yo en ese momento pensé que si lo hacían, se acababa el juego, porque la devaluación no tendría fin y se echaría a andar la ‘maquinita’. Cualquier otro grupo de interés diría que si favorecieron a uno, debían hacerlo con todos. Y esa presión se mantuvo porque hubo que esperar tres años para ver la primera cifra de crecimiento.

Mucha gente en el Perú piensa que lo que el gobierno de Fujimori hizo en materia económica y de seguridad no justifica la violación del orden democrático y del Estado de derecho. ¿Cómo lo vieron ustedes?

AC: Nuestro involucramiento fue solo en la parte económica, así que la única opinión que puedo y debo dar al respecto es que las reformas económicas fueron excelentes. El aspecto político es algo que prefiero dejar a juicio de los peruanos.

DP: No olvidemos que Armeane dejó el Perú en 1992 y yo en 1993, así que mucho pasó después de eso.

Les repregunto: ¿Era necesario que el gobierno deviniera en autoritario para implementar ese tipo de reformas económicas?

AC: Es una buena pregunta y ciertamente era un asunto delicado para el BM. Al menos en el pasado, el BM trató siempre de mantenerse al margen del tema político. Le prestábamos a países que creían en el libre mercado y también a los socialistas y comunistas. Pero hubo muchas discusiones y yo personalmente recibí presión de otros países latinoamericanos que me decían que había que suspender todas las operaciones en el Perú. Lo discutimos internamente y creo que el BM tomó la decisión correcta de no involucrarse en el tema político. Pero volviendo a tu pregunta de si es necesario el autoritarismo para las reformas, hay mucha discusión sobre esto en la academia, por ejemplo, en torno a si la liberalización económica debe venir primero y la política después o al revés. Las opiniones están divididas. En Europa del Este ocurrieron a la vez, con resultados positivos en algunos casos, como Polonia, y negativos en otros. Pero mi respuesta es no. No se necesita un régimen autoritario para implementar reformas. En los países de América Latina que tuvieron éxito con las reformas se dio además una transición intelectual que permitió que sucesivos gobiernos con distintas posiciones políticas las mantuvieran. Fue el caso de Chile y también el de Perú.

¿Creen que esa transición intelectual ha ido más allá de las élites?

AC: Una vez que adoptas estas reformas, creas una nueva clase media que tiene un interés de parte en preservar el sistema. Sé que hay mucha disparidad de ingresos en este país, pero los pobres han mejorado mucho más rápido que los demás. Lo que la gente no entiende es que la liberalización económica no beneficia solo a los ricos y a la clase media, sino que favorece tremendamente a los pobres. Y lo otro que no se entiende es que la inflación es un gran impuesto que golpea más a los pobres que a los ricos.

DP: Cuando un país crece como ha crecido el Perú, hay dos grupos que se benefician principalmente. El primero es de las personas con destrezas especiales, cuyo talento es escaso. El otro es la gente de bajos ingresos. Puede que sus ingresos aún no sean muy altos, pero son mucho mayores que antes. Quienes dicen cosas como que un empresario obtuvo US$100 millones a expensas de los pobres no se están fijando en que el beneficio del pobre crece a un ritmo mucho mayor.

¿Qué otros paradigmas hace falta superar?

 AC: Por ejemplo, que uno no hace ricos a los pobres haciendo pobres a los ricos. Todos tienen que subir. Debe entenderse que el crecimiento es una fuerza importantísima para el alivio de la pobreza. Lo hemos visto en China y en India, y, por supuesto, también en el Perú.

DP: Y es claro, además, que las políticas sociales  que pueda implementar un gobierno no son independientes del crecimiento económico. Dependen de que haya crecimiento.

Publicado El Comercio, 30 de marzo de 2014.