1

¿Estatismo o economía de mercado?

¿Estatismo o economía de mercado?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El gobierno de Castilla-Cerrón encarna las confusiones conceptuales que se han venido sembrando en la opinión pública, sobre el rol del Estado y del sector privado en la economía.

Para facilitar el entendimiento de este tema tan importante para la opinión pública y para el propio gobierno, presentamos en esta nota, en base a información del Banco Mundial, evidencias de que los países que promueven economías de mercado, donde la responsabilidad de invertir y crear empresas es fundamentalmente del sector privado, logran mucho mejores resultados económicos y sociales.

Como muestran los siguientes gráficos, los países donde las empresas son privadas, tienen mayores PBI per cápita, salarios mínimos más altos, menos corrupción y menor desempleo.

Es muy importante que entendamos de una vez por todas, como lo explicó Deng Xiaoping en China: “No importa de que color sea el gato, mientras cace ratones”.

Deng Xiaoping condujo la transformación de la economía China, que bajo Mao era un país muy pobre, ridiculizando el eslogan de la Revolución Cultural de los años 60: “es mejor ser pobres bajo el socialismo, que ricos bajo el capitalismo”. Hoy día, gracias al pragmatismo pos Mao, la China está en camino de convertirse en la mayor potencia económica global, habiendo sacado de la pobreza a 900 millones de chinos.

El cuadro anterior muestra que los países que tienen los mejores resultados en este conjunto de indicadores son Singapur y Nueva Zelanda.

  • Singapur pasó de ser un territorio abandonado a líder de bienestar, de la mano de Lee Kuan Yew, quién además fue el inspirador de Deng Xiaoping en políticas de desarrollo.
  • Pero el caso de Nueva Zelanda es aún más aleccionador. Tuvieron la suerte de tener una izquierda moderna que a mediados de los años 80 estableció lineamientos de desarrollo de una economía de mercado. Con ella, se reconvirtieron en un país desarrollado con altos estándares de bienestar. Ver en Lampadia: Legado de una izquierda moderna y liberal – Reformas de Nueva Zelanda 25 años después.

Lamentablemente, el Perú está ahora gobernado por una izquierda que profesa todo lo contrario de lo que podemos ver en los países más exitosos en eliminar la pobreza y en generar altos niveles de vida.

El Perú necesita con urgencia una izquierda moderna. Desgraciadamente, hoy estamos dando un costosísimo salto atrás.

Ojalá un gobierno tan ideologizado como el de Castillo-Cerrón, logre entender que el crecimiento de la economía y el bienestar social, no tienen color. Y si no logran hacerlo, tendremos que ser los ciudadanos quienes forcemos al gobierno a promover la inversión privada y el crecimiento, rechazando aventuras empresariales con los escasos recursos del Estado. Lampadia




El paraíso que nunca fue

El paraíso que nunca fue

Alejandra Benavides
Para Lampadia

En 2019, Cuba cumplió 60 años de Revolución Comunista, y nada que celebrar. Fidel Castro ilusionó a los cubanos con la posibilidad de una Cuba “digna”, basada en los principios de Justicia, Igualdad y Soberanía, omitiendo el infierno que tendría que padecer su gente, para llevar a cabo un experimento que ya sabemos fallido. Se justificaron atropellos a las libertades individuales, a los derechos humanos, a la integridad física, a la propiedad privada, maquillándolos de “inversión” y no costo. Con la ayuda de organismos internacionales como la ONU, los Castro lograron lavarse la cara e inclusive hoy forman parte del Consejo de Derechos Humanos de la organización. Sin embargo, las cifras no se pueden lavar.

La revolución comunista cubana significó la muerte de más de 7,000 cubanos (oficialmente): 3,110 fusilamientos, 1,170 ejecuciones extrajudiciales, 847 muertos y desaparecidos en combate y 18 presos políticos muertos en huelga de hambre. Hasta el 2018 se estima que más de 2 millones de cubanos han huido de la isla, el 80% a EEUU. Si bien Cuba no reporta estadísticas al Banco Mundial (como hoy tampoco lo hace Venezuela), se estima que sus niveles de pobreza oscilan entre el 50% y 90% de su población y un salario promedio de US$37 mensuales. Vale recalcar que en 1957, Cuba era el tercer país con mayor PBI per cápita de la región (por debajo de Venezuela y Uruguay).

Al 2020, Cuba importa más del 80% de la canasta básica que consume su población, por lo que es dependiente de las divisas que provienen del turismo, de la exportación de medicinas y misiones médicas, y del apoyo de países “amigos”. La tasa de inversión promedio de los últimos 20 años es de 12% del PBI, déficit fiscal de 8% y una tasa de endeudamiento público del 51% de su PBI. La famosa industrialización se volvió un espejismo, y la descapitalización ha convertido a Cuba en un país obsoleto, incompetente e improductivo. La isla ocupa el puesto 178 de 186 países en ranking de libertad económica, a pesar de que intentan convencer que están en una nueva etapa de “apertura”.

La pandemia ha ahondado en los problemas de la isla: 240,000 casos detectados de COVID-19 y 1,600 muertos (oficiales) desde el inicio de la pandemia, y un incremento exponencial desde inicios de julio de este año a más de 6,000 contagios detectados diariamente. Esto ha contribuido a una contracción del ya deteriorado turismo, por lo que el gobierno cubano ha dejado de percibir divisas y por ende suspendido la importación de productos básicos, maquinaria, entre otros – en el 2020 las importaciones de productos chinos cayeron en 40%.

La megalomanía -común en dirigentes comunistas, de los Castro y Miguel Díaz Canel ha imposibilitado un diálogo serio con EEUU. Nunca se llegó a un acuerdo sobre el justiprecio de las expropiaciones de empresas americanas y continúan echándole la culpa al Imperio Yanqui y otros por sus propios fracasos. Mantienen los argumentos falaces de su pensamiento.

El pueblo cubano esperó demasiado por un paraíso que nunca llegó, y hoy dejan en claro que ya fue suficiente. #SOSCUBA Lampadia

Referencias

https://elcomercio.pe/economia/mundo/cuba-cumple-60-anos-revolucion-comunista-tasa-pobreza-90-economia-cubana-fidel-castro-noticia-592934-noticia/

https://elpais.com/internacional/2016/12/04/america/1480807461_024845.html

https://www.abc.es/internacional/abci-muere-fidel-castro-inventario-horror-perpetrado-fidel-castro-201611270408_noticia.html

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46532629

https://www.abc.es/opinion/abci-editorial-abc-cuba-mas-pobreza-menos-libertad-202104192310_noticia.html

https://gestion.pe/mundo/salario-minimo-en-cuba-pasara-de-us-17-a-us-87-mensuales-como-parte-de-su-reforma-monetaria-noticia/

https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/%C2%BFQu%C3%A9-lugar-ocupa-la-econom%C3%ADa-cubana-en-la-regi%C3%B3n-Una-medici%C3%B3n-a-la-tasa-PPA-de-las-brechas-de-ingreso-y-productividad.pdf

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/12/141218_cuba_eeuu_ruptura_relaciones_historia_mes

https://www.dw.com/es/cuba-de-la-dolarizaci%C3%B3n-a-la-eurizaci%C3%B3n/a-57986283

https://www.efe.com/efe/america/economia/la-pandemia-reduce-un-94-llegada-de-turistas-a-cuba-en-lo-que-va-2021/20000011-4543273

https://www.cubanet.org/noticias/cuba-estima-en-1500-millones-los-ingresos-por-turismo-en-lo-que-va-de-ano/

https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/46501/13/BP2020_Cuba_es.pdf

https://www.infobae.com/america/america-latina/2017/01/13/los-datos-de-medio-siglo-de-migracion-cubana-a-estados-unidos/

https://gestion.pe/mundo/internacional/cuba-atraviesa-el-peor-momento-de-la-pandemia-pico-de-contagios-colapso-hospitalario-y-una-alarmante-escasez-de-medicinas-noticia/

https://www.reuters.com/article/cuba-china-comercio-idESKBN2A60CD




Las Constituciones Económicas Bolivarianas

Las Constituciones Económicas Bolivarianas

Sergio Salinas Rivas
Socio Gerente Estudio Sergio Salinas Rivas Abogados
Para Lampadia

El candidato presidencial izquierdista Pedro Castillo ha repetido incansablemente su planteamiento de modificar la constitución peruana, sin precisar cuáles son las fallas por corregir ni las propuestas concretas para superarlas. SI de algo sirve la experiencia, repasemos qué reformas constitucionales han implementado, en materia económica, países de la región que han seguido la misma receta.

Llamamos Constitución Económica a las reglas constitucionales de un país referidas a los aspectos centrales que definen el entorno institucional bajo el cual se desarrollan las actividades económicas de una sociedad:

  • derechos de propiedad;
  • libertad de empresa y contratación;
  • régimen de expropiaciones;
  • no discriminación entre inversión nacional y extranjero;
  • rol del Estado en la economía;
  • participación de empresas públicas;
  • independencia de la autoridad monetaria.

En función de ello es posible clasificar las constituciones económicas, en mayor o menor medida, como liberales o intervencionistas.

Desde la década pasada se han producido diversas reformas o “refundaciones” constitucionales en los países que podemos agrupar bajo la esfera del Foro de Sao Paulo (o “chavismo”, en términos más coloquiales): Venezuela (1999); Bolivia (2009); Ecuador (2008). Todas ellas coinciden en un común denominador: un marcado acento en la intervención del Estado en la economía.

Por ejemplo, en todas se garantiza el derecho de propiedad privada, pero siempre sujeto al cumplimiento de su función social, concepto que no se precisa en ninguna de ellas (Bolivia, artículo 56; Ecuador, artículos 66, numeral 26 y 321; Venezuela, artículo 115). El alcance de la función social queda por definir en leyes posteriores de desarrollo constitucional y, sin duda, puede admitir limitaciones al número de viviendas por propietario, o al régimen de arrendamiento (Ley de Inquilinato). En Bolivia no existe propiedad intelectual sobre las medicinas (artículo 41, numeral III).

Estas constituciones comparten también numerosas limitaciones a la libertad de empresa y contratación. Por ejemplo,

  • en Venezuela se declara el latifundismo contrario al interés social y se dispone la asignación de las tierras ociosas al campesino (artículo 307);
  • en Ecuador se prohíbe el latifundismo y se crea un fondo de tierras para su asignación equitativa a los campesinos (artículo 282);
  • en Bolivia se prohíbe la propiedad agraria mayor a una determinada cantidad de hectáreas (artículo 315, II), independientemente de la productividad de las unidades de producción, y se establece que el trabajo es la fuente fundamental para la adquisición y conservación de la tierra.

Este régimen, una suerte de réplica de la antigua reforma agraria peruana, es, claramente, incompatible con el modelo agroexportador peruano que ha permitido su despegue en diversos productos, en condiciones de trabajo y participación en los beneficios del sector campesino sustancialmente distintas a las existentes en los años 70.

También se establecen limitaciones (cuando no prohibiciones directas) a la participación privada en la explotación de recursos naturales como la minería, hidrocarburos, pesca, reservando para el Estado estas actividades “estratégicas” para su desarrollo mediante empresas públicas. Este régimen es también incompatible con el modelo de desarrollo de la minería peruana y con el régimen de concesiones de infraestructura existente en el Perú.

  • En Bolivia la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos es la única que puede realizar actividades en la cadena productiva del sector hidrocarburos (artículo 61);
  • En Ecuador se señala que el Estado creará empresas públicas para la gestión de los sectores que defina como estratégicos (artículo 315), que deberán guiarse por los objetivos sociales del plan de desarrollo definido por el Estado, y no por las fuerzas del mercado. Vale decir, no se trata propiamente de empresas, sino, simple y llanamente, y por mandato constitucional, de agencias del Estado.

En el Perú, las empresas públicas fueron la principal fuente del déficit fiscal que finalmente se resolvió con su privatización (Álvarez Rodrich: Empresas Estatales y Privatización, 1991).

Reveladoramente, en ninguna de estas constituciones se limita el financiamiento del Estado a través de emisiones inorgánicas de dinero por el banco central, como ocurre en el caso del Perú (artículo 84) y Chile (artículo 109).

En Venezuela los bienes y servicios de salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados (artículo 84), y en todas las constituciones revisadas se sancionan, incluso penalmente, la especulación y acaparamiento, la usura, la cartelización y otros ilícitos económicos.

Insólitamente, en Ecuador la Naturaleza (denominada Pacha Mama) es también sujeto de derechos y goza del derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento de sus ciclos vitales y procesos evolutivos (artículos 71 al 73). Esta atribución constitucional podría, sin duda, dar lugar a restricciones significativas en las actividades extractivas y de explotación de recursos naturales.

Las reglas referidas al rol del Estado en la economía son aún más claras e inequívocas: el Estado tiene a su cargo la planificación y conducción de la economía, y al sector privado le corresponde acompañar “armónicamente” el plan de desarrollo nacional.

  • En Ecuador, por ejemplo, existe un extenso título destinado a establecer las reglas de planificación económica del Estado (Título VI: Régimen de Desarrollo);
  • lo mismo ocurre en Bolivia (Cuarta Parte, Título I, Organización Económica del Estado),
  • en Venezuela (Título VI: Del Sistema Socio Económico).

De acuerdo con información del Banco Mundial, el resultado económico de estos países en el periodo relevante es también común a todos ellos:

  • la tasa de crecimiento PBI per cápita de Ecuador ha pasado de 4.6% en el 2008 a -1.6% en el 2019;
  • en Bolivia de 4.3% a 0.8% en similar periodo;
  • en Venezuela de 3.8% a -4.7% en el 2014, último año para el cual existen cifras disponibles

(https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.KD.ZG?locations).

Es un salto al vacío. Estamos avisados. Lampadia




Volvamos a la cooperación internacional

Volvamos a la cooperación internacional

A continuación compartimos un reciente llamado de parte de importantes líderes de la UE y de las Naciones Unidas – publicado por Project Syndicate – que aboga por retomar con fuerza la cooperación internacional, tan venida a menos en los últimos tiempos pero muy necesaria en un mundo que ha sido azotado terriblemente por la pandemia.

Es importante recoger estas reflexiones porque ponen luces sobre muchos de los problemas que aún subsisten en la misma pandemia como es la falta de equipamiento médico, tratamientos eficaces a la enfermedad y sobretodo, vacunas.

En este ultimo punto, por ejemplo, los países de altos ingresos, como era de esperar, han acaparado un mayor volumen de compras, dejando rezagado a buena parte del mundo pobre. Ello ha generado que el coronavirus siga experimentando mutaciones en los lugares en donde no había penetrado con anterioridad, como en el caso de Sudáfrica. Las nuevas cepas en muchos casos resultan más contagiosas y letales, lo cual ha terminado por desbordar toda la capacidad sanitaria, como sucede por ejemplo con la segunda ola de nuestro país.

Si queremos pues generar un verdadero derrotero hacia el coronavirus debemos canalizar la mayor parte de la ayuda internacional hacia los países que por sus bajas posibilidades aun no han cerrado contratos con vacunas. Al respecto, COVAX es una buena iniciativa, pero insuficiente.

Otro punto importante que toca el llamado es el del comercio internacional, que está muy afectado y es el mejor camino para el crecimiento de los países más chicos. Si se pudiera coordinar una estrategia conjunta para profundizar los lazos comerciales de los países en las alianzas internacionales, se podría lograr un impulso interesante.

Todos estos puntos y otros mencionados por el presente llamado solo podrían ser implementados si es que se fortalecen las organizaciones multilaterales en torno a los temas relacionados a ellos – como la OMS y la OMC – así como aquellas dedicadas al financiamiento como el FMI y el Banco Mundial.

Es necesario que los países retomen la agenda del multilateralismo y no desesperen en un mundo que tal vez no será el mismo que antes de la pandemia, pero si nos preparamos, podremos enfrentarlo como hemos hecho con las grandes crisis históricas de la humanidad. Lampadia

Cooperación multilateral para la recuperación global

Emmanuel MacronAngela MerkelMacky SallAntónio GuterresCharles Michel & Ursula Von Der Leyen
P
roject Syndicate
3 de febrero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

No debemos tener miedo de que un mundo post-pandémico no será el mismo que el statu quo anterior. Debemos acogerlo y utilizar todos los foros apropiados y las oportunidades disponibles para hacer de él un mundo mejor promoviendo la causa de la cooperación internacional.

En septiembre de 2000, 189 países firmaron la “Declaración del Milenio”, que dio forma a los principios de la cooperación internacional para una nueva era de progreso hacia metas comunes. Al salir de la Guerra Fría, confiábamos en nuestra capacidad para construir un orden multilateral capaz de abordar los grandes desafíos del momento: el hambre y la pobreza extrema, la degradación ambiental, las enfermedades, los shocks económicos y la prevención de conflictos. En septiembre de 2015, todos los países se comprometieron nuevamente con una ambiciosa agenda para abordar juntos los desafíos globales: la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.

Nuestro mundo ha experimentado tendencias divergentes, lo que ha llevado a una mayor prosperidad a nivel mundial, mientras que las desigualdades permanecen o aumentan [dentro de los países más desarrollados]. Las democracias se han expandido al mismo tiempo que el nacionalismo y el proteccionismo han experimentado un resurgimiento. En las últimas décadas, dos grandes crisis han perturbado nuestras sociedades y debilitado nuestros marcos de políticas comunes, poniendo en duda nuestra capacidad para superar las conmociones, abordar sus causas fundamentales y asegurar un futuro mejor para las generaciones venideras. También nos han recordado lo interdependientes que somos.

Las crisis más graves exigen las decisiones más ambiciosas para dar forma al futuro. Creemos que esta puede ser una oportunidad para reconstruir el consenso para un orden internacional basado en el multilateralismo y el estado de derecho a través de la cooperación, la solidaridad y la coordinación eficientes. Con este espíritu, estamos decididos a trabajar juntos, con y dentro de las Naciones Unidas, organizaciones regionales, foros internacionales como el G7 y el G20, y coaliciones ad hoc para abordar los desafíos globales que enfrentamos ahora y en el futuro.

La salud es la primera emergencia. La crisis del COVID-19 es la mayor prueba de solidaridad global en generaciones. Nos ha recordado un hecho obvio: ante una pandemia, nuestra cadena de seguridad sanitaria es tan fuerte como el sistema de salud más débil. COVID-19 en cualquier lugar es una amenaza para las personas y las economías de todo el mundo.

La pandemia exige una fuerte respuesta internacional coordinada que amplíe rápidamente el acceso a pruebas, tratamientos y vacunas, reconociendo la inmunización extensiva como un bien público global que debe estar disponible y asequible para todos. En este sentido, apoyamos plenamente la plataforma global única Access to COVID-19 Tools (ACT) Accelerator, lanzada por la Organización Mundial de la Salud y los socios del G20 en abril.

Para cumplir su misión, ACT-Accelerator necesita con urgencia un apoyo político y financiero más amplio. También promovemos el libre flujo de datos entre socios y la licencia voluntaria de propiedad intelectual. A más largo plazo, también necesitamos una evaluación independiente y exhaustiva de nuestra respuesta para extraer todas las lecciones de esta pandemia y prepararnos mejor para la próxima. La OMS tiene un papel central que desempeñar en este proceso.

La emergencia también es ambiental. Antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow en noviembre, debemos intensificar nuestros esfuerzos para abordar el cambio climático y hacer que nuestras economías sean más sostenibles. A principios de 2021, es probable que los países que representan más del 65% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero hayan asumido compromisos ambiciosos con la neutralidad de carbono. Todos los gobiernos nacionales, empresas, ciudades e instituciones financieras deberían unirse ahora a la coalición global para reducir las emisiones de CO2 a cero según el acuerdo climático de París y comenzar a implementar planes y políticas concretas.

La pandemia ha provocado la peor crisis económica del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. La recuperación de una economía mundial fuerte y estable es una prioridad fundamental. De hecho, la crisis actual amenaza con deshacer el progreso que hemos logrado durante dos décadas en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de género. Las desigualdades amenazan nuestras democracias al socavar la cohesión social.

Sin duda, la globalización y la cooperación internacional han ayudado a miles de millones de personas a salir de la pobreza; pero casi la mitad de la población mundial todavía lucha por satisfacer sus necesidades básicas. Y dentro de muchos países, la brecha entre ricos y pobres se ha vuelto insostenible, las mujeres aún no disfrutan de las mismas oportunidades y muchas personas necesitan que se les alivie sobre los beneficios de la globalización.

Mientras ayudamos a nuestras economías a superar la peor recesión desde 1945, nuestra principal prioridad sigue siendo garantizar el libre comercio basado en reglas como un motor importante de crecimiento inclusivo y sostenible. Por lo tanto, debemos fortalecer la Organización Mundial del Comercio y utilizar plenamente el potencial del comercio internacional para nuestra recuperación económica. Al mismo tiempo, la protección del medio ambiente y la salud, así como las normas sociales, deben situarse en el centro de nuestros modelos económicos, garantizando al mismo tiempo las condiciones necesarias para la innovación.

Necesitamos asegurarnos de que la recuperación mundial llegue a todos. Eso significa intensificar nuestro apoyo a los países en desarrollo, particularmente en África, construyendo y yendo más allá de las asociaciones existentes, como el Pacto del G20 con África y su esfuerzo conjunto con el Club de París dentro de la Debt Service Suspension Initiative. Es fundamental seguir apoyando a esos países en la reducción de la carga de la deuda y garantizar una financiación sostenible para sus economías, utilizando todo el alcance de los instrumentos financieros internacionales, como el activo de reserva del Fondo Monetario Internacional, los derechos especiales de giro (DEG).

El auge de las nuevas tecnologías ha sido un gran activo para el progreso y la inclusión, contribuyendo a la apertura y resiliencia de sociedades, economías y estados, al tiempo que ha salvado vidas durante la pandemia. Sin embargo, casi la mitad de la población mundial, y más de la mitad de las mujeres y niñas del mundo, permanecen desconectadas y no pueden acceder a sus beneficios.

Además, el considerable poder de las nuevas tecnologías puede utilizarse indebidamente para limitar los derechos y libertades de los ciudadanos, propagar el odio o cometer delitos graves. Necesitamos aprovechar las iniciativas existentes e involucrar a las partes interesadas relevantes en la regulación efectiva de Internet con el fin de crear un entorno digital seguro, libre y abierto, donde el flujo de datos en un entorno confiable esté garantizado. Los beneficios deben recaer especialmente en los más desfavorecidos, incluso abordando los desafíos fiscales de la digitalización de la economía y combatiendo la competencia fiscal nociva. Principio del formulario

Finalmente, la crisis de salud interrumpió la educación de millones de niños y estudiantes. Debemos mantener la promesa de brindar educación para todos y equipar a la próxima generación con el conocimiento de las habilidades básicas y la ciencia, así como con el conocimiento de las diferentes culturas, la tolerancia y aceptación del pluralismo y el respeto por la libertad de conciencia. Los niños y los jóvenes son nuestro futuro y su educación es clave.Final del formulario

Para hacer frente a estos desafíos, el multilateralismo no es una técnica diplomática más. Da forma a un orden mundial y es una forma muy específica de organizar las relaciones internacionales basadas en la cooperación, el estado de derecho, la acción colectiva y principios compartidos. En lugar de enfrentar civilizaciones y valores entre sí, debemos construir un multilateralismo más inclusivo, respetando nuestras diferencias tanto como nuestros valores comunes consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

El mundo después de COVID-19 no volverá a ser el mismo. Aprovechemos los diferentes foros y oportunidades, como el Foro de la Paz de París, para trabajar para abordar estos desafíos con una visión clara. Invitamos a líderes políticos, económicos, religiosos y de pensamiento a contribuir a esta conversación global.

En el Foro de la Paz de París el 12 de noviembre del año pasado, el presidente francés Emmanuel Macron y otros líderes mundiales lanzaron una discusión global sobre la creación de un nuevo consenso para el mundo posterior al COVID-19. Esta discusión continúa a través de un debate en curso publicado por Project Syndicate y sus periódicos miembros en todo el mundo. Lampadia




Demanda contra el MEF

Demanda contra el MEF

 

Rafael Rey Rey
15 de enero 2021
Para Lampadia

He interpuesto una Demanda de Acción Popular ante el Poder Judicial, que me ha preparado el doctor Lucas Ghersi Murillo, para que se declaren inconstitucionales los artículos 4.1, literal b), numeral i) y 4.2 del Decreto Supremo 430-2020-EF, (en adelante la “norma”) que obliga al sistema financiero a suministrar cierta información a la Sunat. En la demanda decimos, en esencia, lo siguiente:

1) La norma vulnera el secreto bancario.

El inciso 5 del artículo 2 de la Constitución señala:

“El secreto bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del Juez, del Fiscal de la Nación, o de una Comisión Investigadora del Congreso con arreglo a ley y siempre que se refieran al caso investigado”.

Esta norma debe entenderse según el principio de que las excepciones al ejercicio de los derechos fundamentales se interpretan restrictivamente.

Así que el secreto bancario y la reserva tributaria sólo pueden ser levantados por esas autoridades y no por otras.

Por eso el Tribunal Constitucional:

En su sentencia 004-2004 señala que el secreto bancario y la reserva tributaria están incluidos en el derecho a la intimidad.

En su sentencia 1219-2003 señala que a diferencia de lo que sucede con la información pública, tratándose del conocimiento de información vinculada a la vida privada de una persona, “la regla es siempre el secreto, y su publicidad, la excepción”.

Así que un banco sólo puede entregar la información protegida de sus clientes en los casos expresamente previstos en la Constitución. Levantar el secreto bancario como pretende la Sunat, convertiría la excepción en regla.

2) Existe precedente de inconstitucionalidad de una norma similar.

El TC declaró inconstitucional la Ley 29720, promulgada supuestamente para “fortalecer el mercado de capitales”, que obligaba a todas las empresas con determinados ingresos anuales a entregar sus estados financieros a la Superintendencia de Mercado de Valores (SMV), porque la publicidad de la información exigida por el mercado de valores solo podía ser exigida a las empresas que habían decidido ingresar a la bolsa, pero no a las empresas que no querían participar del mercado de valores. Por eso, pese a recoger recomendaciones del Banco Mundial, esa ley fue declarada inconstitucional.

Así que, siendo inconstitucional ordenar a las empresas con determinados ingresos anuales entregar sus estados financieros a la SMV, también lo es ordenar a los bancos que informen a la Sunat sobre las cuentas bancarias que contengan más de S/. 10,000.

3) Además de inconstitucional la norma es innecesaria.

Si, como dice la Sunat, la norma tuviera por objeto combatir la evasión tributaria, además de inconstitucional sería innecesaria. Por ejemplo, si alguien paga por ITF 1 sol, la Sunat sabe que hubo una transferencia 20,000 soles y puede tomar las medidas para detectar una evasión tributaria. Por eso el propio Intendente Nacional de Estrategias de la Sunat, señor Palmer de la Cruz, ha declarado que:

“Entre el 2016 y el 2019, a través del ITF, se identificaron facturas falsas por 4,000 millones de soles y operaciones sospechosas por 5,000 millones. Si este impuesto se elimina sería difícil detectarlo”.

Por otro lado, que la norma señale de un límite de 10,000 soles hace pensar que se trata de maximizar el poder de la Sunat permitiéndole acceder automáticamente, y sin solicitar autorización judicial, a una gran cantidad de información sobre la situación financiera de las personas naturales y jurídicas. ¿Con qué fin?

4) La norma atenta contra la separación de poderes.

Como vimos, la potestad de levantar el secreto bancario solo puede ser ejercida por el Poder Judicial, el Ministerio Público o el Congreso de la República, no por el Poder Ejecutivo ni por otras instituciones. El constituyente estableció que si el Poder Ejecutivo desea una información protegida por la Constitución, tiene que acudir a otro poder, ordinariamente al judicial. 

La norma cuestionada autoriza a la Sunat a levantar el secreto bancario incluso sin existir indicio alguno de evasión tributaria.

La norma subvierte el principio de separación de poderes. Aumenta las competencias del Poder Ejecutivo, a costa de las del Poder Judicial, contraviniendo la Constitución.

Más grave. La Sunat cuenta con un poder exorbitante que no se le ha concedido, ni siquiera, a los fiscales que son los funcionarios públicos principalmente encargados de investigar el delito.

5) Vulnera el principio de seguridad jurídica.

Por su naturaleza, la norma debió ser objeto de un debate con transparencia y amplia participación. En vez de ello, fue publicada aprovechando el inicio de año, sorpresivamente, con ausencia de deliberación, como si se quisiera que pase desapercibida y en medio de una pandemia y un proceso electoral convocado.

6) Fomenta la informalidad y refuerza la exclusión financiera.

La informalidad laboral en el tercer trimestre del 2020 alcanzó el 75.2%, la cifra más alta en ocho años. Solo uno de cada diez peruanos paga el impuesto a la renta. Una situación insostenible y preocupante que merece una reflexión profunda y un programa decisivo de reformas por parte del Poder Ejecutivo y el Congreso de la República para fin de ampliar la base tributaria.

Obligar a las entidades bancarias a entregar a la Sunat gran cantidad de información eleva más los costos del sistema financiero, lo que, en lugar de generar inclusión, reforzará la exclusión y la informalidad, y reducirá el grado de bancarización, generando más condiciones para la evasión tributaria. Lampadia




Martin (improvisación) Vizcarra 2

Martin (improvisación) Vizcarra 2

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En el mes de abril escribí un primer recuento de lo que, a mi juicio, hacían del Sr. Vizcarra un improvisado, sin visión de estadista, ni capacidad para gobernar. Probablemente haya que explicarle que gobernar significa tener; clara visión del país, sus debilidades y fortalezas, al igual que sus riesgos y amenazas, sus problemas y sus posibles soluciones. De igual forma, tener capacidad de convocatoria, de armar equipos capaces de diseñar estrategias y de ejecutar adecuadamente aquello que se planeó.

Pensé en algún momento que podría haber excedido mi apreciación negativa y que, el presidente merecería aún el beneficio de la duda. Lamentablemente, no es así y, a la luz de hechos posteriores o identificados con posterioridad, veo que me quedé corto.

Basta ver que, a los prácticamente 3 meses de la declaratoria del “Estado de emergencia sanitaria”, la que se declaró fundamentalmente para poder tomar medidas económicas, de compras y manejo de la situación, “saltándose” las reglas y procedimientos convencionales del Estado, el gobierno “descubrió” que no tenía oferta suficiente de oxígeno. Nunca hicieron una proyección de la demanda, un inventario de las plantas de oxigeno disponibles, ni de las que habían comprado, pues tenían en abandono incluso en el Hospital de Huaycán, entre otros y por supuesto, no compraron más plantas. Lo anterior, pasando por el crimen de la carencia de oxígeno en distintas regiones de la costa y la selva, con niños y adultos fallecidos por esa negligencia.

A propósito del tema del oxígeno, no se les ocurrió que estaban exigiendo oxígeno al 99% (exigencia creada por el hoy gerente de operaciones de ESSALUD y miembro del “Comando COVID”, durante su tiempo de ministro de salud), cuando este estándar podía ser al 93% y a sabiendas que, con la valla impuesta, estaban alimentando un oligopolio corrupto, que generaba un pingüe negocio. ¿Por que no corrigieron oportunamente esa exigencia? ¿Por que no instalaron y pusieron en operación las plantas recientemente adquiridas para los hospitales, ni repararon aquellas que estaban malogradas o compraron de emergencia las plantas requeridas? No, ante la incapacidad del Gobierno, se tuvo que recurrir a la caridad del sector privado y sus donaciones. No sólo eso, sino que no priorizaron la atención temprana con oxígeno, antes que las camas UCI, que hubiera salvado muchísimas vidas.

Igualmente, en el abastecimiento de medicinas, siendo el Estado el principal comprador y suministrador de estas, no se manejó una compra negociada de forma centralizada, ni una logística adecuada, pero se repartió dinero (léase, se alimentó corrupción descentralizada) mostrando así su incapacidad. Pero claro, de inmediato y en la mejor de sus rutinas de teatro, culpó a los laboratorios privados y amenazó con imponer controles de precios. En esto entró en competencia por populismo con el congreso.

Si queremos referirnos a nuestro sacrificado equipo de profesionales de la salud; a ellos no se les entregó los equipos de protección personal (EPP), ni en cantidad, ni oportunidad, ni en calidad requeridos. No se les paga sus remuneraciones oportunamente y los tenemos con dos o tres meses de retraso en sus pagos. Hemos traído 85 personas entre médicos y enfermeros de Cuba, a quienes, por supuesto se les paga bien y oportunamente, independientemente de la incapacidad y falta de calificaciones demostrada para el manejo de esta enfermedad y peor para la atención en UCI. Mientras que, en cambio, no les dieron la oportunidad a 1890 médicos peruanos, recién graduados y deseosos de apoyar. Tampoco se ha sido diligente con la selección e incorporación de médicos venezolanos, residentes en el Perú, pero absolutamente sub empleados.

Tema especial fue el de las clínicas particulares y el uso de camas UCI, que según el gobierno ya están llegando a dos mil. Después de más de dos meses de haber promulgado un decreto que indicaba el uso indistinto de las camas UCI por el Estado, según designación del Seguro Integral de Salud (SIS), no establecieron ni el procedimiento correspondiente, ni fijaron los términos económicos de tal contratación. Al encontrarse al borde del colapso, lanzó una pataleta con amenaza de expropiación y se llegó esa misma noche a un acuerdo entre el SIS y las clínicas. Lo que no dicen, es que el acuerdo fue al mismo precio que se había venido negociando con toda anticipación. Ciertamente, como el Sr. Vizcarra se siente de salida, no le importó nada el impacto internacional de su amenaza y “bravuconada” expropiatoria para el Perú (una vez más era el “faite” del barrio y lanzó la amenaza por un total de 55 camas, 15 de ellas en Lima).

Como anda por puntitos de encuestas como el diablo por almas, un día de abril amaneció con que quería comprar un millón de “tablets” para uso escolar, por supuesto, se las imagino con conexión automática a internet, cargadores solares, con procesadores de tecnología no más antigua que 2019 y servicio de contenidos. Todo para tenerlas disponibles y entregadas en el mes de julio 2020. Se convocó a más de 43 empresas y, dadas las condiciones, sólo quedó una de ellas en carrera y ya veremos, en medio de esta carrera loca, qué resulta.

Por supuesto, levantada la inamovilidad, ya empezamos actividades con la “nueva normalidad”. Desde luego, al transporte público se le exige muy severamente la distancia social con el consecuente aforo reducido, pero el gobierno no pensó en la necesidad de aumentar dramáticamente la cantidad de unidades del Metropolitano y sus alimentadoras, ni la necesidad de pagar un subsidio del orden de S/.6 millones semanales. Mientras tanto el transporte informal hace lo que quiere y les ha aumentado la demanda, con lo que podemos asegurar la agudización del caos en el transporte limeño y de otras grandes ciudades, al igual que el nivel de contagios (similar al que se produjo en los mercados y bancos por el bono). Desde luego que, como no han planeado nada durante los cuatro meses de cuarentena, hoy en medio de este caos, recién están revisando los contratos y qué opciones les permite, no saben si controlar el subsidio por consumo de combustible o por viaje controlando con GPS. Ya veremos en qué terminan.

Como el Sr. Vizcarra no se proyecta a largo plazo, no se le ocurrió mejor cosa que autorizar que, el 28 de setiembre de 2018 se suscriba el acuerdo de Escazú, hoy ad portas de ser ratificado por el Congreso, y que nos lleva a perder soberanía en las decisiones sobre nuestros recursos naturales, sometiendo cualquier última decisión a tribunales internacionales. Eso nos puede costar la prolongación del estado de pobreza de millones de compatriotas.

En fin, qué podemos esperar, cuando en lo económico, según se comenta en la columna Bajo la Lupa del diario Gestión, “andamos sin brújula”. Vivimos con estimaciones económicas proyectadas por el BCRP, el FMI, el Banco Mundial o el Consejo Fiscal, porque el MEF no ha actualizado nada desde el año pasado y para “facilitar” el descontrol, han decidido suspender las reglas fiscales -en vez de utilizar las cláusulas de excepción- y diseñar estrategias para corregir.

Por último y para ratificar su inmadurez política, nos presentó el show del “cumplimiento de su compromiso personal” de convocar a elecciones, como si eso fuera un mérito, cuando debiera tener claro que, no convocar oportunamente es una grave infracción constitucional que le costaría la vacancia inmediata.

La pena es que, con el desmadre que está dejando con sus “reformas políticas”, estoy seguro que en el siguiente periodo tendremos iguales o peores ejemplares políticos, encargándose de destruir las instituciones del Perú.

¡Que Dios nos agarre confesados! Lampadia




La última línea no miente

La última línea no miente

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Si nos llevamos por la narrativa del gobierno y de la prensa adicta al mismo, la gran mayoría de periódicos radios y canales de televisión, el Perú debería estar superando con éxito la doble crisis de la pandemia, la sanitaria y la económica.

Lamentablemente, la realidad nos muestra todo lo contrario.

En cuanto a la crisis sanitaria, el Perú es el octavo país con peores resultados en el mundo. Ver los datos de Worldometer:

Fuente: Worldometer

En términos del impacto económico de la cuarentena, decretada a raíz de la pandemia, los resultados no pueden ser peores. Según el Banco Mundial, el PBI peruano caería en el 2020 12%, solo después de Belice (-13.5%) y de Maldivas (-13%). En Latino América tendríamos largamente el peor resultado, detrás nuestro estarían Brasil cayendo 8%; México, 7.5%; Ecuador, 7.4%; y Argentina, 7.3%. Nuestros otros socios de la Alianza del Pacífico caerían solo 4.9% Colombia y 4.3% Chile. Ver tabla del Banco Mundial:

Fuente: Banco Mundial

Estas cifras muestran una muy cruda realidad, tenemos los peores resultados imaginables, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Por su lado el Consejo Fiscal ha producido un análisis de escenarios que confirman esta triste realidad.

A nivel global ve un rango de caída del PBI de 3.8 a 6.2%.

Para nuestros socios comerciales se ve una caída entre 3.5 y 6%.

Pero en cuanto a nuestro PBI, coincidiendo con previsiones del IPE, Macroconsult y Apoyo, el Consejo Fiscal muestra escenarios de caída que van de 10 a 20% para el 2020.

Los resultados fiscales se ven cayendo entre 5.4 y 9.9%.

Y nuestra deuda pública no financiera crecería el 2020 a 35.1 o hasta 41.8% del PBI, desde un 27% para el 2019.

Fuente: Consejo Fiscal – Informe N° 004-2020-CF
Análisis de escenarios macroeconómicos y sus efectos en las cuentas fiscales ante el COVID-19

Estos resultados no son casuales. Son producto de decisiones de gobierno, tanto en lo sanitario como en lo económico.

Para empezar, el gobierno rechazó el apoyo del sector privado, de las iglesias y de las Fuerzas Armadas, en diferentes instancias. Los problemas se trataron a puerta cerrada con un complejo de Superman, como dice Fernando Cillóniz.

En lo sanitario no se tomaron previsiones oportunas para el abastecimiento de pruebas moleculares, las únicas efectivas. No se entendió la naturaleza de las condiciones de vida de buena parte de la población que se gana el pan día a día, y se abastece de comida dos o tres veces por semana.

Además, se restringieron horarios de atención y se establecieron paralizaciones que generaron congestiones y, por lo tanto, se multiplicaron los contagios.

En lo económico se tomaron decisiones planas cerrando todas las regiones, incluso las que no tenían amenaza de contagios; y se cerraron todos los sectores, incluso los que podían operar con controles adecuados. Por ejemplo, los países que compiten con nosotros en minería, Australia, Canadá y Chile, no cerraron el sector y mantuvieron un mayor crecimiento económico.

En la fase de reactivación económica se siguieron cometiendo errores, estableciéndose protocolos equivocados, imposibles de cumplirse que sabotean la posibilidad de reiniciar operaciones. Los errores se corrigen tarde mal y nunca, y se pierde tiempo.

La caída de la economía será dramática y profunda. La recuperación tardará mucho tiempo y, mientras tanto, la pérdida de empleos y la quiebra de empresas se multiplicará sin límites. Hoy se habla de la pérdida de dos millones de empleos.

Ayer el presidente del Consejo de ministros convocó mesas con el sector privado para recibir sugerencias. En nuestra opinión, como en la gran mayoría se casos, las mesas son un saludo a la bandera. De lo que se trata es de transferir responsabilidades a verdaderos expertos, a los representantes del sector privado. También se trata de promover el apoyo de las iglesias y de convocar a las Fuerzas Armadas para asuntos logísticos y otros.

Esto no puede seguir así. El país no es propiedad del gobierno, es propiedad de todos los peruanos. Se debe convocar a todos los estamentos que tienen capacidades naturales para diseñar y ejecutar planes de acción adecuados, como lo han hecho, cerca de nosotros, en Medellín y Guayaquil. Lampadia




El gran talón de Aquiles: la informalidad

El gran talón de Aquiles: la informalidad

Úrsula Letona Pereyra
Abogada, Ex congresista
Para Lampadia

Se ha abordado, in extenso, el problema estructural que representa la informalidad en nuestro país, con graves efectos – como se ha hecho más que evidente en la pandemia que enfrentamos-, muy alto en costo de vidas y en lo económico-social, pero como muchos problemas estructurales del Perú (salud, educación, infraestructura, etc.), al no abordarse con políticas disruptivas constituyen un lastre que no permite encaminar el país hacia el desarrollo.

Conocemos las causas de la informalidad, existe mucho aporte académico y data para poder afrontarla, e incluso, superarla gradualmente. Existe la posibilidad de llegar al 50% (cifra actual: 74%, pre-pandemia). Según la evaluación del Banco Mundial (por nivel de PBI y otros parámetros), el Perú debería presentar una informalidad no mayor al 40%, pero para lograr tal objetivo requerimos de políticas públicas disruptivas, multisectoriales y multidimensionales, acompañadas – no cabe duda – de una firme y sostenida decisión política. Esta crisis que enfrentamos será muy grave en el mediano y largo plazo, ha desnudado los múltiples problemas que envuelven a la informalidad. Las actuales autoridades y sus predecesores han persistido en la ausencia de una verdadera política pública que garantice la disminución gradual de este flagelo, los últimos intentos fallidos, así como los esfuerzos dispersos de los diversos sectores involucrados, evidencian una mirada sesgada y errónea, con pocos o nulos resultados.

El problema de la informalidad requiere de una mirada hacia el futuro, debemos considerar que los mejores espacios para gestar reformas son los episodios de crisis como la que enfrentamos. No implementar una reforma sobre la informalidad, así sea en forma parcial y gradual, implicará condenar a millones de peruanos a la pobreza o, en el umbral de acceso a la misma, carentes de protección y del disfrute de derechos fundamentales, no tiene protección social, ni una dotación óptima de servicios esenciales, ¨los privilegios¨ de la formalidad se mantendrán sólo para un número reducido de peruanos e irán a la baja, como viene ocurriendo.

Las políticas de Estado de los últimos años, respecto a la informalidad, han pasado únicamente por un incremento presupuestal, como ya se ha probado – la teoría lo demuestra-, este hecho no deriva por si solo en una mejora de los servicios que brinda el Estado (sumamente deficientes). Lo que corresponde a una política de Estado, siempre con un enfoque en el mediano plazo, es evaluar los resultados, lo que determinará en concreto sí una determinada política pública está funcionando o necesitamos corregirla, o incluso, evaluar si es necesario adoptar nuevas medidas que apuntalen la reforma, esa es la forma cómo los países con menores tasas de informalidad han solucionando este problema estructural.

Como consecuencia de esta pandemia se ha estimado por parte de los expertos, que la pérdida de empleos en el sector formal superará los 600 mil, si agregamos las cifras de población que se incorpora a la PEA, la informalidad crecerá significativamente, superando la barrera del 80%. Son 16 millones de peruanos los que conforman la PEA, no se incorpora a jubilados, amas de casa, personas que superan los 65 años, de ellos, cerca de 12 millones están incorporados a la informalidad, con graves problemas de productividad, la informalidad resulta inversamente proporcional al PBI (ese 73% de la PEA informal aporta el 25% al PBI, el restante 75% es aportado por la PEA formal.

Entonces cabe preguntarnos por dónde podemos empezar a buscar una solución, existe mucha literatura debidamente respaldada por evidencia, el punto de partida debe darse desde la perspectiva de la política de sistema – prevista en los artículos 43 y siguientes de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo-, que no es otra cosa que el involucrar – respecto de una política de Estado – a diversos sectores, trabajo que debe ser liderado por un ente rector, que debería ser el MEF. Esta política pública debería sustentarse en cuatro pilares fundamentales: tributario, acceso al crédito, laboral y productividad; que son los grandes problemas que evitan el paso hacia la formalidad.

Ahora bien, también podría tentarse una intervención mediante grupos de control – por área geográficas o sectoriales, de forma específica, pero debe ser una intervención sostenida en el tiempo– pudiendo considerarse una intervención, por ejemplo, en la sierra del país, de forma transversal o por zonas geográficas. ¿Por qué la sierra?, si uno revisa la data de informalidad recabada en la ENAHO, cerca del 50% de la informalidad se concentra en esta región, existen departamentos en los que la informalidad superar el 90%, concentrándose la mayor informalidad en la sierra sur y en la sierra central. Como toda política – más aún en el caso de una que considere grupos de control-, requerimos de una permanente evaluación de procesos e impacto, corrigiendo lo que corresponda para posteriormente extenderla y aplicarla en otras regiones del país. Además, debemos considerar la deuda histórica que mantenemos con esta zona del país, un abandono que se arrastra desde la Colonia.

Las crisis son situaciones que llevan a generar reformas necesarias para reencaminar al país por la senda del desarrollo. El Gobierno ha manifestado su disposición de emprender reformas – expresamente lo ha señalado respecto al sistema de pensiones, por ejemplo. No es tarea fácil emprender esta reforma, resulta muy compleja e involucra de forma transversal a todos los sectores económicos y de la misma sociedad, pero es una necesidad urgente y muy necesaria para un futuro con justicia social para todos los peruanos. Lampadia




¿Hemos progresado o seguimos igual?

La economía, el desarrollo social y la reducción de la pobreza son un aspecto importante del mundo en el que vivimos; sin embargo, la percepción de los hechos presenta aún muchas dudas.

Es en este contexto que Rafael Rincón-Urdaneta, en su artículo para la Fundación para el Progreso (FPP), plantea que nuestra sociedad, como un todo, ha progresado mucho en los últimos años, en los aspectos más importantes, y lo presenta de la siguiente manera:

“A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».”

Comúnmente se dice que el mundo ha desmejorado en los últimos años, que se está destruyendo todo por lo que se quiso avanzar tanto en el último siglo y la sociedad en sí misma no ha cambiado para nada.

Pero la evidencia dura dice otra cosa. La realidad muestra un progreso muchas veces pasado por alto entre tanto pesimismo; este resalta las mejoras en muchos aspectos de la vida y trata de explicar dicha mejoría en hechos fehacientes.

Rincón-Urdaneta plantea un concepto simple para entender la compleja idea del progreso. Este concepto se basa en siempre preferir lo que lógicamente va a ser mejor para uno; desde salud y enfermedad hasta abundancia.

Como explica Steven Pinker en su libro sobre la ilustración, ahora vivimos más tiempo y en mejores condiciones (con una mayor expectativa y calidad de vida). Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo pre-moderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Ver en Lampadia:

En defensa del progreso
Fundación para el Progreso (FPP)

Agosto 2019
Rafael Rincón-Urdaneta Z.

¿Por qué las personas tienen tan distintos diagnósticos y opiniones sobre el estado del mundo y el progreso de la humanidad? ¿Qué conceptos, criterios e ideas pueden ayudar a lograr una evaluación más precisa y una reflexión más inteligente sobre nuestro porvenir, apartando los prejuicios y combatiendo la ignorancia para aproximarnos más racionalmente a la realidad? Esta serie de Rafael Rincón-Urdaneta Z., Director de Estrategia y Asuntos Globales de FPP, ha sido elaborada con vocación de sentido común y pensamiento crítico. Y propone algunas claves útiles para estudiantes, profesores, analistas y líderes, entre otros. En esta primera entrega comprenderemos, de la manera más sencilla, sin laberintos innecesarios, qué es progreso y qué no lo es. Así de simple.

«Este mundo no tiene remedio», dijo mi amigo Carlo mientras examinaba cuidadosamente su espresso con actitud de catador experto. Buen italiano… exigente y finísimo para el café. «Siamo tutti fottuti» —estamos todos fregados—, soltó resignado antes de tomar el primer sorbo y aprobar el producto con una expresión de satisfacción inesperada, como si el café servido en aquel sencillo lugar hubiera superado sus modestas expectativas. «¿Por qué, Carlo, tan pesimista?», le pregunté. «Senti, Raffaello… mira mi país, una mer∂@#*. Mira las noticias del mundo, mira la violencia… no sabemos si llega ahora un maledetto terrorista y nos mata aquí mismo. Mira el cambio climático, el calentamiento global. Mira todo el desastre. ¡No hemos avanzado nada! Un caz#@*». «No lo veo así, Carlo», le respondí. Y empecé a contarle sobre mi visión de las cosas y mi positivo balance del progreso del mundo. Le hablé de los espectaculares avances, de los colosales desafíos y de las oportunidades. También de los riesgos, claro. Porque los hay.

¿Cómo personas tan similares en cuanto a disponibilidad de medios, conexiones personales, amigos, estudios y acceso a información pueden tener tan distantes diagnósticos y opiniones sobre la misma cosa? ¿Subjetividades? ¿Diferencias ideológicas? ¿Visiones parciales, incompletas, que no dialogan ni se encuentran? Supongo que algo de eso puede haber.

Seguramente se podría redactar un tratado de muchas páginas, lleno de explicaciones rebuscadas y asombrosas —filosofía incluida, con griegos, grandes obras y tal—, para analizar el asunto. Pero hagámoslo más simple; hay algunas ideas útiles y prácticas que, sin tanto laberinto y con sentido común, nos pueden ayudar a percibir y entender mejor el mundo. Para esto es preciso poner a raya las ideas preconcebidas, la ideología, el pesimismo excesivo y el ingenuo optimismo.

Propongo considerar dos elementos que me parecen importantes y necesarios. El primero es el de los criterios de análisis. Una discusión como la que estamos planteando puede ser agotadora, inconducente y frustrante si no se comparten criterios básicos. El segundo es el de la idea misma de progreso, con ciertas nociones que conforman el concepto. Pero antes, pongámonos de acuerdo, aunque sea «mínimamente», en qué es progreso y qué no lo es.

A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».

El progreso, así de simple

Se supone que esta debería ser la parte más difícil y tortuosa de este escrito. Aquí habría que proveer enfáticas aclaraciones y advertencias sobre la subjetividad y sobre lo culturalmente relativo que puede ser determinar qué es progreso y qué no. Sin embargo, Steven Pinker, el conocido psicólogo y autor canadiense-estadounidense, nos hace un grandísimo favor en su último libro, En defensa de la ilustración, al presentar la pregunta como una de las más fáciles de responder. Y así procede:

«La mayor parte de la gente está de acuerdo en que la vida es mejor que la muerte. La salud es mejor que la enfermedad. El sustento es mejor que el hambre. La abundancia es mejor que la pobreza. La paz es mejor que la guerra. La seguridad es mejor que el peligro. La libertad es mejor que la tiranía. La igualdad de derechos es mejor que la intolerancia y la discriminación. El alfabetismo es mejor que el analfabetismo. El conocimiento es mejor que la ignorancia. La inteligencia es mejor que la insensatez. La felicidad es mejor que la miseria. Las oportunidades para disfrutar de la familia, de los amigos, de la cultura y de la naturaleza son algo mejor que el trabajo penoso y la monotonía».

Esto significa que Radoslav no quisiera morir, sino vivir y disfrutar la vida. La mayoría de los japoneses o coreanos, sino todos, quiere estar saludable. Gustosos pagamos más por la comida light o por productos orgánicos porque sabemos —o suponemos— que nos harán mejor que la chatarra. A los franceses y a los italianos, de Gaël a Chiara, les gusta comer bien, no solo por placer —en eso son maestros— sino porque necesitan alimentarse. Silvia, que viene de una familia muy humilde, trabaja duro para ganar dinero porque le parece, por experiencia propia, que la abundancia es bastante mejor que la pobreza. Xi, que es chino, opina exactamente lo mismo. Refugiados musulmanes, cristianos y kurdos han huido de la guerra y la crueldad en zonas difíciles de Oriente Medio, y se han dirigido, en la medida de sus posibilidades, a países que consideran más pacíficos, seguros y prósperos, o incluso más libres. Eso hicieron Sultan y Salma con su familia cuando se fueron a Alemania. En general, aceptamos, aunque sea a regañadientes y fastidiados, someternos a controles incómodos en los aeropuertos porque valoramos la seguridad, ¿verdad? Los venezolanos han emigrado masivamente, como nunca antes en la historia, no solo huyendo del hambre, la enfermedad y el crimen, sino también de la tiranía. Y han ido a países de muy objetiva superioridad en términos de desempeño político, económico y social, como Chile, Estados Unidos, España o Colombia. Omar, un joven gay de origen egipcio, es activista por la no discriminación de personas como él. Todos queremos que nuestros hijos estudien para que no sean ignorantes y nos enorgullecemos cuando dan muestras de inteligencia. Existe un conocido índice de la felicidad y las evaluaciones más prestigiosas de ambiente de trabajo consideran cuán agradables son nuestras tareas y cuán amigables son nuestras empresas, jefes y labores con la vida familiar o el esparcimiento. Al fin y al cabo, por muy diferentes que seamos los seres humanos en algunos sentidos, pertenecemos a la misma especie… ¿o no?

Todo esto que hemos listado puede incluso medirse con aceptable precisión. Si los valores han evolucionado positivamente en el tiempo, ha habido progreso. Si se han estancado, no. Si han retrocedido, es una señal de que algo no anda bien. Así de sencillo. Hay complicaciones realmente innecesarias y absurdas que chocan con la vocación práctica y la acción oportuna y efectiva para resolver problemas.

Quizás uno de los indicadores más completos —y mundialmente reconocido— es el de la expectativa de vida. ¡Son tantos los avances y las cosas buenas que se necesitan para vivir más años! Salud, seguridad, servicios básicos, etcétera. No hay medicinas y hospitales, te mueres o vives mal… sufres. ¿No hay seguridad ni paz? Pues es más alta la probabilidad de que mueras, quizás trágicamente, abaleado o acuchillado. Si no hay servicios básicos (buenos) como electricidad o agua potable, te enfermas y —adivina— estiras la pata por insalubridad… o vives menos años y en condiciones de salud deplorables, con bichos indeseables en el organismo. No es exageración. Es aún la realidad de millones, que por fortuna suman hoy muchos menos que hace décadas atrás gracias al progreso.

Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo premoderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Siempre que he expuesto mi defensa del progreso de la humanidad en estos términos, casi automáticamente saltan objeciones que acusan una visión demasiado materialista o de «mínimos moralmente inaceptables» (olvidando que la mayor parte de la humanidad hace tiempo vivía con menos de ese mínimo o al filo). Lo material no es todo en la vida… hay otras cosas, dicen. Bromeando pesada e irónicamente respondo que es mejor lamentar las carencias espirituales vestido de Brioni y comiendo caviar de esturión albino de Beluga que hacerlo desnudo, hambriento y con frío. Sin duda.

Pero, ahora seriamente, nótese que los elementos que ha expuesto Pinker son esencialmente humanos y bastante básicos, algunos ciertamente «mínimos» y de implicancias materiales. Sin embargo, son a la vez literalmente vitales, como la salud, la alimentación o la seguridad. No se consideran aquellos asociados a la religión, a lo romántico o a las virtudes aristocráticas, como la salvación, la gracia, la sacralidad, el heroísmo, el honor, la gloria, la autenticidad. Aunque pueden muchos de estos valores trascendentales ser loables, elevados y preciosos, es demasiado fácil ensalzarlos en lo abstracto, como dice Pinker. Y lo cierto es que las personas ponen sus prioridades en la vida, la salud, la seguridad, el sustento o el alfabetismo por una razón que no debería requerir recordatorio ni explicación: son necesarios —requisitos imperativos— para todo lo demás.

Si esto no fuese así, y si no hubiese un consenso global extenso y razonable sobre las prioridades humanas, habría sido bastante difícil —o irremediablemente imposible— que 189 miembros de Naciones Unidas, en septiembre del año 2000, se hubiesen puesto de acuerdo en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; Lograr la enseñanza primaria universal; Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer; Reducir la mortalidad infantil; Mejorar la salud materna; Combatir VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades; Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

¿Ha habido progreso en esto? El hoy famoso y profusamente referido Informe 2015 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio resume textualmente así los resultados, 15 años después del lanzamiento del desafío:

  • A nivel mundial, la cantidad de personas que viven en pobreza extrema se ha reducido en más de la mitad.
  • La cantidad de personas de la clase media trabajadora que vive con más de 4 dólares por día se ha triplicado entre 1991 y 2015.
  • El porcentaje de personas con nutrición insuficiente en las regiones en desarrollo cayó a casi la mitad desde 1990.
  • La cantidad de niños en edad de recibir enseñanza primaria que no asistió a la escuela cayó a casi la mitad a nivel mundial.
  • La tasa mundial de mortalidad de niños menores de 5 años ha disminuido en más de la mitad.
  • Desde 1990, la tasa de mortalidad materna ha disminuido en un 45% a nivel mundial.
  • Se han evitado más de 6,2 millones de muertes causadas por paludismo entre los años 2000 y 2015, principalmente de niños menores de 5 años de edad en África subsahariana.
  • Las nuevas infecciones del VIH disminuyeron en aproximadamente 40% entre 2000 y 2013.

Algunos de estos números o hechos nos parecen insuficientes, demasiado modestos… ¡Cuatro dólares al día! ¡Ir a la escuela! ¡Sobrevivir al paludismo! Pensemos que para millones de personas —lejanas, que viven realidades para nosotros desconocidas y que por tanto no percibimos igual— tales registros reflejan un cambio sustancial en sus vidas. En incontables casos es un cambio que hace la diferencia real entre morir de hambre o de enfermedad y vivir, además con la esperanza de seguir avanzando con sus familias.

Pese a esto, la mayoría de la gente, como mi amigo Carlo, dice que el mundo está cada vez peor, que la pobreza aumenta, que hay más muerte, que todo está yéndose a los mismísimos predios del Demonio. Una encuesta, que no es representativa del planeta ni nada por el estilo, pero que sí es interesante por la abrumadora inclinación al pesimismo, fue referida por el diario británico The Guardian en enero de 2015, revelando que 71% de los consultados dijo que el mundo estaba cada vez peor y solo 5% —¡Solo 5%! — que estaba mejorando.

Para ratificar lo que estamos explicando, y en la misma línea de qué es progreso y dónde podemos verlo, en septiembre de 2015 Naciones Unidas lanzó una nueva agenda con los objetivos y las metas específicas que deben alcanzarse para 2030. Los tres primeros objetivos agrupan, nada más y nada menos, el Fin de la pobrezaHambre cero y Salud y bienestar Y se añaden 14 más que van desde la Educación de calidad hasta las Alianzas para lograr los objetivos, pasando por Agua limpia y saneamiento; Trabajo decente y crecimiento económicoCiudades y comunidades sosteniblesAcción por el clima y Paz, justicia e instituciones sólidas. Se podrían cuestionar matices, ideas o políticas propuestas y derivadas de estas iniciativas si se quisiera, pero claramente hay bastante acuerdo en cuanto a qué es importante y qué es progreso.

Hay decenas de estadísticas y estudios prestigiosos, de organizaciones e instituciones tan diversas como el Banco Mundial, Naciones Unidas, think tanks y universidades. Los hay de todo énfasis y perspectivas, con metodologías variadas. Podríamos hilar aún mucho más fino, hablar de las tareas pendientes. Con todo, ratificaremos que el progreso general, a fin de cuentas, es muy real y medible en lo más importante. Y que sí podemos hacernos una idea de cómo estamos y de cómo vamos (nada mal, por cierto). Que lo ignoremos o que no aparezca en grandes titulares en los medios no significa que no esté allí, a la vista, en cada centímetro cuadrado y segundo de nuestras vidas, al punto de que, para muchos de nosotros, es parte de la normalidad. En esta ocasión hemos solo visto los hechos más grandes, emblemáticos y obvios. Que algunos intelectuales o políticos enturbien los análisis con torceduras argumentativas, falacias, exceso de condimentación ideológica o eslóganes no cambia lo que la evidencia dice. Es en este momento cuando se requieren criterios claros e inteligentes, razón y conocimiento. Lampadia




¿Evolovers desinformados?

Facebook, 27 de febrero de 2019
Guillermo Vidalón

En el sur del país ha surgido una repentina fascinación por las políticas de gobierno del presidente boliviano Evo Morales. Se dice que hay que elevar los impuestos porque allá se cobra más, pero no se evalúa siquiera cuál ha sido el resultado de dichas políticas durante las casi dos décadas de Evo.

Para evaluar con mayor certeza el resultado del populismo de Morales revisamos información pública procedente del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, así como del propio Banco Central de Reserva de Bolivia, y la comparamos con las cifras de Perú. Estoy seguro de que algunos perderán la fascinación.

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) de Bolivia, es decir el respaldo económico con el que cuentan en caso de cualquier emergencia, pasaron de US$ 15,123 millones en 2014 a US$ 8,946 millones al cierre del 2018. Dicha caída en sus reservas representa una pérdida de más de 40%. En tanto que las reservas del Perú superaron los US$ 60,000 millones en dicho período. Nuestro volumen de reservas es casi siete veces el de Bolivia. Algunos dirán que la población de Bolivia es menor. Efectivamente, los bolivianos son casi 11 millones y nosotros 32 millones, según estimados al 2018. Los peruanos numéricamente somos tres veces la población boliviana, pero nuestro ahorro es siete veces el de nuestros vecinos.

Pero ya que nos estamos refiriendo al supuesto bienestar que transmiten algunos políticos peruanos, a los que denominaremos evolovers, permítanme precisar que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Perú alcanza 0.750, en tanto que el de Bolivia es de 0.693. Recordemos que el IDH brinda información sobre esperanza de vida al nacer, logros educativos e ingresos per cápita, principalmente. La esperanza de vida en Bolivia es de 69.13 años y su tasa de mortalidad es de 7.3%, mientras que en el Perú las cifras son 74.98 años y 5.65%. Es decir, nuestro sistema de salud y calidad nutricional, con todas sus deficiencias, han resultado mejor de lo que ofrecen los políticos evolovers.

¿Cuál es el Producto Bruto Interno de Bolivia? US$ 45,045 millones al 2017 (aún no se registra un estimado para el 2018, lo que es un indicativo de la poca o nula transparencia en la información de sus resultados macroeconómicos). En tanto que el Perú tiene un PBI de US$ 231,567 millones. En otras palabras, el valor de nuestra economía es poco más de cinco veces el de la boliviana. Y el ingreso per cápita de Bolivia es US$ 3,393.96 mientras que en el Perú dicha cifra es más del doble US$ 7,198.

Y todavía tenemos más. En el 2018 el Perú participó en el comercio internacional de bienes y servicios con la cifra de US$ 90,835 millones. Bolivia, en cambio, lo hizo con US$ 19,056 millones. En dicho año el Perú exportó US$ 48,942 millones; en tanto que Bolivia lo hizo por US$ 9,060 millones. El valor de nuestras exportaciones es 5.4 veces el de las bolivianas. Las importaciones del Perú fueron US$ 41,893 millones y las de Bolivia US$ 9,996 millones. Nosotros tuvimos un saldo favorable en la balanza comercial. El saldo neto a favor, en el caso peruano fue US$ 7,049 millones. Mientras que en Bolivia fue negativo, menos US$ 936 millones.

Durante el 2018, la importación de bienes de capital en el Perú fue de US$ 11,600 millones aproximadamente, mientras que en Bolivia fue US$ 1,425 millones. ¿Qué es un “bien de capital”? En pocas palabras, es una herramienta de trabajo, un equipo que es empleado para producir un producto o brindar un servicio. Podemos imaginar cuántos puestos productivos se generaron en el Perú y cuántos en Bolivia.

El tipo de cambio o cuantos bolivianos (Bs, moneda del hermano país) se deben entregar para obtener un dólar americano es de Bs 6.96. ¿Cuál es el valor del boliviano respecto del sol peruano? Es de 0.48 céntimos.

Si después de 13 años de gobierno de Evo Morales (inició en enero de 2006) los logros son tan magros y han sido ejecutados al costo de vilipendiar la democracia y el orden constitucional en el país altiplánico, pedir que se debe sigan las políticas de dicho gobierno es anhelar el atraso y un mayor empobrecimiento del Perú. Ojalá, los gobernadores del sur peruano se informen más antes de convertirse en sus propagandistas. Lampadia




La naturaleza del trabajo está cambiando

La naturaleza del trabajo está cambiando

Los temores de que los robots les quitarán empleos a las personas es un tema muy debatido, sin embargo, según el más reciente Informe del Banco Mundial titulado ‘La Cambiante Naturaleza del Trabajo’ se afirma que, en general, este miedo parece ser infundado. En cambio, la tecnología estaría brindando oportunidades, allanando el camino para crear nuevos empleos, aumentar la productividad y mejorar la prestación de servicios públicos.

El Informe de Desarrollo Mundial de 2019 del Banco Mundial estudia cómo está cambiando la naturaleza del trabajo como resultado de los avances tecnológicos actuales. Argumenta que, a la luz de la disrupción del cambio tecnológico, se necesita un nuevo ‘contrato social’ para suavizar la transición y prevenir el aumento de la desigualdad. Para esto, las inversiones significativas en capital humano a lo largo del ciclo de vida de una persona son vitales para este esfuerzo. Si los trabajadores quieren seguir siendo competitivos frente a las máquinas, deben poder actualizar sus habilidades.

Entre los principales hallazgos del Banco Mundial tenemos que:

  1. Las empresas pueden crecer rápidamente gracias a la transformación digital, que cruza límites y desafía los patrones de producción tradicionales.
  2. El auge de las plataformas digitales y la globalización significa que los efectos tecnológicos llegan a más personas más rápido que nunca.
  3. La tecnología está cambiando las habilidades que buscan los empleadores. Los trabajadores deben ser buenos en la resolución de problemas complejos, el trabajo en equipo y la adaptabilidad.
  4. La tecnología está cambiando la forma en que trabajan las personas y los términos en los que trabajan. Incluso en las economías avanzadas, el trabajo a corto plazo, que a menudo se encuentra a través de plataformas en línea, plantea desafíos similares a los que enfrentan los trabajadores informales del mundo.

Los nuevos modelos de negocios, las start-ups de plataforma digital, están evolucionando de empresas locales a gigantes globales, a menudo con pocos empleados y activos tangibles. Esta nueva organización plantea cambios de política en las áreas de privacidad, competencia e impuestos.

Para que las sociedades se beneficien del potencial que ofrece la tecnología, necesitarían un nuevo ‘contrato social’ centrado en inversiones más grandes en capital humano y proporcionar progresivamente protección social universal, como se muestra en el cuadro inferior. Sin embargo, la inclusión social requiere espacio fiscal y muchos países en desarrollo carecen de recursos financieros debido a bases fiscales inadecuadas, grandes sectores informales y una administración ineficiente.

Como afirma el Banco Mundial, “Las economías emergentes se encuentran en medio de una disrupción tecnológica que está cambiando la naturaleza del trabajo. Sea lo que sea lo que depare el futuro, la inversión en capital humano es una política sin arrepentimientos que prepara a las personas para los desafíos futuros.”

Según el informe, en muchos países en desarrollo, una gran cantidad de trabajadores sigue ocupando puestos de baja productividad, a menudo en empresas del sector informal cuyo acceso a la tecnología es deficiente. La informalidad se ha mantenido alta en las últimas dos décadas a pesar de las mejoras en el entorno regulatorio de los negocios (como muestra el cuadro inferior).

De hecho, la proporción de trabajadores informales es tan alta como 90 % en algunas economías emergentes. En general, alrededor de dos tercios de la fuerza laboral en estas economías es informal. La informalidad se ha mantenido notablemente estable a pesar del crecimiento económico o la naturaleza cambiante del trabajo. El Banco Mundial da el ejemplo del Perú donde, a pesar de todas las medidas que se han intentado crear para luchar contra este tema, la informalidad se ha mantenido constante en alrededor del 75 % en los últimos 30 años.

¿Qué pueden hacer los gobiernos?

El Banco Mundial sugiere tres soluciones:

  1. Invertir en capital humano, especialmente en grupos desfavorecidos y en educación infantil temprana, para desarrollar las nuevas habilidades que cada vez son más demandadas en el mercado laboral, como las habilidades cognitivas y socio-conductuales.
  2. Mejorar la protección social para garantizar una cobertura y protección universales que no dependan completamente de tener un empleo asalariado formal
  3. Aumentar la movilización de ingresos mediante la actualización de los sistemas tributarios, donde sea necesario, para proporcionar un espacio fiscal para financiar el desarrollo del capital humano y la protección social.

El Informe concluye que los individuos, las empresas, los gobiernos y la sociedad en general pueden adaptarse a la naturaleza cambiante del trabajo. Las personas necesitan entrenar o reorganizar las habilidades existentes para mantenerse competitivas. Las empresas deben enfrentar el desafío del cambio tecnológico acelerado y los mercados altamente concentrados. Los gobiernos y las sociedades deben buscar políticas apropiadas que protejan contra la creciente desigualdad. A medida que la tecnología facilita más formas no tradicionales de empleo, la protección social se vuelve aún más importante.

Todas las recomendaciones del Banco Mundial son loables, sin embargo, su impacto es de mediano y largo plazo y no necesariamente permiten esperar una protección efectiva contra los movimientos tectónicos que trae la cuarta revolución industrial.

En el caso del Perú, lo urgente es crear riqueza en volúmenes y oportunidades que permitan que cerremos aceleradamente las brechas de educación, salud, infraestructuras y tecnología, que nos lastran y no permiten que enfrentemos el futuro tecnológico desde una plataforma razonable. Ver en Lampadia: Estrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años.




¿Qué tan bien preparados están los jóvenes para el futuro?

¿Qué tan bien preparados están los jóvenes para el futuro?

¿Qué tan bien están preparando los gobiernos a sus jóvenes para el éxito? Según un nuevo indicador del Banco Mundial, no tan bien. El Índice de Capital Humano (HCI, por sus siglas en inglés), lanzado la semana pasada en la reunión anual del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Bali, estima que el 56% de todos los niños nacidos hoy crecerán para ser, en el mejor de los casos, la mitad de productivos de lo que podrían ser; y el 92 por ciento será, en el mejor de los casos, el 75% de lo productivo que pueda ser.

¿Qué es el Índice de Capital Humano del Banco Mundial? El objetivo del estudio es medir la suma de conocimientos, aptitudes y salud que una población acumula a lo largo de su vida, otorgando de ese modo una perspectiva sobre el talento y la capacidad de su población para producir valor en el futuro.

El índice clasifica a 157 países según el potencial económico que están perdiendo a largo plazo al no invertir completamente en capital humano: “el conocimiento, las habilidades y la salud que las personas acumulan en sus vidas”, como lo define el Banco Mundial. Lo hace observando cinco indicadores de salud y educación: supervivencia infantil, matricula escolar, calidad de aprendizaje, crecimiento saludable y supervivencia adulta. En otras palabras, ¿llegará un niño a la edad escolar? ¿Cuántos años de escuela completará un niño? ¿Cuánto aprenderán? Para cuando salgan de la escuela, ¿estarán sanos, listos para aprender más y podrán trabajar?

Como se puede observar en el cuadro inferior, en primero lugar está Singapur (0.88), seguido por Corea del Sur (0.84), Japón (0.84) y Hong Kong (0.82). Le siguen Finlandia (0.81) e Irlanda (0.81), mientras que algunas de las mayores economías del mundo se ubican más abajo.

Fuente: BBC

Sobre la base de estos indicadores, el Banco Mundial calculó un puntaje entre cero y uno para cada uno de los países que analizó. Si un país obtiene un puntaje de 0.76, como EEUU, eso significa que el potencial de ingresos de su generación más joven a lo largo de su vida es solo el 76% de lo que podría ser, si tuvieran educación completa y buena salud. En otras palabras, EEUU está perdiendo el 24% de su potencial al no invertir completamente en capital humano.

¿Cuál es el estado del capital humano en Perú?

En ese sentido, la publicación del BM destacó que un niño nacido hoy en Perú alcanzará a los 18 años un 59% de productividad laboral, si es que se le proporciona una educación completa y salud plena, entre otros factores. Entre otros resultados interesantes según el BM tenemos:

  • 99 de cada 100 niños nacidos sobreviven hasta los 5 años.
  • Un niño que comienza la escuela a los 4 años completa, en promedio, 12.7 años de escuela antes de cumplir 18 años.
  • Los estudiantes en Perú obtuvieron un puntaje de 407 en una escala donde 625 representa el logro avanzado y 300 representa el logro mínimo.
  • 87 de cada 100 niños no nacen con problemas físicos. 13 de cada 100 niños tienen problemas, por lo que corren el riesgo de tener limitaciones físicas y cognitivas que pueden durarles toda la vida
  • En Perú, el indicador es más alto para las niñas que para los niños.
Fuente: Banco Mundial

Es importante resaltar que, según el BM, entre 2012 y 2017, el valor del indicador de Capital Humano para Perú aumentó de 0.54 a 0.59 (ver cuadro inferior). En 2017, el HCI de Perú es más alto que el promedio para su región y ligeramente más alto que su grupo de ingresos.

Fuente: Banco Mundial

Quizás una pregunta importante es si es que el Perú está en línea con lo que se calcula para su nivel de ingresos. Según el BM, en 2017, el HCI para Perú es más alto de lo que se predeciría para su nivel de ingresos (ver cuadro inferior).

Fuente: Banco Mundial
Fuente: Banco Mundial

¿Cómo están los otros países de Latinoamérica?

Chile es el país latinoamericano mejor ubicado en el Índice de Capital Humano, ocupando el lugar número 45. Le siguen Costa Rica en el puesto 57, Argentina en el 63 y México en el 64. Perú se encuentra en 8avo lugar en el ránking y Haití (45%) y Guatemala (46%) son las naciones del hemisferio con el índice más bajo. Cabe indicar que el informe no incluyó datos para Bolivia, Cuba y Venezuela.

Vale la pena recalcar que en Lampadia consideramos que el crecimiento del PBI es la clave del desarrollo integral (económico y social) de un país. Si la tasa de crecimiento no es óptima, la renta de una nación, es decir su nivel de riqueza, será escaso, su inversión limitada y su capacidad de crear empleo disminuida. Por lo tanto, además, el Estado no tendrá los recursos para atender sus obligaciones. Todo esto redunda directamente en una menor reducción de la pobreza, objetivo número uno de un país emergente como el Perú. Objetivo (crecimiento), que no tiene por qué inhibir el esfuerzo por el avance institucional.

Sin embargo, consideramos importante y justo compartir también nuevas propuestas como la hecha por el Banco Munidal, que intentan ampliar el espectro de cómo medir la riqueza de un país y utilizar métodos alternativos y holísticos para lograrlo.

Como afirmó Jim Kim, el presidente del Banco Mundial, durante la presentación del informe “los países necesitan invertir más y más efectivamente en su gente. (…) No siempre es la cantidad de inversiones lo que es importante, también lo es la calidad”, y señaló que algunos países, en lugar de hacerse responsables, han estado “esperando donaciones (para programas de educación y salud) en lugar de tomar el asunto seriamente”.

Tenemos que ver la realidad de cómo estamos invirtiendo en nuestros jóvenes para que el Estado tome las medidas correctas. Tenemos inmensas brechas en la calidad de salud y de educación. Hay que reaccionar de una vez y brindarles a nuestros niños todas las herramientas para que lideren el Perú del futuro. Lampadia