Urpi Torrado
El Comercio, 19 de junio del 2025
“Desde la mirada de los empleadores, la generación plateada aporta experiencia, estabilidad y una visión estratégica invaluable”.
La generación plateada, compuesta por personas mayores de 50 años, representa actualmente un tercio de la población en edad de trabajar en el Perú. Este grupo crece cada vez más, impulsado por el aumento de la esperanza de vida, que hoy alcanza los 77 años, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Se trata de un cambio radical si se compara con la década de 1950, cuando la expectativa de vida era de apenas 43 años. A este fenómeno se suman nuevas dinámicas en la composición del hogar y estructuras familiares más reducidas, lo que obliga a repensar el rol de este grupo no solo desde sus necesidades, sino desde el potencial que representa.
La generación plateada es diversa, activa y cada vez más independiente. Su participación en el mercado laboral, sin embargo, revela profundas desigualdades. La Encuesta Permanente de Empleo Nacional, publicada por el INEI, muestra que este grupo presenta los niveles más altos de informalidad laboral. Además, sus ingresos son inferiores a los del promedio del país y mucho más bajos en comparación con otras generaciones.
Para entender esta realidad, la Fundación Romero encargó un estudio a Datum, que incluyó encuestas tanto a personas mayores de 50 años como a gerentes de recursos humanos. Esta doble perspectiva permite explorar las barreras y las oportunidades que enfrentan para mejorar su empleabilidad.
El trabajo ocupa un lugar central en la vida de este grupo, el 85% de los encuestados lo considera uno de los aspectos más importantes. No solo es una fuente de ingresos para cubrir necesidades básicas, sino también una fuente de propósito, identidad, aprendizaje y conexión social. Para muchos, dejar de trabajar no es una opción. A pesar de ello, entre ocho y nueve de cada diez personas mayores de 50 años sienten que tienen menos oportunidades laborales que los más jóvenes. Esta percepción se acentúa en quienes están buscando empleo activamente. La principal razón detrás de esta desigualdad es la discriminación por edad, también conocida como edadismo. Esta se manifiesta en la preferencia de muchas empresas por perfiles más jóvenes, lo cual limita las oportunidades para quienes aún tienen mucho que aportar.
Uno de los aspectos más alentadores del estudio es que más de la mitad de los encuestados ven en la tecnología una oportunidad de crecimiento. La capacitación es vista como una herramienta clave para mejorar su empleabilidad. Los temas más valorados incluyen el uso de tecnología (81%), la adaptación a nuevos procesos (89%), habilidades blandas (87%) y el emprendimiento como vía de autonomía laboral (86%).
Desde la mirada de los empleadores, la generación plateada aporta experiencia y visión estratégica. Reconocen que los más jóvenes inyectan dinamismo, innovación y dominio tecnológico, mientras que los trabajadores mayores suelen resistirse al cambio, apegándose a procesos tradicionales. Sin embargo, esta resistencia no se debe a una incapacidad real, sino a una preferencia por lo conocido, lo que señala una barrera más emocional que técnica. Un 53% de los empleadores asocia la edad con menor capacidad de adaptación tecnológica, y un 48% con resistencia al cambio organizacional.
Superar estos prejuicios requiere una acción decidida tanto del sector privado como del Estado. Entre las claves para aprovechar el talento de la generación plateada están la sensibilización organizacional para eliminar estereotipos, la implementación de programas de capacitación y la creación de espacios de mentoría donde los conocimientos puedan ser compartidos entre generaciones. Además, se requiere una política pública que contemple incentivos económicos para las empresas, así como programas específicos de empleabilidad, emprendimiento y formación continua. Esta es una tarea urgente y estratégica para un país que necesita aprovechar todo su talento disponible.