Entrevista a Samuel Dyer
Perú21, 2 de agosto del 2025
Carlos Cabanillas
El reconocido empresario aborda el problema de las economías criminales, desde la minería ilegal hasta la tala y el narcotráfico. Y se muestra optimista por el Gran Plan Amazónico anunciado en el discurso presidencial de 28 de julio, por el futuro tren que conectará el Puerto de Chancay con Pucallpa, e incluso por las próximas elecciones presidenciales.
Gran parte de la actual crisis de desgobierno, criminalidad y brechas sociales nace al este del país.
Perú es un país con 129 millones de hectáreas, de las cuales 79 millones, 62% de nuestro territorio, es Amazonía. O sea, somos un país amazónico. Los historiadores dicen que tuvimos cerca de 100 millones de hectáreas, pero en 300 años hemos perdido “irresponsablemente” una gran área. Por ello, es importante ocuparla territorialmente y tomar total control. Para ello, es clave el apoyo de nuestras FF.AA. y de la PNP, hoy bastante ausentes y sin equipamiento moderno o preparación profesional adecuada para este territorio. La Amazonía es un tesoro de valor inconmensurable. Más aún porque ahí están las reservas más importantes del planeta de bosques y agua dulce, muy preciadas para asegurar el futuro de la humanidad.
Hay indicadores de terror en nuestra Amazonía: 95% de las actividades económicas son informales o ilícitas. Tiene los peores indicadores nacionales en brechas de salud, educación, infraestructura, sanidad, vivienda, y seguridad ciudadana, patrimonial y jurídica. Con aproximadamente un 12% de la población nacional y 62% del territorio, apenas aporta el 5% al PBI nacional.
¿Qué estrategia se debe implementar a nivel policial, político y económico?
La estrategia que proponemos los amazónicos, refrendada en los seis Congresos de Emprendedores Amazónicos (CEA), es simple e inteligente: desplazar todas las actividades informales o ilícitas promoviendo y apoyando a los emprendimientos formales y lícitos, sean estos pequeños, medianos o grandes. Obviamente, los pequeños y medianos requieren atención, incentivos y financiamiento blando muy especial.
Ha dicho que la Amazonía tiene aproximadamente el 95% de actividades informales o ilícitas. Y el Perú tiene un 70%.
Esta es una realidad irrefutable y lo reconocen fuentes del Estado peruano y otras. Ya el 70% es muy grave y perjudicial para el Perú. Pero el 95% en nuestra Amazonía es extremadamente grave. Y es hasta muy peligrosa para la paz social y democracia, no solo para esta inmensa región de nuestro país, sino para todo el Perú.
Gran parte del problema está en actividades de emprendimientos informales e ilícitos. Muchas de las ilícitas realizadas por bandas criminales.
Creemos que la informalidad de emprendimientos de por sí no son actividades delictivas y menos esos emprendedores, familiares en casi su totalidad, constituyen bandas criminales. La mayoría son pacíficas y en actividades comerciales o productivas que demandan las poblaciones, en especial alimentos agrarios. Y muchos creemos que, lejos de perseguirlas —muchas veces aplicándoles abusivamente leyes para perseguir a bandas criminales, lo que realmente es absurdo e injusto—, lo inteligente es motivarlas a que se formalicen. Como por ejemplo, crear marcos promocionales con ventanas únicas de atención para que todos entren a la legalidad. Y darles incluso beneficios tributarios para que, además de legalizarlas, se comprometan de inmediato a incorporar a sus trabajadores a planillas formales para que reciban sus salarios, beneficios y todos derechos que les corresponden.
Pero las ilícitas se dedican a la minería ilegal, a la tala ilegal, al narcotráfico, a la trata de personas, a las extorsiones, al sicariato, a los secuestros y a la invasión de tierras privadas y del Estado.
Esas otras actividades ilícitas que usted menciona —narcotráfico, tala ilegal, invasiones, minería, extorsiones, sicariato, etcétera— son actividades de índole criminal. Y lo más peligroso es que casi todas son ejecutadas por bandas criminales. Son muy peligrosas, pues crean muchas inseguridades y hasta crean terror en las actividades formales e incluso informales. Incluso crean terror en las pequeñas actividades informales pacíficas de producción agrícola, servicios y comercial.
Simultáneamente, esta zona concentra enormes brechas sociales, salubres, de conectividad, de seguridad y de educación. Gran ausencia del Estado.
Somos conscientes de que en esas brechas que usted menciona nuestra Amazonía tiene los peores indicadores del Perú. Es una realidad innegable y, por ello, nos hemos unido todos los sectores económicos amazónicos y otros, públicos y privados. Cada año discutimos y proponemos al Estado alternativas para ir resolviendo y atacando de raíz las causas que originan esas brechas.
Pocos candidatos presidenciales hablan de esas brechas. Deberían hablar de eso en estos meses.
En los últimos IV, V y VI CEA —Declaratorias de Iquitos, San Martín y Tingo María— hemos manifestado con claridad varias medidas, leyes, inversiones, estudios, etcétera, que se requieren tomar o accionar para sacar a la Amazonía peruana de su postración y abandono histórico desde 1821.
Quizá haría más falta helicópteros para búsqueda y rescate antes que aviones de guerra.
O conseguir equipamiento moderno, aviones medianos, helicópteros, drones (UAV), portatropas, aviones bomberos, deslizadores, vehículos 4×4 y otros armamentos para defender y proteger nuestra inmensa Amazonía. De esta manera la ocuparíamos estratégicamente y crearíamos una seguridad tan buena que podríamos parar, desplazar y erradicar todas las actividades ilícitas criminales, para que ingresen batallones de miles de emprendedores privados, corporativos y comunitarios a invertir y proteger nuestros bosques, ríos y su biodiversidad en los 14 millones de áreas ya deforestadas. Así crearíamos millones de puestos de trabajo para lograr una Amazonía verde, reforestando una parte y dedicándole un 25% a la agroindustria y otras actividades de emprendedores o inversiones del Estado. Invirtiendo esos US$3 mil millones en la seguridad militar-policial podríamos tener en 30 años una Amazonía verde y desarrollada que podría aportar a nuestro PBI un 20% adicional a solo el 5% que genera hoy nuestra región, casi totalmente desprotegida y abandonada. Invocamos a nuestro actual gobierno —tanto al Ejecutivo como al Congreso—, así como a nuestras FF.AA., para que sabiamente y patrióticamente reflexionen. Y para que se den un tiempo prudente para evaluar lo mejor y más rentable para el Perú en el largo plazo. Nos parece que eso es lo más importante hoy, pues tenemos un 62% del territorio nacional en peligro. Y a la vez, tenemos grandes oportunidades de que con ese dinero se impulse una efectiva ocupación territorial. Podríamos ayudar así al desarrollo sostenible, a la creación de miles de empleos, a luchar contra el cambio climático, a dar seguridades ciudadanas y patrimoniales, a dar paz social a los ciudadanos y a sus emprendimientos en nuestra Amazonía, y también a elevar la calidad de vida para las familias que impulsarán el desarrollo de todo el Perú. Con esos ingresos económicos para todos los miembros de una Amazonía desarrollada y verde, se podrán tener luego decenas de millones de dólares para invertir más en profesionalizar y equiparar a nuestras FF.AA.
En el discurso de 28 de julio, la presidenta Dina Boluarte anunció la elaboración de un Gran Plan Nacional Estratégico para el Desarrollo Amazónico que restaure 2.5 millones de hectáreas afectadas por la minería ilegal, la tala ilegal y el narcotráfico.
Ese Plan Estratégico lo venimos solicitando en los CEA y están claramente expuestos en las Declaratorias de Iquitos, San Martín y Tingo María. Y es verdad, se buscaría restaurar un mínimo de 2.5 millones de hectáreas ya deforestadas. También se busca aprovechar otros 2.5 millones de hectáreas deforestadas en agroforestería, agroindustria, ecoturismo, etcétera.
¿Qué tan factible es a un año del fin del gobierno?
Pronto vamos a tener una reunión con nuestro premier y líderes de todos los sectores amazónicos que organizan los CEA, precisamente para tratar este tema que ha anunciado nuestra presidenta Dina Boluarte. Hemos avanzado bastante y solo falta acordar, con el apoyo del MEF, el BID y ojalá con otras instituciones multilaterales como la CAF y el Banco Mundial, conseguir los recursos económicos para contratar una consultora de talla internacional que, junto con Ceplan, pueda trabajar y elaborar ese gran Plan Estratégico Nacional para el Desarrollo Sostenible, Integral y Sostenible de la Amazonía Peruana con Visión al 2055.
En la emisión del discurso de Fiestas Patrias, la presidenta Dina Boluarte anunció también un estudio de Proinversión para la primera ruta del Tren Transamazónico, que conectará Pucallpa con el Puerto de Chancay. ¿Qué tan viable es?
Con todo el avance de la ciencia y tecnología de hoy, no solo es viable construir a bajo costo líneas férreas intercontinentales, sino también atravesar montañas, pues existen modernas y gigantes máquinas tuneleras cuya versión mediana ya está en el Perú haciendo túneles para el Metro de Lima. Nuestra presidenta ya hizo este anuncio en su mensaje de 2024. Esta ruta de Chancay a Pucallpa ya fue declarada de interés nacional y publicada en la web de Proinversión como una de las cinco rutas prioritarias de trenes. Los líderes amazónicos —públicos y privados— desde 2024 estamos en periódicas reuniones y coordinaciones con los ministros de Transportes y Comunicaciones, así como con el de Economía, por esta gran obra nacional.
Se espera que este tren mejore la conectividad y el comercio entre la costa y el este del Perú.
Esta obra es clave para resolver el problema de la conectividad multimodal que requiere toda la Amazonía peruana para gatillar su desarrollo sostenible e inclusivo. Precisamente, el ministro de Transportes y Comunicaciones, César Sandoval, nos ha convocado para fines de agosto a una nueva reunión para recibir información de las alternativas de ruta. Y también del diseño del tren que están considerando incluir para licitar a la empresa internacional que elaborará el estudio de factibilidad de la ruta Chancay a Pucallpa. Estamos proponiendo que el diseño sea lo más directo posible. O sea, que cruce las cordilleras con túneles de tal manera que haga posible un uso multipropósito del tren: tren, autopista y servicios para transportar agua, gas, petróleo y energía eléctrica de la cordillera oriental o la Amazonía plana hasta la costa del Perú. Estamos coordinando con nuestros gremios colegas y vecinos brasileños para que, a través de Pucallpa y Cruzeiro do Sul, ellos aprovechen e inviertan en esta ruta para que movilicen gran parte de los 175 millones de toneladas de soya que ellos producirán este año. Gran parte la transportan por el océano Atlántico, con 3,000 a 4,000 km de distancia, versus los 800 a 1,400 kilómetros con que lo pueden hacer a través del Perú por el océano Pacífico, con gran ahorro de tiempo y costos. Creemos que teniendo un buen estudio de factibilidad, el Tren Transamazónico será una realidad. Y es muy factible incluso que un consorcio de inversionistas de países desarrollados se anime a invertir si se concesiona esta ruta.
Se cierran las alianzas. Muchas candidaturas. Y pocos partidos entrarán al Congreso.
Confiemos en Dios y el pueblo peruano para que en 2026 se elija una buena plancha presidencial, así como a excelentes, talentosos, patriotas, honestos, etcétera, peruanos como diputados y senadores.
¿Habrá gobernabilidad?
Con buenos gobiernos, y desterrando las malas prácticas, la corrupción y el crimen organizado, así como con estabilidad jurídica, política y económica, podríamos crecer fácilmente a dos dígitos anuales para, en un máximo de 30 años o antes, entrar al “Club de Países Exitosos y Desarrollados”.
¿Cómo ve la onerosa inversión en aviones de guerra para nuestras FF.AA.?
No soy experto en temas de armas o seguridad militar, aunque sí sé lo importante que es tener unas Fuerzas Armadas profesionales, bien preparadas y equipadas para casos de emergencia nacional, en salvaguarda de nuestros territorios o incluso para defender la democracia y paz interna tan importante para nuestro desarrollo sostenible e inclusivo. Coloquialmente, hemos conversado sobre esa adquisición de aviones de guerra interna que creo requieren una inversión de aproximadamente US$ 3 mil millones. Reflexionando sobre cómo el 62% de nuestra Amazonía está prácticamente abandonada, en muchos puntos de nuestras fronteras con Colombia y Brasil incluso hay presencia de guerrilleros o bandas criminales del narcotráfico y otras actividades criminales. Por lo anterior, pediríamos a nuestro gobierno que reflexione si invertir en aviones de guerra costosísimos sería oportuno, si sería una mejor inversión en comparación con construir fuertes y cuarteles. Urge conseguir equipamiento moderno para nuestras FF.AA. y Policía Nacional del Perú.