Roque Benavides
El Comercio, 7 de agosto del 2025
“Fortalecer los lazos con Japón —un socio confiable y tecnológicamente avanzado— representa una posibilidad concreta de transformar nuestra minería: hacerla más moderna, sostenible y competitiva”, escribe Roque Benavides, presidente del Directorio de Buenaventura.
El año pasado, en el marco del Foro APEC, que se realizó en el Perú, la visita del primer ministro japones, Shugeru Ishiba, nos permitió afianzar las relaciones de amistad y cooperación con una de las economías más importantes del mundo.
Además de la eliminación de las visas para turistas peruanos, que fue lo más difundido, hubo otra noticia de gran relevancia para nuestra economía y para el desarrollo del sector minero: la suscripción de una Hoja de Ruta de Cooperación Bilateral en tecnología minera y en el fortalecimiento de la cadena de suministros de metales clave como el cobre y el zinc en un horizonte de 10 años. De esta manera, nos beneficiaremos mutuamente. Japón podrá hacer sostenibles sus avances tecnológicos en tiempos de transición energética, y el Perú podrá consolidar su liderazgo minero, impulsar su crecimiento económico y acceder a nuevas tecnologías que mejoren la productividad y sostenibilidad de su industria. Un intercambio donde ambos países ganamos.
Con más de 150 años de relaciones diplomáticas con el Perú, Japón es un ejemplo de planificación y futuro. Muchos no sabrán que es una nación que tiene muy pocos recursos naturales. Sin embargo, han sabido asegurar el suministro de minerales críticos acercándose a países como el nuestro, que estamos bendecidos por la geología y los recursos naturales.
Hoy en día, empresas japonesas de la talla de Mitsubishi, Mitsui, Komatsu y Sumitomo tienen participación en operaciones mineras como Antamina, Quellaveco y Cerro Verde, entre otras. Esto es consecuencia de una visión de largo plazo y de la confianza en el potencial del Perú como destino de inversión e intercambio a todo nivel.
En Buenaventura, por ejemplo, tenemos sinergias con Sumitomo —nuestro socio en Cerro Verde— mediante el programa Amigo, una iniciativa que promueve el intercambio profesional entre ejecutivos peruanos y japoneses, enriqueciendo la presencia de talento con miradas diversas, disciplina y tecnología de punta.
No cabe duda de que el Perú debe seguir abriéndose al mundo y promoviendo la llegada de más inversión privada responsable y comprometida con el desarrollo, como la proveniente de Japón, que hoy es el segundo socio comercial más importante del Perú en el Asia y se ubica entre los cinco principales destinos de las exportaciones peruanas.
No se trata de quedarnos en la dicotomía entre inversión china o estadounidense. Debemos tener una visión global y promover, aún más, la inversión de Japón y otros países como los europeos. ¡Seamos globales y beneficiémonos de la globalización!
Fortalecer los lazos con Japón —un socio confiable y tecnológicamente avanzado— representa una posibilidad concreta de transformar nuestra minería: hacerla más moderna, sostenible y competitiva. Aprovechemos esta alianza con inteligencia y compromiso. El futuro no se improvisa, se construye con aliados estratégicos. Japón es uno de ellos.