Roque Benavides
El Comercio, 4 de setiembre del 2025
“¿Se está ofreciendo educación de calidad? ¿Están formando profesionales capaces de responder a las demandas del mercado y a las necesidades del país?“, reflexiona Roque Benavides, presidente del directorio de Buenaventura.
Esta semana iniciamos el curso de Gestión de Proyectos Mineros en la Universidad Nacional de Moquegua, con el apoyo de profesionales de Buenaventura. Esta es una oportunidad para acercar el conocimiento práctico de nuestra industria a las aulas universitarias, precisamente en la región donde desarrollamos el proyecto San Gabriel. Asimismo, confiamos en sumar la participación de Cuajone y Quellaveco, empresas que también operan en Moquegua y con quienes compartimos el compromiso de aportar al desarrollo regional.
Este esfuerzo nos invita a reflexionar sobre la importancia de la educación y, en particular, sobre la integración entre universidad y empresa, con el respaldo del Estado, de lo cual somos unos convencidos. La educación es el factor que realmente marca la diferencia: nos prepara para enfrentar la vida, intercambiar ideas y contribuir con el futuro del país.
Es por eso que resulta indispensable fortalecer la relación entre estos tres actores —Estado, universidad y empresa— llamados a construir consensos y trabajar de manera conjunta para elevar la calidad educativa y formar mejores profesionales.
El Perú cuenta hoy con más de 140 universidades, alrededor de 50 de ellas estatales. Pero surge una pregunta: ¿se está ofreciendo educación de calidad? ¿Están formando profesionales capaces de responder a las demandas del mercado y a las necesidades del país?
La respuesta pasa por generar sinergias. Solo con una visión de largo plazo se puede lograr un círculo virtuoso de la educación. Al Estado le corresponde diseñar políticas claras que prioricen la innovación y el desarrollo, regular la oferta educativa y promover becas e investigación. A la universidad, asegurar docentes capacitados, mantener contacto con el mercado y conocer las tendencias tecnológicas. Y a la empresa, aportar información sobre los perfiles requeridos, promover la investigación aplicada y desarrollar a sus propios colaboradores.
Esta tarea demanda comunicación e integración con los distintos estamentos del país. Muchas veces se dice que la empresa privada no comunica lo suficiente. Pero, ¿qué mejor canal que los propios jóvenes universitarios para tender estos puentes? La universidad y la empresa se complementan: una prepara y promueve el talento, la otra lo acoge y potencia en el mercado laboral.
De ahí la obligación de los empresarios de participar en el mundo académico y de relacionarnos estrechamente con los estudiantes. Solo así podremos consolidar una educación de calidad que beneficie a toda la sociedad. El inicio de este curso en Moquegua es, en ese sentido, un paso concreto hacia ese objetivo y una demostración de la apertura de las autoridades de la Universidad Nacional de Moquegua y del deseo de Buenaventura de integrarse con la universidad.