Por: Pedro Olaechea
Expreso, 1 de setiembre de 2019
En las siguientes horas, según manda la Constitución, recibiremos al ministro de Economía para que sustente el Presupuesto General de la República correspondiente al año 2020. El Congreso deberá, luego del debate correspondiente, aprobar el proyecto. En sencillo, aprobaremos en qué gastará y cuánto dinero destinará el Ejecutivo para cubrir las necesidades de los peruanos en salud pública, educación, seguridad, infraestructura, regiones, municipios y todo el aparato estatal. Ese debate y esta ley son fundamentales para la vida de todos.
Pero déjeme explicarle por qué resulta tan importante atender este tema. En el año 2004, el presupuesto anual fue de 44 mil millones de soles. Para el próximo año, superará los 177 mil millones de soles. En los últimos 15 años, por lo tanto, lo que gasta el Estado ha crecido 450 %, pero la población sólo ha aumentado 22 %. Así, el Perú gasta 4.5 veces más, pero no crecieron en proporción los policías, los maestros, los médicos y el Estado no ha mejorado como debería. ¿Por qué debemos esperar más tiempo para cambiar esto? ¿Qué es más urgente que ejecutar eficientemente el dinero de todos los peruanos?
Cuando propusimos, hace unos días, una agenda para la gobernabilidad enfatizamos el clamor que escuchamos y que dicta el sentido común. Los peruanos están exigiendo trabajo, seguridad y reconstrucción del norte; en suma, más atención hacia los problemas urgentes. Desde el Congreso debemos dar esa batalla prioritariamente. En medio de una difícil coyuntura política fuimos capaces de generar, en el Congreso, el consenso para ganar por 76 votos. Ahora, representamos a un colegiado comprometido con la democracia y con la institucionalidad. Tendiendo puentes y haciendo política, los acuerdos vienen superando, en su mayoría, los 90 votos. Eso es alentador.
La semana que empieza tenemos tres plenos. La invitación al ministro de Justicia por la fuga del sicario “alias Goro”, el de Ética donde veremos la posible suspensión de cuatro congresistas y el que traerá al ministro de Economía Carlos Oliva. También deberá iniciarse el debate del proyecto de recorte del mandato presidencial y congresal enviado a la Comisión de Constitución. La importancia de los temas hace necesario avanzar en simultáneo. Pero además crear un espacio de diálogo en un clima propicio para el debate y la reflexión.
Todos los temas son importantes y por eso propondré construir la que he denominado agenda de la sensatez, para, por un lado, reforzar la gobernabilidad -con los temas que he comentado y otros que necesite el Ejecutivo-, y en paralelo, el recorte de mandato solicitado. Podemos establecer dos vías simultáneas que, con su propia dinámica, no postergen los temas apremiantes.
El país no puede verse paralizado ni menos enfrentado por una agenda de punto único. A los políticos nos corresponde abrir el diálogo, crear espacios y proponer caminos de unidad que fortalezcan la democracia, sobre todo en los momentos de dificultad. Mi posición personal es que los extremos del adelanto de elecciones, por un lado, y de la vacancia presidencial, por el otro, no son oportunos ni buenos para el país. Y por eso mi mano sigue extendida esperando la cita presidencial. La sensatez puede ayudarnos a avanzar en beneficio, sobre todo, de los que menos tienen.