Entrevista a Pedro Chávez-Cabello, Gerente Central de RED Prestacional de AUNA
¿De qué manera los avances tecnológicos contribuirán a mejorar la atención médica, ampliar el acceso a servicios de salud y/o reducir los costos de atención?
Al hablar de avances tecnológicos, tenemos que analizar desde qué ángulo lo estamos viendo. Hay diversos frentes en los que podemos enfocar la tecnología con la salud. Así por ejemplo, tenemos la telemedicina —que ya se está prestando en el Perú—, algo muy de moda y con mucho éxito en EE.UU., y que tiene como base a las TIC (Tecnología de la Información y Comunicación).
Por otro lado, tenemos los avances propios de la medicina a través de medicamentos biológicos, que se desarrollan bajo diversos parámetros y que son mucho más costosos al ser hechos a la medida. El análisis del genoma, que permite predecir sobre enfermedades futuras que podría desarrollar un paciente.
Un tercer frente, es el desarrollo de equipos médicos para tratamiento. Así, tenemos la robótica por ejemplo, en la que robots pueden operar con incisiones milimétricas o simplemente llegar a lugares donde el médico no puede llegar.
Todos estos frentes son válidos, y a nivel local y regional, todos reportan avances; algunos más que otros. Aunque no necesariamente las instituciones de salud las están adoptando a la misma velocidad, por los elevados costos que suele tener la nueva tecnología.
Existe un cuarto frente —y, claro que pueden haber muchos más—, que vemos lejano como tendencia, pero seguramente llegará a la región, y es la Inteligencia Artificial (IA) en diagnósticos. Las pruebas desarrolladas con IA no solo muestran la ventaja de diagnóstico más rápido, sino también más preciso. Incluso, en el Asia se hizo una competencia de diagnóstico entre computadoras cargadas con información (historias clínicas y casuísticas) y médicos; en todos los casos ganó la IA.
Definitivamente en ciertos ámbitos de la medicina tenemos a la tecnología como un elemento disruptor más eficiente. Eso no significa que va a reemplazar al médico; es un complemento. El acto médico por sí mismo es algo que difícilmente va poder ser reemplazado.
¿Cómo las nuevas tecnologías permitirán mejorar nuestra calidad de vida a medida que envejecemos?
A nivel de plataformas, tanto el Perú como la región vienen avanzando aunque hay mucho por hacer. Actualmente son muy pocas las clínicas que tienen una historia clínica electrónica implementada de manera transversal, es decir que está operando en el 100% de sus procesos médicos y asistenciales, incluso de manera remota. En países más adelantados como los EE.UU., se encuentran trabajando en versiones más avanzadas; ellos nos llevan entre 10 y 15 años de ventaja, y nosotros recién bordeamos poco más de cinco años con estas soluciones tecnológicas.
Al desarrollo de plataformas se suma la de la atención, sobre la que se facilita el trámite de citas, pago en línea o acceso a resultados de exámenes, a través de aplicativos móviles. Todo ello repercute en beneficios para el paciente y la institución.
El desarrollo de plataformas que den acceso a la información al paciente le dan un empoderamiento sobre su salud. En países más desarrollados el paciente tiene mucha más conciencia sobre su salud y las compañías avanzan sobre esa dinámica.
Por ejemplo, las compañías de seguros que te proponen mejoras en tus primas de salud a cambio que utilices un wearable o un aplicativo a través del cual estás informando constantemente tu rutina diaria, estilo de vida, chequeos de salud, y eso te puede dar beneficios en tu prima anual. Eso aún no llega a la región, y todo eso del lado de las TIC. A nivel local ya se usan wearables pero no vienen de la mano de instituciones de salud o relacionadas; son más de uso independiente como parte de un estilo de vida saludable, pero la data que se genera no se está aprovechando.
La tecnología siempre llega pero se prioriza Se podría pensar que existe un gran gap en el servicio de salud por temas de nuevas tecnologías; sin embargo, la mayoría de los tratamientos se pueden realizar con las tecnologías existentes, con resultados que se comparan con países más desarrollados. Pueden aparecer equipos médicos con tecnología de última generación, pero por sus altos costos es poco viable tenerlos si no se manejan los volúmenes de casos que lo justifiquen. Hay nuevas tecnologías en equipamiento que llegan primero a países donde hay grandes poblaciones afiliadas con acceso a servicios de salud, y donde hay una gran cantidad de casos que justifican las inversiones; ,tomando en cuenta que a nivel privado en el Perú solo el 5% de la población tiene acceso a planes de salud privada. Las clínicas y redes de salud privadas vienen desarrollando estrategias para capturar la demanda necesaria para justificar las nuevas tecnologías, frente a países vecinos que tienen modelos de aseguramiento en salud que facilitan el acceso a la salud privada.
Eso no significa que nuestra tecnología sea desactualizada. Acá en el Perú tenemos muy buena tecnología, y de primer nivel en equipos de radioterapia, PET/CT, resonancia, tomografía, en general para tratamiento y diagnóstico por imágenes. A nivel regional se está avanzando en todos los frentes, con ciertas diferencias y prioridades.
Tenemos que tener en cuenta que a nivel mundial, la presión por los costos de la salud es tan alta por las nuevas tecnologías que ya está poniendo en riesgo los propios sistemas nacionales de seguridad social; su manejo será clave.
Hoy el desarrollo tecnológico en la salud debe apuntar —y es sobre lo que nos estamos enfocando— a: empoderar al paciente, prevención en salud, curar y dar una mayor calidad de vida, mejorar el acceso a los sistemas de salud y tener usuarios más satisfechos.
¿Cómo y a qué ritmo se desarrollará en América Latina la transición hacia un sistema de salud reinventado y moderno?
El triple objetivo (Triple Aim) es la premisa recomendada sobre la cual las instituciones de salud deberían enfocarse.
Hoy las grandes tendencias se engloban dentro de los tres objetivos propuestos por el IHI (Institute for Health Improvement).
El primer objetivo del Triple Aim es la Gestión de la salud de la población, donde se utilizan mucho las herramientas de análisis de datos (analytics) para poder desarrollar modelos predictivos y poder adelantarse a las necesidades de los pacientes. En ese sentido, diversas tecnologías relacionadas como los wearables, por ejemplo, entran en esa línea.
El segundo objetivo importante es la experiencia del paciente. Ahí se ven reflejado los trabajos en las diferentes plataformas de atención. Todo ello con el fin de facilitar la atención, llegar remotamente o simplemente facilitando el acceso a su propia información, donde se refleja el empoderamiento del paciente.
El tercer objetivo se enfoca en la costoeficiencia, que puede venir desde dos frentes: (1) optimizar los procesos de la institución de salud, lo que repercute en una mayor eficiencia, o (2) introducir la tecnología predictiva en el servicio para poder prevenir, que es más barato, sobre el enfrentar una enfermedad, que lógicamente es más costoso y deteriora la calidad de vida.
Estos pilares están dando las pautas para las instituciones de salud, y la tecnología viene participando activamente en todos los frentes.