Álvaro Ríos Roca, Socio director de Gas Energy Latin America
Gestión, 14 de enero de 2020
Falacia no es nada más que un engaño o mentira que se esconde bajo algo. Eso fue lo que hicieron los dignatarios de Estado del sector Energía del expresidente Evo Morales. Engañaron y mintieron por muchos años, no solo a su pueblo, sino que creemos también a su presidente.
Al calor de una herencia recibida de reservas y contratos de gas natural y elevados precios e impuestos, el Gobierno del expresidente Morales generó exportaciones dantescas de gas cercanas a los 37,000 MMUSD en 14 años con renta gasífera promedio de 75%. Qué hicieron o cómo despilfarraron estos recursos es materia de análisis para economistas.
Estos recursos permitieron que el sector hidrocarburos fuera manejado nefastamente. Ideado por Carlos Villegas (ministro y presidente de YPFB – QEPD), que desde su posición ideológica y de total desconocimiento de la industria, llevó a Bolivia a donde está.
En octubre del 2013 manifestamos que tendríamos serio déficit para cumplir los contratos de exportación de gas natural en el año 2017, y que necesitábamos invertir masivamente en exploración. Fuimos fustigados con mucha dureza por esto. El tiempo nos dio la razón y las evidencias son las elevadas multas y penalidades por incumplimiento en los contratos de gas que llegaron de Brasil y Argentina.
No se fortaleció la exploración y las autoridades se limitaron a falsear y hacer festejos políticos sobre descubrimientos y nuevas reservas inexistentes. Adulteraron certificaciones de reservas de gas y petróleo. Hemos descubierto “un mar de gas” fue la cúspide de la mentira. Las reservas y producción están declinando muy fuerte, pero hay algo de nueva exploración en camino.
El Gobierno del MAS dejó una bomba de tiempo en las negociaciones de un nuevo contrato de gas con Brasil que concluyó en el 2019. El o los nuevos contratos debían estar firmados por lo menos un año antes. Dejaron una adenda con Argentina hasta el 2020 con un pico e invierno que va de 11 MMMCD a 18 MMMCD (deplorable técnicamente) y que ahora debe negociarse urgentemente. Dejaron al país sin contratos, pero con 200 propagandísticos MOU.
Con reservas declinantes, iniciaron tres proyectos “elefantes blancos” de supuesta industrialización del gas. La planta de urea (1,000 MMUSD) mal ubicada, que opera al 30/40% y que no cubre ni sus costos operativos aun con gas de 0.96 USD/MMBTU. La planta de GLP Gran Chaco de GLP (700 MMUSD) que opera a 30% y la planta de Mini GNL de Río Grande (220 MMUSD) para dotar de gas a áreas rurales e incluso dijeron para abastecer a Perú que no opera. Falsearon con la industrialización.
Repetían que Bolivia sería el corazón energético de Sudamérica y que exportaríamos gas y energía eléctrica. Se construyeron proyectos de generación sin demanda ni mercados (2,000 MW de capacidad ociosa). Mintieron sobre las exportaciones de gas y electricidad.
Falsearon sobre la salud de las empresas estatales de hidrocarburos (YPFB – La fuerza que transforma Bolivia) y de la de electricidad (ENDE). Las politizaron al extremo, hicieron sus feudos para empleos del partido de turno y las llenaron de corrupción.