Por: Leopoldo Villar Borda, Diario «El Tiempo» de Colombia, GDA
El Comercio, 8 de diciembre de 2018
El Comercio, 8 de diciembre de 2018
Los remezones electorales de este año en Alemania, Estados Unidos y Brasil desnudaron la ausencia de grandes líderes para enfrentar las crisis del mundo actual, que pide a gritos la aparición de verdaderos guías como Bolívar, Lincoln, Gandhi, Churchill, Kennedy o Mandela, en lugar de personajes como Trump, Bolsonaro o los neonazis en ascenso en Europa.
La falta de visionarios con alta estatura moral y política es clara en Alemania, donde el próximo retiro de Angela Merkel dejará un gran vacío en la primera potencia europea. Y no solo en ella, sino también en la comunidad que nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial gracias al esfuerzo de líderes como Konrad Ade-nauer, el primer canciller de Alemania Occidental tras aquella catástrofe.
Como él mismo lo recordó en sus memorias, la reconstrucción de Alemania a partir de 1945 no solo requirió la enorme ayuda de las potencias vencedoras en la guerra, y principalmente de Estados Unidos, sino la aplicación de una política que rompiera el cerco de odios en el que Hitler dejó hundido el país y le abriera la puerta para entrar a la liga de los grandes. Esta fue la obra de Adenauer, bajo cuya dirección Alemania Occidental se convirtió en una potencia. No alcanzó a participar en el proceso de reunificación del país porque murió en 1967, pero sus esfuerzos por convertirlo en el motor de la Comunidad Europea sentaron las bases para el renacimiento alemán de 1989.
Si en Alemania hacen falta hoy conductores como Adenauer, Estados Unidos no se queda atrás. Aún no se divisa en el horizonte el líder que pueda frenar el intento de Trump de obtener la reelección en 2020. La reconquista demócrata de la Cámara de Representantes consolidó a Nancy Pelosi como la figura más poderosa de su partido, pero nada la insinúa como candidata a la presidencia. Al contrario, entre los demócratas hay preocupación por la falta de un relevo de la misma Pelosi, quien cumple 16 años como su jefa parlamentaria.
Joe Biden, el vicepresidente de Barack Obama, es el favorito en las encuestas sobre el futuro candidato presidencial demócrata, aunque algunos consideran que su edad (77 años) es muy avanzada para librar la campaña.
Hillary Clinton podría aspirar de nuevo, pero no es probable que el partido se aventure con ella. Bernie Sanders, su rival en la campaña anterior, está dispuesto a competir con Biden, a quien iguala en edad. La senadora Elizabeth Warren, otra posible aspirante, no parece contar con el respaldo suficiente para postularse.
Políticos nuevos como Alexandria Ocasio-Cortez, la progresista millennial de origen latino que hizo historia al ganar una curul en la Cámara el 6 de noviembre, deberán recorrer mucho camino antes de medírsele a la Casa Blanca. Ni siquiera Joseph Kennedy III, heredero de uno de los clanes políticos más famosos del país, está maduro para la presidencia. El gran líder que merece hoy Estados Unidos falta por aparecer.
En Brasil es todavía más clara la falta de auténticos líderes. Es un fenómeno preocupante para América Latina, pues por su tamaño, población y peso económico, el gigante regional está llamado a influir decisivamente en la suerte de sus vecinos. Ese papel ha disminuido por la corrupción generalizada que acabó con los partidos políticos, destruyó el sistema democrático y abrió el paso al exmilitar racista, homófobo y machista que ganó la presidencia el 28 de octubre a pesar de haber insultado, entre otros ciudadanos, a los negros, cuando más de la mitad de los brasileños son negros o mestizos.
Allí, como en Alemania y Estados Unidos, falta el conductor que señale una ruta clara a la población, la libre de la esquizofrenia colectiva generada por los discursos populistas y despierte el optimismo y la confianza perdidos.