Por: Juan Fernando Correa
El Comercio, 30 de abril del 2022
“Los empresarios estamos comprometidos en llevar adelante acciones para mejorar la calidad de vida de los peruanos”.
En los últimos nueve meses, hemos sido testigos de cómo la perniciosa ideología del Gobierno nos está llevando a una debacle económica y de las instituciones democráticas a una velocidad sin parangón en nuestra historia.
Muchos peruanos piden cambios porque se sienten abandonados por el Estado y que no han recibido los beneficios del crecimiento económico de los últimos 20 años. Un Estado cargado de burocracia, indolencia y corrupción, que ha sido incapaz de entregar servicios adecuados de salud, educación, infraestructura y seguridad, a pesar de haber contado con más recursos económicos en este lapso que en cualquier otro período similar de nuestra historia.
En este contexto, nos enfrentamos al embate de los que sostienen que terminar con diferencias sociales justifica la eliminación de otros valores fundamentales, como la democracia y la libertad. Es evidente la intención del partido de Gobierno y sus aliados de perpetuarse en el poder sobre la base de una nueva Constitución hecha a su medida para imponer su visión.
Muchos sostienen que este escenario no se dará en el corto plazo. Sin embargo, nadie nos asegura que, si fracasan ahora, no regresarán más adelante a perseguir sus fines sin ninguna tibieza ni contemplación a las “pelotudeces democráticas”. Si Castillo falla, la estrategia será repetir Chile.
Por eso, debemos dejar de lado nuestras diferencias y unirnos para evitar la caída del país en las garras de un estado totalitario y comunista.
Esta unión la debemos lograr en todos los ámbitos de la sociedad civil. En particular, los gremios del sector privado tienen que dejar de lado cualquier antagonismo y actuar de manera coordinada, mostrando una unidad férrea frente a las amenazas a la libertad y a la destrucción de la economía. Esto incluye expresar el rechazo de todo el sector privado a los ataques que viene haciendo el Ejecutivo a distintos sectores de la economía.
Los empresarios debemos jugar un rol mucho más activo en demostrar a todos los peruanos que a nosotros sí nos mueve el bien del país y de todos sus ciudadanos. Que estamos comprometidos en llevar adelante acciones, más allá de nuestras obligaciones, para mejorar la calidad de vida de los peruanos y ayudar a cerrar las brechas sociales y de percepciones que nos pueden conducir a la destrucción de nuestro país. El silencio y la inacción hoy son inadmisibles.
El Perú puede tener un futuro brillante de prosperidad y de igualdad de oportunidades para todos, basados en la libertad y la democracia como principios fundamentales. Depende de nosotros de que así sea. El momento de actuar es ahora. Para la libertad.