Juan Claudio Lechín, escritor y analista político. Boliviano
Perú21, 16 de agosto del 2025
Analiza las elecciones presidenciales en Bolivia y factores como los militares, el posible fraude, la crisis económica, EE.UU., Venezuela y Evo Morales.
Vive en Perú, desde donde reflexiona sobre las elecciones del domingo 17 de agosto en su natal Bolivia.
A tres días de las elecciones presidenciales, Luis Arce reemplaza a toda la cúpula militar. ¿Golpe?
Es una provocación y una irresponsabilidad del régimen tomar este tipo de medidas que alarman a la población a solo unos días de la elección. Arce quiere salvar a sus cómplices de las FF.AA.
¿Cuál es el panorama?
El pueblo boliviano está muy confiado en las encuestas. Doria Medina encabeza la preferencia electoral con 21% aproximadamente. Seguido por Jorge ‘Tuto ’ Quiroga, que tendría un punto menos, un 20%. De ahí, en tercer lugar, hay un joven, lo que al parecer es una buena noticia, de apellido Paz. Rodrigo Paz es hijo del expresidente Jaime Paz. Él está con 8%. El candidato del régimen, Andrónico Rodríguez, aparece en el quinto lugar con 6%.
Dos partidos de derecha en segunda vuelta. Y con mayoría parlamentaria.
Hay una actitud de mucho optimismo en la gente porque el régimen se ha degradado totalmente en estos 20 años. Ni siquiera sus viejas bases sociales tienen confianza ya en el régimen o en sus promesas.
¿Demasiado optimismo?
Lo que pasa es que seguimos confiando en las encuestas como una guía aproximadamente segura de lo que sucede en el electorado. Pero hace tiempo que las encuestas no son verdaderas en Bolivia. No han estado ajustadas con el sentir del pueblo. Evo Morales ganó las elecciones de 2018 aparentemente con las encuestas a favor. Y en verdad las había perdido. Por eso hubo un monumental fraude electoral. El régimen controla el sistema judicial, el sistema electoral, el sistema parlamentario, el Ejército, la Policía y a las encuestadoras. El régimen influye, extorsiona y corrompe a empresarios y periodistas. Esperar que semejante red de ilegalidad política pueda aceptar una derrota está siempre en la sospecha de la ciudadanía y de cualquier analista más o menos serio.
Hay que esperar el juego sucio del régimen.
Más allá del optimismo y de lo que señalan las encuestas, todos estamos esperando donde está la trampa. Porque si todo fuera según las encuestas, tendríamos una segunda vuelta entre alguien que se reclama un socialdemócrata, que es Doria Medina, y alguien que se reclama un conservador liberal, que es ‘Tuto’ Quiroga. Son hombres de la democracia, así que se respetaría la sucesión y la alternalidad de poderes, cosa que no sucede con este régimen. Ese paraíso que se avizora a partir de las encuestas nos llama a muchos bolivianos a la desconfianza. Porque en estos 20 años el régimen ha sido ruin, tramposo y criminal. Y ha tenido que ver con el narcotráfico y con el apresamiento de políticos. Todavía sigue presa sin sentencia Jeanine Áñez.
Hay un 30% de votos en blanco e indecisos.
Si estuviéramos en una elección transparente sabríamos que un porcentaje de ellos iría a votar por algún candidato. Y otra se mantendría en su insistencia en el nulo, blanco o indeciso. El gran temor es que ese 30%, a partir del fraude, se localice en favor del candidato del régimen, Andrónico Rodríguez. Ya lo han hecho en el pasado. En 2006 le hice una huelga de hambre a Evo Morales. La protesta creció hasta los 1,500 huelguistas por la violación de normas constitucionales. Ya en ese momento denuncié la presencia de cooperación venezolana en identificación nacional. El proceso iniciaba con la máquina del fraude. Ese fraude fue creciendo. Y entonces los muertos votaban. Y había pueblos de 500 habitantes donde votaban 5 mil. La inteligencia cubana ha estado permeando la sociedad boliviana.
¿Cuánta influencia venezolana hay?
En 2019, un ingeniero boliviano descubrió cómo entraban a la máquina a colocar votos. Se denunció, la OEA lo tomó y la elección de Evo Morales se cayó. En 2020, cuando subió Luis Arce, también hubo fraude. Jimena Acosta, una importante analista y académica boliviana, ha denunciado que están entrando miles de venezolanos a Bolivia con el cuento de la repatriación desde Chile. Y que estos miles de venezolanos iban a votar.
Evo Morales dice que Luis Arce se irá a Venezuela.
Se tendrían que escapar muchos. No sería como en la época de Jeanine Áñez, en que se escaparon pocos. Ahora se escaparían más por el factor Trump, que juega otro tipo de ecuación. El apoyo norteamericano va a ser más fuerte y decidido al nuevo gobierno. Y el público va a exigir el procesamiento de los culpables de narcotráfico, corrupción y asesinato. Estados Unidos va a exigir cabezas del narcotráfico. Y va a reestructurar los servicios de inteligencia de la DEA. Solo el pase a la segunda vuelta de ambos produciría procesos importantes de justicia. Por lo cual se iría la mayor cantidad de ellos a destinos donde no puedan ser extraditados. Creo que Arce, Evo y muchos ministros y operadores prepararían maletas para irse. Las ratas empezarían a salir del barco que se hunde.
¿Y después de mañana?
De todas maneras tendremos un camino muy escabroso. Hay que tomar medidas radicales. Han destruido la economía. Bolivia era exportador de gas y ahora no tenemos gas. Hay mucho por reestructurar. Y no va a ser popular. Subir el precio de la gasolina nunca es popular. Por eso es importante un pacto parlamentario para resistir los embates. Ellos siempre intentan controlar la calle, incendiar el país y dar inestabilidad. Pero creo que los gringos van a apoyar.
¿Cómo afectará las elecciones de Bolivia en Perú?
Puno sigue teniendo mucha influencia boliviana. Son bloques aimaras. La radicalidad de Puno está incitada por la radicalidad indigenista del MAS (Movimiento al Socialismo) y de la insurgencia plurinacional. El oro ilegal seguirá saliendo por Bolivia. Es un hub de la ilegalidad.