José Bernal Helguero
El Comercio, 28 de junio del 2025
“Cuando hay compromiso, ingenio y sentido humano, es posible brindar una atención oncológica más oportuna y digna, con foco en la persona”.
Cuando uno acompaña de cerca a pacientes con cáncer, como lo hacemos cada día en la Fundación Peruana de Cáncer (FPC), se vuelve evidente que las verdaderas transformaciones en salud nacen de acciones concretas que responden a lo más urgente: salvar vidas y aliviar el sufrimiento. Todo paciente merece ser acompañado y atendido con oportunidad, calidez y dignidad.
Para lograrlo, debemos contribuir a prevenir, detectar a tiempo la enfermedad y elevar los estándares de tratamiento del cáncer en nuestro país. Con esa convicción nació el reconocimiento FPC a las buenas prácticas en salud oncológica. En su primera edición, cuyo evento de premiación fue el pasado 3 de junio, reconocimos 17 postulaciones de cinco regiones del Perú como buenas prácticas: experiencias reales que están mejorando la atención y salvando vidas.
Por ejemplo, la iniciativa “El cáncer no hace cola”, del Hospital de Emergencias de Villa El Salvador, redujo el tiempo total de atención de un paciente con sospecha oncológica de dos meses a solo tres días para la primera consulta de la especialidad oncológica. Gracias a ello, más de 445 pacientes con cáncer fueron detectados a tiempo y el 100% inició tratamiento.
En Arequipa, el hospital Carlos Seguín Escobedo, de Essalud, implementó una “alerta oncológica” que acelera la atención apenas se confirma el diagnóstico por anatomía patológica, priorizando su referencia para una cita oncológica en un máximo de 48 horas. Con ello, el tiempo de espera para una cirugía oncológica bajó de diez a dos días, y la espera para radioterapia, de 35 a solo cinco días.
Estas buenas prácticas demuestran que sí se puede y que no se requieren grandes presupuestos, sino voluntad para hacer las cosas de forma distinta. Que cuando hay compromiso, ingenio y sentido humano, es posible brindar una atención oncológica más oportuna y digna, con foco en la persona.
Desde la FPC, trabajamos para que estas prácticas no se queden donde nacieron. Las estamos integrando en una hoja de ruta que impulse su réplica en otras regiones, fortaleciendo el sistema oncológico con cambios sostenibles y estructurales. Sabemos que sin políticas públicas sólidas y sin alianzas entre el sector público, privado y la sociedad civil, no hay futuro para la salud oncológica.
Pero más allá de los planes, los datos o las normativas, hay algo que nunca debemos perder de vista: lo hacemos por los pacientes. Por los niños, jóvenes y adultos que enfrentan con valentía un diagnóstico, pero que también deberían encontrar respuesta y esperanza del sistema de salud.
Como presidente de la FPC, me honra compartir estas historias. Y hago un llamado a más instituciones a abrazar una gestión basada en el estímulo positivo. Este reconocimiento es solo el comienzo: vendrán nuevas y mejores ediciones, porque reconocer lo que se hace bien también transforma.
Transformar la salud es posible. Y empieza por escuchar, reconocer y aprender de quienes ya lo están haciendo realidad.