Jimena Sologuren
El Comercio, 19 de junio del 2025
“Es nuestra oportunidad de mostrar no solo nuestras buenas intenciones, sino avances reales que demuestren que somos un buen destino de inversión”, escribe Jimena Sologuren, presidente de Perumin 37.
Nos encontramos a mitad de 2025, un momento clave para detenernos a reflexionar sobre como esta nuestro Perú. Y, aunque hay señales alentadoras, aún no es suficiente.
Es verdad que el primer semestre nos ha dejado señales claras de recuperación económica con la minería como protagonista. El crecimiento del PBI en marzo (4,67 %) tuvo como uno de sus principales motores al sector minero y de hidrocarburos, impulsado por un sobresaliente desempeño del subsector minero metálico (7,04 %). Además, solo en el primer trimestre de 2025, el sector empleó formalmente a más de 242 mil personas. Cada puesto de trabajo formal es también un motor de inclusión, de oportunidades, de estabilidad familiar. Estas cifras confirman la resiliencia de una minería formal que sigue operando, innovando y aportando incluso en contextos adversos.
Sin embargo, seguimos viendo prácticamente la misma cartera de proyectos mineros—67 iniciativas por más de US$ 64.000 millones— que representan una oportunidad inmensa, pero solo si se concretan; y para ello no basta con la intención, se requiere eliminar trabas burocráticas, agilizar permisos, asegurarse de que estos proyectos no estén invadidos por los nefastos Reinfo, mejorar la coordinación entre niveles de gobierno, entre otras acciones. En este contexto, es alentador el crecimiento de 127 % en exploración minera registrado en marzo, pero nuevamente insuficiente si no cerramos brechas frente a competidores regionales como Chile o México, donde los marcos regulatorios resultan más agiles y predecibles.
Además, preocupa la intención de modificar normas sin suficiente claridad técnica ni enfoque integral. El debate entorno a la nueva Ley Mape no solo es preocupante, sino alarmante, ante el riesgo de que el resultado final perpetúe la informalidad y acabe con la competitividad de nuestro país como destino de inversión minera. Necesitamos un sistema regulatorio moderno, articulado, posible, con trazabilidad, supervisión centralizada, fiscalización efectiva y una transición clara hacia la formalización plena. Sin reglas claras, el riesgo es perderlo todo, tanto la competitividad como la legitimidad social.
Este septiembre, en tan solo 3 meses, nuestro país, a través de Perumin 37, será visto por el mundo. Es nuestra oportunidad de mostrar no solo nuestras buenas intenciones, sino avances reales que demuestren que somos un buen destino de inversión. Tenemos lo necesario para liderar la industria minera a nivel global, pero tenemos que trabajar juntos, como dice nuestro lema, “juntos por más oportunidades y bienestar para todos”. El momento de actuar es ahora. No solo por el futuro de la minería, sino por el país que queremos legar a quienes vienen detrás.