Jimena Sologuren
El Comercio, 21 de agosto del 2025
“Hoy muchos jóvenes sienten que su talento no tiene espacio en el Perú. Es todo lo contrario: los necesitamos aquí. Trabajemos con visión, decisión y señales claras mostrando que el país apuesta por ellos”, opina Jimena Sologuren, presidente de PERUMIN 37.
Desde 2021, el Perú vive una preocupante fuga de talento. Según el CIOP de la Universidad de Piura, el 96% de los universitarios emigrarían si tuvieran los recursos. La inseguridad y la falta de oportunidades están ahuyentando a nuestros hijos fuera del país, pero esto puede cambiar.
Tras casi una década sin grandes inversiones nuevas y con una cartera de 67 proyectos mineros listos para iniciar construcción, empiezan a surgir señales alentadoras. La presidenta Dina Boluarte mencionó iniciativas como Pampa de Pongo, Zafranal, Tía María y obras complementarias en operaciones existentes. El reto es que estos anuncios se concreten, y que el 2026 marque el inicio de una nueva etapa de inversión sostenida, empleo formal y, sobre todo, oportunidades reales para que nuestros jóvenes vean futuro en nuestro país.
El último Ranking Global del Instituto Fraser muestra que, aunque el Perú alcanzó su mejor posición en tres años, aún está lejos de alcanzar su verdadero potencial. Aún persisten dudas sobre estabilidad normativa, agilidad en la aprobación de proyectos y predictibilidad de las decisiones, factores que restan competitividad frente a países que compiten por las mismas inversiones.
En este escenario, el “shock desregulatorio” anunciado por el Ejecutivo es una gran oportunidad. No se trata de flexibilizar estándares, sino de garantizar procesos eficientes, técnicos y predecibles. La calidad regulatoria no depende del número de normas, sino de su capacidad para generar confianza y beneficios tangibles. Plazos claros, criterios uniformes y menos trámites pueden marcar la diferencia para atraer inversión.
La tendencia global va en esa dirección. Argentina, por ejemplo, ha introducido cambios para facilitar el acceso a divisas y acelerar inversiones estratégicas, buscando aprovechar la transición energética. El Perú cuenta con recursos geológicos de clase mundial, experiencia probada y compromiso con la sostenibilidad; falta que el entorno institucional acompañe con coherencia esta vocación de futuro.
La minería formal ha demostrado ser un motor de cambio cuando Estado, empresa, academia y sociedad civil trabajan alineados. Hemos superado retos técnicos, sociales y ambientales con innovación y diálogo. Esto nos permite generar empleo formal y seguro, ingresos fiscales y desarrollo.
Hoy muchos jóvenes sienten que su talento no tiene espacio en el Perú. Es todo lo contrario: los necesitamos aquí. Trabajemos con visión, decisión y señales claras mostrando que el país apuesta por ellos. No podemos quedarnos inmóviles: saquemos los proyectos adelante, generemos empleo formal y oportunidades, y construyamos juntos un Perú en el que todos quieran quedarse.