Ismael Benavides
Expreso, 30 de mayo del 2025
Esta frase atribuida a Madame Pompadour, la amante del Rey Luis XV de Francia, que refleja la ceguera de la aristocracia francesa antes de la revolución, parece que se he apoderado del espíritu de nuestra presidenta Dina Boluarte que acepta llevar a cabo cualquier irresponsabilidad o componenda con el Congreso con tal de mantenerse en el poder y evitar que la vaquen, de paso causando enorme daño al país, casi sin importarle lo que pueda venir después. Preservar la institucionalidad democrática y respetar los períodos presidenciales no es una licencia para socavar los Intereses del Perú y los peruanos y pretender que todos aceptemos una actuación presumida de parte de la presidenta que públicamente dice que no le interesan las encuestas y comunica a la población con solo un monólogo y menos dialoga con la prensa, y después nos sorprende con leyes dañinas producto de acuerdos bajo la mesa con el Congreso, solo como un intercambio de favores para votos de viajes o de votos de investidura para un gabinete mediocre producto de parches, y de la búsqueda delo mejor para el país en momentos de una transición democrática.
La primera clarinada de alerta ha sido la aprobación de la “Ley que promueve la descentralización fiscal para incentivar el desarrollo delos gobiernos locales fortaleciendo el fondo de compensación municipal (Foncomun)”, que aumenta la participación de los municipios en el IGV de 2 a 4%. Esto significa que se trasladen a los municipios, que hoy son incapaces de ejecutar todo su presupuesto, anualmente, la suma de 10,700 millones de soles del 2024. Esto evidentemente tiene gato encerrado, pues muchos congresistas se presentarán a la reelección o las alcaldías en octubre del 2026. Pero la torpeza del Congreso es tal que la descentralización tributaria es mínima, pues la mayoría de las empresas, incluso les ubicadas en regiones, tributan en Lima, por lo que la distribución del Foncomun favorecerá a la capital. La malhadada ley también contribuirá al déficit fiscal pues cada sol que se detraiga de los ingresos ya deficitarios del Gobierno Central se reducirá de las asignaciones para salud y educación, seguridad y defensa entre otros. Ha quedado en evidencia que esta ley es un contubernio entre el Congreso y el Ejecutivo pues fue aprobada por unanimidad con 111votos a favor, incluyendo las bancadas supuestamente “responsables” como el Fujimorismo y Avanza País y prácticamente en simultáneo salen a apoyar el desaguisado, el indescifrable y oscuro Premier y el inexperto Ministro de Economía, cuyo papel es cuidar a caja fiscal y no aplaudir disparates que van a generar dispendio y causar grave daño a la situación presupuesta la costa de todos los peruanos.
Pero los atentados contra la estabilidad fiscal no terminan la bancada de Acción Popular y la Comisión de Economía presentaron un desdichado proyecto para reducir el IGV en 1% y aumentar el impuesto a la renta en 1%. Felizmente la presión de la opinión pública obligó a retirar el proyecto. Y el pastel de la torta avinagrada ha sido el anuncio del Ministro de Economía que pedirá facultades para legislar en temas tributarios, lo que debe entenderse como aumento de impuestos pare reducir el déficit y tapar los huecos creados en contubernio con el Congreso. Esas facultades deben ser negadas a un gobierno casi sin legitimidad; y el ministro debe dedicarse a gestionar bien la recaudación en un año de buenos Ingresos, ajustar el gasto público y defender el grado de inversión que el Perú necesita para acceder a los mercados de capitales con costos bajos.
El Perú ha hecho muchos sacrificios para tener una economía estable. Desde el enorme ajuste que significó salir de la crisis en 1990 hasta construir una economía sólida que ha soportado gobiernos incompetentes, pudo reducir pobreza hasta el 20% en el2020, resistir los embates de Castillo y la fuga de 22,000 millones de dólares de nuestros ahorros, con una moneda sólida que apenas se ha depreciado 6% en 25 años y la inflación más baja de la región en beneficio dela población. Cabe recordar al Gobierno y al Congreso que el poder es efímero y el 28 de julio del 2026 tendrán que salir de Palacio por sus propios medios y su actuación será juzgada por la historia.
Por mi parte, en un pequeño acto de protesta he renunciado a la Comisión Consultiva de la Comisión de Economía del Congreso porque no puedo ser cómplice delo que se está haciendo y se hará con la economía del Perú y el bienestar de todos los peruanos.