Francisco Martín Moreno
El País de España, 22 de julio de 2016
En América Latina podríamos ser víctimas de la democracia por la que hemos aspirado.
Hace días apareció en la prensa escrita una fotografía estremecedora que mostraba una muchedumbre integrada por venezolanos decididos a invadir ciudades fronterizas colombianas en busca desesperada de alimentos y medicinas. ¿La próxima vez la van a reprimir a balazos? Bien lo decía Séneca: ¿Qué hace un pueblo antes de morir de hambre? El régimen chavista, el buque insignia del populismo latinoamericano, se hunde junto con los ideólogos comunistas que intentaron gobernar Venezuela con recetas perversas extraídas del bote de la basura de la historia de las doctrinas económicas y que impuso a sangre y fuego el ejército traidor de Mico-mandante…
¿Por qué pudo surgir un Chávez (o un Maburro) en Iberoamérica? Cuando finalmente fue coronada con éxito la invasión española del siglo XVI, la así llamada Conquista de México, al clero católico español se le encargó educar a las masas indígenas, propósito obviamente fallido desde que a la llegada al poder del emperador Iturbide en 1822 existían 98% de analfabetos, es decir, la marginación era total. El desastre educativo fue tan escandaloso como temerario. El clero se enriqueció, sí, pero no educó salvo a algunos sectores, los de los poderosos, como siempre, como los criollos, en tanto la sociedad indígena permaneció hundida en el atraso y en una despiadada explotación. ¿Está otra vez clara la herencia maldita? Si los ensotanados hubieran construido escuelas y universidades, como edificaron catedrales, iglesias, parroquias, conventos, templos y basílicas a lo largo del virreinato, por supuesto que el analfabetismo iberoamericano no hubiera alcanzado los niveles catastróficos de nuestros días. Baste decir que en Cholula, un pueblo diminuto en México, Puebla, se cuentan cientos de iglesias… ¿Qué hubiera sido no sólo de Puebla, sino de México, Venezuela, Colombia o Perú, si en lugar de haber invertido los cuantiosos recursos en oro y plata en catedrales suntuosas, hubieran surgido universidades y colegios destinados a educar a las masas?
Hoy la población iberoamericana es mayoritariamente católica y también mayoritariamente ignorante. Va de la mano, salvo algunas excepciones. ¿Es posible culpar al clero del desastre? No creo en las culpas absolutas, por lo que debo señalar la incapacidad política y militar de las generaciones americanas posteriores a la independencia, herederas de los conceptos españoles de intolerancia intelectual y política, legado peninsular localizable en el ADN de todos nosotros, los herederos del Nuevo Mundo y que se resumen, entre otras razones menos humorísticas, en “que te lo digo yo, chico…”.
Pudo surgir un Chávez en Venezuela, como podrían aparecer otros como López Obrador en Iberoamérica, porque la educación popular ha significado un sonoro fracaso del que se podrían aprovechar líderes mesiánicos, intolerantes e ignorantes que ofrecen paraísos inaccesibles o índices de bienestar inalcanzables si se pierde de vista el producto interno de las naciones en comento. Recordemos a H L Mecken cuando sentenció: “Populista es aquella persona que predica ideas que sabe falsas entre personas que sabe idiotas”.
Chávez sabía que predicaba ideas falsas… ¿Cómo vender el litro de gasolina a 0,07 bolívares, más barata que la propina a los despachadores, sólo para volver a la realidad cuando Maduro incrementó el precio en un módico 6.000%? ¡Claro que en aquellos tiempos el aplauso popular fue interminable sin imaginar que los venezolanos se introducían el cañón de una escopeta en el paladar…! Costoso aprendizaje el significado de la verborrea…
América Latina con sus gigantescas masas analfabetas, desesperadas, víctimas de la hambruna, sepultadas en la miseria, carentes de elementales satisfactores exigidos por la más dignidad humana, tiene en su poder un revolver llamado voto por el que puede elegir a un nuevo populista, es decir, a un nuevo tirano que intentará manejar la economía con decretos apartados de las tercas reglas impuestas por los mercados, para volver a producir un nuevo fracaso que podría concluir en un baño de sangre… En América Latina podríamos llegar a ser víctimas de la democracia por la que hemos aspirado y luchado durante dos centurias si no educamos a una sociedad marginada y resentida armada con el poder del voto.Uno de los antídotos del populismo es el empleo productivo, no el burocrático. Bien lo sentenció Rajoy: gobernar es crear empleos. Cierto. Bravo. ¿Cuántos creó Chávez?
Lampadia