«Según fuentes bien informadas, en el 2017 el concesionario, Norvial, pidió al MTC reconstruirlo, pero el ministerio respondió que no, que la reconstrucción la haría Provías. Claro, la posibilidad de hacerla despertó el apetito del ministerio. Pero, por supuesto, no la hizo. Perro del hortelano que terminó matando gente.»
Ver en Lampadia: El salto al Estado
Felipe Morris
Perú21, 18 de febrero del 2025
Dos días después, lamentablemente, se cayó un puente en el kilómetro 76 de la Panamericana Norte, muy cerca del puerto, que una vez más desnuda la incapacidad de nuestros gobiernos, dijo el economista Felipe Morris.
Visité el Puerto de Chancay el martes pasado y tenía el propósito de escribir un artículo positivo sobre cómo somos capaces de acometer grandes proyectos con éxito cuando nos lo proponemos, poniéndole empuje y tenacidad. Es evidente que el puerto es espectacular y se pudo sacar adelante, a pesar de los múltiples obstáculos por los que tuvo que pasar, muchos de ellos por la indiferencia y desinterés de las autoridades.
Dos días después, lamentablemente, se cayó un puente en el kilómetro 76 de la Panamericana Norte, muy cerca del puerto, que una vez más desnuda la incapacidad de nuestros gobiernos. No solo no construyen la infraestructura que necesitamos, sino que tampoco se preocupan por mantener la poca que tenemos. Fallecieron tres personas y hubo más de cuarenta heridos. Aquí no se trata de echar culpas, evidentemente sería prematuro hacerlo, pero lo que debe quedarnos claro es que un puente de esta naturaleza no puede desplomarse así como así. Si ocurrió una vez, puede volver a ocurrir si no tomamos medidas correctivas para evitarlo. Varias autoridades reclaman haber informado que hay muchos puertos en condiciones similares y que los responsables no hacen caso.
La reacción de algunos ministros luego del desastre fue de Perogrullo: “El puente tenía sesenta años, era previsible que se caiga”, “tenemos una capacidad limitada para mantenimiento de puentes” o “se harán las indagaciones necesarias para determinar si corresponde aplicar alguna sanción”, como si esto nos fuera a tranquilizar. Lo que requerimos es que nos confirmen que tomarán las medidas necesarias para evitar que esto vuelva a ocurrir. Obviamente, no las tenemos. Ni saben quién es responsable de asegurar el buen estado del puente, mucho menos de otros en el país.
No sorprende tampoco que ninguna autoridad haya asumido la responsabilidad política por lo acontecido o el silencio de la presidenta. A diferencia de años anteriores, en que los ministros ponían sus cargos a disposición ante eventos de esta naturaleza, ahora ni hacen ese gesto. En otras épocas habría habido cambios de ministros, pero aquí no pasó nada. No solo hubo daños materiales, sino fallecidos, y manchamos una vez más nuestra reputación internacional. Ya no solo construimos un aeropuerto sin los accesos adecuados; ahora también un puerto no solo con problemas de conectividad vial, sino también inseguro por el mal estado de los puentes en su principal vía de acceso.
Me temo que este lamentable incidente, en vez de resultar en medidas que aseguren una revisión cuidadosa del estado de nuestra infraestructura, más bien impulsará la creación del Ministerio de Infraestructura, lo que en mi opinión solo distraerá a las autoridades de sus tareas urgentes. Aparte de asegurarnos que tenemos los mecanismos para revisar el estado de nuestra infraestructura, se debe aprobar el Plan de Desarrollo para Chancay, que incluye un nuevo tramo de la carretera que, tengo entendido, ya fue desarrollado. También debemos acelerar la construcción de las vías de acceso al aeropuerto y el tren de cercanías de Barranca a Lima. Paremos la mediocridad, indolencia y desidia.