Entrevista a Emiliana Vegas
Por Abraham Taipe Ballena
El Comercio, 31 de marzo de 2016
El BID señala que Chile es uno de los pocos países que ha implementado reformas en la educación técnica y espera que el Perú concrete la que tiene preparada.
¿Cómo han tratado a la educación técnica los países de Sudamérica?
El país que más atención le presta es Chile, que desde hace dos años ha estado abocado a reformar su educación técnica. A pesar de que tenía oferta no tenía un buen sistema de aseguramiento de la calidad y no existía un nexo con la demanda laboral. Para el resto de los países, este tema ha sido el hermano olvidado del sistema educativo. Puedo decir que la educación técnica ha sido un fracaso generalizado en América Latina.
En el Perú se viene discutiendo desde hace un año una nueva ley.
Y está bien. En un mundo tan competitivo, la educación técnica superior puede brindar oportunidades importantes. Hemos hecho estudios de cómo se remunera en el mercado laboral a los profesionales técnicos y su rentabilidad es mucho más alta de los que siguieron una formación humanística en la universidad. Hoy la educación técnica es el fin de un ciclo para muchas personas y no debería ser así. Creemos en el BID que si se mejora en su calidad y se liga con el sector privado puede ser exitoso como ya lo es en Alemania, Suiza o Corea.
Pero los propios jóvenes son los que optan por las universidades antes que un instituto.
En América Latina hay un sesgo de los jóvenes. Muchos creen que las universidades son el ticket para entrar a la clase media. Por ejemplo, en México se cree que para ser alguien debes ser licenciado. Hay que cambiar esa mentalidad. Un técnico es un profesional muy necesario para las sociedades, que les va a permitir desarrollar nuevas industrias.
En ese sentido, ¿cómo ve el BID el escenario laboral para los jóvenes en los próximos 10 años?
El escenario para los jóvenes es bastante difícil por varias razones. Primero, ya no estamos compitiendo en un escenario local sino global. Hoy un joven puede aspirar a trabajar en Alemania, Inglaterra, Australia, y debe estar preparado porque a lo mejor empieza en Perú, pero esa empresa puede tener operaciones en otros lugares. Lo segundo es que no sabemos cuáles serán los empleadores del mañana. Hasta hace no mucho no existían ni Google, ni Facebook, ni Uber. Los cambios, sobre todo tecnológicos, son muy radicales y los jóvenes deben asumirlo.
¿Qué recomendaciones darían a los ministerios de Educación y Trabajo de la región para afrontar este escenario?
Les diría que deben tratar de conectar el mundo educativo con el productivo. Por mucho tiempo los sistemas han sido reacios a pensar que la educación debe estar dirigida al mercado laboral, por ello se debe involucrar a los empleadores. Asimismo, es necesario que el sector privado asuma el hecho de que también debe formar capital humano.
Por último, ¿cuál es su evaluación de la reforma educativa que está realizando el Perú?
Ha sido una buena estrategia de Perú dejar en claro sus prioridades y alinearlas con los desafíos que tiene. En particular la revalorización de la carrera docente, disminuir la brecha de infraestructura con apoyo de los privados y utilizar mucho más la medición de resultados me parecen medidas certeras. Hoy Perú está a la cola de inversión en educación en la región, pero en estos últimos años ha hecho esfuerzos muy grandes. También destaco Beca 18 y la expansión en la cobertura de la educación inicial. Lampadia