Por: Eduardo A. Jiménez Sánchez, Economista sénior de Macroconsult
Gestión, 29 de enero de 2020
Durante el 2019 la inversión pública del Gobierno general cayó 6.3% en términos reales (sin considerar la inflación). La causa principal para este pobre resultado fue la caída en la ejecución de los gobiernos locales, con un -13.5%.
Si miramos un poco más atrás y dejamos de lado hechos puntuales del año pasado, entre el 2013 y 2019, la inversión pública se contrajo 13% o, dicho de otra forma, si en el 2013 el Gobierno general ejecutaba S/ 24,400 millones en términos reales, para el cierre de 2019 apenas superó los S/ 21,000 millones, también en términos reales.
La mencionadas cifras indican que el Gobierno, lejos de ser un dinamizador del crecimiento del país en una etapa de bajo crecimiento, ha sido un lastre, a pesar de los ahorros con los que cuenta y la solidez fiscal de la que nuestro país hace gala.
Por tanto, el reto que tiene el MEF por delante es tremendo. Dinamizar la inversión pública en un entorno en el cual los ingresos fiscales crecen lentamente implica echar mano de los ahorros con los que se cuenta, que en la actualidad llegan a casi 14% del PBI. Y parece que es justamente lo que está haciendo la actual Administración. En un reciente decreto de urgencia, el MEF elevó la meta de déficit para el 2020 llevándolo a 1.8% del PBI, lo que implica que puede introducir alrededor de S/ 5,000 millones adicionales a la economía con el propósito de dinamizar las variables fiscales.
Sumado a lo anterior, el MEF está imponiendo metas de gasto a los ministerios y los gobiernos subnacionales, con el propósito de mejorar el seguimiento, y publicó su plan de infraestructura con el que busca dejar claras sus prioridades para los próximos años. En dicho plan también se han incluido nuevas formas de ejecutar los proyectos como los project manager offices (PMO).
Además, junto con ProInversión han sincerado la cartera de proyectos que se haría hacia el 2021, dejando claro que empujarán US$ 2,344 millones en adjudicaciones. Dentro de este grupo el que más llama la atención es el Ferrocarril Huancayo-Huancavelica, que lleva años a la espera de su modernización.
¿Qué tiene que pasar para que esto no quede solo en el papel? El MEF debe volver a generar confianza, apoyar técnicamente a los gobiernos subnacionales, hacer de la Contraloría un socio estratégico, firmar las adendas en lo contratos que haga falta, mejorar el marco legal para avanzar con las obras que tienen problemas con empresas acusadas de corrupción, evitar que los PMO se infesten de los vicios de la ejecución tradicional de la obra pública, pero, sobre todo, dar celeridad a los procesos. Si el MEF avanza en esta línea, el sector privado responderá en la misma medida y podríamos iniciar un nuevo círculo virtuoso de crecimiento, tomando en consideración que el entorno internacional se presenta algo mejor.