Por: César Campos R
Expreso, 12 de Febrero del 2023
La emboscada y posterior asesinato de 7 policías en la zona de los valles Apurímac, Ene y Marañón (Vraem) coloca otra vez los reflectores sobre el empoderamiento del cual gozaron las huestes narcoterroristas durante el gobierno de Pedro Castillo. Empoderamiento articulado desde distintas esferas (Íber Maraví en el Ejecutivo, Guillermo Bermejo en el Legislativo, Ricardo Soberón en Devida y otros más) para armar una base social cocalera que otorgara soporte al chotano y se constituyera en vanguardia de la movilización popular favorable a sus propósitos.
No es casualidad que este crimen se haya producido a menos de 30 horas de extenderse por 60 días la declaratoria del estado de emergencia en las regiones Ayacucho, Huancavelica, Cusco y Junín, debido a “la continuidad de actividades terroristas” en 44 distritos del Vraem. La respuesta organizada de la subversión ha sido la focalización y seguimiento de la patrulla policial, la misma que –pese a tener entre sus miembros a agentes de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes)– no se percató ni fue advertida del riesgo inminente del ataque.
Este cuadro revela dos cosas importantes: primero, que bastaron apenas 17 meses para variar la condición de “remanentes” a la de operadores vigorosos de Sendero Luminoso, mientras que la PNP sufrió el descalabro de su logística con los siete ministros nombrados por Castillo en la cartera del Interior y el respectivo manoseo de los ascensos policiales. Y segundo, la urgencia de actualizar las políticas antisubversivas dibujando escenarios prospectivos a la luz de lo que padecimos a fines del siglo pasado.
Recordemos que, en los últimos cuatro años, solo habíamos recibido buenas noticias de los operativos desarrollados en el Vraem. El mes de septiembre de 2018, la patrulla “Certeza” (conformada por efectivos de Fuerzas Especiales de las Fuerzas Armadas y personal policial) logró abatir al mando terrorista “camarada Basilio” en el poblado Virgen Ccasa, distrito de Llochegua, provincia de Huanta.
Y en agosto del año pasado, la Operación “Patriota” de las FF.AA. contra los campamentos de la facción disidente de Sendero Luminoso denominada Militarizado Partido Comunista del Perú Marxista-Leninista-Maoísta (MPCP- MLMPM) dirigida por el “camarada José”, en la Zona de Vizcatán del Ene (Satipo, Junín) tuvo excelente resultado cuando helicópteros de transporte y combate Mi-17-1B y Mi-171Sh-P, asignados al Componente Aéreo del Vraem, atacaron los campamentos de la organización terrorista, tras lo cual se procedió a insertar un número no revelado de efectivos de la Fuerza Especial Conjunta (FEC).
La operación “Patriota”, como se sabe, no fue puesta en conocimiento previo de Castillo ni su entorno oficial. Estos fueron sorprendidos por la efectividad de la misma y hasta demoraron en reconocer la magnífica tarea de las FF.AA.
Toca hoy la reversión absoluta del terreno ganado por el narcoterrorismo sin dudar un segundo que nos pisa los talones y cobra en la vida de valerosos policías el saldo de su nueva fortaleza.