Por: Arturo Woodman
Expreso, 25 de mayo de 2021
En 1968, los militares encabezados por el Gral. Juan Velasco Alvarado dieron un golpe de Estado contra el Arq. Fernando Belaunde, iniciándose un proceso de expropiación con la toma de las instalaciones petroleras en Talara y continuando con la agricultura, pasando a los trabajadores las tierras sin previamente pagar su real valor a los propietarios, quienes recibieron bonos a largo plazo que se devaluaron rápidamente debido a la fuerte inflación presentada, produciéndose una verdadera confiscación.
Los trabajadores recibieron las tierras confiscadas sin pagar un centavo, pero al no tener los suficientes conocimientos de manejo técnico, financiero y empresarial, fracasaron y se vieron obligados a vender sus tierras.
Velasco con su espíritu socialista también expropió la pesca, minería, petróleo, electricidad, industria, prensa, etc., utilizando diferentes sistemas expropiatorios, que nos llevaron al incremento de la pobreza. El PBI per cápita que se tenía en el año 1968, recién se recuperó 38 años después.
Antes de estas reformas expropiatorias, la producción del azúcar de caña superaba el millón de toneladas, pero al poco tiempo bajó a 500 mil, Piura sembraba alrededor de 100 mil hectáreas de algodón e igualmente decreció su volumen y calidad.
Indudablemente, estos sistemas alejados de la democracia, libertad y respeto a la propiedad privada, no dan progreso al país, ni bienestar a su población, solo se obtiene caos e incremento de la pobreza.
Después de 12 años de Gobierno Militar vinieron los gobiernos de Belaunde, García y Fujimori, acompañados de un intento por imponer el comunismo a través del terrorismo, encabezado por Abimael Guzmán, provocándose terror y la muerte de más de 60 mil peruanos con miles de millones de dólares de pérdidas en infraestructura, pero las Fuerzas Armadas y la PNP lograron derrotarlo.
En estos últimos 20 años, antes de la presencia de la lamentable pandemia, se había logrado crecer al ritmo del 4.5% anual, bajar la pobreza del 65% al 20%, un crecimiento espectacular de la agricultura generándose 4 millones de puestos de trabajo y una exportación récord de 7.7 mil millones de dólares.
Este positivo ritmo de mejorar las condiciones de vida de los peruanos, podría cambiar considerablemente al implantarse el Ideario y Programa que propone Vladimir Cerrón si Castillo gana la Presidencia, trayendo desempleo y desorden.
En el primer Capítulo del Ideario de Perú Libre, expresan: “considerarse de izquierda, cuando no nos reconocemos: Marxistas, Leninistas o Mariateguista, es obrar en favor de la derecha”.
En lo político propone cambiar la Constitución y en lo económico reafirma: “que los contratos vigentes de explotación de nuestros recursos no renovables, se deben revertir, tomando el Estado el 80% de las utilidades y el 20% para las transnacionales”.
Respecto a la segunda reforma agrícola precisan: “recuperar las tierras de los grandes proyectos de irrigación: Olmos, Majes-Siguas, Chinecas, Gallito Ciego, Chavimochic, para el pueblo agricultor”, lo que será peor que la primera reforma.
Finalmente, cuando el Perú empieza a mejorar, surgen los movimientos reformistas que proponen “cambios”, pero siempre terminan expropiando y ahuyentando las inversiones, perdiéndose puestos de trabajo, deteniendo el desarrollo del país.