Por: Arturo Woodman
Expreso, 21 de julio de 2020
Se dice que una de las razones por las que nuestro país no puede desarrollarse adecuadamente es por la informalidad. Esta representa el 75 por ciento del total de nuestra población laboral; es decir, alrededor de 17.5 millones (solo 4.5 son formales)
Sin dejar de reconocer que los emprendedores informales y el bajo número de trabajadores formales son un problema. Pero en realidad estos inconvenientes no son la causa directa de nuestro subdesarrollo, ni que nuestro presupuesto sea bajo, en realidad esta situación es un reflejo o consecuencia de la falta de generación de empresas ya que el monto importante de los impuestos proviene directamente de estas, ya sean pequeñas, medianas, grandes o pymes y por lo tanto al crearse más empresas, la informalidad decrecerá y se generarán más puestos de trabajo y lógicamente más impuestos.
Nuestro presupuesto solo llega al 14.5% del PBI, cuando los países emergentes y gran parte de vecinos están alrededor del 18% y los desarrollados superan fácilmente el 20 al 22% del PBI.
De lograr incrementar nuestro Presupuesto en un punto porcentual equivaldría a 3 mil millones de dólares y de llegar al 17.5% del PBI, estos tres puntos extras incrementarían anualmente nuestro presupuesto en m/n 9,000 millones de dólares, que nos permitirían bajar considerablemente nuestra pobreza, mejorar la salud, educación, seguridad y los servicios de agua e igualmente nuestra deficiente infraestructura.
Dentro de este panorama el Gobierno, empresarios, profesionales y los informales tienen que impulsar la generación de empresas, en sectores como: turismo, gastronomía, confecciones, construcción, entre otras, y especialmente en agricultura y minería.
En minería hay 48 proyectos detenidos, por un monto de 57 mil millones de dólares, que no se llevan adelante por el desinterés de los Gobiernos y por oposición de algunos ambientalistas y sobre todo por unos cuantos activistas, que sin razón alguna logran detener estos importantes proyectos, sosteniendo que afectan a la agricultura, cuando en realidad ambas actividades pueden desarrollarse normalmente.
No es posible que los gobiernos no comprendan que para desarrollarse y recuperarse de la actual crisis provocada por la pandemia, necesitamos este tipo de inversiones que generan trabajo formal e impuestos y que podríamos lograr subir nuestro presupuesto y comprender que “los opositores son los verdaderos causantes de nuestra pobreza y subdesarrollo” y por lo tanto es imprescindible que el Gobierno actúe con energía contra estos pocos agitadores, que solo traen atrasos y problemas a nuestro bienestar.
Finalmente, los agricultores opositores deben comprender que en sus actividades utilizan muchos productos provenientes de la minería como: sus abonos, insecticidas, maquinarias como tractores, bombas, compuertas; el importante uso de la electricidad, materiales de construcción y sus diferentes herramientas, como las carretas, el machete, los arados, palas, que igualmente provienen de la minería.
Muchos agricultores sin considerar estos importantes temas, participan en las protestas y huelgas contra la minería, sin entender que los perjudicados directamente son ellos, al igual que los ciudadanos y negocios a quienes se les interrumpe sus actividades.