Aníbal Quiroga
Perú21, 10 de mayo del 2025
«(…) Lo que hace falta es un verdadero liderazgo de gobierno. Eso solo lo podrá conseguir con un nuevo gabinete de consenso, con verdaderos líderes políticos, que ayuden a cerrar del mejor modo este ciclo presidencial hasta las elecciones generales…».
Desde épocas aristotelianas se decía que la política es el arte de lo posible. No de lo que se quisiera, sueña o imagina. Es hacer obras concretas en la realidad del día a día de la “polis”.
Parece necesario avanzar hacia las elecciones de 2026 con un sustancial cambio del Consejo de Ministros, empezando por el premier que no da pie con bola. Tiene la “cintura” de Pedro Picapiedra y el carisma de un poste de luz. Posee la “habilidad” de responder de mala manera aun antes de que se le haya formulado una pregunta. Sirve de sombrío escudero de la presidenta de la República (SPR), para terminar empalidecido por la masacre de Pataz que primero negó y que la cruda realidad le dio luego un sonoro cachetazo. Trece personas secuestradas y asesinadas.
Los modelos políticos se agotan y hoy existe una gran decepción y desilusión cuando se ven los afanes vanidosos de la SPR, sus Rolex, sus waykis, sus cirugías estéticas mil veces negadas, intentando a troche y moche asistir a las pompas fúnebres del papa Francisco en Roma, La Eterna, antes que atender con prioridad aspectos esenciales de nuestra vida política, social y de seguridad. Un paseíto por el Trastévere, por la Vía Condotti o una monedita en la Fontana di Trevi no le cae mal a nadie.
Lo ocurrido en el norte es una señal de que el tema no funciona. El propio premier carecía de información de las fuerzas de seguridad del secuestro que precedió a la masacre anunciada. A pesar de estar en zona emergencia con fuerza armada desplegada, “no tenía esa información”. Terminó desayunándose con un cruel asesinato masivo. En medio de esto, con gran agudeza política, la SPR quiere elevarse el salario presidencial. ¡Qué puntería más fina!
No parece posible llegar a 2026 en mejores condiciones que las que vivimos ahora. Así como en lo político hemos evolucionado hacia la bicameralidad, agotado el modelo unicameral; así también al gobierno le hace falta evolucionar a un gabinete de consenso que le dé mayor estabilidad y refresco en su último año, en el “año del pato cojo”. El problema estriba, entre otros, en carecer de una apropiada consejería presidencial. Tal parece que solo sabe relacionarse con enanos mentales que le hacen de claque, la mal aconsejan, le festejan sus pachotadas llevándola sin compasión al disparadero político.
Como solicitar permiso de viaje para algo totalmente prescindible, a sabiendas de que el Congreso negaría tal autorización. Evidencia en grado mayor un perfil frívolo frente a nuestra realidad nacional, cuando lo que hace falta es un verdadero liderazgo de gobierno.
Eso solo lo podrá conseguir con un nuevo gabinete de consenso, con verdaderos líderes políticos, que ayuden a cerrar del mejor modo este ciclo presidencial hasta las elecciones generales y congresales que permitan el traspaso del poder en forma ordenada y legítima el 28 de julio de 2026.