Alonso Rey Bustamante
Perú21, 13 de junio del 2025
«Lo que no se puede permitir es caer en medidas populistas que buscan aplausos fáciles y comprometen el futuro fiscal».
El nuevo gabinete tiene una tarea clara: recuperar la confianza. No la del Congreso, sino la de los peruanos que sienten que el país avanza sin rumbo y, sobre todo, la del sector privado que sigue siendo el motor del empleo formal y del crecimiento. Sin embargo, parece que no se dan cuenta.
Lo primero que se espera es que se nombren funcionarios probos, competentes e independientes. Tenemos ejemplos que dan lástima: el presidente de Essalud, que declara datos falsos; el presidente de Petroperú… y así la lista es infinita. Ya basta de repartijas y cuotas partidarias. El país necesita personas con experiencia real y convicción de servicio público. ¿Quién sabrá cuáles son más malos? ¿El Ejecutivo o el Congreso?
Pero más allá de los nombres, lo esencial son las señales. El Ejecutivo debe presentar medidas concretas para reactivar la economía, impulsar inversiones mineras y de infraestructura, reducir trámites absurdos que alimentan la informalidad y frenar el crecimiento desmedido del aparato estatal. Una señal clara sería cumplir con la anunciada transferencia de los 14 programas ejecutores a la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN). Otra concreta es reducir los 400 trámites para ejecutar un proyecto minero a 20; y pasar de 8 años de trámite a 6 meses. Nunca podrán hacerlo porque no hay voluntad, valentía y capacidad.
La seguridad ciudadana no pueden resolverla porque cada cuatro meses cambian al jefe de la DINI y al Ministro del Interior. El crimen es mucho más organizado y coherente que el Ejecutivo, lo dejan avanzar en regiones claves y afecta cada vez más a las empresas, familias y ciudadanos. Sin seguridad no hay inversión ni empleo, y sin empleo no hay recuperación. Aunque al Gobierno le quede poco tiempo, con solo un poco de sentido común y criterio podrían avanzar.
Lo que no se puede permitir es caer en medidas populistas que buscan aplausos fáciles y comprometen el futuro fiscal, para esas barbaridades solo se necesita al Congreso. Se necesita responsabilidad, aunque no sume votos ni titulares.
El Ministerio de Economía y Finanzas debe volver a liderar. No puede seguir como comentarista técnico mientras otros imponen la agenda. Tiene que cuidar las cuentas fiscales con seriedad: basta ya de mover el tope del déficit fiscal cada vez que se quiere tapar un hueco o financiar alguna ocurrencia. Debe defender la inversión privada, impulsar la competitividad y ordenar el gasto público. Cada sol cuenta, y más aún cuando se gasta como si sobrara.
El gabinete Arana tiene una oportunidad, pero sinceramente no esperamos nada a pesar de la enorme responsabilidad que tienen. No hay espacio para improvisaciones ni discursos vacíos. La gestión exige claridad, ejecución y visión de largo plazo.
El Perú no necesita un gabinete decorativo. Necesita un equipo que gobierne, resuelva y actúe con la urgencia que exige el momento. Ya no hay tiempo para excusas.