Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 4 de Enero del 2023
“Boluarte tiene la suerte de conseguir un tipo capaz para reconstruirlo (el aparato de Inteligencia) y le quita piso”.
Todos sabemos que Dina Boluarte no es una persona de muchas luces. Funcionaria de rango medio en el Reniec, mostró la típica temeridad de tanto aventurero irresponsable que existe en la política peruana y se aventó alegremente a integrar una plancha presidencial, porque cualquiera se alucina capaz de gobernar este país.
Por cosas de la vida, esta modesta empleadita pública es nuestra legítima presidente. Pero bueno, Dina es lo que hay y habrá que apoyarla. Y claro, parece Einstein al lado del retardado corrupto que la antecedió. Pero no por eso esconde sus limitaciones y mete la pata. Lo de ayer, por ejemplo, fue imperdonable.
¿Qué objeto tiene darle una entrevista a La República, a sus enemigos? ¿Qué ganaba con esa entrevista? ¿Y dársela encima a Patriau, un reportero cuya indudable inteligencia va de la mano con su maloso resentimiento social? ¿Su asesora periodística Susy Sato no se percataba que la metía en el foso de los leones?
En general, la entrevista no fue tan mala al comienzo, aunque la hicieron caer en la trampa de los muertos, porque la izquierda lo que quiere es desarmar a las FF.AA. para mañana frente a los manifestantes. Pero lo peor vino al final, cuando Patriau la hace caer redonda con una pregunta sobre Liendo, el jefe de la DINI, y Dina es tan burra que le hace el juego y prácticamente le corta la cabeza a su jefe de Inteligencia en el peor momento posible, cuando estamos en vísperas de serias asonadas callejeras.
No tenía por qué responder así, retirándole efectivamente la confianza a Liendo por una frase anterior de este que era muy fácilmente toreable. Es decir, Boluarte tiene a un aparato de Inteligencia hecho escombros e infiltrado por la izquierda, pero tiene la suerte de conseguirse a un tipo capaz y con carácter para reconstruirlo y le quita el piso a pocas horas de una conspiración revoltosa contra su propia cabeza…Hoy pálidos pero serenos frente a la embestida de la izquierda. Cabeza fría y pechos calientes. Nada de miedos.