Un post en Facebook de José Luis Sardón de Taboada, miembro del Tribunal Constitucional, nos llevó a otro de The Economist, y éste, al artículo: Liberando la libertad – El cristianismo, el islam y Locke, que compartimos líneas abajo.
«Las leyes se hicieron para los hombres y no los hombres para las leyes».
«El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en generar en el alumno amor y estima por el conocimiento.»
Diez grandes frases de John Locke, muyinteresante.es.
John Locke (1632-1704), filósofo y médico inglés, considerado como uno de los más influyentes pensadores del Siglo de las Luces y conocido como el ‘Padre del Liberalismo Clásico’, influyó en el desarrollo de la epistemología (conocimiento científico) y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, muchos pensadores de la Ilustración escocesa, así como en los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689.
Locke postuló que, al nacer, la mente era una pizarra o tabula rasa en blanco. Al contrario de la cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que, en cambio, el conocimiento solamente se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial.
Trata la religión como un asunto privado e individual, que afecta solamente a la relación del hombre con Dios, no a las relaciones humanas. En virtud de esta privatización el hombre se libera de su dependencia de las imposiciones eclesiásticas y sustrae la legitimidad confesional a la autoridad política, puesto que considera que no hay base bíblica para un estado cristiano.
La separación de la religión y la política, el laicismo, afirma que este es un principio inseparable de la democracia, porque las creencias religiosas no son un dogma que deban imponerse a nadie ni convertirse en leyes. Fernando Savater, profesor de ética y filósofo, dice que «en la sociedad laica tienen acogida las creencias religiosas en cuanto derecho de quienes las asumen, pero no como deber que pueda imponerse a nadie”.
(Glosado de Wikipedia)
Los nuevos procesos políticos que se presentan con banderas religiosas, mayormente asociadas a expresiones islamistas y planteamientos de conquistas políticas que lleven a la instauración de un califato y la imposición de ideas extremistas y absolutistas, que vinculan indebidamente con Alá, están alterando sustancialmente el nuevo milenio. Al respecto, los posts de Sardón y The Economist, nos permiten revisar algunos elementos valiosos del pensamiento de John Locke.
Hay mucho para pensar sobre cómo en otros tiempos, los musulmanes eran los tolerantes.
“Mustafa Akyol, escritor sobre el islam, ha propuesto que el espíritu lockeano de libertad es exactamente la influencia correctiva que necesita con urgencia el mundo musulmán de hoy, envuelto en los sueños de un califato”.Lampadia
Liberando la libertad
El cristianismo, el islam y Locke
Tres siglos más adelante, un filósofo inglés de la libertad, brinda a musulmanes y cristianos,un insumo para pensar
The Economist
Erasmus
3 de febrero de 2015
Traducido y glosado por Lampadia
Para cualquiera que crea en la libertad de pensamiento, culto y discurso, John Locke debe clasificarse como un genio imponente. En una época en la que Europa había sido desgarrada por la guerra entre los reyes católicos y protestantes, expuso la idea revolucionaria de que el Estado evitara adjudicarse o imponer una doctrina religiosa. Un siglo más tarde, sus ideas tuvieron una influencia decisiva en los ‘Padres Fundadores’ de Estados Unidos. Y hasta el día de hoy provoca un rico debate intelectual, tanto entre musulmanes como en cristianos.
Hay un pasaje de Locke que a menudo se cita para desafiar la idea de que el cristianismo está simplemente por delante del islam al aprender a aceptar la diversidad religiosa. Como una especie de juego mental, el filósofo instó a los lectores a imaginar dos iglesias cristianas doctrinalmente diferentes de pie, una al lado dela otra, sin que ninguna tenga la esperanza de suplantar a la otra. Eso sería imposible en el mundo cristiano, sugirió, pero muy posible entre los otomanos musulmanes.
Supongamos que dos iglesias, la de arminianos y la otra de calvinistas, residen en la ciudad de Constantinopla. ¿Alguien sugeriría que cualquiera de estas iglesias tiene el derecho a privar a los demás de sus propiedades y libertad (como vemos practicadas en otros lugares) debido a.… diferencias en algunas doctrinas y ceremonias, mientras que los turcos, mientras tanto, se ríen en silencio al ver con qué crueldad inhumana cristianos se pelean con cristianos?
Como escribe Reza Shah-Kazemi en una monografía publicada por el Instituto de Estudios Ismaelianos, un centro de estudios islámicos con sede en Londres: «Es evidente que Locke estaba profundamente impresionado por el contraste entre los paradójicamente tolerantes» bárbaros «-los otomanos musulmanes- y los cristianos violentamente intolerantes, pero ostensiblemente «civilizados».
En realidad, el gran pensador estaría profundamente impactado, si se contara toda la verdad. Los otomanos sí eligieron entre grupos cristianos; prefirieron a los ortodoxos que, a los católicos, y privaron incluso a los ortodoxos de bastantes «estados y libertad» al incorporar a los obispos ortodoxos en la estructura del poder imperial. La mayoría de las propiedades monásticas fueron entregadas a fundaciones islámicas, mientras que algunas se quedaron en manos cristianas, aunque sujetas al placer del sultán. Pero quizás el punto de Locke no era estrictamente sobre los otomanos; estaba tratando de mostrar lo absurdo que sería que cualquier gobierno eligiera entre las doctrinas cristianas, especialmente, en los casos en que el gobierno no era cristiano.
En cualquier caso, el debate sobre Locke continúa; y algunos turcos están haciendo algo más que reír. Mustafa Akyol, escritor sobre el islam, ha propuesto que el espíritu lockeano de libertad es exactamente la influencia correctiva que necesita con urgencia el mundo musulmán de hoy, envuelto en los sueños de un califato. Como señala aprobatoriamente, «Locke… argumentó que la Biblia no propone un sistema de gobierno (como el derecho divino de los reyes) …él enfatizó que la fe religiosa de un individuo,sólo es significativa cuando se basa en la ‘persuasión interior de la mente’, que no puede ser ordenada por una fuerza exterior». En la lectura de Locke que hace Akyol, no sólo la gobernanza sería más saludable si estuviera separada de la religión; la religión también sería más saludable. Tanto los musulmanes como los cristianos deberían tomar nota, según la visión del escritor turco.
Por cierto, esos calvinistas y arminianos todavía están discutiendo, especialmente en el mundo del cristianismo evangélico americano, acerca de sus conflictivas ideas sobre la salvación humana y la predestinación. Ellos luchan por puestos de enseñanza de teología, pero no físicamente. Y ninguno de los bandos espera que el gobierno federal entre en el asunto y resuelva el argumento por la fuerza; este alivio se lo debemos a John Locke. Lampadia