Benjamín Cillóniz
Especialista en producción y comercialización agrícola
Para Lampadia
Más de uno debe haber escuchado que el agua será el causante de las guerras del futuro. Lamentablemente, eso ya se está dando en el Perú y debemos evitarlo. Cada vez, vemos y oímos más acusaciones en contra de empresas privadas, por – supuestamente – estar dejando sin agua a la población. Prácticamente todas las acusaciones vienen de organismos o personas que tienen algún tipo de objetivo en contra de las empresas privadas y omiten – o quizás desconozcan – datos claves en sus investigaciones.
Voy a referirme puntualmente a la acusación de una ONG que asegura que los cultivos de espárragos en la región de Ica, vienen dejando sin agua a su población, con el claro objetivo de afectar la demanda de espárragos peruanos en los mercados de destino.
Es sabido que la agricultura es la actividad económica que mayor cantidad agua consume. Comparativamente hablando, los seres humanos consumimos muy poca agua en nuestro día a día. No por eso debemos dejar de ser eficientes y responsables en su uso, pero es importante entender que el agua que se requiere para regar una hectárea de cualquier cultivo, alcanza para dotar de agua a muchísimas personas. No se olviden que Lima es la segunda ciudad más poblada del mundo, instalada en un desierto, después de El Cairo y no creo que podamos decir que somos eficientes en el uso de agua en esta ciudad. La cantidad de hectáreas que habría que sacrificar para dotar de agua a la población de Ica es muy baja y les aseguro que nadie sería tan ingenuo de no aprovechar la posibilidad de mantener contenta a la población, en un negocio donde el principal componente es la mano de obra. Sin embargo, el problema no es de cantidad sino de distribución y para solucionar esto, dependemos de los alcaldes. Duele decirlo, pero no puedo ser optimista en que vayamos a tener alcaldes que contribuyan de manera eficiente, sincera y desinteresada en la solución del problema. Ojalá, todas estas ONG se preocuparan tanto, o más, de la corrupción, antes de atacar a una industria que es un ejemplo de éxito.
La población de Ica ha aumentado de manera importante gracias al pleno empleo que se consiguió como consecuencia del auge agroexportador en la región. Auge en el cual el espárrago fue la punta de lanza. Lamentablemente el ordenamiento urbano es un desastre y las invasiones son un gran problema hoy en día. Por el lado de los cultivos, las inversiones se han dado principalmente en zonas que antes eran un desierto. Una inversión agraria es ineficiente con menos de 100 hectáreas y es casi imposible encontrar unidades de esta extensión en el valle viejo debido a la atomización que dejó la reforma agraria. El crecimiento de la población y la generación de puestos de trabajo fuera de los centros urbanos tradicionales está haciendo que tierras agrícolas se conviertan en zonas urbanas, y cada vez que una parcela es vendida para un proyecto urbano, quedan disponibles muchos metros cúbicos de agua que ya no serán usados en producción agrícola. Hay suficiente agua para la población actual y futura de Ica, pero hay que llevarla a los hogares y eso tiene que realizarse mediante obras municipales que sin duda alguna contarían con el apoyo de los agroexportadores.
Es absolutamente cierto que la situación hídrica en Ica y Villacurí no es buena. ¿Que esperaban? ¡Si a pesar de ser una de las zonas climáticas más favorables en el mundo para hacer agricultura, Ica no ha recibido ni un dólar de inversión pública para su afianzamiento hídrico! El sector privado viene generando un crecimiento destacable, con altísimas inversiones y haciendo uso de los recursos de suelo y agua que tiene la región. Dejar estos recursos durmiendo, solo generaría menos puestos de trabajo, lo cual llevaría a tener una menor población en Ica y les aseguro que seguiríamos con los mismos problemas de agua para la población. La dotación de agua para desarrollar agricultura – y por ende para la población – en las pampas y valles comprendidos entre Villacurí y Nazca debería ser algo prioritario para el estado. En pocos lugares del mundo se logran los rendimientos que se ven en estas zonas y ciertamente el Perú necesita a gritos, que este foco de generación de empleo y descentralización siga creciendo.
Como medida de emergencia para no poner en riesgo las inversiones ya existentes, se prohibió la perforación de nuevos pozos, pero poco se ha hecho para traerle más agua a Ica y aprovechar como país, esa bendición que recibimos con una región tan propicia para producir, espárragos, uvas, paltos, cítricos, arándanos etc.
Hoy en día existe una iniciativa público – privada para dotar de agua a Ica y Huancavelica, con obras mucho más eficientes que Poechos y San Lorenzo en Piura, Olmos y Tinajones en Lambayeque, Chavimochic en La Libertad, Majes en Arequipa etc., pero la burocracia del estado sigue dilatando la decisión. Parecería que Ica y Huancavelica no les significan suficientes votos electorales ya que no tiene sentido que el referente peruano en cuanto agro-exportación, no reciba mayor atención para solucionar este problema.
Ya que mencioné a los principales cultivos de agro-exportación de la región, es importante mencionar que, contrariamente a lo que se escucha en estas mismas acusaciones, son cultivos de alta eficiencia hídrica. La eficiencia hídrica no se mide en metros cúbicos por hectárea. Ese es el gasto y no toma en cuenta la productividad. La eficiencia se mide en dólares de facturación por metro cúbico y también en puestos de trabajo por metro cúbico. Hagan los números y compárenlos con los de un algodón o un pallar. Por algo es que la producción de cultivos de poco valor nos lleva a las típicas huelgas de agricultores pidiendo subsidios de parte del estado (o mejor dicho, de los que pagamos impuestos).
Y ya que estamos en comparando eficiencia hídrica y eficiencia en el uso de suelo, hagan la comparación entre un cultivo tradicional, uno orgánico (que produce menos volumen por unidad de área, con la misma cantidad de agua) y un transgénico resistente a la sequía. Se darán cuenta que, lo que se supone es lo más amigable con el medio ambiente, termina siendo un gran problema.
Antes de oponernos a uno u otro cultivo, busquemos soluciones y explotemos el mercado que hay para cada uno, de manera sostenible y priorizando correctamente. Al mismo tiempo, exijamos a las autoridades que den solución a los problemas de la población y pongamos a disposición la capacidad ejecutora del sector privado. Aplaudo el interés de la prensa por identificar posibles casos de corrupción o abuso de autoridad, pero esto se debe hacer sin sesgo, y vale decir que el sesgo anti-empresarial, es muy fácil de identificar. Lampadia