Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Cuando vemos los giros y embelecos de la izquierda y los comunistas por adecuar sus mensajes y (como les gusta llamarla) la narrativa, se puede apreciar la multiplicidad de eufemismos que son capaces de crear, con tal que no los llamen como lo que son, comunistas y manga de mentirosos.
El comunismo, y la izquierda en general, se han dado maña para trastocarlo todo y cambiar lo que tradicionalmente atacaban y convertirlos ahora en acciones y poblaciones que, bajo denominaciones camufladas, han pasado a ser sus defendidos o protegidos o leitmotiv. Estamos asistiendo recientemente a unas manifestaciones y acciones que, según la izquierda, corresponden a “demandas sociales”, cuando en realidad son “manifestaciones y demandas políticas”.
Se dan tanta maña para trastocar la verdad, que ahora exigen, para que no les resulte ofensivo, llamar “retención” a lo que es un secuestro, no calificar de pedófilos a los abusadores de niños, sino que ahora exigen que sean llamados “personas con preferencia por seres infantiles”. Por otro lado, recuerdo al obispo Bambarén SJ, llamando maricones a unos individuos que hoy se les tiene que identificar como “miembros de la comunidad LGTBIQ+”. A los siempre llamados ladrones, hoy los quieren hacer pasar por políticos confundidos con la propiedad ajena en defensa de los derechos de las minorías. Inaceptable, para estos rojos y su prensa afín, que se le llame terrorista a quien comete actos de terror, hoy quieren que sean considerados “ciudadanos en protesta social”.
Por supuesto que toda la izquierda y, en particular esos comunistas, se victimizan diciendo que los “terruquean”, sin querer reconocer, que el calificativo no es a la persona, sino a aquel que realiza actos que crean terror, sin interesar cual sea la motivación de su acto de terror.
Ya Gramsci les mostró el camino. Saben que la guerra para imponer su comunismo no se logrará solamente con violencia, sino influyendo por décadas en la educación y la cultura, manejando el mensaje y adoctrinando a poblaciones infantiles y adultas, inocentes unas y embrutecidas otras, pero incapaces de reflexionar todas. Ya hemos visto los profesores escolares que controlan el SUTEP CONARE, gente como Castillo, incapaces de comprender lo que leen, si acaso leer pueden. ¿Cómo lograremos alumnos brillantes, si sus profesores son incapaces de aprobar un examen de aritmética y comprensión lectora y los alumnos han sufrido y sufren de anemia infantil? Al margen y como anécdota, tenemos el mensaje de golpe de Estado de Castillo. Era tan evidente por su nivel de ignorancia, que ni la estructura del mensaje, ni la redacción, ni las palabras correspondían a las capacidades de Castillo (comprobada en cada aparición pública durante 16 meses), al punto que quedaron en evidencia sus colaboradores directos en la organización criminal, lo que se corroboró cuando apareció el discurso en la Lap Top de su ex PCM.
Felizmente, acabamos de tener una marcha por la paz a nivel nacional, marcha organizada y protagonizada por los ciudadanos peruanos que quieren defender nuestra sociedad de ideologías ajenas a la nuestra. Ideologías irracionales, cargadas de odio, que mueve a gente dispuesta a destruir lo nuestro, pero siempre listos y preparados para convertirse en víctimas, ante la menor acción de la autoridad por frenar sus actos de violencia y destrucción. Es evidente que las protestas pacíficas deben ser acompañadas, pero los actos de violencia, sin duda deben ser controlados por la autoridad, aunque estos comunistas tengan planeada y ensayada la mejor forma de victimizarse y trastocar los hechos.
Por ejemplo, durante la marcha por la Paz efectuada por ciudadanos de blanco, una señorita desquiciada, tuvo la desfachatez de ir a echar pintura roja e insultar a quienes marchaban pacíficamente. Sin embargo, esta misma persona, fue capaz de hacer teatro y mostrarse en las redes sociales “llorando”, pidiendo “que se detenga la violencia de la Policía Nacional y las FFAA, contra la población” que, “está ejerciendo su derecho a la protesta”, refiriéndose a aquellos que destruyeron propiedad pública y privada.
Si no hay convicción política, no habrá claridad de objetivos y métodos. Los ciudadanos tienen que aprender que tienen derecho a la protesta pacífica, pero, tienen que saber que si ellos ejercen violencia contra personas, propiedad pública o privada, el Estado tiene todo el derecho a contraponer la fuerza, ejerciendo el derecho universal del monopolio en el uso de la fuerza.
Algo no funciona bien en nuestra sociedad, pues los políticos de izquierda y representantes de organizaciones de derechos humanos, reclaman que haya un uso gradual de la fuerza, que no se use armas contundentes, que debe haber un equilibrio entre las armas de los atacantes y las de la autoridad. Pero, es evidente que cuando un delincuente encuentra en su escenario de acción una relación de fuerzas muy pareja, en realidad está encontrando un estímulo o incentivo para tomar más riesgos y ser más agresivo. En cambio, si a sus fuerzas se le contrapone una capacidad represiva muy superior, en número y contundencia potencial, una fuerza que minimice sus “probabilidades de éxito”, entonces, lo más probable será, que se abstenga y evite los actos de agresión.
Me ha dado mucho gusto ver, en esta oportunidad, que nuestra PNP ha movilizado un contingente numeroso, con guantes blancos y que su sola presencia haya disuadido a los revoltosos, lo que confirma lo dicho.
En la misma línea, las facilidades de drones y opciones de identificación video-facial, con equipos de última generación, nos hace capaces de identificar a los líderes y controlarlos. Reconociendo que quienes mueven a esas masas son tan cobardes, que se ocultan tras la masa y ponen por delante a mujeres y niños, sugiero minimizar el riesgo de hacerles daño con armas de ningún tipo, pero debería considerarse la posibilidad de dispararles dardos tranquilizantes. Con el uso de ellos, podríamos capturarlos, bajo las reglas de flagrancia, sin dañar a los delincuentes y evitar el tan cacareado exceso de la fuerza, pero sacarlos prontamente de circulación y, con las pruebas visuales, sancionarlos debidamente con la prisión que les corresponda.
En el Perú debemos de empezar a llamar a las cosas por su nombre y no permitir la manipulación de la realidad. De esta forma y teniendo las cosas claras y verificadas, no habría razón para que no se actúe muy rápido, ni se proceda al juzgamiento y castigo inmediato. Lampadia