José Naranjo
Director y Presidente
Comisión Laboral de la Sociedad Nacional de Industrias
Para Lampadia
En el Perú, necesitamos dialogo, de todo tipo. Su ausencia crea la sensación nacional casi instalada, que no tenemos salidas o soluciones ante los conocidos problemas que tenemos como país.
Una institución que debería trabajar en esa dirección es el Consejo Nacional de Trabajo (CNT), que debería promover el diálogo social entre trabajadores, empresarios y el sector estatal.
Sin embargo, debido a distintas razones, tenemos hoy día una institución inoperativa, ineficaz y donde se frustran constantemente los esfuerzos de distintos lados, para debatir y encontrar soluciones a los temas de generación de empleo, al creciente problema de la informalidad y, en general, trabajar propuestas que contribuyan a mejorar la vida laboral de nuestros ciudadanos.
Para que tengan una idea, el CNT no logra consensos de las tres partes en la creación de normas desde el año 2007 ni tampoco en documentos técnicos desde el año 2010. La última declaración conjunta aprobada data del año 2018. Y el año 2021 el CNT cumplió 20 años desde su reinstalación.
Uno de los orígenes de esta realidad, es sin duda, la utilización del CNT para la agenda particular del Gobierno de turno, incluso para la agenda de algún ministro en particular. Es como si hubiera ocurrido una apropiación funcional del CNT para agendas no resultantes del diálogo con las otras dos partes. Los demás intereses están fuera del radar. En estas condiciones es casi imposible lograr consensos.
Quienes conocen lo anterior, saben que estoy haciendo una generalización deliberada para hacer una propuesta, más allá de los esfuerzos de uno u otro ministro o funcionarios en particular, por tratar de sacar adelante el CNT.
Incluso hoy en día, el solo hecho que las reuniones estén presididas solamente por el Ministerio de Trabajo y Empleo, sentándose en la estrecha cabecera de la mesa tripartita, quedándonos los empresarios y trabajadores frente a frente como en ring, ya resulta inconveniente y poco democrático.
Por otro lado, hay probadas experiencias en las empresas o incluso en Gremios, que demuestran que es posible llegar acuerdos entre trabajadores y empresarios. La razón es simple: ellos dos son los dueños de la relación laboral. Son ellos principalmente los llamados a ponerse de acuerdo y desde esa base, generar condiciones favorables para la generación de empleo y mejora de nuestros trabajadores, así como trabajar salidas para la inmensa mayoría de personas que trabajan en la informalidad.
Entonces, la propuesta es modificar la norma de funcionamiento del CNT cambiando su gobernanza para dar oportunidad de generar consensos desde los intereses de las tres partes:
La Presidencia del CNT debe rotar.
Un año cada una de las partes.
Definimos el orden y nos ponemos a trabajar en una agenda común.
No podemos seguir haciendo lo mismo sabiendo el resultado de años con cero resultados.
Al rotar la Presidencia, la Secretaría Técnica deja de estar al servicio exclusivo del Gobierno de turno y se pone al servicio del dialogo social de las tres partes. Nos sentamos en “mesas redondas” en lugar de rectangulares y hacemos equipos de trabajo en las Comisiones propias del CNT, para darle vida y generar los consensos que requiere el país.
Del diálogo franco y equilibrado, podemos esperar mejores resultados. Y no solamente en el CNT. Este es solo un ángulo, pero muy importante. Lampadia