En el siguiente editorial de El Comercio se comparan los modelos económicos y sociales de Perú y Brasil –tal como lo hemos hecho reiteradamente en Lampadia-y se muestran los datos de reducción de pobreza y desigualdad de cada experiencia. Nuestro país, a diferencia de los resultados en el fútbol, le gana por goleada alos cariocas. Entre los años 2001 y 2011, las cifras son contundentes: la pobreza se redujo en el Perú de 54.7 a 27.8% (26.9), mientras en Brasil bajó de 37.5 a 20.9 (16,6%). La pobreza extrema bajó 18,1 puntos porcentuales en el Perú y, en Brasil solo 7,1. Algo más. A pesar de los chorros en gasto social del estado brasileño, la desigualdad se redujo prácticamente en la misma proporción que en el Perú. Por todas estas consideraciones, seguimos sin entender la admiración que el Presidente Humala parece guardar con el modelo brasileño que, debido a su excesivo gasto público y el proteccionismo de su economía, comienza a desacelerarse de manera tan alarmante que genera algunas interrogantes sobre la pujanza de los países emergentes. La idea de que nadie es profeta en su tierra parece cumplirse en este caso. Nuestro modelo que reduce la pobreza y la desigualdad sin paragón en la historia de América Latina no es profeta en su propia tierra, con su propio Presidente, sino en el mundo entero, en todos los organismos internacionales. El Presidente Humala está para enseñarle a Brasil y no para aprender del país carioca. Lampadia