Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Los gobiernos pueden ser buenos, regulares o malos. Lo que no pueden ser es imbéciles. Si, como dice el diccionario, no pueden “comportarse con poca inteligencia”.
Eso le está sucediendo al país.
Sólo así se explica que este gobierno ataque (o deje atacar) las principales actividades económicas del país. Tomemos 3 para la muestra, que sumadas representan cerca del 85% del PBI: Minería/ Hidrocarburos, Agricultura y Turismo.
A la Minería la cercan con estrategias pseudo senderistas que van desde bloqueos de carreteras, paros, cupos, secuestros, tomas de reservorios, incendios y saqueos. Desde el gobierno protagonizan algunos de estos actos, otros los azuzan sus aliados como el bono que exigen los partidarios de Ruth Luque en Espinar, pero sobre todo, el gobierno deja que destruyan, olvidando que ahí está el salario del país: la renta y el Canon Minero.
En los Hidrocarburos, que podrían seguir siendo la gallina de los huevos de oro del país, lejos de ayudar a que los escasos 7 proyectos de exploración petrolera que quedan puedan caminar y superen los supuestos de fuerza mayor que les impiden avanzar, apuestan por inyectarle 4,000 millones de soles adicionales a la deficitaria petrolera estatal. Más agua a un barril sin fondo.
A la Agricultura la inepcia gubernamental le obsequió no una sino tres licitaciones fallidas de importación de Urea y varios ministros en el camino. El efecto inmediato: 200% de incremento en el precio de la papa, uno de los principales alimentos del pueblo y disminución de la superficie cultivada.
Al Turismo no lo trata mejor. Alienta los bloqueos de acceso a Machupicchu al tolerar la disputa de los recursos dejados por los turistas entre sus facciones que controlan el Ministerio de Cultura. Como si no fuera suficiente, impulsan una nueva Ley del Porteador que incrementa los salarios en 250%, que traerá consigo la imposibilidad de que las empresas cumplan con los paquetes ya contratados a salario anterior. Y si esto no fuera suficiente, la estatal CORPAC, ofrece en el Cusco, el principal destino turístico del país, un galpón sin aire acondicionado en lugar de Aeropuerto, sin cafeterías, sin tiendas, sin salidas apropiadas.
Se trata de una fórmula económica muy mala.
Una fórmula que no entiende lo elemental de la economía: sin ingresos no hay para los gastos, sólo déficit. Se puede ser de izquierda, se puede tener propensión por la redistribución de lo ajeno. Se puede hasta creer en que hay justicia social en tomar lo que no produjiste para dárselo a quien le pides el voto.
Lo que no se puede es ser imbécil de creer que sin ingresos habrá recursos. Lampadia