Bill Gates, padre de Microsoft, uno de los hombres más ricos del planeta, hoy es uno de los más grandes filántropos, ha dedicado su fortuna y su tiempo personal, a la acción de su fundación para luchar contra el sida, la malaria y la pobreza en las zonas más atrasadas del África.
Bill Gates, el fundador de Microsoft y el hombre más rico del mundo, abandonó esta semana la presidencia de la compañía que creara, quedándose solo como asesor, para dedicarse al manejo de la fundación ´Melinda y Bill Gates´.
Gates creó la empresa que fue responsable, en gran medida, de la revolución que llevó la informática al ciudadano común, consolidó el impulso tecnológico que vive el mundo hoy, y contribuyó a generar el importante aumento de la productividad de las últimas décadas. Con Windows, la era del PC se hizo posible. Millones de personas accedieron a la computación y luego a Internet. Hoy ya vivimos en la era post PC, la de dispositivos móviles. Ya un tercio de la humanidad accede a Internet a través de Smartphones o Tablets.
El desarrollo y comercialización del software más popular del planeta le permitió a Gates amasar la fortuna más grande del mundo. «Desde 2005 Bill Gates ha ocupado el primer o segundo lugar en la lista anual de las mayores fortunas personales publicada por la revista Forbes, superando los 70 mil millones de dólares.
Es importante recordar que Gates fue uno de los más exitosos emprendedores del planeta. Dejó la universidad para, desde un pequeño garaje en Silicon Valley, desarrollar su aventura digital. El éxito no se hizo esperar y adquirió un tamaño de proporciones tales que su empresa fue perseguida por su posición de dominio en el propio Estados Unidos y en Europa. Se le acusó de abuso de tal posición, pero en el camino, los precios de sus revolucionarios productos se fueron haciendo accesibles a casi todo el planeta, siendo, sin lugar a dudas, un agente de cambio global hacia la prosperidad y modernidad.
Uno pensaría que Gates seguiría trabajando para agregarle más ceros a su cuenta. Al menos eso sugiere la leyenda negra del capitalismo. Pero la realidad es otra. El fundador de Microsoft donó 23 mil millones de dólares de su fortuna personal a la fundación Melinda (su esposa) y Bill Gates. Institución dedicada a resolver los problemas de los más necesitados en el África, el Sida, la tuberculosis y la malaria.
Lejos de efectuar este gesto como una entrega personal, lo ha convertido en una cruzada entre los más ricos, creando The Giving Pledge («La Promesa de Dar»), que inició en junio del 2010 juntó a Warren Buffet, otro multimillonario estadounidense que también donó su fortuna a la fundación de Gates. El objetivo de este extraordinario emprendimiento queda claro en su página web: “es un esfuerzo para invitar a las personas y familias más adineradas de Estados Unidos a que se comprometan a donar la mayor parte de sus fortunas con fines filantrópicos”.
«En agosto de 2010, otros 40 multimillonarios estadounidenses se adhirieron a la campaña y se comprometieron a ceder al menos el 50% de sus fortunas con fines benéficos». Entre ellos se encuentran: Michael Bloomberg, Tom Steyer, Ted Turner y Barry Diller. Además, Larry Ellison fundador de Oracle Corporation, Stamford I. Weill antiguo director ejecutivo de Citigroup, Pierre Omidyar fundador de eBay y el cineasta George Lucas», según Wikipedia.
Satisfecho con los resultados alcanzados, Warren Buffett indicó: «Esperamos que Estados Unidos, la sociedad más generosa de la Tierra, se vuelva aún más generosa con el paso del tiempo».
La tradición filantrópica de los Estados Unidos, no es nueva, la fundación Carnegie nació en 1911 establecida por un miembro de la familia y hasta hoy financia temas educativos, mejora de la información pública y el apoyo de las minorías. La fundación Rockefeller formó la escuela John Hopkins de salud en Harvard, la universidad de Stanford fue creada por el un magnate ferroviario. A ellos siguen gente como Ford, Hearst, Heinz, Pulitzer, Guggenheim, Blank, Morgan y Franklin.
En otros tiempos, en el Perú, antes de los años perdidos de los 60,70 y 80, en que apagamos la luz de la economía y nos empobrecimos todos, Estado, trabajadores y empresarios (a fines de los 80 el grupo peruano más grande no facturaba más de 600 millones de dólares al año, un tercio de lo que facturaban los grupos ecuatorianos) se veían gestos de esta naturaleza. Por ejemplo, un médico arequipeño, Pérez Aranibar, donó el Puericultorio que lleva su nombre, como casa de verano para los huérfanos de Lima.
Después de la gran transformación de los años 90, con la constitución del 93 y el regreso de la inversión privada a todos los sectores de la economía, hemos recuperado el crecimiento y estamos en camino a la prosperidad. Hoy, el Estado ya tiene recursos, nuestras empresas han crecido y se han multiplicado llegando a todo el planeta, y nuestros ciudadanos prosperan formando una pujante clase media. Seguramente, veremos pronto como nuestros exitosos empresarios multiplican y profundizan su acción filantrópica cerrando el maravilloso circuito virtuoso del capitalismo. Que aleccionador y formador de la opinión pública sería la primera ocasión en que uno de nuestros capitanes de empresa, comprometa unos 100 millones de dólares de su fortuna en una obra de gran impacto nacional.
No nos olvidemos que así como Churchill dijo que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno, la humanidad tiene claro, hoy día, que el capitalismo es el menos malo de los sistemas económicos y sociales. Lampadia