Carlos Amat y León
Revista PUENTE N° 53 – Junio 2019, Colegio de Ingenieros del Perú.
Las Montañas Andinas desde la mirada del Condor y de la Perdiz
Comparto con Lampadia estas reflexiones, para celebrar las Fiestas Patrias desde las alturas del cóndor y el cariño terrenal de la perdiz.
Un abrazo…, Carlos
Con mucho gusto compartimos el magnífico artículo de Carlos Amat y León, sobre el Perú, su geografía, sus misterios y sus miradas.
La mirada del cóndor
“Imagínese un personaje legendario, el cóndor, volando por montañas congeladas y glaciares incrustados en los cielos. Surgir entre nubes, agitando vientos, reventando truenos y chicoteando relámpagos, para precipitar aguaceros torrenciales en la cordillera. Y luego, verlo planear en vuelos apacibles por los desfiladeros y roquedales, para reposar en su nido y contemplar el caminar del sol entre las cumbres y los abismos.
Nos muestra imponentes montañas pétreas con los ecosistemas más diversos y extremos del mundo y nos invita a admirar las cumbres nevadas y a temer los precipicios más profundos de la tierra. De un lado se extienden las llanuras áridas de la costa y el mar infinito del Pacífico; y del otro, aparece la alfombra inmensa del bosque amazónico. Por eso, las montañas andinas peruanas son una joya de múltiples paisajes, rostros y emociones. Caminar por su territorio enciende el alma, tiempla el carácter, ilumina la mente e impulsa el ánimo para seguir caminando cuesta arriba y cuesta abajo”.
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La mirada de la perdiz
“La perdiz, agazapada en las pasturas de la cordillera, nos recuerda que muchas sociedades andinas caminaron por este territorio. Y nos cuenta que estas montañas a veces nos castigan con ferocidad y, en otras, nos abrazan con mucha ternura. Que el encanto de las montañas inspira las canciones y emociona a los pueblos con sus bailes y comidas en las fiestas patronales. Nos susurra, además, que hay una energía interior que hace aparecer en el camino a vírgenes milagrosas y a cruces sagradas en las cumbres de los cerros. Y en las noches, cuando todo está oscuro, nos advierten que existen cuevas con malos espíritus que hacen daño y presagian calamidades. Pero estas buenas amigas también nos recuerdan sobre nuestros ancestros que reposan ahí y que ellos nos protegerán de los malos augurios.
Por eso cuenta una pastorcita, que en una noche se le había perdido su ovejita, y que la perdiz la había consolado diciéndole: “déjame llorar por ti.., para que tus lágrimas no te hagan sufrir”.
La perdiz también nos muestra cómo el sol anuncia el amanecer pintando el cielo de colores y de repente se aparece sonriente en las cumbres, para luego caminar por las laderas de los cerros hasta que se pone intenso sobre nuestras cabezas. Después, poco a poco, se va alejando por las pampas para esconderse detrás de unos cerros y apagando los cielos con rojos oscuros. Dicen que es para descansar en la mama cocha. Pero durante el año el sol va saltando por las cumbres de un extremo a otro y después regresa por los mismos sitios”.
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El pueblo andino global
“Las innovaciones tecnológicas que están en curso nos ofrecen posibilidades extraordinarias para potenciar los hábitats andinos y el urbanismo ecológico de los centros poblados y en la gestión de las instituciones comunitarias. Por ejemplo, el uso generalizado de celulares inteligentes facilita el acceso global a la información, al conocimiento y al entretenimiento a toda la población y desde cualquier lugar del territorio. Así mismo, es una oportunidad para ampliar y mejorar la calidad de los servicios para toda la población, en educación, salud, administración de justicia
y seguridad ciudadana, los cuales están concentrados en las grandes ciudades.
Ahora es posible superar el aislamiento y las dificultades que imponen la geografía del país. Contribuye a este propósito la creciente reducción del costo de energía – megavatio/hora – con la generación fotovoltaica con paneles solares. Se instalan muy rápido y tienen gran flexibilidad en tamaño para ubicarlos en cualquier sitio de los Andes. De igual modo aparecen los nuevos vehículos eléctricos para facilitar el transporte público con menor costo y menor impacto ambiental. Y con esta energía más barata y accesible en los ámbitos locales, se podrá instalar sistemas productivos más eficientes”.
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“Todas estas innovaciones tecnológicas posibilitarán el mayor progreso humano y la reducción de las desigualdades sociales y regionales. El acceso generalizado por toda la población de esta nueva canasta de bienes y servicios, facilitará el ejercicio de la creatividad y el arte, se dispondrá de más tiempo para profundizar los conocimientos, se ampliarán las redes sociales y los encuentros interpersonales y contribuirá a expandir y diversificar la vida cotidiana con las actividades recreativas, festivas, religiosas y comunitarias. Y también mayor tiempo para integrarse con la naturaleza y la belleza de los paisajes. Todo ello enriquece y engrandece la experiencia humana. Al final de cuenta, esto somos, es lo más valioso que tenemos y es la razón para la cual vivimos.
El reencuentro con el centro poblado, sus montañas, sus paisajes, su colorido y con la energía telúrica de las montañas andinas, es otra manera para que los peruanos podamos desarrollarnos y volver a ocupar nuestro territorio. Las ciudades actuales tendrán que reinventarse y rediseñarse en redes de multipueblos, con espacios verdes y arborizados y sistemas radiales y vías concéntricas de transporte público de superficie. Es muy probable que estarían disponibles los recursos necesarios para financiar estos proyectos en los pueblos del Perú, porque tendrían menor costo que el valor final de los megaproyectos, actualmente cuestionados. Y, por supuesto, si se erradica la corrupción.
En esencia, el modelo de desarrollo andino consiste en organizar la unidad con la diversidad de las gentes y de los ecosistemas y lograr la sostenibilidad con la variabilidad de la economía y del clima, en base a la reciprocidad equitativa y confiable a largo plazo y la colaboración generosa de la población en el trabajo comunitario.
Gobernar el todo para vivir en armonía con todos”. Lampadia