Eduardo A. Jiménez Sánchez, Analista Económico de Macroconsult
Gestión, 05 de octubre de 2016
Cuando vemos las proyecciones para la región, nos encontramos que economías como Chile y Colombia crecerían a una tasa de 1.6% y 2.2% al cierre del 2016, respectivamente, mientras que el Perú estaría por encima de 4%. Si bien este resultado es positivo, no hay que perder de vista que el crecimiento peruano se ve influido positivamente por la puesta en marcha de nuevos proyectos mineros. Si quitamos este efecto, la realidad es más parecida a la de nuestros vecinos.
Los datos oficiales del PBI de julio muestran una situación preocupante: la parte no primaria de la economía crece apenas a 1.4%. Las razones detrás son que el sector construcción cayó 7.5%, por la caída de la inversión pública, en particular del Gobierno central, la manufactura no primaria cayó 5.9%, y el comercio creció apenas 1.2%, que no presentaba dicho resultado desde el 2009, cuando los efectos de la crisis internacional mostraban su peor cara.
Si bien no existen datos del PBI por el lado del gasto con frecuencia mensual, parece obvio que la contraparte de la pérdida de dinamismo de los sectores no primarios es la desaceleración del consumo privado. De hecho, haciendo un ejercicio de proyección para el tercer trimestre, nos en encontramos que crecería 3.2%, desempeño trimestral más bajo de los últimos siete años. La explicación más plausible para este comportamiento del consumo privado es la pérdida de confianza de las familias ante, primero, un entorno electoral complicado y, segundo, a la falta de claridad respecto a las políticas que implementará el nuevo Gobierno. Esto los hace incrementar su ahorro como precaución.
Como es de esperarse, este es un escenario negativo para el quehacer de los negocios, sea del tamaño que fueren. Enfrentan una demanda que crece cada vez menos que restringe sus posibilidades de crecimiento. Sin embargo, es de esperar que una vez aclarado el panorama respecto de la política del Gobierno, los agentes retomen la confianza y decidan volver al mercado a consumir, por lo que en el cuarto trimestre podríamos ver mejores cifras.
Para que el cuarto trimestre sea mejor, es necesario que el Gobierno retome el crecimiento de la inversión pública. Sin embargo, en el Marco Macroeconómico Multianual 2017 – 2019 revisado se pone como objetivo de défi cit 3%. Si tomamos en cuenta que el défi cit actual llega a alrededor de 3.4% (y con sesgo a seguir subiendo), el objetivo de MEF, encargado de elaborar el Marco, es poner en marcha una política fiscal restrictiva.
Como siempre, la que pagará los platos rotos del ajuste es la inversión pública, que tendría que caer en los últimos tres meses del año para cumplir el objetivo, tomando en cuenta, además, que en ese periodo es donde se gasta más según la data histórica del Gobierno.
Si bien el Perú no puede mantener un déficit alto por mucho tiempo, la reducción de este debe hacerse de a pocos para no afectar el ya debilitado crecimiento. La consolidación fiscal debe provenir de un aumento de los impuestos más que de una reducción del gasto público.