Entrevista a Jaime Reusche
Expreso, 17 de setiembre del 2025
Cristina Luna
De acuerdo a su análisis, el Perú solía ser el alumno ejemplar, junto con Chile. Sin embargo, ahora esta percepción se va debilitando, restando credibilidad en el manejo fiscal del Perú.
En diálogo con Expreso, Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, advierte que el Perú enfrenta un 2026 marcado por ausencia de medidas para elevar ingresos estructurales que ayuden a recuperar la credibilidad en su disciplina fiscal y un crecimiento limitado por la política, pese a contar con los términos de intercambio más favorables en más de 70 años.
Desde su mirada internacional, ¿cómo percibe la situación fiscal del Perú frente al presupuesto 2026?
El supuesto de crecimiento económico para el presupuesto es debatible, pero no nos genera mucho ruido. La gran ausencia es de medidas compensatorias de ingresos estructurales que vayan a la par del crecimiento del gasto público. El Congreso aprobó normas que erosionan el sistema tributario y eso genera presiones de mediano plazo sobre las cuentas fiscales. Si bien el déficit del Perú es menor que el de países como Colombia (más de 6 % del PIB), Panamá o México (más de 5 %), preocupa que aquí también se esté consolidando rigidez en el gasto. El Congreso aprobó incrementos en pensiones y beneficios que son difíciles de revertir y que no están acompañados por ingresos permanentes. El Perú tiene mejor posición relativa en la región, pero ha perdido reputación de disciplina fiscal que lo diferenciaba.
La regla fiscal fue un compromiso autoimpuesto. ¿Qué significa que el Perú no cumpla nuevamente la regla fiscal?¿La vamos a incumplir otro año más?
Así lo proyectamos nosotros, y si se incumple por tercer año consecutivo, resta credibilidad al manejo fiscal. Perú solía ser el “alumno ejemplar” junto con Chile; ahora esa percepción se debilita. El MEF sostiene que se podría cumplir este año gracias a factores como la salida del salvataje a Petroperú, que representa alrededor de 0.6 % del PBI, pero nuestros cálculos muestran que aún con ese ajuste es difícil llegar a la meta. Si se logra, sería una sorpresa positiva, pero el próximo gobierno heredará un espacio fiscal muy reducido.
¿Qué espera Moody’s del próximo gobierno peruano en este aspecto?
Lo fundamental es que mantenga la consolidación fiscal como política de Estado. El próximo gobierno tendrá muy poco espacio fiscal, pero muchas presiones sociales y políticas. Por eso necesita un gabinete técnico y cohesionado que dé confianza a inversionistas y mantenga la credibilidad en las cuentas públicas. El reto será enorme: aprovechar los términos de intercambio favorables y, al mismo tiempo, enfrentar los límites del PBI potencial de 3 %. Para crecer más se necesitan reformas que eleven la productividad, reduzcan la informalidad y fortalezcan la inversión privada. Solo así el Perú podrá diferenciarse y sostener su calificación crediticia.
El Consejo Fiscal proyecta un crecimiento cercano al 3% para 2025, mientras el MEF plantea más. ¿Qué tan realista es cada estimación teniendo en cuenta el PBI Potencial?
El debate sobre el crecimiento está muy ligado al PBI potencial. Tras la pandemia fue complicado medirlo, pero las estimaciones evolucionaron: en un momento se pensó que estaba en torno a 2.5 %, luego subió a 2.7 %, y hoy el Banco Central y otras entidades lo calculan cerca de 3 %. Eso significa que la economía peruana ya está creciendo muy cerca de su capacidad máxima sin generar presiones inflacionarias. El Consejo Fiscal, plantea 3 % proyectado para 2025. El MEF es más optimista, considera que los términos de intercambio están en niveles históricamente altos –los más favorables desde 1951–, lo cual debería impulsar la economía. Desde nuestro punto de vista, con estos términos de intercambio el Perú debería crecer fácilmente entre 4.7 % y 4.9 %. Sin embargo, la política ha actuado como freno: la incertidumbre y la falta de reformas redujeron la confianza empresarial en años anteriores, limitando la inversión privada que es el motor del crecimiento. Sin embargo, ahora vemos mayor optimismo del sector privado por los términos de intercambio favorables. Es posible crecer a tasas más altas, pero depende de que no se den sobresaltos desde la política.
¿Qué pasa con Petroperú? ¿Sigue siendo una carga fiscal?
Sí, Petroperú sigue siendo una preocupación. Desde 2015, la empresa perdió capacidad técnica por politización y el MEF ha tenido que rescatarla en varias ocasiones. Cada sol destinado a Petroperú es un sol menos para infraestructura, salud o seguridad. La herencia que recibió la nueva gerencia ha sido complicada y por eso hay que reconocer el esfuerzo que se está haciendo para darle vuelta a los malos resultados de gerencias anteriores. Se esperaba que con la refinería de Talara la empresa lograra equilibrio a finales de 2025. Vemos que se retrasará posiblemente hasta marzo de 2026, y a partir de ahí se logrará el equilibrio y repague deudas. Pero el proceso tomaría varios años y depende de que la gestión sea técnica y libre de interferencia política. Lo que debe quedar claro para la ciudadanía es que los costos de una mala gobernanza son muy reales: la factura se paga con impuestos que podrían usarse en prioridades sociales.