Andrés Balta
Perú21, 18 de junio del 2025
«Si no tuviera la convicción de que la integridad es vital y necesaria tanto para gobernar bien como para luchar contra el poder con eficacia, no escribiría sobre ella tanto en esta columna», sostiene Andrés Balta.
Si no tuviera la convicción de que la integridad es vital y necesaria tanto para gobernar bien como para luchar contra el poder con eficacia, no escribiría sobre ella tanto en esta columna.
Si no creyera que la elevación del espíritu es imprescindible para un buen político, así como para el resultado positivo en la lucha por la superación previa e interior de él como persona, para derrotar a su propio narcisismo, no escribiría de ella tanto en esta columna.
No sé cuál de los políticos peruanos tiene en la integridad su manera de sustentación ni tampoco sé cuál de ellos ha derrotado o viene derrotando a su narcisismo. Sobre tres políticos peruanos diremos que uno da la impresión (espero falsa) de que creyera que es el único empresario ético y el salvador. De otro, que solamente él luchó contra Castillo y que, gracias a él, Castillo está en la cárcel. Que él piensa que los otros no tienen nada que mostrar y que él pone sobre sí mismo todos los reflectores. Da la impresión también de que él a nadie tiene para agradecerle nada. Eso es una pena, considerando que la gratitud es un vehículo eficaz para la superación personal de todos los días. El tercero parecería sustentarse en su sentido de urgencia para luchar contra la criminalidad eficazmente y no nos ha hecho notar aún su narcisismo. Lo tendría censurado o está luchando contra él (espero que sea lo segundo).
Las personas con trastorno narcisista tienen un aire de superioridad irrazonable y necesitan constantemente la admiración excesiva de los demás. Sienten que merecen tener privilegios y recibir un trato especial. Esperan que se reconozca su superioridad, incluso sin haber logrado nada. La buena noticia es que contra ese trastorno de la personalidad se puede luchar con el tratamiento de la psicoterapia. A los políticos peruanos les pido hacer psicoterapia cuanto antes (activa y preventiva), en todo el año electoral y para siempre. No solamente nuestros políticos tienen que curarse de narcisismo, sino también de la neurosis de poder que siempre los acecha y corrompe.
Finalmente, si los políticos peruanos gustan de ejemplos exitosos y actuales, podrían ellos mirar y admirar la sustentación ética de Javier Milei y su equipo. Su integridad y fortaleza espirituales empujaron su éxito electoral rotundo, así como sus indiscutibles y exitosísimos logros de gobierno. Javier Milei, a todas luces, sí que es un emancipado de narcisismo y de neurosis de poder. Él ha hecho de la ética en el poder y de las fuerzas de Dios una megatendencia mundial.