Andrés Balta
Perú21, 8 de mayo del 2025
«La vida nos dio la lección de no soltar las riendas de la cultura y abrazar permanentemente la batalla de las ideas».
Los adversarios, y especialmente los enemigos de Occidente, nos quieren tibios, timoratos y sobre todo pesimistas, callados y cobardes. Su marxismo cultural tuvo un éxito indudable, pero ya se dejó a un lado el mutismo y se empezó a hacer exactamente lo contrario. Hoy se levanta la voz transparente y frontal, en el terreno de las ideas. Hoy se pone fuerza, volumen y entereza a las convicciones porque ellas pagan y pagan bien. Hoy, sin miedo, vamos y empujamos hacia adelante porque sabemos que de forma indirecta o blanda no impacta, ni paga, ni se entiende. Hoy empezamos a gritar que el victimismo no sea la identidad de nadie, resurgiendo la frase de José de San Martín que decía que “un solo hombre gritando hace más que cien mil callados”. La vida nos dio la lección de no soltar las riendas de la cultura y abrazar permanentemente la batalla de las ideas. Con esa fuerza y el péndulo de la historia regresaremos más allá de donde estuvimos, antes de la arremetida zurda y estatista de nuestro tiempo.
En ese contexto, hace pocos días, en señal abierta argentina, Jesús Huerta de Soto, economista español, profesor de la escuela austriaca, autocalificado anarquista de propiedad privada, y Javier Milei, el primer presidente libertario del mundo, explican que si mientras vas yendo, vas reduciendo el Estado al mínimo y ese mínimo es tu objetivo, entonces, eres un “minarquista”. Y si tu objetivo es continuar reduciéndolo hasta desaparecerlo, apoyando la vida, la libertad y la propiedad. Y si, adicionalmente crees que esos derechos naturales y la justicia serán solventados y suministrados por la acción humana, la función colaborativa del mercado y la espontaneidad de las personas, entonces eres un anarcocapitalista o anarquista de propiedad privada o un libertario.
Estamos empezando a interiorizar que somos íntimos amigos del comercio y creyentes fervientes y firmes en que la compraventa no suma cero, sino que es el mejor mecanismo de inclusión y colaboración jamás inventado de multiplicación pacífica de la riqueza. Hemos empezado a tener la convicción total que la pobreza no tiene causas porque es el estado natural de no hacer nada y que más bien es la riqueza la que tiene causas y son ellas las que debemos perseguir con denuedo, a cara pelada. Finalmente, ya queremos desanudar las fuerzas detenidas de la sociedad, así como devolver a los ciudadanos su dinero, desregular sus actividades y detener la coerción y los impuestos.
Esas ideas ya están sobre la mesa del mundo y el toro ya está en la plaza. Digamos, cada uno, sin tapujos, “que venga el Estado, lo quiero enfrentar”.