El señor Sing Kong Lee, Director del Instituto Nacional de Educación de Singapur, explica en el siguiente vídeo de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, las fases de la revolución educativa de su país, enfatizando cómo las políticas públicas se han ido nutriendo de las demandas de la sociedad, tanto de Singapur como del exterior, y acomodándose a las expectativas futuras sobre las capacidades necesarias para el trabajo. Singapur ocupa uno de los primeros lugares en el ranking global de Calidad Educativa elaborado por Foro Económico Mundial.
Primera fase de evolución del sistema educativo de Singapur
Obtuvimos nuestra independencia en 1965. En ese tiempo la situación del país estaba en un escenario muy difícil. Teníamos un desempleo muy alto, el nivel de alfabetismo era muy bajo y también muchas dificultades sociales que el gobierno tenía que enfrentar. Por eso en la primera fase de desarrollo del sistema educativo, desde 1965 hasta 1979, el énfasis estuvo literalmente en construir el conocimiento y habilidades de la población con la finalidad de hacerlos empleables, que tuvieran la oportunidad de encontrar un trabajo simple. Entonces nuestro énfasis fue la alfabetización y el desarrollo de habilidades matemáticas.
Segunda fase de evolución del sistema educativo de Singapur
A fines de los 70′ y dentro de los 80′, hubo un tremendo progreso con muchas compañías multinacionales llegando a Singapur a establecerse en la áreas de manufacturas y producción. Como resultado, estas empresas requerían del poder humano para sustentar sus actividades, entonces cambiamos la educación de una fase de sobrevivencia a una de eficiencia. En esta fase, los estudiantes ya no reciben solamente los fundamentos básicos sino que son provistos de oportunidades para una educación vocacional y técnica, que los equipaba con las habilidades y el conocimiento que podían apoyar a las industrias establecidas en Singapur.
Tercera fase de evolución del sistema educativo de Singapur
Llegando a mediados de los 90′ notamos que el mundo había cambiado, de una economía basada en la industria a una basada en el conocimiento. En una economía basada en el conocimiento, hay una necesidad de diferentes recursos y atributos que queremos ver en nuestros estudiantes. Estos atributos son que cualquier conocimiento o habilidad que tuvieran serían recursos en la medida que pudieran ser traducidos en aplicaciones. Empezando en 1997, nos cambiamos de una educación que apuntaba a la eficiencia hacia una que se enfocaba en las habilidades. En este tipo de educación, a pesar de que hay diferencias en las habilidades de cada niño, queremos que cada niño abrace una habilidad. Entonces cambiamos nuestro currículum, para que puedan expresar su habilidad. Hemos ido por distintas fases y nuestra necesidad de ir a través de esto es que el sistema educativo se corresponde con el desarrollo externo para que los estudiantes que pasen por nuestra educación en las diferentes fases satisfagan las necesidades de los nuevos escenarios. Tenemos que evolucionar para alcanzar las demandas del siglo XXI.
Desafíos de la educación para el siglo XXI
Los desafíos para el siglo XXI son literalmente las incertidumbres respecto de cómo nuestro entorno va a evolucionar. Un ejemplo muy simple es pensar que si tu hijo o hija entra a la escuela hoy se graduará en 20 años. ¿Cuál será el entorno dentro de 20 años? Si comparas la actualidad con mediados de los 90′ muchos trabajos que forman parte de nuestro entorno no existían entonces. Entonces la pregunta es ¿qué tipo de nuevos trabajos habrá en 20 años más? Es difícil de responder. Entonces la clave de hoy es pensar en cómo educar a nuestros niños hoy y darles los fundamentos que les permitirán alcanzar las demandas de nuevos escenarios. En Singapur identificamos cuatro atributos para alcanzar esta meta en un entorno de cambio constante: El estudiante debe alcanzar un alto nivel de confianza, debe ser un aprendedor autodidacta, debe ser un contribuyente activo de la sociedad, y un ciudadano preocupado. Creemos que sí podemos construir esos atributos en el niño cuando crezca, en 20 años más, podrá enfrentar las demandas de ese nuevo escenario. Que ese niño será un aprendedor de por vida, capaz de aprender y reaprender nuevas habilidades para las demandas de nuevos escenarios, que estarán cambiando siempre.