En esta segunda parte de la entrevista al doctor Richard Webb Duarte, el presidente del Instituto del Perú y ex presidente del BCR demuestra que sí es posible que los pueblos andinos desarrollen una vida próspera combinando sus tradiciones con la modernidad, y que también pueden coexistir muy bien con la minería moderna.
¿Ve usted la posibilidad de desarrollar una vida rural próspera que combine tradiciones y modernidad?
Se ve por todos lados cuando uno va. Una cosa más simpáticas que descubrí es que al pueblito donde iba, en el mercado, hay una venta enorme de DVDs. Tú ves las estadísticas de las encuestas de hogares y una proporción bien alta de la población ya tiene electricidad en su casa, más de la mitad – 60% u 70% creo que es -, y muchos tienen DVD. La gente compra DVD en los mercados y gran parte de los DVD no son copias piratas de películas extranjeras, sino son DVD fabricados localmente, de sus propias músicas y sus propias bailarinas. Estoy seguro que eso está potenciando sus tradiciones, porque para eso las chicas se ponen sus vestidos, van, se paran junto al río y cantan su huayno con el agua corriendo detrás, hay patrones así. Pero eso está pasando al mismo tiempo que están llegando las músicas de afuera, etc. etc. Pero uno ve las dos cosas, una especie de fusión bárbara que se está dando, que incluye un redescubrimiento. Una de las cosas que ahora es ahora parte de la vida típica rural es el número de emigrados que regresan a sus fiestas anuales. Antes los viajes eran de 18 a 20 horas, era más difícil, pero hoy día la mayor parte puede llegar. Puedes ir a un pueblito tan perdido como Sara Sara, en Ayacucho, en 8 horas, en bus directo. En Acobamba, que es un pueblo de Huancavelica, capital de una provincia que se llama Acobamba, hay dos buses diarios directos a Lima. Un pueblito de 7,000 personas o algo así, dos buses diarios a Lima y vas en bus cama. Entonces la gente emigrada va con una comodidad nueva y además con la plata que tienen acá (en Lima), y quieren que sus hijos sepan cómo eran sus tierras, etc. No tengo ningún dato sobre esto, es pura imaginación en base a lo que he estado viendo, pero lo que yo creo que estoy viendo es un resurgimiento de cariño, de interés, y de involucrarse en ciertas formas. Para empezar las fiestas, pero también muchas veces con ayudas de un tipo u otro. Entonces la gente busca esas cosas, incluso la gente que ya está emigrada. Pero la gente de ahí participa. Creo que hay, no diría un renacimiento – que es algo muy fuerte -, pero sí creo que se están revigorizando todos los aspectos de las culturas y las historias locales.
¿Cree usted que es compatible el desarrollo rural andino con la minería moderna?
Yo creo que no hay ningún problema. La minería moderna casi no ocupa espacio. Se usan mentirosamente, con mala intención, las estadísticas de todas las hectáreas que han sido concesionadas, 90% o algo así, pero se solo porque buscan por todos lados. Cuando se encuentra mineral y se hace una gran mina, esa gran mina puede ser un 1% a lo más. Probablemente el 0.01% de una provincia. Entonces, territorialmente la gran minería es poco, es poco invasiva, y cuando es una minería moderna, en el tema de los efectos ecológicos, creo que hay mucho margen para sentirse seguro. Hay minería moderna donde tú veas: en Estados Unidos, en Inglaterra, en Australia, en Canadá, en los países nórdicos, en cualquier país moderno hay minería moderna, y es gente súper preocupada por lo ecológico. Ellos mismos son los primeros policías de las buenas costumbres, de la fiscalización de esta minería, y eso lo extienden a las inversiones que esas compañías hacen en países como el Perú. Entonces yo sí creo, aparte que además trae algo de trabajo y fondos, y ayuda en general.